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Revista Trabajo Social Facultad de Ciencias Sociales A G O S T O 74 20 08 PONENCIAS Desigualdad global, poder y el mundo unipolar: implicancias para la educación en Trabajo Social PHD. JAMES MIDGLEY El mundo unipolar y la inequidad en el Trabajo Social Comentario a la ponencia central de James Midgley Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo Social Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PHD. ALDO MASCAREÑO Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PROF. SAÚL KARSZ PHD. TATSURO AKIMOTO Ética pública Trabajo Social, capitalismo y mundo unipolar PHD. ADELA CORTINA Comentario a la ponencia central de James Midgley PHD. ANA ELIZABETE MOTA Demandas globales para Trabajo Social Comentario a la ponencia central de James Midgley PHD. VISHANTIE SEWPAUL El orden social contemporáneo como desafío central PHD. JOSÉ PAULO NETTO Más allá del análisis de la pobreza: narrativas desatendidas en el pensamiento marxista Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PHD. LENA DOMINELLI desde una perspectiva dialógica Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo tardío Comentario a la ponencia central de Adela Cortina PHD. TERESA MATUS ARTÍCULOS La espiritualidad ¿Una herramienta de sanación o un factor agravante? La violencia doméstica en las comunidades religiosas PHD. MARCIANA POPESCU & PHD. RENE’ DRUMM Mejoramiento de las oportunidades de vida de los niños que necesitan cuidado fuera del hogar: Algunas lecciones de un estudio transnacional dirigido a profesores e investigadores de Trabajo Social PHD. JUNE THOBURN Reconfigurando a los padres Escuela de Trabajo Social Análisis de estudios locales desde una perspectiva internacional PHD. LENA DOMINELLI ISSN 0716-9736 SANTIAGO / CHILE Facultad de Ciencias Sociales A G O S T O 74 20 08 PONENCIAS Desigualdad global, poder y el mundo unipolar: implicancias para la educación en Trabajo Social PHD. JAMES MIDGLEY El mundo unipolar y la inequidad en el Trabajo Social Comentario a la ponencia central de James Midgley PHD. TATSURO AKIMOTO Trabajo Social, capitalismo y mundo unipolar Comentario a la ponencia central de James Midgley PHD. ANA ELIZABETE MOTA Demandas globales para Trabajo Social Comentario a la ponencia central de James Midgley PHD. VISHANTIE SEWPAUL El orden social contemporáneo como desafío central PHD. JOSÉ PAULO NETTO Más allá del análisis de la pobreza: narrativas desatendidas en el pensamiento marxista Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PHD. LENA DOMINELLI Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo Social Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PHD. ALDO MASCAREÑO Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto PROF. SAÚL KARSZ Ética pública desde una perspectiva dialógica PHD. ADELA CORTINA Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo tardío Comentario a la ponencia central de Adela Cortina PHD. TERESA MATUS ARTÍCULOS La espiritualidad ¿Una herramienta de sanación o un factor agravante? La violencia doméstica en las comunidades religiosas PHD. MARCIANA POPESCU & PHD. RENE’ DRUMM Mejoramiento de las oportunidades de vida de los niños que necesitan cuidado fuera del hogar: Algunas lecciones de un estudio transnacional dirigido a profesores e investigadores de Trabajo Social PHD. JUNE THOBURN Reconfigurando a los padres Escuela de Trabajo Social Análisis de estudios locales desde una perspectiva internacional PHD. LENA DOMINELLI Revista Trabajo Social Agosto / No 74 / 2008 FICHA TÉCNICA La Revista de Trabajo Social es una publicación semestral de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile. Revista fundada en 1970. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando la fuente. ISSN 0716-9736 Santiago/ Chile. DIRECTORA RESPONSABLE Mg. Margarita Quezada Venegas EDITORA PhD. © Carolina Muñoz Guzmán COMITÉ ASESOR EDITORIAL Mg. Margarita Quezada Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica, mquezada@uc.cl Mg. Fabiola Cortez-Monroy Sub- Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica, fcortezm@puc.cl PhD. Teresa Matus Académica Escuela de Trabajo Social UC, tmatus@uc.cl Mg. María Olga Solar Silva Académica Escuela de Trabajo Social UC, msolar@uc.cl PhD. Rodrigo Flores Académico Escuela de Trabajo Social UC, rfloresu@uc.cl Mg. Liliana Guerra Académica Escuela de Trabajo Social UC, ldguerra@uc.cl PhD. Pablo Salvat Académico Departamento Ciencias Políticas y Gobierno UAH psalvat@uahurtado.cl PhD. Aldo Mascareño Director Departamento Sociología Universidad Alberto Hurtado amascaren@uahurtado.cl PhD. Leonardo Onetto Académico Escuela de Trabajo Social Universidad Católica de Valparaíso loneto@ucv.cl COMITÉ ASESOR INTERNACIONAL Mg. Maestra Graciela Casas Torres Escuela de Trabajo Social UNAM, direccion.trabajosocial@gmail.com PhD. Lena Dominelli School of Applied Social, lena.dominelli@durham.ac.uk PhD. Edward Lawlor George Warren Brown School of Social Work, Washington University in St. Louis, elawlor@wustl.edu PhD. James Midgley University of California, Berkeley, midg@berkeley.edu PhD. José Paulo Netto UFRJ Brasil, jpnetto@uol.com.br Prof. Alberto Parisi, Universidad Nacional de Córdoba, maestria@ets.unc.edu.ar PhD. Ana María, Quiroga ISER Río de Janeiro PhD. Margarita Rozas Universidad de la Plata, tsocial@isis.unlp.edu.ar Prof. Saúl Karsz Asociaciación Prácticas Sociales de París, saul.karsz@wanadoo.fr PhD. Luis Zayas Professor George Warren Brown School of Social Work, Washington University in St. Louis, lzayas@wustl.edu PhD. Clifton David Hollister School of Social Work, University of Minnesota, dhollist@umn.edu PhD. Alberto Godenzi Dean School of Social Work Boston College, godenzi@bc.edu PhD. Dario Menanteau Social Work, University of Minnesota, dmenante@umn.edu PhD. James Lubben Director PhD. Program School of Social Work Boston College, lubben@bc.edu DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Departamento de Diseño de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos IMPRESIÓN Salviat Impresores Escuela de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales Universidad Católica de Chile, Campus San Joaquín Vicuña Mackena 4860, Teléfono 0056-2-3544606, Fax 0056-2-3544667 www.trabajosocialuc.cl Escuela de Trabajo Social Pontificia Universidad Católica de Chile Sumario Editorial 7 Mensaje de S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en el 33º Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social President of the Republic, Michelle Bachelet speech in the 33º Schools of Social Work World Congress PONENCIAS 13 Desigualdad global, poder y el mundo unipolar: implicancias para la educación en Trabajo Social Global inequality, power and the unipolar world: implications for Social Work education PHD. JAMES MIDGLEY 19 El mundo unipolar y la inequidad en el Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de James Midgley The unipolar world and inequality in Social Work. Comment to James Midgley’s central conference PHD. TATSURO AKIMOTO 23 Trabajo Social, capitalismo y el mundo unipolar. Comentario a la ponencia central de James Midgley Social Work, capitalism and the unipolar world. Comment to James Midgley’s central conference PHD. ANA ELIZABETE MOTA 27 Demandas globales para Trabajo Social Comentario a la ponencia central de James Midgley Global demands for Social Work. Comment to James Midgley’s central conference PHD. VISHANTIE SEWPAUL 31 El orden social contemporáneo como desafío central The contemporary order as central challenge PHD. JOSÉ PAULO NETTO 47 Más allá del análisis de la pobreza: narrativas desatendidas en el pensamiento marxista. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Beyond poverty analyses: unheard narratives in Marxist thought. Comment to José Paulo Netto’s central conference PHD. LENA DOMINELLI 51 Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Equality, Social Welfare State and Social Work Comment to José Paulo Netto’s central conference PHD. ALDO MASCAREÑO 57 Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Marxism, Psychoanalysis and Social Work. Comment to José Paulo Netto’s central conference PROF. SAÚL KARSZ 63 Ética pública desde una perspectiva dialógica Public ethic from a dialogical perspective PHD. ADELA CORTINA 71 Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo tardío. Comentario a la ponencia central de Adela Cortina Dulle Griet’s allegories in the late capitalism. Comment to Adela Cortina’s central conference PHD. TERESA MATUS ARTÍCULOS 83 La espiritualidad. ¿Una herramienta de sanación o un factor agravante? La violencia doméstica en las comunidades religiosas Spirituality: a healing tool or an aggravating factor? Domestic violence in faith communities PHD. MARCIANA POPESCU Y PHD. RENE’ DRUMM 95 Mejoramiento de las oportunidades de vida de los niños que necesitan cuidado fuera del hogar: Algunas lecciones de un estudio transnacional dirigido a profesores e investigadores de Trabajo Social Improving the life chances of children who need out-of-home care: some lessons from a crossnational study for Social Work professors and researchers PHD. JUNE THOBURN 107 Reconfigurando a los padres. Análisis de estudios locales desde una perspectiva internacional Reconfiguring fathers: interrogating local studies in an international arena PHD. LENA DOMINELLI Editorial La REVISTA TRABAJO SOCIAL de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile reinicia su publicación periódica presentando las discusiones más fructíferas del 33º Congreso Mundial de Trabajo Social realizado en Chile el año 2006, con el patrocinio de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW), la Corporación Chilena para la Enseñanza del Trabajo Social (ACHETS) y la Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social (ALAETS). La organización de este evento se propuso desplegar en sus ponencias centrales diversos puntos de vista teóricos, disciplinares e ideológicos en torno al tema central del congreso: “Crecimiento y desigualdad: escenarios y desafíos para el Trabajo Social del siglo XXI”, convocatoria que junto con reunir expositores del más alto nivel mundial, produjo complejas discusiones apreciadas por los más de mil académicos participantes, que representaban a diversas escuelas de trabajo social del globo. Sumado a lo anterior, el Congreso fue inaugurado por la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuyas palabras de apertura inician también la discusión sobre trabajo social de este número. Son precisamente las ponencias centrales del Congreso y los comentarios a las mismas, las que concentran la presentación de esta edición, desde la postura radical de José Pablo Netto, comentadas por Aldo Mascareño, Lena Dominelli y Saúl Karsz, la compleja discusión ética generada por Adela Cortina y la respuesta de Teresa Matus, hasta la ponencia de James Midgley en torno al “mundo unipolar” y las críticas respuestas de Tatsuro Akimoto, Ana Elizabete Mota y Vishanthie Sewpaul. Estas son, indudablemente, discusiones sin precedentes en un contexto espacio-temporal simultáneo, difíciles de replicar y que merecen ser resguardadas en un medio de circulación académica y profesional como la revista Trabajo Social, con el objeto de enriquecer y contribuir a la reflexión del trabajo social disciplinar. Es tras este último objetivo que recientemente el comité editorial de la revista ha diseñado un sistema de evaluación de pares para la selección de los artículos publicados, similar al que se usó para seleccionar los artículos presentados en el 33º Congreso Mundial de Trabajo Social; ha ampliado el comité editorial internacional y ha establecidos nuevos vínculos internacionales para no sólo extender los circuitos de llegada de la revista, si no también abrir al mundo académico internacional del trabajo social la posibilidad de contribuir y enriquecer con sus investigaciones las publicaciones periódicas de Trabajo Social. Una muestra de lo anterior son los últimos tres artículos publicados en esta edición, con un énfasis en investigación aplicada en áreas de la familia, reflejando los esfuerzos que la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica viene realizando desde hace ya más de quince años, por consolidar un saber acumulado sobre la intervención en familia. Los artículos publicados presentan interesantes hallazgos transnacionales sobre el rol parental, la violencia doméstica y el cuidado de niños en instituciones residenciales; y vienen a enriquecer la intervención social del trabajo social. Indudablemente, este número de Trabajo Social reúne un panorama internacional sobre discusiones emergentes, así como preocupaciones tradicionales por el saber en la disciplina, y convoca a los profesionales y académicos a producir conocimiento y difundirlo por este medio. Margarita Quezada Directora ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 7-11 Mensaje de S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en el 33º Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social President of the Republic, Michelle Bachelet speech in the 33º Schools of Social Work World Congress SANTIAGO, 28 DE AGOSTO DE 2006 Yo como Presidenta de la República de Chile y ustedes como trabajadores sociales de estos 72 países hoy día aquí representados, estamos trabajando por lo mismo, por hacer de este mundo, un mundo mejor, por hacer de cada uno de nuestros países un país más humano, más justo, más igualitario, un país donde cada uno de sus habitantes sienta que vale la pena vivir en él. Y es por eso que quiero decirles colegas, porque estamos en el mismo trabajo, que sigamos trabajando con mucha fuerza por un mundo mucho mejor. Yo quiero darles con mucha alegría una gran bienvenida a Chile, y quiero enviar un abrazo muy afectuoso a todos los trabajadores y trabajadoras sociales del mundo hoy día aquí presentes. Y a través de ustedes, nuestro aprecio a todos quienes están día a día en la primera línea, en la lucha contra la pobreza, contra la exclusión y contra la desigualdad social. Relevancia de este congreso Ustedes han decidido convocar a este encuentro mundial para reflexionar sobre un tema muy relevante, el tema es Crecimiento y Desigualdad: escenarios y desafíos para el Trabajo Social del siglo XXI. Con ello, ustedes están haciéndose cargo de uno de los temas, de verdad, más urgentes y más relevantes del mundo actual en el ámbito de lo social: cómo hacer que el crecimiento económico vaya de la mano con la inclusión de todos en sus beneficios. Cómo hacer que el enorme esfuerzo de creatividad, de emprendimiento y de trabajo que las personas realizamos en todos los países, que se expresa en crecimiento económico, vaya acompañada de un esfuerzo igualmente extraordinario para ir haciendo realidad, en cada una de las regiones y naciones del planeta, el imperativo ético y social de un desarrollo humano justo y sostenible que a todos incluya. Y para ello es imprescindible confrontar la realidad sin eufemismos y sin rodeos. En nuestra época, hemos llegado a tener los recursos económicos, técnicos y científicos que permitirían por primera vez asegurar el bienestar de toda la humanidad. Por eso mismo es que cada día, cada día que pasa se hacen más injustificables las extremas desigualdades que caracterizan al mundo actual, donde más de 1.100 millones de personas viven en el planeta con un dólar o menos al día, y cerca de 2.700 millones con menos de dos dólares al día, y donde, a su vez, el 10% más afortunado de la población mundial concentra alrededor del 70% de la riqueza globalmente creada. Es, asimismo, intolerable la persistencia de lacras como la extrema pobreza, el hambre o la muerte de millones de seres humanos en el mundo por enfermedades que pueden prevenirse o que pueden curarse. Hacerse cargo de éstas y de muchas otras realidades y asumir el imperativo de cambiarlas, como ustedes lo están haciendo en este encuentro, es un paso imprescindible, pero sólo un paso para avanzar hacia su superación. 7 El otro paso, sobre el cual también ustedes están reflexionando en este Congreso, es el que permite avanzar del diagnóstico a la acción. Yo, en lo personal, estoy convencida que no hay trade-off entre crecimiento y equidad, que no es un dilema real. Que uno no tiene que optar por uno o por el otro. Que es perfectamente posible aspirar a países que crezcan y que también crezca la igualdad y la equidad. Que es posible crecer y la vez crecer con más igualdad. Que es necesario hacerse cargo de todas las desigualdades, y aquí en Chile yo planteé durante mi campaña el lema que era “Chile somos todos”. El asumir que si bien en los 16 años de democracia hemos logrado reducir la pobreza del 40% que había en el año 90, a un 18% que hay hoy día, ésta cifra aún no nos satisface, nos parece que debemos continuar avanzando con mucha fuerza, pero también la certeza que en nuestro país, con todo lo que hemos avanzado, persisten desigualdades, y una que, sin duda, va a ser mayoritariamente tema de este encuentro, es el de las desigualdades en la distribución el ingreso. Pero también hay otras desigualdades que como país queremos ir luchando en contra de ellas, desigualdad del punto de vista de género, desigualdades de oportunidades en cuanto a la edad, en cuanto a la etnia originaria, en cuanto a ser parte de un país en lo rural o en lo urbano, en cuanto a ser parte del centro de la ciudad o las regiones. Es decir, de un conjunto de desigualdades que persisten en Chile y que estamos tratando de atacar todas ellas para hacer de este país, un país en que realmente cada uno de sus habitantes diga: Chile somos todos, soy parte de este país y tengo las mismas oportunidades que otros. Y Chile y mi Gobierno estamos trabajando, como decimos nosotros, a toda máquina, a todo vapor, en la implementación y el fortalecimiento de políticas públicas y programas sociales orientados a asegurar igualdad de derechos y oportunidades, de modo que, como a mí me gusta decir, el país siga creciendo, pero sin dejar de incluir y siga incluyendo sin dejar de crecer. En eso también quiero ser muy clara, y la experiencia de la democracia chilena lo está demostrando: estoy convencida que crecimiento económico y la inclusión social no son metas que puedan contraponerse. Por el contrario, crecimiento e inclusión, y crecimiento o equidad, deben complementarse desde la mirada amplia del bien público, la mi8 rada generosa hacia quién más lo necesita y la mirada severa hacia los intereses corporativos que obstaculizan a la vez el progreso económico y el progreso social. Por una parte, es claro que el crecimiento económico es la base indispensable del bienestar social. Y en esta cuestión, sencillamente, no hay atajos. Y, por otra parte, sólo es posible y ético, a comienzos del siglo XXI, que ese crecimiento esté basado en la extensión del trabajo digno y con derechos, adecuadamente remunerado, así como acompañado por servicios públicos que garanticen los derechos fundamentales de todos. El crecimiento económico debe ir, pues, a la par con la equidad social y de género, el respeto a la diversidad, la articulación democrática de la sociedad y la sustentabilidad medioambiental. Para lograrlo, es indispensable diseñar, implementar y evaluar políticas sociales en las que logren converger el esfuerzo del sector público y de la comunidad organizada, donde los beneficiarios de las políticas sean también actores de su creación, ejecución y evaluación. Si queremos avanzar en equidad, tenemos que avanzar en participación ciudadana; si queremos avanzar en equidad, debemos también profundizar la democracia. Las personas que son parte de un país cada vez más democrático, no quieren ser objetos de políticas públicas, quieren también ser sujetos, poder entregar sus propuestas, enriquecerlas y poder ser co-partícipe en el desarrollo de una sociedad más democrática. Yo estoy convencida que las políticas públicas no sólo tienen mayor legitimidad, sino que tienen mayor calidad si los ciudadanos son parte importante también, no sólo lo hará el diagnóstico, sino también en que tomemos en consideración las propuestas que de ellos pueden nacer. Políticas sociales y Trabajo Social En este contexto, las trabajadoras y los trabajadores sociales tienen la particularidad y la ventaja comparativa, respecto de otras profesiones, de realizar sus intervenciones con una mirada que permite comprender los problemas y las potencialidades de las personas, de sus familias y de las comunidades, así como el contexto social más amplio que puede favorecer u otras veces limitar las oportunidades del desarrollo. MENSAJE DE S.E. LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA, MICHELLE BACHELET, EN EL 33º CONGRESO MUNDIAL DE ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL La virtud del trabajo social es que trabaja en cada uno de estos ámbitos; pero también lo hace en las intersecciones que existen entre ellos, lo que facilita y favorece intervenciones de carácter integral, tan necesarias para avanzar en la efectiva superación de la pobreza y la vulnerabilidad social. Si algo hemos aprendido en estos 16 años de democracia, si algo hemos hecho bien, es que en muchos programas la manera de mirar cómo abordamos ello, es desde una mirada integral, y esa es, a nuestro juicio, la manera de avanzar también en poder lograr mayor igualdad. Esa visión de las intervenciones sociales es la que aportan los trabajadores sociales en los equipos multidisciplinarios en los que se insertan. Por eso ustedes desarrollan un papel prioritario en dichos equipos, superando la visión sectorial -muchas veces estrecha- de los especialistas; y poniendo en el centro de las discusiones, las propuestas y las intervenciones, la perspectiva de los destinatarios de dichas acciones. Por otra parte, la extensa experiencia práctica, de terreno, de los trabajadores sociales, los convierte, a su vez, en la voz de los beneficiarios, cuya perspectiva comparten, tanto en el diseño como en la implementación de los más diversos programas y políticas sociales. Quiero destacar este último punto. El Trabajo Social hoy en día en Chile aporta a las políticas públicas no sólo en su implementación, sino también, y en forma creciente, en su diseño y evaluación. Las Escuelas de Trabajo Social Recoger la experiencia práctica del trabajo social, sistematizarla, compartirla y difundirla críticamente, es un ejercicio indispensable para el mejoramiento y perfeccionamiento continuo de los programas y políticas sociales. En esta tarea, la labor de las escuelas formadoras de trabajadores sociales, es de la mayor relevancia. Felicito que se haya hecho justicia en nuestro país y que se haya devuelto el rango universitario a la carrera de Trabajo Social, que sin duda ha avanzado en su configuración disciplinaria. Las Escuelas de Trabajo Social están atentas a las experiencias en las que los profesionales participan, facilitan las metodologías y los modelos que permiten aprender de dichas experiencias, acumulan conocimiento acerca de la realidad y cómo modifi- carla a partir de la implementación de programas y políticas sociales, comunicando a otros profesionales y disciplinas sus hallazgos y sus aprendizajes. Deben mantenerse al día y observantes respecto de los rápidos cambios que van experimentando las sociedades. Y, a la vez tienen que aportar en la orientación de nuevas formas de enfrentar con éxito los problemas sociales y superar la exclusión de los grupos más pobres y vulnerables de nuestras sociedades. La formación de los trabajadores sociales no es sólo una formación de aula. Es una formación que se despliega inserta en la realidad, que desde los inicios propicia y fomenta la experiencia práctica. Es una formación que no se centra únicamente en el conocimiento acumulado o en la teoría desarrollada. Es una formación de las habilidades y destrezas necesarias para efectivamente trabajar directamente con las personas, familias y comunidades en su propio contexto social. Y, al mismo tiempo, es una formación para algo que cada día es más importante, para articular redes de apoyo y para trabajar con otras disciplinas, muchas veces muy diferentes al Trabajo Social. Cuánto ha avanzado el Trabajo Social desde Mary Richmond hasta nuestros días. Por suerte, dirán ustedes, me imagino. Desde aquella mirada filantrópica y asistencialista; pasando por la perspectiva promocional del proceso de reconceptualización de los años 60, hasta la configuración... Si una Presidenta viene acá, lo mínimo es que estudie un poquito, ¿no les parece? Bueno, hasta toda la configuración disciplinaria que hoy día tienen ustedes. Esta Conferencia Internacional de Escuelas de Trabajo Social permitirá compartir valiosas experiencias entre sus participantes, aprender unos de otros, acumular dichos aprendizajes y, seguramente, algo que siempre es fundamental después de este tipo de instancias, construir redes que darán sus frutos a lo largo del tiempo. Y, en ese sentido, yo quisiera decirle al presidente Abye Tasse, él decía que me agradecía por estar acá. Lo que usted no sabe es que yo espero que parte de la tarea me la hagan ustedes y que me entreguen muchas experiencias de cómo seguimos también avanzando en la lucha contra la pobreza, en la lucha por un país más justo. Algo de mi propia experiencia Pero quiero contarles algo de mi vida personal. A lo largo de mi vida profesional y pública, yo soy médi9 co, he aprendido a valorar de manera muy directa la gran contribución de las trabajadoras y trabajadores sociales, en distintas épocas y en variados ámbitos de mi vida. Ya como estudiante de Medicina, pude darme cuenta del aporte de las y los trabajadores sociales, asociados en los equipos de salud, en el común empeño de poder lograr que la Medicina Social fuera parte de ese país que soñaba con una sociedad más justa. Después, en tiempos de oscuridad y persecución, me reencontraría con ellas y ellos, trabajando en nuevos equipos interdisciplinarios que asumíamos la tarea de luchar contra las peores formas de exclusión y por reparar en cuanto fuese posible sus devastadores efectos en las personas. Y en la democracia recuperada, trabajando en Salud y en Defensa Nacional, volvería a reencontrarme con las trabajadoras y trabajadores sociales, diseñando y ejecutando ahora innovadoras políticas sociales, para ir construyendo un país más justo y más incluyente. Los gobiernos democráticos, además, hemos contado con el gran aporte de ministras y subsecretarias pertenecientes a esta profesión, así como también se han destacado diputadas, jefes de servicios y muchos profesionales trabajando en nuestro gobierno por el desarrollo del país. Palabras finales Porque el “salto al desarrollo” lo tenemos que alcanzar de manera inclusiva, con la participación y en beneficio de todos, uno de los objetivos prioritarios de mi gestión gubernamental es la instalación progresiva de un sistema de protección social para todos los chilenos y chilenas, desde que nacen, hasta la vejez. Mi gobierno dura cuatro años, y yo he planteado cuatro grandes transformaciones que apuntan a este gran objetivo. Y, por cierto, una serie de otras áreas fundamentales. posible de salas cuna y jardines infantiles, es decir, de educación preescolar de cero a cuatro años y en adelante, de manera que nuestros niños puedan aprender a desarrollar todas sus capacidades desde el comienzo, las madres que quieran trabajar puedan insertarse y puedan apoyar en desarrollar sus familias y sus comunidades. Pero también he dicho igualdad a la llegada. Por cierto, la educación en todos sus niveles, hasta la educación superior. Uno de los problemas aún no resueltos en nuestro país es tener a nuestros adultos mayores, a nuestros abuelos y abuelas, con vejez digna y decente. Y por eso, otro de los grandes ejes de mi trabajo para consolidar realmente este sistema de protección social, es la reforma al sistema de pensiones, de manera que en Chile todas y todos puedan tener pensiones dignas y decentes, para que aquellas personas que han entregado su aporte, su compromiso a nuestra sociedad, a nuestras familias, puedan tener una vejez digna y decente. Un tercer gran aspecto es el salto al desarrollo a través de un apoyo muy fuerte a la innovación y al emprendimiento, de manera que podamos seguir creciendo en la economía, podamos generar trabajo, pero no cualquier tipo de trabajo, no trabajo precario, sino trabajo digno y decente y mejor remunerado. Y, por tanto, ese también es un gran eje de transformación. Y el cuarto tiene que ver con la calidad, con la calidad de vida, en ciudades más amables, más seguras, más integradas, que no segreguen. Una pelea muy fuerte contra la segregación en nuestras ciudades, contra la exclusión. Y, por cierto, programas fuertes en términos de políticas de vivienda, de salud, en fin, de todos los elementos que permitan que cada uno de los chilenos puedan sentir que tiene detrás un Estado que, por un lado los apoya a surgir, a emprender, pero por otro lado los protege cuando está en condición de vulnerabilidad o en situación de fragilidad. La primera es lo que yo he dicho, igualdad desde la partida. Yo estoy convencida que en un país como Chile, y probablemente en muchos de los que aquí están, la desigualdad parte desde la cuna. Y, por tanto, tenemos que enfrentar la desigualdad desde la partida. Esta es una gran tarea y es un desafío enorme para cuatro años de gobierno, y la participación de las trabajadoras y los trabajadores sociales en este proceso ha sido y seguirá siendo crucial, tanto en el diseño de las acciones que estamos emprendiendo, como en la implementación del sistema de protección social a lo largo del país. Hay muchas iniciativas, pero entre otras, una de las fundamentales va a ser la reforma de la calidad de la educación y también la expansión lo más masiva Y estoy convencida, y estoy esperanzada, como decía hace un rato, en que el intercambio de experiencias en esta conferencia internacional, va a ser 10 MENSAJE DE S.E. LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA, MICHELLE BACHELET, EN EL 33º CONGRESO MUNDIAL DE ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL un tremendo aporte a las tareas que hemos emprendido en el campo de la protección social. Felicitaciones y sigamos trabajando por el progreso social, por la equidad, por un país y un mundo más justo, más humano, más igualitario, más solidario, donde cada uno de nuestros habitantes sientan que son importantes. Porque yo estoy convencida que si todos unimos nuestras fuerzas, nuestro compromiso, nuestra pasión por un mundo mejor, vamos a poder vivir efectivamente en un mundo mejor. Al menos yo creo que para eso vale la pena ser Presidenta de Chile. Muchas gracias. 11 ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 13-18 Desigualdad global, poder y el mundo unipolar: implicancias para la educación en Trabajo Social Global inequality, power and the unipolar world: implications for Social Work education PHD. JAMES MIDGLEY James Midgley es Harry and Riva Specht Professor, Dean Emeritus, 1997-2006 de la School of Social Welfare en UC Berkeley University. 203 Haviland Hall Phone: (510) 642-4430; midg@berkeley.edu Resumen James Midgley hace un llamado a que la preocupación tradicional del trabajo social respecto de la desigualdad en el ingreso y la riqueza como también de las opresiones étnicas, de género y culturales, sea ampliada hacia un entendimiento de cómo las relaciones globales de poder operan y afectan las condiciones sociales con que los trabajadores sociales primariamente intervienen. Palabras clave (Trabajo social, mundo unipolar, globalización, poder.) Abstract James Midgley appeals to the traditional concern of social work regarding the inequality in income and wealth as well as the oppression of ethnic, gender and cultural rights, asking to extend it toward an understanding of how the overall relations of power operate and affect social conditions in which social workers are primarily involved. Key words (Social work, unipolar world, globalization, power) La elección de Crecimiento y Desigualdad como tema para el Congreso 2006 IASSW es bienvenida y oportuna. Aunque la desigualdad ha sido un tema destacado en los debates políticos, económicos y sociales durante los siglos XIX y XX, el argumento de que la desigualdad tiene una importancia secundaria para alcanzar la meta de promover un crecimiento económico rápido, ha sido ampliamente aceptado en años recientes. Desde los años 80, con el auge de la ideología capitalista neo-liberal, se ha sostenido exitosamente que el crecimiento más que la redistribución debe ser prioritario en la política económica. Muchos líderes políticos y gestores de políticas han sido convencidos por este argumento. Aún los líderes de partidos políticos como la Social Democracia Progresiva, o como el Partido Liberal Inglés, han aceptado el panorama que la desigualdad es un “no tema”. Sin embargo, durante los últimos años el tema de la desigualdad se ha retomado en la literatura académica y popular. Varios estudios han mostrado que las desigualdades en ingreso y riqueza en muchos países se han extendido y aparte de sus efectos sociales negativos, muchos creen que estas desigualdades tienen consecuencias políticas y económicas dañinas. Organizaciones Internacionales como por ejemplo el Banco Mundial, conceden ahora que el rápido crecimiento económico durante estas dos últimas décadas, no ha traído prosperidad a todos. En muchas partes del mundo, el rápido crecimiento económico ha sido acompañado por un estancamiento de los ingresos de las personas comunes. Por otro lado la riqueza y el crecimiento se concentran cada vez más. Hoy, la necesidad de orientar el problema parece estar reconocido más ampliamente. Discusiones recientes respecto a la desigualdad se han relacionado primariamente con la disparidad en ingreso y riqueza, manteniendo la antigua práctica establecida de usar indicadores monetarios para medir la desigualdad. Sin embargo, la literatura no 13 JAMES MIDGLEY ha prestado mucha atención a las desigualdades en razas, sexos y las amplias y poderosas relaciones que éstas reflejan, una auténtica y comprensiva conceptualización de la desigualdad debe abarcar estas formas de opresión. Por consiguiente, existe una necesidad urgente de sintetizar los asuntos cuantitativos y economicistas de la academia convencional y profundizar en el tema de la desigualdad, con el insight del multiculturalismo y la sociología, perspectivas que analizan la desigualdad desde una matriz no-monetaria. El estudio de la desigualdad necesita también fijar su atención en las relaciones de poder internacionales y la forma como diferentes grados de poder entre naciones a nivel global influencian las desigualdades domésticas y locales. A pesar de los ideales cosmopolitas-igualitarios contenidos en las cartas de organizaciones multilaterales como las Naciones Unidas, los países insertos en el sistema mundial moderno no son similares en el sentido de ejercer influencia económica y política. En realidad a los países miembros de las Naciones Unidas y otras organizaciones multilaterales se les recuerda frecuentemente de cómo sus intereses y esfuerzos están sujetos a relaciones globales de poder desiguales. Estas desigualdades tienen una penetrante influencia que afecta un amplio espectro de problemas, incluyendo de forma ostensible asuntos sociales no controversiales, de salud y medio ambiente como por ejemplo el calentamiento global, planificación familiar y prevención del sida. Es por esta razón que los estudios de desigualdad global deben ser informados a través de una comprensión actualizada en el campo académico de las relaciones internacionales. Mientras que el estudio de relaciones internacionales no ha sido de mucho interés para académicos e investigadores del trabajo social, la preocupación tradicional del trabajo social respecto de la desigualdad en el ingreso y la riqueza como también de las opresiones étnicas, de género y culturales, necesita ser ampliada por un entendimiento de cómo las relaciones globales de poder operan y afectan las condiciones sociales con que los trabajadores sociales primariamente intervienen. Perspectivas teóricas respecto al poder global Una enriquecida herencia de pensamiento académico respecto a de qué manera las diversas personas del mundo debiera interactuar se ha ido acumulando durante siglos. Mucho antes de que emergieran 14 los estados-nación modernos, pensadores políticos y sociales de distintas eras ofrecieron interpretaciones de cómo y por qué el poder es ejercido entre personas de distintas etnias y nacionalidades y cómo personas de distintas culturas y sociedades debieran relacionar entre sí. En el pensamiento social y político de Occidente comentarios normativos al respecto, pueden ser rastreados hasta llegar a las ideas de Cínicos y Estoicos, siendo después reformulados en las teologías de Agustín y Aquinas, quienes enfatizaron los aspectos en común compartidos en la humanidad de todas las personas. El cosmopolitismo clásico puso la primera piedra para la subsiguiente internacionalización de Kant, Hegel, Marx y Engels, y en tiempos más recientes dio inspiración para los actuales multilateralistas tales como los fundadores de la Liga de las Naciones y las Naciones Unidas. Pero mientras el ideal Kantiano de los estados naciones cooperando entre sí como socios igualitarios bajo la dirección de entidades gubernamentales supranacionales para promover intereses nacionales y globales continúa dotando de una razón poderosa para la cooperación internacional, también tiene muchos detractores. Por ejemplo, los etnonacionalistas vienen sospechando desde hace tiempo de los motivos de los internacionalistas los cuales, según ellos, intentan absorber la soberanía nacional con un mal definido gobierno mundial a futuro. Rechazan la idea que la ciudadanía derivada de la identidad étnica-nacional deba sumergirse bajo la rúbrica de la “Ciudadanía Global”. Aunque no rechazan la cooperación internacional, están comprometidos a mantener la identidad nacional y proteger los intereses nacionales. Por consiguiente, ellos buscarán ventaja nacional al relacionarse con la política internacional y perseguirán políticas diseñadas para mantener la lealtad doméstico-cultural. Tanto las posiciones nacionalistas y cosmopolitas son rechazadas por isolacionistas, quienes sostienen que los estados naciones están mejor cuando enfocan problemas domésticos y evitan embrollos internacionales. En consecuencia, proponen que el compromiso internacional debe ser minimizado. Su posición es rechazada por aquellos que manifiestan que en el mundo globalizado de hoy, es simplemente imposible evitar “embrollos” internacionales. Les guste o no las naciones derivan inexorablemente hacia los sistemas políticos y económicos globales, viéndose afectados por el comercio, tecnologías comunicacionales, viajes, diplomacia y otros eventos internacionales. DESIGUALDAD GLOBAL, PODER Y EL MUNDO UNIPOLAR: IMPLICANCIAS PARA LA EDUCACIÓN EN TRABAJO SOCIAL Este último argumento es reforzado por los realistas internacionales quienes dominan las relaciones internacionales hoy en día. Toman como punto de vista que el idealismo en el pensamiento cosmopolita es digno de admiración, pero simplemente no implementable. Las naciones estados, sostienen, actuarán de manera tal que promocionaran sus propios intereses. El mejor acercamiento es enfrentar estas realidades y esperar que la competencia por el poder –como la competencia económica– sea sana y positiva. Si la competencia por el poder internacional tiene efectos negativos, como el fomentar el militarismo, es probable que “el balance de poder” que asegura la mantención por siempre de la paz, emerja. Mientras los realistas crean que las reglas y regulaciones internacionales sean necesarias para sostener la arquitectura internacional, ellos se darán cuenta que estas reglas serán latamente determinadas por aquellos capaces de ejercer el poder global. Una variación extrema del acercamiento realista es sustentada por imperialistas unipolares, los cuales creen que los estados poderosos van a, inevitablemente, dominar a las naciones más débiles siendo esta una manera natural y realista de organizar los asuntos internacionales. Sus puntos de vista han sido usados no sólo para justificar el ejercicio de la diplomacia, del poder militar y económico, sino que también justifican la difusión de valores e instituciones. A diferencia de los multilateralistas Kantianos, los imperialistas de hoy en día recurren a ideas Hobbesianas para sostener que el mundo es un lugar extremadamente peligroso compuesto por estados-naciones egoístas y agresivos. Estando por encima de la perspectiva del balance del poder, proponen que las naciones del mundo pongan su confianza en un poderoso pero benevolente Leviathan capaz de usar su poder militar, diplomático y económico para mantener la paz en el mundo. Señalan que en el pasado los imperios Británico y Romano jugaron este rol. Los unipolaristas actuales creen que EE.UU es el único calificado para asumir esta responsabilidad. Estas ideas normativas no han sido adecuadamente debatidas por los trabajadores sociales interesadas en asuntos internacionales. Si bien la literatura sobre trabajo social internacional se ha visto influenciada por el espíritu Kantiano de cooperación y mutualidad, también ha sido influenciada por puntos de vista menos optimistas respecto a la posibilidad de trabajar la cooperación internacional entre trabajadores sociales en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, en los `70 algunos trabajadores sociales en el Sur Global fueron influenciados por el estructuralismo internacional Neo-Marxista y vieron a las relaciones internacionales dentro de lo profesional como “imperialistas”. Por otra parte, la teoría post colonial ha ejercido relativamente poca influencia en el pensamiento del trabajo social, aún cuando Midgley (1998) hizo notar que las ideas post-colonialistas podían fortalecer una mejor evaluación de cómo las continuidades coloniales influían las desigualdades a nivel doméstico e internacional. En el nivel doméstico, un análisis de la perpetuación de la pobreza y deprivación entre los indígenas en sociedades de colonos es incisivamente enfatizado por interpretaciones post-coloniales. La complejidad de estas teorías y los temas a menudo contradictorios que emergen para el trabajo social internacional no han sido debatidos adecuadamente. Por ejemplo, el desafío planteado por el pensamiento post-moderno al cosmopolitanismo inherente al trabajo social internacional no ha sido totalmente examinado. De forma similar, se ha escrito suficiente respecto a la globalización pero, de nuevo, muy pocos autores de trabajo social han reconocido hasta qué punto los elementos cosmopolitas en el discurso de la globalización han tenido implicancias positivas, a fin de fortalecer la cooperación global de la sociedad civil y patrocinar una política social internacional. Estos complejos temas, necesitan ser desenredados y sometidos a continuos debates no sólo para efectos académicos sino que prácticos. Como se hizo notar anteriormente, el compromiso de trabajo social profesional en un sin número de campos prácticos es directamente afectado por relaciones de poder internacional. El entender la complejidad de las teorías e ideologías que dan expresión a estas relaciones de poder y las cuales, a su vez, las influencian, es vital para formular posiciones en muchos asuntos claves del trabajo social. El mundo unipolar Es en este marco que el concepto de unipolarismo toma una particular relevancia respecto al trabajo social internacional. Popularizado por el escritor norteamericano, neoconservador, Charles Krauthammer a principios de los ´90 (vea Krauthammer, 2004), el término evoca una nueva imagen global, la cual reemplaza conceptualizaciones y clasificaciones previas de los estados países del mundo. Incluye la dicotomía bi-polar “Este v/s Oeste” de la Guerra Fría y la clasificación tri-polar “Tres Mundos” defendida por los líderes del movimiento no-alineado de 15 JAMES MIDGLEY los ´50. Para el movimiento no-alineado el mundo estaba dividido en tres grandes esferas de influencia o “polos”; a saber, las democracias capitalistas occidentales, la Unión Soviética y los países en desarrollo. Formulaciones subsiguientes aumentaron esta clasificación al agregar un “Cuarto Mundo” de países extremadamente pobres en desarrollo o por ver al mundo compuesto por algunas pocas esferas distintas, culturales o “civilizacionales” como aquellas que concibió Samuel Huntisgton (1996) en su libro “El Choque de Civilizaciones”. Para los cosmopolitas, sin embargo, el mundo está mejor descrito, no como una multiplicidad de polos, sino que como una comunidad de estados-nación iguales y soberanos unidos por leyes internacionales y participando en una base recíproca de esfuerzos cooperativos globales. Intelectuales neo conservadores y políticos se mofan ante este concepto, señalando que las relaciones internacionales no se han caracterizado por idealismos, sino que por duras realidades políticas y poder económico. Estas realidades más que idealistas, lo que hacen es reclamar mutuo respeto y reciprocidad. La mirada realista fue promovida activamente por escritores neoconservadores, tales como Normal Podhoretz e Irving Kristal en los `80, los cuales propugnaron que las políticas acomodaticias de la era de la guerra fría fueron rechazadas, y que el gobierno de los EE.UU se abocara totalmente a la destrucción de la Unión Soviética y de su ideología comunista. Su destrucción, sostenían, era necesaria para asegurar la paz mundial y promover el bienestar social y económico de los habitantes del mundo. Despreciaban al Presidente Jimmy Carter y sus esfuerzos de promover la paz a través del diálogo, apoyaban a los ataques de Ronald Reagan hacia la Unión Soviética y manifestaban que la obstinada idea de Reagan fue la que llevó al colapso Soviético en una nueva era de paz y prosperidad global. Subsiguientemente, una nueva generación de neoconservadores incluyendo a Richard Perle, Paul Wolfowitz, Robert Kogan y William Kristal habían articulado una visión para la diplomacia americana la cual propone que el gobierno de los EE.UU, acepte sus nuevas responsabilidades como la única Superpotencia Mundial y, en el nuevo mundo unipolar, no tolerará ninguna oposición de ningún lado. Los americanos, sostiene, no deben tener reserva alguna para aceptar su nuevo rol como guardianes del orden mundial. De forma interesante esta visión es apoyada por algunos eruditos de otras partes del 16 mundo, como por ejemplo, el notable historiador británico Niall Ferguson y el economista indio Deepack Lal, quienes han avalado de forma entusiasta los ideales de la nueva PAX AMERICANA. La idea de Krauthammer, del mundo unipolar, encontró eco en el informe de política interna del Departamento de Estado en 1992, el cual requirió el reemplazo de la estrategia de la Guerra Fría de “internacionalismo colectivo”, por una nueva estrategia de “dominación benevolente”. Esbozada en gran parte por Paul Wolfowitz, bajo la supervisión del Secretario de Defensa Dick Cheney, el informe político requirió a la primera administración de Bush declarar la total hegemonía de los EE.UU y asumir la responsabilidad única por la seguridad internacional. Aunque el informe político recibió una acogida hostil, al filtrarse al New York Times, sus premisas más importantes fueron reiteradas agresivamente durante los ´90 por numerosos pensadores neoliberales con el apoyo de los centros de investigación (think tanks) del ala gobernante de derecha. En 1997, un grupo de neoconservadores bajo la dirección de William Kristol y Gary Schmith fundaron el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano el cual promueve el uso del poder diplomático, económico y militar para difundir los valores e ideales americanos. Tal como los romanos dieron forma a su mundo, también los líderes del Proyecto propugnaron al gobierno para re-hacer el nuevo mundo ante la imagen americana. En 1998 los líderes neoconservadores enviaron una carta abierta al Presidente Clinton proponiendo una agresiva estrategia político-militar para derrocar la dictadura de Saddam Hussein en Irak. Haciéndose llamar Comité Para La Paz y Seguridad en el Golfo, el grupo incluía luminarias actuales tales como el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el Presidente del Banco Mundial Paul Wolfowitz, el Embajador de EE.UU ante Las Naciones Unidas John Bolton y el Embajador en Irak Zolmay Khalilzad. En su reciente libro, El Caso de Goliat, Michael Mandelbaum (2005) ofrece una nueva y audaz interpretación del unipolarismo, argumentando que los debates acerca de las ventajas y desventajas respecto de la hegemonía global americana han sido presentadas dudosamente desde que el gobierno de los EE.UU., ha, de hecho, emergido (y ha sido ampliamente aclamado) como el gobierno de facto del mundo. Las ideas de Mandelbaum dan última DESIGUALDAD GLOBAL, PODER Y EL MUNDO UNIPOLAR: IMPLICANCIAS PARA LA EDUCACIÓN EN TRABAJO SOCIAL expresión a los elementos neo-hobbesianos dentro de la ideología unipolar que señalan que la paz mundial puede llegar a ser bajo directrices de un Leviethan poderoso con la voluntad y medios para controlar los estados-nación. Mientras que la tesis de Mandelbaum puede ser también interpretada cínicamente sugiriendo que el cosmopolismo ideal para el gobierno mundial ahora ya se ha realizado, los cosmopolitas se pueden horrorizar ante la idea de que un poder imperial puede, efectivamente, representar los intereses de las diversas naciones del mundo y personas. El unipolarismo acaba con el ideal Post II Guerra Mundial, como se demuestra en la Carta de las Naciones Unidas, el cual mencionaba que el mundo debe estar compuesto de una comunidad igualitaria de países estados soberanos cooperando entre ellos y viviendo en paz bajo una ley internacional. Los defensores del unipolarismo no sólo han ridiculizado el ideal cosmopolita, sino que han hecho campañas en su contra. Ejercieron influencias sobre círculos de política exterior norteamericana en los ´90, y obviamente, sus ideas fueron adoptadas por la actual administración Bush, la cual frecuentemente ha declarado su compromiso de expandir las ideas de democracia liberal y capitalismo de libre mercado a través del mundo. El ejemplo más dramático de la adopción de este unipolarismo neoconservador fue la invasión a Irak. El desprecio unipolarista hacia las Naciones Unidas se reveló ante la insistencia de que el gobierno de EE.UU tiene el derecho, bajo la doctrina del pre-despojo, de actuar de forma unilateral en la arena internacional. Desde luego los unipolaristas han previamente exhortado al Congreso Norteamericano a rechazar una variedad de tratados internacionales y acuerdos sobre derechos humanos, y a desdeñar organizaciones multilaterales tales como la Corte Criminal. Más recientemente, han asegurado el nombramiento de unipolaristas en puestos claves de instituciones internacionales, como por ejemplo, el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Sus ataques también se han dirigido hacia organizaciones internacionales sin fines de lucro que no cuentan con su aprobación en los campos ideológicos. El gobierno de Bush ha usado su considerable poderío económico y diplomático para influenciar sobre la política mundial de medio ambiente, derechos humanos, salud reproductiva y los esfuerzos para prevenir el SIDA, particularmente en África. Por ejemplo, un artículo reciente de la revista norteamericana EL PROSPECTO AMERICANO (The American Project) (Klaplan, 2006) muestra como las tradicionales políticas de la administración Bush han tenido consecuencias negativas para prevenir el SIDA en Uganda donde el soporte financiero para programas de promoción de la abstinencia ha tenido como resultado la disminución del uso de preservativo y el correspondiente incremento e incidencia de las infecciones del VIH. Sugerencias para la educación en Trabajo Social La agenda unipolarista representa un desafío mayor para los docentes de trabajo social y profesionales que creen en los ideales de la cooperación y reciprocidad internacional. Una gran cantidad del esfuerzo internacional del trabajo social se fundamenta en estos ideales. A través de los años los trabajadores sociales han formado asociaciones profesionales a nivel nacional, regional e internacional que promueven la cooperación entre ellos en diferentes partes del mundo. Estas organizaciones y los trabajadores sociales que ellas representan, son respetuosas de las diferencias y buscan comprender y compartir más que imponer puntos de vista profesionales. Cuando estos ideales se confirmen en las reuniones internacionales de este verano, y en futuros eventos internacionales, los trabajadores sociales deben ser cuidadosos respecto al rol de la ideología unipolar y las poderosas fuerzas sociales hegemónicas que se han liberado. La ideología unipolar tiene profunda implicancia para los trabajadores sociales docentes preocupados de la desigualdad en el mundo. Al impartir enseñanzas sobre desigualdad y opresión, los educadores del trabajo social deben estar atentos sobre la manera de cómo la relación del poder global tiene su efecto sobre las desigualdades domésticas y la vida de las personas, familias y comunidades que ellos sirven. Un conocimiento de las realidades del poder global debe formar parte de las agendas de investigación. Aún más, los educadores del trabajado social deben insistir en que sus asociaciones profesionales, nacionales e internacionales, confronten incidentes específicos que reflejen el brutal desarrollo del poder global y reafirmen de manera práctica su compromiso con el diálogo y entendimiento internacional. Esto implica algo más que declaraciones opositoras a las desigualdades causadas por globalización económica o a opresiones étnicas, religiosas, homofóbicas y otras. La defensa del trabajo social debe ir más allá de exhortar a estudiantes en las salas de clases y con publicaciones del mismo tipo. Requiere 17 JAMES MIDGLEY un compromiso específico para desafiar a aquellos con poder en niveles nacionales e internacionales que buscan minar los esfuerzos de los multilateristas que han luchado por promover la cooperación internacional en la post era de la segunda guerra mundial. Las asociaciones profesionales de asistentes sociales, como tales, son incapaces de ejercer mucha influencia sobre los defensores del unipolarismo. Sin embargo, formando coaliciones con otras organizaciones internacionales progresivas, movimientos y grupos, los trabajadores sociales pueden contribuir en positivas formas a enfrentar el problema de la desigualdad global, promover la paz, los derechos humanos, la justicia social internacional y el bienestar de todos los ciudadanos del mundo. 18 Referencias KAPLAN, E. (2006). “Fairy-Tale Failure.” The American Prospect. July/August, 2006, p. 9. HUNTINGTON, S. P. (1996). The clash of civilizations and the remaking of the world order. New York: Simon &Schuster. KRAUTHAMMER, C. (2004). Democratic realism: An American foreign policy for a unipolar world. Washington DC: AEI Press. MANDELBAUM, M. (2005). The case for goliath: How America acts as the world’s government in the 21st century. New York: Public Affairs Press. MIDGLEY, J. (1998). ‘Colonialism and welfare: A PostColonialcCommentary.’ Journal of Progressive Human Services. 9 (2), 31-50. ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 19-22 El mundo unipolar y la inequidad en el Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de James Midgley The unipolar world and inequality in Social Work. Comment to James Midgley’s central conference PHD. TATSURU AKIMOTO Tatsuru Akimoto es profesor de Trabajo y Bienestar Social en el Departamento de Trabajo Social de Japan Women’s University, XX. Dirección Postal: 1-1-1 Nishi-Ikuta, Tama-Ku, Kawasaki-shi, Kanagawa, 214-8565, Japan; takimoto@fc.jwu.ac.jp Resumen El comentario a la ponencia del Profesor Midgley contrapone a la existencia de un mundo unipolar, la unipolaridad del trabajo social, y pone en evidencia que efectivamente el trabajo social es esencialmente unipolar, ya que en nuestro entendimiento del trabajo social están incluidos los sesgos y la inequidad. Palabras claves (Mundo unipolar, trabajo social unipolar, desigualdad, prejuicio) Abstract The comment on Professor Midgley’s paper contrasts to the existence of an unipolar world, the unipolarism in social work, evidencing that social work is effectively unipolar, because in our understanding of social work there are included bias and inequality. Key words (Unipolar world, unipolar social work, inequality, bias.) Introducción El mundo es unipolar Los trabajadores sociales deberían entender los asuntos más bien en el contexto de las relaciones internacionales de poder, en particular en el mundo unipolar de hoy en día, puesto que éste es una importante fuente de inequidad. Muchas gracias, Dr. James Midgley, por este estimulante diálogo. Con este incentivo me gustaría que la conversación se moviera un poco hacia adelante o un poco hacia el lado. Hay dos puntos1: El primero es, “¿Es el mundo unipolar una realidad o una ilusión? Si es una realidad, hasta qué grado, y ¿en qué sentido (lo es)?” Y el segundo, “el mundo del trabajo social es unipolar, por lo tanto la inequidad ¿le es inherente, no?” En la época de la Guerra Fría, el mundo era bipolar. Uno de esos polos se derrumbó. Dos menos uno equivale a uno-unipolar. Estados Unidos afirma que alrededor del 30% (Shuppan, 2006:73) del producto nacional bruto del mundo de hoy, y casi 200 corporaciones de entre las que aparecen en Fortune, 500 pertenecen a ese país. Estados Unidos se refiere a otros países como “granujas” y destruye los regímenes y/o gobiernos de éstos. La economía al estilo Reagan, la economía de mercado, la privatización, la liberalización de la economía, la competencia, la economía neoclásica, las prácticas antisindicales, el nacionalismo y su estrechez de miras, la (doctrina de) seguridad nacional y la restricción de los derechos civiles han surgido en Estados Unidos para barrer el resto del mundo. Alguna vez el pueblo de Estados Unidos se preguntó “¿Cuál es nuestra cultura en común?” y descubrió que “¡Es la Cultura de “¿Es el mundo unipolar una realidad o una ilusión? Si es que es una realidad, ¿hasta qué grado, y en qué sentido (lo es)?” 1 Hay otros puntos de interés, incluyendo, por ejemplo, “cosmopolitismo y globalización”. 19 TATSURU AKIMOTO Norteamérica! –la de la comida chatarra, los blue jeans y la música popular, etc.”2 polar, no unipolar. Muchas gracias, Sr. Midgley, por aludir a esta teoría post colonial. ¿Es verdad? Sin embargo, piensen sólo un poco. Este tipo de unipolaridad existía ya antes del colapso del régimen de la Guerra Fría, y a veces en grados mucho mayores. Pocos años después de finalizar la II Guerra Mundial, casi el 70 % de todo el oro que había en el mundo estaba en manos de Estados Unidos3, que posee ahora el 26%. El mismo 30% del producto nacional bruto del mundo era producido por Estados Unidos, incluso en 19704 cuando ese país competía contra la Unión Soviética. Estados Unidos utilizó la fuerza en Corea, Vietnam, América Latina y en otros lugares del mundo a fin de mantener la paz y el orden. Y, por el contrario, fue apenas hace 15 años que ese mismo país lamentaba su descenso al decir que “Japón era el Nº 1”. Japón descendió con bastante rapidez. Alguna vez todos buscamos ayuda en los países europeos para recuperar la economía mundial. (3) Fue gracias al mundo uni-sistémico y no gracias al mundo uni-polar que ocurrió la desaparición del mundo bi-polar. La desaparición del polo rival implicó la desaparición del propio polo. Un polo requiere de algún grado de coherencia o convergencia en el verdadero sentido de la palabra. Ahora tenemos un sistema capitalista más liberalizado en todo el mundo, si bien de vez en cuando surge por un momento por encima del resto algún país o algunos países en particular. El mundo de ahora (1) Hoy en día el producto nacional bruto de la Unión Europea excede el de Estados Unidos y el de Japón alcanza la mitad del PNB de ese país (Shuppan, 2006: 72.). China se está acercando. Estados Unidos no fue capaz de concluir las recientes negociaciones de la OMC tal como lo deseaba. Ni tampoco ha sido capaz de convertir a Afganistán ni a Irak según sus deseos. (2) Sin embargo, las cosas han seguido marchando. “Los días en que un puñado de países constituía un súper poder y otros mantenían la paz y el orden mediante la fuerza se han ido para siempre”, dijo un diplomático británico al observar el G8 el mes pasado. El principal periódico de Japón, Asahi, señaló que “El personaje principal no fue ni Rusia, ni Estados Unidos, ni ninguno de los otros grandes países de los que ahí figuran”, sino aquellos países que no estaban en la escena. El de hoy es un mundo multi- ¿Qué significa ser unipolar? Es el mundo intelectual el unipolar. Tal como lo dijo el Dr. Midgley, fueron los líderes de opinión de Norteamérica los que crearon y difundieron la teoría del mundo unipolar, a veces centrándose en su responsabilidad en la mantención de la paz y el orden como policía mundial. Después vinieron algunos de los “eruditos” de la vertiente central de otros países. En Japón, por ejemplo, la Asociación Japonesa de Estudios Americanos5 le dedicó recientemente un volumen a este tema. Sin embargo, no sabemos qué se ha hablado respecto a las presentes relaciones internacionales de poder entre las personas en el resto del mundo que no hablan inglés (o algunos de los demás idiomas principales). “¿Acaso la inequidad no es inherente al trabajo social?” La unipolaridad del trabajo social El trabajo social, sin embargo, es con certeza un mundo de unipolaridad. Tomemos, como ejemplos, la definición internacional de Trabajo Social y sus Estándares Globales que nosotros, pertenecientes a la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social y a la Federación Internacional de Trabajo Social6 hemos desarrollado en conjunto. La definición Hay quien podrá decir que es adecuado como análisis de la acumulación de capital. ref: Teoría del Sistema Mundial. Consorcios de bancos centrales, tesorerías, fondos de estabilización de intercambio monetario y otras instituciones oficiales. 68.2% en 1950. Como no hubo disponibilidad de información de algunos países, el porcentaje real es levemente inferior a esta cifra. El Departamento de Comercio de Estados Unidos, ed., Statistical Abstracts of the United States (1969), p.851. El momento cúlmine de los consorcios en Estados Unidos fue en 1949. Publicación del Departamento de Comercio de Estados Unidos, Estadísticas históricas de Estados Unidos, Vol. II, 1986., pág. 995. cf. Dos quintas partes aún en 1935. 4 29.8 en PNB real. Publicación del Banco Mundial, World Economic Statistics [Sekai Keizai Tokei] 1995 (1973-1993), Tokyo-shorin, 1996, P.32. 30.4% en PNB calculado por T. Akimoto del Departamento de Comercio de Estados Unidos; Publicación, Resumen Estadístico de los Estados Unidos (1973), p.813 y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos; Publicación Estadísticas Históricas de los Etsados Unidos, Vol.I, 1986, p.224. 5 La ‘Japanese Association for American Studies’ es la mayor asociación académica de estudios americanos en Japón, que fomenta estos estudios mediante publicaciones y actividades que facilitan la comunicación y cooperación entre especialistas en el tema americano (N. Editor). 6 IASSW y FISW (N. Editor). 2 3 20 EL MUNDO UNIPOLAR Y LA INEQUIDAD EN EL TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY es idéntica a aquella que el trabajo social americano ha desarrollado hasta el día de hoy y sus estándares son una variación de aquellos que el trabajo social Americano requiere para sí mismo. Definición a partir del Polo ¿Existen ingredientes de inequidad en ellos? La definición comienza con las palabras “La profesión del trabajo social fomenta...” Asume que el trabajo social es una profesión. No tengo intención de repetir el antiguo debate que se sostuvo hace muchos años en Estados Unidos y en otros lugares del mundo, pero ahora estamos hablando de trabajo social en el mundo. El ser una profesión se basa en la premisa de que se trata de un oficio. ¿Cuántos países en el mundo de hoy tienen y pueden permitirse el “espacio” para tener trabajadores sociales como oficio o como profesión? Entre 200 países, dos terceras partes pertenecen al mundo de los dos tercios7”. Veamos, por ejemplo, las estadísticas de la OIT. Su composición industrial está conformada abrumadoramente por la industria primaria. Las industrias manufactureras (secundaria) y proveedoras de servicios (terciaria) son muy limitadas, a veces con apenas porcentajes variables, o entre 10 y 30 %. El propio término “trabajadores sociales” no puede ser hallado en su clasificación ocupacional. Requerimientos a partir de estándares Otro ejemplo. El último borrador de los Estándares Globales, que se distribuyó para ser sometido a la opinión pública antes de nuestro congreso en Montpellier, contenía cláusulas que requerían, por ejemplo, una cierta cantidad de profesionales con doctorados en los programas de graduados8. Ustedes conocen las tasas de matrículas de los niños en muchos países. Incluso la matrícula para enseñanza básica está por debajo del 50%, la matrícula en universidades alcanza apenas un bajo porcentaje y aquellas para el nivel de postgrado llegan prácticamente a cero. Puede que no haya programas de educación en trabajo social de niveles más elevados. Sólo algunas personas entre los muy ricos o las familias pertenecientes a las elites pueden estudiar en el extranjero, en Estados Unidos o en los países europeos para obtener grados de maestría o de doctorado. No existen suficientes candidatos que 7 8 9 puedan cumplir con esta condición de los Estándares Globales ¿Acaso debemos importar titulares de doctorados desde los Estados Unidos u otros países occidentales? El trabajo social americano es el que aquellos que estudiaron en el extranjero traen de vuelta y aquellos que han sido importados traen como aporte9. Dos tercios del mundo sin Trabajo Social No sólo las personas en los “países desarrollados”, sino también la gente del “mundo de los dos tercios” sufren problemas y dificultades en sus vidas. Mientras existan esos desafíos habrá trabajo (social) y esfuerzos de otros para implementarlo. Ese trabajo y ese esfuerzo pueden ser llevados a cabo por trabajadores sociales “profesionales” o “no profesionales”, o por alguien más que pueda no contar con el título de trabajador social al interior de su sociedad, o puede que lo haga en forma gratuita o a cambio de un pago. Ustedes pueden recordar un término de la sociología, “alternativas funcionales”. O recordar nuestros típicos textos de estudio de historia occidental del trabajo social, los que siempre consideran la caridad y a los amigables visitantes, entre muchas otras actividades. ¿Importar trabajadores sociales desde los “Países Desarrollados”? Si definimos trabajo social como profesión, todo el trabajo con poblaciones autóctonas y los esfuerzos dirigidos a aliviar o a resolver las necesidades de muchos países del mundo en desarrollo, al igual que algunos países subdesarrollados, quedan socialmente excluidos de nuestro territorio de trabajo social. Si hubiésemos exigido el cumplimiento de la cláusula de postgrado, pocos programas hubiesen podido implementarse en el mundo en vías de desarrollo. ¿Es que no podemos practicar el trabajo social en aquellos países a menos que su trabajo social se desarrolle y madure como oficio o profesión? ¿Debemos esperar su desarrollo y madurez? ¿O sólo los “trabajadores sociales internacionales” de los “países desarrollados” que realizan un trabajo social profesional pueden llevar a cabo la práctica de trabajo social en aquellos países al menos por ahora, aceptando la teoría de la convergencia? “Two Thirds World”, o Mundo en vías de desarrollo” (N. Editor). Las cláusulas fueron eliminadas del borrador final antes del Encuentro de Adelaide en 2004. Tatsuru Akimoto, “Una reflexión sobre la definición internacional de Trabajo Social”, un “comentario público” enviado a AIETS el 26 de junio de 2002.. (“Hacia dónde se dirigen los programas de graduados?” - Nuestros ‘Bienestar Social’/’Trabajo Social’ deben ser globalmente competitivos. –,” Bienestar Social (Departamento de Bienestar Social de la Universidad de la Mujer de Japón), No.43, 2002, pp.175-192 y Trabajador Social (Asociación Japonesa de Trabajadores Sociales), No.7, Mayo de 2005, pp.25-40. 21 TATSURU AKIMOTO Absorber, más que divulgar El trabajo social logró un pleno florecimiento en Estados Unidos y no se nos han presentado modelos alternativos de trabajo social. En este sentido, el trabajo social es esencialmente unipolar. No se trata de que esto sea bueno o malo. Lo que precisamos hacer es “enriquecer ‘nuestro’ trabajo social con ‘sus’ actividades, prácticas y experiencias en aquellos países que hoy en día no cuentan con trabajadores sociales profesionales” en lugar de “extender ‘las nuestras’ hacia los países subdesarrollados”. No diseminar sino que absorber. Además, no hay alternativas para que el trabajo social progrese. En nuestro entendimiento del trabajo social están incluidos los sesgos y la inequidad. La “profesión” y la “cláusula de 22 doctorado” son perfectos ejemplos de esto. Debemos entender el trabajo social en un contexto más internacional. Es esto lo que aprendí hoy. Muchas gracias, Dr. Midgley. P.D. Mientras el mundo real sea unipolar, puede resultar muy efectivo que el trabajo social sea unipolar a fin de tratar con los problemas y dificultades de las personas en todo el mundo. Referencias SEIBIDO SHUPPAN (2006) ed., World Atlas [Ima ga wakaru, Jidai ga wakaru, Sekai-chizu], Seibido Shuppan, 2006, p.72. ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 23-26 Trabajo Social, capitalismo y el mundo unipolar. Comentario a la ponencia central de James Midgley Social Work, capitalism and the unipolar world. Comment to James Midgley’s central conference PHD. ANA ELIZABETE MOTA Ana Elizabete Mota es profesora del Departamento de Servicio Social de la UFPE (Universidad Federal de Pernambuco) Av. Prof. Moraes Rego, 1235 - Prédio da Reitoria - CEP.50.670-901 Cidade Universitária - Recife - PE - Brasil; bmota@elogica.com.br Resumen De acuerdo a la autora, Midgley define el campo de las relaciones internacionales de poder como un vector analítico esencial para el análisis del asunto de la desigualdad y de los mecanismos utilizados para enfrentarlas, entre ellos, la intervención del Servicio Social. Sin embargo ella insiste en que las desigualdades sociales son inherentes al desarrollo del capitalismo y que para revertir u oponerse al dominio global del capitalismo que se expresa en las iniciativas económicas y en sus disposiciones políticas, se impone la conciencia de las desigualdades que son inherentes a la formación y constitución de las clases sociales. Palabras claves (Mundo unipolar, capitalismo, clases sociales, desigualdades) Abstract According to the author, Midgley narrows the field of international relations of power as an essential analytical dimension to analyze inequality and the mechanisms used to face it, including the intervention of Social Service. But Mota insists that social inequalities are inherent to the development of capitalism and to reverse or oppose the domination of global capitalism, expressed in economic initiatives and in its political provisions, it is needed to impose awareness about inequalities through training and formation of social classes. Key words (Unipolar world, capitalism, social class, inequalities) Me gustaría saludar a todos los participantes del 33° Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social, y agradecer la invitación de la Comisión Organizadora, en especial a la Coordinadora académica del evento, Teresa Matus, por la oportunidad de dialogar con el Servicio Social mundial. Lo hago a nombre mío, de mi Universidad, la Universidad Federal de Pernambuco, y de la Asociación Brasileña de Enseñanza e Investigación de Servicio Social, que se hace representar en este Congreso. También aprovecho la oportunidad para felicitar a los demás integrantes de este panel, en particular al conferencista, profesor James Midgley, cuya exposición será el objeto de mis comentarios. No podría ser más oportuno el tema de esta sesión, quizás uno de los más estratégicos para alimentar el debate y las iniciativas que estamos presenciando en este Congreso. Vuelvo al objetivo de mi participación en este panel para expresar mi acuerdo con los términos generales del debate presentado por el Profesor Midgley, así como con el estimulante desafío que nos hace al proponer la creación de una agenda política, teórica y académica para el Servicio Social mundial. Al alero de la denuncia de la unipolaridad norteamericana, cuya autorepresentación de gobierno del mundo nos remite al concepto de nación imperialista, el profesor delimita el campo de las relaciones internacionales de poder como un vector analítico esencial para el análisis del asunto de la desigualdad y de los mecanismos utilizados para enfrentarlas, entre ellos, la intervención del Servicio Social. 23 ANA ELIZABETE MOTA En el desarrollo de su conferencia el Profesor destaca tres puntos fundamentales que profundizó y analizó a lo largo de su exposición: 1. La necesidad de hablar sobre la desigualdad más allá de una perspectiva cuantitativa, economicista y monetarista problematizándola desde una perspectiva que llamó multicultural y sociológica; 2. La importancia de darle un enfoque más amplio a la desigualdad, tratándola en el contexto de las relaciones internacionales de poder, cuyas macro-determinaciones inciden en la forma en que diferentes estados-naciones incorporan tanto la relación entre crecimiento económico y desigualdad como la relación entre poder global y desigualdades regionales, nacionales y locales; 3. La ineludible necesidad de ampliar el horizonte y los objetos de búsqueda/investigación y conocimiento en el Servicio Social, incorporando estudios e intervenciones cuyas perspectivas sobrepasen la comprensión de las desigualdades sociales en términos de inequidad en el ingreso y/o de manifestación de formas de opresión étnicas, de género y culturales, y las instalen al interior de las relaciones internacionales de poder. Se trata de identificar la forma en que esas relaciones afectan directa o indirectamente las condiciones de vida y los derechos humanos y sociales de millares de personas en los más diversos países, y de conocer los mecanismos vigentes de intervención social, muchos de los cuales son implementados por trabajadores sociales de todo el mundo. Luego de identificar los problemas y analizar las tendencias teóricas e ideo-políticas que informan el debate sobre la unipolaridad, en particular lo que aparece expresado en la “paz americana”, el Profesor Midgley concluye su exposición defendiendo la multi-lateralidad, la cooperación internacional, los derechos humanos y la justicia internacional, ofreciendo indicaciones que me parecen muy importantes: 1. La revelación de los temas presentes en la agenda unipolar, entre otros, los que están siendo incorporados por los organismos financieros internacionales tales como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, y que afectan en forma directa a los sistemas de protección social, educación, políticas ambientales y de género, etc., como condición para construir 24 nuevos mecanismos de contrapoder internacional; 2. La conciencia del papel de la ideología unipolar y de las poderosas fuerzas globales predominantes, en particular la ofensiva del pensamiento único que se expresa en la ideología neoliberal y en las coercitivas estrategias de poder; 3. La necesidad de manifestaciones públicas contra el brutal ejercicio del poder global, desafiando a los poderosos locales e internacionales; 4. La formación de alianzas con organizaciones internacionales progresistas y con movimientos sociales con objeto de abordar la desigualdad en el mundo. Aunque concuerdo con la problemática y las propuestas sugeridas, pienso que a esas afirmaciones debemos agregar otros problemas y asuntos, lo que haré a continuación: • Parto del principio de que las condiciones de vida y de trabajo de millones de personas que viven al margen de la producción y del beneficio de la riqueza producida socialmente, tanto en los principales países como en los países de la periferia, revelan que las desigualdades sociales son inherentes al desarrollo del capitalismo. • El modo de producir, distribuir y acumular los bienes materiales y la riqueza es un producto histórico, resultado de la acción de hombres y mujeres, que al aportar con la reproducción de su propia vida reproducen las relaciones sociales. Son hombres y mujeres que hacen la historia, si bien bajo condiciones y relaciones determinadas. • El capitalismo, en el curso de su desarrollo histórico, junto con instituir la acumulación de la riqueza, produjo el fenómeno de la extrema pobreza. Tal como podemos constatar, ya en el siglo XIX estaba arraigado el problema que vendría a desafiar el siglo XXI: la indiscutible tendencia a la exclusión de los procesos productivos y del acceso a los bienes materiales y culturales socialmente producidos. • Lo que diferencia la problemática y la programática de la situación anterior respecto de la actual es el horizonte expansivo del capitalismo, con la brutal reducción de la mano de obra (en los procesos de trabajo y producción), la subordinación de la producción material a los imperativos del capital financiero, los cambios TRABAJO SOCIAL, CAPITALISMO Y EL MUNDO UNIPOLAR. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY en la intervención social del Estado y el acento de este proceso en las luchas en la historia de la clase trabajadora. Si en el periodo expansivo de la post-guerra el Estado era el que mediaba la acumulación a través de la intervención social, hoy en día éste gestiona la financierización1 y le entrega a la sociedad y a sus organizaciones la responsabilidad de encontrar formas “creativas” de abordar el problema social, depositando en la ayuda, en la solidaridad interpersonal, en el voluntarismo personal y empresarial y en el trabajo social, la única posibilidad de intervención social. Todas estas son efímeras, ocasionales, y surgen en regímenes de excepción o de emergencia. Del mismo modo, transforma aquellos que fueran los pilares de sustentación de los sistemas mundiales de protección social en servicios comerciales o en negocio, despojando con esto a los usuarios de los servicios públicos y colectivos de su condición de sujetos con derechos y transformándolos en genéricos ciudadanos consumidores. Así las cosas, el panorama mundial, subordinado a las relaciones internacionales de poder y a una capacidad sin precedentes de concentración de la riqueza en pocas manos, deja patente la existencia de problemas que afectan en forma severa el modo de ser y de vivir de los trabajadores: el desempleo estructural, la crisis del trabajo asalariado, la desarticulación del estado de bienestar, la cancelación de los derechos sociales, asuntos que afectan el tenor ideológico de sus luchas sociales. Sí, ya que para revertir u oponerse al dominio global del capitalismo que se expresa en las iniciativas económicas y en sus disposiciones políticas, se impone la conciencia de las desigualdades que son inherentes a la formación y constitución de las clases sociales. Más que las normas y disposiciones económicas, lo que el nuevo imperialismo instala en el mundo es la construcción de una hegemonía plasmada por la difusión de culturas y valores de una determinada clase: la de los que acumulan riqueza y poder a costa del trabajo de los millones de hombres, mujeres y niños de todo el mundo. Calificado por muchos como un periodo en el que el trabajo perdió su centralidad o como un periodo en el cual el capitalismo dejó de tener miedo, el hecho es que estas últimas dos décadas son el escenario de un proceso de restauración capitalista 1 asentado en un doble movimiento: la redefinición de las bases de la economía del mundo a través de la reestructuración productiva y de los cambios en el mundo del trabajo; y la ofensiva ideo-política necesaria para la creación del predominio del gran capital, que se evidencia en el surgimiento de un nuevo imperialismo, característico de esta nueva fase del capitalismo. Según Harvey (2003), el predominio ha sido ejercido por Estados Unidos mediante el uso de estrategias que combinan la coerción y el consenso y lo hace como “un estado dominante que dirige un sistema de Estados en una dirección determinada, y al hacerlo, es percibido mayoritariamente como un gobierno mundial, abocado a promover el interés general”. Al delimitar la ideología de sus opositores establecen la suya como ideología universal. En la fase actual, los capitales que circulan en los círculos financieros provienen del sector productivo, pero es el capital financiero el que se nutre de la transferencia de la riqueza en un círculo muy propio. Los resultados son el desempleo y el empobrecimiento de millones de personas. En oposición a la acumulación expandida que marcó la primera mitad del siglo XX, lo que está en proceso de consolidación es la acumulación por despojo bajo el comando de los países ricos. El principal vehículo de esta acumulación por usurpación ha sido la apertura forzada de mercados en todo el mundo mediante presiones institucionales ejercidas por medio del FMI o de la OMC. Este proceso va desde el patentar las investigaciones genéticas, la mercantilización de la naturaleza a través del derecho a contaminar, hasta la privatización de los bienes públicos y la transformación de los servicios sociales en negocios, como viene ocurriendo con la salud, la previsión social y la educación. Se continúa con la ampliación de los fondos de pensión, dando origen a lo que Peter Druck llama capitalismo de los trabajadores o fin del capitalismo, puesto que la propiedad de los fondos es de los trabajadores, haciendo que los procesos de financierización y privatización estén en manos de estas instituciones que concentran el mayor volumen de activos disponibles en el mundo. Los trabajadores se transforman en accionistas mayoritarios de las mayores corporaciones mundiales, así como en ejecutivos del capital financiero. La financierización consiste en priorizar los capitales financieros y comerciales sobre los industriales (N.Traductor). 25 ANA ELIZABETE MOTA También implica la degradación del medio ambiente, con el aumento de la industria de los desechables y con la producción de mercancías con caducidad programada, generando una sociedad de basura y de productos desechables. En este panorama, el gran capital desea que los lugares ocupados por las clases trabajadoras en los procesos de producción y reproducción social se separen cada vez más de su convivencia de clase, fragmentándosela, y a veces, confrontando sus intereses. La mercantilización de la esfera de la reproducción también es uno de los nuevos signos de la actual etapa y repercute en dos aspectos: a) la expropiación y mercantilización de actividades domésticas y privadas no mercantiles de las que son ejemplo los servicios de cuidado del hogar y los cuidadores sociales; b) y la sobre explotación de las familias, particularmente de las mujeres, en los países periféricos que, asumen como parte de sus actividades domésticas y bajo su responsabilidad, y a costa de hacer más precarias sus condiciones de vida, un conjunto de actividades que deberían ser públicas. Al la vez que el proceso de mundialización consigue articular y reunir los capitales de todas partes del mundo, fragmenta las identidades y las necesidades de aquellos que viven de su trabajo. Es la razón de que sea necesario crear una interfase con el movimiento antiglobalización -anticapitalista y anti-imperialista con acento en la tensión entre lo global y lo local, en una perspectiva de clases, como la única manera de resistir y revertir el proceso social en curso. También en el ámbito del trabajo hay cambios substantivos, ya sea bajo una nueva versión de antiguas formas de trabajo, como la producción de partes, en el hogar, etc., o bien instituyendo nuevos procesos de trabajo, externalizando y desterritorializando parte del ciclo productivo o construyendo nuevos modos de cooperación, donde se adaptan en un mismo proceso productivo, actividades que implican altas tecnologías y la absoluta precariedad. La ofensiva para asegurar la reproducción de esos procesos pasa por dos mecanismos: la reforma del Estado y la definición de estrategias que deben ser formadoras de una nueva cultura y formas de convivencia. En esa nueva convivencia se reconsidera al ciudadano con derechos, convirtiéndolo en un supuesto ciudadano consumidor; el antiguo trabajador asalariado se considera un emprendedor; el desempleado pasa a integrar la clientela de los programas de ingreso mínimo; y los trabajadores subcontratados se transforman en socios de los grandes negocios mediante los fondos de pensión y de los mecanismos de co-gobierno. Además, las relaciones locales y de vecindad se consideran comunitarias y solidarias, difundiendo la idea de componer una identidad asociativa, solidaria y cooperativa. También se observan formas de despolitización de las acciones colectivas, tratadas ahora como mecanismos de empoderamiento. Nos preguntamos: ¿Empoderamiento de quién? ¿Para qué? 26 Eso no es tarea exclusiva de los asistentes sociales, si bien como trabajadores sociales que somos, como profesionales reconocidos socialmente por la utilidad de nuestro trabajo, tenemos la obligación, cada uno desde su lugar y desde su país, de no desconocer este proceso. Es necesario tener claro que los mecanismos de enfrentamiento y superación de las desigualdades sociales deben considerarse en dos dimensiones: 1) la que apunta al enfrentamiento a través de la lucha por la emancipación política –el campo del derecho, del acceso universal, del reconocimiento público y civil de la condición del ciudadano– 2) la que percibe su superación a través de la búsqueda de la emancipación humana de los pueblos, cuya estrategia puede ser la internacionalización de las luchas de los trabajadores, proceso para el cual tenemos contribuciones, teorías, políticas y prácticas para ofrecer. Es en esta atmósfera que están puestos los desafíos del Servicio Social mundial. En primer lugar, un supuesto para todos nosotros: si se confunde la esencia con la apariencia, toda investigación sería innecesaria. En segundo lugar, investigar nuestra práctica docente de una condición de trinchera teórica, académica y de formación y capacitación de las nuevas generaciones de profesionales, respetando las diferencias, pero sin renunciar a la posibilidad de ser profesionales críticos, formadores de cultura y protagonistas de la construcción de una sociedad distinta. Las sugerencias del Profesor Midgley son un buen comienzo para este proyecto. Gracias. ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 27-30 Demandas globales para Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de James Midgley Global demands for Social Work. Comment to James Midgley’s central conference PHD. VISHANTHIE SEWPAUL Vishanthie Sewpaul es Profesora Senior en la Natal University of Kwazulu Natal. School of Social Work and Community Development Howard College Campus. Durban 4041. South Africa. SEWPAUL@ukzn.ac.za Resumen El comentario a la ponencia del Profesor Midgley se refiere básicamente a resguardar el rol del trabajo social en el ejercicio de la solidaridad y la acción colectiva en un mundo donde los nacionalistas y los cosmopolitas no son auto-excluyentes uno del otro, y donde el trabajo social es demandado en unir fuerzas a nivel global como profesión organizada, con el objeto de desafiar a los sistemas globales de injusticia y al imperialismo unipolar que ha llegado a dominar al mundo. Palabras claves (Unipolar, trabajo social, desigualdad, solidaridad, acción colectiva) Abstract This comment about Professor Midgley’s presentation talks mainly about protecting social work’s role in promoting solidarity and collective action, in a world where nationalists and cosmopolitans are not exclusive position, and where social work is demanded to gather forcers at global level, as organized profession, in order to challenge unequal global systems and the unipolar imperialism dominating the world. Key words (Unipolar, social work, inequality, solidarity, collective action) Damas y caballeros, me complace ofrecer la respuesta a la ponencia del Profesor Midgley. Si bien es en verdad un placer, es también una tarea desalentadora, dado el prestigio del Profesor Midgley y su prolífica escritura en el terreno del desarrollo social. Aunque el Sr. Midgley ha estado demasiado presente en mis clases de postgrado sobre políticas de bienestar y desarrollo social –en forma virtual, como para involucrarnos en muchos de sus textos– debo admitir que me siento un poco fuera de lugar al redactar hoy esta respuesta, pero haré mi mejor intento. El Profesor Midgley avala la elección del tema del congreso –de modo que mis felicitaciones a los organizadores del Congreso por la elección– que señala que con el aumento del neoliberalismo y el énfasis puesto en el crecimiento económico más que en la redistribución, hemos visto aumentar la desigualdad en el mundo. La desigualdad se ha ampliado no sólo entre los así llamados países desarrollados y en las regiones en desarrollo, sino también en los países esencialmente capitalistas. Los Estados Unidos, uno de los países más poderosos del mundo, cuentan con más de 12 millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria y que no saben de dónde llegará el próximo alimento que podrán consumir. Si bien las diferencias en los ingresos son importantes de por sí, el Profesor Midgley nos recuerda que no deberíamos olvidar la forma en que factores tales como la raza, el género y la etnia se intersectan con los factores económicos para mantener a las personas en posiciones de opresión y exclusión. No es accidental que las personas de color y principalmente las mujeres de color sigan siendo las personas más pobres y marginadas en cada uno de los continentes del planeta. Hace tiempo descartamos las teorías socio-biológicas de raza y género que intentaron ubicar a las personas de raza negra y a las mujeres en un estatus inferior como 27 VISHANTHIE SEWPAUL personas de menor inteligencia y pertenecientes a la menor de las especies. Como cientistas sociales reconocemos el impacto de las constelaciones de poder sesgadas y de las injusticias estructurales y las formas en que esto enmarca prácticas fuera de las cuales nosotros mismos tenemos dificultades para pensar. El control de nuestra conciencia ha sido tan poderoso, tan exitoso y tan completo que tenemos dificultad para creer que haya otros mundos fuera del capitalismo y más allá de éste. Aún cuando lo hacemos, nos quedamos cortos al imaginar un orden mundial alternativo que abarque ideales y prácticas redistributivas democráticas sociales. Estas, necesariamente, piden estructuras de gobiernos políticas y socioeconómicas que van contra la mayoría de las formas occidentales de democracia liberal. En verdad, más que entender plenamente el “realismo” de los imperialistas unipolares y de cuestionar sus destructivos efectos, que es a lo que nos insta el Prof. Midgley, existe una llamada de muchos trabajadores sociales hacia los derechos humanos y la justicia social desde el interior del modo liberal que domina los derechos, principios y opciones. La democracia liberal supone la existencia de un individuo autónomo y libre, no sujeto a restricciones estructurales externas sobre sus elecciones. Hay una supuesta convergencia entre la democracia liberal y la ideología del libre mercado. De ahí el deseo de Bush de democratizar a Irak llevando a ese país por el camino liberal y su regocijo ante la perspectiva de que Fidel Castro renuncie de modo que Norteamérica pueda restaurar para los cubanos sus libertades y democracia. Yo digo que Cuba debe trazar su propio camino si el socialismo cubano no funciona para Cuba. La intervención norteamericana en Irak no ha contribuido a ninguna otra cosa aparte de una gran cantidad de muerte y destrucción. ¿Qué bien le ha aportado la forma norteamericana de democracia liberal a las mayorías del mundo, en donde la riqueza, la educación, la salud y el bienestar se concentran en las manos de unos pocos? Si la democracia social implica esforzarse por conseguir mayor igualdad entre las personas –donde ningún niño se vaya hambriento a la cama, donde ningún niño muera a causa de enfermedades que pueden prevenirse, y en donde todos los niños tengan acceso a la educación básica gratuita– ¿no es esta una mejor opción que la ideología de libre mercado? Los beneficios acumulados por una pequeña elite bajo el neoliberalismo y el poder que ésta ejerce al controlar la mayor parte del capital del mundo, además de los medios, significa que somos pocos lo que podemos pensar en posibilidades fuera de este marco. 28 Pero amigos, es importante –en especial si reconocemos que el dolor, los traumas y el desperdicio de vidas se apoyan en el capitalismo neoliberal y en la destrucción de los recursos del planeta– que cuestionemos el actual orden imperante en el mundo. Existe un supuesto que se da por sentado en relación a una convergencia entre el mercado y la democracia, con el predominio capitalista norteamericano pregonados como fuente de moral y de práctica de la democracia, lo cual en realidad no puede estar más alejado de la verdad, tal como lo aclara un maravilloso escritor post-colonial, Samir Amin. Si la democracia en verdad se trata de derechos humanos, justicia social, participación del pueblo y respeto por la dignidad humana, ¿en dónde está su convergencia con el mercado, que no deja espacio para la justicia y la compasión, que crea indiferencia respecto de la desigualdad, el hambre, la explotación y el sufrimiento, que excluye las voces de los Otros, con un poder altamente centralizado que se negocia en la Banca Mundial, el Fondo Monetario Internacional, La Organización Mundial del Comercio y por los súper poderes del mundo? Si el acceso a la información es central para una democracia que se profundiza, ¿cómo puede haber democracia si la información y las propias ideas que generamos se transforman en materia prima? ¿Cuál es la convergencia entre democracia y mercado cuando los derechos de propiedad intelectual (DPIs) que incorporan las leyes de patentes, se diseñan sólo en interés del lucro (por ejemplo, aquellos de las empresas farmacológicas multinacionales, permiten que muera una tercera parte de la población del Mundo de los Dos Tercios? ¿Qué son lo liberal y la libertad individual, si tales libertades significan la restringida opción por la enfermedad, la inanición, el hambre y la muerte para una gran parte de la población del mundo? Chang y Grabel (2004, p. 94) afirman que “se ha dejado fuera de la noción liberal sobre los derechos de propiedad intelectual, la posibilidad de que el ‘lucro social’ o bienestar social puedan servir como estímulo para la innovación o que los gobiernos deberían estar en posesión de esos derechos” más que los individuos o la empresa privada. Amin (2001, p. 9) concluye que “... las relaciones capitalistas globales de mercado han generado desigualdades cada vez mayores. La teoría de la convergencia –la noción de que mercado y democracia confluyen– es hoy en día sólo un dogma; una teoría de políticas imaginarias”, con mucho de lo que se habla acerca de democracia reflejando la imposición de los formuladores de las políticas que han usurpado el poder en los Estados Unidos. DEMANDAS GLOBALES PARA TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY El Profesor Midgley nos ofrece una comprensión teórica al proporcionarnos cuatro amplias categorías de respuesta al poder global. Los ideales optimistas e igualitarios de los cosmopolitas que favorecen la cooperación internacional con el mismo trato para todos los estados - naciones; la protección de las identidades e intereses nacionales de los etno-nacionalistas; la negación del mundo interconectado de los aislacionistas1; y los realistas internacionales. Es al interior de esta última categoría donde están los imperialistas unipolares que basan sus argumentos en el principio darwiniano del determinismo biológico y de la supervivencia del que mejor se adapte; la “naturalidad” y la inevitabilidad del dominio de las naciones más débiles por parte de las más fuertes. Según lo dicta la dinámica actual del mundo, los Estados Unidos son los que ostentan esta posición –sólo que no se trata del benevolente Leviatán que utiliza su poder militar, diplomático y económico para mantener la paz en el mundo como creen algunos imperialistas unipolares. Sabemos que la verdad es lo opuesto. El Profesor Midgley menciona apenas algunos de varios ejemplos de los efectos destructivos del unipolarismo norteamericano– su compromiso con hacer que la democracia liberal y el libre mercado dominen el mundo, la guerra en Irak, y las consecuencias de las políticas de abstinencia de los conservadores Norteamericanos con respecto a la prevención del VIH en Uganda. Si bien los sistemas de clasificación y categorización pueden tener valor y ayudarnos a encontrarle el sentido a un mundo muy caótico y complejo, al mismo tiempo contienen el potencial de imponernos una camisa de fuerza. No he estudiado las complejidades en absoluto. Sin embargo, no estoy segura de que no se pueda ser, por ejemplo, nacionalista y cosmopolita al mismo tiempo. ¿Podría ser nuestra fidelidad hacia la identificación nacional, y nuestra necesidad de ella, la antítesis de los ideales cosmopolitas de ciudadanía global? Las identidades, como todos sabemos, son fluidas, dinámicas y cambiantes –dependiendo de diversos factores de contexto e históricos. Además, si bien mucho de nuestra retórica en el trabajo social acerca de los derechos humanos y la justicia social pueden conjurar las imágenes de la ciudadanía global, las definiciones de ciudadanía– con su enfoque sobre los derechos y responsabilidades de los pueblos en relación a una nación-estado específico, indican que todos los aspectos sustantivos de la ciudadanía se apoyan a nivel nacional. De modo que, sin importar lo cosmopolita que se pueda ser en términos de perspectiva la realidad es que esos marcos políticos y legislativos con respecto a la ciudadanía se definen a niveles nacionales. Los sistemas de clasificación a veces constituyen también la apariencia tras la cual se ocultan los académicos y los cientistas sociales. Facilita un lenguaje de objetividad, neutralidad y una postura de libre mercado (value - free) ante una problemática demasiado repleta de valor (value laden). Estoy muy complacida de señalar que el Profesor Midgley no usa esta clasificación con esta finalidad. Por el contrario, llama en forma explícita a los trabajadores sociales a estar concientes de las consecuencias de la ideología y prácticas unipolares y a nosotros nos propone cuestionarlas. Nos re-repite aquello a lo que nos han llamado muchos trabajadores sociales en todo el mundo. Su llamado concuerda plenamente con la declaración de visión y misión de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS)2. La declaración de políticas sobre derechos humanos de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS)3 y de la AIETS reconoce el lugar de la solidaridad y de la acción colectiva. Pienso que llegó el momento de responder a este llamado en forma activa. Hay muchos trabajadores sociales profesionales, quienes ya sea dentro de sus capacidades individuales, o como parte de sus organizaciones nacionales de sociedad civil locales o nacionales, están cuestionando los sistemas globales de injusticia, exclusión y marginación. Es poco afortunado que como profesión organizada no hayamos sido capaces de hacerlo a nivel global. Necesitamos desarrollar una red global de trabajadores sociales que se involucre, que entable diálogos, que desarrolle alianzas con otros movimientos de la sociedad civil y que desafíe a los actuales esquemas del imperialismo unipolar y a la ideología de libre mercado que domina cada aspecto de nuestras vidas y de las vidas de las personas para las que trabajamos. El trabajo social, como disciplina, se ve afectado por ellos en todo el globo. Los trabajadores sociales han escrito sobre el tema, y algunos han protestado contra el creciente énfa- Isolationism: una política extranjera que combina una política militar no intervencionista y una política de nacionalismo económico (proteccionismo). (N. Editor). 2 IASSW. 3 IFSW. 1 29 VISHANTHIE SEWPAUL sis en las prácticas, resultados, auditorías, nóminas salariales con base en la evidencia, a expensas del énfasis del trabajador social en la protección, los valores, los procesos y la reflexividad. Los trabajadores sociales deben trabajar bajo enormes presiones con el aumento de la privatización de los servicios; la reducción de la salud, la educación y el bienestar, y la creciente desigualdad en el mundo. Y lo que es más importante, vemos, somos testigos y experimentamos, los efectos de éstos en las vidas de las personas para las que trabajamos. Necesitamos comenzar a dialogar a nivel global. Necesitamos soñar con la posibilidad de órdenes mundiales alternativos. Si realmente podemos comenzar a visionar ese sueño tal vez podamos comenzar a darle alguna sustancia y ofrecer esperanzas para el futuro. Es un 30 imperativo moral y no deberíamos rendirlo ante los políticos, cientistas políticos, sociólogos y anarquistas del mundo. El trabajo social necesita unir fuerzas a nivel global como profesión organizada para desafiar a los sistemas globales de injusticia y al imperialismo unipolar que ha llegado a dominar al mundo. Referencias AMIN, S. (2001) Imperialism and Globalization. Monthly Review. 53, 2 http://www.monthyreview.org/0601amin. htm. CHANG, H. AND GRABEL, I. (2004) Reclaiming Development: An Alternative Economic Policy Manual. London: Zed Books. ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 31-46 El orden social contemporáneo como desafío central The contemporary order as central challenge PHD. JOSÉ PAULO NETTO El doctor José Pablo Netto es Profesor Titular del Departamento de Métodos de la Escuela de Serviço Social de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) e Investigador del Conselho Nacional de Desenvolvimento Tecnológico (CNPq/ Brasil) con más de diez libros publicados. Av. Pasteur 250, Campus Praia Vermelha, ESS Praia Vermelha - Rio de Janeiro - RJ CEP: 22290-240; jpnetto@uol.com.br Resumen El autor recoge el desafío planteado por el Congreso: el desigual orden contemporáneo, y hace un llamado por un compromiso profesional enmarcado en lo que él describe como un Servicio Social crítico, que busca contraponerse frontalmente al reino de las desigualdades. El profesor Netto se refiere a la desigualdad en Brasil y América Latina y sostiene que superar esta condición, más que una simple petición de un principio ético o una aspiración subjetiva o una demanda político-ideológica de sectores de izquierda, es para el Servicio Social una insoslayable exigencia cívica. Para explicar la situación describe las consecuencias del ajuste neoliberal en la región y establece que el desafío para el servicio social no se sitúa en el ámbito de técnicas o procedimientos interventivos - vale decir, no se insertan en el circuito instrumental, si no éste se inscribe en el ámbito de la comprensión del significado social de su intervención, y este significado sólo es inteligible si se dilucidan las condiciones en que las relaciones sociales se procesan en la sociedad contemporánea. Palabras claves (Desigualdad, servicio social crítico, neoliberalismo, intervención social, contexto social) Abstract The author takes the challenge posed by Congress: the unequal contemporary order, and calls for a professional commitment framed by what he describes as a critical social service, which seeks to frontally resist the kingdom of inequality. Professor Netto concerns inequality in Brazil and Latin America and argues that this condition rather than a simple call for an ethical principle or an aspiration or a subjective demand of ideological-political left sectors, for Social Service is a major civil requirement. To explain the situation, the author describes the consequences of neoliberal adjustment in the region and establishes that the challenge for social service does not fall within the scope of techniques or procedures of the intervention, but it falls within the scope of understanding the social meaning of the intervention, which is based on the conditions under which social relations are processed in contemporary society. Key words Iinequaity, critical social service, neoliberalism, social intervention social, social context) Introducción La propuesta de esta 33ª Conferencia Mundial de Escuelas de Servicio Social Crecimiento y desigualdad. Escenarios y desafíos del Servicio Social en el siglo XXI, no podía ser más pertinente. Agradezco la invitación y ofrezco a todos estas hipótesis de trabajo, para que enfrentemos los desafíos que nos son colocados como docentes y ciudadanos. El tema es pertinente, porque la denominada cuestión social, espacio en que la desigualdad se expresa como evidencia flagrante y de la cual se desprenden las problemáticas centrales de las que se ocupa el Servicio Social, se nos presenta con una magnitud exponencial en este comienzo del siglo XXI. En palabras de Mello, el cuadro mundial de desigualdad en que nos movemos puede ser descrito de la siguiente forma: “Los países ricos, que representan sólo 15% de la población mundial, controlan más del 80% del rendimiento global, siendo que aquellos del hemisferio sur, con 58% de los habitantes de la tierra, no llegan al 5% de la renta total. Considerada, entonces, la población mundial en su conjunto, los números del apartheid global se estampan con mayor claridad: el 20% más pobre dispone apenas de un 0,5% de la renta mundial, mientras los más ricos, del 79%. Basta para esto pensar 31 JOSÉ PAULO NETTO que un único banco de inversión, el Goldman Sachs, divide anualmente el lucro de US$ 2,5 billones de dólares entre 161 personas, mientras que un país africano, como Tanzânia, con un PIB de apenas US$ 2,2 billones, tiene que sustentar 25 millones de habitantes. La concentración de la riqueza llegó al punto que el patrimonio conjunto de 447 billonarios, es equivalente a la suma de toda la renta de la mitad más pobre de la población mundial, es decir, cerca de 2,8 billones de personas”( Mello, 1999: 260) vadurismo de la profesión, criticando la neutralidad político-ideológica, denunciando la debilidad teórica de sus fundamentos y demostrando la extrema limitación de sus impactos en la intervención social. Las dictaduras latinoamericanas de los 70 no hicieron viable su desarrollo, pero su legado trascendió a través de la acción del CELATS y el apoyo de la Asociación Latinoamericana de Escuelas de Servicio Social (ALAETS), consolidando una vertiente crítica en el universo profesional3. En el desarrollo de mi exposición abordaré con detalles este cuadro de proporciones absolutamente dramáticas, en el cual se destacan tres dimensiones: “la creciente distancia entre el mundo rico y el pobre (y dentro del mundo rico, entre sus ricos y sus pobres), la ascensión del racismo y la xenofobia; y la crisis ecológica del globo, que nos afectará a todos”( Hobsbawm, 1992:104). Sin embargo, quiero partir con la perspectiva profesional en la que se inserta mi argumentación: La concepción de Servicio Social fundamentada en el Código de Ética Profesional brasilero4, explicita su compromiso con la igualdad social, entendida no como una ecualización homogeneizadora de los individuos, sino como la única condición capaz de propiciar a todos los supuestos para su libre desarrollo. Así, la igualdad se opone a la desigualdad y no a la diferencia, de hecho lo que se opone a la diferencia es la indiferencia. Es más, precisamente para que los individuos se desarrollen explicitando sus auténticas diferencias es que se torna imprescindible la igualdad social. En este marco se inscribe un Servicio Social crítico que busca contraponerse frontalmente al reino de las desigualdades. Es en él que vivimos en Brasil y América Latina. Un servicio social comprometido con la igualdad Actualmente, el universo del Servicio Social latino-americano es claramente un mundo plural. Y al contrario de ciertos nostálgicos de un idílico tiempo de unanimidades amorfas, pienso que esto es una demostración inequívoca de las potencialidades profesionales y de la sintonía del Servicio Social con los conflictos y tensiones que dinamizan las diversas sociedades latinoamericanas. Esto no significa que todas las vertientes tengan igual valor o significado social. En ellas coexisten corrientes extremadamente conservadoras con otras marcadas por un izquierdismo romántico-utópico. Sin embargo, estoy convencido que la diversidad, además de propiciar riquezas para el debate de las ideas, expresa la diferenciación de proyectos societarios que se confrontan en nuestro subcontinente1. La instauración del pluralismo en este universo dice relación con el movimiento de reconceptualización, surgido hace ya 40 años2. En su heterogeneidad, este proceso de renovación rompió con el conser1 2 3 4 5 La desigualdad en Brasil y América Latina La desigualdad en Brasil es tal, que el mayor historiador marxista vivo sostuvo que mi país era “un monumento de injusticia social y candidato a campeón mundial de la desigualdad económica, donde el 20% más pobre de la población se divide el 2,5% de la renta de toda la nación y el 20% más rico con los dos tercios de esa misma renta” (Hobsbawm, 1995:397)5. Estudios reciente muestran que 5.000 familias, en un país de 180 millones de habitantes, se apropian de una riqueza equivalente a 2/5 de todo el flujo de renta generado por la sociedad brasilera durante un año. Tales familias embolsan el 3% de la renta nacional total con su patrimonio que representa cerca del 40% del PIB brasilero (Campos, Barbosa, Pochman, Amorim & Silva, 2004: 11-29). Para un mayor análisis de este aspecto ver: “La construcción del proyecto ético-político del Servicio Social frente a la crisis contemporánea”, in E. Borgianni, Y. Guerra e C. Montaño (orgs.), Servicio Social Crítico: hacia la construcción del nuevo proyecto ético-político profesional. S. Paulo, Cortez, 2003. Un análisis más profundo verlo en N. Alayón (org.), A 40 años de la Reconceptualización. Buenos Aires, Espacio Editorial, 2005. Ver revista Del CELATS Acción Crítica, especialmente em El documento Servicio Social en América Latina. Balance y perspectivas. Lima, Ediciones Celats, 1983. Assistente Social: ética e direitos. Coletânea de leis e resoluções. Rio de Janeiro, CRESS/7a. Região-RJ, 2005. Recordemos que el “coeficiente de Gini” es el indicador más usado para referirse a las desigualdades, variando de O (cero - perfecta distribución de renta) a 1 (uno- total concentración de la renta). 