Download El registro de testimonios para el análisis social
Document related concepts
Transcript
El registro de testimonios para el análisis social: las audiograbaciones y los videos Leticia Ruano Ruano Investigadora de la Universidad de Guadalajara Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales del Colegio de Jalisco México Lety_ruano@hotmail.com RESUMEN Se expone brevemente sobre la utilidad de las grabaciones (audio y video) para el análisis social, como punto de partida para reflexionar acerca de los aportes de diversos testimonios en la formación de licenciados en Historia. El primer eje está descrito en torno al sentido de la construcción del testimonio, el acceso a través de la memoria y el relato. A partir de estos últimos elementos se describe la relación con los referentes tiempo y espacio. La contribución de los testimonios radica en su apertura o aproximación a aspectos cualitativos y subjetivos, como son las emociones, las posiciones respecto a algo que pasó y a los factores que intervienen en la construcción del relato. A partir del desarrollo de estas cuestiones se introduce el segundo eje rector que es precisamente la docencia y los testimonios. A través de diez puntos sucintamente presentados, se muestra el mosaico de fuentes o expresiones textuales que pueden contribuir al análisis social, y con esto, las potencialidades en la formación del estudiante. Palabras clave: Testimonios, audiograbaciones, videos, análisis social y textual, formación del estudiante. 1. INTRODUCCIÓN Este artículo se sustenta en la experiencia en el uso de testimonios audio y videograbados, rescatados en la investigación que realizo actualmente sobre la identidad de Acción Católica Mexicana; registrada y financiada por la Universidad de Guadalajara, adscrita al Departamento de Estudios Sobre Movimientos Sociales. Sin descartar las vivencias obtenidas en el campo educativo de la Secretaría de Educación Jalisco. Las aportaciones metodológicas las transfiero al ámbito de la docencia en cuanto a sus contribuciones al análisis social y a su utilidad en la formación de estudiantes de la Licenciatura en Historia. Expongo estos asuntos a través de tres núcleos temáticos. El primero referido a nociones generales sobre la construcción del testimonio oral. El segundo, esboza información general sobre las audiograbaciones y videos. En el último apartado, presento algunas ideas sobre un posible manejo y beneficio en la enseñanza y en el aprendizaje. 2. TESTIMONIOS Y ANÁLISIS SOCIAL El registro de lo que cuenta la gente como testimonios de las experiencias sociales e individuales, parten del rescate de la memoria individual y colectiva. Por tanto, en el análisis se reconoce que la memoria no es una reproducción de las realidades sociales, sino una mediación simbólica. Se trata de la representación, desde su momento actual, de las permanencias de cosmovisiones pasadas. Entonces, los significados se renuevan en el registro. No obstante la incorporación de aspectos actualizadores, es insoslayable que prevalecen elementos veraces de lo sucedido. Es así que la memoria es invención y conquista presentes del pasado individual y colectivo: las selecciones muestran intereses afectivos, inhibiciones y censura. [1] Las reconfiguraciones de las vivencias basadas en el marco interpretativo en el que están ubicados los individuos, son por tanto posiciones en el campo sociocultural. Los recuerdos, olvidos y silencios se muestran para rearmar el tiempo y el espacio de lo acontecido. Memoria y espacio es una relación específica que integra significados de las imágenes, recuerdos sobre personas, viejas relaciones, tradiciones y pertenencias grupales; las remembranzas corresponden a varios y diferentes factores de la estructura y vida en sociedad (lo más estable en la comunidad); pues se trata de una realidad perdurable. [2] A la sazón, al establecerse el diálogo para registrar el testimonio, lo que dice la persona se construye en una historia contada, en un relato. Es decir, lo narrado es el aspecto discursivo que envuelve a la historia, que implica una serie de sucesos contextualizados socio históricamente; con continuidad basada en normas, valores, intenciones y motivos de la experiencia: el individuo reorganiza los sucesos en el tiempo y el espacio, lo que da sentido a los episodios, y a una serie de estos se le llama trama. [3] Memoria y tiempo es del mismo modo una relación determinada, que nos orienta a lo simbólico del pasado en virtud de las formas identitarias y del lenguaje (evocación de imágenes). De aquí que la memoria como representación simbólica construya el acontecimiento: ordenamiento del objeto real como recuerdo articulado de una vivencia mediante un problema dado y expresado en los relatos.