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Título: Infancia y conflicto armado en Colombia. Una mirada desde 1985 a la actualidad
Coordinador/a: ABSALÓN JIMÉNEZ BECERRA
abjibe2012@hotmail.com
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, Magister en
Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana, Magister en Historia de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, D.C., es Doctor en Educaci ón, de la UPN.
En la actualidad es Profesor Titular de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de
Bogotá, particularmente de la Maestría en Educación y de la Licenciatura en Pedagogía
Infantil. Sus líneas de investigación se enmarcan en la historia social y política de los siglos
XX y XXI
Comentarista: RAÚL INFANTE ACEVEDO
Docente e investigador en el área de Ciencias Sociales con amplio reconocimiento en la
Universidad Pedagógica Nacional, La Universidad Distrital Francisco José de Caldas y la
Fundación Universitaria Los Libertadores. Ha trabajado en estas instituciones en los
programas de Ciencias Sociales, Pedagogía Infantil y Educación Comunitaria.
Pertinencia Justificación:
El conflicto armado se constituyó, por lo menos desde 1985, de acuerdo a l a última Ley de
víctimas, Ley 1448 de 2011, en un elemento de deterioro de las condiciones de vida para
la población infantil en el país. En la primera mitad de los años noventa, no se manejaban
cifras concretas e integrales del conflicto armado; no se sabía, por ejemplo, cuántos
huérfanos había dejado la guerra, pero sí se podía afirmar que, entre 1980 y 1994, habían
sido afectadas por la violencia política unas 750.000 personas. Se debía considerar,
además, que el blanco de la persecución eran hombres de hogar; es decir, padres de
familia, con un promedio de 2.7 hijos; es decir, se había afectado alrededor de 300.000
núcleos familiares, la mayoría de origen rural. Lo que más afectaba a los hijos de la
violencia, una vez vivida la pérdida de un familiar, por el ejemplo su padre, era el
desarraigo de su lugar de origen, empeorando su situación de pobreza y exclusión social
cuando arribaban a la ciudad.
Contexto Teórico La Propuesta:
El conflicto armado se constituyó, por lo menos desde 1985, de acuerdo a la última Ley de
víctimas, Ley 1448 de 2011, en un elemento de deterioro de las condiciones de vida para
la población infantil en el país. En la primera mitad de los años noventa, no se manejaban
cifras concretas e integrales del conflicto armado; no se sabía, por ejemplo, cuántos
huérfanos había dejado la guerra, pero sí se podía afirmar que, entre 1980 y 1994, habían
sido afectadas por la violencia política unas 750.000 personas. Se debía considerar,
además, que el blanco de la persecución eran hombres de hogar; es decir, padres de
familia, con un promedio de 2.7 hijos; es decir, se había afectado alrededor de 300.000
núcleos familiares, la mayoría de origen rural. Lo que más afectaba a los hijos de la
violencia, una vez vivida la pérdida de un familiar, por el ejemplo su padre, era el
desarraigo de su lugar de origen, empeorando su situación de pobreza y exclusión social
cuando arribaban a la ciudad.
De tal manera, como lo sabemos los colombianos, estas últimas cuatro o cinco
generaciones han sido víctimas, testigos e inclusive actores de la violencia. Para nuestro
caso, dentro de los muchos efectos nefastos de la violencia crónica, encontramos: las
tasas alarmantes de reclutamiento infantil, secuestro, asesinato, desplazamiento forzado
y violación continúa al Derecho Internacional Humanitario, DIH. El Fondo de Naciones
Unidas para la Infancia — UNICEF—, entiende por menores en conflicto armado:
"A víctimas directas o indirectas de conflictos armados que obstruyen y/o destruyen su
desarrollo bio/psicosocial, que se agudiza con la tendencia a involucrar cada vez más a la
población civil. Los efectos de esta situación son la muerte de los mismos menores, el ser
herido o mutilados en el enfrentamiento bélico, quedar en situación de orfandad ante la
desaparición de la familia o de las personas con quienes vive, quedar en situación de
desplazamiento, ser torturado, desparecido, ser capturado o preso".(UNICEF: 1989, p.52).
El problema del manejo de la población rural, en cuyo centro se encuentra un tipo
particular de familia y de infancia, y la canalización de sus demandas irresueltas, conlleva
el reconocimiento de que después de una experiencia de más de cuarenta y cinco años de
conflicto armado, toda nuestra infancia, vista como experiencia vital, ha estado de alguna
manera afectada por el conflicto, la violencia política y la guerra. El interés de la mesa
propuesta a la BIENAL-CINDE, es sensibilizar la memoria y reconstruir la atmósfera de lo
que nos ha ocurrido como país teniendo en cuenta como actor central nuestra infancia.