32 EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL Pero la desigualdad no es sólo una panacea brasilera, ella marca el conjunto de las principales sociedades latinoamericanas. Como sostiene un calificado analista: “...América Latina es la región del planeta donde existen las mayores desigualdades y donde los más ricos reciben una mayor proporción de renta. A pesar de tener un PIB per capita intermedio, América Latina presenta el mayor porcentaje de renta para los 5% más ricos y el menor porcentaje de renta para los 30% más pobres entre todas las regiones del planeta” (BID, 1998: 119). De hecho, en la entrada del siglo XXI, América Latina permanece con sus venas abiertas (E. Galeano). De allí que esta condición es para Servicio Social, más que una simple petición de un principio ético o una aspiración subjetiva o una demanda político-ideológica de sectores de izquierda: ella se muestra como una insoslayable exigencia cívica. mericanas. Si en 1987, el Banco Mundial contaba 70 millones de pobres y 50 millones de indigentes en América Latina6, en 1996 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo/PNUD estimaba que, a mediados de los años noventa del siglo pasado, en América Latina vivían 110 millones de personas por bajo de la línea de la pobreza (dos dólares diarios por persona), lo que representaba 24% de la población del subcontinente (PNUD, 1997). En la última década, había en América Latina 42 millones de adultos analfabetos, 55 millones de personas sin acceso a servicios de salud, 109 millones sin servicios de agua potable, 5 millones de niños menores de cinco años subnutridas y 36 millones de personas sin esperanza de vivir más de 40 años (BID, 1998: 87); y datos de 2004 según la CEPAL indicaban que 44% de la población residían en favelas o áreas con precaria infra-estructura. Cabe observar, además que la desigualdad es un fenómeno recurrente, aunque con patrones diferenciados, en el conjunto de las sociedades capitalistas. Incluso en la mayor potencia capitalista, en los Estados Unidos, el coeficiente de Gini entre 1968 y 1994 aumentó un 22,4%. En este período, en el quintil más rico la renta creció un 44%, mientras que la renta de la renta media del quintil más pobre creció apenas un 8% (Op. Cit, p. 82). Tales procesos de concentración de renta son fenómenos planetarios: hay datos que muestran que en términos de distribución de renta mundial, entre 1988 y 1993, la participación de los 10% más pobres cayó de 0,9 a 0,8%, mientras que el 10% de los más ricos subió de 46,9 a 50,8% (Op. Cit. p. 86). Ya desde el último tercio del siglo XX, la pobreza dejó de ser visible sólo en los países en desarrollo. Estados Unidos, mediante su Escritorio del Censo, consideraba en 1986 que la pobreza incluía a 18,2% de su población, en datos más recientes ella llegaba a 20% (Chossudovsky, 1999: 36). No es casual que el PNUD en el 2005, sostenía la enorme desigualdad existente en Estados Unidos en relación al acceso a los servicios de salud y sus efectos (PNUD, 2005)7. A su vez, a finales de los ochenta existían 50 millones de pobres en la Unión Europea (Atkinson, 1998); en 1994 un 11,8% de sus familias vivían en una situación de pobreza (Eurostat, 1998). En datos del PNUD en 1998, dos estudiosos observaban que los países de la OCDE tenían más de 100 millones de personas viviendo debajo de la renta individual media disponible (Salama & Destremau, Op. Cit. p.93-94). Pobreza y desigualdad A esta altura de nuestra argumentación, es preciso colocar una problemática conexa a la desigualdad: la problemática de la pobreza. La mensuración de la pobreza envuelve cuestiones de naturaleza técnicopolítica y de orden instrumental. Los indicadores que pueden ser construidos son siempre objeto de polémica ya que presentan resultados muy diversos (Salama & Destremau, 1999), sirviendo incluso como medios de mistificación político-ideológica, como es el caso del Banco Mundial (Chossudowsky, 1999:35). Pero con cualquiera de ellos, la pobreza es una marca constitutiva de las sociedades latinoa- Por otra parte, es necesario decir que la pobreza y la desigualdad no se agotan o reducen a sus aspectos socio-económicos. Ambas se tratan de problemáticas pluridimensionales (Fitoussi & Rosanvallon, 1996; Salama & Destremau, Op. Cit.). Sin embargo, la condición de comprenderlas consiste precisamente en partir de su fundamento socio-económico. Cuando ese sustrato es minimizado, el resultado es una naturalización o la culturización de ambas. En las sociedades en que vivimos –es decir, formaciones económico-sociales fundadas en el dominio de Para el banco, la línea de indigencia (o pobreza extrema) estaría en una renta anual de 275 dólares, de pobreza una renta anual de 370 dólares. Ver Banco Mundial, World Development Report 1990. Poverty. Washington, Banco Mundial, 1990. 7 Para una primera aproximación a las condiciones sociales contemporáneas de América del Norte, ver. J. Petras, Neoliberalismo: América Latina, Estados Unidos e Europa. Blumenau, FURB, 1999, pp. 189-219. 6 33 JOSÉ PAULO NETTO la producción capitalista–, pobreza y desigualdad están íntimamente vinculadas, ya que un componente insuprimible de la dinámica de la producción capitalista es la explotación. Sin embargo, los patrones de desigualdad y pobreza no son meras determinaciones económicas, ellos se relacionan a través de mediaciones extremadamente complejas y de determinaciones de naturaleza político-cultural, que se expresan en las diversas formaciones económico-sociales capitalistas. Crecimiento económico, pobreza y desigualdad La nomenclatura usada hasta ahora modo de producción capitalista, formación económico social, nos remite claramente a la tradición teórica fundada por Marx. Es en esta perspectiva, que reivindico explícita y frontalmente el desarrollo capitalista y la producción exponencial de riqueza, así como la producción reiterada de pobreza. Este trazo, propio de la dinámica de desarrollo capitalista, encuentra su fundamento teórico en la ley general de acumulación capitalista (Marx, 1984). El desarrollo plurisecular del “capitalismo real” es la demostración cabal de que la producción capitalista es simultáneamente producción polarizadora de riqueza y pobreza (absoluta o relativa)8. Todavía está por descubrirse una sociedad capitalista en cualquier cuadrante o período histórico, donde la pobreza no sea la contra parte necesaria de la riqueza socialmente producida9. Por esto mismo, es falsa la tesis según la cual el crecimiento económico es la única condición necesaria para enfrentar y reducir el pauperismo que proviene de la acumulación capitalista (y, en la misma medida, para reducir las desigualdades). Aquí, son numerosos los ejemplos históricos que lo muestran, partiendo por el desarrollo norteamericano en el siglo XX: si en él no se registró pauperización absoluta; la pauperización relativa fue incontestable, cayendo su parte de la renta nacional en 56% en 1890, en 1923 54% y en los finales de los años sesenta bajando hasta cerca del 40%. Un segundo ejemplo, lo muestra el desarrollo brasilero. Entre 1939 y 1978, Brasil se industrializó y se urbanizó, modernizó su agricultura y, en escala mundial, fue de aquellos que presentó una perfomance económica extraordinaria. A lo largo de esos años el PIB creció una media anual de 5,9% y la renta per cápita fue multiplicada por cinco. Pero el padrón de desigualdad no fue alterado en lo más mínimo, como lo sostienen diversos especialistas: “el crecimiento no demostró ser lo suficientemente fuerte, por si solo, para alterar el juego distributivo. En síntesis, la torta de la renta creció, pero su repartición no se mostró distinta a lo que ya venía ocurriendo con anterioridad” (Campos, Op. Cit. p.37). Por tanto, en una sociedad capitalista, el crecimiento económico puede potencialmente contribuir a una reducción de la pobreza (en el sentido marxista de la pauperización absoluta) siempre que el ciclo del crecimiento sea largo y expresivo, acompañado de una política expresamente redistributiva y siempre que se pueda mantener una inflación baja. En esas condiciones el crecimiento puede, efectivamente, tener un efecto positivo en la reducción de la pobreza. En la ausencia de esos requisitos el crecimiento puede, incluso, acarrear desigualdades crecientes (P. Salama e B. Destremau, op. cit., p. 41). En suma, sobre las relaciones entre crecimiento, pobreza y desigualdad, se puede afirmar con certeza que ellas están muy lejos de ser causales y unívocas, y sobretodo de justificar la tesis según la cual solamente el crecimiento económico puede permitir tanto la reducción de la pobreza como la disminución de la desigualdad. La distinción entre pauperización absoluta y relativa en la tradición marxista, nada tiene que ver con los indicadores generalmente utilizados para la medición de la pobreza. De hecho, los trabajadores experimentan, en el curso del desarrollo capitalista, procesos de pauperización que provienen de la esencia explotadora del orden del capital. La pauperización puede ser absoluta o relativa. La pauperización absoluta se registra cuando las condiciones de vida y trabajo de los proletarios experimentan una degradación general. La pauperización relativa es distinta: puede ocurrir aunque las condiciones de vida de los trabajadores mejoren; ella se caracteriza por la reducción de la parte que les cabe del total de los valores creados, en cuanto crece la parte apropiada por los capitalistas. Esto no puede ser confundido con los conceptos de pobreza absoluta y pobreza relativa. 9 Pienso que es necesario recordar que la pobreza, en el orden del capital, al contrario de lo que ocurría en las formaciones sociales precedentes, no proviene de una penuria generalizada, sino de una paradojal y continua producción de riquezas. Como ya sostuve: “Se, nas formas de sociedade precedentes à sociedade burguesa, a pobreza estava ligada a um quadro geral de escassez, [na sociedade burguesa ela se mostra conectada a um quadro geral tendente a reduzir com força a situação de escassez. Numa palavra, [na sociedade burguesa a pobreza] se produz pelas mesmas condições que propiciam os supostos, no plano imediato, da sua redução e, no limite, da sua supressão” (J. P. Netto, Capitalismo monopolista e Serviço Social. S. Paulo, Cortez, 2001, p. 153-154). 8 34 EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL La excepcionalidad del Welfare State o el significado de su deconstrucción En este argumento se debe considerar que el Estado de Bienestar Social o esos treinta años dorados en la dinámica capitalista, el crecimiento estaba conectado a la disminución de la pobreza y la reducción de la desigualdad. Este episodio es la suma de experiencias diferenciadas, sea desde el punto de vista cronológico (en la Europa nórdica, se inicia en los años 30, en el desdoblamiento de la crisis de 1929, mientras que en la Europa occidental, son característicos de la posguerra) (Przeworsky, 1985); sea desde el punto de vista del capitalismo donde alcanzó niveles propios de lo que Mandel designó como formato institucional (Mishra, 1981). Sin embargo, aparece un denominador común en su base, con tres elementos distintivos: • un lapso temporal de casi treinta años, en que el crecimiento de la economía fue una onda larga expansiva (Mandel, 1982), con notables índices de crecimiento y tasas de lucro bastante altas; las crisis cíclicas no fueron suprimidas (verifíquense en 1949, 1953, 1958, 1961 y 1970), pero sus efectos fueron bastante atenuados; • una fuerte organización operaria y trabajadora, a través de un movimiento sindical y sólidos aparatos partidarios (social-demócratas, socialistas y comunistas); • el pavor de las burguesías occidentales a una expansión del socialismo - o el prestigio conquistado por la Unión Soviética en la lucha contra el nazi-fascismo hizo que las burguesías, delante del “peligro rojo”, se dispusiesen a admitir a legitimidad de varias demandas de “su” proletariado. Considerando lo anterior es relevante marcar que las experiencias del Welfare no expresaron una posible “evolución normal” del desarrollo capitalita. Al contrario, ellas constituyeron una excepción cronológica, espacial y sociopolítica en el proceso multisecular del capitalismo. No fueron más que episodios descartados después de una corta existencia de tres décadas. Los años 70 asisten al inicio del asalto del gran capital a las experiencias de Welfare. La gran burguesía monopolista, termina su luna de miel con el intervencionismo keynesiano y rompe litigiosamente ese breve matrimonio. Lo hace por una razón simple, en 1975 por primera vez después de la guerra mundial, la economía capitalista mundial conoció una recesión generalizada, que impactó a todos los principales países capitalistas (Mandel, 1990). Para tratar de revertir la baja de las tasas de lucro es que la burguesía monopolista da curso a una ofensiva del capital, entre cuyos objetivos está el asalto a las experiencias del Welfare, ideológicamente configurada como neoliberalismo (Aveles, 1991; Netto, 1993; Sader y Gentili, 1995). Objetivamente, al movimiento del capital le repugna cualquier tipo de control o regulación externa al juego del mercado –y los varios modelos de Welfare consistían en regulaciones políticas impuestas al capital. La ofensiva iniciada en los años setenta tuvo una finalidad central– hacer del mercado el único regulador societario. Por esto mismo, la retórica del gran capital (vocalizada en la ideología neoliberal) acerca de la necesidad de reducir las funciones estatales es falsa y mistificadora porque oculta su objetivo real: el Estado mínimo que defiende equivale a un Estado máximo para el capital. El capital no puede prescindir del Estado, como bien demostró Mészáros (1995): en la ofensiva desatada por el capital a partir de los años setenta, no se trata de “disminuir” el Estado, sino de amputar las funciones democrático-reguladoras que la presión de las organizaciones de operarios y de trabajadores consiguieron inscribir en el Estado burgués hasta la sexta década del siglo pasado. En gran medida, la ofensiva del capital fue exitosa –como lo muestra, entre otros indicadores, la deconstrucción y la “crisis del Welfare State”. La represión política al movimiento sindical europeo (tipificada en el trato que la Sra. Tatcher dio a los mineros ingleses) se sumó a la vergonzosa capitulación de la social-democracia, con sus partidos transformados en máquinas electorales y su plena integración al programa del gran capital; y los efectos del colapso de la Unión Soviética y del bloque socialista acompañaron la “reestructuración productiva” y todo el elenco de procesos que redimensionaran la economía capitalista, haciendo que el capitalismo monopolista transitase para su segundo estadio contemporáneo, marcado por la financierización. El resultado que comprueba el éxito de la ofensiva del capital surge en la última década del siglo XX: altas tasas de lucro fueron rescatadas, aunque sin la recuperación de tasas significativas de crecimiento (Sader & Gentili, Op. Cit)– desde mediados de los años ochenta, la economía capitalista viene creciendo a una tasa media anual de 2,5%, casi la mitad de lo verificado en el período 1950/1970 (Pochmann, Op. Cit. p.35). La deconstrucción del Welfare adquiere su verdadero significado cuando se inserta en el proceso más amplio de la ofensiva del capital: no se trató, como 35 JOSÉ PAULO NETTO pretenden algunos social-demócratas tardíos, de una simple respuesta a una pretendida “crisis de financiamiento”, implicando el agotamiento “cultural” de un determinado “contrato social” (Rosanvallon, 1981) - ella firmaba la liquidación del capitalismo “democrático” que duró treinta años, revelando la incompatibilidad de una conexión durable entre dinámica capitalista, supresión de pobreza absoluta y reducción de desigualdades. Ella indica que el capitalismo contemporáneo se muestra cada vez menos capaz de soportar reformas viabilizadoras de la ampliación de derechos sociales. Ella demuestra que el movimiento del capital, en el ocaso del siglo XX y en el alba del siglo XXI, recusa cualquier control social y sólo puede mantenerse y reproducirse si se deja libre el curso para la acumulación, con todas las consecuencias de su ley general. No es por casualidad, que la “cuestión social”, puesta en marcha en el primer tercio del siglo XIX precisamente por la acción de la ley general de acumulación capitalista, haya ganado, en el último fin de siècle, tantas expresiones inéditas, al punto que los desprevenidos descubrieron una nueva “cuestión social”, a ser enfrentada por una “solidaridad refundada” (Rosanvallon, 1995). XX, las imposiciones derivadas de la deuda externa transformaron los países periféricos en grandes exportadores de capital para los países centrales: “El total pendiente de la deuda de largo plazo de los países en desarrollo... era de aproximadamente US$ 62 billones en 1970. Ella creció 7 veces en el curso de los años 70, llegando a US$ 481 billones en 1980. La deuda total era de más de US$ 2 trillones en 1996, siendo este un aumento de 32 veces en relación a 1970” (Chossudovsky, Op. Cit. p. 37). Hay que considerar que este crecimiento se produce a pesar de todos los pagos efectuados a lo largo de este período. La ofensiva del capital en los países periféricos En su excelente análisis del ajuste neoliberal, Laura Tavares muestra que éste es mucho más que un programa económico: éste expresa una redefinición global del campo político-institucional y, en una desigualdad creciente, sitúa la figura del pobre en el centro de políticas focalizadas de asistencia. Ocurre, entonces, un desplazamiento de la función asistencial, que se vuelve un instrumento esencial de legitimación del Estado. Cito textualmente sus palabras: en el marco del ajuste “los derechos sociales pierden identidad y la concepción de ciudadanía se restringe; se profundiza la separación público-privado y la reproducción [social] es enteramente devuelta para este último ámbito; la legislación laboral evolucionó para una mayor mercantilización (y, por tanto, desprotección) de la fuerza de trabajo; la legitimación (del Estado) se reduce a la ampliación del asistencialismo” (Ibid: 13). Impuesto a los países periféricos –sin consulta democrática–, el ajuste reveló, en todas las latitudes, resultados catastróficos para las masas trabajadoras y las clases subalternas. Las “reformas” La relación entre los países capitalistas más desarrollados y los menos desarrollados (subdesarrollados, periféricos10), fundada en esta asimetría de la dinámica económica, se constituyó históricamente como una relación de explotación - y sobre este punto, cualquier polémica es pura pérdida de tiempo. En el breve episodio de las tres décadas de oro, esta relación de explotación se mantuvo con intensidad y naturalmente, los recursos drenados de la periferia contribuyeron para que las grandes burguesías centrales financiasen su Welfare. En el período siguiente al agotamiento de la onda larga expansiva, los tradicionales mecanismos de succión de recursos empleados por los países centrales fueron cualitativamente ampliados con la entrada en escena de los instrumentos de eternización del endeudamiento externo de buena parte de los principales países de la periferia; en el último tercio del siglo En este escenario, se imponen dos conclusiones: 1) no se puede refutar la persistencia de la relación imperialista entre el capitalismo central y la periferia; 2) son ingenuas, para decir lo mínimo, las propuestas concernientes a la “ayuda” de los países capitalistas centrales a los periféricos. Es más, la ofensiva del capital sobre los países periféricos tomó su forma específica con los “planos de ajuste” impuestos a ellos, principalmente en la secuencia de los años ochenta y que, en el final de esta década, ganaron la formulación canónica del Consenso de Washington (Batista, 2004)11 Estudios recientes destacan, entre los países periféricos, aquellos que lograrán construir sistemas productivos nacionales con algún grado de competitividad mundial (“semi-periféricos” o “periféricos de primera línea” - cf. G. Arrighi, A ilusão do desenvolvimento. Petrópolis, Vozes, 1997 y, también S. Amin, Más allá del capitalismo senil. Paidós, Buenos Aires, 2003). 11 Un abordaje de Consenso: M. C. Tavares e J. L. Fiori, (Des)ajuste global e modernização conservadora. Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1993. 10 36 EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL que se impusieran en el ámbito del Estado y sus instituciones tuvieron efectos sólidamente regresivos, suprimiendo o mutilando derechos sociales antes consagrados. Resulta claro que al desastre social al que me refiero dice relación a las masas trabajadoras – como en la vida socio-económica no existe juego de suma cero, las políticas de ajuste favorecieron escandalosamente, a los grandes capitalistas (individuales y/o colectivos) y sus servidores directos. Ya a mediados de la década pasada, eran evidentes las señales inequívocas de este desastre. Y los ideólogos neoliberales cuando los confrontaron con la evidencia del desastre, eximieron su programa de cualquier responsabilidad, argumentando simplemente que ella no fue ejecutada integralmente o que su implementación fue imperfecta12. En verdad, lo que pretenden es imponer que “la visión de los problemas sociales existentes hoy son solamente un problema de administración del ajuste, culpando, una vez más, a los Estados nacionales de ser incompetentes en la gestión económica y social” (Tavares, 2000:31). Lo grave es que esta imposición ha sido realizada y pocas voces se levantan contra ella – de hecho, no es exageración afirmar que la ideología neoliberal, con el conjunto de sus mistificaciones, dispone de fuerza y capacidad de neutralización de sus críticos, fuerza y capacidad de neutralización directamente vinculadas a la fuerza de los intereses económicos que representa y expresa. Mientras tanto, la medida del desastre se hizo tan flagrante que las mismas instituciones internacionales que patrocinaran las políticas de ajuste comenzaron a revelar “preocupaciones” con el agravamiento del cuadro social en relación con la pobreza. El marco inicial de esa preocupación se encuentra en un documento del Banco Mundial de 1990, seguido por textos del BID y por el FMI, quien desde la entrada de este siglo se viene pronunciando al respecto (Tavares, Op. Cit. p.21). Un desastre social innegable La preocupación descrita proviene del agravamiento de las tensiones sociales y de la imposibilidad de ocultar el carácter absolutamente residual de las ganancias obtenidas en los últimos años en el com- bate a la pobreza, así como los magros resultados en la reducción de las desigualdades. A mi juicio, dicha preocupación es un síntoma de ese orden social del capital que en este nuevo siglo (los místicos prefieren decir nuevo milenio) se presenta como un desastre social innegable. Estamos lejos y no volverán los tiempos en que los intelectuales –serios y sofisticados– predecían un futuro promisorio para la sociedad capitalista. Recordemos que, en 1930, uno de esos intelectuales, pronosticaba que “el problema económico de la humanidad” sería resuelto en cien años en los “países progresistas”. También escribía, en la misma época: “Estamos siendo afectados por una nueva enfermedad [...], el desempleo tecnológico. [...] Pero esta es solamente una fase temporal de desajuste. Todo esto significa que, a largo plazo, la humanidad está solucionando su problema económico” (Keynes, 2004: 61-62). Parece que el ilustre autor –y aclaro que se trata de Lord Keynes– se equivocó rotundamente. Lo que llamó de “desempleo tecnológico”, vino para quedarse: “Soluciones tecnológicas [...] están surgiendo en todos los sectores de la economía, contrariamente a las anteriores ‘revoluciones’ tecnológicas que ocurrieran en sectores bastante específicos. Así, antiguamente, el empleo perdido en un sector podía ser compensado en cualquier otro. Hoy en día [...] eso dejó de ser posible. [...] Las perspectivas generales [del empleo] para el futuro no son, por consiguiente, muy alentadoras [...]” (Grupo Lisboa, 1994:70-71). Algunos analistas van al punto de sustentar que estamos presenciando “el fin de los empleos” - y no pocos ideólogos se apresuran a decretar el “fin del trabajo”13. Estas ideas son absolutamente in-sustentables14. Algo, sin embargo, es indiscutible: la sociedad capitalista, nunca convivió con un contingente de desempleados como el que tiene hoy (estimaciones sostienen que el número de personas sin cualquier empleo alcanzan a un billón15), esta sociedad ni siquiera se propone en el nivel del discurso, garantizar el empleo a sus miembros. Este es el punto al que llegamos. La otra parte del pronóstico de Lord Keynes igualmente se revela equivocada - con más de dos tercios Documento de John Williamson disponible en www.iee.com/publications/papers/williamson0803.pdf Cf., entre una larga bibliografía, J. Rifkin, O fim dos empregos. S. Paulo, Makron Books, 1995 e D. Méda, O trabalho. Um valor em vias de extinção. Lisboa, Fim de Século, 1999. 14 Para una contrastación de las ideas entre otros: R. Antunes. Os sentidos do trabalho. S. Paulo, Boitempo, 1999 e Netto, J. P. e Braz, M. Economia Política: uma introdução crítica. 15 Los datos son proporcionados por J. Rifkin, em entrevista a Você S/A. S. Paulo, Abril, outubro de 2005. 12 13 37 JOSÉ PAULO NETTO del plazo previsto por él, la humanidad está muy lejos, de “solucionar su problema económico”. Lo evidencia el balance que, en el 2005, el PNUD hace de los primeros años del compromiso firmado por todos los gobiernos en el 2000, en la “Declaración del Milenio”, consensuada por las Naciones Unidas, con la promesa de, en un plazo de 15 años, “libertar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanas de la pobreza extrema”16. Ahora bien, la evaluación que el documento realiza no podría ser más clara, explicitando lo que llamo desastre social innegable. Si bien el escrito argumenta que en los últimos 15 años hubo logros en el desarrollo que no pueden ser subestimados, luego dice que no deben ser exagerados (Ibid: 16-17), porque en sus propios términos, la lectura de los resultados obtenidos después de la implementación de la declaración del milenio, es calificada como “deprimente”: “La mayoría de los países está fuera del camino para la mayor parte de los ODMs. El desarrollo humano está retrocediendo en áreas fundamentales y las desigualdades que ya eran profundas, se están ensanchando. Podemos encontrar varias formulaciones diplomáticas y terminología pulida para describir la divergencia entre el progreso del desarrollo humano actual y la ambición plasmada en la Declaración del Milenio. Ninguna de ellas puede oscurecer una simple verdad: la promesa a los pobres del mundo está quebrada” (Ibid; 15). Es más, para el PNUD, el estado efectivo de los tres pilares de la cooperación, cuatro años después de la declaración es el siguiente: • 1º pilar: “la ayuda al desarrollo”. Estado efectivo: “sufre de dos problemas: sub-financiamiento crónico y mala cualidad. Han existido mejoras en ambos frentes, pero hay muchísimo por hacer para cerrar las brechas de financiamiento [...]”; • 2º pilar: “el comercio internacional”. Estado efectivo: después de las conversaciones de la Rueda de Doha (de la Organización Mundial del Comercio, en 2001), en cuatro años “no fue alcanzado nada sustancial”; • 3º pilar: “la seguridad”. Estado efectivo: “Conflictos violentos arruinan la vida de centenas de millones de personas” (Ibid:16). La conclusión del documento es cristalina: “Existe el peligro inminente de que en los próximos 10 años, tal como en los últimos 15, el progreso en desarrollo humano sea mucho menor del que el nuevo consenso promete” (Ibid). Al contrario de los técnicos del PNUD, no dudo en afirmar que las “metas del milenio” no serán conseguidas excepto si una transformación social radical se opera en escala mundial, erosionando los soportes de la sociedad capitalista y abriendo la transición para otra orden social. Como no me parece que una transformación social de esta magnitud está en el horizonte inmediato, no tengo dudas en sostener la inviabilidad de las “metas del milenio”17. La permanencia de la pobreza y las desigualdades Antes de continuar, me permito llamarles la atención para el siguiente texto: “En todas las grandes ciudades [...] podemos ver una multitud de personas [...] que sobreviven gracias a pequeñas ganancias ocasionales. Es espantoso ver las ocupaciones a que esta población superflua recurre. [...] La gran mayoría de los desempleados se vuelven vendedores ambulantes. [...] Frutas, caramelos, fósforos y otras cosas de este género [...] constituyen artículos de venta. Otros circulan por las calles intentando encontrar algunos trabajos ocasionales. ¿Que resta a estas personas, cuando no encuentran trabajo y no quieren rebelarse contra la sociedad, sino mendigar? Recordemos ‘los objetivos de desarrollo del milenio”: 1. erradicar la pobreza extrema y el hambre. Reducir a la mitad la proporción de personas que viven con menos de un dólar al día y el porcentaje de malnutrición, 2. lograr la enseñanza primaria universal. Garantizar que todos los niños puedan terminar la educación primaria, 3. promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Eliminar las disparidades de género en la educación primaria y secundaria, si es posible antes de 2005 y, a más tardar en 2015, 4. reducir la mortalidad de los niños. Reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años, 5. mejorar la salud materna. Reducir la mortalidad materna en tres cuartos; 6. combatir el VIH / SIDA, el paludismo y otras enfermedades. Reducir la propagación del VIH / SIDA y otras enfermedades 7. garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y saneamiento, 8. fomentar una asociación mundial para el desarrollo. La reforma de la ayuda y el comercio, con un tratamiento especial para los países más pobres. 17 Es evidente que no ignoro, ni subestimo, las luchas sociales en curso en el mundo contemporáneo. Pero, a mi juicio, ya que carecen de un liderazgo político, capaz de unificar y universalizar la infinitud de las demandas anticapitalistas, en su propia fragmentación reduce su capacidad de procesamiento - que se puede ver, por ejemplo, por la importante información y documentación del Foro Mundial de Alternativas, dirigido por Samir Amin y Francois Houtart (como un ejemplo de la documentación, ver el libro, organizado por Amin y Houtart, Mundialização das resistências: o estado das lutas em 2003. S. Paulo, Cortez, 2004. 16 38 EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL No nos espantamos al ver esta multitud de mendigos, con quienes la policía siempre tiene cuentas a ajustar y que, en su mayor parte, son hombres en condiciones de trabajar. [...] Algunas veces vagan, en compañía de la familia, cantando sus penurias en la calle o apelando para la caridad de los transeúntes con algún pequeño discurso. [...] O entonces toda la familia se instala silenciosamente, en la vereda de una calle animada, y deja sin decir nada, que su aspecto indigente produzca efectos por sí mismo”. Esta es la descripción de un cuadro muy conocido, incluso familiar para la mayoría de los profesionales del Servicio Social, y no sólo de aquellos que trabajan en las sociedades periféricas, en verdad, este texto podría ser extraído de cualquier reportaje sobre la vida en innumerables metrópolis contemporáneas. Se engañan, sin embargo, los que piensan que estoy recortando un trecho de un diario de la semana pasada: el texto citado fue escrito hace exactos 161 años, por un joven de 25 años que entonces analizaba la sociedad inglesa y que después sería famoso – esas líneas son extraídas de la situación de la clase trabajadora en Inglaterra, el primer libro de Friedrich Engels (Engels, 1986: 103-4). Sin embargo, nada más ajeno a mi argumentación que pretender insinuar que el mundo no cambió desde 1845 – lo que, por encima de todo, sería un absurdo. Conquistas civilizatorias fueron alcanzadas; los trabajadores, mediante arduas luchas, forzaron el reconocimiento de derechos políticos e sociales; el Estado burgués fue compelido a asumir, funciones cohesivas y legitimadoras. Aquello que no mudó, todavía, y responde por la permanencia de la pobreza y la desigualdad, es la dinámica económica elemental de nuestra sociedad, sustentada en la acumulación –por eso mismo, sus efectos, los efectos de su ley general, continúan operativos; por eso mismo, nosotros asistentes sociales - y no sólo nosotros– nos confrontamos con los desafíos de una cuestión social que se presenta hoy más amplia y diversificada que en cualquier otro tiempo anterior. Al contrario de lo que sustentan algunos ideólogos, no estamos delante de una “nueva” cuestión social (Rosanvallon, 1981; Castel, 1998; Castel; Wanderley; Belfiore-Wanderley; 1997; Pastorini, 2004) –entiendo que estamos confrontados con nuevas expresiones de la cuestión social. La “vieja” cuestión social, connotada como pauperismo, no fue enfrentada ni menos resuelta. De hecho, tenemos nuevas problemáticas, (violencia urbana, migraciones involuntarias, conflictos étnicos y culturales, opresión en las relaciones de género etc.), sea por la re-funcionalización de viejas prácticas sociales ahora sometidas a la lógica contemporánea de la acumulación y de la valorización (el trabajo esclavo y semi-esclavo, el tráfico humano, la prostitución, o “turismo sexual” etc.), sea, en fin, por la emergencia de fenómenos que, siendo nuevos, se vinculan a los sótanos de la globalización– a las consecuencias de la organización del crimen en escala planetaria (Dreifuss, 1996: 256). Es esta cuestión social exponencial que nos comprueba la permanencia de la pobreza y la desigualdad. Permanencia que, desde la época en que el joven Engels escribía las páginas de las cuales extraje el texto citado hace poco, ha desafiado toda la buena voluntad de los filántropos, todo el empeño de técnicos y profesionales honestos que se comprometieron con políticas de erradicación de la pobreza y reducción de las desigualdades. La concentración del poder económico y político Para ser mínimamente serio, el análisis de la permanencia de la pobreza y de la desigualdad, tiene que enfatizarse que los combates a ellas realizados mediante los programas sociales, operan al mismo tiempo que se acentúan los procesos de concentración de propiedad y de sus decisiones políticas. La concentración de la propiedad se conecta directamente con los procesos de centralización de los capitales que se aceleran en los últimos 30 años: “entre 1971 y 1991, la facturación de las 500 mayores empresas multinacionales explota de US$ 721 billones para US$ 5,3 trillones - [...] estas firmas pasan a responder por 1/3 de las exportaciones industriales, 3/4 del comercio de commodities y 4/5 del comercio de tecnología e servicios” (Pochman, Op.Cit. p. 32). Como consecuencia de esa concentración, los grupos monopolistas desarrollaron interacciones nuevas, que les permitieron un poder especial de decisiones. En la cumbre de esas articulaciones, figura un restringido círculo de hombres (y unas pocas mujeres) que constituyen una nueva oligarquía, concentradora de un enorme poder económico y político: esos hombres [...], los más influyentes del planeta, poseedores de poderes jamás vistos en la historia de la humanidad, se encuentran regularmente en centros de conferencias virtuales lejanos del ojo público. [...] Con una visión global y referencias mentales supranacionales, las nuevas elites orgánicas accionan transnacionalmente [...], dan vuelta a Estados 39 JOSÉ PAULO NETTO y gobiernos, reafirmando la autonomía política de las corporaciones estratégicas y contribuyendo para la formación del [...] “pensamiento único”. [... Ese tipo de articulación] viabiliza y perpetúa el secreto político-estratégico, substrayendo las cuestiones vitales de la mirada pública [...]. Por otro lado, muchos de los tradicionales locales de representación de demandas sociales (congresos, parlamentos, gobiernos, asociaciones e instancias políticas diversas) se muestran ineficaces, en cuanto los mecanismos y las prácticas convencionales de la política pasan a ser vistos como inadecuados (Dreifuss, Op. Cit. 175-76). La concentración del poder económico condujo y está conduciendo a una enorme concentración del poder político. Aquí, claramente se muestra el carácter antidemocrático del capitalismo monopolista contemporáneo: al mismo tiempo en que descalifican la política, ladeando las instancias representativas (parlamentos, asambleas legislativas) o haciendo sentir en ellas el peso de sus lobbies, esas “elites orgánicas” del gran capital –empresarios, ejecutivos, analistas, cientistas, ingenieros– realizan su política, tomando decisiones estratégicas que afectan la vida de billones de seres humanos, sin ningún conocimiento o participación de ellos. Y no es preciso hablar de la característica corrupta de esa política. La política conducida por esas “elites orgánicas”, a partir de los años setenta, pasó a operar también por medio de agencias y entidades de carácter supranacional –como el FMI o el Banco Mundial o la ONU–. Así, más allá de sus dispositivos propios, el gran capital instrumentaliza la acción de esos organismos para implementar las estrategias que les son más adecuadas. El poder de presión de estas instituciones sobre los Estados capitalistas más débiles es enorme y les permite imponer desde la orientación macroeconómica, frecuentemente dirigida a los ya referidos “ajustes estructurales”, hasta medidas de menor alcance. El vaciamiento del contenido democrático de las formas tradicionales de representación política no se limita, naturalmente, a los países periféricos; ocurre, igualmente, en los países centrales (Losurdo, 2004). Pero es sobre los Estados nacionales periféricos que el incide con más fuerza, restringiendo y erosionando su soberanía y autonomía. La alusión a esas cuestiones –que difícilmente se encuentran puestas en los debates corrientes– me parecen fundamentales para comprender los límites estructurales de las políticas contemporáneas de combate a la pobreza y la reducción de las desigualdades. 40 Acciones minimalistas para una cuestión social maximizada La permanencia de la pobreza y de las desigualdades, en el cuadro de nuestras sociedades, no resulta de la ausencia de buena voluntad, de falta de esfuerzos o de la fragilidad de medios técnicos para una mejor instrumentalización de políticas sociales, sino que esa persistencia es constitutiva del orden del capital. Pueden variar sus padrones y esa variación no puede ser subestimada ya que afecta la vida de seres humanos, pero las políticas implementadas para el enfrentamiento de la pobreza están lejos de afectar positivamente aquellos padrones. De hecho el combate contra las desigualdades no hace parte del conjunto práctico ideológico del liberalismo, pero sí una serie de programas volcados a enfrentar la pobreza que se caracterizan por lo siguiente: • la des-responsabilización del Estado y del sector público con una política social de reducción de la pobreza articulada coherentemente con otras políticas sociales (de trabajo, empleo, salud, educación y previsión social); el combate a la pobreza opera como una política específica • la des-responsabilización del Estado y del sector público, concretada en fondos reducidos, corresponde a responsabilización abstracta de la “sociedad civil” y de la “familia” por la acción asistencial; así como la enorme relevancia concedida a las ONGs y al llamado tercer sector (Petras, 1999; Montaño, 2002) • la protección social se diferencia entre aquellos que poseen alguna renta mediante privatización de los servicios y para los segmentos más pauperizados se ofrecen servicios públicos de baja calidad. • la política volcada para la pobreza es prioritariamente emergente, focalizada y, en general, reducida a una dimensión asistencial. Estos rasgos están conectados a un presupuesto de mayor alcance donde su hipótesis central es que una vez alcanzados los resultados del ajuste, donde es importante una cierta estabilidad económico financiera, seguirá el crecimiento económico y una natural distribución de la renta. El carácter enteramente fantasioso de esta supuesta evolución no perturba a sus defensores. Dos notas significativas en este género de programas: la pobreza reducida a la asistencia, en un continente donde los hambrientos se cuentan por millones, se refiere sobretodo a la asistencia en la alimentación. EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL Estos programas masivos, son factibles fuentes de prácticas políticas clientelísticas y pueden volverse poderosos instrumentos de manipulación política. La segunda nota se refiere a movilizar una acción asistencial en una época de reducción de derechos. La legitimidad del combate a la pobreza es desplazada para un soporte de solidaridad, obviamente una solidaridad genérica y trans-clasista, que aparece como la contra cara necesaria de una ideología que se funde en el individualismo posesivo y la competitividad generalizada. Además, en este escenario se ha vuelto frecuente la articulación con segmentos empresariales en los que se desarrollan acciones de asistencia, contribuyendo financieramente (teniendo, con esto, exenciones fiscales significativas) en programas focalizados de promoción social. Acá entra en escena un producto típicamente ideológico, el de la empresa ciudadana, y presenciamos un espectáculo paradojal y estremecedor: el de grandes monopolios de la industria del tabaco operando como integrantes de programas de ayuda a la infancia. Todo esto considerando, además que la orientación macroeconómica de los planes de ajuste deja muy poco margen para inversiones en infraestructura de saneamiento básico, equipamientos colectivos de salud y gastos sociales, lo que con frecuencia existe en esta América Latina neoliberal son acciones minimalistas para enfrentar una cuestión social maximizada. Es porque el impacto de esas acciones ha sido poco efectiva, como está demostrado incluso por los programas más ambiciosos (Soares, 1998; Laurel, 1995; Lavinas, 2004). En cuanto esas acciones minimalistas, no evitan la reducción de la pobreza, como el crecimiento cada vez mayor de pobres que amenazan el buen orden y deslizan hacia ellos mismos el recurso al endurecimiento legal: el asistencialismo se conjuga y complementa con la represión policial (Wacquant, 2002). Escenarios posibles y el desafío central: el orden social contemporáneo El escenario en que vivimos y que se abrió a mediados de los años 70 del siglo pasado marca una fase claramente recesiva en la historia social reciente. Se podría observar que a pesar o quizás precisamente por ella, pocas épocas históricas registran tantas demandas por los derechos. Consecuentemente, ha crecido la conciencia acerca de nuevos derechos, de tercera generación, aunque todavía los viejos derechos no disfrutan condiciones de vigencia, el problema contemporáneo es cómo garantizarlos (Bobbio, 1990). Este no es un tiempo para alimentar optimismos fáciles, uno de los mayores historiadores del siglo XX, conocido por su esperanza en el futuro escribió que “el siglo XXI comienza con crepúsculo y oscuridad” (Hobsbawn, 2002:448). Existen, por tanto, tres dramáticas dimensiones en que expresa esta afirmación: en primer lugar, la creciente distancia entre el mundo rico y el pobre, y dentro del mundo rico, entre sus pobres y sus ricos. Es claro, a esta altura del argumento que el orden social contemporáneo no dispone de cualquier potencialidad para reducir esas distancias, sea a escala mundial o nacional. En segundo lugar, la ascensión de la xenofobia y el racismo. “Asistimos a un increíble aumento de movimientos y confrontaciones nacionalistas, en que se mezclan reivindicaciones territoriales y conflictos religiosos, impulsos de xenofobia y luchas identitarias” (Löwly, 2000:7); vuelve en los Estados Unidos un obscurantismo religioso y un moralismo obtuso (que corresponde, naturalmente, a una profunda corrupción de la vida pública y privada) (Harvey, 2004; Verea & Silva, 1997) y crecen, en Europa Unida, bandos racistas y ganan fuerza movimientos y partidos de inspiración fascista o nazista - un suceso electoral de un Le Pen, en Francia, no es un índice despreciable. A los blancos “tradicionales” de la xenofobia europea - el árabe, el turco, el negro - se suman otros: los inmigrantes del ex-bloque socialista. Más allá de componentes estrictamente culturales, la xenofobia resulta de la “crisis económica, del desempleo y de la degradación de las condiciones de vida en los barrios populares” (Löwly, Op. Cit. p.106), no existe hipótesis para revertirla en el corto plazo. En fin, la crisis ecológica (Foster, 2000) - sin cualquier concesión a ambientalismos románticos, la crisis es hoy una posibilidad concreta, que está diseñándose como probable ya en el mediano plazo (en el caso de los recursos hídricos y de las fuentes de combustibles es apenas la punta del iceberg). Pero la alternativa del llamado “desarrollo sustentable” es incompatible con el capitalismo: como escribió un especialista, “es una ilusión creer que un desarrollo sustentable sea alcanzable al interior de los mecanismos de funcionamiento del mercado” (Stahel, en Cavalcanti, 1995:111) Yendo directamente al centro de la cuestión: para ninguna de estas dramáticas dimensiones el orden social contemporáneo ofrece indicaciones de poseer respuestas democráticas, progresistas y 41 JOSÉ PAULO NETTO humanistas. Al observar los rostros de las nuevas oligarquías de las mega-corporaciones transnacionales, las instituciones democráticas tradicionales se muestran impotentes. –gobiernos y estados son instrumentalizados para sus fines estratégicos. Planetarizado y mundializado, el capital escapa a los controles y regulaciones políticas a que, en las tres décadas gloriosas del Welfare, pareció sumiso. En verdad en las actuales condiciones –socialmente regresivas, culturalmente deletéreas y políticamente excluyentes– eventuales alternativas democráticas, progresistas y humanistas sólo serían pensables mediante una planificación y un control social racional, entendiendo que “el capitalismo y una racionalidad de planificación social inclusiva son radicalmente incompatibles” (Mészáros, 1987:31). De allí inclusive, la magnitud de la crisis contemporánea: “la crisis que enfrentamos no se reduce simplemente a una crisis política, más bien se trata de la crisis estructural general de las instituciones capitalistas de control social en su totalidad” (Ibid: 42). Por otra parte, en las tres dimensiones resulta creciente la pérdida de dinamismo económico. Como señalé, en el marco de una onda larga recesiva, el crecimiento económico está enfrentado no sólo a las necesidades sociales reprimidas, sino que hay que considerar el altísimo grado de desarrollo de las fuerzas productivas, potenciado por un espantoso salto científico y tecnológico. El marco histórico contemporáneo tiene sus rasgos regresivos, acentuados por el doble grado de comprometimiento de la alternativa socialista a partir de los setenta: de un lado el movimiento comunista permanece todavía sobre los escombros de la caída del Muro y del colapso de la Unión Soviética; del otro el llamado socialismo democrático capituló vergonzosamente de cara al capital, con una social democracia hoy plenamente identificada, desde el punto de vista programático, con la gestión neoliberal del capitalismo. No hay, por tanto, razones para ningún optimismo en los días corrientes. Los escenarios que se pueden proyectar son, de tal modo, sombríos que la noción de futuro parece enteramente hipotecada al hic et nunc donde el futuro sería una simple reproducción ampliada del presente. O sea, para evocar a F. Fukuyama, hemos llegado al fin de la historia. Donde, además, hemos de considerar el carácter lenitivo o cínicamente cómplice de buena parte de la llamada cultura posmoderna. En un ejercicio prospectivo, este sería un primer escenario. Las brutales asimetrías económico-so42 ciales quedarían congeladas y los actuales padrones contemporáneos se conservarían sustantivamente. La asistencia a los extremadamente pobres permanecería como función estatal residual y para aquellos situados un poco por encima de la línea de la pobreza vendría el socorro Durkhaimiano de la solidaridad, vinculando la filantropía privada (religiosa, empresarial) –mediante la acción de organizaciones no gubernamentales e, incluso, del voluntariado– a proyectos de combate de la llamada exclusión social, esa que apela a los derechos -una vez ya recortados los derechos- reiteraría la retórica de la ciudadanía. Nada más desesperador que esta prospección, aquí la dinámica del capital sería dejada a sí misma, y se sabe que “entregado a sí mismo, el capitalismo no transita para nada sino para más capitalismo” (Santos, 1997: 243). Un segundo escenario posible es configurado por la eventualidad de un nuevo brote reformista en la sociedad contemporánea. A pesar que el orden del capital se muestra cada vez menos reformable, no se puede descartar apriorísticamente esta posibilidad. Pero ella depende, sobretodo de superar la onda larga recesiva y no hay indicaciones que esto vaya a ocurrir. Ahora bien, si esa superación ocurriera y se organizaran en larga escala los esfuerzos políticos y prácticos de los segmentos sociales que se proponen articular la universalización de la ciudadanía con estructuras sociales clasistas, es posible la constitución de un nuevo contrato social que enfrente las expresiones más bárbaras de pobreza con políticas que trasciendan límites puramente compensatorios. En el fondo, este es el sueño social demócrata de un “capitalismo regulado”, pero si su probabilidad (no su posibilidad) me parece reducida, una cosa es clara: su arquitectura poco tendrá en común con los anteriores modelos de Welfare. De cualquier forma, dicho escenario si se concreta, abriría perspectivas que no existen en la prospección precedente. La tercera posibilidad es la ruptura con el orden contemporáneo, vale decir: la ruptura con el capitalismo, con la sociedad fundada en la propiedad privada de los medios fundamentales de producción y su correlato compulsorio: la explotación del trabajo. Objetivamente posible y necesaria, sea en función del desarrollo de las fuerzas productivas materiales y humanas, sea en razón del riesgo inminente de la plena barbarización de la vida social, ella no está claramente diseñada en el horizonte. El gran sueño de la historia a que se refería el poeta, no parece audible en este tiempo. Esto no significa que se deba descartarla. Lo mejor de la conciencia EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL genérico-humana ya reconoció su urgencia y su viabilidad. Recordemos las palabras de Albert Einstein, que hoy son más actuales que nunca: “La anarquía económica de la sociedad capitalista, como existe actualmente, es, en mi opinión, el verdadero origen del mal. [...] El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos. El resultado [...] es una oligarquía de capital privado cuyo enorme poder no puede ser eficazmente controlado incluso por una sociedad política democráticamente organizada. [...] Estoy convencido de que sólo hay una forma de eliminar estos serios males, nominalmente a través de la constitución de una economía socialista [...]. En esta economía, los medios de producción son sustentados por la propia sociedad y son utilizados de forma planificada. Una economía planificada, que adaptase la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a ser hecho entre aquellos que pueden trabajar y garantizaría el sustento a todos los hombres, mujeres e niños [...]”.31 Es esta conciencia humano-genérica la que ha impedido, incluso en esta época regresiva de la historia, el camino de la entera barbarie. El orden social contemporáneo, que constituye en esencia el verdadero desafío del tiempo presente, fue el resultado de un proceso de luchas, conflictos, contradicciones. El neoliberalismo y la restauración del capital, en la secuencia de los últimos treinta años, no triunfaron sin confrontaciones y sin enfrentar resistencias. Nada indica que, aunque sean poco perceptible ahora, las fuerzas contrarias a él hayan sido definitivamente vencidas o estén desaparecidas. Suponer un capitalismo sin clases y sin lucha de clases es negar todo el conocimiento teórico-histórico acumulado. Las resistencias que fueron neutralizadas en los últimos 30 años no están liquidadas, permanecen latentes y nutridas por el carácter antidemocrático, restaurador y lesivo que la humanidad ha asumido por el orden social contemporáneo. Ellas pueden reingresar a la escena histórica, ciertamente sobre formas que todavía no se vislumbran, pero reingresarán por la fuerza de las nuevas contradicciones. No es la primera vez que la humanidad se encuentra en el límite de la barbarie. Y no será la primera vez que, para sorpresa de muchos, ella se niegue a caminar bovinamente para el matadero. No nos desesperemos con el escenario regresivo en que vivimos. Nadie mejor que Antonio Gramsci comprendió 18 que, a veces, la humanidad parece perderse entre fenómenos mórbidos, pero esto es sólo un tiempo pasajero, una crisis que trae en su raíz gérmenes de futuro, como él afirmó, esta crisis “consiste justamente en el hecho que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer en este inter-reino, ya que en él se verifican los fenómenos patológicos más variados” (Gramcsi, 2000:184). El viejo orden social contemporáneo esta muriendo, pero el orden del futuro todavía no puede nacer. Este es el escenario actual y sabemos bien de sus fenómenos, aquellos que Gramsci llamara patológicos. Y si el tiempo parece de desesperanza, no nos olvidemos –como Walter Benjamín advirtió– que la esperanza sólo nos es dada en nombre de los desesperados. Los desafíos profesionales del Servicio Social En el momento histórico en que nos toca vivir y en el marco de las condiciones del capitalismo contemporáneo –crecimiento reducido, agravamiento de la pobreza y acentuación de la desigualdad– una pregunta esencial consiste en indagar sobre los desafíos profesionales del Servicio Social. Mi respuesta es simultáneamente una negación y una afirmación: La negación: es que tales desafíos no se sitúan en el ámbito de técnicas o procedimientos interventivos vale decir, no se insertan en el circuito instrumental. Sin negar la existencia de problemas en la implementación de procesos operativos, estoy convencido que en el ejercicio profesional, en esta fase de expansión de la pobreza y la desigualdad que no serán solucionadas por un eventual retorno del crecimiento, las problemáticas centrales se sitúan en otro ámbito. La afirmación: entiendo que los desafíos profesionales del Servicio Social se inscriben en el ámbito de la comprensión del significado social de su intervención, y este significado sólo es inteligible si se dilucidan las condiciones en que las relaciones sociales se procesan (es decir, se producen y se reproducen) en la sociedad contemporánea. Entendámonos para evitar cualquier malentendido. El significado social de la acción profesional no soluciona el campo problemático de las técnicas y de los instrumentos de intervención. Solamente establece el espacio en que tal solución puede ser buscada. Igualmente ella le permite superar algunos de los Einstein escribió este texto (http:www.monthlyreview.org/598eisnt.htm.) para el número inaugural del periódico norte-americano Monthly Review, publicado en mayo de 1949 - la revista, editada en Nueva York y dirigida inicialmente por Paul M. Sweezy e Leo Huberman, continua hasta hoy en circulación. 