[4] Los relatos son puentes para detectar elementos de participación y apropiación,[5] facilitan el acercamiento al acontecimiento sociocultural, es un mosaico de significados: el que tiene el narrador sobre el mundo; el del exterior pragmático donde se produce, recibe e interpreta lo que se dice; y el referido al contexto situacional del tiempo y el espacio.[6] En concordancia con esto, hablaría de relatos de vida como unidades que median el análisis social sobre campos temáticos particulares. Los testimonios son productos y expresiones que nos acercan a referentes axiológicos y socioculturales de las acciones, a los saberes cotidianos, a trayectorias personales o colectivas, a manifestaciones de las conexiones individualesinstitucionales, a pensamientos, sentimientos y actividades en la sociedad. [7] Son pues manifestaciones y condensaciones de experiencias compartidas que dan sentido a lo vivido. La recreación de historias a partir de episodios puede responder a preguntas sobre dónde, cuándo, cómo, qué, por quién, por qué de lo sucedido. Lo que se cuenta, agrega formas semánticas que contextualizan el carácter moral de las concepciones, para dar coherencia a lo episódico. El análisis de lo social se enriquece, se potencia, se diversifica a través de lo específico de la experiencia individual, pero siempre en conexión con su generalidad societal. Los testimonios son ventanas a los significados del pasado vivido, desde posiciones concretas de los sujetos y con representaciones interpretativas ubicadas, seleccionadas e integradas. Son, por ende, fuentes en la tarea de investigación. Hasta aquí, puedo señalar que los testimonios permiten construir una interface entre el conocimiento sobre las dinámicas más generales y los contextos específicos (entendidos como una delimitación espacial con expresiones de la totalidad humana). No obstante que quienes los construyen son individuos, sus experiencias están enraizadas en situaciones sociales que han impactado su visión personal, y su acción particular a su vez ha contribuido a los procesos colectivos. Ante la riqueza comprehensiva de estas expresiones de vida, dejar su registro a la memoria del investigador -al papel y lápiz- podría menguar las posibilidades de escenarios de reflexión, análisis y explicación. Por eso es que la grabación de los testimonios se recomienda para la construcción de la fuente oral. Esta es precisamente el registro a utilizarse de muchas formas, pues en ella se contiene lo que el hablante piensa, cree, imagina, proyecta. 3. AUDIOGRABACIONES Y VIDEOS Ya desde mediados del siglo pasado se realizaron entrevistas grabadas a personalidades políticas, con el objeto de crear bancos de datos; sin embargo, el interés se centró en “las voces de los grandes hombres de la política”; aunque más tarde, estas voces se pluralizaron, por lo que las clases, grupos oprimidos y la gente común atrajeron las miradas de los estudiosos.[8] Metodológica y empíricamente esta forma de construir fuentes provocó una ruptura con la escisión sujeto/objeto de conocimiento, que de trasfondo contiene una forma de pensamiento particular: una aprendizaje común de los participantes, en el que saber escuchar y dialogar es nodal.[9] A partir de los años ochenta, recoger relatos de vida tenía el propósito de indagar relaciones, normas y procesos estructurales de la vida social, como intersección de lo micro y lo macro.[ 10] Las intenciones de construir estas fuentes son diversas –por ende las formas metodológicas de hacerlo-: nos ayudan a reconfigurar historias de hechos, acontecimientos locales y sectoriales. Pero igualmente son puentes para resignificar lo conocido/desconocido y para analizar el contenido de las fuentes. Adentrarnos a estas indagaciones e informaciones ha planteado una visión interdisciplinaria. Ya a fines del siglo pasado e inicios del presente, tanto la formación más plural e interdisciplinaria como la búsqueda de un conocimiento integral y de criterios amplios, abrió la puerta al uso de los medios técnicos para su construcción y para su difusión -campo aún a ser explorado. [11] Si bien las audiograbaciones han sido la posibilidad de escuchar en las voces de los sujetos el ánimo, las emociones, énfasis, silencios, expresiones; trayectos temáticos, temporales y espaciales; los videos han revolucionado las reflexiones que pueden realizarse en cuanto al testimonio oral. Preguntas como “¿Qué pasa cuando registramos una entrevista en audio? ¿Qué sucede cuando lo hacemos con una cámara de video?”