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PRÓLOGO Es innegable el afán de las ciudades latinoamericanas por encontrar modelos de desarrollo que les permitan superar los serios problemas que en materia de sostenibilidad han padecido durante años. En los últimos años se observa un renovado compromiso de gobiernos, autoridades locales, organizaciones no gubernamentales y la comunidad en general para realizar acciones y programas que permitan atender las demandas acumuladas del desarrollo urbano sostenible. Con este fin, se han llevado a cabo múltiples experiencias positivas, conocidas como Mejores Prácticas, originadas en el sector público o privado, con las cuales se ha logrado elevar la calidad de vida de diferentes asentamientos humanos, las cuales bien vale ser conocidas en otros ámbitos y latitudes con el fin de compartir las lecciones aprendidas y adoptar modelos propios de desarrollo. Pensando en ello, el Foro Iberoamericano y del Caribe sobre Mejores Prácticas desarrolló la serie de publicaciones “Aprendiendo de la Innovación”, un conjunto de Estudios de Caso con los que se busca inspirar a practicantes y tomadores de decisión para ejecutar trabajos similares susceptibles de ser implementados en su realidad particular, así como promover relaciones e intercambios entre las personas e instituciones preocupadas con el tema. Los Nodos subregionales del Foro divulgan en estas publicaciones el conocimiento que han adquirido por medio de su trabajo con Mejores Prácticas. Se da así continuidad a la atención de una de las necesidades identificadas por la encuesta realizada por el Foro en 2002, entre gobiernos nacionales y locales, actores trabajando en proyectos de mejoramiento urbano y participantes del Premio Internacional de Dubai sobre Mejores Prácticas para Mejorar las Condiciones de Vida, donde quedó en evidencia un vacío en la divulgación de conocimiento sobre el tema de los asentamientos humanos. También se destaca como soporte de este producto editorial el interés demostrado por quienes trabajan en ONGs, municipalidades, diversas instancias de gobierno, organizaciones internacionales, sector privado y académicos, sobre proyectos de desarrollo exitosos en América Latina y el Caribe. Agradezco a los socios del Foro Iberoamericano de Mejores Prácticas por hacer posible esta publicación así como por su constante compromiso con la mejora de las condiciones de vida en las ciudades de la región. Anna Kajumulo Tibaijuka Directora Ejecutiva de UN-Habitat Foro Iberoamericano y del Caribe sobre Mejores Prácticas Aprendiendo de la Innovación 6. PRÁCTICAS SOCIALES CON JÓVENES 2005 RESPONSABILIDAD Las designaciones empleadas y la presentación del material de esta publicación no implican la expresión de ninguna opinión por parte del Secretariado de las Naciones Unidas con respecto al estatuto legal de ningún país, territorio, ciudad o área, o de sus respectivas autoridades, o con respecto a la delimitación de fronteras o límites, ni aun al sistema económico o nivel de desarrollo. Los análisis, conclusiones y recomendaciones de la publicación no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-Habitat), del Concejo de Gobierno de UNHabitat o de sus Estados Miembros. PRÁCTICAS SOCIALES CON JÓVENES HS/903/07E ISBN: 978-92-113-1926-2 ISBN: 978-92-113-1893-7 Realización: El Ágora ÍNDICE 1. LA PUNTA DEL OVILLO ........................................................................................................................................... 5 2. ENHEBRANDO EL HILO CON LA AGUJA DE LA GLOBALIZACIÓN ............................................................... 5 3. LAS BUENAS PRÁCTICAS SOCIALES: UNA FIBRA RESISTENTE ................................................................... 8 4. LA JUVENTUD: PROTAGONISTA DE PRÁCTICAS SOCIALES .......................................................................... 9 5. LAS PRÁCTICAS SOCIALES EN LA URDIMBRE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS ....................................... 14 6. AUTONOMÍA, LIDERAZGO, SABER Y PODER: CUATRO TINTES PARA DAR VOLUMEN Y COLOR A LA TRAMA .............................................................................................................................................. 17 7. VIOLENCIA Y ESPERANZA: TRAZOS ENTRETEJIDOS EN LOS IMAGINARIOS SOCIALES LATINOAMERICANOS ........................................................................................................................................... 19 8. PRÁCTICAS QUE REPLICAN PRÁCTICAS ......................................................................................................... 21 9. CONCLUSIONES ......................................................................................................................................................... 22 10. DATOS DE LAS PRÁCTICAS ................................................................................................................................. 24 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................................................... 27 3 1. LA PUNTA DEL OVILLO La civilización ha atravesado de una sociedad a otra, ha cambiado y se ha añadido o perdido... el contacto era de cuentas en un hilo, aunque... sin hilo alguno”1 . Pensar y actuar en red… reconstruir los lazos sociales... fortalecer el tejido cultural…reforzar la trama. Red…lazo…tejido…trama. Metáforas actuales que nos impulsan a imaginar la vida social como un entramado de relaciones con múltiples hilos que cruzan, se anudan, convergen, intercambian colores, compiten en texturas, se neutralizan, se refuerzan, se acompañan. Este documento está confeccionado como un tejido en el que los conceptos teóricos se van entrelazando con prácticas sociales que dan cuenta de la capacidad de innovación de la juventud en el mundo contemporáneo. El hilo con el que fue tejido entrelaza tres hebras principales: juventud, prácticas sociales y políticas públicas. El estudio desarrollado a lo largo de esta publicación está basado en el contexto latinoaméricano; aunque más allá de su historia y su significado, lo que interesa destacar es la fuerza de su imbricación y la riqueza que deviene de su retroalimentación permanente. Enhebramos el hilo analizando la situación socio-económica de América Latina y el Caribe desde la óptica de la globalización y los procesos de mundialización. Las primeras prácticas presentadas se orientan a contrarrestar los efectos negativos de dichas tendencias. El análisis pone enfásis en las maneras en que la cultura se adapta y modifica frente a las nuevas tendencias y revisa el lugar que ocupa la juventud en esas transformaciones. Nuestro interés pondera en la juventud como protagonista de prácticas sociales que generan cambios en la trama 1 cultural y se detiene en los procesos de socialización que conforman su identidad colectiva creando otros lazos sociales. ¿En qué medida las prácticas sociales protagonizadas por jóvenes influyen en las transformaciones de sus contextos? ¿Podría sostenerse que dichas prácticas atenúan los procesos de exclusión? ¿Cuál es el impacto que ellas producen en la trama de relaciones sociales, económicas, políticas? ¿Inciden en el tejido cultural? Estas preguntas nos ayudan a desenredar la madeja para seguir hilando nuestro trabajo que, en este punto es enriquecido con una nueva urdimbre: la dimensión de las políticas públicas. ¿Qué sucede en este ámbito cuando la juventud comienza a ser socializada a partir de los códigos, experiencias y expectativas de las prácticas sociales? ¿Cómo se organizan las políticas en este plano? ¿Qué ocurre con la territorialización de estos procesos de construcción social y cultural? El final del tejido está hilado con cuatro nuevas fibras que dan volumen y color a toda la trama: autonomía, liderazgo, saber y poder. Todos ellos contrastando sobre escenarios de violencia y posibilidades de esperanza. Más allá de visiones apocalípticas o utópicas, lo cierto es que las herramientas conceptuales y las prácticas sociales aquí presentadas abren alternativas para imaginar nuevas subjetividades reconstruidas desde el telar de la inclusión. De su difusión y replicabilidad depende en gran parte el color del futuro. 2. ENHEBRANDO EL HILO CON LA AGUJA DE LA GLOBALIZACIÓN “... Objetivamente el mundo siempre ha sido uno, mucho antes de que las relaciones Worsley Peter, El Tercer Mundo, Ed. Siglo XXI, México, 1978 5 sociales de amplitud mundial se establecieran, mucho antes de que los españoles anclaran en América o los ingleses en la India. Incluso los cazadores y recolectores más primitivos nunca han estado aislados.”2 . Con estas palabras, Worsley hace referencia a un fenómeno histórico, variable, cargado de contradicciones: la globalización. Los rasgos predominantes de este fenómeno son: la economía capitalista como forma de producción, la concentración y centralización de capitales, el surgimiento de regiones supranacionales, la apertura de fronteras internas y externas, la constitución de polos de poder tanto económicos como políticos, la desprotección de la producción local, las privatizaciones, la desregulación de los mercados, entre otros. Para Gorz, la globalización es un proceso donde se intensifica la competencia en todos los mercados con los siguientes objetivos: “la disminución de los salarios reales, el desmantelamiento de las protecciones sociales, la explosión del desempleo, la precariedad de todos los empleos, el deterioro de las condiciones de trabajo, etc.”