43 JOSÉ PAULO NETTO más enraizados equívocos que han marcado el ejercicio profesional. Me permito recordar uno de ellos: en las corrientes del Servicio Social latinoamericano comprometidas con el avance de las alternativas democráticas y populares, frecuentemente se confunde la necesaria conciencia cívico-política con el militarismo y, en no pocos casos, con el partidismo, donde muchas veces emerge un perfil profesional que Marilda Iamamoto llamó adecuadamente de mesiánico, por antítesis al perfil profesional fatalista (Iamamoto, 1992). La confusión entre militancia profesional y militancia política, sólo puede ser criticada y superada si se conduce la discusión para el plano del significado social de la profesión. Es sólo a partir de la claridad de la determinación del estatuto de Servicio Social en la división técnica del trabajo y de la condición del asistente social como profesional asalariado que se puede demostrar con rigor la falacia y el equívoco de subsumir el ejercicio profesional a exigencias de naturaleza político partidarias. Por tanto, solamente la comprensión del significado social de la profesión dentro de la dinámica económica social contemporánea, puede abrir la vía de resolución de las problemáticas inherentes a la acción profesional. Veamos bien, suponiendo que exista un consenso en los asistentes sociales en torno a la pobreza, en términos que ella debe ser reducida y suprimida. Dependiendo de cómo el problema de la pobreza sea comprendido, en su génesis, en su movimiento, el trato profesional podrá variar así como sus procedimientos para intervenir en los grupos humanos afectados por la pobreza. Se trata entonces del desafío de manejar adecuadamente las categorías heurísticas y de calificación conceptual y social de la pobreza (Faleiros, 1997). Sólo entonces se ha de colocar el problema de los instrumentos y de las estrategias de intervención, y ellos no serán los mismos para un profesional que comprende la pobreza como algo natural e insuprimible que para otro, que la aprehende como una resultante necesaria de la explotación. Es también esa doble comprensión –del significado social de la profesión y de la dinámica del capitalismo contemporáneo– la que permite al profesional ver y reconocer los límites y las posibilidades de intervención del Servicio Social. Pero le permite saber que los límites y posibilidades están unidos y que la explicitación de los límites, no invalidan o deslegitiman la acción profesional. En mi exposición yo dije textualmente: la pobreza relativa y las desigualdades son constitutivos insuperables del orden del capital, lo que pueden variar son sus padrones 44 y esta variación no puede ser subestimada, ya que están en juego cuestiones que afectan la vida de billones de seres humanos. El límite parece claro: ninguna acción profesional (y no sólo de los asistentes sociales) suprimirá la pobreza y la desigualdad del orden del capital. Pero sus niveles y padrones pueden variar y esta variación es absolutamente significativa – y sobre ella puede incidir la acción profesional, incidencia que es portadora de las posibilidades de la intervención que justifica y legitima el Servicio Social. El conocimiento de estos límites y de sus posibilidades aporta la base para traspasar el mesianismo, que pretende atribuirle a la profesión poderes redentores, y el fatalismo, que la condena al burocratismo formalista. Pienso que estas consideraciones aclaran porqué lo esencial de mi argumentación no tuvo como centro al Servicio Social, pero al contrario, porqué el Servicio Social aparece en sus momentos conclusivos. Estoy convencido que ésta es la más adecuada aproximación al Servicio Social, porque rompe con la tradición endogenista que por mucho tiempo atravesó nuestra análisis de la profesión: no se puede, a mi juicio, comprender al Servicio Social a partir de sí mismo (Montaño, 1998). Esto además se comprueba en la institucionalización del Servicio Social, tanto en la Europa Occidental cuanto en América del Norte: su institucionalización y legitimación tuvieron como condición el reconocimiento de los derechos sociales - y cuanto mayor fuera ese reconocimiento más se amplió el espacio profesional al punto que algunos identificaron el desarrollo de la profesión con el desarrollo de las políticas del Welfare. Igualmente se comprueba mediadamente en buena parte de América Latina: incluso en la falta de un Estado de Bienestar sólo nos afirmamos profesionalmente en la medida en que se consolidaron entre nosotros algunos derechos sociales. Por otra parte, es en la doble comprensión a la que me he referido que se puede creer en la modificación de nuestro estatuto profesional. Un agente técnico está habilitado para ejercer la función de ejecutor terminal de políticas sociales. La formación académica con sus grados universitarios y superiores, con la producción de conocimiento de sus doctores, crea cuadros profesionales que traspasan la necesaria habilitación técnica y están calificados para proyectar, ejecutar y evaluar políticas sociales. Son estos cuadros, con sólida formación teórica y preparación para la investigación, los que vuelven a EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL Servicio Social una profesión que no es más el patito feo de las Ciencias Sociales y supera la subalternalidad de prácticas profesionales subsidiarias. Si es correcta la relación que establezco entre afirmación y ampliación de derechos sociales e institucionalización del Servicio Social, se deduce de ella que el desafío profesional central con que nos enfrentamos es el propio orden social contemporáneo, es una cuestión social con dispositivos recargados de producción y reproducción de pobreza y desigualdad, donde se reducen y recortan los derechos sociales. También es posible un ejercicio profesional que sin ignorar sus límites amplíe sus posibilidades, articulando su intervención con el movimientos de otras categorías profesionales y sintonizando sus acciones con las fuerzas sociales que operan en la sociedad (y a veces, al interior del Estado) para revertir las políticas y estrategias que conducen a la barbarización de la vida social. Estoy convencido de que esta reversión es posible, aunque poco probable en el corto plazo. Pero ella es posible y probable en el mediano plazo si no dejamos para mañana lo que puede ser hecho hoy. En cuanto al largo plazo, yo podría invocar a Lord Keynes, a quien me referí hace poco: a él se le atribuye esta frase irritada, total “a largo plazo todos estaremos muertos”. Con todo, tampoco en esto pienso como Keynes - antes, prefiero la compañía de mi maestro G. Lukács que, al cabo de una vida de luchas y derrotas, insistía en ser, a largo plazo, un optimista. Referencias ALAYÓN N. 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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 47-50 Más allá del análisis de la pobreza: narrativas desatendidas en el pensamiento marxista. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Beyond poverty analyses: unheard narratives in Marxist thought. Comment to José Paulo Netto’s central conference PHD. LENA DOMINELLI Lena Dominelli, es profesora de la School of Applied Social Sciences de Durham University y miembro de Academy of Learned Societies for Social Sciences1. 32 Old Elvet Durham, DH1 3HN; lena.dominelli@durham.ac.uk Resumen Los relatos dan cuenta de experiencias de vida. Con frecuencia éstos se subestiman o se pasan por alto, si bien son importantísimas herramientas en la capacidad del trabajador social para interactuar en forma efectiva con los usuarios de los servicio sociales y escucharlos relatar sus propias historias de vida desde sus propios puntos de vista. Utilizaré técnicas narrativas para responder a la ponencia del Profesor Netto, y para ello utilizaré dos historias. Una de esas historias habla de invisibilidad; la otra habla acerca del amplio espectro de voces que necesitan ser escuchadas si es que nos proponemos resolver los persistentes problemas sociales como la pobreza en el mundo, un objetivo que encarna lo medular de la presentación del Profesor Netto. Palabras claves: (Narrativas, invisibilidad, empoderamiento) Abstract Narratives are accounts of life experiences. These are often undervalued and neglected, although they are crucial tools in a social worker’s capacity to interact effectively with service users and listen to them tell their life stories from their points of view. I will use narrative techniques to respond to Professor Netto’s paper and draw upon two stories to do so. One of these is a story about invisibility; the other about the wide range of voices that need to be heard if we are to resolve intractable social problems like world poverty, an objective that forms the crux of Professor Netto’s presentation. Key words: (Narratives, invisibility, empowerment) Jugadores invisibles: vistos sin ser escuchados; escuchados sin ser vistos Mi primera historia habla de participantes invisibles, en particular mujeres, y sobre los sesgos de género, clase social y raza en las relaciones sociales que imponen desventajas en sus vidas cotidianas e incluso en las rutinas de la academia. Utilizo un relato biográfico para plantear mis puntos. Lo hago en el contexto del reconocimiento de que para mí 1 es un privilegio exponer ante un público de personas tan distinguidas entre sus participantes y organizadores. Primer relato: una alegoría Comienzo esta alegoría conmigo caminando por un hermoso bosque de hayas en Inglaterra, llevando mi famosa mochila, cuando pienso en sentarme bajo los frondosos árboles a la brillante luz del sol para redactar mi ponencia. Pero, ¿dónde estaba ésta? Asociaciones Eruditas de Ciencias Sociales (un organismo de investigaciones del Reino Unido). 47 LENA DOMINELLI Busco por arriba y por debajo, gritando hacia los desiertos bosques, ‘¿Dónde está mi ponencia? ¿Dónde está mi ponencia?’ Corro desesperadamente hacia delante y hacia atrás sin estrategia ni plan, le pido frenéticamente y sin éxito a las sombras que hagan aparecer mi ponencia, y en eso me veo a mi misma ante un extraño edificio de donde sale un funcionario elegantemente vestido. Pienso que podría saber algo y me acerco a ese hombre cuyos brillantes botones en su uniforme resplandecen al sol. ‘Permítame revisar su bolso’, me dice con brusquedad. ‘No le está permitido pasar la frontera con material subversivo. Tomaré su lápiz labial, señora. Eso también está prohibido. Ahora, entrégueme su ponencia. Debe entregarme su ponencia, insisto’. El hombre se niega a creerme cuando le digo que no tengo ninguna ponencia para entregarle. Decide que yo estaba siendo intransigente, de modo que me lleva hacia otro edificio en donde hay un letrero que dice ‘se habla español’, sin aceptar mi versión de que no hablaba ese idioma. Entonces soy llevada a la aduana chilena en donde el primer funcionario le dice a otro hombre uniformado, ‘Esta mujer se niega a entregarme su ponencia, está comportándose con terquedad, de modo que tendremos que disciplinarla. La llevaré a la otra oficina”. Me lleva por un pasillo oscuro y angosto en donde comienzo a gritar. ‘¡Suéltenme!, ¡Suéltenme! Aquí abajo hay demasiado humo’. Por un instante logro escapar y corro hacia una ventana abierta cuando el hombre coge mi mano y la tuerce tras mi espalda. Entonces desperté. Era lunes por la mañana y yo estaba en una cama en el hotel Crowne Plaza. Solté un suspiro de alivio. Era un mal sueño, ¿o tal vez debiera decir pesadilla? Y ahí, asomada bajo la puerta, estaba la ponencia –¡en portugués! Los invito a explorar el carácter sexuado en este relato. Es variado y complejo. Debido a las limitaciones de tiempo, debo avanzar hacia el segundo relato. Segundo relato: las desigualdades complican la teoría, la práctica y las acciones Este relato se basa en la ponencia que acabamos de oír. En ella exploro la paradoja de las crecientes desigualdades en el crecimiento. El Profesor Netto se centró en un tema clave: la inequidad expresada en términos de pobreza, y nos ofreció impactantes estadísticas que hay que dejar en claro. No podemos negar la persistente y penetrante existencia de este flagelo en el mundo. No los detendré con un 2 ELP -Everyday life practices o prácticas de la vida cotidiana. 48 ensayo acerca de las muchas cifras que aparecen en la presentación del Profesor Netto. Pero sí quisiera decirles que, para mí, la pobreza y la desigualdad tienen el rostro de una mujer o de un niño. Y ésta deteriora sus vidas en formas muy específicas que varían según su género, ‘raza’, edad y otras divisiones sociales que incluyen las clases sociales, las discapacidades y la orientación sexual. El Profesor Netto se refirió principalmente a lo que respecta a clases sociales, no obstante, se puede hacer más de un relato sobre la pobreza si es que van a abordarse en forma adecuada las complejidades existentes en la experiencia humana de la pobreza y la exclusión social; puesto que si éstas no se consideran, los relatos acerca de la pobreza se vuelven muy parciales y excluyen a aquellos que sufren los efectos de la pobreza al acallar sus voces y condenar sus experiencias a la invisibilidad. Si bien concuerdo con la tesis básica del Profesor Netto de que la globalización y el neoliberalismo en la economía son los terribles gemelos que apuntalan las penurias contemporáneas, quisiera ir más allá de este fenómeno para afirmar que la forma de globalización que se conoce como neoliberalismo ha invadido las rutinas de la vida cotidiana llegando a transformar lo que yo llamo prácticas de la vida cotidiana (ELP)33 y a reconfigurar una crisis en las relaciones sociales de acumulación capitalistas convirtiéndola en una crisis del estado de bienestar, poniendo a su vez a la profesión del trabajo social en medio de esta contradictoria situación. En esta situación se le pide a la profesión que: proporcione capital a los empresarios privados al contar con servicios destinados a satisfacer las necesidades de los individuos, familias y comunidades privatizados; y que actúe como policía de los grupos marginados u oprimidos al echar a andar un molino que hace girar las ruedas del riesgo y la falta de seguridad a fin de asegurar su conformidad en medio de precarias circunstancias que no son dignas de llamarse lugares en los que viven personas. Y aún así, se les pide que se ganen la vida a duras penas en esos espacios. Mientras tanto, los ricos recorren el mundo en una incesante búsqueda de nuevos mercados y productos, dejando tras sí, un rastro de destrucción del medioambiente, sin conciencia ni de esto, ni de las desigualdades que co-existen con aquello, y que sirven de sostén a sus espléndidos estilos de vida. Llevan vidas afortunadas, con libertad de atravesar fronteras sin barreras mientras el dinero siga tinti- MÁS ALLÁ DEL ANÁLISIS DE LA POBREZA: NARRATIVAS DESATENDIDAS EN EL PENSAMIENTO MARXISTA. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO neando en sus bolsillos. Sus actividades enfrentan pocos controles y no deben someterse a dar cuenta de sus devastadoras decisiones. Las personas pobres no generan la degradación ambiental provocada por los procesos productivos industriales que priorizan el lucro por sobre las personas, y originan masivas emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero. Pero son ellas quienes sufren lo peor de sus desastrosos resultados, tal como lo demostraron el huracán Katrina en Estados Unidos y los desastres tanto naturales como provocados por el hombre (utilizo esta expresión en forma deliberada) en Bhopal, en la India. Este es un problema de clases, para estar seguros. Pero en occidente, la palabra ‘clase’ se ha vuelto un tabú. Nadie la menciona. Está tan arraigada en las prácticas cotidianas que se ha vuelto invisible. Hablaré de un ejemplo común que podrá resultarle familiar a aquellos de ustedes que hayan viajado en avión. Originaré la historia en mi propia biografía. Mi primer viaje en avión ocurrió en 1967. Por entonces no había distinciones de clase. Los asientos y alimentos eran los mismos para todos. Todos ocupábamos asientos suficientemente amplios como para estar cómodos y con espacio suficiente para estirar las piernas. Se nos ofrecían alimentos de verdad en vajilla de porcelana de verdad y con cubiertos de verdad. Ahora, permitan que regrese a un viaje reciente en mi aerolínea favorita. Ésta acababa de introducir cuatro clases en sus vuelos para recorridos largos. Estas son, en orden descendiente: Primera clase, con servicio, asientos y alimentos privilegiados; Clase ejecutiva; Clase turista superior; y Clase para el ganado (sólo que la llaman clase económica). En la clase para el ganado, se supone que uno está tan agradecido por el viaje que se espera que siendo adulto uno se retuerza para caber en un asiento de tamaño infantil, consuma pésimos alimentos servidos en bandejas de plástico y con cubiertos plásticos. Se dice que le sale más costoso a una aerolínea el transporte de una persona en clase para ganado que en Primera Clase. Pero como soy cientista social realicé mi propia investigación y conté la cantidad de asientos de clase para el ganado que cabrían en el espacio destinado a un pasajero de Primera clase y descubrí que dependiendo del tipo del avión la relación que había entre primera clase y clase ganado variaba entre 4 a 1 y 6 a 1. De modo que los pobres siguen subsidiando a los ricos. Esta investigación es, por supuesto, anecdótica. No pedí autorización para medir el espacio con una huincha de medir, así que confié en las antiguas medidas inglesas - una pulgada tiene la longitud que existe entre la punta del dedo pulgar hasta la primera falange; el largo de un brazo es una yarda. Estas desigualdades han entrado con sigilo y han sido aceptadas como la regla. Tanto es así, que ni siquiera se habla acerca de estos temas. Sin embargo en la clase para el ganado las personas pueden quejarse por no tener suficiente espacio para estirar las piernas, para caber en los asientos, o en caso de tener alguna discapacidad, para la silla de ruedas. Y todo esto sin hablar de las penurias que imponen sobre ellos las preocupaciones relacionadas con los riesgos de seguridad más elevados y de los perfiles étnicos que comenzaron con la “Guerra al Terrorismo”. De modo que, cuando los marxistas le dicen a usted que la clase importa, créales. Las prácticas cotidianas les dan la razón, aún cuando se trate de experiencias de género, de raza o de clase. Las prácticas cotidianas son importantes para los trabajadores sociales debido a que su reacción ante el impacto de éstas sobre las personas los convierte ya sea en parte del problema o en parte de la solución. Los trabajadores sociales pueden avalar la complacencia de la sociedad postmoderna o pueden tomar conciencia de la forma en que las complejas relaciones sociales reproducen y dan estructura a las desigualdades mediante rutinas cotidianas que se dan por sentadas y actuar a favor de potenciar a sus clientes en la toma de decisiones liberadoras y de respaldar su movilización destinada a obtener los recursos y las capacidades para tomar decisiones que les han sido negados mediante la promulgación de relaciones sociales de desigualdad. El Estado es también un participante clave en el fomento de relaciones neoliberales. Lo hace al aprobar legislación y al poner a disposición de la acumulación privada los recursos públicos mediante el subsidio a los impuestos, garantías y otras formas de traspaso. Y otra vez, sus intervenciones tienen diferente configuración para mujeres, niños y hombres. De este modo, las complejidades de la vida han de ser tomadas en cuenta si sus experiencias y conocimientos van a usarse para transformar la vida social llevándola en una dirección más equitativa. El uso de la violencia es monopolizado por el Estado y por los traficantes de armas que las comercializan para trastornar la vida cotidiana de las masas de habitantes de la tierra a pesar de sus derechos ciudadanos. Esto protege los intereses de aquellos que tienen dinero en lugar de proteger a las personas socialmente excluidas que claman imperiosamente por su inclusión, tal como el relato de la historia 49 LENA DOMINELLI de Santa María de Iquique nos dejó en claro la noche anterior. Al mismo tiempo, la preocupación de la Presidenta Bachelet por mejorar las vidas de las personas comunes y corrientes demuestra que el Estado puede utilizarse para fomentar el bienestar, si bien para tener éxito ella necesitará de una enorme cantidad de recursos y del considerable respaldo del pueblo y además tener de su parte a los formadores de opinión al igual que a aquellos con el poder de imponer sus propios intereses privados por sobre la vida pública. Espero que lo consiga. Mientras tanto, aquellos que cuentan con extensos recursos tienen una cantidad de respuestas a su disposición. Pueden aceptar las desigualdades, acomodarlas con cambios menores, o rechazarlas a favor de transformar las relaciones sociales. Hay quienes se sienten culpables de ser ricos. Bill Gates es ejemplo de una de estar personas. Les pide a otros que se le unan en obras filantrópicas, pero deja intacto al sistema. Esto tiene relevancia particular en su esfuerzo por abordar la crisis del SIDA/VIH proporcionando medicinas para aquellos que están enfermos. No discutiré que esto se haga, dado que son tantas las personas cuyas vidas penden de un hilo. Sin embargo, al pagar por las medicinas, se soslaya el problema de cuán lejos pueden llegar las corporaciones multinacionales en la protección de sus márgenes de beneficios y éstas siguen adelante cobrando elevados precios por recursos que por lo general se desarrollan mediante trabajo en equipo y con frecuencia implican apoyo no reconocido por parte del Estado, aún cuando éste venga en la forma de subsidios de fondos públicos que promueven la investigación o la reducción de los impuestos. La respuesta de Gates también favorece al consumidor homogéneo, que comercializa materias primas –el que puede pagar por lo mejor consigue lo mejor. Los demás deben arreglárselas con lo que obtengan. Muy parecido a lo que lo que quienes viajan en clase ganado pueden hacer en un avión. 50 Con frecuencia los trabajadores sociales son atraídos y tienen una larga tradición involucrándose en actividades filantrópicas. Quienes practican la filantropía a través del trabajo social han fracasado en abordar las inequidades estructurales. Los demandantes de la clase obrera atendidos por mujeres blancas de la clase media son frecuentemente tratados en forma moralmente condescendiente cuando éstas se proponen enseñarles “a comportarse adecuadamente” según las normas de la clase media. Los trabajadores sociales pueden elegir la forma de relacionarse con los clientes. Esta forma no tiene por qué ser abusiva ni tampoco tiene que mantener el status quo. Sin embargo, al cuestionar este estado de cosas, deberían además estar concientes de que se están arriesgando, lo que puede incluir incluso hasta el poner en riesgo sus vidas, tal como lo han demostrado muchos trabajadores sociales en Chile que se cuentan entre los “desaparecidos”. Los trabajadores sociales pueden desarrollar nuevas perspectivas de la sociedad al entender, teorizar y reflexionar de manera crítica sobre la forma en que el neoliberalismo impacta en las vidas cotidianas de sus clientes. Pero no basta con sólo pensar acerca de ello. Se debe actuar. No puede evitarse la acción si han de transformarse las relaciones sociales y el neoliberalismo. Esto implicará una lucha que es global en su magnitud, puesto que la globalización ha penetrado cada área del globo y ha reunido a las personas en destinos que están entrelazados e interconectados. Pero los trabajadores sociales no pueden por sí mismos cambiar el mundo. Deben formar alianzas que se construyen en torno a círculos de resistencia en donde imaginan un mundo en el cual todos prosperarán. Las alianzas de resistencia promueven la solidaridad y la acción colectiva basada en la reciprocidad, en los derechos humanos y en la justicia social. Al hacer mejores las vidas de otros el trabajador social se transforma a sí mismo y puede dejar de ser un patito feo para convertirse en un bello cisne. ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 51-55 Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Equality, Social Welfare State and Social Work. Comment to José Paulo Netto’s central conference PHD. ALDO MASCAREÑO El profesor Aldo Mascareño es académico del Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, Chile. Dirección Postal Almirante Barroso 6, Santiago, Chile. Email: amascaren@uahurtado.cl Resumen El autor discute sobre la ponencia del Prof. Netto en torno a tres ejes: el concepto de igualdad; el tema del estado de bienestar; y las consecuencias para el trabajo social. En primer lugar, pone en cuestión la antinomia igualdad/individualismo presentada por el profesor Netto a través de la distinción entre marxismo y neoliberalismo que cruza su trabajo, y la acusa de subcompleja, si se trata de dar una imagen adecuada del mundo contemporáneo y sus problemas de intervención. En segundo lugar, se refiere al estado de bienestar y distingue la dificultad de cumplir las expectativas que sobre él se generan –pues un centro político no puede ya absorber la totalidad de las múltiples demandas de una sociedad moderna–. Por último, el autor plantea desafíos para el trabajo social en torno a su compromiso con la disciplina, con el ejercicio profesional y con el ejercicio ético. Palabras claves: (Igualdad, libertad, estado de bienestar, conservadurismo, progresismo, ética) Abstract The author discusses Prof. Netto’s presentation regarding three dimensions: the equality concept, the welfare state subject, and the consequences of the former discussion for social work. First, he questions the dichotomy equality/individualism argued by Prof. Netto through the distinction between Marxism and Neo-liberalism he does transversally in his presentation, accusing it as subcomplex, if we want to give a proper image of contemporary world and its intervention problems. Secondly, the author talks about welfare state and the difficulties in achieving expectations posed in it- since a political centre can not answer all the demands coming from a modern society. Finally, Mascareño indicates challenges for social work regarding to its commitment with the discipline, the professional practice and the ethical action. Key words: (Equality, freedom, welfare state, conservatism, progressive, ethic) Agradezco a los organizadores la invitación a comentar la conferencia del profesor Netto, además en una ocasión tan relevante para el trabajo social a nivel mundial como es esta trigésimo tercera conferencia mundial de escuelas de trabajo social. Es de esperar que al cumplir esta cristianamente significativa edad, los 33 años, no se abra la puerta de ningún movimiento mesiánico al interior del trabajo social, para que luego se diga por el mundo entero que desde Chile surgieron los apóstoles del social work del nuevo milenio. Tener apóstoles significa tener dogmas, y lo fundamental de toda disciplina es reflexionar siempre sobre sus fundamentos y sobre sus reflexiones, hacerlo en contacto pero con independencia de la tradición y empleando el nuevo instrumental teórico que su propio desarrollo disciplinar y el de las disciplinas afines pone al alcance de la mano. Hacerlo de otro modo es utilizar la disciplina como un pretexto para indicar aquello que se puede decir desde una tribuna política o desde la inmunidad del púlpito y para lo cual no se requiere acudir al escu51 ALDO MASCAREÑO do de neutralidad que entrega la ciencia, aunque ella sea social. Digo esto porque concuerdo con algunas conclusiones del profesor Netto, pero no con su diagnóstico ni con sus premisas. Espero que este desacuerdo no se deba a que soy sociólogo y no trabajador social. Pero esa sólo es una expectativa cognitiva mía que –debo confesarlo– no está muy dispuesta en este caso a aprender de la decepción. Con este anuncio, quiero dividir mi comentario en torno a tres temas que están en el eje de la argumentación del profesor Netto: el concepto de igualdad, el tema del estado de bienestar y las consecuencias para el trabajo social. El concepto de igualdad Sobre la igualdad quiero partir afirmando que, al menos desde el siglo XIX, ella no es monopolio de los igualitaristas ni del marxismo. En su memorable conferencia en el Ateneo de París en 1819 (6 años después del nacimiento de Karl Marx), Benjamin Constant propuso diferenciar entre lo que él llamó la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos (Constant, 1991). La primera tiene lugar en contextos de complejidad limitada, lo que posibilita una participación ‘activa y continua en el poder colectivo’ que resulta en un ejercicio de la voluntad individual de manera directa. La libertad de los antiguos es la libertad de la igualdad, de servir al colectivo, es libertad política, porque es en la institucionalidad de la república donde el individuo participa del ‘reparto de la patria’, es decir, en la libertad política –y sólo ahí– adquiere sentido la individualidad. Rousseau es la fuente de esta tradición; Locke, en tanto, está en el mainstream de la otra libertad: la libertad de los modernos. Ella es la libertad individual que se hace ‘independencia privada’ y ‘búsqueda de intereses particulares’. No excluye –dice Constant– la libertad como igualdad, pues la precisa como garantía de la libertad individual, pero de ningún modo ésta puede disolverse en ella. De cualquier modo Kant, en el origen del racionalismo moderno, ya había dado forma a la libertad individual como autolegislación moral, aunque también abrió la posibilidad de construir un puente de plata hacia la libertad como igualdad, al indicar que ella requiere subordinación de la voluntad a principios provenientes de los descubrimientos de la razón, lo que dos siglos después Kohlberg definiría como moral postconvencional 52 y que vendría como anillo al dedo a Habermas para alzar sobre ello su teoría postmetafísica de la verdad. Con eso, la racionalidad comunicativa se constituiría en un vínculo entre la libertad como igualdad y la libertad individual, pues por individualistas y modernas que parecieran la acción instrumental y estratégica, la acción comunicativa no lo era menos, en tanto se basa en el acuerdo de sujetos racionales que –por autonomía de la voluntad– construyen y se someten al resultado que producen, esto es: a la comunidad intersubjetiva de sentido racionalmente construida entre ciudadanos libres e iguales. Como se ve, la teoría sociológica contemporánea, incluso la de tradición crítica, concibe –como Constant a inicios del siglo XIX– que la individualidad es el lado externo de la igualdad, que por tanto, ambos lados son complementarios, o dicho de otro modo: que un mundo igualitario no es un mundo sin individualidad, no es un mundo sin diferencias. Y que precisamente para no perder esas diferencias que son constitutivas de lo social, se requiere tener una mejor democracia, se requiere ampliar las condiciones de inclusión social, deconstruir las hegemonías y tradiciones, estar atentos a la discriminación y mejorar constantemente los modos de coordinación de las constelaciones sistémicas a las que los individuos diariamente nos enfrentamos y ante las cuales muchas veces nos presentamos indefensos. Por ello la antinomia igualdad/individualismo presentada por el profesor Netto a través de la distinción entre marxismo y neoliberalismo que cruza su trabajo, me parece subcompleja para dar una imagen adecuada del mundo contemporáneo y sus problemas de intervención; como subcompleja me parece también la distinción entre capital y trabajo para describir la desigualdad que existe hoy en América Latina y en otras constelaciones regionales. No quiero con esto subvalorar la importancia del marxismo en la semántica contemporánea. A mi modo de ver, su gran legado es habernos heredado esa preocupación por la igualdad que el profesor Netto expresa tan bien. Pero que las desigualdades actuales se puedan explicar por la distinción capital/ trabajo no parece ser ya una imagen adecuada para dar cuenta de las condiciones de complejidad que caracterizan a nuestra sociedad. Puede ser que yo sea un genuino representante de la clase dominante –lo que hablaría muy mal del poder y capacidad de decisión de la clase dominante– pero IGUALDAD, ESTADO DE BIENESTAR Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO si reducimos el problema de la desigualdad a la concentración de capital y si planteamos la solución en términos de redistribución del ingreso, entonces no estamos muy lejos de un neoliberalismo que asume el supuesto del rebalse monetario como la estrategia de superación de todo problema social. La única diferencia sería que la redistribución se presupone más rápida que el chorreo, lo que ciertamente se puede poner en duda después de años de políticas redistributivas en el marco del estado de bienestar, de años de chorreo neoliberal y de ver que en ambos casos la pobreza se mantiene más o menos en los mismos niveles. Para ser claros: si todo lo debiéramos reducir a la distinción capital/trabajo, habría que pensar en los conflictos religiosos como una contradicción entre dos formas de acumulación originaria, o la discriminación de género como la sublimación de la contradicción entre fuerza y relaciones sexuales de producción de niños, o los dilemas éticos como epifenómenos de la situación de clase, o el aumento de enfermedades psíquicas como resultado del fetichismo de la mercancía que humaniza la mercancía y deshumaniza al trabajador. Lo que el mundo moderno nos ha enseñado es que la igualdad no es un problema absoluto; que tiene mucho de paradoja. Esto se traduce al menos en tres cosas: 1. Que para alcanzar la igualdad o para intentar alcanzarla hay que tratar desigualmente a personas en principio iguales, como sucede con políticas que favorecen a las mujeres aun en contra los eventuales y siempre escasos méritos de los hombres, o con decisiones de apoyo a sectores indígenas y de no apoyo a vecinos inmediatos que históricamente han sufrido lo mismo pero no son indígenas. 2. Que la igualdad en un campo no se traduce directamente en igualdad en el otro, que a más posibilidades educativas no hay necesariamente más oportunidades laborales, simplemente porque se puede no aprender nada de lo que a uno le enseñan, o porque las jerarquías en una determinada sociedad valen más que los méritos, o porque las políticas de discriminación positiva hacen más difícil la inclusión a los que no caben en sus categorías, aun cuando sepan más que otros. Y 3. Que no siempre se espera rendimientos igualitaristas de una determinada institu- ción social: la familia puede ser en el mejor de los casos igualitaria en el cuidado y cariño a sus miembros, pero no se puede querer lo mismo a los propios hijos que a los hijos de la familia del vecino; se puede también esperar de la escuela que trate de equiparar las diferencias de entrada de sus miembros, pero no se puede esperar que califique a todos con la nota máxima; se puede esperar de un juez que haga cumplir las garantías de todos los imputados, pero no se puede esperar cadena perpetua para todos los delincuentes por mucho que sea nuestra casa la que hayan robado. Cuando el mundo es complejo y no se explica como resultado de una única distinción, la igualdad se transforma en paradoja: fomentarla por un lado la limita en otros. Por todo ello en vez de igualdad algunas teorías modernas como la de Rawls hablan de equidad o fairness. Recogiendo esa inquietud, suscribo, pero a la vez reescribo la pregunta del profesor Netto: ¿es el trabajo social una disciplina fundada en el compromiso con la equidad? Dejo la respuesta para el final. El tema del estado de bienestar Un segundo eje del profesor Netto es el del estado de bienestar. La teoría política del estado de bienestar y la forma en que todos hemos entendido la acción política durante el último siglo, se ha visto cruzada por la distinción entre progresistas y conservadores. Aplicada esa distinción a esta mesa, sabemos que el profesor Netto es un progresista y que yo, por el hecho de no estar de acuerdo con él, sería un conservador. Más allá de las paradojas perfectamente visibles de esta distinción –por ejemplo, que el progresista busque a toda costa conservar los logros históricos de la clase trabajadora o que busque conservar el medioambiente para futuras generaciones, o que el conservador se vea en la necesidad de tener que transformar innumerables cosas en la sociedad moderna para conservar lo que juzga valioso– mi pregunta es si en una sociedad donde todo cambia tan rápidamente, donde todo puede ser de un modo pero también de otro, tiene aún sentido autodescribirse como progresista o conservador. Pareciera ser que el problema ya no es el cambio, el que puede ser fomentado o resistido, sino la inestabilidad social que es consustancial a la contingencia de la sociedad moderna; al hecho de que sin Dios, 53 ALDO MASCAREÑO sin Naturaleza, sin Hombre, sin clase social, lo que nos queda es pura diferencia. Porque hoy no parece haber ningún fundamento del cual todos nos podamos asir para identificar la unidad de nuestra sociedad, su sentido último o su telos. Porque esta afirmación no es progresista, entonces debe ser conservadora, pero ¿puede ser conservadora una posición que adopte la contingencia de todo acontecimiento como punto de partida de la descripción? La cuestión es que frente a la contingencia de la sociedad moderna el programa progresista o el conservador no son muy convincentes. Por eso el público se repliega de la política cuando se ve enfrentado a esas opciones, porque la contingencia no se resuelve con una aceleración o desaceleración del cambio, sino con modos más eficaces de coordinación social que logren asegurar las expectativas normativas de los individuos –es decir, esas expectativas que no cambian a pesar de las decepciones– asegurarlas ante las condiciones permanentemente cambiantes de la sociedad en general (Luhmann, 1994). Pero en la semántica del estado de bienestar seguimos pensando que aceleración es progresismo y desaceleración conservadurismo, y que por tanto cuando alguien llama la atención sobre la dificultad del estado de bienestar de cumplir las expectativas que genera –pues un centro político no puede ya absorber la totalidad de las múltiples demandas de una sociedad moderna– entonces esa advertencia es conservadora. Cuando alguien afirma que es el propio estado de bienestar el que produce inestabilidad social pues debe responder a los problemas que él mismo ha generado en el pasado, cuando alguien hace ver su incompetencia presente para superar su incompetencia pasada, entonces esa advertencia es conservadora. Si uno logra escapar por un momento a la unidimensionalidad de esa distinción, puede jugar nuevamente con las paradojas y preguntarse si no es más conservador querer conservar o reeditar el estado de bienestar a toda costa a pesar que él se sostenga sólo por la solución de los problemas que ha provocado en el pasado, por ejemplo, generando un sistema educativo que ahora busca transformar para darle ‘más calidad’, o cuando se esfuerza por desburocratizar lo que antes ha burocratizado detalladamente, o cuando reforma las reformas que nunca reformaron lo que se buscaba reformar. A veces a uno le queda la impresión que la receta del estado de bienestar es hacer las cosas mal en el pre54 sente para tener asegurado el trabajo de arreglarlas en el futuro. El problema es que hacer tantas cosas a la vez, nunca ha sido una buena receta para nadie. Los avances en seguridad social en el siglo XX son innegables, pero cuánto de ello se debe a las interdependencias entre el derecho y la educación, entre la moral y la familia, entre la ciencia y la salud –en todos esos casos, con prescindencia del estado. En los años 80 la teoría política europea habló de la euroesclerosis para referirse a las atrofias estatales en las relaciones de interdependencia entre sistemas. ¿Cuánta grasa burocrática estamos ahora dispuestos a soportar en nombre de la inclusión política en la sociedad, en nombre del rescate del estado de bienestar? Las consecuencias para el Trabajo Social Paso ahora al último punto: las consecuencias para el trabajo social. Como anuncié al inicio, no soy trabajador social. Por eso no quiero terminar diciendo qué es lo que yo creo que deben hacer ustedes, pero sí formulando unas preguntas que pueden contribuir a esa discusión. Concuerdo aquí plenamente con el profesor Netto en que ninguna acción profesional puede eliminar la pobreza ni la desigualdad, pero de ahí derivo mis preguntas finales: • ¿Requiere el trabajo social un compromiso con la igualdad o la equidad para autodefinirse como disciplina o requiere un compromiso con la disciplina para saber qué hacer y hacer siempre mejor lo que en cada caso le toca hacer? • ¿Un compromiso con la igualdad y con la pobreza significa una sensibilidad especial frente a esas situaciones o significa que ellas deben empujar a cada trabajador social a ser cada día un mejor profesional que dé mejores respuestas cuando se enfrenta a la desigualdad y la pobreza? • ¿Cuál es la ética que debe aplicar un trabajador social en una sociedad compleja donde prevalece la contingencia: debe fomentar la unidad de todos bajo un mismo parámetro sea conservador o progresista, o debe contextualizar su intervención situativa y episódicamente frente a las expectativas del escenario de intervención, es decir, frente a las expectativas de todos los involucrados?, o dicho de otro modo: ¿el trabajo social quiere enseñarle a la sociedad cómo debe ser o quiere aprender de ella para hacer mejor lo que hace? IGUALDAD, ESTADO DE BIENESTAR Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO • Y finalmente: ¿es el trabajo social una técnica de la planificación y control racional de la sociedad moderna o es una disciplina especializada en la intervención sobre condiciones sociales complejas y altamente contingentes que no aceptan someterse a ningún plan preestablecido? Sin duda no se trata de preguntas que se puedan responder en este encuentro, pero al menos tienen ustedes unos días para discutir sobre ellas o para empezar a olvidarlas ahora mismo. Referencias CONSTANT, BENJAMIN (1991) “The liberty of the ancients compared with that of the moderns”, en Constant, Benjamin, Political writings, New York, Cambridge University Press, 1991. LUHMANN, NIKLAS, Teoría política del estado de bienestar, Alianza, Madrid, 1994. Muchas gracias 55 ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 57-61 Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social. Comentario a la ponencia central de José Paulo Netto Marxism, Psychoanalysis and Social Work. Comment to José Paulo Netto’s central conference PROF. SAÚL KARSZ El profesor Saúl Karsz es miembro de la Asociación Prácticas Sociales de París. 23, rue Albert Legrand 94110 arcueil/France; saulkarsz@wanadoo.fr Resumen El autor en su respuesta a José Paulo Netto enfatiza el rol de psicoanálisis en la explicación y actualización de la problemática marxista; lo cual supone un doble encuentro, del psicoanálisis con el marxismo, del marxismo con el psicoanálisis; en este encuentro Karsz señala que las prácticas del trabajo social enseñan que ideología e inconsciente no son dos universos impermeables, sino apenas dos dimensiones específicas de un solo y único sujeto humano. -Palabras clave (Marxismo, psicoanálisis, estructura, sexualidad, trabajo social) Abstract The author in his response to Jose Paulo Netto emphasizes the role of psychoanalysis to explain and update the Marxist problematic, which supposes a double meeting of psychoanalysis with Marxism, the Marxism with psychoanalysis. In this meeting Karsz indicates that social work practices teach that ideology and unconscious are not two impenetrable universes, but only two specific dimensions of a single human subject. Key words (Marxism, psychoanalysis, structure, sexuality, social work) ¡Buenos días! Un placer estar aquí, con vosotros, se suma el honor de comentar la ponencia de José Paulo Netto. Comentario rápido, puesto que dispongo de 20 minutos solamente, pero, espero, suficientes para contribuir a la discusión oral, en este recinto, en los pasillos, y más tarde, en la cabeza y en la práctica de las personas aquí presentes. Si les hablo en español (nací en Argentina), disculpen si de vez en cuando aparece alguna fórmula en francés, lengua y país de adopción desde hace ya varias décadas. ¡Vamos al grano, pues! Primera puntualización sobre esta ponencia de Netto, a partir por supuesto de lo que he comprendido: se trata de una ponencia alta y rotundamente discutible. Lo cual no constituye en absoluto un inconveniente, porque en realidad hay pocos trabajos escritos u orales que sean discutibles, que valga la pena discutir, y de cuya discusión quepa deducir nuevas pistas, entrever horizontes inéditos. Considero que los lugares comunes, las evidencias, las frases atiborradas de vocablos pseudo-técnicos que nadie se preocupa de definir, no son para nada discutibles. Lo más sano es esperar que se agoten: los lugares comunes no duran cien años, a la diferencia de la lluvia según García Márquez. Es cierto, sin embargo, que nuevos o viejos lugares comunes suelen volver a llover... Ponencia discutible, pues. Por ello quisiera proponer algunas críticas constructivas, para facilitar las aperturas indicadas hace un momento. Segunda puntualización: la cuestión del marxismo, referencia básica en la exposición de José Paulo. Propondría, sin embargo, una cierta prudencia cuando hablamos de “el marxismo” en singular: so pena de olvidar que lo han atravesado toda suerte de corrientes y de tendencias, que lo siguen atravesando, en el plano teórico, político, ideológico, e inclusive en lo que se refiere a la subjetividad de quienes se adhieren a él. Y aunque todo el mundo, o casi, pretende tener una opinión sobre el mar57 SAÚL KARSZ xismo, pocos explican de qué marxismo se trata, según qué obras, en favor o en desmedro de qué realizaciones concretas... Son numerosos los que se dicen marxistas –como una buena parte de los que se adhieren al psicoanálisis– pero contribuyen a su desaparición precisamente cuando creen haber encontrado en el uno o en el otro un substituto laico de la verdad revelada. Olvidando que no se trata de un bloque, sino de un movimiento, de un proceso dialéctico. Dos ejemplos breves. En su respuesta a una discípula rusa que lo interroga sobre las condiciones de la revolución socialista en Rusia, Marx responde... que no puede responderle, porque no ha estudiado suficientemente el tema, y agrega este enunciado “¡yo no soy marxista!”. Otro ejemplo: los conceptos de clases sociales y de lucha de clases funcionan a lo largo de la obra de Marx sin que éste explicite demasiado su lógica, sus articulaciones y relaciones múltiples, sus efectos: de esto se ocuparía un importante capítulo de El Capital, su obra teórica mayor. Se ocuparía, digo, porque Marx murió habiendo escrito apenas unas pocas líneas a propósito de lo que era y sigue siendo un concepto central. ¡Un autor serio y definitivo hubiera por lo menos terminado su capítulo! Mediante esta abrupta ironía me propongo determinar que la teoría marxista es un trabajo sin fin, una construcción incesante. Imperfección congénita del marxismo, válida igualmente para la física, la geografía, el psicoanálisis: ¡garantías anti-esclerosis! Marx, al forjar un poderoso cuerpo teórico, tiene razón en muchas cosas porque en varias otras se equivocó, le faltaron datos, no fue muy lejos, no tuvo tiempo o no supo hacerlo... Se trata de una problemática, de una manera de pensar, de tratar de pensar. Utilizarlo como dogma, callando sus puntos ciegos, sus necesarias lagunas, dejando de lado las ironías que aparecen más de una vez en Marx, puede ser tranquilizador para sus adeptos, ¡pero desastroso para el pensamiento, para la crítica argumentada del mundo actual y para el esbozo de un mundo diferente! Tercera puntualización: hoy día el pensamiento marxista se encuentra en una situación paradójica. Toda suerte de indicios insisten en su radical inconsistencia, en su pura y llana desaparición; referirse todavía a Marx es como confesar una ternura inmoderada por los dinosaurios. Lo cual, sin embargo, no impide que dicha problemática siga siendo indispensable para pensar el orden contemporáneo. No para detallar tal o cual aspecto, hacer un inventario de tal o cual sector económico o político, sino para interrogar su razón de ser, su 58 lógica de conjunto, las razones de su desarrollo. Se rechaza todo Marx como en su momento se rechazó todo Newton: ¡señalo, sin embargo, que incluso los cuerpos que no están de acuerdo con Newton caen también hacia el centro de la tierra! Problemática indispensable, además, para explicar cómo y porqué el trabajo social no puede carecer de “clientes”, ni dejar de enfrentarse a situaciones individuales y colectivas que requieren constantemente su intervención. ¿Profesión de porvenir, a su manera? Tal es, siguiendo el título de esta jornada, el desafío del orden contemporáneo: la sociedad en su conjunto, y el trabajo social en particular, aparecen como enigmáticos, sin lógica aparente, radicalmente “irracionales”, si no se acude a análisis orientados por la problemática marxista. Pero, agrego, y esto es igualmente importante, que la sociedad contemporánea tampoco se puede comprender recurriendo únicamente a ese tipo de orientación: el marxismo no constituye en absoluto la explicación última y definitiva de la sociedad capitalista en su faz neoliberal, ni en ninguna otra. Cuarta puntualización. Por lo que escuchado y leído de los trabajos de José Paulo Netto, no dudo de que coincidimos en esta manera de encarar la problemática marxista. Es por eso, justamente, que quisiera enfatizar problemas de dos órdenes. Por un lado, la suerte reservada a las construcciones no marxistas, me refiero a las así llamadas Ciencias Sociales. Éstas se han desarrollado en referencia al marxismo, en alianza con él, en oposición sobre todo, sacando partido de sus insuficiencias reales y-o imaginarias. Diferentes figuras ilustradas por los dos colegas que han comentado previamente, en esta mesa, la intervención de Netto. Relación sobredeterminada, sin duda, que se juega en torno al concepto complejo de clases sociales. ¿Existen hoy día clases sociales? Si no, ¿Qué o quién las remplaza? Si no hay clases sociales, ¿Qué lógica organiza las relaciones sociales contemporáneas, a la escala nacional e internacional? Si al contrario, se considera que hoy día hay clases sociales y relaciones de clase, y que éstas condensan el núcleo estratégico del capitalismo en su estadio neoliberal, queda por averiguar cómo existen, de qué manera, según qué modalidades, alianzas y oposiciones, ¡teniendo en cuenta que de ningún modo vivimos ya en el siglo XIX, ni siquiera en el XX! Sabemos que una buena parte de la psicología, de la psiquiatría, y la totalidad de las doctrinas conductistas dedican muchísimo tiempo a esqui- MARXISMO, PSICOANÁLISIS Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO var el concepto psicoanalítico de inconsciente, empecinadas en remplazarlo por nociones más “educadas”, tranquilas, políticamente correctas (en francés se diría: “más católicas”). Del mismo modo, las Ciencias Sociales desarrollan mil subterfugios para esquivar el concepto de clase social, para evitar incluso de decir “clases sociales”, o, peor, “lucha de clases”: ¡como si fueran palabras malditas! ¿Deduciremos que las Ciencias Sociales se equivocan rotundamente, en la medida en que escamotan un punto esencial, y que debemos por tanto expulsarlas de los análisis de la sociedad contemporánea y no tomarlas para nada en cuenta en las prácticas concretas del trabajo social? Sin embargo, como por el marxismo, evitemos las simplificaciones. El catecismo es estructuralmente estereotipado y aburrido, más aun cuando se pretende progresista. Las Ciencias Sociales, preocupadas por cómo funcionan los individuos, los grupos, las instituciones, pero poco interesadas en saber por qué funcionan así y qué es lo que realmente funciona, producen al mismo tiempo numerosas observaciones, análisis y descripciones sumamente instructivas, finalmente irremplazables... Si estas disciplinas no tienen fundamentalmente la razón, tienen sin embargo varias y sólidas razones para desarrollarse de manera relativamente autónoma: la problemática marxista no explica todo porque la realidad es demasiado compleja para aprisionarla en una sola malla. Desde el punto de vista materialista y dialéctico que defiendo acá, la realidad no es subsumible en ninguna teoría. Lo real no es en absoluto soluble en el concepto. Se puede y hasta se debe conocer la realidad natural, la realidad histórica, la realidad subjetiva, como nos lo muestra la historia de las ciencias. Historia hecha de avances extraordinarios y de perdurables impasses. La ciencia es un trabajo, el cientismo es una religión. Lección de los tiempos modernos: no hay Discurso de la Verdad, salvo en ciertos lugares más o menos tétricos, pero sí hay discursos con algunas verdades, discursos que se construyen, se rectifican, se modulan, se perfeccionan, y quedan por definición incompletos. A igual distancia del dogmatismo sin matices y del eclecticismo sin principios. Surge aquí un segundo orden de problemas: a propósito de la dialéctica y del rol de la contradicción. Desde el punto de vista de las Ciencias Sociales, la contradicción desempeña un rol nefasto. Desde el sentido común, aparece como un sinónimo de incongruencia y de absurdo. A partir de una postura dialéctica, la contradicción, las contradicciones revisten un rol positivo de motor, de posibilidad de apertura y de porvenir. ¡Sin contradicción, estamos muertos! Quisiera mostrarlo volviendo a la exposición de José Paulo. Quinta puntualización. ¿Catastrofismo? Netto analiza el estado de bienestar en términos de situación de excepción en la larga historia del capitalismo, de ruptura en su historia supuestamente lineal e implacable. Análisis equívoco, en mi opinión. No se trata de una excepción, sino más bien de una contradicción en el sentido dialéctico de este vocablo. No un accidente fortuito, ni un paréntesis coyuntural, sino el resultado histórico –o sea estable e inestable– de relaciones de fuerza, alianzas y oposiciones entre clases y grupos sociales. Debido a que el capitalismo está plagado de tensiones y contradicciones, el estado de bienestar fue posible y necesario. Se trató –y sigue tratándose, porque no ha desaparecido completamente– de una de las tendencias internas al capitalismo, como el neoliberalismo –otra de sus tendencias internas– ocupa hoy día un lugar hegemónico. Pero el estado de bienestar tampoco representó una ruptura en la historia del capitalismo, sino una reorganización inédita de las relaciones sociales, una modalidad particular del capitalismo (el pacto fordista): la redistribución de una parte de la riqueza social que caracteriza al estado de bienestar no altera en absoluto las relaciones entre clases y grupos sociales, el lugar ocupado por unos y otros en la organización social. No se trata de una excepción, sino de una confirmación... Creo que al no dar a la contradicción un rol motor, o suficientemente motor, José Paulo subestima el dinamismo del capitalismo, su capacidad de adaptación y readaptación. Y tal vez nos dé una imagen esencialista, poco dialéctica... Una opinión corriente sostiene que la sociedad contemporánea esta en crisis. ¡Pésima metáfora! La situación es grave porque el neoliberalismo es una salida de crisis puesto que produce un reacomodamiento de las relaciones sociales, de las relaciones capital-trabajo, una producción extraordinaria de riquezas a la escala planetaria, una naturalización de las desigualdades sociales. Las sociedades europeas, las americanas del norte, y, por lo que sé, buena parte de las sociedades latinoamericanas, están bien e incluso muy bien... para ciertos grupos y fracciones de clase, al mismo tiempo que están mal e incluso terriblemente mal para otros grupos y fracciones de clase. No se trata de la sociedad en 59 SAÚL KARSZ general, sino de la sociedad vista desde la perspectiva económico-política de tal o cual grupo. Dato esencial, a partir del cual se puede repensar esta categoría de crisis. Y llego por fin al trabajo social. Para señalar, ante todo, que lo que puede inquietar, sino desesperar a muchos trabajadores sociales es la crisis de una cierta representación de la sociedad en la que se creía vivir. No es la sociedad real quien anda mal, ésta anda tan bien y tan mal como hace un siglo. Son las modalidades de este andar bien y de este andar mal las que cambian, y quedan por analizar. Se halla en crisis una representación del bienestar, la idea de una salida durable de la pobreza, del acceso a la vivienda para todos, a los bienes culturales, se halla en crisis la ilusión de un progreso general y generalizado... Me parece indispensable que tomemos consciencia de la situación real para que, pese a todo, las intervenciones sociales continúen provocando algún efecto benéfico. Si persistimos en un esquema que trata de las condiciones estructurales del capitalismo pero sin tener suficientemente en cuenta sus tensiones y contradicciones, no veo bien qué se puede hacer en trabajo social, qué se puede hacer con el trabajo social. Salvo repetir declaraciones llenas de buena voluntad humanista pero finalmente bastante cursis, sobre la ayuda a los pobres, la asistencia a la gente con problemas materiales y-o psíquicos, la defensa de la dignidad humana, etcétera, etcétera. Por supuesto que está muy bien ayudar a los pobres, pero no por esto saldrán de la pobreza, como máximo tal vez puedan aguantarla un poco mejor. Abolir la pobreza es una alternativa improbable en el marco del capitalismo, sobre todo en su fase neoliberal. No cabe denunciar al trabajo social porque, en efecto, éste es incapaz de resolver los problemas de vivienda, de pobreza, de salud física o mental, de mujeres maltratadas, de escolaridad... Incapaz de resolverlos porque estos problemas se generan en otras esferas, en otros mundos económicos y políticos, a los que el trabajo social no tiene acceso. Evitemos de culpabilizar inútilmente a los trabajadores sociales, aunque sólo sea porque en nuestra tradición judeo-cristiana ya somos culpables “naturalmente”. Por supuesto que el trabajo social es un aparato del Estado, del Estado burgués, – salvo que en mi boca “burgués” no es un insulto, ni un cumplido tampoco. Es simplemente un concepto, que com60 porta conocimiento, saber, argumento. Y que cabe discutir. Y que, en todo caso, no es un calificativo moral: los burgueses no son malos por definición, como tampoco los pobres son angélicos por nacimiento. Por supuesto que ningún sistema social financia profesionales e instituciones para que difundan la subversión, ni siquiera –como Paulo Freire por ejemplo– para contribuir a la “concientización” de las masas populares. Imprescriptible condición estructural. Que sin embargo no constituye para nada una fatalidad que condena de una vez para siempre al trabajo social, ni un destino al que irremediablemente los trabajadores sociales deben someterse. Los asalariados del capitalismo no siempre son sus cómplices. No hay fatalidad porque, insisto, el capitalismo está atravesado por corrientes y tendencias contradictorias, y también porque queda a cada trabajador social asumir el compromiso ético de la adhesión, o de la sumisión, o de la resignación, o bien de la lucha empecinada por ideales que nadie le financia pero que él y otros consideran impostergables. El trabajo social se ocupa de ciertos efectos domésticos del capitalismo, en términos de vida conyugal, escolar, laboral, subjetiva. Los llamo “efectos ideológicos”. La clínica de la intervención social –que trato de impulsar trabajando con equipos e instituciones– consiste en identificar esos efectos, lo que en ellos se pone en juego, y en la detección de vías alternativas que quepa explorar. ¿Qué hacer –me dicen– de la esperanza que orienta a numerosos trabajadores sociales, al comienzo de su carrera al menos? Es cierto que hoy día hay cada vez menos lugar para la esperanza porque quien busca esperanza debe dirigirse al lugar propicio (iglesia, mezquita, sinagoga) y conformarse a las prácticas que allí se le inculquen. Ese lugar no será un congreso sobre trabajo social, ni esas prácticas la labor concreta de los trabajadores sociales. Suministrar esperanza a la gente no tiene nada que ver con la intervención social, ni con la política social, ni con la toma de posición individual y colectiva, con el compromiso ético. Lo realizable, lo concretamente realizable es proponer elementos de lucidez, de “lucidificación” si me permiten... ¿Cuál es la opción real del trabajador social sobre el terreno?, me preguntan. Responderé en términos de dosis, es decir de tendencias: ¿En qué medida pongo en obra prácticas de control más o menos policíaco, de examen de moralidad, de cruzada que ignora toda duda y se ahorra toda interrogación? ¿Y en qué medida, por el contrario, MARXISMO, PSICOANÁLISIS Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO mis prácticas hacen posible procesos de liberación de los que no soy el autor mesiánico pero a los que contribuyo con empecinamiento y múltiples limitaciones? Rol precioso, en este sentido, de un trabajo clínico que incluya la dimensión psíquica pero dé la misma importancia a las dimensiones políticas, culturales, económicas: en la sociedad, y también en las relaciones de pareja, en el hogar, en la sala de clase, en la entrevista con una familia... Tal es, a mi manera de ver, el dilema determinante: ¿En qué medida nos autorizamos a desarrollar márgenes de maniobra respecto de la política social que nos emplea, de la que no somos para nada culpables pero de las que somos en mayor o en menor parte responsables, según las prácticas que ponemos en obra, según los efectos que provocamos? El discurso marxista, en la medida en que no renuncia a la cuestión del porqué, reviste aquí una importancia decisiva, en términos de elucidación de estructuras, de identificación de funcionamien- tos, de diseño de estrategias y de puestas en juego. A condición de mantener la distancia –jamás definitiva– entre saber y doctrina, entre investigación y revelación. En esta actualización de la potencia explicativa de la problemática marxista, el psicoanálisis juega un papel central. Porque las estructuras sociales no explican todo, y porque en las clases sociales y entre ellas circula sexualidad, o sea amores y odios, pulsión de vida y pulsión de muerte... Esto supone un doble encuentro, del psicoanálisis con el marxismo, del marxismo con el psicoanálisis. Un trabajo paciente de enseñanza recíproca. Hoy día indispensable, en el interés del uno y del otro. Las prácticas del trabajo social nos enseñan que ideología e inconsciente no son dos universos impermeables, sino apenas dos dimensiones específicas de un solo y único sujeto humano. Dos lógicas que es tiempo de considerar simultáneamente. 