[ 12], nos obligan a repensar las implicaciones en la realización de los testimonios, las relaciones entre los participantes, el producto resultante, la situación de la entrevista, su edición, análisis y usos. Si bien es cierto que la grabadora o el video puede modificar el estado de la situación de la entrevista, con ello la participación del informante o colaborador. Es importante mencionar que cuando se acepta la utilización de la tecnología por parte de los participantes, es una forma más segura de reproducción de lo que se dice -aún cuando su transcripción ha creado críticas y comentarios sobre la autenticidad del testimonio. Estas grabaciones (audio y video) nos permiten ubicar y repasar varias veces lo dicho y/o las imágenes grabadas, para recapacitar sobre las reacciones del entrevistado y los asuntos que resultan de su interés. Un video, por su parte, es una forma de texto visual lleno de contenidos culturales. Se quedan grabados los matices de voces, los razonamientos, las expresiones verbales, las manifestaciones gestuales, las imágenes físicas. [13] Antes, las audiograbaciones requerían de pormenorizados registros de situaciones de entrevista que daban cuenta del contexto de las entrevistas, con la intención de detallar las reacciones no verbales/no grabables en la audiocinta. En el video, por ejemplo, se potencia lo no verbal y lo que queda implícito (gestos, miradas), con esto se multiplican las posibilidades de uso de la entrevista. [14] En consecuencia, es posible apreciar algunos de estos rasgos, ya grabados, pues permanecen para ser releídos por el estudioso. Es necesario mencionar que para la producción/construcción de estas fuentes, el tipo de entrevista ha de ser periódica y abierta, con la pretensión de ser analizadas posteriormente por el especialista -aunque también pueden ser consultadas por la gente en general. Son testimonios sobre lo que los individuos interpretan de sus vivencias personales y colectivas, las que han dejado huella en sus memorias, a pesar del paso del tiempo y de las recreaciones que se lleven a cabo por el entrevistado. 4. LAS VISIONES CUALITATIVAS DE LOS TESTIMONIOS Y SU USO EN LA DOCENCIA: UN PUNTO DE PARTIDA Y UNA DIVERSIDAD DE LLEGADAS Con base en una exploración realizada en el año 2006 a estudiantes del segundo semestre de la licenciatura, respecto de sus concepciones sobre aprendizaje, qué y cómo aprendían;[15] las conclusiones giraron en torno a que: había una tendencia a comprender el aprendizaje como una tarea receptiva en un contexto escolarizado, faltaba desplegar los estilos de aprendizaje activo y reflexivo; la inquietud central de los estudiantes era llegar a la comprensión –herramienta primordial del trabajo intelectual- o internalización de los contenidos disciplinarios; había una concepción centrada en el aprendizaje con una visión tradicional, pues predominaban las expectaciones por los conocimientos más que por las habilidades, preferían el activismo del docente sobre la forma pasiva del alumno. Asimismo en dicha indagación, había una constante en los alumnos en cuanto a que el profesor tenía una mayor responsabilidad en la motivación del aprendizaje. Estas percepciones y perspectivas tienen relación con un tipo de representación que influye a los estudiantes en la manera en que se aproximan al aprendizaje, esto es, se trata de su autoconcepto [16]. Sin lugar a dudas, los conocimientos previos de los discípulos determinaron la forma en que conceptualizaron el proceso de aprender, pues a partir de sus experiencias pasadas tejieron redes de significados y de interpretación. Teniendo como marco este sencillo diagnóstico, me pregunté sobre qué hacer desde la enseñanza de la materia “Análisis Valorativo de Textos” para modificar en algo sus concepciones y formas de aprender. Entonces di centralidad a la estrategia de la participación colaborativa del estudiante en la construcción de breves escritos, que iban desde sus reflexiones más cotidianas hasta intentos o ejercicios de posibles rutas para analizar un texto histórico. Lógicamente, inicié con las concepciones sobre textos y análisis; con las que abrimos muchas posibilidades de discusión, y aquí se hicieron presentes los diversos testimonios para el análisis social. Sigo aún en este arduo trabajo, que ha redituado en un aprendizaje de ambas partes. Aún con muchas carencias que cubrir. Lo que me permitió encauzarme por estos senderos fue precisamente la experiencia