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CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL de Techo Chile Noviembre 2015 ISSN: 0719-2177 / ISSN: 0719-2169 Contenidos RevistaCIS 5 Editorial 10 Habitabilidad en favelas: Un análisis cualitativo en Curitiba - Brasil. Sacha Senger 45 Desarrollo y democracia, desde la ciudadanía Oscar Guerra 59 Políticas públicas y pobreza desde el caso Honduras Andrea Estefanía García Madriaga 82 La pobreza y el crédito: Entre la inclusión y la vulnerabilidad Paulina Valenzuela - Angélica Bonilla 101 ¿Se reproduce la segregación urbana de la Región Metropolitana a nivel comunal? Un análisis educacional y territorial de la comuna de Puente Alto. Martín Azócar Casabellas, Magdalena Bruna Pérez, Fernanda Gutierrez Castro y Nicolás Velasco Hodgson. 131 Alcance y Política Editorial de laRevista CIS Revista CIS (Noviembre 2015), Nº 19 Disponible en: http://www.techo.org/chile/cis/ La Revista CIS es una publicación semestral editada por el Centro de Investigación Social TECHO - Chile. Su objetivo es ser espacio de análisis y reflexión académica en torno a pobreza, desigualdad, exclusión, vulnerabilidad y desarrollo social en América Latina. El Centro de Investigación Social de TECHO está ubicado en la calle Departamental Nº 440, en Santiago de Chile. Toda contribución a la Revista CIS debe ser enviada a revista.cis@techo.org Editado en Santiago de Chile, en Marzo de 2015. CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL de Techo Chile Directora Revista CIS: Isabel Ibañez Browne Editor Revista CIS: José Manuel Tapia Tello Equipo editorial: Juan Correa Parra Pablo Flores Pineda Diseño Gráfico: Diego Plaza Rojas Pablo Pérez Asencio Consejo editorial: Rafael Alvear, Universität Flensburg (Alemania) Kathya Araujo, Universidad Academia de Humanismo Cristiano (Chile) Jorge Atria, Freie Universität Berlin (Alemania) Isabel Brain, Harvard University (Estados Unidos) Esteban Calvo, Universidad Diego Portales (Chile) Patricio Domínguez, University of California, Berkeley (Estados Unidos) Aldo Mascareño, Universidad Adolfo Ibañez (Chile) Pedro Seguel, Pontificia Universidad Católica de Chile (Chile) Juan Carlos Skewes, Universidad Alberto Hurtado (Chile) Luis Hernán Vargas, King`s College London (Reino Unido) Guillermo Wormald, Pontificia Universidad Católica de Chile (Chile) ISSN: 0719-2177 (versión digital) 0719-2169 (versión impresa) Noviembre 2015 ISSN: 0719-2177 / ISSN: 0719-2169 RevistaCIS Editorial Dentro de los diferentes procesos de desarrollo, la participación de la ciudadanía resulta fundamental para llevar a cabo procesos verdaderamente sustentados en realidades locales y en congruencia con la sociedad que habita determinado territorio (Hernández, 2007). La participación existe dentro de la ciudadanía, y es su centro. Sartori (1989) indica que la sociedad civil corresponde a un conjunto de actividades que se interrelacionan para la selección de gobernantes, condicionando la política gubernamental y a la democracia. Las sociedades contemporáneas demandan, cada vez con mayor fuerza, la ampliación y profundización de la democracia como sistema político y, en particular, la democratización de la gestión pública. Para eso, la mejora de la gestión pública es consustancial al perfeccionamiento de la democracia. Es así como surge como paradigma social la búsqueda de una democracia plena, que soporte, entre otros, en los derechos de información, participación, asociación y expresión sobre lo público, esto es, en el derecho genérico de las personas a participar colectiva e individualmente en la gestión pública. Por otro lado Cohen y Arato (1992) nos explican que dentro de la sociedad civil se crean movimientos sociales, bajo un paradigma el cual es la movilización de recursos, en donde la acción colectiva implica la búsqueda racional de intereses por los grupos; se forman debido a cambios en los recursos, organización y oportunidades para la acción colectiva; y el éxito será el reconocimiento como un actor político o la mayor obtención de recursos materiales. Pero el problema está en que esta teoría deja de lado la transformación que supone un movimiento en las instituciones y normas sociales que se dan en la sociedad civil, es decir, los auRevista CIS Nº19 Noviembre 2015 5 tores señalan que es necesario ver a los nuevos movimientos contemporáneos en una doble dimensión, aquella que ejerce un cambio en el sistema político y económico, y aquél orientado a una transformación de la propia sociedad civil, la cual debe ser más participativa y exigir más al respecto sobre las decisiones que se toman en las políticas públicas, y no sólo obtener resultados sobre ciertos intereses. Hoy en día existen los esfuerzos por crear nuevas identidades, por lo que se debe ver a la sociedad