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Etnografía de o en la oscuridad? “ Las operaciones metafóricas pueden ser leídas como alusiones a lo que no se deja atrapar por conceptos unívocos, a lo que vivimos y está en tensión con lo que podríamos vivir, entre lo estructurado y lo desestructurante” Néstor García Canclini, 1999 de “La Globalización imaginada” Introducción La Mostra de Cinema Etnogràfic que tuvo lugar durante los días 2, 3, y 4 de diciembre del pasado 2004, (año especialmente cargado de medidas externas que tienen repercusiones internas difíciles para la continuidad de la Antropología como ciencia en los medios académicos), contó con la presencia de Françoise Foucault, responsable del Bilan Ethnographique de París junto a Jean Rouch desde su creación. En el caso de ese marco temporal antes citado junto a los contenidos de los filmes hubiera resultado enriquecedor debatir estas penumbras políticas y normativas que hacen tambalear la disciplina, pero allí apenas se tocaron. A la Mostra asistió un público, que en esta oportunidad se distinguió por no pertenecer al ambiente de los conocidos / as de siempre, y ello gracias a que su organización posee constancia en su trayectoria expositiva de los filmes y continuamente despliega vías alternativas y creativas de convocatoria. Es decir que sus organizadores: Contraplano, Laboratorio de Acción Documental, después de mucho batallar por traspasar las fronteras de los allegados pudieron sentirse contentos y satisfechos. La sala del CSIC mostraba caras jóvenes, ( y no tanto), nuevas en un número considerable. Esto nos indica la existencia de receptividad y que hasta en la sombra se cosecha. Las películas ofrecidas en la muestra pertenecían a la selección hecha del Bilan du Film Ethnographique de París 2004. El jueves 2 a las 19hs. Premio Nanook, Les vaches mieux que l ´argent, 34 min, de Abdoullahi Bava, Camerun 2003 (subtitulada en francés) y Esment especial, Bury the spear, 68 min, de Ivo Strecker y Alula Pankhurt, Etiópía, 2003 (subtitulada en inglés). El viernes 3, a las 19 hs. el Premio Mario Ruspoli, A man called Nomad, 38 min. de Alex Gabbay, China 2002 (subtitulada en inglés) y el Premio Fatumbi, Yao Gong, els miners, 52 min, Zhang Hogfeng, China 2003 (subtitulada en inglés). Y el sábado 4 último día de la muestra, a las 18 hs Els fills de Benkos, de Lucas Silva, Colombia 2000 en VO. Luego, por sorpresa se pasó en homenaje al fallecido Jean Rouch, un film recientemente realizado por un grupo de antropólogos de la universidad de Sao Pablo sobre la Antropología Visual y entrevistas a él realizadas, trozos de sus películas, etc. Todo lo que a continuación relato de los dos días en los que asistí a la Mostra está vinculado con el pase de estos filmes en un punto muy coincidente en relación a los temas actuales por los que atraviesa la Antropología en Europa. A pesar de ello, para muchos seguirá sin ser percibido así, probablemente también porque forman parte de los que no quieren enterarse de lo que la ciencia está enfrentando. Os invito al menos a rever y escuchar, desde donde estéis, otra vez a las personas con sus discursos en los paisajes de los cuatro filmes (de los del viernes, aunque yo no los haya visto también porque recibí comentarios sobre sus contenidos que me permiten reconstruirlos desde donde estoy ). La distancia física y temporal arroja luces sobre la oscuridad que viene de tanta cercanía a ciertos temas. Os convoco: a revivir la visión de las niñas y mujeres que cargaban agua en la cabeza deslizándose por los caminos dentro de la espesura del bosque, a veces cantando y otras en un silencio penetrante, a retomar el placer sexual que emanaban esos cuerpos pegados bailando la música afrocolombiana mezclados en medio de la luz con el público del mercado para disfrutar de la intimidad que brinda el goce compartido. También os invito a recuperar esa paciencia de la noble torpeza de los antropólogos que exponía la película etiope enmarcada en unos discursos extraordinarios y profundos sobre la paz en boca de los líderes en las asambleas indígenas. Y junto a todos estos recuerdos fílmicos, las