metodológica de la construcción y uso de los testimonios grabados y videograbados. En seguida presento algunas anotaciones como reflexiones generales de su impacto, planteados desde su riqueza como aportación para mi trabajo docente. El uso de los testimonios en la docencia (clases, asesorías metodológicas, dirección de tesis y tutorías), son hermenéuticamente virtuales. En este apartado expongo grosso modo mi experiencia en el Departamento de Historia de la Universidad de Guadalajara (Jalisco, México). Con una trayectoria de aproximadamente medio siglo, la Licenciatura en Historia tiene poco más de una década de haber incorporado a la historia oral como fuente formativa de sus estudiantes. Tras un predominio de la visión positivista de reconocer tan sólo en los documentos escritos la formulación de la escritura de la Historia, el análisis social cualitativo derivado del uso de testimonios, ha permitido incidir de alguna manera en el desarrollo de habilidades intelectuales para la comprensión tanto de temas como de aspectos epistémicos y metodológicos: conocimiento histórico, distinción de unidades temáticas; indagación, originalidad, iniciativa; saber preguntar, escuchar, opinar, autocriticarse, reformular descripciones, explicaciones e interpretaciones. Así como para repensar los problemas de comprensión en un tema histórico y su escritura, como son aquellos relacionados con las realidades sociales (posiciones y actores), las recreaciones en los textos (autores y contenidos) y los propios del analista. Aproximarnos a la construcción y análisis de la fuente testimonial, supone diversas operaciones intelectuales para su producción y comprensión. Por ejemplo, una entrevista que realicé con María Luisa, una militante católica de mediados del siglo pasado. La intención temática fue la discusión de la identidad de una organización católica, sin embargo, no opté por la opción metodológica de la entrevista temática. Escuchar a la informante me significó un aprendizaje sobre muchas cosas, una de ellas, la misma comprensión de la configuración de la identidad. Pues al hacer una pregunta o dialogar sobre un tópico específico, María Luisa entretejía el tiempo y el espacio de una manera enriquecedora para mi trabajo. Así que opté por un relato de vida que me posibilitó adentrarme desde su experiencia individual/colectiva al entrelazado campo de la cultura católica, catolicismo en general, catolicismo social, catolicismo popular, catolicismo oficial, sociedad, política, instituciones. En fin, esferas que me introdujeron a los complejos de relaciones interactivas de la estructura social presentes en la cotidianidad de la militante. Entonces miré al testimonio en su autonomía y en su aportación a mi tema de investigación; dos aristas, aunque relacionadas, pueden ser dos producciones de conocimiento independientes. El ejemplo anterior me sirvió para sustentar la metodología en el curso. Con ejemplos “vivos” a lo largo de la clase, las reflexiones partían de la naturaleza de los textos históricos, su diversidad y los elementos necesarios para analizar algo. Las expresiones de los mismos estudiantes, sus vivencias y expectativas abrieron espacios para insertarnos en el contenido específico de la materia y a repensar los contenidos básicos del curso expuestos a través de varios autores. Teniendo a estos últimos como ejes rectores de las sesiones. Aunque los logros han sido modestos, pues sabíamos de las limitaciones del curso y el semestre. Como profesor, los testimonios han aportado bastante para una mejor comprensión de la materia, de la relación con los estudiantes y de mi desempeño. Pude entrelazar texto y testimonio. Esto es, este último término no se restringe al producido tan sólo de manera oral, sino que son diversas expresiones las que pueden ser fuente testimonial para una sociedad. Ahora bien, lo que ha significado el testimonio en cuanto recurso material para la clase, puedo señalar lo siguiente: En primer lugar, el hecho de que un texto no es tan sólo escrito, sino que puede ser auditivo o visual, facilita la aproximación epistémica al análisis de textos con una visión más amplia de las posibilidades de la Historia y las historias. Segundo, desde una forma más abarcativa de lo que puede ser un texto para la reconstrucción de un hecho histórico, el alumno advierte diversas posiciones existentes en las realidades sociales de determinadas épocas, por lo que se abre un espacio de debate interesante sobre las verdades relativas o equívocas en la configuración/reconfiguración de los hechos pasados. Tercero, un