civil como el objetivo y el terreno de la acción colectiva que analiza los procesos, la influencia que ejercen en el sistema político-económico y el cambio que se da en las relaciones sociales. Naciones Unidas define la participación como el “compartir de la gente en los beneficios del desarrollo, la contribución activa de la gente para el desarrollo y el involucramiento de la gente en los procesos de toma de decisión a todos los niveles de la sociedad” (Desai 2001: 119). Una participación ciudadana para el desarrollo urbano tiene lugar cuando la gente que vive en cierto territorio consigue articular un deseo colectivo para la transformación y un cambio; a través de su participación en la planeación e implementación de ese cambio, y su participación en el mantenimiento y construcción de ese cambio en el futuro (Roe, 2009). Lo anterior es fundamental, pues se alinea directamente con el principio de corresponsabilidad social que involucra a la participación, es decir, esta se debe entender en el sentido de derechos y deberes de los individuos para fortalecer la democracia participativa. Al momento de hablar de “Derecho a la ciudad y participación ciudadana”, es relevante recalcar el primer principio 6 Revista CIS Nº19 Noviembre 2015 del artículo II de la Carta Mundial de Derecho a la Ciudad consagrada en el Foro Mundial Urbano - Barcelona 2004, “La Gestión Democrática de la Ciudad”. Ésta nos dice que “Todos los(as) ciudadanos (as) tienen derecho a participar a través de formas directas y representativas en la elaboración, definición y fiscalización de la implementación de las políticas públicas en las ciudades, priorizando el fortalecimiento, transparencia, eficacia y autonomía de las administraciones públicas locales y de las organizaciones populares”. Para esto, es vital que dentro de las diversas etapas de desarrollo urbano, y basándose en Romero y Mesías (2004), la participación debe integrarse en (i) Planeación, en la percepción de la situación actual, la definición de objetivos, estrategias y prioridades; (ii) en la programación y presupuesto para garantizar una eficaz utilización de los recursos para alcanzar los objetivos; (iii) en el diseño, esto es en la definición de la configuración física de los distintos componentes del espacio urbano; (iv) en la construcción, estableciendo responsabilidades para el mantenimiento y gestión/administración; y finalmente (v) en la operatividad, asegurando un mantenimiento y gestión más eficaz y de menos costo. Sin embargo, existen diversos niveles de participación que dependen directamente del ámbito espacial, pues si hablamos de un ámbito espacial a un nivel de nación, región o metrópolis, un nivel de participación delegando el poder a los ciudadanos es imposible. Aún así, independiente de la escala espacial, un proceso urbano participativo tiene lugar cuando, a través de instrumentos sistemáticos y bien definidos, las voces interesadas son escuchadas y tomadas en cuenta en las diversas etapas de producción de la ciudad (Hernández, 2007). El Estado y la economía han Editorial demostrado, sobre todo en Latinoamérica, su ineficacia en la creación de ciudades socialmente unificadas y económicamente exitosas; sumadas a que tampoco son ambientalmente sostenibles. Los roles del Estado y del mercado necesitan ser complementados, y es por esto que la existencia de asociaciones y alianzas enmarcadas en una figura jurídica de acción que construya acuerdos de ejecución y facilite la realización de proyectos representa gran certidumbre sobre el futuro de los grandes proyectos urbanos. Es importante que el Estado, a través de la gestión pública -encargada de controlar los procesos de participación- pueda jugar el papel clave para entender las reglas y recursos de los actores y lograr balancear los diversos intereses y evitar conflictos. Quedan tareas pendientes por realizar, pues la institución pública tiene que recuperar la confianza perdida ante los ciudadanos, transparentado sus acciones. Y a su vez, la ciudadanía y sus diversas formas de organización tienen que reconocer y entender que su intervención es fundamental en la construcción, desarrollo y sostenimiento de la ciudad, en la reconstrucción de conciencia y recuperación del tejido ambiental y social. (Hernández, 2007). Participar en la gestión pública es un proceso de construcción social de las políticas públicas que, conforme al interés general de la sociedad democrática, canaliza, da respuesta o amplía los derechos económicos, sociales culturales, políticos y civiles de las personas, y los derechos de las organizaciones o grupos en que se integran, así como los de las comunidades y pueblos indígenas. El proceso de participación ciudadana es colaborativo y reconoce la variedad de actores interesados con los cambios en