.3 Una de las consecuencias de este proceso, es la polarización, la asimetría de condiciones y la inseguridad que devienen como consecuencia de la incompleta integración al comercio mundial y de la ineficacia de los aparatos estatales por carecer de instrumentos para responder a las demandas sociales frente a las de los nuevos propietarios de las privatizadas empresas públicas. Esto se ve agravado por la reducción de roles directos del Estado y por el aumento de la inequidad social como consecuencia de las libres fuerzas del mercado. 2 3 4 5 6 Las altas tasas de innovación en la esfera económica frente a la naturaleza competitiva y expansiva de la empresa capitalista, traen aparejada una importante influencia en las relaciones económicas sobre otras instituciones. La cultura sufre el impacto de los procesos económicos que ocurren a escala mundial, vinculados con los acuerdos políticos y financieros. En esta trama de poderes, ¿qué lugar ocupa América Latina y el Caribe? Para responder a esta pregunta, debemos hacer referencia al proceso de mundialización producido en el contexto de la modernidad. Según Giddens, este proceso está relacionado con la intensificación de las relaciones sociales en todo el mundo, por el enlace de lugares lejanos, de tal modo que los acontecimientos locales están configurados por sucesos que ocurren a muchos kilómetros de distancia y viceversa4 . En consecuencia, toda transformación local será parte de la mundialización y de la extensión lateral de las conexiones a través del tiempo y del espacio. Como diría Alain Touraine, se trata del paso de una economía nacional controlada por el Estado a una economía de mercado mundializada. En términos culturales, esta mutación puede describirse como elpaso de las sociedades modernas con una cultura estatal igualitaria a las sociedades postmodernas, individualistas y competitivas. Y, en términos políticos, como la superación del ciclo cívico-militar y el paso a regímenes democráticos-representativos, que conforman democracias fragmentarias.5 ¿Cuáles son las consecuencias en la región? La decáda de los años 80, en América Latina, es la denominada “decáda perdida”, no sólo Worsley Peter, El Tercer Mundo, Ed. Siglo XXI, México, 1978 Gorz André, Miserias del presente, riqueza de lo posible. Cap.1: Del Estado social al Estado del capital, Bs.As, 1998 Giddens Anthony, Consecuencias de la modernidad, Ed. Alianza Universidad, España, 1993 Delgado, Daniel García, Jóvenes en las estructuras: cultura, educación, familia y política. En: La juventud latinoamericana en los procesos de globalización. FLACSO, EUDEBA, Ed. Universitaria, Bs.As., 1998 en lo referente a su crecimiento económico, sino también por su decadencia social. “A comienzos de los ´80, 112 millones de latinoamericanos y caribeños (el 35% de los hogares) eran pobres; ya en la mitad de esa década, los pobres eran 164 millones y totalizaban el 38% de los hogares. Para tener una idea de esta velocidad de la pobreza, señalemos que la población total de la región (en términos absolutos) había crecido menos que el número de pobres. De allí en más la tendencia siguió en ascenso; “nuevos pobres” se incorporan todos los días a una mesa cada vez más estrecha y austera”6 . Las democracias latinoamericanas de los años 80 surgieron en este contexto, condicionadas por semejante realidad. Por ello, América Latina es considerada, a nivel internacional, como la región con los más elevados niveles de desigualdad. Las cifras indican que la distribución del ingreso, tradicionalmente desigual en la región, que había mejorado en la década de los años70, empeoró seriamente en los ´80 y no solo no ha registrado mejoras sino que ha continuado deteriorándose en los ‘90. 7 Algunos de los problemas a los que se enfrenta la región en la actualidad son la marginalización, la estigmatización, la exclusión, la alienación social, la dominación, el aumento del desempleo y subempleo, la instalación de la precariedad laboral, la desestructuración de las relaciones de trabajo, la desestabilización de los estables, el incremento de la segmentación del mercado, la falta de planificación urbana y regional, la falta de tecnología y de infraestructura, la inequidad de género, la contaminación, las nuevas formas de anomia y la debilidad de las redes relacionales. Estos problemas 6 7 8 surgen en la década de los años 90 y están ligados a los cambios socioeconómicos y laborales que se habían producido tras la postguerra y que dieron lugar a la ruptura de los procesos de inclusión social, tal como el Estado de Bienestar. Esos quiebres, producto de un proceso histórico de transformación y desestructuración del trabajo, fueron constituyendo nuevas formas de subjetividad y padecimiento. A su vez, el derrumbe del modelo económico basado en la industrialización, provocó una crisis en las identidades que se sustentaban en esta forma de trabajo. Es así como el fin de la sociedad fordista significó no sólo un cambio en el aparato productivo sino también un incremento de la precarización y explotación del trabajo. Asistimos al desarrollo de una “cultura de lo aleatorio” (Laurance Rouleau-Berger, 1995) y a la incertidumbre del mañana. Esto produce dos consecuencias que se potencian mutuamente: por un lado, la inestabilidad a través del desempleo y la precarización de las condiciones de trabajo; y por otro, la debilitación de las formas de socialización, donde la consigna “nada a largo plazo” desorienta la acción planificada, disuelve los vínculos de confianza y compromiso y separa la voluntad del comportamiento8 . Como señala Bauman (2000), vivimos en la era de la modernidad líquida y la “fluidez”,esta metáfora es utilizada para entender los nuevos escenarios, donde el capital viaja liviano, los poderes se diluyen y redistribuyen y los procesos de dominación están estrechamente relacionados con la velocidad de movimiento y las posibilidades de acceso a los medios de comunicación, siendo la desintegración social uno de los resultados de estas nuevas técnicas del poder. La sociedad moderna existe por su incesante Casalla, Mario, Globalización e Identidad Cultural. En Globalización e identidad cultural, Ed. Ciccus, Bs.As., 1997 Klisberg, Bernardo, Inequidad y Crecimiento. Nuevos hallazgos de investigación, en De Igual a Igual. El desafío del Estado ante los nuevos problemas sociales, Fondo de Cultura económica Argentina, Brasil, 1999. Sennett Richard, La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000 7 acción “individualizadora”; la individualización aparece como destino9 . En sociedades donde el capitalismo y el individualismo van de la mano, donde la competencia entre individuos se constituye como elemento intrínseco, no es difícil imaginar que la consecuencia resultante es la fragmentación de las redes solidarias y de cooperación y el debilitamiento de los tejidos culturales. 3. LAS BUENAS PRÁCTICAS SOCIALES: UNA FIBRA RESISTENTE La cultura, influenciada por las nuevas relaciones de la modernidad, aparece como la hebra más débil de esta trama de poderes. Sin embargo, desde el mismo entorno emerge una nueva fibra, resistente a los procesos de fragmentación que se vienen produciendo, una fibra que logra hacer frente a los padecimientos ligados a la lógica neoliberal: las prácticas sociales, sostenibles desde un punto de vista cultural, social, económico y ambiental. A través de distintas estrategias de inserción, las Mejores Prácticas comienzan a transformar y, en algunos planos a detener, la marginalización y estigmatización, fenómenos característicos de los procesos de exclusión anteriormente descritos. R. Castel define la marginalización como la producción social que tiene su origen en las estructuras de base de la sociedad, la organización del trabajo y el sistema de valores dominantes....”10 Considerando que la marginalidad profunda es el extremo de un proceso de aislamiento social y alejamiento del trabajo, queremos destacar aquí una práctica que ha contribuido a reducir los niveles de marginalidad, rompiendo con las tipificaciones de origen y aprobación social. Es el caso del “Programa experimental del mejoramiento de la vivienda” de Colombia: Esta práctica social demostró que es posible revertir situaciones de “desafiliación” como la habitación de casas deterioradas, la precariedad de la situación laboral y/o la desocupación y la debilidad de las redes comunitarias. También emite señales que podrían tomarse desde el ámbito de las políticas públicas, como por ejemplo, que es imprescindible relacionar la lucha contra la marginalidad con alternativas de empleo, soluciones de vivienda y con el reforzamiento de las redes sociales estimulando acciones reparadoras y preventivas, que deberían complementarse mutuamente. Para analizar otro aspecto ligado a los procesos de exclusión como la estigmatización, traemos las palabras de Goffman, quien afirma que el estigma aparece como un atributo profundamente desacreditador que tiñe al conjunto de los rasgos de la persona. Becker nos advierte que, una vez que se ha El proyecto se centró en acciones que estimularan la consolidación de la comunidad y el mejoramiento de su calidad de vida. La intervención se concentró en un sector caracterizado por su situación de ilegalidad, como son los habitantes de casas deterioradas con bajas condiciones de habitabilidad. Las mujeres de la población beneficiada lideraron la construcción de las casas. Uno de los principales logros del proyecto, además de la solución al problema de la vivienda, fue el fortalecimiento de los lazos comunitarios y el mejoramiento de la situación laboral ya que el 90% de las familias beneficiarias obtuvieron un empleo. 