testimonio facilita al estudiante la tolerancia a la diversidad en perspectivas sobre lo acontecido. Cuarto, la aproximación desde abajo y del presente a lo pasado, favorece el debate sobre la intervención del analista en lo analizado o reinterpretado. Quinto, los cruces espaciales y temporales que construye una persona en su relato, coadyuvan en el curso para la explicación de cómo lo textual puede movernos en los tiempos y en los espacios desde adentro (contenido específico del texto a analizar) y desde afuera (observación de las realidades sociales y las empíricas reconstruidas por los estudiosos). Sexto, una grabación o un video, como fuentes, invitan a triangular informaciones en la búsqueda de su análisis, descripción, interpretación y formulación de explicaciones temáticas. Séptimo, es benéfico conocer que hay diversas posibilidades para la reconstrucción del pasado, más allá de los documentos escritos. Sobre esto, he podido observar en los estudiantes iniciativas creadoras para la formulación de proyectos de tesis, que pretenden considerar a los temas de estudio desde una diversidad e interdisciplinariedad: aspectos iconográficos, discursos escritos, mapas; grabaciones, videos, música; diferentes textos testimoniales. Octavo, la consideración que un relato puede ser el puntal para una investigación, esto es, a partir de su contenido se pueden estructurar rutas para su análisis con un abanico de posibilidades temáticas para discutirlo. Noveno, una investigación puede alimentarse de testimonios grabados (audio y/o videos). Décimo, leer un texto o testimonio exige conocimientos temáticos más amplios, ubicación del autor y su grupo, su posición en la estructura y en la interacción social. Es el despliegue de las esferas cognitiva, competitiva y emocional del estudiante. Además, un autorreconocimiento del estudiante con respecto a sus juicios y prejuicios respecto del actor o su percepción. Estos puntos señalados, lógicamente proveen al curso del escenario óptimo para la comprensión de la hermenéutica en el análisis histórico. El tiempo y el espacio, como los referentes en el estudio social cobran vida desde lo más cercano y significativo: lo cotidiano. Desde ahí, los alumnos construyen sus reflexiones sobre lo conocimientos más formales de este espacio curricular. Se sitúan como partícipes de las realidades sociales y se implican en los procesos necesarios para validar un conocimiento sobre lo social. Entonces, reflexionan sobre las preinterpretaciones-interpretaciones-reinterpretaciones, como eje vertebral de las Ciencias Humanas. Las discusiones sobre la objetividad y la subjetividad son expuestas de una manera sui generis, por los estudiantes. Desde aquí, dilucidan sobre el perfil profesional y su decisión en la elección de la carrera. Actualmente me encuentro aún en la recuperación de entrevistas que he realizado a militantes católicos para constituirlos como recursos metodológicos para el análisis de textos grabados y videograbados. Lo que he presentado aquí es un resumen de mi experiencia inicial en este campo. Además, para ampliar el término textual de testimonio, he recopilado materiales en discos compactos para ejemplificar la heterogeneidad de expresión a través de: escritos (ejemplos: la república de Platón, la novela de Pedro Páramo de Juan Rulfo, el Príncipe de Maquiavelo, En el nombre de la Rosa de Umberto Eco, Orgullo y prejuicio de Jane Austen), audiolibros (Orgullo y prejuicio, El Príncipe), películas (En Nombre de la Rosa, Orgullo y Prejuicio) y documentales de libros (La República de Platón). De igual forma producciones de especialistas. Lo anterior a manera de una diferente exploración de la diversidad de los lenguajes y los espacios para la discusión sobre testimonios para el análisis social. Este mosaico de posibilidades de recursos textuales, entre ellos los audiovisuales, me obligarán a considerar como eje de la materia la distinción de las formas analíticas de estas fuentes y sus aportes a la investigación de un tema en Ciencias Humanas. Es esto un paso a este mundo tecnológico con sus aportaciones en el análisis social y en la formación de futuros analistas. 