didácticas, humorísticas y referenciales afirmaciones de Jean Rouch con ese león muerto, los indígenas africanos saltando en la puerta del Museé de L´Homme y las palabras por los antropólogos/as brasileros/as sobre los principios de nuestra tarea por los que se han pronunciado. Contrariamente a lo que algunos puedan interpretar como una crítica a Contraplano, todo lo que a continuación se relata dista mucho de esa intención, pues celebro haber ido y conocer de cerca todo lo que hacen y como continuamente abren un espacio a la visibilidad de la Antropología en la sociedad barcelonesa. Tratad de evocar todo lo que podáis de los filmes, de la oscuridad y de las intervenciones para salir de la disociación habitual, para pensar en esta oportunidad también junto al cuerpo. Intento sólo desde la sombra en que me encuentro, como tantos y tantas antropólogos/as del Estado español, promover la acción desde el lugar de cada uno y una, en esta realidad tan convulsionada, agitada, que se pinta tranquila pero que hasta a veces por eso mismo resulta sórdida y que acaba llevando a desconocer al otro entre tantas cuestiones como con las reformas la Antropología. ¿Por qué no se habla de las dificultades de la Antropología en el contexto actual europeo entre los y las antropólogos? ¿La problemática sólo proviene de las nuevas normativas? Con relación a todo esto y la mostra ¿Qué lugares ocupan Europa y los filmes en la mostra?¿Cuál los realizadores?¿ Y los protagonistas de los filmes? Son preguntas que anhelan conducir al lector/a, a que además de ver las películas nuevamente y detenidamente, reflexione sobre el contexto científico en que se están viendo y a los que ya las han visto, a que las enfoquen bajo el reconocimiento de una situación puntual, por la que la ciencia antropológica está atravesando en Europa y en el Estado español particularmente. En realidad esto bien podría ser una narración más, por eso no lo considero un artículo. Es un escrito que reúne anécdotas, hechos, datos, impresiones, sensaciones, disgustos, preocupación, propuestas. Un escrito calidoscópico sobre ciertos efectos e impactos en la Antropología de este estado y continente. La realidad y su cuento Parte 1 El día 2, el primer día de la mostra, al finalizar la película etiope, el debate estaba iniciado, pero cuando la Sra. Foucault se disponía a responder la tercera pregunta una oscuridad repentina rodeó la sala. Esta mujer no se inmutó en absoluto (después de tantos años discutiendo los más intrincados temas a media luz en salas o en total oscuridad...semejante inmutabilidad era de esperar). Sin embargo, nosotros, el público, percibimos intranquilos que debíamos irnos, nos echaban de la sala, o algo más estaba pasando que nos perturbaba al no saberlo. En minutos, una de las organizadoras, Nadja Monnet, avisó que la causa era un apagón generalizado en todo el barrio del Raval. Al unísono la gente se fue antes de que se la despidiera, pues había que entrar nuevamente en otra oscuridad que no era la de una película y se quería salir de ella para llegar a casa o ir a un bar con luz a tomar una cerveza apaciblemente. Al estar en la puerta del CSIC, apenas iluminada, casi en la calle me topé con cuatro jóvenes desconocidos de una universidad semiprivada que también venían de la mostra, dos chicas, y dos chicos que cursaban periodismo. Les pedí por favor ir con ellos hacia la primera luz que encontráramos porque estaba sola. No sabían muy bien si iban a Pl. Universidad o Las Ramblas, varias veces hicieron un zig-zag en medio de la oscuridad y comentarios de no saber a dónde iban, de que allí no pasaba nada y que podía ir sola. La actitud de autosuficiencia y a la vez de duda no me gustaron nada, así que no oculté ni el temor ni el disgusto que me producían, insistiendo en ir con ellos hacia donde fueran. Entonces empezaron a andar. Una de las chicas me había aceptado desde el inicio del camino a pesar de las actitudes zig- zagueantes de los otros tres. Una vez tomada la dirección, hacia la Pl. Universidad, yendo hacia el MACBA, sólo se veían acercarse siluetas con los reflejos que daban algunos coches que pasaban, las cuales de golpe