9 10 8 Bauman, Zygmunt, Modernidad Líquida, Ed. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2000 Castel, Robert, La lógica de la exclusión social. En: Todos entran, Ed. Santillana, UNICEF, Argentina, 1998 identificado a una persona como “desviada”, dicha caracterización se impone al resto de las identificaciones en juego. Así, la sociedad establece los medios para caracterizar a las personas y los atributos que se perciben como naturales en cada una de esas categorías. Podemos decir, entonces, que la estigmatización representa un producto histórico. El Proyecto Educación en VIH/SIDA y Acompañamiento a Personas que viven con VIH/SIDA (PVVS) desarrollado en Perú ha contribuido a reducir la estigmatización que sufre un grupo social cada día en incremento: los portadores de VIH/SIDA. Hemos visto cómo algunas prácticas sociales son eficaces para contrarrestar padecimientos relacionados con la marginalización y estigmatización, pasemos ahora a analizar la influencia de las Buenas Prácticas en la cultura de la juventud. Para ello tendremos en cuenta: por un lado, los elementos constitutivos de la cultura juvenil, los cambios y transformaciones de sus universos simbólicos y modos de socialización; y por otro, nos preguntaremos si las prácticas sociales pueden identificarse como ámbitos de socialización, de fortalecimiento de los lazos sociales y como generadoras de oportunidades de inclusión. económico con el neoliberalismo, y en lo cultural, con el postmodernismo. Como un haz de posibles significaciones, creadas y a crear, la cultura es modificada constantemente por los cambios que se producen en las relaciones de producción, en los modos organizativos, en la política, etc. Simultáneamente, influye sobre dichas dimensiones y en determinadas ocasiones entra en contradicción con ellas Antes de analizar en qué medida influyen las Prácticas Sociales en la cultura juvenil, es preciso acotar el alcance de los términos: Cultura y Juventud. 4. LA JUVENTUD: PROTAGONISTA DE PRÁCTICAS SOCIALES Con palabras de Margulis, la Cultura refiere a los códigos de la significación, históricamente constituidos y en permanente cambio, compartidos por un grupo social, que hacen posible la comunicación, la interacción, la inteligibilidad de los comportamientos sociales”11 . Por su parte, Daniel García Delgado, opina que los rasgos predominantes de la cultura postmoderna están estrechamente relacionados con: la radicalidad con que acontece la velocidad, es decir, la comprensión del tiempo y del espacio y con el retiro de los grandes proyectos colectivos y de voluntad de transformación global (ausencia de ideales, utopías y declive de la vida pública) que han contaminado los vínculos sociales con la idea de competitividad. La cultura juvenil se reproduce en el marco de un cambio profundo relacionado en lo El término Juventud surge en el contexto de la sociedad occidental en el momento en que El propósito de esta práctica fue mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH/SIDA y sus familias ofreciéndoles: a) información y apoyo emocional para la atención integral de su salud. b) gestión para la provisión de medicamentos antirretrovirales y seguimiento laboratorial suficientes y continuo. c) promoción y defensa de sus derechos humanos; d) educación para la prevención del VIH/SIDA sobre todo a grupos de jóvenes y mujeres de sectores de escasos recursos. 11 Margulis Mario, Juventud, Cultura y Sexualidad. Ed. Biblos, Bs.As., 2003 9 se abre el proceso de cierta democratización y la producción en masa. Es en este ámbito donde, por primera vez, se define lo que es ser joven, diferenciando entre aquellos que estudiarán y tendrán tiempo para el ocio y los que serán mano de obra de la nueva y pujante industria12 . En este sentido, juventud refiere a un concepto construido social e históricamente, que varía de acuerdo al contexto político, social, cultural y económico. Concepto que, para Margulis, alude a la época en que cada individuo se socializa, y con ello a los cambios culturales acelerados que caracterizan nuestro tiempo”14 Existen Buenas Prácticas que no sólo generan sino también reconstruyen vínculos fecundos entre dos generaciones. Un ejemplo de ello es el proyecto “Abuelas Cuenta Cuentos” realizado en el Chaco, Argentina: Abuelas y abuelos voluntarios leen cuentos para niños de zonas urbanas y marginales fomentando la lectura desde la primera infancia. Este espacio de encuentro entre generaciones promueve una variada gama de actividades en muchos tipos de establecimientos: escuelas, hospitales, comedores, parroquias, etc. Esta práctica colabora con la reconstitución de los lazos sociales y la recuperación del tejido cultural, trasmitiendo valores y conocimientos a través de la lectura. Se suma a esto, la promoción del libro como un objeto cultural de alto valor simbólico. Las culturas juveniles no son homogéneas ni estáticas; su heterogeneidad permite múltiples apropiaciones, incluso dentro de un mismo estilo. La consolidación de las culturas juveniles en los distintos sectores sociales, en los ámbitos rural o urbanos y teniendo en cuenta las diferencias de género, abre un abanico de posibilidades que advierte que no todos vivencian esta etapa de la vida de la misma manera. “La juventud se erige en vanguardia portadora de transformaciones –notorias e imperceptibles- en los códigos de la cultura, e incorpora con naturalidad los cambios en las costumbres y en las significaciones que fueron objeto de pugnas y controversias en la generación anterior”13 . Ahora bien, si al hablar de juventud estamos contemplando una base material vinculada con la condición etaria, procesada por la historia y la cultura, debemos también referirnos al concepto de Generación. 12 13 14 15 En el próximo punto revelamos algunas experiencias que ponen el acento en la juventud como protagonista de prácticas sociales que tuvieron en cuenta dos dimensiones principales: la cultural, que atañe a la socialización de la juventud; y la socio-económica, que contempla a la misma como un grupo etario relacionado con la transformación de la estructura social. Prácticas que construyen identidad Aunque todas las generaciones se socializan, los jóvenes ponen de manifiesto los cambios culturales con más intensidad y variedad que las generaciones que los preceden y es el plano de la cultura, antes que el de la economía o el de la política, el que evidencia los nuevos códigos en marcha y las nuevas modalidades que asume la juventud”15 La actual exclusión social invade una gran variedad de escenarios en donde circula la Nuñez, Pedro, Los conceptos de infancia y adolescencia como constructos sociales e históricos. En: Nuevas identidades y juventudes, Carrera de Especialización de postgrado, Bs.As., 2006 Margulis Mario, Juventud, Cultura y Sexualidad, Ed. Biblos, Bs.As., 2003 Margulis Mario, La Juventud es más que una palabra, Biblos, Bs.As., 1996 Margulis Mario, Juventud, Cultura y Sexualidad, Ed. Biblos, Bs.As., 2003 10 juventud, desde la pertenencia a un medio signado por la pobreza extrema, la falta de inserción en el mercado laboral y en el sistema educativo, el desconocimiento de información para la toma de decisiones, la inequidad de género hasta la falta de servicios sociales. Cada una de estas instancias revela y manifiesta el débil lazo que une a la juventud con la vida de la sociedad, poniendo de manifiesto la profunda crisis de las estructuras de socialización (la familia, la escuela, el pleno empleo). Frente a este panorama, algunas Buenas Prácticas están fortaleciendo procesos de socialización de grupos juveniles que, a pesar de utilizar códigos diferentes van conformando una identidad colectiva. Concepto que nos aproxima a las formas en que se constituyen los vínculos sociales, con quiénes nos relacionamos, a quiénes consideramos iguales y a quiénes diferentes. Hablar de identidad colectiva es hablar de pertenencia, de confianza, de comunidad. Refiere a los procesos a través de los cuales los sujetos construyen su visión del mundo, procesos condicionados fundamentalmente por la posición que todo individuo tiene en el espacio social, resultante de una pluralidad de identificaciones producidas en el entrecruzamiento de variables culturales, sociales, familiares y personales. Al constatar la ausencia de pautas estables y predeterminadas, el sociólogo Zigmunt Bauman caracteriza como líquidos la naturaleza de los vínculos que se generan en la actualidad. Según este autor, no siempre estamos seguros del lugar al que pertenecemos y la “identidad es un nombre dado a la búsqueda de salida de esa incertidumbre” (2003). Para Graciela Frigerio (2004), identidad es huella, nombre, herencia, creación, continuidad y ruptura, pero también deseo de inscripción y reconocimiento. Gran parte de la construcción de la identidad juvenil se basa en la dificultad de pensar la otredad teniendo en cuenta que las adscripciones identitarias implican, a la vez, límites entre un adentro y un afuera. De alguna forma, la marca identitaria es la importancia que adquiere la apariencia en tanto presentación ante los otros. Haciendo frente a la incertidumbre que produce la mutación de los espacios en los cuales se formaba, tradicionalmente, la identidad, algunas prácticas sociales están respondiendo con éxito a la conformación de una nueva identidad colectiva por parte de la juventud. En este tipo de experiencias encuentran una salida a la incertidumbre encontrando la posibilidad de construir una identidad colectiva subjetivada, apropiada bajo la forma de una conciencia de sí en el contexto de un campo ilimitado de significaciones compartidas con otros16 . La práctica “Compromiso Cívico y Vitalidad Cultural” que se llevó a cabo en Chile es un ejemplo de esto. Este programa integrador se desarrolló en una pequeña comunidad ubicada en la Cordillera: Estaba destinada a una población con identidad local, alta permanencia de los habitantes en la comunidad y organizaciones laborales tradicionales. El objetivo de la práctica fue la creación de una base de valores dirigidos a una vida más humana, justa, equitativa, unida y democrática, donde fuese posible “continuar soñando”, comunicarse, construir espacios para interactuar y fortalecer procesos de identidad. 