el ambiente local, urbano y regional, en donde la clave está en poder balancear los diferenEditorial tes intereses para que todos los involucrados logren estar satisfechos de su participación (Healey, 1997). En la Revista CIS 19 encontramos en primer lugar el artículo de Sacha Senger “Habitabilidad en Favelas: un análisis cualitativo en Curitiba – Brasil”. La autora realiza un análisis de 22 asentamientos informales ubicados en diferentes zonas de la ciudad de Curitiba en Brasil, determinando el grado de precariedad de las favelas en base al Índice de Precariedad Habitacional (IPHAB), metodología desarrollada por la ONG Peabiru. Con estas indagaciones se busca determinar si las políticas públicas actuales influyen de forma determinante en el ámbito habitacional de las favelas de Curitiba, lugar que concentra a una gran cantidad de ciudadanos en situación de vulnerabilidad, los cuales son excluidos socialmente. Luego, Oscar Guerra en su artículo “Desarrollo y Democracia, desde la ciudadanía”, plantea la idea de construir una ciudadanía participativa como un desafío para las democracias modernas. A partir de este estudio, el autor propone nuevos marcos de reflexión en donde la participación ciudadana tenga su espacio en la implementación de políticas sociales, con el fin de romper la exclusión y desintegración de los diferentes grupos de ciudadanos, que son identificados como “beneficiarios”, “usuarios” y “consumidores”, antes que “ciudadanos”, generando políticas públicas que caen en lo asistencial. En tercer lugar, el artículo de Andrea García titulado “Políticas públicas y pobreza desde el caso de Honduras” analiza como los programas sociales son desarrollados hacia las poblaciones de ciudadanos más empobrecidas. El texto indica como la inestabilidad política debido a los constantes golpes de Estado, sumado a la corrupción de los funcionarios públicos, difiRevista CIS Nº19 Noviembre 2015 7 culta la generación de procesos claros y específicos en temas de participación ciudadana y gobernabilidad, lo que repercute directamente en la implementación de políticas públicas deficientes que permean en la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas de este país. Para esto, utiliza un desastre natural como fue el paso del huracán Mitch en octubre de 1998, que deja en evidencia la vulnerabilidad del país en estos temas. públicas para resolver problemas sociales básicos en la ciudadanía, como lo es la educación. En suma, este número de la Revista CIS es una invitación a ver el tema de políticas públicas y ciudadanía desde lo teórico, hasta el análisis de diferentes casos como son habitabilidad, desastres naturales, acceso al crédito y educación. A continuación, Paulina Valenzuela y Angélica Bonilla en su artículo “La pobreza y el crédito: entre la inclusión y la vulnerabilidad”, analizan la relación existente entre los ciudadanos más pobres y el consumo, el crédito y la pobreza. Las autoras, a partir de la nueva medición de la pobreza en Chile la cual no es reducida solo al ámbito de ingresos, plantean como el crédito puede ser una forma de oportunidad de inclusión social a través de la participación en los estándares de consumos modernos, pero con el riesgo de generar un endeudamiento crónico, además de ver esta posibilidad como una solución individualista que trae consecuencias en la convivencia y participación ciudadana en los sectores pobres. Finalmente Martín Azócar, Magdalena Bruna, Fernanda Gutiérrez y Nicolás Velasco en el artículo “¿Se reproduce la segregación urbana de la Región Metropolitana a nivel comunal? Un análisis educacional y territorial de la comuna de Puente Alto”, presentan un análisis de segregación urbana en sus manifestaciones socioeconómicas y educacionales en Puente Alto, pues es la comuna que concentra la mayor cantidad de viviendas sociales a nivel nacional. Los autores plantean que la segregación que vive la principal región del país se reproduce en algunas comunas debido a la falta de integración de las políticas 8 Revista CIS Nº19 Noviembre 2015 Editorial Bibliografía Arato, A. y Cohen, J. (1992). Sociedad Civil y Teoría Política. México, FCE. Desai, V. (2001). Community Participation in Development. En The Arnold Companion to Development Studies. (Eds.) V. Desai & R. Potter. London. Healey, P. (1997). Collaborative Planning: Shaping Places in Fragmented Societies. Houndsmills, England, Macmillan. Hernández, M. (2007). Participación ciudadana y el rescate de la ciudad. Revista INVI, Vol 22, N° 59, pp. 13-34. Santiago. Romero, G. & Mesías, R. (2004) . La participación en el Diseño Urbano y Arquitectónico en la producción social del hábitat. CYTED: México. Sartori, G. (1989). Teoría de la democracia. Tomo I. Madrid: Alianza Universidad. Editorial Revista CIS Nº19 Noviembre 2015 9