se notaban a tu lado porque de otro modo era imposible que las vieras antes de que se te aproximaran. Todo eso impedía que se guardara la distancia habitual y fuéramos con más cautela para no chocar entre transeúntes, pero no todos reaccionaban igual. Comenté en voz alta que en la selva tenía menos miedo que allí y se rieron. Parece que ese comentario aflojó la tensión, tal vez generacional con otras añadidas, y empezamos a hablar de los filmes, un poco para matar el tiempo del camino que debíamos hacer hasta salir a la luz y otro poco para no ir en silencio y a oscuras. De esa forma resultaba menos atemorizante transitar por el barrio porque hablando los fantasmas, avivados al principio por la oscuridad con sus apariciones repentinas y reales, ya no eran tan amenazantes, se desvanecían al topárnoslos entre nosotros y volvían a ser más familiares a uno que en pleno silencio. La conversación la inicié preguntando : - ¿Qué les parecieron las películas? - Muy lentas, no sé si es un problema mío. Respondió el estudiante de periodismo en tono defensivo ante un hipotético ridículo. - Suele pasar porque estás habituado a un solo ritmo, el del “reloj occidental”, cuesta mucho adecuarse a otros ritmos, nos pasa a todos, también te puede pasar con una película de otro estilo al convencional...pero qué otras cosas puedes decirme? - ... no podían preparar un poco las entrevistas? Hubieran ido más rápido - Es que la gente habla así. - La verdad es que me decepcionó un poco, yo vine a hacer una nota, lo vi anunciado y pensé que la nota de este mes la podía hacer sobre esta muestra pero esto era sólo para” antropólogos!” Allí, confieso, me corrió más frío por el cuerpo que cuando se acercaban las siluetas fantasmales en la oscuridad de la calle del Carme. Tomé aire, la oscuridad me ayudó a camuflar muchísimo que no se notara el gesto de disgusto que me había gestado tal afirmación. Por lo que, así como cuando se dicen palabras de amor que a plena luz no salen, le comenté y pregunté con el mejor tono, casi amoroso, que me pudiera salir: - Al leer el cartel, qué expectativa tenías después al venir a verlas, además de hacer una nota? - No esperaba el festival de Cannes, por supuesto, pero...no sé.. . - Claro, ah!... pero tú leíste que decía “etnográfico”? Sí, pero no lo relacioné con la Antropología. - Y, con qué entonces? ( por suerte todavía no había luz, podía dominar mi tono de voz, pero la rabia al menos la liberaba en el gesto de indignación y anonadamiento gracias a la oscuridad) - Uy....no sé, no sé, no sé lo que es la etnografía, no se me hubiera ocurrido relacionarla con la Antropología... es que aquí los a los antropólogos mucho no se los conoce ( llegando a la media luz del camino). - Claro, habrás escuchado que en otros países europeos y latinoamericanos sí, no? Ya habíamos llegado a la Pl. Universidad, la luz destellante debajo de un foco permitió percibir los gestos de reconocimiento y los ojos de alegría de su novia colombiana al decir yo esa frase final justo ahí. Les agradecí el haber caminado juntos y nos despedimos. Pero, el chico mostró un poco de preocupación y malestar sobre lo que acababa de saber, fue sincero desde el principio con su zig-zag hasta el gesto que enseñaba el autoreconocimiento de haber metido la pata . Probablemente su preocupación nació al darse cuenta ( seguramente como con muchas otras experiencias) del marasmo académico en el que está y que, solito, tendrá que encontrar los significados de muchas cosas, algo que forma parte del convertirse en adulto, construir su subjetividad. Pero, es que eso nada tiene que ver con las responsabilidades informativas y formativas que las instituciones eluden desde hace un tiempo y que no sólo no asumen sino que se las ingenian para no llevarlas a cabo de acuerdo a los fines educativos que pregonan . Se sigue con la práctica del deporte nacional de culpar al otro, en este caso a los estudiantes que no estudian, no se preparan, y lo peor es que de tanto practicarlo y casi ritualizarlo acaban también teniendo razón. La consabida reproducción (al leer Bourdieu y/o cualquier pedagogo más o menos honesto se inundarían estas