16 Gorosito Kramer Ana María, Identidad, Cultura y Nacionalidad. En Globalización e Identidad Cultural. Ed. Ciccus, Bs.As., 1997 11 Por medio de prácticas sociales como la mencionada, la juventud puede vivenciar en todos los ámbitos de su vida cotidiana, una mayor cohesión como resultado de compartir sentimientos, experiencias, valores, lugares o ideales comunes. En virtud de estas experiencias, su socialización comienza a producirse en un contexto donde existen otros códigos distintos a los dominantes, impuestos por un modelo excluyente, característico de la “modernidad líquida” de Bauman. Podemos afirmar, entonces, que las buenas prácticas están moldeando nuevos procesos de socialización, caracterizados por otras experiencias y expectativas que actúan sobre códigos de significación, constantemente cambiantes. Dado que las prácticas sociales responden a necesidades de la comunidad, estas transformaciones inciden profundamente en la generación de nuevas formas culturales. Otra experiencia que, desde una dimensión medioambiental, incide sobre procesos de socialización y formas culturales es “Ecoparque” de la ciudad de Tijuana, México. Sus objetivos principales fueron la reducción de la polución del agua en la población y el medio ambiente. La práctica demostró que el agua “reciclada” es un recurso valioso que se puede lograr a través de la creación del parque transfiriendo a las escuelas la operación de reciclado. El programa educativo medioambiental en la región también puede operarse a través de actividades vinculadas con la salud, la energía y otras temáticas medioambientales. La práctica generó beneficios económicos, sociales y culturales, convirtiéndose en el centro educativo, de información e investigación medioambiental más importante de la región. 12 Este ejemplo demuestra cómo la solución al problema del agua en comunidades de bajos ingresos, incide en la construcción de valores relacionados con el medioambiente y confirma que, incluso desde experiencias cuyo eje es el cuidado del medio ambiente, se pueden generar nuevas formas de socialización de la población involucrada. Prácticas que promueven inclusión social Si abordamos el tema de la juventud desde la dimensión socio-económica advertimos el alto grado de vulnerabilidad en el que se encuentra, al punto de constituir uno de los grupos sociales en mayor riesgo de exclusión social, afectados por la escasez y precarización del empleo y por la fragilización de los vínculos sociales. En la mayoría de los países de América Latina, la juventud configura un grupo social con graves situaciones de exclusión, especialmente en el área económica y social. Los estudios disponibles coinciden en que los nuevos empleos creados durante la década delos años 90, inestables y con bajos sueldos, reclutando generalmente jóvenes de clase media y con un nivel educacional medio. Dato que confirma que nuestro contexto socio-laboral en crisis excluye a la gran mayoría de este grupo social. La ausencia de perspectivas exitosas en la vida genera sensaciones de desencanto, escepticismo y frustración y traen como consecuencia la segregación. Las prácticas sociales construyen otras propuestas y permiten vislumbrar un horizonte de esperanzas posibles y de acciones efectivas para movilizar a la juventud. Su participación, sea cual fuera la práctica -de inclusión social, de reducción de la pobreza, de vivienda, etc.- abre una instancia de inserción social e incrementa las posibilidades de desarrollar trayectorias novedosas, ya sea como participantes o como coordinadores para su implementación y posterior transferencia. influyendo en costumbres y valores y transformando el lenguaje cotidiano. Prácticas que transforman contextos Es el caso de la práctica llamada Circo Volador que se llevó a cabo en la ciudad de México. Dicha práctica buscó la integración de valores y la reconstrucción del tejido social entre distintos sectores sociales, a través del fortalecimiento de las identidades juveniles. En un espacio en común se llevaron a cabo talleres y diversas actividades relacionadas con el teatro, el cine, la radio, la música, etc. El “Circo Volador” se convirtió en un espacio común entre jóvenes de diversos grupos sociales, permitiéndoles ocupar un lugar importante en su entorno a través de la creación de estrategias de interacción e inclusión que ayudaron a revertir procesos de exclusión social y discriminación. Otra práctica social similar es En un lugar mejor efectuada en Mendoza, Argentina. En ella, se ofrecen herramientas de inserción social y laboral a un grupo de jóvenes que trabajan en la calle, en la venta ambulante, cuidando coches y limpiando vidrios en las esquinas. La posiblidad de elegir un oficio, capacitarse e incorporar habilidades, les significó un acercamiento al mercado de trabajo formal, posibilidad que contribuyó a atenuar la situación de exclusión en la cual se encontraban. Teniendo en cuenta que en nuestro días, la exclusión social no es un momento pasajero que vive Latinoamérica y el Caribe sino una parte constitutiva de su proceso social, es relevante el papel que pueden desempeñar las Prácticas Sociales sobre el territorio cultural, 17 18 ¿En qué medida los jóvenes incorporan en su socialización nuevos códigos y destrezas, lenguajes y formas de percibir, apreciar, clasificar y distinguir?17 . ¿En qué medida las Prácticas Sociales que los tienen como protagonistas influyen en las transformaciones de sus contextos? Podemos decir que las prácticas sociales influyen en un imaginario que se manifiesta desde la particularidad de las matrices culturales. A través de redes de relaciones sociales, dichas matrices van constituyendo, en un sentido práctico de la vida, modos de pensar, sentir, actuar, reflexionar, interpretar, etc. Es decir, las buenas prácticas favorecen la conformación de una cosmovisión que se vincula con el imaginario colectivo en determinadas condiciones materiales de producción y reproducción social. Comienzan a hilar un nuevo lenguaje dentro de la trama cultural, imbricada en lo social, donde se generan actitudes, estrategias de subsistencia, posicionamientos y comportamientos que mejoran las condiciones de la vida social, económica, política, cultural y ambiental. Esto no implica que exista un pensamiento universal para toda Latinoamérica y/o el Caribe, sino que como señala Parker (1993), existen procesos de pensamiento análogos en correspondencia con situaciones estructurales históricas, igualmente análogas, que dan origen a un estilo determinado, a un tipo particular de mentalidad18 . Quienes participan en las prácticas comienzan a “pertenecer” a la sociedad, desde ese ámbito se sienten Virilio Paul, Velocidad y Fragmentación de las imágenes. En Fahrenheit 450 nro. 4, Bs. A.s, 1988 Parker Cristián, Otra lógica en América Latina. Religión Popular y Modernización Capitalista. Ed. Fondo de Cultura Económica, Stgo. de Chile, 1993 13 miembros en posición de igualdad con otros. Es el caso de El Ceibo realizada en Buenos Aires, Argentina. Se trata de un grupo de mujeres desempleadas, con maridos desocupados o solas, con una familia que mantener, viviendo en casas tomadas. Sus hogares habían sido expropiados por la dictadura para la construcción de una autopista que nunca fue realizada. Su actividad económica, el “cirujeo”, no le proveía ingresos suficientes para alimentar a sus hijos. Preocupadas por mejorar su calidad de vida y como extensión de la actividad que ya venían realizando, participaron de un proyecto socio-ambiental que revirtió su situación con consecuencias que no sólo implicaron un empleo estable sino también nuevas pautas de comportamiento diario y sentimientos de pertenencia y utilidad. Esta práctica favoreció la construcción de la identidad a partir del fortalecimiento de la autoestima personal y grupal, de la cultura en la que están insertas las personas que participaron de ella y de la actividad que realizaron. De esta manera, frente al proceso homogeneizador de la globalización que impone un pensamiento único, con acontecimientos des-historizados, las Prácticas Sociales comienzan a producir su propia historia, fundando nuevos códigos y modalidades que son asumidas por la juventud. 