5. CONCLUSIONES Las conexiones metodológicas entre las experiencias de investigación y aquellas docentes, propician un vasto espacio de comparación, contrastación y analogía. La construcción de esferas de diálogos en una clase y las propias de una entrevista para la creación de la fuente testimonial, son posibles escenarios para que el alumno reflexiones sobre autorrepresentaciones y heterorrepresentaciones. De tal forma, que sus juicios se den en un espacio de tolerancia a la diversidad de opiniones, con base en constituirse en un buen escucha y un actor reflexivo en su formación. Desde adentro de una situación social se potencian los análisis de aspectos cualitativos que existen en lo que se dice, piensa, cree y hace. Tanto los relatos grabados de la gente sobre sus vivencias que puede construir un investigador, como la diversidad de testimonios audiovisuales relacionados con los asuntos temáticos de una clase, son accesos y puentes en la formación de un individuo para el análisis social desde el contexto, texto y autor. 1 R. Pérez Taylor, "La Memoria Colectiva y la Recuperación de las prácticas tradicionales", Entre la tradición y la modernidad. Antropología de la memoria colectiva, México: UNAM, 1996, pp. 23-43. P. Joutard, "¿Construir archivos? y "El tratamiento del documento oral", Las voces que nos llegan del pasado, México: FCE (Colección Popular, 345), 1986, pp. 297-330 y 331-373. J. Le Goff , "Memoria", El orden de la memoria, Barcelona: Paidós Básica, 1991, pp. 131-183. 2 M. Halbwachs, "Espacio y memoria colectiva", Estudios sobre las culturas, Vol. III, No. 8-9, Colima: Universidad de Colima, 1990, pp. 11-40. 3 C. Godoy y E. Hourcade, "¿La verdad o la memoria? El discurso histórico entre "lo que exactamente sucedió" y lo que "verdaderamente somos", B. Echevarria, et.al., Historia a debate. America Latina, Barcelona, 1996, pp. 45-48. G. Ramos Arizpe, "La importancia de la historia de vida en las ciencias sociales " [segunda parte], Narración e historia personal. Relatos de don Jesús Ramos Romo, Jiquilpan, Michoacán: Centro de Estudios de la Revolución Mexicana "Lázaro Cárdenas" A.C., 1989, pp. 209258. 4 A. García De León, "La temporalidad en el lenguaje y la historia: Chomsky y Braudel", B. Echevarria, et.al., op.cit., pp. 157-168. Pérez, op. cit. 5 Ramos, op.cit. 6 Le Goff, op.cit. L. Beduschi, "El texto, la escena. Apuntes de semiótica del texto oral", Estudios sobre las culturas, op.cit., pp. 339-347. 7 M. Camarena Ocampo, "Memoria y comunidad", Graciela de Garay (Coord.), Cuéntame tu vida. Historia oral: historia de vida, México: Instituto Mora, 1997, pp. 41-47. Pérez. op.cit. J.J. Pujadas Muñoz, "Los usos del método biográfico", El método biográfico: El uso de las historias de vida en ciencias sociales, España: CIS (Cuadernos metodológicos, 5), 1992, pp. 41-58. F. Morfin, "Praxis antropológica e historia de vida", J. Aceves (Comp.), Historia oral, México: Instituto Mora, 1997, pp. 83-113. P. Thompson, "Historias de vida y análisis del cambio social", J. Aceves (Comp.), Ibid., pp. 117-135. L.L. Langnes y F. Gelya, "Biography and the Structure of Lives", Lives an Anthropological Approach to Biography, USA: Chandler & Sharp Publishers, Inc., 1991, pp. 87116. J. E. Aceves Lozano, "Un enfoque metodológico de las historias de vida", Graciela de Garay (Coord.), op.cit, pp. 9-15. 8 V. G. Águila y C. Viano, “Las voces del conflicto: en defensa de la Historia Oral”, C. Godoy (comp.), Historiografía y Memoria colectiva. Tiempos y territorios. Buenos Aires, Argentina: Miño y Dávila editores, 2002, pp. 243-254. 9 V. Portelli, cit. por Águila y Viano, Ibid., p. 247. 10 V. Águila y Viano, Ibid., p. 248. 11 V. M.L. Roca y Ortiz, “<Historia videoral>: un campo interdisciplinar a desarrollar”, J. E. Aceves Lozano (Coord.), Historia Oral. Ensayos y aportes de investigación, México: CIESAS, 2000: 49-63. 12 V. G. De Garay, (1999), “La entrevista de historia oral: ¿monólogo o conversación?”, Revista Electrónica de Investigación Educativa, 1 (1). Consultado el 15 de diciembre de 2009 en: http://redie.uabc.mx/vol1no1/contenido-garay.html 13 V. ASELE. Actas VII (1996), A. Bell, “La metodología del vídeo. Una entrevista con Rigoberta Menchú”. Centro Virtual Cervantes. Consultado el 16 de diciembre de 2009 en: http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/07/07 _0479.pdf 14 V. M. L. Roca y Ortiz, (1997), “Relato y oralidad en el video documental”. Congreso de Zacatecas. Paneles y ponencias, El cine. Consultado el 17 de diciembre de 2009 en: http://congresosdelalengua.es/zacatecas/ponencias/cine/comunic aciones/roca.htm 15 G. Ruano y L. Ruano, “Una mirada a las concepciones y necesidades del estudiante: ¿Qué es y cómo aprender?, ponencia presentada en el II Coloquio sobre la enseñanza de la Historia/Universidad de Guadalajara, Museo Regional de Guadalajara, Jalisco, México, 20 y 21 de octubre del 2006. 16 V. A. Marchesi y E. Martín, Calidad de la enseñanza en los tiempos del cambio, Madrid: Alianza Editorial, 1998.