61 ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 63-70 Ética pública desde una perspectiva dialógica Public ethic from a dialogical perspective PHD. ADELA CORTINA Profesora Adela Cortina es Catedrática de Filosofía Moral de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ETNOR, para la Ética de los Negocios y las Organizaciones; adela.Cortina@uv.es. Resumen La ponencia de Adela Cortina apela al necesario tránsito desde una democracia de votantes a una de ciudadanos, de modo de generar la ciudadanía integral. Este llamado convoca, no sólo a la vida política, sino también a las asociaciones cívicas y de las empresas, a la sociedad civil. Cortina discute en este artículo el trípode en el que ella sustenta la sociedad civilizada: Estado democrático, economía ética y ciudadanía activa. Palabras claves: (Ética, ciudadanía integral) Abstract Adela Cortina appeals for an urgent transit from a democracy of voters to a democracy of citizens, in order to develop an integral citizenship. She calls not only politics but also civic associations, businesses and civil society to participate in this movement. Cortina discusses in this article tripod in which she sustains a civilized society: democratic state, ethical economy and active citizenship. Key words (Ethics, integral citizenship) Un mundo esquizofrénico Según informes del Banco Mundial y del PNUD, aproximadamente un cuarto de los seres humanos subsiste bajo la línea de la pobreza internacional, una tercera parte de las muertes que se produce al año (unos 18 millones de personas) está relacionada con la pobreza, 790 millones de personas no están adecuadamente nutridas, más de 880 millones no tienen asistencia sanitaria básica, el acceso al agua potable ni siquiera ha sido reconocido como un derecho humano, las desigualdades de calidad de vida entre las distintas regiones de la tierra han aumentado, crece el desempleo y el trabajo se precariza. En lo que respecta a Latinoamérica, el informe sobre “La Democracia en América Latina”, auspiciado por el PNUD, señala que, mientras la democracia política parece acreditada en la región gracias a la universalización del sufragio y a la alta improbabilidad de que regrese el autoritarismo militar, las desigualdades son las mayores de la tierra y la pobreza extrema, a pesar de las grandes diferencias que existen entre unos países y otros. Existe una profunda asimetría entre tres dimensiones de la ciudadanía: la extensión del voto, la ciudadanía política activa y la ciudadanía social y económica. Y, sin embargo, sabemos que hay medios más que suficientes para que todos los seres humanos vean cubiertas sus necesidades básicas; sabemos que el proceso de globalización puede resultar beneficioso para todos los hombres, si se orienta desde principios de justicia. Por otra parte, la ética cívica de las declaraciones universales es la de los derechos humanos y la igualdad de capacidades básicas. Lo cual contrasta brutalmente con los datos que tenemos sobre la calidad de vida de las personas y el expolio de la naturaleza. Las realizaciones no están a la altura de las declaraciones. ¿Qué hacer? Para estar a la altura de las declaraciones universales y poner a su servicio los medios con los que contamos, es urgente promover una justicia universal, y para ello potenciar aquellas tendencias que nos orientan hacia la solidaridad desde una ética pública global, diferente a la que está dirigiendo el proceso de globalización. Una ética en que la sociedad civil y la ciudadanía tengan un papel protagónico. Como bien decía el informe mencionado, es preciso transitar de una democracia de votantes a una de ciudadanos, diseñar y poner en marcha una política generadora de poder democrático, cuyo objetivo sea la ciudadanía integral. Pero –a mi juicio– el protagonismo no se ejerce sólo en la vida política, sino 63 ADELA CORTINA también desde las asociaciones cívicas y desde las empresas, desde la sociedad civil. Como he defendido en otro lugar, Estado democrático, economía ética y ciudadanía activa forman el trípode en el que se sustenta una sociedad civilizada. Del estado de justicia a la sociedad corresponsable Hasta los años setenta del siglo XX al menos triunfa la convicción de que el Estado es el auténtico lugar de transformación social y también de que el Estado abarca todo el campo de lo público; campo que, a su vez, se identifica con lo político. Quien deseara cambiar la sociedad debía ingresar en un partido político e intentar conquistar el poder para hacer posibles las transformaciones desde él (Cortina, 1993; 1997; 1998:353).Seguía vigente en el fondo la convicción hegeliana de que el Estado es el lugar de lo universal, la dimensión de la sociedad que se ocupa del bien común, y que tiene por lo tanto la capacidad de hacer justicia. La sociedad civil, por su parte, sería el lugar de lo particular, de los intereses egoístas en conflicto; el lugar de la satisfacción individual de necesidades, con una estructura de mercado. En efecto, según Hegel. “En la sociedad civil cada uno es fin para sí mismo y todos los demás no son nada para él. Pero sin relación con los demás no puede alcanzar sus fines; los otros son, por lo tanto, medios para el fin de un individuo particular. Pero el fin particular se da en la relación con otros la forma de la universalidad y se satisface al satisfacer al mismo tiempo el bienestar de los demás” (Hegel, 1988, par 82). Se produce, pues, un reparto de papeles entre el Estado, al que competen los intereses públicos, y la sociedad civil, que se orienta por sus intereses privados. Sin embargo, en los años setenta y ochenta del siglo XX un conjunto de autores progresistas, como John Keane o Jürgen Habermas, puso sobre el tapete de la reflexión y la acción la necesidad de contar con la sociedad civil para cualquier proyecto de transformación social (Keane, 1992; Habermas; 1992). Semejante sugerencia produjo asombro porque, salvo raras excepciones, la sociedad civil se había venido entendiendo al modo hegeliano como sociedad civil burguesa (bürgerliche Gesellschaft), en la que “cada uno es fin para sí mismo y todos los demás no son nada para él”; de donde se seguía que no cabía esperar de ella sino particularismo, es 64 decir, búsqueda de la satisfacción de intereses particulares, no universalismo, no intento de satisfacer intereses universales. Apelar ahora a la sociedad civil para trabajar en la línea del progreso significaba reconocer que se ha producido una evolución desde la sociedad civil burguesa hasta una nueva sociedad civil (Zivilgesellschaft), capaz de universalidad. Lo cual es cierto, pero también lo es que a comienzos del siglo XXI conviene matizar muy bien estas afirmaciones para no inducir a error, porque se puede recurrir a la sociedad civil con tres objetivos, al menos, y sólo el tercero de ellos camina en la dirección del progreso: 1. Desregular el mercado, reduciendo al mínimo la intervención política, tanto de los Estados nacionales como de los organismos políticos transnacionales e internacionales, en la línea del neoliberalismo triunfante. Una desregulación que en el ámbito mundial sigue la dirección de los países desarrollados a los países en desarrollo, y no al contrario. Esta receta está produciendo tales situaciones de injusticia ética e incertidumbre económica que incluso algunos de sus defensores piden una cierta regulación. Pero, a mayor abundamiento, se identifica aquí la sociedad civil con el Sector Económico, lo cual no es de recibo. La sociedad civil es, en realidad, el conjunto de asociaciones y de redes sociales que no son creadas por el Estado, sino que tienen la característica de la espontaneidad. Su característica central no es, pues, que sea un ámbito privado, porque todo lo que tiene repercusiones públicas es público y las actividades de la sociedad civil tienen repercusiones públicas. Su rasgo central es que no se forma por la coacción estatal, sino de modo espontáneo, y de ahí la dificultad de vertebrarla. Incluye, pues, familias, asociaciones adscriptivas (aquellas en que no se elige ingresar) y voluntarias (aquellas en que se ingresa libremente), mercado y opinión pública (Cortina, 1998). 2. Traspasar a la sociedad civil tareas que en realidad deberían llevar a cabo los gobiernos, con la especie de que los ciudadanos no deben ser pasivos, sino activos, que deben ser también protagonistas en la vida pública. Y, ciertamente, los ciudadanos deben ser activos, deben intervenir en la vida pública, pero eso no significa en modo alguno que no exista un conjunto de tareas que deben asumir los gobiernos, si es que quieren ser legítimos. ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA Sin políticas públicas adecuadas mal puede trabajar la sociedad civil. 3. Reconocer que desde antiguamente familias y asociaciones tanto adscriptivas como voluntarias, han sido fuente de justicia y de solidaridad espontáneas, han asumido labores de solidaridad local y global indispensables para la producción y reproducción de las sociedades, y lo han hecho de forma espontánea. El ámbito de lo público es el lugar natural también de al menos cuatro tipos de instituciones, pertenecientes a la sociedad civil: las entidades económicas, la opinión pública, las asociaciones cívicas y las actividades profesionales. Cambiar la sociedad hacia algo mejor exige entonces laborar desde cada uno de estos polos, y no optar sólo por uno de ellos, porque no hay una sola dimensión de la realidad social que sea determinante de las restantes, sino que la realidad es poliárquica. La gran tarea del siglo XXI consiste en potenciar la tarea de la sociedad civil, entendida en este tercer sentido, dentro de una clara articulación de las tareas de los tres sectores sociales. El Sector Político, en el nivel nacional, transnacional o internacional, tiene por tarea hacer justicia. Lo cual significa hoy en día proteger los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los habitantes de cada comunidad política (sea cual fuere su forma de pertenencia a ella, también de los inmigrantes, por tanto) y trabajar por proteger los de cualquier ser humano, dentro del horizonte de una Ciudadanía Social Cosmopolita. Por su parte, el Sector Económico, tiene por misión crear riqueza social, pero no sólo para aquellos que pueden presentar una demanda solvente, sino asumiendo su responsabilidad social, como apuntan el Pacto Mundial de la ONU o el “Libro Verde” de la Comisión Europea, que lleva por subtítulo “Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas”. Que las empresas asuman su responsabilidad social es una exigencia nacida del carácter propio de la actividad económica: el fin de esa actividad ha de consistir en generar una buena sociedad, una auténtica economía es una economía ética (Sen, 2000). El Sector Social, por su parte, está formado ante todo por las organizaciones solidarias y las asociaciones cívicas, cuya misión fundamental es realizar tareas de solidaridad. Pero de algún modo se integran en él la esfera de la opinión pública y cuantas asociaciones adscriptivas y voluntarias componen la vida de una sociedad. Ciertamente, los intereses públicos son responsabilidad del Estado, pero también de la sociedad civil, formada por los sectores social y económico. Si al Estado le compete bregar por los derechos de 1ª y 2ª generación al menos, la sociedad es corresponsable, de suerte que una ciudadanía social activa asume sus responsabilidades, la sociedad civil ejerce su protagonismo y el Estado crea el marco legal, suministra los recursos básicos, facilita y coordina. No se trata de excluir a los mercados de la sociedad civil, ni tampoco de identificarlos con ella. Se trata de recordar que construir una sociedad civilizada es tarea también de las organizaciones empresariales y de las organizaciones cívicas. Que sin el concurso de unas y otras es imposible formar un mundo de ciudadanos, artífices de su propia vida. En este marco de amplia comprensión de lo público se inscribe hoy, entre otras cosas, la revitalización de una ética de las profesiones, empeñada en nuestros días en la tarea de hacer excelente la vida cotidiana (Cortina, 1997; 1998, 2000 13-28).Porque, si es cierto –como dice Charles Taylor– que uno de los rasgos de la Modernidad consiste en su afán por revalorizar la vida corriente frente a las vidas heroicas, arriesgadas y nobles, tan admiradas en las Edades Antigua y Media, no lo es menos que hacer excelente esa vida cotidiana constituye una auténtica revolución social (Taylor, 1997). Y justamente “buscar la excelencia” en la vida corriente es lo que pretende la ética de las profesiones, como vacuna que las inmunice frente a esos males cuasi endémicos, que matan la vida: frente a la burocratización de la vida profesional, frente al corporativismo y la endogamia. En este punto se insertaría una ética del trabajo social (García, 2000: 313-357). Obviamente, si interesa potenciar un tipo de sociedad civil con miras universalistas es en este tercer sentido. Por eso dijimos que Estado democrático, economía ética y ciudadanía activa forman el trípode en el que se sustenta una sociedad civilizada. ¿Desde qué suerte de ética pública? Actualmente existen distintas teorías éticas que pueden ayudarnos a pensar sobre la naturaleza de los vínculos que unen a los seres humanos y sobre las exigencias que lleva aparejado el reconocimiento de los mismos, pero quisiera referirme aquí fundamentalmente a tres de las más relevantes desde el punto de vista teórico y desde el punto de vista de su implantación social, porque además considero 65 ADELA CORTINA que las demás podrían ordenarse desde ellas de algún modo. Me refiero a la ética del individualismo posesivo, la ética del liberalismo político y la ética del reconocimiento personal. La ética del intercambio infinito Fue Macpherson quien en La teoría política del individualismo posesivo caracterizó esta ideología, que -a su juicio- hizo posible tanto el nacimiento como el desarrollo del capitalismo (Macpherson, 1979). La denomina “individualismo posesivo” porque los autores situados bajo su rúbrica entienden que el núcleo de la vida social es el individuo, como es propio del nacimiento del mundo moderno, pero además que cada individuo es dueño de sus facultades y del producto de sus facultades, sin deber por ello nada a la sociedad. Cada individuo está convencido de que sus bienes económicos y políticos, los honores que recibe y las riquezas sociales de que disfruta son suyos en exclusiva, sin que la sociedad en la que vive –local o global– tenga en ello mérito alguno. Cuando esa lógica del individualismo posesivo arraiga en las creencias sociales, de ella se sigue una ética del individualismo egoísta, según la cual, el que no debe nada a otros tampoco está obligado a compartir nada con ellos, de suerte que cualquier intento de redistribución de la riqueza no sólo se toma como una agresión, sino que es ilegítimo. Por supuesto, el egoísta puede ser estúpido y no darse cuenta de que la cooperación le conviene, pero también puede ser inteligente y entender que le conviene cooperar. Los “demonios inteligentes” de los que Kant hablaba en La paz perpetua pertenecen a este segundo sector (Kant, 1998). Pero entonces el motor de la cooperación no es el reconocimiento de que existe un vínculo, sino el reconocimiento de que para llevar adelante los propios planes, para satisfacer los propios intereses, es preciso crear vínculos con aquellos que pueden ayudar a alcanzarlos y en la medida en que puedan ayudar. Esta lógica del individualismo posesivo es la que –a mi juicio– funciona con mayor vigor en la vida cotidiana, y tiene dos corolarios inevitables: desde su perspectiva, el principio supremo de la vida corriente es el Principio del Intercambio Infinito y, como consecuencia ineludible, el Principio Mateo, tan útil en economía, y también en la economía de las relaciones humanas. Ciertamente, somos “seres de carencias” y necesitamos lo que otras personas y el entorno medioambiental pueden ofrecernos. E intentamos tomarlo, sea mediante la fuerza o mediante el intercambio. Por eso, contemplamos nuestras re66 laciones sociales desde el cálculo de qué podemos obtener de ellas y qué debemos ofrecer a cambio. Pero ¿qué ocurre con los que no tienen nada que creamos que pueda interesarnos? ¿Qué ocurre con los “aporoi”, con los pobres, en un mundo en el que está entrañada la “aporofobia”, la aversión al pobre, al que no tiene nada que ofrecer? (Cortina, 1998) El que presuntamente no tiene nada interesante que ofrecer a cambio es un excluido, en el más radical sentido de la palabra. No entra en el sistema social del Intercambio Infinito, queda fuera por definición; y es, en el peor de los casos, condenado a la “invisibilidad” (Adams, 1973), en el mejor, a ser objeto de beneficencia, pero no de reconocimiento en su profunda dignidad. Del Principio del Intercambio Infinito resulta, como secuela ineludible, ese Principio Mateo, según el cual, al que más tiene más se le dará, y al que tiene poco, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y, sin embargo, las declaraciones de derechos humanos tienen su razón de ser en el reconocimiento de que cada persona es un fin en sí misma, que es en sí misma valiosa y no sólo para otras cosas; y por eso no se le puede intercambiar por un precio, de dinero o de afecto; y, por eso decimos que tiene dignidad. Esta afirmación kantiana de lo que se ha llamado el “Fin en Sí Mismo” ve la luz justamente a fines del siglo XVIII, cuando el boyante primer capitalismo consagra el mundo de la mercancía y del intercambio de mercancías, y rompe ese círculo del intercambio infinito (Kant, 1983). Hay algo que no se intercambia por un precio, del tipo que sea, porque no es intercambiable. Hay algo que no tiene precio, sino dignidad. ¿Cómo atender al principio de la dignidad humana en sociedades en que éste forma parte de lo que Aranguren llamaría “la moral pensada”, lo que creemos que debería de ser, y no de “la moral vivida”, la que funciona en la vida corriente? (Aranguren, 1994). Sin duda, mejor es la lógica de la cooperación, siquiera sea interesada, que la de la autosuficiencia. Pero no basta, porque no brota también del reconocimiento del otro en su dignidad y genera inevitablemente excluidos: los “aporoi”, los pobres, los que no tienen nada que ofrecer a cambio, o eso creemos. El contrato político Una segunda propuesta ética, vigorosa en nuestros días, es el liberalismo político, representado de forma ejemplar por John Rawls (1978; 1996). Desde este punto de vista, lo que caracteriza a los ciudada- ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA nos de una sociedad con democracia liberal es sin duda perseguir su bien y decimos que actúa con racionalidad quien pone los medios adecuados para alcanzarlo. Pero con eso no basta. También esos mismos ciudadanos son conscientes de haber contraído una gran deuda con la sociedad en la que viven y por eso consideran razonable compartir con los demás ciudadanos las cargas y los beneficios. Nadie nace por generación espontánea ni es el autor de sus capacidades en exclusiva: todo ser humano debe a la sociedad en la que vive gran parte de lo que es, para bien y para mal. Hay que repartir aquí los derechos de autor, lo quiera el individualismo o no. Es racional buscar la felicidad, pero es razonable hacerlo dentro de un marco de justicia, en el que quedan protegidos los derechos de los conciudadanos, al menos, los civiles y políticos, económicos, sociales y culturales. Incluso llegamos a admitir que una sociedad es justa cuando las desigualdades que en ella se presentan son legítimas sólo si favorecen a los menos aventajados. Ciertamente, Rawls ha intentado extender su propuesta al orden internacional en El derecho de los pueblos con mayor o menor éxito, y ha recibido críticas de todo tipo. Pero lo que ahora me interesa destacar en lo que nos ocupa es un punto: que al tratarse de un liberalismo “político” únicamente se preocupa de los vínculos que se establecen entre las personas como ciudadanas. Además, como ciudadanas de sociedades con democracia liberal, pero sobre todo quisiera resaltar en este punto que nos limitamos al vínculo ciudadano, porque se trata de elaborar un marco de política ética, no una reflexión sobre las relaciones humanas. Ésta es una de las razones por las que quedan fuera de consideración otras formas de pertenencia a la comunidad política, como la inmigración, como también las formas de relación humana “anteriores” al pacto y, por lo tanto, las obligaciones con los que no lo han sellado. ceñido al propio bien y dispuesto a no percatarse de la deuda social que todo ciudadano tiene contraída. Sin embargo, no aclara porqué un individuo que persigue su bien sabe y siente que no puede hacerlo de espaldas a los demás ciudadanos, incluso de espaldas al resto de personas. La ética comunicativa Algunas teorías éticas actuales responden a estas cuestiones afirmando que existe un vínculo entre todos los seres dotados de competencia comunicativa, precisamente porque cualquiera que realiza acciones comunicativas y entra en procesos de argumentación, al hacerlo, reconoce que cualquier ser dotado de competencia comunicativa es un interlocutor válido, con el que le une un vínculo comunicativo y, por lo tanto, determinados deberes. Esta propuesta ética enraíza en la filosofía de Hegel, en su afirmación, sobre todo en el periodo de Jena (Honneth, 1997), de que el reconocimiento recíproco es el núcleo de la vida social, en la psicología social de George H. Mead, y se expresó en el último tercio del siglo pasado en la ética del discurso, creada por Apel y Habermas y extendida hoy en el nivel mundial. El mensaje central de esta tradición es el siguiente: nos constituimos como personas originariamente cuando otros nos reconocen como personas y nosotros les reconocemos como tales. En ese reconocimiento básico –entiendo yo– se descubre un vínculo, una ligatio, que es el que nos liga y, en consecuencia, nos ob-liga internamente y no desde una imposición ajena (Cortina, 2001). ¿En qué consiste este vínculo? En efecto, a los ciudadanos, a los que conviven como si hubieran sellado un contrato social, les parece razonable perseguir su idea de bien en un marco de justicia. Pero entonces se plantea la pregunta: ¿qué ocurre con todos aquellos que no han sellado ningún pacto político? Según Apel, la reflexión trascendental sobre los presupuestos de la argumentación arroja como resultado una norma ética fundamental, según la cual, cualquiera que argumenta en serio ha reconocido que “Todos los seres capaces de comunicación lingüística deben ser reconocidos como personas, porque en todas sus acciones y expresiones son interlocutores virtuales de una discusión, y la justificación ilimitada del pensamiento no puede renunciar a ningún interlocutor y a ninguna de sus aportaciones virtuales a la discusión” (Apel, 1985: 380-1). Ciertamente, las dos características que Rawls asigna a sus ciudadanos –que buscan su felicidad y es racional perseguirla, pero deben hacerlo en el marco de su sentido de la justicia, según el cual, es preciso compartir cargas y beneficios de un modo equitativo– les sitúan más allá del individualismo posesivo, Todos los seres dotados de competencia comunicativa –actuales y virtuales– deben, por tanto, ser reconocidos como personas para que tengan sentido nuestras acciones comunicativas, y este reconocimiento no es inocuo, sino que descubre elementos como los siguientes: 1) Entre los interlocutores se 67 ADELA CORTINA reconoce un igual derecho a la justificación del pensamiento y a la participación en la discusión. 2) Todos los afectados por la norma puesta en cuestión tienen igual derecho a que sus intereses sean tenidos en cuenta a la hora de examinar la validez de la norma, aun cuando sólo fueran interlocutores virtuales. 3) Cualquiera que desee en serio averiguar si la norma puesta en cuestión es o no correcta debe estar dispuesto a colaborar en la comprobación de su validez. De ahí que sea preciso asumir un Principio de Corresponsabilidad que complementa al principio individual de responsabilidad (Apel, 2000: 21-7). Ciertamente, esta corresponsabilidad brota del reconocimiento recíproco entre los interlocutores actuales y virtuales del discurso, como seres autónomos, igualmente legitimados para participar en los discursos. Sólo si el reconocimiento recíproco es la categoría básica de la vida social, y no el individuo, tiene sentido hablar de obligaciones con respecto a todos los seres humanos. La ética del reconocimiento compasivo Ahora bien, a esta forma de entender los vínculos humanos, que exceden sin duda los límites de la comunidad política, cabe plantear al menos tres cuestiones: 1. Parece que el respeto a los derechos humanos y a los derechos pragmáticos, incluso el deber de trabajar corresponsablemente por ellos tienen por meta hacer posible que los interlocutores puedan participar en los diálogos y defender sus propios intereses. Pero, ¿no son la autonomía y la igualdad valiosas por sí mismas?, ¿no es el desarrollo de las capacidades de las personas necesario, porque importa en sí mismo que puedan llevar adelante la vida, que tengan razones para valorar?, ¿no es una vida en solidaridad felicitante por sí misma? Es necesario sin duda recuperar la distinción kantiana entre lo que es “valioso en sí” y “valioso para”, y recordar que algo puede ser “valioso para” y a la vez “valioso en sí”, como sería el caso de la libertad, la igualdad y la vida solidaria. Una vida impregnada de estos valores sería justa y felicitante, tendría en sí misma su télos: quien la viviera tendría deseo de seguir viviéndola. 2. Teniendo en cuenta que tanto la racionalidad comunicativa como la estratégica son a fin de cuentas tipos de racionalidad humana, ¿por 68 qué una persona concreta en casos concretos no va a elegir manipular el lenguaje con vistas a alcanzar sus propias metas, por mucho que se percate de que “el télos del lenguaje es el entendimiento mutuo (Verständigung)? ¿Por qué va a interesarle respetar el télos del lenguaje? 3. Que los interlocutores estén dispuestos a reconocer que un argumento es el mejor no depende sólo de su lógica interna, sino de que estén predispuestos a aceptar aquello que satisface intereses universalizables. En los diálogos sobre la justicia de las normas los interlocutores pueden subrayar unos aspectos u otros, considerar unas tradiciones u otras, atender a diferentes dimensiones de la situación. Para estar dispuestos a reconocer el mejor argumento, el que satisface intereses universalizables, tienen que compartir un sentir común y haberse generado un êthos dispuesto al reconocimiento. Responder a estas cuestiones de forma adecuada requiere, a mi juicio, hacer un análisis más completo del vínculo que se revela a través de las acciones comunicativas y descubrir en él otras dimensiones, además de las ya mencionadas (derechos pragmáticos y derechos humanos). En efecto, el vínculo, la ligatio puede entenderse al menos en un doble sentido: 1. Como vínculo entre los virtuales participantes en un diálogo, al que nos conduce la Pragmática Trascendental, diálogo entendido como una búsqueda cooperativa de la verdad y la corrección. Esta idea de cooperación funda una comunidad unida por el deseo de descubrir lo verdadero y lo justo; comunidad, pues, científica, pero también ética. 2. Como vínculo entre seres humanos, que se reconocen como “carne de la misma carne” y “hueso del mismo hueso”, y de ahí que se sepan y sientan obligados a empoderarse mútuamente para llevar adelante proyectos de vida buena. Estas dos formas de vínculo son, a mi juicio, complementarias, de forma que si la segunda no se reconoce, entonces resulta difícil –por no decir imposible– que las personas quieran dialogar en serio, resulta difícil que llegue a interesarles en serio averiguar si son válidas normas que afectan a seres humanos, resulta difícil que opten por intereses universalizables, que siempre beneficiarán a los peor situados. Porque los bien situados se benefi- ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA cian del privilegio, los desfavorecidos se benefician de lo universalizable. Atender a este lado experiencial del reconocimiento recíproco es indispensable para la formación dialógica de la voluntad de los sujetos morales, porque sin esa experiencia es difícil que a una persona le interese averiguar en serio si es correcto el contenido de unas normas que afectan a seres con las que no les une ningún vínculo de pertenencia. Es indispensable para formar una comunidad de comunicación vital, a la que, por lo mismo, interesa lo verdadero y lo justo (Conill, 2006). En su libro Perfiles filosófico-políticos, en el apartado que dedica a Marcuse, cuenta Habermas cómo en una ocasión se preguntaban los dos amigos por las razones que les llevaron a elaborar una Teoría Crítica y no encontraban respuesta. Fue dos días antes de la muerte de Marcuse, cuando Habermas fue a visitarle al hospital, cuando Marcuse le dijo: “Ahora sé porqué iniciamos esa tarea: fue por nuestra compasión por el dolor de otros”. Nobleza obliga, compasión obliga, una com-pasión que significa “compadecer el sufrimiento y el gozo”. Descubrir un vínculo, una ligatio de pertenencia mutua, implica una ob-ligación más originaria que el deber de com-padecer el sufrimiento y el gozo, de compartir la vida. Pero no de cualquier forma: el reconocimiento compasivo por el que nos sabemos y sentimos carne de la misma carne y hueso del mismo hueso se ha ido cargando de contenido históricamente, hemos ido reconociendo que las personas a las que estamos ligados y nosotros mismos estamos dotados de dignidad y no podemos ser intercambiados por un precio. Las “luchas por el reconocimiento” han llevado a aceptar que la satisfacción de determinadas necesidades, el empoderamiento de determinadas capacidades básicas, deben exigirse como derechos a los que corresponden deberes; como exigencias de justicia que reclaman declaraciones internacionales de derechos, comunidades políticas creadas por pacto, instituciones económicas éticas. El reconocimiento compasivo ha ido tomando en estos casos la forma de respeto a la dignidad, que se expresa a través del reconocimiento de derechos y el empoderamiento de capacidades. Por eso el 1 hambre, la miseria, la escasez materiales, políticas y culturales, a los que aludíamos al principio de esta intervención, son radicalmente inmorales e incoherentes con una cultura que se autocomprende como defensora de derechos humanos. Por eso es intolerable la exclusión, como lo es también el afán de abolir las diferencias que configuran identidades irrepetibles, siempre que quienes “luchan por el reconocimiento” presenten demandas legítimas (Taylor, 1997; Honnet, 1997; Cortina, 1997; Conill, 2006). Por eso el Principio del Reconocimiento Compasivo es el que debe orientar al de Intercambio, se exprese éste en el contrato político, en las instituciones económicas o en las sociales1. Ahora bien, si es cierto que “somos lo que somos por nuestra relación con otros”, como decía G.H. Mead, entonces tendremos que dar un paso más y reconocer que los bienes de la tierra son sociales y, por lo tanto, que nadie puede verse privado de ellos. Justamente en las antípodas del individualismo posesivo es de ley reconocer que nos constituye nuestro ser con otros, y, más allá de la clausura en una comunidad política, nos sabemos vinculados con cualquier hombre. Si el esfuerzo personal es imprescindible, también somos lo que somos por nuestra relación con otros. Y, en un universo global, esto vale no sólo en cada comunidad política, sino en el contexto de la globalidad: es de justicia distribuir globalmente los bienes que las sociedades pueden dispensar (alimento, agua, atención sanitaria, techo, trabajo, educación, cultura, ingreso, apoyo en tiempo de debilidad, participación política, noticia religiosa), porque son sociales. Pero, yendo aún más allá, hay también otras necesidades que nunca pueden reclamarse como derechos ni tampoco satisfacerse porque constituyan un deber. Son las necesidades que sólo satisface quien se sabe y siente “obligado” a la gratuidad, sin la mediación de deberes y derechos, sino porque se sabe y siente con otros desde la abundancia del corazón. Hay, pues, bienes de justicia, que pueden y deben exigirse como derechos, y bienes de gratuidad, que no pueden exigirse como derechos porque no se pueden satisfacer por deber. El reconocimiento compasivo es entonces la fuente de exigencias de justicia y obligaciones de gratuidad, sin las que una vida no es digna de ser vivida (Cortina, 2001). La relación con los animales y la naturaleza genera una responsabilidad por lo vulnerable, que tan bien ha expuesto Hans Jonas en El principio responsabilidad, Barcelona, Círculo de Lectores, 1994. 69 ADELA CORTINA Referencias ADAMS, J. (1973) Discourses on Davila, New York, Da Capo, 1973. APEL, K.-O. (2000) “First Things First. Der Begriff primordialer Mit-Verantwortung. 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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 71-81 Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo tardío. Comentario a la ponencia central de Adela Cortina Dulle Griet’s allegories in the late capitalism. Comment to Adela Cortina’s central conference PHD. TERESA MATUS La profesora Teresa Matus es doctorada en sociología por IUPERJ en Río de Janeiro y académica de de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile. Avenida Vicuña Mackena 4860, San Joaquín, Santiago, Chile; tmatus@uc.cl Resumen Compartiendo ese amplio universo denominado teoría crítica de Frankfurt, se proponen cuatro premisas, a seguir: que la alegoría es un concepto paradojalmente más ajustado y pertinente que la esquizofrenia para evidenciar las ruinas de lo contemporáneo y abrirnos a nuevas visiones; que una segunda noción de sociedad civil en Hegel nos permite asumirla no solamente como fuente del particularismo o un tránsito improbable hacia lo universal sino rescatar su irrenunciable tensión; que los aporoi, los excluidos, son hoy significados en el lugar infernal que hasta el siglo XVI ocupaba Dulle Griet y que si esto se considera, el reconocimiento compasivo universal es una virtud bajo sospecha. Palabras claves: (Teoría crítica - exclusión social - sociedad civil - capitalismo tardío) Abstract Sharing this broad universe called critical theory from Frankfurt, it is proposed four premises: that the allegory is a concept paradoxically closer and proper than schizophrenia to evidence the ruins of the contemporary and to be opened to new visions; that a second notion of civil society in Hegel allows us to assume it not only as a source of special features, or an improbable transit towards universalism, but to rescue its unwavering tension; that the ‘aporoi’, the excluded, today are meant in that hellish place occupied by Dulles Griet until the sixteenth century, and if it is considered, the universal compassionate recognition is a virtue under suspicion. Key words (Critical theory, social exclusion. civil society, late capitalism) 71 TERESA MATUS PIETER BRUEGEL (1525-1569) Introducción “No podemos olvidar que la esquizofrenia es también el resultado de una tensión mal resuelta” (Theodor Adorno) El mundo esquizofrénico que nos presenta Cortina es aparentemente innegable. El que las realizaciones no están a la altura de las declaraciones, nos muestra a las claras las enormes asimetrías de la ciudadanía existentes hoy, donde incluso ese concepto se ha banalizado. La desigualdad se alza como un proyecto donde campea la ética del intercambio infinito. En este panorama, la ética pública asumida desde una perspectiva dialógica nos ofrece una serie de posibilidades para comprender y actuar en el mundo. Precisamente en este terreno es donde el comentario se sitúa, queriendo diferenciar algunas dimensiones, efectuando un cierto ejercicio del matiz. Siguiendo las mismas fuentes y compartiendo ese amplio universo denominado teoría crítica de Frankfurt, se proponen cuatro premisas, a seguir: que la alegoría es un concepto paradojalmente más ajustado y pertinente que la esquizofrenia para evidenciar las ruinas de lo contemporáneo y abrirnos a nuevas visiones; que una segunda noción de 72 sociedad civil en Hegel nos permite asumirla no solamente como fuente del particularismo o un tránsito improbable hacia lo universal sino rescatar su irrenunciable tensión; que los aporoi, los excluidos, son hoy significados en el lugar infernal que hasta el siglo XVI ocupaba Dulle Griet y que si esto se considera, el reconocimiento compasivo universal es una virtud bajo sospecha. Alegorías El recurso a una mirada alegórica abre una suerte de modelo simbólico revelador de una evidencia: la pluralidad de versiones corresponde a una complejidad constituyente del fenómeno. La alegoría en el pensamiento de Benjamín, surge como una forma de crítica capaz de des-hacer la primera apariencia del objeto, destruir su unidad de sentido, presentarla como falsa inmediatez. Alegorizar se presenta aquí como una mirada que hace explotar las significaciones unívocas de los objetos para liberarlos a una pluralidad de sentidos en la que es posible contemplar mejor su complejidad. Así, la alegoría de Benjamín, hace ruinas para iluminar verdades e introducir distinciones. Trabaja, por tanto, a golpes de matiz. ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA En el origen del drama barroco alemán, Benjamín procuraba restituir a la alegoría una cierta dignidad epistémica perdida en función de la hegemonía hermenéutica del símbolo1. Esta restitución a la alegoría de su carácter expresivo, tiene como telón de fondo la definición clásica y también romántica que reserva para el símbolo la propiedad de revelación de lo momentáneo, lo total, lo necesario y lo insondable cuanto al origen. En este debate están implicadas distintas formas de concepción de la temporalidad y de la historia, temas fundamentales para comprender el pensamiento benjaminiano. En otras palabras, en las concepciones clásicas y románticas el símbolo revela en su inmediaticidad y necesidad de una verdad a-temporal, es decir, una verdad que puede expresarse por la permanencia misma del símbolo en el transcurso del tiempo. De ahí la relación, en estas concepciones, entre verdad y a-historicidad conjugadas en el símbolo. Así, los juicios sobre el valor estético del símbolo y de la alegoría no remiten meramente a una preferencia de gusto, sino que más profundamente, a una apreciación de valor del tiempo y de la historia. Por tanto, la rehabilitación de la alegoría por Benjamín será una rehabilitación de la historia, de la temporalidad y de la muerte en la descripción del lenguaje humano (Gagnebin 1999:41). Es como si una vez muerto el objeto bajo la mirada del alegorista, pudiera surgir la fuente misma de las significaciones pero que ella misma, en tanto fuente, no significara nada2. Sus características antinómicas, son las que pueden hacer convivir las contradicciones y supuestas incoherencias en una misma figura, en este caso la noción de ética pública en una perspectiva dialógica. Alegorizar esta noción, desde otra figura retórica, Dulle Griet, quizás pueda aportar a la desnaturalización de algunos supuestos. En otros términos, este comentario quisiera alegorizar esta noción de ética, haciéndole ruinas en las que otras verdades podrían relevarse, para que se pudiera ver, como decía Benjamín, caminos por doquier. Para ello, se requiere desmontar la interpretación unilateral de la sociedad civil en Hegel, dando paso a una segunda concepción. El espíritu como fundamento de la sociedad civil En Hegel, sus dos discursos acerca de la sociedad civil se fundan y dependen de la forma de interpretación de la idea de Espíritu (Geist): “Son pues, las obras humanas las que dan sentido y vivencia a los conceptos, a las categorías, obras que solamente en este mundo terrenal se pueden construir; se construyen pues históricamente, se expresan en instituciones como el derecho, la familia, la sociedad civil, la policía, la corporación, el estado; en símbolos más altos como el arte, la religión y la filosofía. Todas estas expresiones y símbolos que forman el quehacer humano, forman el Geist, esto es el Espíritu”(Hegel, 1975:36). Éste no es sólo una categoría epistemológica “sino que va más allá del concepto estrictamente de conocimiento para denotar una mayor complejidad. Se adentra en dimensiones distintas y más abarcantes que la razón pura, expandiéndose a la ética, a las instituciones sociales como el Estado y la sociedad civil” (Hernández, 1995:14). Así, el sistema hegeliano, aparte de su forma, contiene elementos subyacentes que le hacen presentarse como un proceso evolutivo, contradictorio y orgánico. Los tránsitos del Espíritu tienen una finalidad o un fin final, como diría Kant, y éste es justamente la liberación del ser humano. Consecuentemente, el Geist entendido solamente como forma, quedaría reducido a estructura y función, se agotaría en una visión sistémica. Esa visión elimina la posibilidad del mundo de la vida y no sería más que una La noción de crítica en Benjamín se relaciona con sus concepciones del lenguaje, de la modernidad y de redención revolucionaria. Más específicamente, la recuperación de la categoría de alegoría va a desempeñar un papel fundamental en su crítica a la obra de arte en la modernidad como fetiche o, interpretando a Baudelaire, a la pérdida del aura que sufren las obras cuando transformadas en mercancía. Pero, a la diferencia de otros pensadores, Benjamín considera que en esta pérdida reside la posibilidad misma de redención de los objetos. Ver, entre otros: BENJAMIN, Walter. “El país del segundo imperio en Baudelaire”; “Sobre algunos temas en Baudelaire”. En: “Poesía y capitalismo - iluminaciones II”. Editorial Taurus. Madrid, 1991. BENJAMIN, Walter. “A obra de arte na era da sua reprodutibilidad técnica”; “Teses sobre a filosofia da história; sobre a linguagem em geral e sobre a linguagem humana”. En: “Ssobre arte, técnica, linguagem e política”. Relógio d’Água Editores. Lisboa, 1992. 2 “Si el objeto se vuelve alegórico bajo la mirada de la melancolía, ella lo priva de su vida, la cosa yace como si estuviera muerta, pero segura por toda la eternidad, entregada incondicionalmente al alegorista, expuesta a su gracia o a su desgracia. Vale decir, el objeto es incapaz, desde este momento, de tener una significación, de irradiar un sentido; él sólo dispone de la significación que le fue atribuida por el alegorista. Este la coloca dentro de él y llega hasta su fondo; ello no es una realidad psicológica, sino ontológica. En sus manos, la cosa se transforma en algo diferente, a través de ella el alegorista habla algo diferente, ella se convierte en la llave del dominio de un saber oculto y, como emblema de ese saber, él la venera. En eso reside el carácter escritural de la alegoría”. Benjamín(1985:205-206). 1 73 TERESA MATUS forma descriptiva analítica para explicar fenómenos cibernéticos o bien, fenómenos sociales o políticos (Habermas, 1988:351). El sistema, entendido así, poco tiene que ver con la concepción hegeliana. En ella, es un proceso no sólo de forma sino un corpus cuya posible traducción es el concepto de proceso que evoluciona, se contradice y cambia. Proceso cuyo motor e impulsor es la negatividad y su propia sublimación. El Geist es el mismo proceso que se expresa en la historia y por la vía humana, pero también el Geist es el concepto puro y, sin embargo, histórico. Por tanto, el Espíritu tiene necesidad de aparecer en el mundo, de resplandecer en las accidentalidades, resquebrajamientos, regresiones y progresiones de la historia. Es allí donde se presenta no como apariencia sino como luminosidad. De esta manera, el sistema hegeliano no puede entenderse sin su cuerpo, sin los accidentes de la historia. Por su propia naturaleza tiene necesidad de aparecer en el mundo. Sin su presencia no habría rememorización. Por tanto, también es un campo de ejercicio y de actores fundamentales cuyo juego es su propia libertad, donde no siempre lo dado muestra su sentido de progresión. Es una cierta actitud de estimar que existen relaciones no visibles que hay que descubrir3. Así, el Geist requiere de lo finito sin perder su infinitud. Hegel sostendrá que: “La conservación de un pueblo o un estado, de las esferas ordenadas de su vida, es un momento crucial en el curso de la historia. Y las actividades de los individuos consisten en tomar parte en la obra en común. Pero el otro momento reside en que el Geist de un pueblo vea quebrantada su consistencia por haber llegado a su agotamiento. De esta destrucción, justamente, surgen las grandes colisiones entre los deberes, las leyes, los derechos existentes, y ciertas posibilidades que son opuestas a este sistema. Estas posibilidades se hacen, empero, históricas, ya que encierran un contenido universal de distinta especie que se constituye en la base de la existencia de un pueblo” (Hegel, 1987: 91). Por encima de un pueblo, por tanto, existe una actitud histórica universal de un ideal más justo. La colisión de deberes que engendra la desobediencia civil se da en esta zona de grandes perturbaciones, el fin final, como dice Kant, es la libertad plena y en el sentido de Hegel, el desenvolvimiento de la idea que se hace terrena en la conducta de determina- 3 dos hombres. Estas son las bases, los fundamentos del espíritu que posibilita entender, en Hegel, sus dos discursos de la sociedad civil: La sociedad civil en la filosofía del derecho representa a la sociedad burguesa y su sistema de racionalidad. Por tanto, su discurso legal está traspasado de razón funcionalista. Sin embargo, hay otra noción de sociedad civil que funda su discurso en la razón cultural, en el espíritu absoluto. Esta dualidad discursiva, institucional y comunicativa, son expresiones dialécticas del Geist, pero ellas no tienen ni la misma jerarquía ni el mismo valor. “Lo que comienza por ser subjetivo se hace sustancial en su relación frente al otro, sin esa relación, la conciencia permanece encerrada en sí, en el terreno de la buena voluntad” (Hernández, 1995:42). Para Hegel, la apertura de la conciencia va a permitir la evolución del hombre, el paso del espíritu subjetivo al espíritu objetivo. Esto es válido para el primer discurso. Pero en el segundo, el espíritu se vuelve espíritu absoluto. En este último discurso, la sociedad civil tendrá dos frentes: “uno, la sociedad global y el otro, el Estado. El sistema de poder político va a polemizar con todo el poder sistémico” (Bobbio, 1990: 89). En este nivel, es posible generar un vínculo comunicativo. Aunque en su división y apariencia la sociedad civil sea espíritu objetivo, ésta también puede emerger como espíritu absoluto, como razón comunicativa (Hernández, Op. Cit. p. 45). En el primer discurso, la proliferación de familias genera la sociedad civil por un fenómeno económico y de división del trabajo, su intercambio, la lucha por los bienes. Esta actitud egoísta que cancela al otro y lo ve como medio, no como fin, se expresa en un sistema jurídico que sirve para proteger los bienes y la seguridad de esta sociedad. Luego, acá la sociedad civil es un atomismo social en donde a cada hombre no le interesan sino sus deseos particulares, por tanto, no es posible la perspectiva de la universalidad. De esta manera, la sociedad civil en tanto razón instrumental es histórica, contradictoria y presenta “un espectáculo de miseria y corrupción”(Hegel, 1987: 78). Hegel va a denominar a toda esta estructura: el sistema de necesidades. La razón es contingente y su sentido es la satisfacción de necesidades básicas. Por ello, la sociedad civil encierra tres momentos: i La mediación necesaria y de satisfacción con el trabajo. Este es el sistema de necesidades. De algún modo su logos, el Geisha que permea al mundo es una aventura, al igual que en Kano. KANT, Emmanuel. “Filosofía de la historia”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1987. Pág. 95 a 118. 