5. LAS PRÁCTICAS SOCIALES EN LA URDIMBRE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS ¿Qué sucede en el ámbito de las políticas públicas cuando los jóvenes comienzan a ser 19 20 socializados por los códigos, experiencias y expectativas de nuevas Prácticas Sociales? ¿Qué ocurre con la territorialización de los procesos de construcción social y cultural? Podríamos hablar de una especie de articulación entre instancias particulares y globales con contradicciones que, en estos casos, parecen integrarse. Los debates más recientes destacan que, a la par del proceso de territorialización y especialización de relaciones, los individuos buscan la seguridad perdida (civil o laboral) en la comunidad, a partir de la generación de vínculos de protección en el barrio, en el grupo de pertenencia o en la familia. Predominan pues, formas selectivas de socialización19 . Desde esta perspectiva, la participación en prácticas sociales podría considerarse una nueva forma de socialización. “La lucha por la identidad y el territorio no es un asunto del pasado sino expresiones políticas que se proponen defender la variabilidad social, la autodeterminación y la soberanía, todas ellas manifestaciones amenazantes para el nuevo orden mundial... Lo importante es pensar como hoy se organiza esta diversidad, las relaciones de poder involucrados y sus efectos en las nuevas territorializaciones”20 . Ahora bien, siguiendo a Touraine (1994) sólo hay actores si se combinan la conciencia interiorizada de derechos personales y colectivos, el reconocimiento de la pluralidad de los intereses y las ideas y (...) la responsabilidad de cada uno respecto de orientaciones culturales comunes” Al hablar de Políticas Públicas, nos estamos refiriendo a “la asignación de medios y recursos a la realización de ciertos Entre otros han analizado estas cuestiones Svampa (2005) y Merklen (2005) Safa Patricia., De las historias locales al estudio de la diversidad en las grandes ciudades: una propuesta metodológica. En Globalización e Identidad Cultural, Ed. Ciccus, Bs.As., 1997 14 productos, para generar algún efecto o impacto” 21 . Es decir, las consideramos un medio para alcanzar fines, un conjunto de metas que definen lineamientos para la acción, un haz de programas y proyectos que desagregan pautas, un proceso global que implica modificaciones sobre la realidad. Y más aún, además de caracterizarse por sus estrategias de intervención, las políticas públicas comprenden tanto los lazos que construyen hacia adentro del tejido estatal como los vínculos que se establecen con los demás sectores sociales. Prácticas que impulsan el ejercicio de la ciudadanía Las personas y grupos que consiguen llevar a cabo Buenas Prácticas, producen dos resultados: a. Llenan el vacío que deja la insuficiencia de las políticas públicas. b. Contribuyen a modificar la cultura, por lo tanto, transforman la sociedad y la economía. Repasemos argumentos y ejemplos de cada una de estas consecuencias. Llenan el vacío que deja la insuficiencia de las políticas públicas. Las prácticas sociales cobran especial importancia frente a la actual desafección estatal permitiendo pensar y actuar formas alternativas de desarrollo local y de intervenciones sociales. Muchas organizaciones comunitarias, comprometidas con el desarrollo local, desarrollan estrategias que responden a necesidades particulares de cada población particular superando la orientación general de los programas gubernamentales. A modo de ejemplo, veamos la práctica EnREDando jóvenes para el desarrollo llevada a cabo en Buenos Aires, Argentina: 21 Esta experiencia pretende generar procesos de desarrollo local, protagonizados por jóvenes que planifican y gestionan proyectos orientados a transformar problemas de la comunidad, mejorando así su calidad de vida. Consiste en un concurso de proyectos de planificación para el desarrollo local generados a partir de un proceso educativo en el que participan grupos de jóvenes y organizaciones de la comunidad y de diferentes ciudades. Este proceso pedagógico no formal se organiza a partir de encuentros de capacitación presencial y procesos de producción a distancia. Supone un modelo de Gestión Asociada entre diferentes niveles del Estado (nacional, provincial y local) y diversos sectores de la comunidad organizada. Entre los logros más importantes de esta iniciativa, podemos mencionar la promoción de redes de jóvenes, la formación de recursos humanos con aptitudes para la planificación y gestión de proyectos de desarrollo, la creación de referentes de trabajo con jóvenes en las comunidades y la conformación de una mirada sobre la juventud como actor necesario del desarrollo local. Otra práctica similar es Ciudadanos Planetarios – Jóvenes Empresarios de Brasil: La experiencia busca generar trabajos e ingresos para jóvenes entre 15 y 25 años con el propósito de incrementar su autoestima y capacidad de administración, impulsando el desarrollo local en áreas periféricas urbanas. El objetivo de la práctica fue influenciar en las políticas públicas dirigidas específicamente a la educación de los jóvenes, la creación de empresas bajo la forma de cooperativa, la promoción del primer empleo y la generación de un ingreso a través de empresas auto-sustentables. La juventud involucrada logró un trabajo y/o una Díaz Cristina, El ciclo de las políticas públicas: notas para su abordaje y reconstrucción, Centro de estudios interdisciplinarios institucionales de desarrollo regional, Rosario, 1998 15 profesión, el mejoramiento de sus condiciones laborales y el incremento de la autoestima. El programa también contribuyó a mejorar las expectativas de la educación de la juventud. En este sentido, la emergencia de Prácticas Sociales para mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad de nuestras ciudades y comunicaciones están edificando puentes para insertar a los excluidos en oposición a las insuficientes políticas públicas y a la dificultad de los gobiernos de implementar programas que den respuestas a sus colmadas agendas. Contribuyen a modificar la cultura, por lo tanto, transforman la sociedad y la economía. La emergencia de Prácticas Sociales sostenibles da lugar a la creación de nuevos modos de participación que producen modificaciones de peso en la cultura. Las redes sociales se expanden y promueven el aprendizaje colectivo, mejorando las condiciones para el ejercicio de la ciudadanía, incrementado el compromiso cívico y la vitalidad cultural y haciendo circular la información sobre los derechos individuales y sociales; todas ellas, condiciones fundamentales para el funcionamiento de los sistemas democráticos. El Presupuesto Participativo Joven (PPJoven), una práctica realizada en Rosario, Argentina, da muestras de este aprendizaje. Es una iniciativa dirigida a jóvenes entre 13 y 18 años que impulsa su incorporación en los asuntos públicos, incentivándolos a intervenir en la discusión de las prioridades en las que se invertirá el presupuesto municipal. El mecanismo de presupuesto participativo supone un componente de pedagogía urbana ya que incorpora a la 22 juventud a la política desde una esfera micro que comprende su vida cotidiana y su territorio. Se fortalece su participación dentro de un espacio formal de toma de decisiones, ampliando el conocimiento y el ejercicio de sus derechos ciudadanos. Entre los logros más significativos de esta iniciativa se destacan la incorporación al Presupuesto Participativo de un enfoque generacional, la construcción de ciudadanía entre la juventud y la ejecución de obras o proyectos locales. Otro elemento importante a destacar, es que el impacto de las prácticas sociales se incrementa en el ámbito de aquellos Estados debilitados que, muchas veces, buscan la privatización como salida a los problemas de la sociedad. En oposición a esta alternativa, las prácticas favorecen la revalorización de lo local como un espacio de participación social y política 22 en la búsqueda de una mejora en la calidad de vida. Podríamos decir, entonces, que al incidir en las políticas públicas, las prácticas sociales producen un incremento de la equidad social creando condiciones más favorables para el desarrollo del capital social; capital que se enriquece cuando hay valores compartidos, capacidad para la construcción de redes, normas sociales consensuadas, instituciones más sólidas, etc. En consecuencia, podemos afirmar que el fortalecimiento de la equidad incide positivamente en la creación de condiciones para estimular la participación de las personas en organizaciones de base de la sociedad civil. Prácticas que aumentan los márgenes de gobernabilidad Otro elemento importante a considerar en este punto es la relación inequidad social gobernabilidad. Frente a la baja credibilidad Safa Patricia., De las historias locales al estudio de la diversidad en las grandes ciudades: una propuesta metodológica. En: Globalización e Identidad Cultural, Ed. Ciccus, Bs.As., 1997 16 de los sectores gobernantes y a la pérdida de legitimidad de las instituciones representativas, los márgenes de gobernabilidad efectiva, se reducen considerablemente. Desde este punto de vista, las prácticas sociales contribuyen a aumentar los márgenes de gobernabilidad efectiva. La práctica Reforzamiento de aspectos culturales de asentamientos periféricos llevada a cabo en Nicaragua por el Servicio Voluntario Universitario logra impulsar procesos de fortalecimiento institucional y desarrollar capacidades de construcción y gobernabilidad. Esta experiencia promueve el uso de la arquitectura para la preservación de la cultura y las tradiciones. Por un lado, le otorga a graduados universitarios la