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Lección 20 y 21 de Setiembre. Los sabios Guiar a las niñas y niños a entender que siempre es bueno obedecer a Dios, así como lo hicieron los hombres sabios. Base bíblica Mateo 2: 1-21 Hace mucho tiempo en un país muy lejos de aquí vivían algunos hombres buenos y sabios. Una noche uno de ellos estaba mirando al cielo cuando dijo: ¡Mira la estrella! Los demás sabios dijeron ¡Que sorpresa! Uno de los hombres sabios dijo: “Creo que es una estrella muy especial y nos está mostrando que un nuevo rey ha nacido. Hay que seguir esa estrella. ¡Vamos!” Así que los hombres sabios se fueron siguiendo a la estrella, llegaron a una aldea, se detuvieron ahí y dijeron: ¡Miren la estrella! Y la gente de esa aldea dijo: ¡Que sorpresa! Pero no había ningún rey en esa aldea, así que siguieron viajando hasta que llegaron a la ciudad de Jerusalén y dijeron a la gente: ¡Miren la estrella! Y la gente de Jerusalén dijo: ¡Que sorpresa! Pero tampoco veían ningún rey por ahí. Una persona se acercó a los sabios y les dijo: ¿Por qué no preguntan en el palacio del rey Herodes, él debe de saber? Entonces los sabios fueron al palacio y dijeron al rey Herodes: Hemos visto una estrella muy especial que marca el nacimiento de un rey, pero no en Jerusalén sino en Belén. Cuando el rey Herodes escuchó lo de un nuevo rey se molestó y pensó: Tengo que saber dónde está ese bebe para matarlo, entonces les diré a los hombres sabios que cuando lo encuentren me digan, voy a decirles que quiero adorarlo también, pero eso no es cierto porque la verdad quiero matarlo para solo yo ser el rey. Entonces el rey Herodes les dijo a los hombres sabios que el bebé estaba en Belén y que cuando lo encontraran le avisaran. Así que los hombres sabios continuaron su viaje hasta llegar a Belén y uno de ellos dijo: ¡Miren la estrella!, se detuvo. Llegaron a una casita, miraron por la ventana y vieron a José, María y el bebé Jesús. Así que tocaron la puerta para entrar y ver al bebé, cuando ellos entraron, José y María los vieron y dijeron: Que sorpresa! Los hombres sabios miraron a Jesús y aunque era un bebé ellos sabían que era un Rey. Entonces le dieron regalos que le habían llevado: oro, incienso y mirra. José y María se sorprendieron mucho ya que eran regalos muy especiales. Pero, ¿recuerdan lo que el rey Herodes les dijo a los hombres sabios? Claro, que le avisaran cuando encontraran al bebé. Pero el rey Herodes no quería adorar al bebé, ni darle regalos como los sabios, él quería matar al bebé Jesús. Como Dios protegía al bebé Jesús, Dios les habló a los hombres sabios y les dijo que no volvieran al palacio del rey Herodes sino que regresaron a su país por otro camino. Los sabios eran muy obedientes a Dios y así lo hicieron, regresaron por otro lugar. Por la obediencia de esos sabios el rey no mató al bebé Jesús y así pudo crecer y cumplir su propósito de Salvarnos de nuestros pecados. ¡Qué bueno que los hombres sabios fueron obedientes a lo que Dios les dijo! Dios quiere que también nosotros hagamos lo que Él nos dice: orando, viniendo a la iglesia, leyendo la biblia, poniendo atención a las historias que nos enseñan en la iglesia y obedeciendo a nuestros padres y maestros.