74 ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA ii La realidad de lo universal contenida en el sistema de justicia. iii La prevención contra la accidentalidad que subsiste en este sistema y el cuidado por los bienes particulares en cuanto cosa común. Es una sociedad civil, en palabras de Marcuse: “fundada en bases de una razón distorsionada por la ciega necesidad del progreso económico y una libertad pervertida por la competencia de intereses privados en conflicto” (Marcuse, 1986: 211). Esa sociedad civil no procura la igualdad sino que produce desigualdad4. En dicha noción, no se habla del deber ser sino del ser. Por otra parte, la sociedad civil no puede impedir el exceso de pobreza porque ella es una consecuencia natural de la sociedad civil ya que al fincar la libertad en la propiedad, la sociedad civil se transforma en ley, “en el absoluto derecho de apropiación del hombre sobre las cosas”(Hernández, 1995: 78). La pobreza, por tanto, no se resolverá por lo jurídico porque forma parte de las estructuras del sistema mismo. Es decir, la sociedad civil actúa dentro de la estructura del Estado. La cosa pública es, de este modo, un polo atractivo de la particularidad. “Lo particular y lo universal se imbrican. Lo interesante no es un mayor poder del Estado sino que la sociedad civil misma tiene ya potencialmente la tendencia de pasar de su esfera a la dimensión estatal y no obstante continuar la función dual como los estamentos” (Hegel, Op. Cit. p. 150). De lo anterior se desprende que el Espíritu objetivo es una totalidad compleja, pero en ella la diferencia entre sociedad civil y Estado es clara. Es la distancia entre individuos y un objetivo superior. “Como la sociedad civil es el campo de batalla de todos, el conflicto de negocios particulares, contra los más elevados puntos de vista del Estado ”(Ibíd.: 189). El Estado es así el Espíritu objetivo por excelencia, donde la libertad abraza la plenitud de sus derechos. Sin embargo, Hegel destaca la variable cultural pero ya no en el Espíritu objetivo sino en el Espíritu Absoluto. “Ya no se da en el sistema de necesidades de la sociedad civil ni en el Estado sino que las rebasa en un discurso comunicativo” (Hernández, Op. Cit. p. 80). Luego, dicho Geist, sin cancelar sublima las instituciones y se expande en una esfera más elevada y enriquecida por el objeto: el Espíritu Absoluto. Acá la sociedad civil ya no es el sistema de necesidades, 4 ni el sistema sociológico (Estado), ni el sistema jurídico (Ley); sino que ésta en el segundo discurso se constituye por otras variables: estética, cultural, ética. El discurso primero de las necesidades es demasiado poderoso para que la sociedad civil pueda ser en él una instancia comunicativa. El segundo discurso, en cambio, se vuelve crítico, polémico y friccionador (Foucault, 1979:157). Aquí, la sociedad civil es el género humano, la humanidad como tal que se concreta en lo finito, o sea históricamente. Es por esta razón que si bien esto en Hegel es un círculo, ello no es un obstáculo para mostrar las dos tendencias de la sociedad civil. Visto de este modo, en Hegel, sobre la sociedad civil individualista y competitiva, sobre esa sociedad funcional, existe el Estado y sobre éste, otra sociedad civil que aparece como racional. “El discurso de esta sociedad no es un discurso que expresa fenómenos económicos sino comunicativos con expresiones diversas de aquél, en la perspectiva del arte y la cultura” (Hernández, Op. Cit. p. 84). Esta segunda sociedad civil, concebida como horizonte, inmersa en un campo universal, racional y ético, se inserta en un discurso cultural que es el propio de los valores elevados que dice de lo bello, de lo santo y de lo conceptual. Por tanto, en el primer discurso, “en los Estados de la época moderna, la seguridad de la propiedad es el pivote de toda legislación y al que se refiere la mayor parte de los derechos ciudadanos” (Hegel, 1984: 175). Esto es un discurso que contiene una racionalidad funcional, instrumental, técnica. El segundo discurso, en cambio, es ético y comunicativo. Es ético, porque está construido para el encuentro racional con otro, único capaz de hablar de lo bello, lo santo y lo conceptual. La liberación del hombre permea el segundo discurso. Se trata de un discurso crítico, que devela lo que no se ajusta a lo dado, que penetra en la superficie para descubrir otra realidad más verdadera, aprehendiéndola. Por ello es que tanto el Estado como los dos conceptos de la sociedad civil pueden ser mirados dialécticamente. Dulle Griet en el cielo del capitalismo tardío Lo anterior tiene una importancia vital. Si bien podemos reclamar de la primera interpretación hegeliana de la sociedad no podemos desecharla sin más, sino tensarla con la segunda. Si en vez de esto, transfor- Como sostendrá Know, “a la diversa naturaleza Egea la acepta, pero a ella agrega la construida por la riqueza y el poder. El sistema de necesidades es un proceso, por su propia estructura es una totalidad orgánica de diferenciación”. Hernández, Raúl. “La Idea de Sociedad Civi 75 TERESA MATUS mamos la sociedad civil en otra cosa, puede incluso ser vista como un polo de reivindicación de las tareas que el Estado ya no asume, donde mediante la filantropía se ensancha un camino a mayores causes de solidaridad y desarrollo. ¿Cuál es el problema de esta visión? : el olvido de Dulle Griet. Si tomamos las fuentes de información más diversas, en todas nos encontramos con tendencias que muestran un crecimiento indiscutido en relación con la sociedad civil y el servicio cívico: en los últimos diez años, ha existido un promedio de crecimiento del 16% de asociatividad según el índice CIVICUS, realizado en 86 países, lo que involucra altas tasas de participación El crecimiento de las organizaciones sin fines de lucro, ha sido constante en las últimas dos décadas, llegando a crecimientos de hasta 38% en algunos países. El voluntariado como porcentaje del empleo total de las organizaciones sin fines de lucro varía entre países: en las zonas en desarrollo alcanza un 0,7% y en los países más desarrollados un 2,6%. Según Anheier, el empleo total de las OSFL como porcentaje de la población económicamente activa en una muestra de 36 países es la siguiente: las OSFL dan empleo alrededor del 4,8% de la población económicamente activa y generan 2,6% de voluntariado, destacándose países como Holanda donde el sector sin fines de lucro da empleo al 9,2% de la población. Por otra parte, en relación con el nuevo modelo de negocios que plantea la Responsabilidad Social Empresarial, hoy no sólo existen más empresas que adhieren al modelo, sino que hay diversos centros internacionales de estudios y mediciones que producen, entre otros, ranking internacionales de responsabilidad social empresarial, evaluados en tres grandes áreas: desempeño ambiental, económico y social. En resumen, tenemos que en el mundo hoy existe: más asociatividad, más organizaciones sin fines de lucro, más voluntariado, más empleos generados por la Sociedad Civil, más empresas con sistemas de Responsabilidad Social Empresarial, más Servicio Cívico a nivel internacional. ¿Será entonces el tiempo de la sociedad civil? ¿Habremos pasado de una sociedad Estado céntrica a una mercado céntrica para derivar en una socio céntrica? ¿Por qué, entonces, con un panorama de estas características es oportuno pensar en paradojas? Charles Tilly, en su texto sobre la desigualdad (Tilly, 1998), nos llama la atención acerca de cómo se distribuye y cuáles son sus efectos, cómo se manifiesta en una política y de qué forma se perpetúan ciertas lógicas que contribuyen a un cuadro de desigualdad 76 persistente, entre hombre/mujer, aristócrata/plebeyo, ciudadano/extranjero. En este punto se cruza con las investigaciones de Amartya Sen (Sen, 1981, 1982, 1983, 1992) el que a partir de sus análisis de pobreza y hambruna ha descubierto un tratamiento deliberadamente desigual en presencia de recursos que podrían asegurar un bienestar más general. Si el ejemplo extremo lo constituye el infanticidio femenino, práctica ancestral no sólo en Asia y África si tomamos en cuenta la investigaciones de John Boswell en “La misericordia ajena” (Boswell, 1999) también podríamos colocar una larga lista donde no faltarían: limitación exclusivamente masculina a cierta educación, desvío de reservas alimentarias, aislamiento, donaciones de tercera clase, privilegios, deferencia, aprovechamiento en nombre de la solidaridad, filantropía del espectáculo, seguridad del marketing. Aún más, se habla de una desterritorialización del Tercer Mundo para indicar justamente que ese movimiento contradictorio se encuentra en medio de ciudades que atraviesan los continentes, donde se ven surgir zonas de miseria locales en las que los indicadores básicos de calidad de vida experimentan un retroceso sustantivo que da como resultado una equiparación con los índices de las denominadas naciones tercermundistas. Sin embargo, esta situación social degradada, reconocida ampliamente por diversos autores y estudios, contrasta con un capitalismo regenerado que no hace sino crecer y dar lucro. Hoy las multinacionales controlan 2/3 del comercio internacional, del que aproximadamente la mitad está constituida por exportaciones intergrupales, de casa matriz y filiales extendidas por el mundo. Su participación en los gastos de investigación y desarrollo es aún más importante, llegando a financiar más de 1/3 de las pesquisas, sobre todo en áreas tecnológicas, farmacéuticas e incluso de estudios sociales (Chesnais, 2004). Ahora bien, ¿cuál es la relación de este escenario, con las organizaciones de la sociedad civil y el servicio cívico? Voy a plantear una hipótesis provocadora: Ya en los planteamientos clásicos de Marx, el capitalismo conllevaba un espíritu de revolución constante e imparable (Marx,1972) y Weber diagnosticaba en profundidad la transformación del capitalismo a comienzos del siglo XX. El capitalismo, por tanto, desde su gestación requirió de un espíritu, de una forma de legitimación que pudiera apoyar su propia expansión. Ahora bien, si este espíritu en su movimiento inicial, estaba constituido por la ética protestante, planteo que el nuevo espíritu del capitalismo está configurado por la filantropía. ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA Que la filantropía en todas sus formas, responsabilidad social empresarial, financiamiento de organizaciones sociales, respaldo de investigaciones, responde incluso a sistemas que contemplan la crítica al modelo global. ¿Cómo puede ser posible lo anterior? Porque, entre otros factores, estamos ante un giro cultural sin precedentes. En la edad media la avaricia era condenada no sólo por la Iglesia con la excomunión, sino que se representaba la figura del avaro como alguien que no cesaba en sus intentos de acumulación, donde el rico era condenado a los infiernos y el dinero se asimilaba al mal. De hecho los pobres nos recordaban el camino recto y seguro hacia el cielo, lo que lleva al propio San Francisco a hacer de la pobreza una forma de vida. Hoy, el retorno al integrismo del dinero, a la orquestación de la desigualdad en la dialéctica de la modernización, ha tomado otros caminos. No sólo el dinero resulta perdonado, sino que sus operadores ganan el éxito simbólico. Ya no son los pillos de Stendhal, o los nuevos ricos de Balzac. Adiós a los cuentos de Dickens, donde el rico moría sólo y contando sus monedas mientras al pueblo le pertenecía la fiesta. Ya no tenemos a Dulle Griet, aquel avaro rico que pinta Bruegel, como alguien tan absurdo que ni en el infierno suelta su bolsa de monedas. En la alegoría de una pirueta invertida, Griet hoy alcanza el cielo. Así nos podemos explicar que actualmente las empresas sean los modelos filantrópicos en este nuevo espíritu y existan ranking de competición empresarial de solidaridad. Sólo que no podemos olvidar, como ya nos decía Shakespeare: “son los mismos, Iago, son los mismos, en sus fantasmas”. Son los mismos cinco gobiernos que más consumen energía (Estados Unidos con un 38%, Canadá, Alemania, Japón y Francia, con otro 30% en conjunto), los que financian formas de ahorro de consumo energético y los que regulan las condiciones de operación en países del tercer mundo. Algunas de las mismas empresas internacionales que compiten por los ranking de solidaridad, son las que aumentan sus ganancias y además, como Mc Donald generan problemas serios en la nutrición de la población, o en el caso de algunas industrias químicas o farmaceúticas son las que, a la vez, experimentan “nuevos productos” en África o en Asia. Encandilados con lo que Eliana Vejar llama “la cultura del espectáculo” (Véjar, 2004) ya no reconocemos detrás de tanta filantropía, el antiguo oficio del cambista. Sólo que a diferencia del siglo XVI éste ya no cuenta las monedas en la intimidad de su casa, a solas con su mujer, sino que lo hace en me- dio de todas las luces de los foros públicos, siendo admirado, reconocido y envidiado, como forma de vida plena. Por esto, no podemos soslayar a Dulle Griet. Esa verdad, todavía posible en el siglo XVI, se encuentra hoy altamente contrastada. Nos hace violencia incluso su imagen. Tan naturalizado tenemos hoy el capital, que él se ha transvestido y nos mira desde la gloria. De allí que incluso esta alegoría nos resulte claramente ofensiva. En ella podemos experimentar su desplazamiento. Griet se vuelve hoy un ícono admistiado. Pero no sólo eso, en la medida que el adinerado resulta admistiado, es la figura misma del pobre, entendida ahora como perdedor, como ganador del vacío, la que esta ideología convoca al tribunal de la modernidad. Hasta el siglo XIX la figura del burgués, estaba marcada por un signo negativo que Francois Furet pone claramente de relieve: es el pillo de Stendhal, el filisteo en Marx. El rebajamiento estético del avaro es notable: mezquino, feo, tacaño, laborioso, casero. El dinero y la avaricia endurece el espíritu y lo rebaja. La franja transitiva del cambista, donde ya el oficio de prestar dinero, condenado al infierno por todo el pensamiento escolástico, especialmente en Santo Tomás, se ha esfumado. Su argumento era clarísimo: nadie puede beneficiarse haciendo préstamos, ya que allí se especula con algo que no nos pertenece, ya que todo el tiempo pertenece a Dios. Esta noción ha sido infiltrada, se ha ido minando y volviendo ruina desde una creación: la invención del purgatorio (Jacques le Goff, 1998) Hoy, ese infierno ha desaparecido sin dejar huellas. Nadie reconoce más el carácter infernal de Dulle Griet. Incluso transitivamente si el burgués detentaba el poder, al menos debía defender la ilegitimidad moral de su estatuto. Si el dinero tenía el poderío al menos todavía no tenía la gloria. Hemos roto ahora con esa regulación simbólica. He aquí una nueva configuración: Dulle Griet no sólo gobierna sino que también reina y nos contempla, enviándonos nuevas promesas salvíficas, dando aportes incluso a los excluidos. Es un Griet en la cúspide celestial. Claramente, con el modelo de orden (y ayer Ze Paulo, nos colocaba esto como tarea al plantear que el orden contemporáneo es el desafío central), es que cada sociedad moldea a sus pobres a su propia imagen, explica su presencia en forma diferente y les da una diferente función, adoptando estrategias distintas (Bauman, 2001). Pero no se trata de retornar al Bosco. De persistir en visiones lineales. De marcar ascensos y descensos, de imágenes en un solo sentido. A veces esta tentación no sólo ha estado presente 77 TERESA MATUS en algunos dictadores (como Franco en El Escorial) sino se ha tornado una atracción mucho más popular y al alcance de un precio más módico. Se trata entonces, de componer una alegoría compleja mostrando sus matices, no sólo en relación a Griet sino a los pobres frente a él. La Europa premoderna estuvo más cerca que su sucesora en el intento de hallar una función importante para los pobres. Estos, al igual que todas las personas y las cosas en esa Europa, cristiana y premoderna, eran hijos de Dios y constituían un eslabón indispensable en la divina cadena del ser, como parte de la creación divina y como el resto del mundo antes de su desacralización por la moderna sociedad racionalista, estaban, por así decirlo saturados de significado y propósito divinos. Sufrían, es cierto, pero su dolor encarnaba el arrepentimiento colectivo. Incluso quedaba en manos de los más afortunados socorrer y aliviar a quienes sufrían y de este modo, practicar la piedad y obtener ellos también una parte de su salvación. Los pobres eran y en muchos lugares no han dejado de serlo, de una manera espectral, la oportunidad para vivir una vida virtuosa. Se podría decir que una sociedad que buscara el sentido de la vida en la vida después de la muerte habría necesitado de otro camino, de no contar con los pobres, para la salvación personal de los más acomodados. Así, los propios pobres, por su función social, tenían una tremenda promesa como horizonte: tener el cielo garantizado. Pero en cuanto los pobres dejan entrever que se entretienen, que les gusta la fiesta, en cuanto aparece la figura del pícaro (como en el lazarillo de Tormes o en algunos cuadros de Velásquez) allí la noción de merecimiento se rebaja. Lo que vende es la miseria yaciente, no la ciudadanía. Como quieran llamarlo, La miseria del mundo (Bourdieu, 1992), La banalidad del mundo (Arendt, 1985), Cuando el mundo se ha vuelto miseria (Horkheimer, 1937). Esa paradoja extrema sigue siendo nuestra agenda. Es en este marco crítico del ideario normativo de la modernidad, que tanto Habermas como Apel, ponen un énfasis insoslayable en la autonomía constituida intersubjetivamente como presupuesto para la construcción normativa de la sociedad. Así, en la propuesta de la ética discursiva, la autonomía constituida intersubjetivamente se revela como fundamento antropológico de un horizonte ético/normativo comprometido con la justicia social y compatible con los desarrollos de las sociedades 5 pluralistas y democráticas contemporáneas (Habermas, 1999). Se trata entonces, de configurar una intervención, que mediante sus postulados éticos y sus formas de operacionalización pueda poner al propio capitalismo en una encrucijada, a lo menos, siendo obligado a “ver”. La compasión universal bajo sospecha Lo anterior es extraordinariamente relevante ante el auge de la compasión como espectáculo (Arteta, 1996), aquél sufrimiento a distancia como denomina Boltansky al humanitarismo mediático (Boltansky, 1993), directamente aquél mal samaritano como lo llamará Helena Béjar (2001). Donde uno da y el otro, agradecido, recibe. Insistiendo en esta asimetría desde otra perspectiva, siempre se desconfiará de la bondad plena de un acto si el agente se detiene a contemplarlo y a gozarse de él; si lo anuncia y lo va proclamando como bueno. Dará motivos para sospechar que detrás de lo proclamado trabaja y bulle un mecanismo de autojustificación. “Hablar es un evento, algo que ocurre en un tiempo y en un espacio determinados y que, en virtud de su sentido, produce diversos tipos de efectos en el espacio civil. Esto es, justamente, un “evento de sentido” Ricoeur, 1998:43). Este es el argumento conductor de Hannah Arendt que va de la caritas a la vida activa y a la ciudadanía. No es la emergencia, por tanto, de un ámbito público lleno de publicidad que enfatiza la solidaridad compasiva a tal punto que la trivializa, sino la emergencia de una acción humana recíproca y constituyente5. Esto es importante de destacar en un tiempo donde paradojalmente crecen dos representaciones sociales, dos imaginarios constituidos tanto por un énfasis en el requerimiento solidario de la ayuda como por una transformación de una exaltación de la riqueza y un rechazo a toda la ambigüedad casi sacra que la pobreza tuvo en otras épocas: “mientras el rico se veía ennoblecido por el espíritu del tiempo presente, el pobre descendía hacia los infiernos de la relegación simbólica. La cuasi-desaparición de una contracultura obrera, el hundimiento del sindicalismo, la eliminación de los cuerpos intermedios o asociativos, favorecen este progresivo retroceso social. Por lo demás, el pobre a menudo agrava su situación votando mal, es decir, por la derecha. Simbólicamente, cambia de estatuto: ya “Ela chegou a compreender os ‘tempos sombrios’ modernos como tempos em que o âmbito público se atrofiou e a publicidade, longe de embelezar os empreendimentos humanos, os trivializa” Young-Bruehl, Elizabeth. “Hannah Arendt - Por amor ao mundo”. Editora Relumé Dumará. Río de Janeiro, 1997. Pág. 434. 78 ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA no es el ‘trabajador’, el ‘obrero’ o el ‘camarada’. Se convierte en el ‘medio pelo’, el jugador de apuesta triple, el caddy, el botones sobrecargado o el campesino gruñón. ¿Pero deja por eso de ser él mismo? La pregunta no se formulará. En el Hemisferio Sur, el ‘condenado de la tierra’ líricamente valorado en los años sesenta sufre la misma descalificación. Ya no es sino la partícula infinitesimal de una masa oscurantista, exiliada en el pensamiento mágico, un terrorista en potencia, un inmigrante virtual o, peor aún, un integrista. El investigador Olivier Roy, especialista en el Islam, demostró con claridad cómo había resultado fracturada la solidaridad natural entre intelectuales occidentales y militantes del Tercer Mundo después de la confesionalización de estos últimos” (Guillebaud, 1995: 45) Ante esos avances no sólo de desigualdades en términos económicos, sino en el enfrentamiento de esos imaginarios sociales: “¿Es posible que nos quedemos fríos como el mármol? ¿Se pretenderá que esos asaltos virtuales de la desdicha permanezcan sin ecos? ¿Cerraremos los ojos? ¿Nos plantaremos, impávidos, en el ‘chauvinismo del bienestar’? ¿Deberemos reaprender poco a poco la ignorancia voluntaria o, peor aún, ‘acostumbrarnos’? La pregunta es absurda. ‘El sufrimiento obliga’ (Ibíd:58). Pongamos, en fin, una última cuestión –recurrente –en las ostentaciones mediáticas que propagan de otra manera la retórica victimaria. Notamos a simple vista que obedecen a esta alquimia que permite aislar en la complejidad de lo real una sola molécula químicamente pura: el desamparo6. La intención es amable, pero la víctima es un plano cerrado, la imaginería humanitaria literalmente la separa de lo real. Ignora todo el resto, el contexto, los complementos, los agregados que son mantenidos fuera de campo. Al hacerlo, rompe todo vínculo entre la víctima y su propia pertenencia, su dignidad. Arrancada de sí misma, por lo demás, la mayoría de las veces se muestra a la ‘presa’ humanitaria acostada, yacente, sumisa. Ya no tiene ni lenguaje ni rostro. Es un mero pretexto para la aflicción, el desamparo lamentable e incluso infrahumano. “Es objeto de piedad y no sujeto de derechos. ¡Qué diferente de esas multitudes perseguidas pero de pie y que proclaman su ira! Esta imaginería victimaria es sulpiciana. Es una impostura benévola, pero impostura al fin” (Ibíd: 69). “El humanitarismo –exclamaba Stephen Smith al volver de Ruanda– es la amnesia del presente, el impulso de esa limosna antigua, el gesto que 6 salva, el pensamiento que se abisma en el océano tibio de los buenos sentimientos. Ayudo, luego soy humano”(Smith., 1995:70). En efecto, “¿qué estatuto acordar a esta salmodia perezosa que machaca con las mismas conmiseraciones, que gasta las mismas metáforas simplonas –‘las imágenes insostenibles’, ‘el infierno en Somalia’, ‘el horror en Goma’ “la infra-vida en el tercer mundo”–, sino el de una lengua estereotipada y vacía, que verdaderamente un día habrá que descodificar y criticar con un poco de seriedad?”.(Guillebaud, Op. Cit. p. 70) En el borde de esa idea ronda un tipo de frialdad, de pragmatismo decadente, de econometría metafísica, donde a falta de utopías verdaderas, el mundo se transforma en un espectáculo lleno de cifras. Lo más terrible de esa posibilidad es que ella sería posible en un tipo de sociedad donde los hombres han dejado de ejercer la humanidad y han olvidado ese principio ejemplar que Bloch llamada esperanza (Bloch, 2005). En esas circunstancias y en forma invertida, por exceso y trivialización, por tener los ojos llenos de media, de reality show, de necesidad de apariciones públicas, se nos aparece como un espectro temible el personaje desencantado que hace surgir la Beauvoir en todos los hombres son mortales: “me dirigí hacia la puerta; yo no podía arriesgar mi vida, yo no podía sonreírles, nunca había lágrimas en mis ojos ni llamas en mi corazón. Sólo cálculo, economía y cifras. Un hombre de ninguna parte, sin pasado, sin futuro, sin presente. Yo no quería nada; no era nadie. Avanzaba paso a paso hacia el horizonte que retrocedía a cada paso que daba; las gotas de agua brotaban, caían; el instante destruía el instante; mis manos estaban vacías para siempre. Un extraño, un muerto. Ellos eran hombres, ellos vivían. Yo no era uno de ellos. Yo no tenía nada que esperar” (Beauvoir, 1983: 379). En el Trabajo Social esperamos, mediante una pasión emancipatoria que ha formado parte de sus riquezas y que constituye un horizonte permanente de discernimiento y creatividad para la intervención social, ya que “no hay posiciones privilegiadas fuera o por encima de la historia desde las que contemplar la vida humana. Y no hay cosas tales como la interpretación correcta: ‘Cada época habrá de comprender [...] a su manera [...]. Se comprende de otra manera si se comprende de nuevo’ (Gadamer, 1992:140)”. De allí que el requerimiento de una comprensión compleja es uno de los fundamentos insustituibles de todo proyecto de intervención Aunque no es el objetivo del trabajo, es interesante connotar aquí el auge de las nociones de vulnerabilidad, de fragilidad, de riesgo. 79 TERESA MATUS social. Ahora bien, en esos mecanismos de comprensión compleja, fundamentales para el ejercicio de trabajar lo social, es donde se requiere de la búsqueda de una potenciación ciudadana en tanto no se puede pasar por alto a las propias personas que van a ser objeto de un programa o de una política social7. Sobretodo, es dable recordar aquí que, la articulación de la necesidad en el discurso práctico utilizará los estándares de valor existentes; en tanto son interpretadas, las necesidades están internamente ligadas a valores culturales y, por tanto, son inseparables de ellos” (McCarthy, 1992:194). Además, esta relación debe considerar que históricamente no importa lo que pase en el futuro: el bien supremo de la paz universal es inalcanzable, ya que las incontables víctimas de la historia nunca podrán participar de él. Están muertas y desaparecidas. Su sufrimiento es irremediable. “Así pues, el imperativo de la razón de buscar la justicia perfecta debe ser, por utilizar los términos de Kant, ‘fantástica’, debe estar dirigido a ‘fines imaginarios’, o ser, en expresión de Peukert, ‘una pesadilla’ (Peukert, 1992:225-26). Una tradición de saber como el Trabajo Social, que recogiera justamente aquellas experiencias, no sólo en un registro de lo escrito, sino en las ancestrales y renovadas formas de la oralidad, de los silencios, de lo que nunca fue visto, de lo que no aparece en la escena pública mediática, podría contribuir a dar forma a un ejercicio de ciudadanía más plena. e inventado con toda la fuerza de la pasión de un oficio. Pero ello, involucra recordar. Si Adorno nos recuerda que el mayor poder de la dominación es el olvido, no podemos entonces, en nuestras luchas, olvidar esta historia alegórica de Dulle Griet en el capitalismo tardío. Un Trabajo Social que reflexione sobre “esa sombra en la idea de una justicia adquirida al precio de la irremediable injusticia perpetrada sobre las generaciones anteriores. Esta sombra no puede ser borrada; como mucho se la puede olvidar. Pero este olvido dejará tras de sí los vestigios[...]. Aquellos nacidos después sólo pueden resarcir la contradicción contenida en la idea de justicia completa, complementando el pensamiento abstracto de la universalidad con el poder anamnésico del recuerdo que va más allá de los conceptos de la moralidad misma. Este recordar se actualiza en la conmoción con aquellos que han sufrido y sufren hasta el punto que ya no podrá volverse a hacerles bien” (Habermas, 1992: 226). Un Trabajo Social que adquiera desde esas entrañas con-movidas por el dolor y la indignación, la escritura de un amor al mundo que recoja las formas múltiples de la polifonía, valdría la pena de ser re-creado, refundado BOBBIO, NORBERTO (1990) Por una Teoría General 7 Bibliografía ARTETA, AURELIO (1996) La compasión. Apología de una virtud bajo sospecha. Editorial Paidós, Barcelona. BEAUVOIR, SIMONE DE (1983). Todos Los Hombres Son Mortales. Eitorial Bruguera. Barcelona. BEJAR, HELENA. (2001) El Mal Samaritano. El Altruismo en Tiempos de Escepticismo. Ediciones Anagrama. Barcelona. BENJAMIN, WALTER (1991). El País del Segundo Imperio. En Baudelaire (1991) “Poesía Y Capitalismo - Iluminaciones II”. Editorial Taurus. Madrid, 1991. BENJAMIN, WALTER (1992) A obra de arte na era da sua reprodutibilidad técnica; Teses sobre a filosofia da história; sobre a linguagem em geral e sobre a linguagem humana”. En Sobre arte, técnica, linguagem e política Relógio d’Água Editores. Lisboa, 1992. 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[El ego] se muestra a sí mismo como un ego práctico en la realización de acciones comunicativas; y en la acción comunicativa los participantes deben presuponer recíprocamente que el distinguirse-de-lo-otros es reconocido por esos otros. De este modo la base para la afirmación de la propia identidad no es realmente la autoidentificación, sino la autoidentificación reconocida intersubjetivamente Habermas, Jurgen. (1998:158). 80 ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA HABERMAS, JURGEN (1992) Habermas: Critical De- MATUS, TERESA (2001) Hacia una Intervención Poli- bates Citado en: Mccarthy, Thomas. “Ideales e Ilusiones - Reconstrucción y Deconstrucción en La Teoría Crítica Contemporánea”. Editorial Tecnos. Madrid. fónica: Propuestas Contemporáneas en Trabajo Social. Editorial Espacio, Buenos Aires. HABERMAS, JURGEN. (1998) Comunicación y la Evolución de la Sociedad. Editorial Tecnos. Madrid. HEGEL, G.W. 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Popescu es profesora de la Graduate School of Social Services, Fordham University, 61st Street, New York City, NY 10223, 914-366-5369; popescu@fordham.edu PhD Rene’ Drumm preside y es profesora del Departamento de Trabajo Social y Familia en la Southern Adventist University en Collegedale Southern Adventist University PO Box 370 • Collegedale, TN 37315; rdrumm@southern.edu Resumen Los años 90 marcaron un progreso importante en el desarrollo de políticas que sancionan la violencia doméstica y de campañas para la toma de conciencia sobre los derechos de las mujeres de llevar vidas libres de violencia y abuso. Estos avances llevaron también a un aumento en la cantidad de estudiantes de trabajo social, profesionales y educadores que tomaron parte en la causa de las mujeres maltratadas. Se han realizado diversos estudios sobre la incidencia y la prevalencia de la violencia doméstica en diversos grupos y comunidades, en los que se concluye que básicamente no existe un grupo cultural ni socioeconómico que no se vea afectado por la violencia doméstica (Berry, 2000). La paradoja es que si bien somos testigos de una creciente toma global de conciencia sobre los problemas de género, las desigualdades de género siguen provocando graves problemas a aquellas que representan la mayoría de la población mundial. En el mundo, entre 20 y 50% de las mujeres experimentarán violencia por parte de sus parejas, ya sea ésta de tipo físico o sexual (Jewkes, 2002:2). Esta ponencia aborda el crecimiento y la desigualdad reflejados en la violencia en la pareja en los grupos religiosos conservadores. Palabras claves (Espiritualidad, violencia doméstica, mujeres, comunidades religiosas.) Abstract The 1990s marked important progress in the development of policies sanctioning domestic violence, and of raising awareness campaigns on women’s rights to lives without violence and abuse. These developments also lead to an increased number of social work students, professionals and educators taking on the cause of battered women. Numerous studies have been conducted on the incidence and prevalence of domestic violence in various groups and communities, concluding that there is basically no cultural or socio-economic group that would not be affected by domestic violence (Berry, 2000). The paradox is that, while we witness a growing global awareness on gender issues, gender inequalities are still causing severe problems to the ones representing the majority among world’s population. Throughout the world, 20% to 50% of women will experience intimate partner violence, be that physical or sexual (Jewkes, 2002:2). This paper addresses growth and inequality reflected by intimate partner violence in conservative faith groups. Key words (Spirituality, domestic violence, women, religious communities.) 83 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM Introducción Si bien existen numerosos estudios sobre la violencia doméstica, en general es sólo una pequeña parte la que considera la dinámica de la violencia doméstica al interior de las comunidades religiosas conservadoras. En 2002, Cunradi, Gaetano y Schafer (2002:39) publicaron los resultados de una investigación sobre la relación entre la religión y la violencia doméstica. Las conclusiones demostraron que los asistentes regulares a la iglesia se relacionaban con tasas menores de violencia en la pareja tanto entre hombres como mujeres. Además, las parejas con la misma filiación religiosa tienen menor incidencia de violencia doméstica. Ellison y Anderson obtuvieron similares resultados (Ellison, C. G. & Anderson, K.L, 2001:17). Su estudio demostró que existe una correlación negativa entre la asistencia religiosa regular y la violencia doméstica. Las conclusiones del estudio canadiense acerca de la participación religiosa y la violencia doméstica de la pareja añade que la violencia doméstica tiene mayor probabilidad de presentarse entre los Protestantes Conservadores que en otros grupos religiosos (Brinkerhoff & Grandin,1992:15). En general, en los estudios mencionados antes, los resultados no muestran una relación significativa entre la religiosidad y el abuso marital, pese a las diferentes teorías acerca de las religiones conservadoras y la violencia doméstica (Battaglia, 2001:14). Para entender mejor la dinámica de la violencia doméstica al interior de las comunidades protestantes conservadoras, una tarea fundamental sería la de comenzar por medir la prevalencia de violencia doméstica en esas comunidades para así obtener información precisa acerca de la capacidad de penetración del problema en esos grupos. También se debería intentar identificar, entre las mujeres víctimas de violencia doméstica en esas comunidades, otros problemas y desigualdades que estén relacionados, a fin de abordar el problema en la forma más efectiva posible. Al intervenir con comunidades religiosas consideramos uno de los más importantes principios del Trabajo Social: el de proporcionar justicia social para todos. Las mujeres de las comunidades religiosas conservadoras representan un segmento desatendido de nuestra sociedad, en parte porque las iglesias son consideradas lugares seguros, puesto que cuidan de los suyos, y en parte debido al velo de silencio impuesto por las comunidades religiosas conservadoras sobre cualquier cosa que pudiera afectar su imagen ante las comunidades a las que 84 atienden. Las mujeres sufren de abuso colateral debido a la falta de apertura respecto a discutir y condenar temas como la violencia doméstica en sus iglesias. La desigualdad sigue en aumento a medida que aumenta el silencio sobre temas tales como el de la violencia doméstica. Las preguntas de sondeo que guiaron nuestro estudio son: 1. ¿Cuál es la prevalencia de la violencia doméstica en las comunidades Cristianas conservadoras al ser comparada con la de la población en general? 2. ¿Cómo afecta o impacta la espiritualidad en las actuales soluciones empleadas y preferidas por las víctimas de la violencia doméstica? 3. ¿Qué pueden hacer a favor de las mujeres los profesionales/ líderes religiosos para mejorar su acercamiento a la violencia doméstica en las comunidades religiosas, y para proporcionar refugio para las mujeres y sus niños? 4. ¿Cuál es el papel de la espiritualidad en la prevención de la violencia doméstica y en el procurar a los niños una imagen saludable de la familia, de la iglesia y de Dios? Los principales objetivos al realizar este estudio fueron: 1. Identificar la presencia y la prevalencia de la violencia doméstica en las comunidades religiosas; 2. Identificar las formas en que la espiritualidad es un mecanismo de solución para las mujeres víctimas de la violencia en las comunidades religiosas; 3. Explorar el impacto de la espiritualidad/religiosidad como factor agravante del abuso; 4. Identificar con mayor detalle las formas en que este segmento de la población puede ser mejor atendido por los pastores y los clérigos, los trabajadores sociales y otros profesionales, y por las comunidades religiosas como un todo. Metodología El estudio se realizó sobre dos muestras provenientes de la misma denominación Cristiana conservadora en los Estados Unidos. La primera muestra (regional) consistió en 49 iglesias de la región Noroeste Pacífico de los Estados Unidos, estratificadas según territorio geográfico (urbano versus rural) y tamaño de las iglesias (iglesias pequeñas versus iglesias grandes). La segunda muestra (comunitaria) consis- LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS pastor/equipo pastoral/directorio, se presentó el estudio en la iglesia antes de la misa principal. Luego se distribuyeron las encuestas incluyendo los sobres autodirigidos para la opción de responder por correo. Las encuestas completadas se retiraron en cajas de seguridad selladas al final del servicio. tió en la población estudiantil dentro del campus de una universidad Cristiana, y de las 7 iglesias situadas alrededor de este campus, ambos afiliados a la misma denominación Cristiana conservadora. Se aplicó a la población de las dos sub-muestras una encuesta de victimización consistente de 8 secciones. Las encuestas se aplicaron de la siguiente manera: a. Para la muestra regional: luego de asegurar la aprobación pertinente de la institución representante de la filiación religiosa, se realizó una breve presentación al comienzo de la misa, luego de lo cual se le pidió a los hombres que se sentaran separados de las mujeres. A todos los adultos asistentes se les distribuyeron encuestas en blanco que incluían sobres sellados y autodirigidos. Las encuestas luego se retiraron en cajas selladas. Para aquellos participantes que prefirieron no llenar la encuesta y devolverla en ese momento, se les ofreció la opción de enviarla por correo. b. Para la muestra comunitaria: A la población estudiantil al interior del campus, luego de obtener la autorización apropiada de la administración del campus, de los decanos de todas las facultades y de los profesores de las grandes promociones de estudiantes universitarios y de titulados, hubo dos formas de distribución. Una de las formas fue dirigirnos a las grandes promociones y presentar el estudio luego de lo cual se distribuyeron las encuestas, incluyendo el sobre autodirigido para la opción de devolverla mediante correo. Las encuestas se recogieron al final de la clase en cajas selladas. La otra forma fue enviar las encuestas por correo a todos los departamentos de los alumnos. En las iglesias en torno al campus universitario, luego de asegurar la aprobación y cooperación del De la muestra regional se devolvieron 1431 encuestas respondidas. De la muestra comunitaria se devolvieron 551 encuestas respondidas. Principales conclusiones Demografía Las dos muestras utilizadas en este estudio fueron bastante diferentes. En términos de representación de géneros, en ambas muestras participaron en la encuesta más mujeres que hombres con una representación más equitativa en la muestra comunitaria. Sin embargo la muestra regional se ajustó más a la realidad en esta denominación en particular, ya que las mujeres representan más del 50% de sus miembros. CUADRO 1 REPRESENTACIÓN DE GÉNEROS Mujer Hombre Muestra Regional 61% 39% Muestra Comunitaria 53% 47% La muestra comunitaria es una de estudiantes universitarios, cuyos participantes son mucho más jóvenes, y cuya mayoría es soltera. La victimización aquí informada refleja esencialmente la violencia continua en las citas en este grupo, con un porcentaje menor de violencia marital. La muestra regional es de mayor edad, con un elevado porcentaje de personas casadas participando en el estudio. CUADRO 2 DISTRIBUCIÓN ETARIA Y ESTADO CIVIL Distribución etaria Muestra Regional Muestra Comunitaria Estado Civil 18-25 años 26-35 años 36-45 años 46-55 años 56-65 años Más de 65 años 6% 14% 21% 26% 15% 18% 46% 21% 15% 10% 5% 3% Casados Separados Divorciados Solteros Conviviendo Viudos Muestra Regional 68% 2% 11% 3% 12% 4% Muestra Comunitaria 35% 1% 4% 55% 4% 1% 85 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM En términos de su representación étnica la muestra comunitaria es mucho más diversa que la muestra regional, lo que se debe al hecho de que la Universidad Cristiana está recibiendo una gran proporción de estudiantes extranjeros, y además hospeda a la principal institución teológica de esta denominación. La muestra regional es en su mayor parte caucásica (Cuadro 3). El estatus socioeconómico en las dos muestras también difiere. En la muestra regional la mayor parte de quienes respondieron son de clase media y alta, con ingresos entre los 40.000 y los 100.000 dólares al año. En la muestra comunitaria hay una mayor representación de personas pobres, por dos razones: la primera es que se trata de una población estudiantil, con bajos ingresos o sin ellos, y segundo, hay en ella estudiantes extranjeros provenientes de países en desarrollo que se debaten entre pagar la universidad o trabajar para satisfacer sus necesidades básicas (Cuadro 4). Tasas y Patrones de Victimización Para medir la prevalencia de violencia doméstica en esta comunidad exploramos los comportamientos abusivos experimentados por quienes respondieron durante una relación de pareja. Mediante el uso de la Escala de Estrategias de Resolución de Conflictos –o Conflict Tactics Scale– (Strauss, 1979), preguntamos acerca de 30 comportamientos abusivos experimentados durante su vida por los participantes, (¿Le ha ocurrido alguna vez?), y durante el año anterior (¿Con qué frecuencia durante los últimos 12 meses?) Nos proponíamos medir la prevalencia del abuso a lo largo de la vida y la frecuencia del abuso actual en una relación de pareja. Al buscar datos de abuso físico en nuestras conclusiones y al compararlos con las tasas nacionales de abuso, las tasas en nuestras dos muestras fueron o similares o más elevadas que las tasas de abuso en la población general. La única excepción fue la de las mujeres en la muestra comunitaria que informaron de una tasa menor de ‘golpes’ que las informadas tanto en la muestra regional como en las tasas nacionales (4.9% en la muestra comunitaria, en comparación con 8.5% en la muestra nacional y 8.8% en la muestra regional (Cuadro 5). CUADRO 3 ETNIA Etnia Muestra Regional Muestra comunitaria Afro americana Asiática Caucásica Hispana Otra 7% 7% 81% 2% 3% 17% 11% 48% 11% 13% CUADRO 4 NIVELES DE INGRESO Ingreso Ninguno Muestra Regional 1% Muestra Comunitaria 8% 86 Menos de $10.000 $10.00020.000 $20.00140.000 $40.00160.000 $60.001100.000 Más de $100.000 6% 11% 25% 23% 22% 12% 15% 14% 21% 16% 17% 8% LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS Buscamos cualquier correlación significativa entre conducta abusiva y otros factores, tales como indicadores de religiosidad (asistencia a la iglesia o práctica de religión autoimpuesta), estatus socioeconómico (medido según ingreso y por situación económica familiar autoimpuesta) y según violencia transgeneracional. Hay algunas diferencias interesantes entre las dos muestras. Particularmente importante para el propósito inicial de nuestro estudio es el hecho de que los asuntos relativos a la religiosidad tuvieron poca influencia en los comportamientos abusivos. En la muestra regional (Cuadro 6) hay una relación algo significativa entre el conservadurismo y las conductas controladoras, y entre la asistencia a la iglesia y las conductas controladoras (la asistencia a la iglesia parece determinar las conductas controladoras), pero en la muestra comunitaria (Cuadro 7), no parece haber una correlación significativa entre la religiosidad y ninguna conducta abusiva. El ingreso influye en varios tipos de abuso, si bien la percepción de la situación económica familiar parece correlacionarse en forma más significativa con las experiencias de abuso en la muestra regional. Los antecedentes de violencia, tanto experimentados como presenciados en la infancia se relacionan significativamente con el abuso en ambas muestras. CUADRO 5 VIOLENCIA FÍSICA POR PARTE DE LA PAREJA A LO LARGO DE LA VIDA DIFERENCIAS DE GÉNERO ENTRE LAS MUESTRAS DEL ESTUDIO Y LAS TASAS NACIONALES Violencia física por parte de la pareja a lo largo de la vida Tipo de agresión Porcentaje de mujeres Muestra Regional Muestra Comunitaria Total (Cualquiera que informe por lo menos una de las siguientes) 33.8 18.1 Tirado, quebrado, golpeado, o pateado algo para asustarla/o 27.4 Empujado, sujetado o impuesto por la fuerza Porcentaje de hombres Nacional Muestra Comunitaria Muestra Regional Nacional 22.111 37.622 11.3 20.1 7.4118.233 15.7 8.1 7.0 13.4 4.4 28.2 18.1 18.1 10.7 17.0 5.4 Dado una paliza 8.8 4.9 8.5 3.2 2.4 .6 Amenazado con usar un arma contra usted 7.1 3.9 3.1 3.2 5.1 1.0 Usado un arma contra usted 2.0 1.0 .8 2.1 2.2 .45 Tjaden, P. & Thonnes, N. (Novembre, 2000). Full Report of the Prevalence, Incidence, and Consequences of Violence against Women Research Report: Findings from the National Violence against Women Survey. Washington, D.C.: U.S. Departmento de Justicia/Centros de control y prevención de enfermedades. 2 Coker, A. L., Smith, P. H., McKeown, R. E., & King, M. J. (2000). Frecuencia y correlaciones de la Violencia en la pareja según su tipo: Maltrato físico, sexual y sicológico. Diario Norteamericano de Salud Pública ( American Journal of Public Health) , 90(4), pp. 553-559. 3 Schaefer, J., Caetano, R., y Clark, C.L. (1998). Las tasas de violencia en la Pareja en los Estados Unidos. Diario Norteamericano de Salud Pública (American Journal of Public Health) 88 (11) pp. 1702-1704. 1 87 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM CUADRO 6 FACTORES QUE AFECTAN LOS PATRONES DE VICTIMIZACIÓN: MUESTRA REGIONAL Practica las doctrinas de su iglesia Factores de victimización Intimidación Conducta controladora Asistencia a la iglesia Cuadro económico familiar Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Ingreso Castigo abusivo durante la infancia Haber presenciado violencia entre los padres durante la infancia -.197(**) -.092(**) .241(**) .174(**) .000 1295 .001 1283 .000 1332 .000 1269 .069(*) -.074(**) -.164(**) .230(**) .179(**) .014 1283 .007 1313 .000 1295 .000 1332 .000 1269 Control mediante Correlación recursos (Los de Pearson niños y el dinero) Sig. (X^2) N -.195(**) -.154(**) .216(**) .149(**) .000 1295 .000 1283 .000 1332 .000 1269 Victimización sexual Correlación de Pearson Sig. (X^2) N -.200(**) -.147(**) .196(**) .134(**) .000 1295 .000 1283 .000 1332 .000 1269 Correlación de Pearson -.163(**) -.154(**) .148(**) .114(**) .000 1295 .000 1283 .000 1332 .000 1269 Victimización física severa Sig. (X^2) N ** La correlación es significativa en el nivel 0,01 (X^2 ) * La correlación es significativa en el nivel 0,05 (X^2) CUADRO 7 FACTORES QUE AFECTAN A LOS PATRONES DE VICTIMIZACIÓN: MUESTRA COMUNITARIA Cuadro económico familiar Patrones de victimazación Intimidación Conducta Controladora Control a través de recursos (El dinero y los niños) Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Sig. (X^2) N Victimización Sexual Victimización Física Severa .190(**) .135(**) .002 392 .000 424 .006 404 .183(**) .113(*) .000 424 .023 404 .135(**) .154(**) .005 424 .002 404 -.134(**) .143(**) .146(**) .008 392 .003 424 .003 404 -.100(*) .049 392 Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Haber presenciado violencia entre los padres durante la infancia -.158(**) Correlación de Pearson Sig. (X^2) N Correlación de Pearson Castigo abusivo durante la infancia ** La correlación es significativa en el nivel 0,01 (X^2). * La correlación es significativa en el nivel 0,05 (X^2). 88 LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS La religiosidad y las conductas resolutivas Si bien la religiosidad no parece influir demasiado en el tipo de victimización, al considerar el comportamiento resolutivo asumido por las mujeres víctimas de violencia doméstica en estos grupos se dieron conclusiones significativas que necesitamos mencionar. Se usó una escala de 20 puntos para medir el comportamiento resolutivo en estos grupos. Como resultado de un análisis de factores realizado sobre estos 20 puntos, se identificaron 4 subescalas de búsqueda de ayuda (resolutivas): búsqueda informal de ayuda; pedido de intervención en las crisis; búsqueda de ayuda profesional; y comportamientos resolutivos negativos. Realizamos regresiones escalonadas múltiples en cada una de esas subescalas usando las siguientes variables independientes: edad, ingreso (estado socioeconómico), etnia, estado civil, asistencia a la iglesia, grado de conservadurismo, experiencias infantiles de violencia y abuso, nivel de victimización. El grado de conservadurismo parece afectar en forma diferente a las dos muestras: pronostica en forma significativa la búsqueda de ayuda profesional en la muestra regional (Cuadro 8); en la muestra comunitaria tuvo significado sólo en términos de pronosticar el uso de conductas resolutivas negativas (Cuadro 9). CUADRO 8 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA BÚSQUEDA DE AYUDA PROFESIONAL (MUESTRA REGIONAL) Modelo Coeficientes no estandarizados B Coeficientes estandarizados Error estadístico t Sig. 6.932 .000 Beta (Constante) .354 .051 Control mediante recursos (El dinero y los niños) .163 .039 .146 4.195 .000 Castigo abusivo durante la infancia .022 .005 .126 3.985 .000 Victimización Sexual .112 .037 .106 3.058 .002 Practica las doctrinas de su iglesia .060 .021 .087 2.806 .005 Variable dependiente: Búsqueda de ayuda profesional CUADRO 9 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA CONDUCTA RESOLUTIVA NEGATIVA (MUESTRA COMUNITARIA) Modelo Coeficientes no estandarizados B (Constante) Castigo abusivo durante la infancia Victimización Sexual Practica las doctrinas de su iglesia Coeficientes estandarizados Error estadístico T Sig. Beta .127 .094 1.363 .174 .052 .012 .250 4.384 .000 .233 .081 .165 2.881 .004 .097 .037 .144 2.588 .010 Variable dependiente: Conductas resolutivas negativas 89 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM La religiosidad y los servicios preferidos Al observar el impacto de la religiosidad sobre la preferencia del servicio, la otra variable que se utilizó para medir la religiosidad, es decir, la asistencia a la iglesia, parece influir sobre el tipo de servicios que las mujeres víctimas de la violencia en la pareja preferirían tener a su disposición. En ambas muestras los servicios educacionales fueron los preferidos (Cuadro 10). La asistencia a la iglesia parece ser un predictor importante en esas preferencias en ambas muestras (cuadro 11 y Cuadro 12), en tanto el grado de conservadurismo parece significativo a la hora de optar por los servicios educativos en la muestra comunitaria (Cuadro 11). CUADRO 10 INTERVENCIONES PREFERIDAS Intervenciones preferidas: Muestra regional Muestra comunitaria Alentar a los niños a participar en programas de prevención de abuso 58% 47% Asistir a un taller de fortalecimiento de relaciones patrocinado por la iglesia 49% 39% Hablar con el pastor acerca del problema, si es que él o ella tienen capacitación especializada en problemas de abuso 47% 39% Leer libros acerca de la violencia proporcionados por la Iglesia 41% 36% Asistir a un seminario o a un taller de fin de semana para tratar los problemas de abuso en el pasado 39% 34% Hablar con el pastor acerca del problema 35% 24% Pedirle ayuda a un consejero de la comunidad recomendado por mi pastor 32% 30% Acudir a un refugio denominacional 32% 23% Hablar con un laico de mi iglesia a quien ésta haya identificado como experto en relaciones de abuso 29% 28% Asistir a un grupo de apoyo de la iglesia 28% 24% Pedirle ayuda a un consejero de la iglesia recomendado por el pastor 28% 24% Acudir a un refugio de mi comunidad 18% 13% CUADRO 11 PREDICTORES IMPORTANTES DE LA PREFERENCIA POR LAS INTERVENCIONES CENTRADAS EN LA EDUCACIÓN - COMUNIDAD Coeficientes no estandarizados Modelo t Sig. 6.826 .000 B Error estadístico (Constante) 2.234 .327 Practica las doctrinas de su iglesia -.138 .057 -.158 -2.408 .017 Edad .080 .036 .161 2.203 .029 Victimización sexual .329 .103 .191 3.208 .002 Beta Estado civil -.068 .024 -.207 -2.874 .004 Ingresos -.064 .022 -.173 -2.833 .005 Asistencia a la iglesia .146 .062 .151 2.354 .019 Variable dependiente: Recursos educacionales 90 Coeficientes estandarizados LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS Otros predictores importantes para escoger intervenciones centradas en la educación en la muestra comunitaria son: edad (las mujeres mayores buscarán material educativo); victimización sexual; estado civil (las mujeres casadas preferirán servicios y materiales educativos) y el ingreso (las mujeres de menores ingresos preferirán materiales y servicios educativos). CUADRO 12 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS EN LA PREFERENCIA DE INTERVENCIONES CENTRADAS EN LA EDUCACIÓN - REGIONAL Coeficientes no estandarizados Modelo Coeficientes estandarizados B Error estadístico (Constante) 1.910 .119 Asistencia a la iglesia .104 .031 .050 .016 Castigo abusivo durante la infancia t Sig. Beta 16.097 .000 .119 3.381 .001 .112 3.185 .002 Variable dependiente: Recursos educacionales CUADRO 13 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR LOS SERVICIOS PRESTADOS POR LA IGLESIA - COMUNIDAD Coeficientes no estandarizados Modelo B Coeficientes estandarizados Error estadístico t Sig. 7.405 .000 Beta (Constante) 2.112 .285 Practica las doctrinas de su iglesia -.211 .056 -.264 -3.759 .000 Asistencia a la iglesia .130 .058 .152 2.244 .026 Estado civil -.042 .020 -.138 -2.119 .035 Variable dependiente: Intevenciones basadas en la iglesia El otro factor que pronostica en forma significativa esta elección en la muestra regional es la existencia de castigo abusivo durante la infancia. Como se esperaba, la preferencia por los servicios basados en la iglesia es influida significativamente por la religiosidad, según su medición por asistencia a la iglesia y grado de conservadurismo. Mientras que en la muestra comunitaria el grado de conservadurismo afecta la opción por los servicios basados en la iglesia junto con el nivel de asistencia a la iglesia (cuadro 13), en la muestra regional es en su mayoría la asistencia a la iglesia lo que aumentará la preferencia por estos servicios (cuadro 14). 