oportunidad de llevar a cabo sus proyectos; y por el otro, facilita los asentamientos de actores locales quienes se capacitan sobre el marco gubernamental para planificar sus proyectos de manera participativa. A diferencia de gran parte de las estrategias gubernamentales convencionales de lucha contra la pobreza, centradas en el crecimiento, con programas sociales focalizados en los pobres y en redes de seguridad, con intervenciones pre-fijadas, que muchas veces se alejan de las necesidades reales de la gente, las Prácticas Sociales surgen en el interior de organizaciones comunitarias que intentan revertir el desencantamiento de los grupos juveniles con los programas sociales. Estas experiencias concretas resultan una oportunidad para algunos jóvenes y desencadenan procesos de inclusión que trascienden sectores sociales y niveles educativos. Las estrategias gubernamentales mencionadas tienen, generalmente, resultados limitados pues no afectan las bases de la desigualdad que condiciona el crecimiento y sus efectos. Por el contrario, las Buenas Prácticas, refuerzan sentimientos de utilidad social, amplían la red de relaciones e incrementan la formación de capacidades. En síntesis, estas experiencias proporcionan nuevos instrumentos para mejorar las políticas públicas, ensayando soluciones de tipo social, económico y ambiental que están siendo apropiadas por sectores juveniles que, a la vez, crean formas originales de participación y abren nuevas posibilidades para el intercambio de conocimientos que mejoran, a nivel micro, la calidad de vida de la región. 6. AUTONOMÍA, LIDERAZGO, SABER Y PODER: CUATRO TINTES PARA DAR VOLUMEN Y COLOR A LA TRAMA El término Autonomía se refiere a la capacidad de los sujetos para gestionar sus proyectos en forma independiente. Esta capacidad se gesta en el desarrollo de prácticas sociales que requieren tanto del interés de los sujetos como del reconocimiento objetivo, es decir, la toma de conciencia de su situación y de las condiciones que los llevaron al desarrollo de dicha práctica. Cuanto mayor es el nivel de autonomía adquirido por un grupo, más posibilidades existen de que aparezcan nuevos líderes ya que el incremento de la participación de la juventud genera un aprendizaje acumulativo que enriquece todos los niveles de la participación social, a través de diferentes experiencias, grupales o individuales. Prácticas que incrementan el saber y el poder Una práctica que logró incrementar el nivel de autonomía es Inclusión e integración social de los jóvenes desarrollada en Mendoza, Argentina. 17 A través de esta experiencia, la juventud tiene la oportunidad de construir un proyecto de vida vinculado al ejercicio de sus derechos. Al participar de la práctica el grupo adquiere confianza - interés subjetivo - como así también inician su aprendizaje sobre los derechos humanos, lo que los conduce al conocimiento objetivo de recursos legales para accionar y demandar mejores condiciones de vida como puede ser el reclamo de sus estudios. La propuesta se fundamenta en la educación para la democracia, propiciando el desarrollo de conocimientos, destrezas y valores necesarios para defender y consolidar sistemas y procedimientos participativos, como una forma de vida y convivencia. Utiliza la representación teatral como estrategia generadora de un diálogo cívico-ciudadano basado en el arte, un modelo que integra vivencias, intuiciones, creatividad y reflexión en la construcción colectiva de alternativas. El crecimiento de las capacidades de autonomía incide ineludiblemente en mayores niveles de Saber y Poder. De acuerdo a Giddens, las relaciones entre el saber y el poder se ven influenciadas por el conocimiento compartido entre quienes son competentes en participar o en reconocer la realización apropiada de una práctica social. Por esta razón, lo que el individuo llega a ser, depende de los esfuerzos reconstructivos que realice: el conocimiento de uno mismo está subordinado al propósito más incluyente y fundamental de construir/ reconstruir un sentido de identidad coherente y provechoso23 . Esta iniciativa se ha constituido en un espacio de reflexión para 21000 estudiantes que desarrollan conductas de convivencia armónica y solidaria. Las jornadas se promovieron en 90 instituciones educativas y facilitaron la identificación de jóvenes líderes que a través de la experiencia adquirida replicaron la propuesta en 26 localidades de Argentina. La práctica Teatro Activo llevada a cabo en Asunción, Paraguay, está basada en la reconstrucción del sentido de identidad a través del incremento del saber y poder, en este caso por medio de la representación teatral. La iniciativa consiste en el desarrollo de Jornadas de Teatro y Reflexión orientadas a fomentar la participación y promover el desarrollo individual y el compromiso personal en la construcción de una sociedad fundamentada en la justicia, el respeto a la dignidad humana y la democracia. 23 24 25 Prácticas que enriquecen el capital social, cultural y simbólico Para Bourdieu “el espacio social está inscripto a la vez en las estructuras espaciales y las estructuras mentales, que son en parte el producto de la incorporación de las primeras; el espacio es uno de los lugares donde se afirma y ejerce el poder...”24 . Si el saber se constituye a partir del espacio y éste está relacionado con la identidad social, tal como describimos anteriormente, podemos inferir cómo se van constituyendo las capas arqueológicas del saber 25 . En este sentido, no hay nada predefinido, pues toda relación histórica implica una construcción social que, a su vez, está compuesta por relaciones de poder que son variables. Esas relaciones de poder explican las condiciones de posibilidad de Giddens, Anthony, Modernidad e identidad del yo, Ediciones Península, Barcelona, 1995 Bourdieu, Pierre, Las miserias del mundo. Ed. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 1999 Foucault, Michel, La arqueología del Saber. Editorial Siglo XXI, Bs.As. , 2002. Introducción, Cap.II.I, II.II 18 emergencia de ciertas formas de saber, que inciden en el nacimiento de determinadas formas de cultura de un momento dado. En síntesis, siguiendo a Bourdieu podemos calificar las buenas prácticas como estrategias a través de las cuales actores sociales, en este caso la juventud participante, incrementan su capital para ejercer su poder, su influencia y, por tanto, existir en un determinado campo. Las prácticas enriquecen el capital social, cultural, económico y/o simbólico de la juventud, fortaleciendo tanto su volumen como estructura, lo que les permite mejorar sus posiciones en los campos (espacios sociales) en los que interactúan. La transmisión de capital social al sector más desfavorecido de la sociedad revierte en parte, la reproducción que se da en el sistema educativo, fenómeno por el que los alumnos “exitosos” son aquellos que poseen un mayor capital cultural transmitido por la familia. Una práctica social llevada a cabo en Argentina Inclusión social y desarrollo de la participación comunitaria de adolescentes y jóvenes en situación de pobreza ha logrado atenuar los procesos de exclusión del sistema educativo. El objetivo de la práctica fue conformar grupos comunitarios de estudio para acompañar a la juventud en la inscripción y durante el curso del Tercer Ciclo de la Escuela Media o Polimodal. La experiencia funcionó como un estímulo para quienes tenían más dificultades para seguir estudiando y los ayudó a no desertar la escuela. También logró incentivar el estudio entre la juventud de barrios carenciados, disminuyendo los riesgos de deserción escolar y los índices de repitencia. Promovió 26 el compromiso de los jóvenes con su realidad personal y comunitaria y fomentó la creación de redes de organizaciones hacia el interior de la comunidad barrial. 7. VIOLENCIA Y ESPERANZA: TRAZOS ENTRETEJIDOS EN LOS IMAGINARIOS SOCIALES LATINOAMERICANOS La violencia es un fenómeno histórico que se encuentra relacionado con las condiciones y procesos económicos, sociales, jurídicos, políticos, culturales y psicológicos. Las particularidades que asume en cada sociedad, se traducen de manera diferenciada en resquebrajamientos o debilitamientos institucionales, alteraciones de los valores éticos predominantes y en descomposición familiar y social26 . Otra de las facetas preocupantes de la exclusión juvenil está vinculada con la participación de los jóvenes - como víctimas y/o como victimarios - en diversas formas de violencia. Según estudios del Banco Mundial y del BID, América Latina es la región más violenta del mundo, dado que el registro anual de muertes es más de dos veces mayor que en cualquier otra región del planeta, siendo Colombia el país con más violencia del mundo y Brasil el de mayor crecimiento de los índices de violencia, seguido por Venezuela, especialmente Caracas. Podemos hablar también de otro tipo de violencia. Y ésa es la perspectiva que nos interesa desarrollar en este trabajo en el que estamos explorando la incidencia de las prácticas sociales en diversos fenómenos de la sociedad contemporánea. Tomaremos como punto de partida, el concepto de violencia totalitaria acuñado por Jürgen Habermas referido a la Rodríguez, Ernesto, Los jóvenes Latinoamericanos: heterogeneidades y diversidades... En: La juventud latinoamericana en los procesos de globalización, Opción por los jóvenes, FLACSO, EUDEBA, Ed. Universitaria de Bs.As., 1998 19 frustración resuelta en agresividad, la que proviene de la falta de perspectivas de realización, tanto individual como colectivamente. Los sentimientos de vacío e incertidumbre y la lucha cotidiana por sobrevivir, crecen fuertemente en medio de sociedades donde los criterios de igualdad y solidaridad están quebrantados dando paso a la aparición de distintas formas de violencia 27 . Philippe Bourgois (2005) propone una distinción conceptual entre cuatro tipos de violencia, distinción que sirve a los fines del análisis puesto que en la práctica se encuentran relacionados. • Violencia política alude a la que se ejerce en nombre de una ideología, movimiento o estado político. La violación de los derechos ciudadanos durante muchos años a causa de los gobiernos militares penetró en el imaginario de acción de la juventud, generando un comportamiento anómico. • Violencia estructural se refiere a la organización económico-política de la sociedad que consolida profundas desigualdades. • Violencia simbólica aparece en los trabajos de Bourdieu para descubrir cómo trabaja la dominación a un nivel íntimo, mediante el no-reconocimiento de las estructuras de poder, tales como legitimaciones de desigualdad y jerarquías internalizadas. • Violencia intra-generacional y hacia los otros: nombra los delitos, la agresión doméstica, los ataques sexuales, las conductas autodestructivas, etc. Estudios recientes indican que la juventud actual es más conservadora en sus proyecciones que las anteriores, más violenta en 27 28 29 sus expresiones, más alejada y escéptica de la política, más individualista y más excluida que anómica28 . Prácticas que devuelven la esperanza El grado de violencia instaurado en la cultura de las sociedades latinoamericanas y del Caribe es producto de la falta de perspectivas por la crisis económica, la soledad, la falta de trabajo, la inestabilidad, el desconcierto y la incertidumbre. El ejercicio de las prácticas sociales alienta en el imaginario social un sentimiento de esperanza que se contrapone a los sentimientos arriba mencionados. Las buenas prácticas generalmente producen sentimientos de esperanza capaces de contrarrestar la violencia. Una de ellas es la práctica Rumo-Forte educando con deportes de Brasil: El objetivo de la práctica se basó en la integración de niños y jóvenes vulnerables mediante actividades culturales, deportivas, de tutela escolar, apoyo nutricional, formación profesional, educación para la salud y expresiones artísticas. A través de estas actividades, se fortaleció la identidad cultural y se solidificaron lazos sociales que no provee la educación formal. La experiencia ayudó a sacar a la juventud de situaciones de riesgo desarrollando sus potencialidades, despertando otros intereses y devolviéndoles la esperanza de una vida mejor. El diseño y gestión de Buenas Prácticas Sociales representa la movilización de recursos, el despertar, el traspaso de la violencia de la utopía a la esperanza 29 , dando lugar a una nueva subjetividad en el imaginario de los jóvenes. Gómez, Mónica, El siglo XXI, entre la utopía y la violencia. En: Globalización e Identidad Cultural. Ed. Ciccus, Bs.As., 1997 Latorre Carmen Cruz, Nájera Eusebio, Los programas de formación de jóvenes de sectores de pobreza: el papel del Estado y su relacion con las ONG, RedEtis, Unesco Armando Lilia, Schmucler Natalio, De la violencia de la utopía a la posibilidad de la esperanza. En: Donde va la gente cuando llueve. Pobreza y exclusión en un mundo en transición. 20 Como señala un estudio de la OPS, resulta imprescindible asumir que estamos ante un problema estructural, sumamente complejo y enraizado en la propia cultura de la región, y es necesario superar los enfoques simplistas predominantes que se limitan a respuestas de tipo asimilación mecánica entre “pobreza” y “delincuencia”. Afortunadamente las Buenas Prácticas rompen con esos enfoques generando distintas modalidades de intervención. Conocemos el mundo a través de interpretaciones subjetivas que dependen del lugar que ocupamos y del reservorio de ideas, producto de nuestras propias vivencias. Así se construye nuestra subjetividad, en el interior de las relaciones sociales donde intervienen una multiplicidad de experiencias de vida, de modos de percepción y de acción, de valores, expectativas, etc. A pesar de estar inmersos en una cultura donde la subjetividad se construye desde el individualismo competitivo y los valores del mercado, existen nuevas experiencias que intentan contrarrestar estas tendencias. Las prácticas sociales construyen nuevas subjetividades reconstituidas desde el lugar de la inclusión, necesaria para la constitución del “yo. El “ser” y el “hacer” se ven enriquecidos al modificarse la percepción de sí mismos y desarrollarse la capacidad de planificación colectiva. De esta manera, los/ as jóvenes pueden pensarse como un “nosotros”, construido desde experiencias colectivas donde se sienten reconocidos y dignificados a través de su actividad. Resumiendo, estas nuevas formas de cooperación convergen en una recomposición del tejido social a través de códigos y modalidades cuyas características principales se oponen a la “modernidad líquida”, en términos de Bauman. 30 8. PRÁCTICAS QUE REPLICAN PRÁCTICAS Retomando a Bourdieu, las posiciones sociales de los individuos en el espacio social dependen del volumen y la estructura del capital global que poseen. Su posición social y el medio que los rodea construyen su habitus, es decir, sus esquemas mentales de visión, percepción, clasificación, los cuales les permiten poseer una estructura de disposiciones para actuar. Los habitus cumplirían el papel de “fórmulas generadoras que se encuentran en la base de cada una de las clases de prácticas y propiedades, esto es, de la transformación de un estilo de vida distinto y distintivo de las necesidades y habilidades características de una posición”30 . Trasladando este análisis al plano micro de las prácticas sociales de inclusión, podemos afirmar que el “éxito” y “distinción” de los sujetos - sea desde una dimensión social, cultural, económica, o medio-ambiental - se encuentra en estrecha dependencia con el habitus que poseen, su capacidad de movilidad, las estrategias y los instrumentos de reproducción. Las Buenas Prácticas proveen a las personas la posibilidad de adquirir capital social, cultural, económico o simbólico, para incluirse “exitosamente” en la sociedad. La transferencia de las Buenas Prácticas es un requisito esencial para que éstas puedan multiplicarse y potenciar su poder e influencia en sectores cada vez más amplios de la sociedad. La práctica “El arte como un generador de capital social: consolidación y multiplicación de la experiencia de las comunidades de centros culturales para una organización social y artística” llevada a cabo por la organización Crear Vale la Pena de Buenos Aires, Argentina, representa una Bourdieu, Pierre, La Distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Editorial Taurus, Madrid, 1991 21 Buena Práctica Social que ha logrado replicabilidad. La experiencia intentó consolidar el programa “Arte + Organización Social” como un modelo viable de desarrollo par a mejorar la calidad de vida. Su objetivo fue la integración de la población en situación de exclusión social y la recuperación del valor de la cultura como fuente de vida social. Los centros de la comunidad cultural que comenzaron precariamente en comunidades muy pobres, están actualmente transfiriendo y fortaleciendo esta alternativa de participación institucional. Se alientan las actividades que favorecen la integración de la población excluida a través de la construcción de la identidad social promoviendo proyectos de vida individuales y colectivos. Los centros comunitarios están dirigidos por jóvenes. La práctica que se inició en el año 1992 en el marco de un programa de integración social para jóvenes a través de actividades artísticas y comunitarias, se ha replicado en una red de organizaciones, expandiéndose hacia el resto de Latinoamérica y Europa. Sus proyectos centrales son centros culturales comunitarios, formación de jóvenes como agentes culturales para el cambio social, programa de multiplicación de la experiencia “Crear vale la pena”, desarrollo institucional y generación de sustentabilidad. Actualmente “Crear vale la pena” forma parte de la Red Latinoamericana Arte y Transformación Social, que está conformada por 25 organizaciones de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Bolivia y tiene como objetivo instalar el arte como motor de integración social. Enredando Jóvenes para el desarrollo (Argentina), ya detallada en otro momento de este documento, es otro ejemplo de transferencia positiva. La propuesta se transfirió a cuatro provincias argentinas y 31 logró una participación aproximada de 100 grupos de jóvenes en cada una de ellas y un impacto total de 1000 jóvenes capacitados que se multiplicó en aproximadamente 6.600 jóvenes, beneficiando de manera indirecta a 51 municipios. 