91 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM CUADRO 14 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR LOS SERVICIOS PRESTADOS POR LA IGLESIA - REGIONAL Coeficientes no estandarizados Modelo B Coeficientes estandarizados Error estadístico (Constante) 1.715 .123 Edad .036 .014 Asistencia a la iglesia .082 .034 t Sig. Beta 13.947 .000 .100 2.648 .008 .091 2.415 .016 Variable dependiente: Intervenciones basadas en la iglesia CUADRO 15 PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR OTROS RECURSOS/SERVICIOS - COMUNIDAD Coeficientes no estandarizados Modelo B Coeficientes estandarizados Error estadístico t Sig. 4.952 .000 Beta (Constante) 1.211 .244 Asistencia a la iglesia .176 .058 .195 3.031 .003 Victimización sexual .292 .107 .178 2.738 .007 Estado civil -.051 .025 -.164 -2.075 .039 Variable dependiente: Otros recursos/servicios Otros factores que pronostican la preferencia por los servicios prestados por la iglesia son: estado civil, en la muestra comunitaria (las mujeres casadas preferirían los servicios y recursos prestados por la iglesia); y la edad, en la muestra regional (las mujeres mayores verían la iglesia como un recurso). La asistencia a la iglesia parece influir sobre la preferencia por otros recursos y servicios sólo en la muestra comunitaria (Cuadro 15). Este tipo de servicios preferidos dependen también del estado civil y de la victimización sexual pasada o presente en una relación de pareja. Conclusión Las conclusiones que aquí se presentan demuestran que la violencia en la pareja es un problema grave en las comunidades religiosas conservadoras protestantes. Si bien existe poca relación entre la religiosidad y el abuso, al analizar el impacto del conservadurismo religioso en el tipo de conductas 92 resolutivas empleadas por las víctimas en las comunidades religiosas, así como el tipo de servicios preferidos por las mujeres víctimas de la violencia doméstica en las dos muestras, la información sugiere que en los grupos religiosos necesitamos diseñar diferentes tipos de intervención a fin de aumentar la baja efectividad de los servicios requeridos por ellas y proporcionados hasta este momento. Un enfoque más liberal de la práctica religiosa, tal como la autodefinen los participantes en nuestra encuesta, parece conducir a una resolución negativa (de las mujeres afiliadas a una comunidad universitaria) si bien fomenta una búsqueda activa de ayuda profesional (entre las mujeres de una comunidad conservadora regional). Los practicantes de religión más conservadores de la comunidad afiliada a la universidad parecen preferir los servicios educacionales y los prestados por la iglesia antes que los recursos externos cuando se trata del problema del abuso de la pareja. La asistencia a la iglesia apare- LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS ce como un predictor significativo en la preferencia por las intervenciones educativas y las prestadas por la iglesia a pesar de las diferencias geográficas entre las dos muestras. En la muestra basada en la universidad, la asistencia a la iglesia sigue siendo significativa para pronosticar la preferencia por cualquier tipo de intervención, por lo cual constituye un importante motivador en la búsqueda de ayuda. Es evidente que la iglesia sigue siendo una institución esencial para estos grupos. Los participantes de ambas muestras en la encuesta señalaron que preferirían acudir al pastor si él/ella contara con capacitación en problemas tales como el de la violencia doméstica. Esto conduce a una importante recomendación programática sobre el desarrollo curricular de capacitación en las instituciones teológicas, dotando a los pastores de las condiciones para convertirse en un recurso para las mujeres y familias de sus congregaciones/comunidades. También vemos claras señales de que los profesionales de las comunidades religiosas necesitan educar en forma activa a los líderes religiosos así como a otros miembros de la comunidad con respecto al abuso en la pareja y sus consecuencias para los familiares cercanos así como para las generaciones futuras. La espiritualidad y los valores religiosos son importantes para esta población específica, y los profesionales del trabajo social necesitan estar preparados para ofrecer intervenciones personalizadas a estos grupos. Una conclusión importante es que necesitamos fomentar las asociaciones activas entre los trabajadores sociales cristianos y la educación cristiana para trabajadores sociales, y los clérigos/ líderes de esas comunidades. A fin de abordar en mejor forma las desigualdades que enfrentan las mujeres víctimas de la violencia doméstica necesitamos comenzar con grupos que han sido históricamente desatendidos a causa del código de silencio que todavía se practica en muchas comunidades conservadoras cuando se trata de sacar a la luz problemas que podrían afectar la imagen general de la iglesia. Es preciso plantear más pre- guntas en torno al uso de la espiritualidad como herramienta de sanación versus factor agravante de la violencia doméstica, puesto que pareciera que el conservadurismo ayuda de la misma forma que entorpece a las mujeres que experimentan abusos en estas comunidades. Es importante que, como educadores del trabajo social, abordemos las necesidades de todos los grupos diferentes que haya en nuestro medio, haciendo notar las inequidades globales que afectan a los miembros de aquellos grupos. La violencia doméstica es una inequidad global que necesita de atención inmediata, y las mujeres representan el único grupo en el cual la mayor parte de la población del mundo sigue sufriendo la desigualdad y el abuso. Ellas representan también, globalmente, a la mayor parte de personas que asisten a la iglesia. Si bien las iglesias parecen fracasar en proporcionar refugio apropiado y respaldo efectivo a las mujeres víctimas de violencia doméstica, éstas siguen acudiendo a los líderes religiosos y a las comunidades religiosas en busca de ayuda, dándoles preferencia por encima de consejeros profesionales (Veroff, Douvan, & Kulka; 1981). Con el actual énfasis en incluir a las comunidades religiosas en la provisión de servicios, y considerándolas componentes importantes del capital social (Cnaan y otros, 2002), necesitamos asegurarnos de asumir un rol activo en identificar las necesidades de estas comunidades a fin de fortalecerlas y beneficiarnos de los grandes recursos espirituales y sociales que éstas pueden ofrecernos. Hemos presenciado un aumento de la espiritualidad, con cantidades cada vez mayores de personas que buscan soluciones espirituales a sus problemas. Esta ponencia apunta a plantear un nuevo desafío a los investigadores y a los educadores de trabajo social de todo el mundo: identificar los elementos de una espiritualidad saludable que ayude a los grupos religiosos así como a otras comunidades a resolver problemas tales como el de la violencia doméstica y a ofrecer lugares seguros para las mujeres, en donde haya disponibilidad de servicios efectivos y adecuados a sus necesidades. 93 MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM Referencias BATTAGLIA, L.J. (2001) Conservative Protestant ideology and wife abuse: reflections of the discrepancy between theory and data. Journal of Religion and Abuse 2(4). BERRY, D.B. (2000). The domestic violence sourcebook (3ª edición). Los Angeles: Lowell House NTC Contemporary Publishing Group. BRINKERHOFF, M. B.; Grandin, E. (Marzo, 1992) The Invisible Caring Hand: American Congregations and the Provision of Welfare. Journal for the Scientific Study of Religion, 31(1). CNAAN, R.A. 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Nueva York: Basic Books. 94 ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 95-105 Mejoramiento de las oportunidades de vida de los niños que necesitan cuidado fuera del hogar: Algunas lecciones de un estudio transnacional dirigido a profesores e investigadores de Trabajo Social1 Improving the life chances of children who need out-ofhome care: some lessons from a cross-national study for Social Work professors and researchers2 PHD. JUNE THOBURN Profesora Emérita June Thoburn. Universidad de East Anglia, Escuela de Trabajo Social y Ciencias Sicológicas, Edificio Elizabeth Fry. University of East Anglia Norwich NR4 7TJ. Email: j.thoburn@uea.ac.uk Resumen El estudio se basa en una investigación transnacional sobre la información administrativa acerca de niños que reciben atención pública en residencias u otros programas tales como familias guardadoras o familias de acogida, en un total de 15 provincias/estados en nueve países. Se trata de un grupo altamente vulnerable a la exclusión social en el largo plazo tanto entre países ricos como pobres. El estudio se centró en las sociedades “post-industriales” con economías que en términos generales son similares, y que han desarrollado, si bien en diferente forma, sistemas de bienestar infantil. En esta ponencia presentamos suscintamente las conclusiones y las utilizamos para demostrar la importancia de que todos los estados reúnan información administrativa confiable a fin de planificar mejor y ofrecer los servicios de bienestar infantil que mejor cumplan las necesidades de sus diferentes poblaciones y contextos. El artículo explora las formas en que la información administrativa recolectada rutinariamente puede ser usada por los académicos del trabajo social en la docencia, en la investigación y en debates sobre las políticas a fin de ofrecer una crítica constructiva de las políticas dirigidas a los niños vulnerables, a sus padres y a sus cuidadores. Palabras clave (Niños, residencias, recopilación de información administrativa, enseñanza, investigación, política) Abstract The study builds on a cross-national research of administrative data on children in out-of-home public care in 15 provinces/states in nine countries. This is a group highly vulnerable to long-term social exclusion in rich and poor countries alike. The study focused on ‘post-industrial’ societies with broadly similar economies and developed, though differing, child welfare systems. In this paper, the findings are briefly reported and used to demonstrate the importance for all states of collecting reliable administrative data, in order to better plan and provide the child welfare services that best fit the needs of their populations and contexts. The article will explore the ways in which routinely collected administrative data can be used by social work academics in teaching, research and policy discussions to provide constructive critiques of policies towards vulnerable children, their parents and carers. Key words (Children, out of home care, administrative data collection, teaching, research, policy) 1 2 El estudio en el que se basa esta ponencia fue posible gracias a una Asociación Emérita de la Fundación Leverhulme. The study on which this paper is based was made possible by a Leverhulme Foundation Emeritus Fellowship. 95 JUNE THOBURN El estudio investigativo La globalización está (apropiadamente) produciendo un impacto sobre las políticas de bienestar infantil al igual que sobre las áreas de políticas que se le relacionan, tales como las estrategias anti-pobreza. Las agencias de gobiernos locales y nacionales están utilizando la investigación y los intercambios entre profesionales y legisladores para aprender de otros países la forma de mejorar los resultados para los niños vulnerables y sus familias. Los programas de trabajo social en niveles3 de maestría y doctorado están estableciendo relaciones de colaboración y esquemas de intercambio entre académicos, investigadores y trabajadores sociales en países con necesidades y poblaciones diversas. No obstante, hay algunos obstáculos asociados a la incorporación de las conclusiones investigativas y las intervenciones prácticas de un país hacia las políticas y prácticas de otro. Junto con la investigación analizada entre pares, la información administrativa recogida en forma rutinaria puede ofrecer el contexto necesario para estos debates e iniciativas transnacionales. Pero aún con esos grandes conjuntos de datos, la inapropiada comparación entre las intervenciones con resultados aparentemente “exitosos” en diferentes países puede llevar a conclusiones equívocas y a inapropiados cambios en las políticas. Esta investigación se propuso crear conciencia de las similitudes y diferencias entre las estadísticas sobre niños que están bajo cuidado de servicios sociales en países aparentemente similares y entre los diferentes estados al interior del mismo país. En conversaciones con legisladores, analistas de datos e investigadores de esos países se identificaron algunas posibles explicaciones de esas diferencias. La metodología se basó en un proyecto concluido e implicó volver a analizar la información sobre niños en cuidado en 24 entidades inglesas locales (Dickens y otros, 2005; Schofield y otros, 2005). Se emprendió algún trabajo preliminar sobre las estadísticas de Estados Unidos, bajo el auspicio de una asociación internacional, Chapin Hall Research Centre de la Universidad de Chicago y el proyecto se analizó con colegas investigadores del bienestar infantil de diversos países. Los países (estados) que incluimos fueron: Australia (Nueva Gales del Sur y Queensland), Francia, Irlanda, Italia, Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, Reino Unido (Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales) y Estados Unidos (Illinois, Carolina del Norte, Washington). 3 Esto representa un abanico de diferentes aproximaciones al bienestar infantil en tres continentes. Los colegas académicos de esos países proporcionaron importantes referencias y direcciones de sitios Web, información sobre sus contextos y sistemas de bienestar infantil, y nos presentaron a legisladores y analistas de la información de esos países. Se realizó el trabajo de preparación usando sitios de Internet, correo electrónico e información publicada. Sin embargo en la mayoría de los casos fue necesario visitar esos países para aclarar puntos de interpretación y para hablar sobre las posibles razones de las diferencias que surgieron entre las poblaciones que recibían atención en países aparentemente similares. Conclusiones Visión general de la información administrativa recopilada La magnitud de la recopilación de información de rutina sobre niños en residencias u otro tipo de cuidado permanente fuera del hogar con financiamiento público, varió considerablemente entre los países que participaron en la muestra. En algunos países existió un requerimiento obligatorio por parte del gobierno en relación a que las agencias de bienestar infantil proporcionaran, por cada niño ingresado al sistema de residencias públicas, la información sobre una pequeña cantidad de variables claves que podían analizarse con facilidad mediante el uso de paquetes estadísticos. Esto ocurrió tanto en los países en donde el servicio de bienestar infantil se proporcionaba sobre una base nacional o Estatal (como Nueva Zelanda o el Estado de Washington en Estados Unidos) o bien se delegaba hacia pequeñas (a veces muy pequeñas) comunidades locales (como en Suecia, y Carolina del Norte en Estados Unidos). Suecia, que tenía una gran cantidad de traspasos a comunidades en oportunidades muy pequeñas, cuenta con un sistema particularmente bien desarrollado, que pide a todas las autoridades el envío anual de la información en base a una agenda convenida. En algunos países (Australia, Canadá, Francia e Italia) la información estuvo disponible a nivel Estatal/Local, pero no pudo ser agregada en forma confiable a fin de proporcionar un panorama nacional debido a que la diferente legislación y protocolos de recolección de datos implicó que éstos se entregara sólo en forma agregada, a menudo sin usar los mismos protocolos de conteo. En otros, (por ejemplo en Italia) se compilaba por separado la Tales como el MA en Bienestar Infantil Internacional en mi propia Universidad, URL www.uea.ac.uk/swk. 96 MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR: ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL información sobre niños en tratamiento residencial y en familias de acogida y no pudo agregarse a causa del doble conteo que resultó del movimiento entre esos dos escenarios. En todos los países y estados que se incluyeron en el estudio se reconoció la importancia de recopilar información administrativa confiable. Las agencias de bienestar infantil a niveles federales y estatales en esos países, que contaban con sistemas de recopilación de información menos desarrollados, estaban buscando la manera de mejorar la disponibilidad y confiabilidad de la información. Sin embargo fue en esos países con sólidas culturas de medición del desempeño, a menudo vinculadas a mediciones financieras usadas ya sea como “zanahorias” o “garrotes” para premiar o sancionar a las agencias que se comportaban por ‘encima’ o por ‘debajo’ de lo esperado, que la recopilación de información para operar esos sistemas se había desarrollado en forma más completa. En Estados Unidos, la Ley de Adopción y Familias Seguras de 1997 le pide a los Estados que entreguen la información sobre una serie de mediciones de desempeño que se basan en las políticas de “permanencia” (definidas como la búsqueda de minimizar la estadía del niño bajo cuidado, a través de la reunificación con sus padres, su adopción, o el egreso del sistema de cuidado mediante la concesión de la tutela del niño a un pariente ó una familia de acogida) (Barth, 1999). En los cuatro países del Reino Unido (especialmente en Inglaterra) una cultura de desempeño que recompensa las mediciones de permanencia exitosas (incluyendo, como en Estados Unidos, la pronta salida de los niños de los sistemas de cuidado mediante reunificación con sus padres, una custodia especial o adopción, pero que además incluyendo el logro de estabilidad de la colocación para aquellos en custodia) se relaciona también con un sólido sistema de recolección de datos (DfES and Nacional Statistics, 2005; ver también Dickens, y otros, 2005; y Schofield y otros, 2005). Australia y Nueva Zelanda también utilizan información administrativa para mejorar el monitoreo de las mediciones de desempeño, incluyendo la ausencia de una doble vulneración durante el cuidado, la colocación de los niños, de ser posible, en hogares de familias con culturas similares, y la estabilidad de su colocación en hogares de parientes o en familias de acogida. Ninguno de esos países usa la adopción sin el consentimiento de los padres como una manera de sacar a los niños del sistema de cuidado, salvo cantidades muy pequeñas de niños y niñas, y la tutela legal o la estabilidad a largo plazo en familias de acogida son las rutas preferidas de permanencia. Suecia y Noruega cuentan también con sistemas de recolección de información bien desarrollados, pero éstos se relacionan mejor con el suministro de información con propósitos de creación de políticas y de planificación de servicios y se evidencia en menor grado la cultura de medición del desempeño. En Suecia existe una larga tradición en la utilización de un identificador único para los niños (que se asigna al momento de nacer o al ingresar el niño al país como inmigrante) para proporcionar estadísticas sociales sobre cada grupo de niños mientras se desarrollan hacia su vida adulta. Esto permite el suministro de información de resultados de largo plazo para niños que ingresan al sistema de atención, como puede verse en el artículo de Hjern, Vinnerljung y Lindblad (2004) sobre las tasas de suicidios en niños adoptados y entre aquellos admitidos en el sistema de atención siendo niños pequeños. Los estudios de grupo en Estados Unidos, que se refieren específicamente a niños en cuidado, están comenzando a arrojar información longitudinal similar y en algunos estados esto puede relacionarse con la información sobre la población infantil general. (Barth y otros, 2005; Courtney y otros, 2005, Northwest Foster Care Alumni Study, (2005; Wulczyn y otros, 2003). Todos los países que cuentan con un sistema con respaldo estatal de cuidado fuera del hogar de origen, requieren de recolección de información con el objeto de rendición financiera, de modo de que se pueda reembolsar a aquellos que en efecto procuran el servicio, y es ésta, por el momento, la principal razón de la recopilación de información en la mayoría de los países. En la ausencia de una cultura contable dirigida al desempeño, Italia, Francia e Irlanda son países más relajados con respecto al suministro de información. Noruega y Suecia cuentan con sólidas tradiciones investigadoras y la recopilación de información se aprecia como una ayuda en la creación de políticas y para generar conocimiento basado en la práctica. En Italia y Francia la principal fuente de información con propósitos de planificación proviene de la investigación por encargo más que de la recabación de rutina de información administrativa. (Dumaret y otros, 1997; Frechon, 2001; Innocenti, 1999). Otro asunto importante tiene que ver con la forma en que los sistemas de recopilación de información administrativa se adaptan a la recopilación de información sobre gestión de casos. Claramente tiene sentido (en términos de ahorrarle tiempo llenando formularios al asistente social) el combinar la 97 JUNE THOBURN recopilación de información administrativa con la información de la gestión de casos. Sin embargo, esto es más fácil decirlo que hacerlo, puesto que los propósitos y requerimientos de sistemas apropiados son diferentes. En los años 90 el Reino Unido separó los sistemas de recolección de información administrativa de los de información de gestión de casos, lo que aseguró que se proporcionara información sólida en variables claves a nivel nacional, mientras que el intento de combinar los sistemas (y los conflictos acerca de qué podría constituir un conjunto mínimo de datos sobre cada niño y familia) ha retardado el proceso en otros países. Con el perfeccionamiento de la tecnología informática, debería ser posible contar con sistemas que satisfagan las necesidades de un sólido conjunto de información mínima sobre todos los niños que ingresen a cuidado, con propósito de planificación y monitoreo, información de costo con propósitos contables y la información de la gestión de casos al interior del mismo sistema, siempre y cuando cada niño cuente con un identificador de consenso usado por todas las partes que participan en el sistema de bienestar infantil. Algunas grandes agencias de bienestar infantil en el sector de las ONGs, tales como la fundación Casey (2006) lo han logrado, y algunos estados en EEUU en colaboración con las Escuelas de Trabajo Social han conseguido desarrollar ese tipo de sistemas o están cerca de hacerlo (la Universidad de Carolina del Norte, 2006, Wulczyn y otros, 2003). Pero el debate en otros países sugiere que “lo mejor es enemigo de lo bueno” y la recopilación de información sólida que puede añadirse a nivel nacional está siendo entorpecida por los desacuerdos acerca de cuáles deberían ser los campos obligatorios para el ingreso de información entre los trabajadores sociales (gestionadores de casos) y los planificadores nacionales. Con la sobrecarga de casos que llevan los trabajadores sociales de las agencias de atención infantil establecidas por ley de todos los países, un sistema que requiera el ingreso de más campos que los absolutamente necesarios para entregar la información de planificación de alta calidad resultará (y resulta) en la falta de adaptabilidad, o en variables con demasiada información faltante como para ser útil. El sistema de información Looking After Children (Cuidando a los Niños) desarrollado en Inglaterra, pero que también se utiliza en Canadá y en Australia y en algunos países más, comenzó como un sistema para la medición de resultados, pero se ha desarrollado de manera tal que funciona mejor como sistema de gestión de casos (Bailey y otros, 2002). 98 Las diferencias en las tasas de niños en el sistema de cuidado fuera del hogar Al tratar de hacer que la información sobre cuidado fuera del hogar cobre sentido (ya sea ésta sobre niños, personas discapacitadas o ancianos desprotegidos) es importante diferenciar entre tres conjuntos de información: • Aquellos que efectivamente reciben atención cada año en una fecha determinada (referidos como ‘en cuidado’, ‘instantánea estadística’ o población ‘regular’); • Aquellos que ingresan al sistema de atención en forma simultánea durante un periodo de 12 meses (como ‘entrantes’ o población ‘en flujo’); • Aquellos que experimentan el servicio ‘en cuidado’ durante el año (una combinación de los primeros dos, pero se evita el ‘doble conteo’); Sobre el primer grupo, hubo información disponible en todos los países, tanto de no contabilizados, como en Italia, como casos en que la información reunida ya había sido agregada por las autoridades locales individuales (como en Australia, Francia y Canadá); o información del nivel infantil de los departamentos locales o regionales proporcionada en programas estandarizados por proveedores locales del servicio (países del Reino Unido, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Suecia y Noruega). Estos datos pueden ofrecer importante información para los planificadores del servicio para la población actual ‘bajo cuidado’. Sin embargo son menos útiles como antecedentes para la formulación de planes para el futuro, puesto que muchos de los niños pueden haber llegado varios años antes al sistema, cuando las políticas y circunstancias pueden haber sido muy diferentes. La información sobre los niños que han ingresado en un período más reciente de 12 meses es más útil para entender las políticas actuales. Sin embargo, esta información no se pudo obtener tan fácilmente. Aún menos disponible estuvo la información relativa a la cantidad total de niños que ha experimentado un servicio fuera del hogar en un año dado, lo que podría dar una real idea de la cantidad de niños cuyas vidas son impactadas por este servicio. Los cuadros 1 y 2 informan sobre el número y tasa por cada 10.000 niños de edades entre 0 y 17 bajo cuidado simultáneamente, y de aquellos que ingresan a cuidado en un determinado año. (Se escogió el año más reciente en que hubo disponibilidad de información estimativa confiable sobre la población de niños en cuidado /ingresando a cuidado). MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR: ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL La relación entre estos 2 es interesante y está influenciada por la cantidad de tiempo bajo cuidado. Si se compara entre intervenciones y resultados a través de las fronteras nacionales, es importante considerar por separado a los niños cuya permanencia ha sido corta de los que han tenido una permanencia larga, puesto que el tipo de servicios que necesitan, tanto para evitar admisiones innecesarias como para brindar los servicios apropiados a los niños, sus padres y cuidadores, mientras estén recibiendo atención, es diferente. El tiempo que dure la estadía es influenciado por la edad de ingreso a cuidado (aquellos que ingresan ya mayores les quedan, por definición, menos años para permanecer bajo cuidado, aún si permanecen hasta llegar a adultos) y también por las políticas de colocación de los niños bajo cuidado y por el contexto legal y político respecto a los egresos del sistema de protección. La edad al ingresar al sistema El perfil de edad de los niños bajo cuidado hará una diferencia en las políticas de colocación y esto a su vez es influido por el perfil de edad de aquellos que ingresan a cuidado. El Cuadro 3 demuestra que hay grandes diferencias entre países en términos de si los servicios de cuidado fuera-del-hogar atienden esencialmente a niños o a adolescentes, o si atienden una combinación de edades más amplia. En este cuadro puede apreciarse que en Estados Unidos y Australia los niños menores de 5 años son un importante foco de los servicios de cuidado fuera del hogar, y que hay un patrón similar, aunque menos marcado, para Inglaterra. Sin embargo, al interior de este grupo de menores, hay diferencias respecto a los muy menores (aquellos bajo los 12 meses de edad). Una alta proporción de los que ingresan al servicio en Inglaterra tiene menos de un año de edad, y en este respecto se pueden ver grandes diferencias al interior de Estados Unidos, donde casi una cuarta parte de los niños que ingresan al servicio en Illinois son menores de 12 meses. En el otro extremo del rango etario, el servicio de cuidado fuera del hogar en Noruega y Suecia, y en Nueva Zelanda en grado levemente menor, se centra más en el servicio a adolescentes. En contraste con Nueva Zelanda, cuya población y problemas de bienestar infantil no difieren gran cosa, los adolescentes en Australia constituyen una proporción harto menor entre los que ingresan al servicio. Dentro del grupo mayor de 10 años, de los países estudiados sólo en Noruega y Suecia existe una proporción substancial de aquellos que comienzan a recibir servicio de cuidado fuera del hogar en el tramo de los 15 ó más años de edad. En Inglate- rra, más que en otros países, el servicio se centra en niños de edades entre 10 y 14 años (47% de los que reciben atención) A continuación se intenta una posible explicación de estas diferencias en tasa y perfil de las poblacioness ‘en cuidado’. Políticas de colocación y rutas fuera de cuidado La cantidad de tiempo y las edades de los niños en cuidado, y por lo tanto las tasas generales sobre niños bajo cuidado, están influidas por las rutas de egreso del servicio, las que a su vez están influidas por las ideologías políticas que se reflejan en los sistemas de bienestar infantil. Dentro de los países contemplados en el estudio, las creencias acerca de la importancia de la familia y los recursos asignados tanto a la salud universal como a los servicios de bienestar infantil, tales como la mantención del ingreso, respaldo a las políticas de vivienda, guarderías y a estrategias más objetivadas contra la pobreza, de apoyo a la familia y de protección de la infancia, se reflejaron en los perfiles de aquellos que ingresaban al servicio. En contraste, en los países ‘ricos’, las diferencias en la riqueza del país pareció afectar poco las tasas de atención. En términos generales, los países que han optado por controlar su inversión en bienestar al introducir objetivos basados en el desempeño - principalmente Estados Unidos y el Reino Unido, y en menor grado Australia y Nueva Zelanda, tienen tendencia a considerar el ingreso a atención y el mantenerse recibiendo atención como cosas que deben evitarse. En estos países el sistema de atención fuera del hogar está muy ligado a los sistemas de intervención cuando los niños son maltratados o sufren abuso por parte de los padres. En otros países, notablemente en Francia, Irlanda, Italia, Noruega y Suecia, mientras el sistema de bienestar infantil está dirigido a prevenir el maltrato y la necesidad de cuidado fuera del hogar, encontrarles un lugar fuera de su hogar se considera parte necesaria de sus sistemas de respaldo a la familia y de salud mental del niño. En la mayoría de los países comprendidos en el estudio algunos de los niños que recibían atención fuera del hogar estaban ahí con el consentimiento de sus padres (si bien, a veces reticentes). No obstante el uso del servicio de atención fuera del hogar como medida de respaldo a la familia es, comparativamente, poco habitual en Estados Unidos y la información relativa a la pequeña proporción de ‘admisiones voluntarias’ no se entrega en forma rutinaria. En Suecia, en contraste, 85% de aquellos que ingresaron al servicio en 2002 lo hicieron bajo arreglos acordados con los padres o con los propios jóvenes. 99 JUNE THOBURN Estas diferencias probablemente se cancelan entre sí en términos de tasas (una explicación parcial de las tasas “en cuidado” aproximadamente similares en la mayoría de los países que participaron en el estudio) pero se revelan en las diferencias entre las características de las poblaciones en cuidado. Los países y estados con políticas más universalistas tuvieron menor probabilidad de tener niños ingresando a los servicios a causa de factores relacionados con la pobreza y las carencias, y es probable que esto deba recorrer un largo camino para explicar las diferencias en las proporciones de niños menores que ingresan al cuidado, por ejemplo, en Suecia y en Noruega de un lado y Estados Unidos del otro lado. Sin embargo, es probable que aquellos países con una percepción más positiva de la cuidado fuera del hogar como parte de los servicios de respaldo a la familia y de salud mental tengan umbrales más bajos de acceso a la atención, admitiendo a más niños en etapas más tempranas del desarrollo de sus problemas y contribuyendo así a las más elevadas tasas de atención. El Reino Unido (y especialmente Inglaterra bajo las nuevas políticas laboristas) entra en medio de estas dos. Por un lado, se sigue proporcionando ayuda financiera y de vivienda como un derecho para la mayoría de las familias de menores ingresos (lo que debería reducir su necesidad de servicios de cuidado) y existe un fuerte énfasis en el desempeño, que transmite el mensaje de que debería evitarse la admisión a los servicios de atención. Sin embargo, esto no explica por qué muchos de los que ingresan a este tipo de servicio tienen menos de un año de edad. Podría ser porque exista menos disponibilidad de servicios de apoyo dirigidos a las familias jóvenes, comparado con otros países europeos, o bien porque en el Reino Unido existe un acercamiento menos “profamilia” respecto de la protección infantil y por eso es más propenso a intervenir mandatoriamente al remover niños pequeños desde sus hogares. Existe además un factor político/ideológico que influye sobre las tasas de ingreso del grupo etario menor al sistema de infancia, que se relaciona con las políticas de egreso, particularmente el uso de la adopción como medio de egreso del servicio. En Canadá, en el Reino Unido y en Estados Unidos la legislación alienta el fin de los derechos parentales en plazos de tiempo bastante cortos a fin de posibilitar que los niños sean adoptados sin el consentimiento de los padres. En consecuencia, aquellos que ingresan a cuidado siendo menores tienen mayor probabilidad de dejar el cuidado ya 100 sea mediante reunificación familiar o la adopción en plazos bastante más breves que lo que suele darse en otros países. Si bien en Suecia y Noruega son menos los niños que ingresan al servicio siendo pequeños, aquellos que lo hacen tienen mayor probabilidad de pasar más tiempo recibiendo atención o de mantenerse en ella hasta llegar a la adultez, e incluso después, incrementando de esta manera las tasas de niños ‘en cuidado al mismo tiempo’ (instantánea estadística). En el otro extremo del rango etario entra al juego una política diferente. La voluntad del estado de ofrecer apoyo a las familias que buscan asistencia y que tienen hijos mayores con comportamiento conflictivo y provocativo o con problemas de salud mental, en especial los adolescentes, y la perspectiva de ubicar a esos niños para que reciban cuidado fuera del hogar como parte del bienestar infantil o como un enfoque terapéutico hacia esos niños, tienen un importante impacto en las tasas de “niños en cuidado”. Pero aún más importantes son los papeles que cumplen respectivamente las intervenciones de protección infantil y de los sistemas de justicia criminal y de custodia en ofrecer emplazamientos fuera del hogar para niños y jóvenes que cometen infracciones. En Suecia, por ejemplo, hay en custodia menos de 100 niños simultáneamente, y los demás infractores que necesitan de atención fuera del hogar se incluirán dentro del sistema de protección infantil (por lo tanto en las estadísticas ‘en cuidado’). En Australia, Inglaterra y Estados Unidos los sistemas de justicia juvenil autónomos significan que la mayoría de los infractores que no pueden ser retenidos al interior de la comunidad serán ubicados en custodia y por ende no se incluirán en las estadísticas de ‘bajo cuidado de protección’ a menos que resulte que ellos ya hubiesen estado recibiendo atención al momento de la infracción. Sin embargo, a diferencia de Inglaterra, en algunos estados de Estados Unidos, los juzgados están más dispuestos a asistir a los padres e hijos que lidian con problemas de salud mental, de comportamiento o de adicciones y admiten a adolescentes en sistemas de cuidado proteccional (incluso a algunos en riesgo de cometer infracciones). (Desde que la Ley de Niños de 1989 de Inglaterra y Gales eliminara a las infracciones como argumento para emitir una orden de cuidado proteccional, los servicios de bienestar infantil se han alejado de ofrecer asistencia a adolescentes que no estén en el sistema proteccional (NSPCC, 2003). MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR: ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL La influencia de la etnia sobre las tasas de atención fuera del hogar El asunto de la alta presencia de algunos grupos étnicos al interior de las poblaciones bajo custodia es un tema de preocupación en muchos países (ver Thoburn y otros 2005). Esto coincide claramente con una relación descubierta por varios investigadores entre la pobreza y la privación material y ambiental y la necesidad de cuidado fuera del hogar. Hay una fuerte evidencia proveniente de muchos países de que los miembros de algunas minorías étnicas tienen mayor probabilidad de estar en la pobreza que las poblaciones mayoritarias, ya que sus condiciones se combinan con el habitar en viviendas de mala calidad y en condiciones inseguras, en ambientes debilitantes y a menudo peligrosos en donde con frecuencia la discriminación racial y el abuso racista se añaden a los problemas de la vida familiar. Puesto que hay grandes diferencias en la composición étnica de los diferentes Estados al interior de los países, puede no ser evidente a primera vista que la diversidad étnica de un país produzca un impacto en la tasa de niños que ingresan o estén recibiendo atención en ese país. Un examen más cercano de la información administrativa de esos países, con control de información sobre raza y etnia, revela dos grupos con particular probabilidad de tener una gran presencia en los servicios de cuidado infantil, y que tienen más posibilidades de estar en cuidado estatal que aquellos niños provenientes de las comunidades mayoritarias, producto de la intervención del juzgado. En Estados Unidos son los niños afro americanos y los nativos quienes ingresan a los servicios sociales en número mayor que lo que se podría pronosticar de acuerdo a su demografía; en Inglaterra lo anterior se observa en los niños con herencia afro caribeña y aquellos con mezcla de herencia afro caribeña y blanca. Otros grupos de inmigrantes más recientes, como los hispanos en Estados Unidos y los negros africanos en el Reino Unido también están representados en cifras levemente altas. En los países que participaron en este estudio donde hubo información disponible, los niños con herencia oriental y del sur de Asia tuvieron menor representación entre los que estaban bajo cuidado de los servicios sociales. Un problema particular destacado en un estudio transnacional de esta naturaleza, es la alta cifra de niños indígenas que están en cuidado de servicios de infancia fuera del hogar. En Australia, donde niños con herencia aborigen o de Torres Straits conforman apenas el 4% de la población entre 0 y 17 (años), su sobre-representación en el sistema proteccional y entre aquellos en proceso de ingreso, no se muestra claramente en las tasas de ‘en cuidado’ o de ingreso al cuidado. Sin embargo, cuando se observan como grupo separado, la tasa de niños aborígenes en custodia es de 237 por cada 10.000, mientras que la que corresponde a la población no aborigen es de apenas 36 por cada 10.000. En Nueva Zelanda, los niños Maorí (una proporción mayor de la población infantil del país que en el caso de los niños aborígenes de Australia) también tienen una elevada presencia entre quienes reciben atención, si bien en menor grado que Australia (24% de la población infantil y 35% de la población que recibe atención tienen herencia Maorí). La misma cifra elevada se encuentra entre los niños nativos de Norteamérica y de Canadá, si bien la información sobre esto no es tan clara debido a que algunos niños al cuidado de las autoridades tribales no se incluyen en las estadísticas nacionales (Contraloría General, 2006). Las implicaciones de esta información para la creación de políticas La autora opina que la recopilación de sólida información administrativa sobre todos los niños que reciben los servicios de protección infantil, ya sea debido a su necesidad de apoyo familiar o debido a las preocupaciones relativas a la protección infantil, es un ingrediente esencial para la formación de políticas dirigidas a niños vulnerables y sus familias. Esto es especialmente así para aquellos que necesitan de atención fuera del hogar, que son posiblemente los más vulnerables entre los vulnerables. El saber cuáles son los tipos de niños que ingresan al servicio de atención, ya sea en términos de las áreas en las que viven, su etnia o su grupo etario, debería producir un impacto en el apoyo a la familia y en los servicios de protección infantil. Puede ser tan importante que una ciudad inglesa con grandes comunidades indias y pakistaníes se pregunte si sus servicios de bienestar están fracasando a la hora de llegar a esas familias, y por ende fracasando en reconocer cuándo es que los niños precisan de atención fuera del hogar, como el hacer algo positivo a favor de reducir la necesidad de que los grupos con presencia elevada (los niños afro-caribeños) ingresen al servicio. La información etaria simultánea también es importante para entender qué tipo de servicios son los que necesitan aquellos que en efecto están recibiendo los servicios. Tomando a Australia como ejemplo, siendo 51% de sus niños en cuidado menor que 10 años, ese país debe otorgarle alta prioridad (lo que hace) al desarrollo de 101 JUNE THOBURN políticas que aseguren una vida familiar estable a los niños que entran en ese grupo etario. Necesitará de una combinación de servicios para poder devolver con seguridad a esos niños a sus hogares, con políticas que aseguren que las familias adoptivas de largo plazo o sus parientes cuidadores se comprometan a entregarles un cuidado amoroso hasta la adultez y aún después. Ya que muchos de ellos tienen antecedente aborigen, y a la luz del daño provocado a esa comunidad en el pasado al ubicar obligatoriamente a sus niños en familias de raza blanca (referidos con frecuencia como el periodo de la generación “robada”), una política de adopción forzosa no sería ni aceptable ni efectiva. En contraste, teniendo casi la mitad de su población en cuidado cercana a la edad de 15 años o más, con muchos de ellos habiendo ingresado al servicio siendo adolescentes, Suecia necesita de políticas que mantengan a cuantos de esos niños sea posible vinculados con sus familias o parientes, además de servicios terapéuticos que ayuden a mejorar el comportamiento que los llevó a necesitar atención. Pero no se debe pasar por alto la necesidad de asegurar la estabilidad en familias de acogida de largo plazo, para la minoría que ha estado desde hace tiempo recibiendo atención. Buscando ‘respuestas’ a sus propios problemas ‘en cuidado’ mediante la importación de intervenciones aparentemente exitosas en otros países, los legisladores necesitan tomar nota de la información administrativa sobre las grandes poblaciones de esos países, así como de la investigación y las evaluaciones sobre esa intervención específica en la que estén interesados. Esto los ayudará a ser más selectivos respecto de las intervenciones que puedan ser más apropiadas en su propio país o área y menos susceptibles a aquellas que, en el mercado cada vez más global de las intervenciones del bienestar infantil, aparezcan con elaboradas propuestas de venta. Esto ocurre especialmente cuando los legisladores e investigadores de países pobres aspiran a los sistemas de atención más desarrollados de los países ricos. Entonces surge la pregunta, ¿puede la información acerca de quién recibe atención en los países ricos tener alguna importancia para los países más pobres? La respuesta debe ser, por sí misma, probablemente negativa. Los países con más bajo ingreso per capita son aquellos con las menores tasas de niños recibiendo atención, puesto que un servicio suficientemente bueno es uno al que sólo puede aspirar una pequeña proporción de aquellos que pueden necesitarlo. Tampoco es ésta necesariamente la ‘respuesta’ para el problema del SIDA y los hogares conformados 102 sólo por niños en África, o el comercio sexual en el Sudeste Asiático, si bien puede ser importante hacer que esté más disponible que lo que ha estado hasta ahora, y en circunstancias cuidadosamente definidas. Sin embargo, hay lecciones que aprender acerca de la importancia de recopilar información acerca de los niños identificados como vulnerables y de los mecanismos para hacerlo, y aprender de otros países la mejor forma de recopilar información que tenga relevancia para los propósitos de planificación junto con la información de la gestión de casos y la información proveniente de la investigación y de las evaluaciones. Usar la información administrativa en la enseñanza del trabajo social y en la investigación Al abogar por un mayor uso de la información administrativa en la generación de políticas y en la elección de las intervenciones, no es mi deseo el de restarle importancia a la realización de estudios investigativos de alta calidad que usen un rango completo de metodologías adecuadas al estudio de los problemas del bienestar infantil. Pero considero que esta es una fuente de información que ha sido desaprovechada tanto por los profesores del trabajo social como por los profesionales del trabajo social. Todos nos sentimos mejor, pienso yo, si hacemos que nuestros estudiantes hablen sobre un artículo de un una revista o journal que describe una investigación cuantitativa o cualitativa en lugar de pedirles que busquen en Internet información comparativa sobre las políticas de bienestar infantil. Esta información tiene su lugar como parte de los cursos de derecho y de política social (incluyendo los programas anti-pobreza) y en los cursos sobre prácticas antidiscriminatorias así como en los cursos sobre bienestar infantil. Las sesiones acerca del uso de la información administrativa deberían tener un lugar importante en los cursos de métodos de investigación, y los estudiantes de postgrado deberían considerar, al realizar sus análisis de bibliografía, si existe información administrativa que arroje luz sobre los temas de sus tesis. Debe existir un enfoque particular en la forma en que puedan diferir los acercamientos de los académicos de los países más pobres al explorar la información sobre grandes poblaciones de clientes del bienestar infantil, respecto de aquella de los profesores de trabajo social de los países ricos y de cómo los catedráticos de políticas sociales pueden utilizar esa información en forma distinta, por ejemplo, a la de alguien que realiza un curso sobre colocación de niños. MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR: ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL Referencias BARTH, R. P. (1999). After safety, what is the goal of child welfare services: permanency, family continuity or social benefit? International Journal of Social Welfare, 8, 244-252. BAILEY, S., THOBURN, J., Y WAKEHAM, H. (2002) ‘Using the ‘Looking After Children’ dimensions to collect aggregate data on well-being.’ Child & Family Social Work 7(3) Fundación Casey URL http://www. casey.org/Home. COURTNEY, M., DWORSKY, A., RUTH, G., KELLER, T., HAVLICEK, J. Y BOST, N. (2005) Midwest Evaluation of the Adult Functioning of Former Foster Youth: Outcomes at Age 19. Chicago: Centro Chapin Hall para Niños de la Universidad de Chicago. DICKENS, J., HOWELL, D., THOBURN, J. Y SCHOFIELD, G. 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ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL DE CAROLINA DEL NORTE (2006) URL http://ssw.unc.edu/cw WULCZYN, F., KOGAN, J. Y JONES HARDEN, B. (2003) ‘Placement Stability and Movement Trajectories’ Social Services Review Junio de 2003 pp212-236. 103 JUNE THOBURN CUADRO 1 NIÑOS QUE RECIBEN ATENCIÓN FUERA DEL HOGAR EN UNA FECHA DETERMINADA* Y TASAS DE NIÑOS QUE RECIBEN ATENCIÓN POR CADA 10 MIL NIÑOS MENORES QUE 18 AÑOS PAÍS/ESTADO** POBLACIÓN 0-17 (Estimación) POBLACIÓN 0-17 BAJO CUIDADO*** TASA POR CADA 10.000 <18 Australia 4.843.333 21.795 45 Australia/NGS 1.813.508 10.337 57 938.936 4.413 47 Francia**** 13.426.557 120.580 90 Irlanda***** 1.015.300 5.517 54 10.090.805 38.300 38 Nueva Zelanda 1.005.648 4.962 40 Noruega 1.174.489 7.998 68 Suecia 1.910.967 12.210 63 11.109.000 61.100 55 Reino Unido Irlanda del Norte ****** 451.514 2.531 56 Reino Unido /Gales****** 615.800 4.380 71 78.021.000 511.358 66 EEUU/Illinois***** 3.254.523 22.300 68 EEUU/Carolina del Norte ***** 2.163992 9.451 46 EEUU/Washington***** 1.513.360 8.738 58 Australia/Queensland Italia Reino Unido/Inglaterra ****** EEUU***** * Debido a la importancia de ofrecer información sobre las ‘tasas’ para permitir las comparaciones entre países con tamaños de población dispares, la fecha escogida para este cuadro es la más cercana a la última información disponible sobre población infantil de los países/estados. Las tasas son estimaciones puesto que la información sobre población infantil dependió de la posibilidad de calcular los cambios ocurridos después del año del Censo. En algunos de los comentarios sobre estados/países individuales se usó información posterior. Los años más antiguos corresponden a Italia (1998-9). Cuando hubo disponibilidad de información sobre todos los años, se usaron los años 2002-3 para permitir el máximo de comparabilidad. Reconocemos que el panorama actual puede ser diferente. ** Las fuentes de información que aparecen en este cuadro provienen de la información del Censo del país correspondiente, y de los informes de las agencias de bienestar de los Países/Estados. Los detalles completos se encuentran en Thoburn (en preparación). *** Para comparar entre los países (debido a que en la mayoría de los países los niños dejan el sistema de protección al llegar a los 18 años), se usó en este cuadro, cuando fue posible, cifras 0-17. No se incluye a los jóvenes que siguen recibiendo atención a la edad de 18 o más (19 ó más en Estados Unidos). (En Noruega, se omitieron 1336 casos de 18 años o más; en Ontario, 1506 casos de 18 años o más; En Francia, 17.755 tenían más de 18 años. 10.321 niños recibiendo protección en Estados Unidos tenían más de 19 años. En Carolina del Norte había 76 casos recibiendo atención después de los 18 años. En Illinois, 2044 jóvenes de 18 o más años recibían atención. La edad de ingreso a atención en Suecia es 20 años y de salida es 22. En consecuencia, la cantidad real “bajo cuidado” es de 14911 (incluyendo 2701 de más de 18 años que no se incluyeron en este cuadro). **** Fueron compilados de información agregada aportada por las provincias/departamentos que ofrecían el servicio. Puede que haya doble conteo. ***** Las estadísticas de Irlanda y Estados Unidos se informan en el grupo etario de 0-18. En estos países/Estados, por lo tanto, la tasa “bajo cuidado” del cuadro está un poco sobreestimada debido a que incluye a algunos sobre los 18 años (aquellos de 19 años o más se excluyeron para efectos de este cuadro). ****** Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales excluyen ‘una serie de colocaciones de corto plazo’ (atención de relevo acordada generalmente en las mismas colocaciones como parte del apoyo familiar, si bien sólo una pequeña cantidad estaría de hecho bajo cuidado a la fecha del ‘censo’). 104 MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR: ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL CUADRO 2 NIÑOS ENTRE 0 Y 17 AÑOS QUE INGRESAN A LA ATENCIÓN EN UN AÑO DETERMINADO* Y TASAS POR CADA 10.000 < 18 PAÍS/ESTADO ** NIÑOS DE EDADES 0-17 EN LA POBLACIÓN INGRESAN A CUIDADO TASA POR CADA 10,000 <18 Australia 4.843333 12.819 26 Australia/NGS 1.813508 4.823 24 Australia/Queensland 938.936 2.567 27 Nueva Zelanda 1.005648 2.441 24 Noruega*** 1.174489 1.685 14 Suecia*** 1.910967 5.877 30 11.109.000 24.600 22 451.514 935 21 1.068.677 2.291 21 662.389 1.709 27 73.888.888 297.000 40 EEUU/Illinois*** 3.254.523 5.973 18 EEUU/ Carolina del Norte 2.068.840 5.615 27 EEUU/Estado de Washington 1.513.360 6.842 45 Reino Unido/Inglaterra **** Reino Unido /Irlanda del Norte**** Reino Unido /Escocia Reino Unido /Gales**** EEUU * Ver comentario sobre los años seleccionados para este cuadro en la nota *del cuadro 1. ** No hay disponibilidad de información confiable sobre personas que ingresan en un año determinado para Canadá, Francia, Irlanda e Italia. *** La edad de ingreso a atención en Suecia es de 20 y de salida es de 22. En consecuencia, el verdadero número de personas que ingresaron al servicio en 2202-3 (incluyendo 981 que tenían 18 años o más) fue de 6858. En Noruega 7% de quienes ingresaron tenían 18 años o más y este fue también el caso de una muy baja cantidad en Illinois. Con fines de comparabilidad, las cifras que aparecen en este cuadro corresponden sólo a aquellos de edades entre 0-17. **** Estas cifran no incluyen a niños que ingresaron al servicio durante el año como parte de una serie de colocaciones de corto plazo. (11.300 en Inglaterra; 288 en Gales; 800 en Irlanda del Norte recibieron atención de relevo durante el año). CUADRO 3 EDAD AL INGRESAR AL SERVICIO EN DIFERENTES PAÍSES/ESTADOS PAIS/ESTADO Edad 0-4/5 (<12 meses)* Edad 10+ (15+)** Australia 37% (12%) 34% (7%) Australia/NGS 40% (13%) 30% Australia/Queensland 38% (13%) 35% Nueva Zelanda 34% (!4%) 47% Noruega 23% edad 0-5 58% edad 13+ Suecia 11% edad 0-3 73% (48%) Inglaterra 34% (16%) 46% (4%) EEUU 40% (0-5) (14%) 40% (11+) (11%) EEUU/Illinois 54% (0-5) (24%) 25% (11+) (5%) Carolina del Norte 44%(0-5) (16%) 34% (11+) (7%) EEUU/Washington 44% (0-5) (17%) 37% (11+) (10%) * Las cifras entre paréntesis corresponden a aquellos de menos de 12 meses - no disponibles en todos los países. ** Las cifras entre paréntesis corresponden a aquellos de más de 15 años de edad (16+ en EEUU) - no disponibles en algunos países. 