9. CONCLUSIONES En sociedades democráticas pero en crisis, en contextos donde gran parte de la población está privada de trabajos estables y seguridades mínimas, viviendo el día a día en situaciones de vulnerabilidad e incertidumbre de todo tipo, es esencial la participación de los jóvenes en las prácticas sociales, tanto para su efectividad como para la renovación de enfoques. De acuerdo con lo analizado en este documento, parece ser que las buenas prácticas llevadas a cabo en la región están comenzando a transformarse en canales para el desarrollo de políticas de juventud a través de las cuales la juventud no sólo se configura como destinatario de las políticas, sino también, como agentes protagónicos de estrategias alternativas que se implementarán también en el futuro. En este sentido, la juventud aparece como un componente central para el diseño e implementación de estrategias innovadoras de desarrollo. Cuando las prácticas toman en cuenta la juventud abren el juego a un proceso gradual que pasa por distintos niveles31 : • Tomar Parte: promover un grado mínimo de interés y permanencia. • Ser Consultados sobre la definición de un programa o proyecto. • Co-gestionarla: permitir su intervención directa en la definición y desarrollo de la práctica. Latorre Carmen Cruz, Nájera Eusebio, Los programas de formación de jóvenes de sectores de pobreza: el papel del Estado y su relacion con las ONG, RedEtis, Unesco 22 • Autogestarlas: estimular la toma de decisiones negociadas y concertadas para dar respuesta sus necesidades. Es importante que en estas prácticas sociales participativas en las que los jóvenes son protagonistas sean: • Integrales en el sentido de abarcar la educación, el empleo, la salud, el acceso a la vivienda, etc. Lo que ineludiblemente lleva a una toma de conciencia de su realidad • Específicas en cuanto se dirigen a una población determinada, priorizando los grupos más vulnerables, tanto en el ámbito urbano como rural. Estas características no implican la implementación de prácticas “pre-fabricadas” rígidas en su planificación sino adaptadas a las realidades locales con una efectiva preocupación por los problemas y expectativas de la juventud que siente que las instituciones y canales de representación se encuentran ausentes. Es decir, es necesario que las prácticas sociales estén articuladas a las necesidades sociales. A lo largo de este trabajo, hemos demostrado cómo el tejido cultural se fortalece con prácticas que inciden en la recuperación de la identidad individual, grupal y del Estado y la sociedad: • A nivel individual repercute en la autoimagen, en nuevas modalidades de percepción, en actitudes y sentimientos respecto de sus propias necesidades, costumbres, proyectos, cultura, etc. • A nivel colectivo, frente a la contemporánea debilidad de los ámbitos de socialización, la práctica ocupa un rol socializador que construye o reconstruye identidad en el contexto de la actividad que realiza; se conforma un “nosotros”, sentimiento de pertenencia al grupo que se extiende a otros ámbitos de la vida juvenil. • A nivel del Estado y, por tanto, de la sociedad en su conjunto, las prácticas funcionan como satisfactores de la necesidad de integración social, contribuyendo a superar la marginalidad urbana, desarrollando la formación educativa, recomponiendo el tejido social, constituyendo espacios de “expresión generacional”, lugares donde los jóvenes pueden superar las diferencias y adversidades. No nos referimos a una “homogenización de la cultura”, sino a sectores juveniles, específicos dentro de cada sector social, que adquieren espacios donde pueden proyectar propuestas colectivas o individuales y exponer y canalizar sus necesidades y demandas. Cuando las prácticas sociales se adecuan a las particularidades de la cultura e identidad juvenil incrementan su eficacia y están en mejores condiciones de aprovechar mejor sus recursos, lo que a su vez afecta positivamente el desarrollo de políticas efectivas de desarrollo local. Es necesario que los Estados conozcan y se articulen con las buenas prácticas sociales para potenciar las iniciativas que están llevándose a cabo exitosamente a nivel local. Esto incidirá en un creciente proceso de democratización y en un incremento de la autonomía en la toma de decisiones de la población respecto a los asuntos que afectan su calidad de vida como así también en una mayor inclusión de todos los grupos sociales. Por otro lado, incrementará los niveles de circulación de la información entre Estado, sociedad civil y ONGS, cooperativas, asociaciones civiles, etc. facilitando la transferencia de respuestas originales e innovadoras para solucionar los múltiples problemas de las sociedades latinoamericanas y del Caribe. 23 10. DATOS DE LAS PRÁCTICAS Abuelas Cuenta Cuentos. Chaco. Argentina Fundación Mempo Giardinelli Contacto principal: Natalia Porta López Dirección: José María Paz 335, Resistencia CP 3500, Argentina Teléfono: 00543722449270 Fax: 00543722447453 Email: fmg2005@fundamgiardinelli.org.ar En un lugar mejor. Mendoza, Argentina Contacto principal: Victor Manuel Bringa manuelbringa@yahoo.com.ar Dirección: Casa de Gobierno Peltier sin N° Aparatado postal: 5500 Mendoza, Argentina Teléfono: 0261/ 4492111/2122 Email: Mercedesvillalba18@hotmail.com El Ceibo Contacto principal: Cristina Lescano Dirección: Paraguay 4742 , Cap.Fed. Buenos Aires, Argentina Teléfono/ Fax: +541147755152 Email: elceiborsu@arnet.com.ar . Enredando Jóvenes para el Desarrollo. City Bell, Argentina Contacto principal: Cecilia Ceraso Dirección: Sede del Programa: LA RED. Comunicación y Cultura Calle: 455 entre 31 y 132 Teléfono: (54-221) 4750739 Email: udep@perio.unlp.edu.ar Inclusión e integración social de los jóvenes. Mendoza, Argentina Contacto principal: Teresa Muñoz Dirección: Tirasso 2350 – Buena Nueva – Guaymallén, Mendoza, Argentina Teléfono: 011-421-9429 Email: asociacionincluir@hotmail.com Inclusión social y desarrollo de la participación comunitaria de adolescentes y jóvenes en situación de pobreza Buenos.Aires. Argentina Contacto principal: Maximiliano Carlos Estigarribia Dirección: Los Andes Esq/Falucho, Barrio Itatí, (1876). Bernal Oeste, Quilmes. Provincia de Buenos Aires. Tel/Fax: 54-11-4732-9381. E-mail: etis-com@fibertel.com.ar 24 Arte + Organización Social (Art as a social capital generator: Consolidation and multiplication of the experience of the Cultural Community Centres (C.C.C) for art and social organization, in Buenos Aires and the power of networking strategy), Argentina Contacto principal: Carolina Massa, carolina@crearvalelapena.org.ar, Rodrigo Kon, rodrigo@crearvalelapena.org.ar Dirección: Bogado 571 – B1609IFC – Boulogne – Buenos Aires - Argentina Teléfono / fax : 054 011 4700-1600, 054 011 4708-0742 Email: info@crearvalelapena.org.ar /www.crearvalelapena.org.ar Ciudadanos Planetarios – Jóvenes Empresarios. Brasil Contacto principal: Assumpção e Lima, Mírian Dirección: Antão Gonçalves Street, 60 - Belo Horizonte, CEP: 30290-130, Brazil Teléfono: 55 31 3487 0093 Email: mirian@paulinereichstul.org.br TAC Juntos Construyendo una Vida Mejor . Chile Contacto principal: Castillo, Patricia Dirección: Camino Cintura 3049,Cerro Cordillera, Valparaíso Teléfono: (56)32 755288 Email: tac@vtr.net Web: www.geocities.com/tacvalpo Programa experimental del mejoramiento de la vivienda (Experimental Program of Housing Improvement. Neighborhood Juan Pablo II, Locality of Ciudad Bolivar), Colombia Contacto principal: Arquitecto Rafael H. Uribe Rivera Dirección: Carrera 7 # 42-60. Building number 18, Office of Consultancies Faculty of Architecture and Design Pontifical University Javeriana. Bogotá. Teléfono: (57)091 320 83020 Ext. 2410/2407 Fax: (57) 091 320 83 20 Ext. 2409 Email: ruribe@javeriana.edu.co/ xcantor@javeriana.edu.co Ecoparque. México Contacto principal: Martin Medina Dirección: ECOPARQUE. COLEF Blvd. Abelardo L. Rodríguez 2925 Tijuana, B.C. 22320 Teléfono: (52-664) 6240531 Fax: (52-664) 6240531 Email: Medina2525@aol.com Circo Volador (Flying Circus): Youth and Popular Culture in Mexico City México, D.F. Contacto principal: Dr. Héctor Francisco Castillo Berthier - berthier@servidor.unam.mx Dirección: Calz. de la Viga No. 146, Col. Jamaica C.P. 15800 Teléfono: (52) 5740-9012 (52) 5740-3485 Fax: (52) 5740-0226 Email: circovolador@circovolador.org 25 Reforzamiento de aspectos culturales de asentamientos periféricos, (Reinforcement of Cultural Aspects of Outreach Settlements through University Volunteer Service (UVS) Nicaragua Contacto principal: Edmundo Werna, Igor Kustov Dirección: United Nations Volunteers (UNV), Postfach 260 111, Bonn, D-53153, Germany Teléfono: +49 228 815 2123; +49 228 73-4981 Fax: +49 228 815 2001 Email:igor.Kustov@unvolunteers.org,ikustov@uni-bonn.de,Edmundo.Werna@unvolunteers.org Teatro Activo. Asunción, Paraguay Contacto principal: Ana Maria Imizcoz Dirección: Avenida España 1195 Esq. Prof. Feliciangeli Teléfono/ Fax: 595 21 613159 Email: mail imizcoz@pla.net.py anaimizcoz@hotmail.com Educación en VIH/SIDA y Acompañamiento a Personas que viven con VIH/SIDA (PVVS). Uruguay Jaikove Puku (Vivamos más tiempo) Vencer Contacto principal: Gaspar Lezcano. Presidente Mirta Ruiz Díaz Secretaria General de la Fundación Vencer Dirección: Estrella N. 934 c/ Montevideo Teléfono/ Fax: 491-565 S.O.S.+ 422-524 Línea Confidencial Email: : venfenix@hotmail.com, venfenix@conexion.com.py 26 BIBLIOGRAFÍA Armando Lilia, Schmucler Natalio, De la violencia de la utopía a la posibilidad de la esperanza. En: Donde va la gente cuando llueve. Pobreza y exclusión en un mundo en transición Bauman, Zygmunt, Modernidad Líquida, Ed. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2000 Bonaldi, Pablo, Identidades Sociales En: Nuevas identidades y juventudes, Carrera de Especialización de postgrado, Bs.As., 2006 Castel, Robert, La lógica de la exclusión social. En: Todos entran, Ed. 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