105 ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 107-116 Reconfigurando a los padres. Análisis de estudios locales desde una perspectiva internacional Reconfiguring fathers: interrogating local studies in an international arena INVESTIGADORA RESPONSIBLE: PHD. LENA DOMINELLI Lena Dominelli, es profesora de School of Applied Social Sciences miembro de la Academy of the Learned Societies for Social Sciences 32 Old Elvet Durham, DH1 3HN; lena.dominelli@durham.ac.uk Dr Leslie Brown es Dean Asociado de Investigación en la University of Victoria in Victoria, Canadá. Dr Susan Strega es Profesor Asistente en University of Victoria. Dr. Marilyn Callahan es investigadora en la University of Victoria. Dr Chris Walmsley es Profesor Asistente en Three Rivers University in Kamploops, Canadá. Resumen Este estudio habla sobre la conceptualización de los padres ausentes, los que a menudo son descritos en forma negativa como personas que descuidan sus responsabilidades financieras y emocionales hacia sus hijos, ya sea que vivan con ellos y se involucren en su cuidado o no lo hagan. Los autores utilizan una investigación conducida previamente por ellos mismos en Canadá occidental, con el objeto de plantear preguntas acerca de la capacidad de transferencia de conceptos desarrollados para ayudar a los padres a entender las relaciones familiares en Occidente, con respecto a quienes pertenecen a otros lugares. Los resultados concluyeron que los profesionales encargados del bienestar de los niños han perdido oportunidades de entablar una relación con los padres en el 'mejor interés del (los) niño(s)’. Las consideraciones acerca del ‘riesgo’ para las madres, niños y profesionales parecieron pesar más que aquellas que implicaban pensar en forma creativa acerca de lo que los padres pueden ofrecer y de cuáles condiciones, aparte de evitar el contacto, respaldarían en mejor forma los derechos de los niños de vincularse con ambos padres en seguridad y tranquilidad. Los resultados piden una ‘reconfiguración’ del entendimiento preponderante acerca de esos padres y cuestionar aquellas imágenes que los tratan como personas poco interesadas en el bienestar de sus hijos. Palabras clave (Padres ausentes, derechos de los padres, responsabilidades de las madres, interés de los niños, entendimiento preponderante.) Abstract This study discuss the conceptualisation about absent fathers, who are usually described negatively as neglecting their financial and emotional responsibilities to the children they have whether or not they are living with them or involved in their care. The authors draw upon a study of fathers they conducted in Western Canada to raise questions about the transferability of concepts developed to help them understand family relationships in the West to those pertaining elsewhere. The results concluded that there are lost opportunities for child welfare professionals to engage with these fathers in the ‘best interests of the child(ren)’. Considerations about ‘risk’ to mothers, children and practitioners seemed to outweigh those involving thinking creatively about what the fathers could offer and what conditions other than non-contact would best support the children’s rights to relate to both their parents in safety and comfort. The results call to ‘reconfigure’ hegemonic understandings about fathers and to challenge images that treat them as uninterested in children’s welfare. Key words (Absent fathers, fathers’ rights, mothers’ responsibilities, children’s interest, hegemonic understanding.) 107 LENA DOMINELLI Introducción El lugar de los padres en las sociedades occidentales ha ido cambiando en respuesta a las presiones socioeconómicas, a los cambiantes esquemas de relaciones al interior de las diversas formas de familias y a las demandas de las feministas en relación a al involucramiento de los hombres en la crianza de los niños junto con las mujeres. Clave en los discursos realizados en países como los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá, ha sido el cambio de los hombres desde su papel de proveedores económicos hacia el papel de padres ausentes. Pese a que esto debe contextualizarse en términos de impacto en lo étnico, clase social, edad, orientación sexual y capacidades, los padres ausentes se describen con frecuencia en forma negativa como personas que descuidan sus responsabilidades económicas y emocionales hacia los niños ya sea que vivan o no junto a ellos o que estén o no involucrados en su cuidado. al centrarnos en la comprensión conceptual de los problemas y en qué tan bien (o mal) éstos atraviesan las fronteras. Establecer el contexto de esta investigación En esta ponencia utilizamos un estudio que realizamos en Canadá Occidental sobre los padres a fin de plantear preguntas acerca de la capacidad de transferencia de conceptos desarrollados, esencialmente para ayudarnos a entender las relaciones familiares en occidente en relación a las de quienes pertenecen a otros lugares. Nos interesa descubrir cuáles son las cosas en común y cuáles las diferencias y si los conceptos, si es que existen en otras partes del mundo, significan lo mismo. Por lo tanto este taller tendrá componentes interactivos y esta ponencia debe considerarse como sin terminar hasta que este diálogo se le haya incorporado. La dificultad de conducir análisis comparativos ya ha sido identificada en la bibliografía de las ciencias sociales (Mahoney y Rueschemeyer, 2003), pero en el trabajo social existen problemas específicos que han de abordarse dado que su marco legislativo y cultural nacional están confinados a lo local, aún cuando éste se haya comprometido en aventuras de colonización (Lorenz, 1994; Dominelli, 2000, 2004). El ‘Proyecto de los Padres’ en el que se basa esta ponencia cuenta con el financiamiento de Social Sciences and Humanities Research Council of Canadá (Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá). Es la continuación de estudios anteriores emprendidos por algunos de los autores sobre madres jóvenes con hijos bajo la protección del gobierno (Callahan y otros, 2002) y sobre el papel que los abuelos, (particularmente las abuelas) desempeñan en el cuidado de los niños (Brown y otros, 2004). En estos estudios notamos que los trabajadores sociales rara vez abordaron en forma directa a los padres de los niños en sus intervenciones en las situaciones familiares, incluso en aquellas raras ocasiones en que los padres desempeñaban un papel activo ayudando a las madres en la crianza de los niños, y nos preguntamos el por qué de esto. Un análisis de la literatura reveló que era poco lo que se sabía acerca de los roles paternales asumidos por hombres con hijos en el sistema de protección, ya sea que fueran éstos padres biológicos o cuidadores apoyando a las madres (ver Strega y otros, 2006). Esto nos planteó las primeras preguntas claves, a saber: • ¿Quiénes eran esos padres (hombres)? • ¿Qué se quería decir con el término ‘padre’? • ¿Qué roles jugaban los padres en las vidas de esas mujeres y/o niños? • ¿Qué relación tenía estos hombres con las madres aparte de su rol materno? • ¿Bajo qué circunstancias vivían estos hombres? • ¿Con qué formas de apoyo contaban estos hombres? Comenzamos por describir algunos de los asuntos y conceptos claves que nos interesaron en nuestro trabajo sobre los padres en el contexto canadiense y luego ofrecemos algunas de las conclusiones preliminares de nuestro estudio. Deseamos examinar los significados de diversos conceptos tales como ‘los derechos de los padres’ y ‘las responsabilidades de las madres’ en diferentes contextos y países. De este modo, un objetivo fundamental en esta sesión es el de explorar la forma en que podemos mejorar las comparaciones entre diversos países Los discursos públicos acerca de madres y padres están profundamente sexuados, y se supone que las madres son las responsables de asumir el rol del cuidado de los niños en tanto que los padres se consideran con derechos respecto a sus hijos, pese a que pueden llegar a necesitar ayuda legal para hacerlos valer (Swift, 1995; Scourfield, 2003; Strega y otros, 2006). Nuestro análisis bibliográfico destacó una construcción que es en gran parte negativa de estos padres. Por lo general esta encaja dentro de los estereotipos de “buen padre” y “mal padre” 108 RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL destacados en un inicio por Furstenberg (1988). Los términos tales como ‘padres ausentes’ y ‘padres que no cumplen sus responsabilidades de proveedores’ fueron particularmente comunes en los discursos de políticas sociales (Orloff y Monson, 2002). Evidentemente, el incumplimiento de los padres de sus responsabilidades financieras como proveedores para los niños fue lo que primó en las mentes de los legisladores. También tuvo importancia en los discursos de los profesionales la capacidad de los hombres de actuar como ‘modelos’ ante los niños, en particular los niños varones (Kornfein Rose, 1992). En nuestras conclusiones la descripción más apta de las relaciones de los trabajadores sociales con esos hombres fue la de ‘padres invisibles’. En otras palabras, los trabajadores sociales los interpretaban como simplemente no teniendo presencia ya sea que realizaran contribuciones para el cuidado de los niños o no. En las construcciones de paternidad de aquellos padres vinculados con los profesionales de servicios sociales para la infancia, la invisibilidad de éstos contrastó con los altos perfiles otorgados a los hombres de clase media en donde los discursos tenían mayor probabilidad de centrarse en el ‘padre involucrado’ o ‘nuevo’ padre. Las madres jóvenes, que se ubican en otro ámbito, tuvieron mayor probabilidad de centrarse en las relaciones de los hombres con los niños y con su contribución en el rol parental (Haney and March, 2003). A partir del proyecto con las madres jóvenes supimos que incluso aún cuando las madres identificaron diversas formas de respaldo proporcionados por sus parejas, ya fueran estos padres biológicos o no, los trabajadores sociales las ignoraron (Dominelli y otros, 2005), una conclusión alcanzada antes por Scourfield (2003) y que se confirma en el presente estudio. El respaldo de estos hombres abarcó desde preocuparse por los niños para darle una pausa a las madres para que hicieran cosas personales hasta incluso vivir bajo el mismo techo plenamente comprometidos en el cuidado de los niños y contribuyendo económicamente. Los trabajadores sociales se preocuparon más de los riesgos que estos hombres suponían para las mujeres y los niños, en particular si éstos tenían antecedentes de violencia, registros delictuales o de abuso de sustancias. Nuestra conclusión de que los trabajadores sociales no se involucraban activamente con la mayor parte de aquellos padres considerados ‘riesgosos’ para las madres y niños es preocupante y necesita ser abordada tanto por los profesionales como por las autoridades responsables de las políticas. Nuestro proyecto sobre las madres jóvenes demostró que la principal estrategia de los trabajadores sociales a la hora de lidiar con padres difíciles era sacar a los hombres de las vidas de las mujeres, a menudo forzando la decisión mediante la amenaza de retirar los niños en caso de que las mujeres se resistieran, y llevando esto a cabo cuando lo estimaron necesario (Dominelli y otros, 2005). De este modo el contexto y la persona que definía a estos padres tuvo peso en la forma en que estos eran descritos y en el cómo se reaccionó ante ellos. En este proyecto, definimos como ‘padres’ a los padres de nacimiento (biológicos), padrastros y a aquellos hombres que proporcionaban respaldo financiero, emocional y social al (los) niño(s) en una relación (Strega y otros, 2006). Pese a que nuestro estudio sobre los padres se centró en un país, nos preguntamos qué tan lejos podrían viajar los términos utilizados para describirlos. Estos se evidenciaron con claridad en la literatura relativa a Australia, Canadá, el Reino Unido, Estados Unidos y Nueva Zelandia. Pero, ¿significaban lo mismo estas palabras en estos países, y tenían las mismas connotaciones para las mujeres, hombres y niños implicados? ¿Qué terminología se utilizaba en países que no fueran de habla inglesa?, ¿tenía la paternidad la misma connotación al interior de sus sistemas de protección de la infancia? Estos son entre otros, algunos de los asuntos que queremos dilucidar en conjunto con los participantes en este taller. Y agradeceremos las contribuciones mediante correo electrónico de aquellos que quieran hacerlas. Por favor, envíen sus contribuciones a Lena.Dominelli@durham.ac.uk El estudio canadiense: conclusiones preliminares Metodología de investigación y características claves de la muestra Pretendimos obtener un cuadro detallado y complejo de padres con niños en los servicios sociales de infancia y de sus relaciones con los profesionales de estos servicios, con los niños y con las madres de esos niños. Por lo tanto, nuestra metodología fue triangular e implicó tanto métodos cuantitativos como cualitativos. Estos incluyeron tanto análisis de cantidad como de calidad de los expedientes, entrevistas en profundidad de los padres y un análisis de los programas de estudio de los cursos de trabajo social a nivel universitario. 109 LENA DOMINELLI Las madres y padres considerados en este estudio fueron aquellos vinculados a los sistemas de protección infantil, predominantemente pobres y marginales, tal como se ha documentado en otros estudios (Jones, 1994; Swift y Birmingham, 1999; Trocmé y otros, 2005). La muestra de 282 expedientes de niños bajo protección de este estudio se escogió de un total de 476 expedientes recolectados entre 1997 y 2005 en una agencia de protección infantil ubicada en una ciudad de tamaño medio en Canadá Occidental. El servicio social canadiense está a cargo de las provincias, por lo que es probable que cada jurisdicción mantenga algunas variaciones con respecto a las demás. Estas divergencias no se consideraron importantes en esta investigación. Para ser incluidas en esta investigación las madres debían tener 19 años o menos, p. ej, madres adolescentes, al momento del nacimiento de su primer hijo. Creamos una herramienta estándar para captar la información a partir de un análisis de los expedientes seleccionados y realizamos una prueba previa de ésta sobre una cantidad pequeña de expedientes. Esta herramienta nos permitió el examen deliberado de los expedientes en busca de información tanto cuantitativa como cualitativa relativa a los padres. Realizamos un análisis cuantitativo de la muestra de 282 expedientes. De éstos, 163 se relacionaban con aquellos que recibían sólo servicios para futuros padres, 116 se relacionaban con los servicios de protección infantil y 3 no especificaron el tipo de servicios proporcionado y por consiguiente no se consideraron en el estudio. Sólo aquellos que figuraban en la categoría de protección infantil se utilizaron en el texto a continuación. Cada expediente se examinó en busca de referencias de los padres. La recopilación de información implicó un examen de los registros de expedientes y otros materiales de éstos tales como documentos de juzgados, evaluaciones parentales y de riesgo, registros de trabajo social, cartas de referencia y otros documentos oficiales. Un paquete estadístico SPSS nos posibilitó el examen de la información en una variedad de formas. Estas conclusiones están en proceso de redacción, si bien la primera de ellas es la de Strega y otros (2006).También realizamos un análisis cualitativo sobre 24 expedientes que contaban con una buena cantidad de información sobre los padres. Entrevistamos también a padres con hijos que estaban o habían estado bajo protección. Al momento de redactar esta ponencia habíamos realizado nue110 ve entrevistas. La mayoría de estos hombres tenían antecedentes problemáticos o conflictivos y relaciones complicadas. Aquellos que entrevistamos respondieron a las peticiones de entrevista dispuestas en las agencias en donde pudieran encontrarse padres. Son, por lo tanto, un grupo auto seleccionado y una muestra incompleta. En consecuencia, las conclusiones cualitativas que surjan de las entrevistas en profundidad han de interpretarse con prudencia. No obstante, podríamos afirmar que lo que estos hombres dijeron es importante para plantear problemas e interesarnos en su posterior investigación y consideración. En el futuro entrevistaremos a más padres. Como parte de este proyecto realizamos una encuesta de trabajo social calificando la carrera en Canadá, a fin de determinar la importancia del tema de la paternidad en la carrera de trabajo social. Abordamos 32 escuelas y obtuvimos una tasa de respuesta de 47 por ciento. Los resultados indicaron que las mallas curriculares de sólo algunas de estas escuelas consideraban en forma explícita a los hombres como padres, y que con frecuencia sus programas de estudio ni siquiera se referían a la limitada bibliografía disponible (Walmsley y otros, de próxima aparición). Algunas conclusiones preliminares sobre la información cuantitativa De los 116 expedientes de protección infantil analizados hubo 129 padres biológicos y 4 padres no biológicos. Los padres tendían a ser un tanto mayores que las madres por una cantidad de años que variaba entre 3 y 8. En forma significativa, fueron más las madres (40 por ciento) que los padres (9 por ciento) que habían estado también bajo protección. Entre una cuarta parte y una tercera parte de los padres biológicos proporcionaba ayuda financiera o en especies. No hubo información disponible sobre los padres no biológicos. En estos expedientes la presencia de los padres aborígenes fue extremadamente alta. Los trabajadores sociales consideraron que la mitad de todos los padres carecía de importancia tanto para las madres como para los niños, y que el 20 por ciento de ellos se definía como un riesgo tanto para las madres como para los niños. Al mismo tiempo, se consideró como recurso a un 20% de los padres. Los trabajadores sociales contactaron sólo a 40% de los padres biológicos considerados un riesgo para los niños, dejando sin contactar a la mayor parte de aquellos hacia los cuales se expresaron mayores preocupaciones. No obstante, entre aquellos RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL padres estimados como recurso, los trabajadores sociales contactaron 75 por ciento de aquellos. Como la información se recopiló en un sólo lugar, no es posible generalizar a partir de nuestras conclusiones. Sin embargo, sospechamos que éstas resonarán en algunas de las demás jurisdicciones. de los padres, era principalmente en términos de imponer sus derechos, en cuyo caso se le recomendaba a éstos que ‘consiguieran un abogado’ en lugar de realizar un trabajo directo con ellos para abordar sus problemas de relaciones interpersonales y familiares. Algunas conclusiones preliminares sobre la información cualitativa Nuestro análisis cualitativo implicó el estudio de 24 expedientes que contaban con una considerable cantidad de detalles acerca del contacto de los trabajadores sociales con los padres. En general este proyecto reveló que la mirada de los trabajadores sociales se posa en forma constante sobre las madres. Dentro del contexto de la invisibilidad de los padres que se destaca en esta investigación, los trabajadores sociales utilizaron a las madres como conducto para averiguar sobre ellos o para contactarlos en la mayoría de los casos. Es así como la madre se vuelve responsable de manejar el comportamiento del padre junto con sus deberes de cuidar, alimentar y satisfacer de alguna manera las necesidades de los niños. También resulta ella la responsable si las cosas salían mal. Además, los trabajadores sociales esperaban que las madres siguieran por ellos el rastro a los padres en lo que podría considerarse como una vigilancia por tercería. Es así como la madre se convierte en mediadora de la relación entre el trabajador social que representa al Estado, el padre y los niños. A nosotros, la conclusión acerca de la falta de compromiso de los trabajadores sociales hacia los padres nos planteó dudas acerca de lo apropiado de la educación y capacitación en trabajo social a la hora de preparar a profesionales para que trabajen con hombres que les suponen desafíos y que además pueden significar una amenaza para su propia seguridad. Para investigar qué se estaba haciendo a este respecto realizamos la encuesta mencionada antes sobre la carrera. Consideramos que esto no era apropiado y quisiéramos animar a los profesionales a contactar en forma directa a los padres, ya sea que los consideren un riesgo o un recurso, y que los evalúen para tener una idea de qué intervenciones son necesarias para proteger a las mujeres y a los niños de los daños cuando hay probabilidad de que éstos ocurran, y que ayuden a los hombres a lidiar con sus dificultades ya sea que se relacionen éstas con la violencia, el abuso de sustancias, comportamiento delictual o con su incapacidad de establecer relaciones significativas con las mujeres y los niños. Los pocos padres que entrevistamos señalaron que estaban concientes de los riesgos que enfrentarían de comportarse en forma inapropiada. El temor a perder contacto con los niños jugó en esto un papel crucial. Pensamos que esto puede ofrecer una base desde la cual comprometer a los hombres en un cambio intencional que podría mejorar su capacidad de relacionarse con las mujeres y los niños de maneras no abusivas. Nuestra investigación, sin embargo, demostró que si los trabajadores sociales notaban la presencia A continuación presentamos percepciones que surgieron de las entrevistas realizadas hasta este momento a padres con experiencia en el sistema de protección infantil, lo que nos posibilita expresar algunas de sus preocupaciones en sus propias palabras. La poca expresión que se les permite a los padres con niños bajo custodia del sistema de bienestar infantil es algo que Tyrer y otros (2005) también señalan en el Reino Unido. Los padres sufrían de formas específicas de exclusión y marginación, que llamaron nuestra atención durante las entrevistas. Éstas incluían: • La falta de consulta en los procesos en los cuales los niños eran tomados en custodia ya sea en hogares de acogida o con objeto de darlos en adopción. • Explicaciones inadecuadas acerca de los procedimientos que los trabajadores sociales utilizaban para tomar decisiones acerca de los niños. • Contacto insuficiente con los niños, ya sea que estuvieran éstos al cuidado de las madres, cuidadoras u otras formas de cuidado proporcionado por instituciones. • Fracaso en cubrir la brecha informativa entre las rutinas diarias que seguían los padres adoptivos y aquellas que se aplicaban cuando los niños visitaban a sus padres. • Falta de consulta respecto de la crianza de los niños en general. • No ser informados sobre sus derechos de acceso, custodia, ni de la forma en que podían cuestionar las decisiones de los trabajadores sociales. Algunos entrevistados se quejaron de que sus abogados tampoco los prepararon y 111 LENA DOMINELLI ni los respaldaron en forma apropiada durante los procesos legales. • Falta de servicios de apoyo en la crianza de los niños aún cuando mantuvieran la custodia o fueran ellos los únicos cuidadores. Para los hombres entrevistados la paternidad, o ser un padre para sus hijos, era importante. Algunas veces se hizo uso de pruebas de ADN para establecer a un hombre en particular como padre y para establecer o limitar sus responsabilidades legales en proporcionar apoyo. En otras oportunidades los hombres la usaron para asegurar que no se les negara su potencial de actuar como un padre o papá activo. Aquellos hombres comprometidos con ser el padre ‘involucrado’ insistirían en su petición de involucrarse con los niños, incluyendo el someterse a una prueba de ADN o el resolver los conflictos con las madres para establecer la paternidad y asumir responsabilidades en la crianza de los niños. ‘Les dije que de la forma en que ellos (los trabajadores sociales) me hacían sentir es como si nunca hubiese sido su padre’. ‘Sentía que tenía que probarme a mí mismo y que... ... tenía que ser supervisado. Como lo estaba, como si tuviera una cuidadora (una cuidadora infantil para el padre)’. Otro padre afirmó que el sistema era abusivo con respecto a las discapacidades. Dijo: ‘Tuve (trabajadores sociales) a quienes no les gustó que yo fuera VIH positivo. Tuve asistentes de discapacidad a quienes no les gusta que yo sea VIH positivo. Trataron de quitarme el subsidio porque piensan que no debería tener un hijo’. Se determinó que algunos padres se conformaban con el rol de padre proveedor o sostén de la familia. Tanto Tyrer y otros (2005), como Scourfield (2003), descubrieron esquemas similares en el sistema británico. También concluimos que los hombres deseaban omitir a las madres “ausentes” o “excluidas” para asumir ellos el cuidado de los niños si es que pensaban que una situación lo justificaba. Así lo expresó en nuestro estudio un padre a cargo de la custodia del niño: En ocasiones el juzgado se ponía del lado de los hombres. Esto podía ocurrir en las historias de vida de hombres con antecedentes de relaciones deficientes con trabajadores sociales o con otros profesionales dedicados al bienestar de los niños. En nuestra investigación así resultó ser en el caso de un hombre que salió de la cárcel luego de haber cumplido su sentencia y que se involucró en el cuidado de su pequeña niña mientras la madre salía ‘a divertirse’. Según el hombre entrevistado, la relación entre el padre y la madre se había deteriorado debido a que la madre se había involucrado con otro hombre. Así lo expresó él: ‘Amo a mis hijos. Lo quiero todo para ellos. Pero no, no quiero tener nada que ver con su madre’. ‘Me convertí en el único proveedor de mi niñita. Desde ese momento presenté una demanda por la custodia -la obtuve’. En lo fundamental, los padres en este proyecto que tuvieron contacto con trabajadores sociales no los encontraron de mucha ayuda, una conclusión que se repitió en el estudio de Tyrer y otros (2005). Y había poca confianza entre los trabajadores y los padres, un ingrediente de suma importancia en la creación de relaciones. Los padres de nuestra investigación sentían que los trabajadores sociales tenían bajas expectativas respecto a ellos y que con frecuencia los mantenían vigilados, esperando que fracasaran en cumplir con sus responsabilidades o que se involucraran en actividades por las cuales se les podría negar el contacto con los niños. A continuación se exponen algunas de las preocupaciones expresadas en las propias palabras de los hombres: Volvieron a unirse por un periodo y tuvieron otra hija antes de separarse definitivamente. Él estaba luchando por la custodia de la segunda hija al momento de la entrevista. Con todo, sentía que no contaba con apoyo de nadie cuando la madre lo molestaba, especialmente cuando ella había bebido y quería ver a las niñas y él se negaba a dejarla entrar a la casa. Pese a dar cuenta de esta conducta, que incluía el hecho de que ella rompiera ventanas de la casa, el hombre sostuvo lo siguiente: ‘Tuve asistentes, pero ellos sólo esperaban que yo echara a perder las cosas’. ‘¿Por qué estoy siendo espiado? Al primer error que cometa, pssst’. 112 ‘Llamé tantas veces por teléfono a la policía, y me daban los números de informe de incidente, pero usted sabe, si hubiera sido una chica y yo la hubiese estado molestando, yo estaría preso... nunca recibí de ellos apoyo ni cosa alguna’. Su historia hizo surgir el tema del ‘papá víctima’, que también se repite en otros. Con toda claridad se veía a sí mismo como víctima de instituciones pú- RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL blicas que le negaban apoyo, en particular aquellos profesionales relacionados con el sistema de bienestar infantil y con el sistema de justicia criminal. Y se veía sólo reaccionando a la agenda establecida por su poderosa pareja, p.ej., él también era su víctima. Concluyó de esta manera: ‘Así que donde sea que acuda es siempre mi culpa y no puedo obtener justicia. El juzgado no me dará una orden de restricción ni nada, de modo que no sé. No puedo presionarla porque me metería en problemas. Si llegara a tocarla una vez sería culpa mía. Así que he tenido que mudarme cuatro veces para apartarme de ella pero ella sigue sabiendo dónde encontrarme. Así que seguro que tendré que mudarme otra vez... ella va a perseguirme porque es de esa clase de personas’. Uno de los padres que luchaba por tener acceso a su hija expresó sus frustraciones ante lo que había experimentado como un sistema poco empático de la siguiente manera: ‘Estoy tratando de superarme (estaba tomando un curso). Usted sabe, así que hice todo lo que se me dijo que debía hacer... Entonces, quiero decir que es una situación de perder. Perder, perder, perder... Así que me apegué a lo que me mandaban tal como se me pedía, haciendo todo lo posible para ver a mi hija’. Otro tema que surgió fue el de los padres que se sentían víctimas del sistema. Así lo expresó uno de ellos: ‘...Nunca imaginé el poder que tenían para quitarme a mi niña.... Ellos (los vecinos que habían llamado a la policía porque su esposa se había desmayado en el pasto por beber demasiado) habían llamado a la policía, dos oficiales ahí, estoy llorando como un niño, ahora que me doy cuenta de su autoridad para quitarme de los brazos a mi hija basándose en los rumores. Basándose en el hecho de que mi esposa hizo algo. Como el padre (él mismo) estaba donde debía estar. La niña estaba donde debía estar (en la cama). Ninguno de nosotros hizo ningún perjuicio. La casa estaba limpia. No había motivos (para que intervinieran)’. Para algunos, ser la víctima produce resultados traumáticos. Un padre, que actualmente está en tratamiento antidepresivo y que no puede encontrar empleo como resultado de la lucha con su ex pareja por los niños, declaró el haber desempeñado el papel de víctima para mantener el contacto con los niños: ‘...descubrí que mi novia me trataba con puño de hierro en esa relación. El síndrome de haz esto o aquello. ...Es lo esencial del quiebre de la relación, con muchos, muchos ultimátum y amenazas y tratando de mantener la relación y hacer que las niñas siguieran en mi vida’. Varios hombres hablaron de la falta de continuidad con los trabajadores y de las alteraciones que esto les había provocado. Podían haber tenido una buena relación durante un tiempo con un trabajador social en particular (y por lo tanto con la agencia que él o ella representaba), pero esto se acababa al irse el trabajador. La falta de continuidad institucional y las inapropiadas (o ausentes) sesiones de entrega pueden producir el empeoramiento de las relaciones entre los trabajadores sociales y los padres. Un hombre declaró que su ‘nueva’ trabajadora social sólo se interesaba en estipular que él era un ‘mal papá’, diciendo lo siguiente: ‘Ella (la nueva trabajadora social) quiere que yo falle pues piensa que puedo fallar’. Esto hace eco de la percepción de Furstenberg (1988, 1995) en relación a que las políticas públicas decepcionan con frecuencia a los padres al clasificarlos en el esquema binario de ‘buen papá - mal papá’. Los padres de nuestro estudio afirmaron que necesitan buenas relaciones tanto con los trabajadores sociales como con los asistentes y que sentían que podrían contar con su apoyo y habilidades de facilitadores, especialmente al mediar las relaciones entre ellos y los cuidadores adoptivos. Pero encontraban que estas habilidades rara vez se exhibían. Uno de los padres que entrevistamos lamentó la poco adecuada comunicación entre las diferentes partes del sistema de bienestar infantil y él, lo que trajo consecuencias en su cuidado del niño. Dijo: ‘Ni siquiera sé cuál es el nombre de la madre adoptiva... ni siquiera sé lo que ocurre en esa casa ni cuál es su programa... ella no interactúa conmigo, ni me escribe cartas ni por último alguna nota acerca de lo que a ella (la hija) le gusta’. Así, sus razones para desear ese contacto eran entendibles y estaban relacionadas con su deseo de hacer lo mejor posible con su hija. Dicho en sus palabras: ‘Quiero conocer su rutina de modo que tal vez pueda imitarla...mantener la rutina que 113 LENA DOMINELLI ella ha empleado en lugar de traerla a un entorno completamente nuevo’. Algunos trabajadores sociales buscaron evitar el contacto con aquellos que consideraron hombres potencialmente problemáticos o complicados. En esos casos el pedido de los hombres de una llamada telefónica de los trabajadores se ignoró. Esta probabilidad aumentó en el caso de los hombres con antecedentes de violencia, uso de drogas o con registros delictuales. Si los padres conocían esta configuración de su presencia fueron bastante flemáticos con respecto a ella. Así lo expresó uno de ellos: ‘Se supone que no tenga contacto con el trabajador social por las razones de seguridad que usted sabe. No consigo su número de teléfono, ni nada’. También encontramos evidencias del padre subestimado. Los trabajadores sociales subestimaron la voluntad o la capacidad de los hombres de ser padres adecuados, aún cuando éstos habían tenido que sobrellevar circunstancias difíciles que incluían aquellas en las que el (los) niño/s tuvieron diversos problemas como resultado del mal uso de sustancias por parte de la madre durante el embarazo. Dicho en las palabras de uno de los padres: ‘Estoy preparado para su SAF (Síndrome de presencia de alcoholismo en el feto), lo estoy sobrellevando, pero por la forma en que me hacen sentir, los servicios para el niño y para a familia, es como si yo no estuviera calificado para ser ningún tipo de padre’. El padre, que había estado cuidando a una pequeña niña que sufría del SAF y que tenía un amplio rango de necesidades médicas, o una niña que precisaba muchos cuidados, según lo estimaba él, sostuvo que: ‘Ella (la trabajadora social) no se da cuenta que la he cuidado (a la hija) durante los últimos 3 años y que he ido a todos los médicos, he pasado por todos los dolores y dificultades y meteduras de pata y, usted sabe. Es como si yo fuera el Sr. Mamá, pero ella no se da cuenta. Usted sabe, sólo porque yo soy un tipo ella se imagina, OH! bien, él simplemente va a hacer cualquier cosa’. Ninguno de los padres que entrevistamos tuvo elogios para referirse al sistema de bienestar infantil por la forma en que éste había educado a los niños. Algunos pensaban que había sido muy negativo. Dicho en las palabras de uno de ellos: 114 ‘Ellos hacen lo que quieren hacer y pienso que todo ese impacto, con los años, ha traumatizado a los niños’. Otro padre que enfrentaba una demanda de su pareja por abuso sexual de los niños (que luego se estimó como falsa acusación en el juzgado) y por el derecho a visitas relacionó la acusación de la madre con un sistema coludido con las madres. Dijo: ‘Los padres son.. una carta fácil de jugar para las madres cuando ellas tienen muchos deseos de desquitarse y de ser muy desagradables con sus ex parejas. Me refiero a que ya hace un año que perdí a mis hijos. Ha sido un año de angustia mental por la que he pasado, audiencias en el juzgado, dinero, tuve que pagar abogados... y a ella nunca se le dijo nada’. Algunos padres también sentían que habían estado sometidos a la vigilancia de los trabajadores sociales y a interminables investigaciones por falsos motivos. Más aún, pensaban que si se les hubiese investigado una vez, siempre se los habría estigmatizado y calificado como inadecuados independientemente de lo que hayan hecho. Uno de estos hombres afirmó: ‘Una noche tomamos, y alguien llamó a (los servicios) para la infancia y la familia y (nombre de agencia) llegó y vieron un montón de botellas de cerveza. Informaron a (nombre de agencia) y (nombre de agencia) vino al día siguiente y dijeron que se llevarían a nuestros niños. Así empezó todo. Ha sido una lucha constante’. Él y su pareja habían luchado contra el sistema de bienestar infantil para recuperar a los niños durante más de 10 años. Habiendo entregado 7 niños a las cuidadoras temporales y a pesar de un proceso judicial pendiente sobre el menor de los niños, el padre afirmó que: ‘Me temo que va a ser otro proceso’. La preocupación respecto al ciclo de privaciones y padres pobres se hizo evidente en el proyecto de madres jóvenes que emprendimos (Callahan y otros, 2002; Dominelli y otros, 2005), y también aparece entre los jóvenes padres mencionados en Trocmé y otros (2003, 2005). Como padres provenientes de las Naciones Originarias, el hombre de nuestro estudio se sentía tratado en forma particularmente injusta. Pero sus intentos de quejarse o incluso buscar alguna reparación legal quedaron en nada. Sentía que los profesionales del bienestar infantil habían intentado engañarlo con intervenciones in- RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL significantes. Cuenta su historia en los siguientes términos: ‘Otras familias obtienen un mejor trato. Me quejé. Le dije a mi abogado que me parecía que eran racistas... es muy difícil durante 10 años tratar de mantenerse en calma y hablarles en forma racional. A veces siento que voy a explotar. En el pasado ya lo hice. Ellos (los trabajadores sociales) me dijeron que necesitaba aprender a controlar mi rabia’. Este hombre también destacó el diferente trato que percibió respecto de las Familias de Naciones Originarias, dependiendo de si estaban dentro de reservas o fuera de ellas. Y sostuvo que los Metas, que son en parte aborígenes y en parte blancos (Canadienses franceses) obtenían incluso peores tratos que aquellos con orígenes nativos ‘puros’. La falta de apoyo institucional para los padres parece algo típica y puede considerarse como negligencia institucional’. A veces las restricciones sobre los recursos limitaron el respaldo que los trabajadores sociales podían ofrecer. Por ejemplo a un padre se le negó un curso de control de la ira ‘porque no entraba en el presupuesto’. Los hombres, dejados a su libre albedrío, improvisan lo mejor que pueden sobre lo que ellos experimentan como circunstancias complejas, aislantes y desconcertantes. Otro padre expresó sus frustraciones respecto al sistema de la siguiente manera: ‘(Yo) en verdad estaba yendo tras el Ministerio lo mejor que podía ¿con qué? Básicamente, no tenía ningún conocimiento. Tuve que creerle a un abogado que era de la Asistencia Legal y a Internet e intentar interpretar la ley familiar lo más que mi capacidad me permitió y la legislación tal como la lleva el Ministerio, usted sabe, su interpretación de la legislación’. Preguntas para los participantes del taller Nuestro proyecto destacó la importancia y posiblemente puso a prueba la naturaleza de los siguientes conceptos que quisiéramos explorar junto a los participantes del taller: Madres/Roles maternos/ Estereotipos Padres/Roles paternos/ Estereotipos Derechos de los padres Padres como víctimas Padres como personas no valoradas Responsabilidades de las madres Negligencia institucional Riesgos Recursos Invisibilidad Vigilancia Vigilancia por terceros ¿Hasta qué punto estos términos portan un significado para quienes viven en otros países? ¿Pueden usarse estos términos para realizar comparaciones entre varios países? ¿Cómo pueden llevarse a cabo en mejor forma las comparaciones entre países tratándose de una disciplina específica de un país, como la del trabajo social? Conclusiones Las historias presentadas por los padres en nuestro estudio fueron historias de oportunidades perdidas para que los profesionales del bienestar infantil se comprometieran con ellos en pro del ‘mejor interés del (los) niño/s)’. Las consideraciones relativas al ‘riesgo’ para las madres, niños y profesionales pareció tener más peso que aquellas que implicaban pensar en forma creativa acerca de lo que los padres podían ofrecer y acerca de qué otras condiciones aparte de la falta de contacto respaldaría mejor los derechos de los niños de relacionarse con ambos padres en seguridad y tranquilidad. Uno de esos hombres explicó su caso en forma sucinta: ‘Pareciera que ellos (los trabajadores sociales) están ahí fuera para sí mismos y para mantener alejados a los niños. Pareciera que no tienen mucho ingenio para unir a las familias’. Para nosotros, esto expone la necesidad de ‘reconfigurar’ la comprensión que predomina acerca de los padres y cuestionar las imágenes que los tratan como poco interesados en el bienestar de los niños. Al mismo tiempo estamos concientes de la necesidad de ejercitar la sensibilidad y la prudencia para no oponer los derechos de las madres a los de los padres; o los derechos de los adultos a los de los niños. Nos interesa saber qué tanto resonarán estas conclusiones entre otros educadores y profesionales, y si los conceptos que hemos usado para analizar esta 115 LENA DOMINELLI investigación tienen resonancia en otros lugares. Como se espera que esta ponencia obtenga respuestas de los participantes del taller (o de otros, a través de Internet) y que proponga ideas acerca de cómo realizar mejor la investigación a través de diferentes países en el futuro, esperamos poder tener una provechosa conversación sobre los temas que hayan surgido de esta ponencia. ¿Cuán lejos pueden llegar los conceptos y entendimientos desarrollados en una jurisdicción dentro de otra? ¿Estamos haciendo comparaciones entre similares? ¿Necesitamos desarrollar nuevos marcos conceptuales? De ser así, ¿cuándo y dónde podemos llevar a cabo esas actividades? Las nuevas tecnologías de la información pueden ofrecernos una manera de avanzar. Pero por lo menos, comencemos a dialogar. Referencias BROWN, L, CALLAHAN, M, WHITTINGTON, B Y MCKENZIE, P. (2004) Grandmothers and Child Care in the Family. Proyecto con financiamiento de SSHRC (Consejo para la Investigación de las Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad de Victoria, Victoria, B C. CALLAHAN, M; DOMINELLI, L; RUTMAN, D AND STREGA, S. (2002) ‘Undeserving Mothers: Lived Experiences of Young Mothers In and From Government Care’ In Child Welfare: Connecting Research, Policy and Practice published by Kathleen Kufeldt and Brad McKenzie. Waterloo, Ont.: Wilfrid Laurier University Press, pp. 249-260. DOMINELLI, L. (2000) ‘International Comparisons in Social Work’ In Innovative Education and Training for Care Professionals: A Providers’ Guide publicado por Rachel Pearce y Jenny Weinstein. Londres: Jessica Kingsley, pp. 25-42. DOMINELLI, L. (2004) Social Work: Theory and Practi- HANEY, L Y MARCH, M. (2003) ‘Married Fathers and Caring Daddies’, Social Problems, 50(4):461-481. KORNFEIN ROSE, M. (1992) ‘Elective Single Mothers and Their Children: The Missing Fathers’, Child and Adolescent Social Work Journal, 9(1):21-33. LORENZ, W. (1994) Social Work in a Changing Europe. Londres: Routledge. MAHONEY, J Y RUESCHEMEYER, D. 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(2004) Pathways to Over-Representation of Aboriginal Children in Canada’s Child Welfare System. Ottawa: First Nations Child and Family Caring Society of Canada. TROCMÉ, N, KNOKE, D, FALLON, M, MACLAURIN, DACIUM, FELSTINER, (2005) Staying at ce for a Changing Profession. Cambridge: Polity Press. Home. Ottawa: First Nations Child and Family Caring Society of Canada. DOMINELLI, L, STREGA, S, CALLAHAN, M Y RUTMAN, D. (2005) ‘Endangered Children: The State as TYRER, P, CHASE, E, WARWICK, I AND AGGLETON, P. (2005) ‘’Dealing with it:’ Experiences of Failed Parent and Grandparent’, British Journal of Social Work, 35(7):1123-1144, Oct. Young Fathers in and Leaving Care’, British Journal of Social Work, 35(7):1107-1121. FURSTENBERG, F. (1988)’ ‘Good Dad- Bad Dad: The WALMSLEY, C, BROWN, L, CALLAHAN, M, DOMINELLI, L, STREGA, S. (de próxima aparición) Two Faces of Fatherhood’ in The Changing American Family and Public Policy publicado por Cherlin, A J. Washington, DC: Urban Institute Press. FURSTENBERG, F. (1995) ‘Fathering in Inner Cities’ sobre Fatherhood publicado por W Marsiglio. Thousand Oaks: Sage. 116 Coverage of Fatherhood in the Curriculum in Canadian Schools of Social Work. Victoria, BC: University of Victoria, School of Social Work, Ponencia no publicada. MAGÍSTER trabajo social 2009 Facultad de Ciencias sociales escuela de trabajo social www.trabajosocialuc.cl INFORMACIONES E INSCRIPCIONES Subdirección de Investigación y Posgrado Escuela de Trabajo Social, Campus San Joaquín Vicuña Mackenna 4860, Santiago, Chile Fono: (56-2) 354 4606 - 354 4665. Fax: (56-2) 354 4667 COORDINADOR ACADÉMICO DEL MAGÍSTER Profesora: Claudia Silva Dittborn E-mail: mvelizn@uc.cl 117 FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES - ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL www.trabajosocialuc.cl PERÍODO DE POSTULACIÓN 1 de octubre al 22 de diciembre de 2008 COORDINADOR ACADÉMICO DEL POSTÍTULO Profesora Fabiola Cortez-Monroy M. 118 INSCRIPCIÓN E INFORMACIONES Secretaría Postítulo Estudios de la Familia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Escuela de Trabajo Social, Campus San Joaquín. Av. Vicuña Mackenna 4860, Santiago (Metro San Joaquín). Secretaria Sra. María Elena Contreras H. Teléfonos: 354 4589 - 354 4665. Fax: 354 4667. E-mail: mcontreh@uc.cl Escuela de Trabajo Social Programa de Educación Continua 2009 Un espacio intelectualmente estimulante que anima el juicio crítico, la generación de conocimiento y la intervención innovadora. Programa de Extensión 2009 Diploma de Especialización en mediación familiar Sence: 12-37-7404-15 / Duración: 220 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo Diploma de Pericia social en el juicio oral Sence: 12-37-7997-10 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo Diploma de Gestión organizacional para el trabajo social Sence: 12-37-758548 / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo Diploma de Especialización en el sistema de seguridad social chileno Sence: 12-34-7165-63 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo Diploma de Marketing social y estrategias de implementación de programas Sence: 12-37-7793-48 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo Diploma de Gestión de sistemas de bienestar en la empresa Sence: 12-37-7997-12 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Intervención en abuso sexual infantil Sence: 12-37-7997-17 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Evaluación cualitativa de proyectos sociales Sence: 12-37-7793-45 / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Mediación escolar Sence: 12-37-7793-43 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Intervención social con adolescentes infractores de ley Sence: 12-37-7585-54 / Duración: 100 hrs. Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Mediación comunitaria Sence: 12-37-7793-50 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Nuevos sistemas de protección social en Chile sin código Sence / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio Diploma de Actualización en teorías sociales Sence: 12-37-7995-13 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo Diploma de Investigación social aplicada Sence: 12-37-7995-15 / Duración: 138 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo Diploma de Actualización en intervención social Sence: 12-37-7995-11 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo 16ª Convención de bienestar 2009 Sence en trámite / Duración: 8 hrs. / Viernes 6 de noviembre Inscripciones hasta el 3 de noviembre 108 Revista Trabajo Social ISSN 0716-9736 CONDICIONES DE PUBLICACIÓN De los objetivos y política editorial Trabajo Social es una revista especializada en materias sociales, de publicación semestral, cuyo objetivo, desde 1970, es difundir trabajos referidos a intervención social, políticas públicas, problemáticas sociales, temas disciplinares en Trabajo Social y Ciencias Sociales, privilegiando las investigaciones de carácter disciplinario e interdisciplinario que puedan resultar de utilidad para la toma de decisiones, con especial referencia a los países americanos y latinoamericanos. Del arbitraje de los artículos Los originales que se envíen para su publicación serán sometidos a un proceso editorial que se desarrollará en dos etapas. En primer lugar, los artículos recibidos serán objeto de una evaluación preliminar por parte de los miembros del Consejo Editorial, el Director y/o Editora, quienes determinarán la pertinencia de su publicación en Trabajo Social. Una vez establecido que el artículo cumple con los requisitos temáticos, además de los requisitos formales indicados en estas instrucciones, será enviado a dos árbitros del Consejo Asesor Nacional o Internacional, quienes determinarán en forma anónima: a) publicar sin cambios, b) publicar cuando se hayan cumplido correcciones menores, c) publicar una vez que se haya efectuado una revisión a fondo y d) rechazar. En caso de discrepancia entre ambos resultados, el texto será enviado a un tercer árbitro, cuya decisión definirá su publicación. Los resultados del proceso de dictamen académico serán inapelables en todos los casos. Centro o departamento a que se encuentra(n) adscrito(s) laboralmente; Grados Académicos, Dirección postal institucional; Dirección de correo electrónico. Presentación y extensión de los artículos • Los artículos no deben revelar ninguna evidencia de las identidades ni de las afiliaciones institucionales de los autores, salvo donde ello se solicita, según norma. • Los textos deberán ser presentados en tamaño carta, espacio simple, en tipo garamond o arial de 10 puntos; con una extensión de entre 6.000 y 10.000 palabras para el caso de artículos científicos (incluidos resumen, notas, título de gráficos, mapas y cuadros, y referencias bibliográficas); y de 2.500 para las reseñas de libros. • El archivo no deberá contener formato alguno: sin sangrías, espaciado entre párrafos, no deberá emplearse hoja de estilos, caracteres especiales ni más comandos que los que atañen a las divisiones y subdivisiones del trabajo. • Los artículos deberán incluir un título, en el cual, con el menor número posible de palabras, se describa adecuadamente el contenido del artículo. El título del artículo debe ser traducido al inglés. • También se deberá incluir un resumen en la lengua original en que está escrito el artículo y otro en inglés, que no exceda las 150 palabras. En él se debe ofrecer un sumario breve de cada una de las secciones principales: introducción, metodología, resultados y discusión. De los derechos de autor Al momento de aceptar la publicación de sus artículos en Trabajo Social, se entenderá que los autores ceden a ésta los derechos respectivos. • Palabras claves: deberá ir acompañado de una relación de entre 3 y 5 descriptores o palabras clave separadas por (,), en el idioma original del artículo y en inglés, para efectos de indización bibliográfica. De las normas para la presentación de artículos Los artículos que se propongan para su publicación en Revista Trabajo Social deberán ser originales y no publicados en otra revista. Los artículos deben enviarse por correo electrónico, en formato Word, y podrán ser presentadas en idioma castellano o inglés. Para ello, los autores deberán tomar en cuenta la diversidad de lectores a los que se dirige, por lo que cada artículo deberá estar redactado de manera clara, sencilla y bien estructurada. • Existirán dos niveles de jerarquización en los subtítulos: uno en negritas minúsculas y otro en cursiva (no negritas); se aconseja no numerarlos. Información del autor(es) En la primera página de toda colaboración deberán incluirse los datos generales del autor(es), incluyendo: Nombre completo; • Se debe utilizar comillas solo para citas textuales. Si se desea destacar una palabra o frase, utilizar negrita. Para anglicismos o palabras en idioma distinto a la lengua original en que está escrito el artículo, utilizar cursiva o itálica. • En cuanto a las siglas, debe proporcionarse –al menos la primera vez– la equivalencia completa de las empleadas en el texto, en la bibliografía, en los cuadros y figuras. 109 Cuadros y figuras Aparte del texto solo existirán cuadros y figuras. Éstos serán los estrictamente necesarios y deberán explicarse por sí solos (sin tener que recurrir al texto para su comprensión), no incluir abreviaturas, indicar las unidades de medición, y contener todas las notas al pie y las fuentes completas correspondientes. Respecto a los cuadros, cada uno deberá encabezarse con la expresión Cuadro N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información o del cuadro; si es propio se indicará: Elaboración propia. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato deberá ser una hoja de cálculo de Excel. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Siempre habrá que aludir a ellos explícitamente en el texto (Cuadro N° 7). Con la denominación de figuras se incluyen los gráficos, mapas y fotografías. Cada figura debe encabezarse con la expresión Figura N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información; si la fotografía es propia se debe indicar. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato debe ser JPG, en blanco y negro o en tonos de grises, con una resolución mínima de 300 DPI. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Deberá aludirse a ellos explícitamente en el texto (Figura N° 51). Cuadros y figuras deberán enviarse de forma separada, en el formato que se indica, y serán incluidos sólo si el autor menciona en el texto la ubicación exacta, entre el título y la fuente respectiva. Una línea limpia y fina que defina el área del cuadro o figura se recomienda como límite visual. Notas y referencias bibliográficas en el texto Las notas deben ser las imprescindibles y se situarán al final de cada página. No se incluirán notas a pie de página con referencias bibliográficas. Para las referencias dentro del texto se usará la normativa APA (American Psychological Association), edición 2001, es decir: apellido del autor, año y página, escrito entre paréntesis: (Christoff, 1996, p. 21). La referencia completa deberá constar en la bibliografía. Referencias bibliográficas Las referencias bibliográficas no deben extenderse innecesariamente (la estrictamente citada en el texto), y deberán aparecer completas al final del artículo, ordenadas alfabéticamente y, para cada autor, en orden cronológico, de más antiguo a más reciente. Las referencias bibliográficas se harán según las normas APA, que establecen, entre otras, las siguientes formas: 110 • Libro de un autor: Autor (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Si no tiene editorial se escribe [s.n] del latín sine nomine que significa sin nombre. Ejemplo: Castel, R. (1997). Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado. (1ª ed.). Argentina: Paidós. • Libro con más de un autor: Autor(es) (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación, Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Ejemplo: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005). Santiago en la globalización: ¿una nueva ciudad? (2ª ed.). Santiago: Lom. • Artículo de revista científica con un autor: Autor del artículo (Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva, seguido de coma), Volumen (seguido de coma), Número, Paginación (separadas por un guión). Ejemplo: Winchester, L. (2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25. • Artículo de revista científica disponible en Internet: Autor (es) (apellido e inicial del nombre), Fecha de edición o de publicación (año, día y mes, entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva), Volumen, Coloque la expresión “Recuperado el”, Fecha de consulta (día, mes y año), Coloque la expresión “de”, Dirección electrónica. Ejemplo: Winchester, L. (2006, agosto). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96. Recuperado el 24 de enero de 2007, de http://www. scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-16120060 00200002&lng=es&nrm=iso. Los artículos que cumplan con los requisitos temáticos y formales indicados en estas instrucciones, serán declarados como “recibido” y puestos a consideración del Comité Asesor Internacional para su evaluación. Los artículos que no se ajusten a estas normas serán devueltos a sus autores y serán declarados como “no recibido”. Trabajo Social, se reserva el derecho de hacer los cambios editoriales que considere convenientes. Las consultas y los envíos de artículos para todas las secciones, se deben remitir a Revista Trabajo Social, a la dirección de correo electrónico revistatrabajosocial@uc.cl. El mensaje de los autores que acompaña el artículo debe afirmar que acepta todas las condiciones establecidas por estas normas. ISSN 0716-9736 www.trabajosocialuc.cl