páginas con este tema). ¿Un pez que se muerde la cola es posible enderezarlo? ... en mi opinión sí, pero la mirada habrá que dirigirla no a la superficie, sino a la inercia, entre otras cosas para lograrlo, sin hacer caso ya de esos discursos de queja que acaban siendo telones cómplices con sonido de lo contrario a lo que enuncian. Sólo marean . En gran medida, creo que todo esto contribuye a la crítica situación a la que ha llegado nuestra disciplina, la Antropología. Además de no ser vista por esta sociedad, su corpus científico es deformado, ignorado y arrebatado por discursos y prácticas de otras disciplinas. A lo que se le suma en la actualidad también el arrinconamiento epistemológico y el tener que enfrentarse a unas reformas europeas en sus planes de estudios que la fragilizan aún más. No cabe duda que ese chico no vio la luz de la sabiduría con la charla callejera. Su inquietud y gestos de preocupación sólo nos enseñan a lo que las instituciones educativas le han conducido (a él como a otros y otras jóvenes, más allá de las individualidades). Les atiborran de información y se espera que la traguen y digieran rápido. Tal y como en el consumo dentro de un supermercado, el atiborramiento informativo les impide usar las estrategias del pensamiento crítico, selectivo y relacional sobre lo que observan. Con todo ello, es así les generan un apagón que les oscurece en innumerables circunstancias la identificación de contradicciones, objetos, palabras y significados de manera diferenciada, resultando una comprensión escasa de lo que les rodea. En consecuencia, acaba por aburrirles los estudios, hacerles entrar así en el largo túnel de desinterés por ellos y total que se les eclipsa cualquier motivación para desentrañar un significado y sólo impulsarles a copiar y refritar sin averiguar nada. En este cotidiano educativo general, cómo no iba a verse también apagada y oscurecida la Antropología? ....pero ahí no acaba todo. Parte 2 El sábado, después del film colombiano, (el cual además disfruté porque me encanta la música afro colombiana), se pasa la segunda filmación , el documental de homenaje a Jean Rouch. Una hermosa sorpresa. Este film combina trozos de películas antiguas de este realizador etnográfico con comentarios intercalados de antropólogos brasileños sobre la Antropología, el papel de la investigación etnográfica, la posición de los antropólogos frente a las comunidades, y sentencias de Rouch. Una especie de collage de textos de unos y otros con imágenes filmicas, los cuales llevaban a pensar en muchas direcciones, suscitando casi una asociación libre visual e introspectiva, que entre películas de épocas muy distantes entre sí reunían sentencias de Rouch tales como “La Antropología será visual o no será” y los de una antropóloga brasileña que “la Antropología es diálogo”, entre muchas otras y otros no menos profundos. Acabado el segundo film, comenzó la rueda de preguntas a la Sra. Foucault, esta vez la luz no se había ido y la sala estaba muy bien iluminada. Sin embargo, el crítico momento por el que atraviesa la Antropología tampoco se vio, no todo es un problema logístico ni presupuestario. Luz encendida, varios y varias antropólogos, películas etnográficas, afirmaciones referenciales de uno de los grandes de la Antropología Visual. Mayor contextualización y logística en su punto era insuperable para abordar conjuntamente el tema que dará o no lugar a la continuidad, o al menos a un tipo de continuidad, de nuestra disciplina en medio de eventos y próximas definiciones en pocos meses. Casi nada. A pesar de tener toda esta puesta a punto “la crisis actual de la Antropología” pasó inadvertida como una silueta fantasmal en la oscuridad ante la pregunta que le hice a la Sra. Foucault. Le pregunté: ¿Cómo repercute en Francia una afirmación como la que Rouch hizo en momentos en que la Antropología se encuentra en crisis dadas las nuevas disposiciones europeas para nuestra disciplina en la formación académica?¿ Cómo afecta tal afirmación? La Sra. Faucault. me respondió amablemente, con total franqueza, dulzura y afecto por lo que realiza. Tal y como siempre desprendía en cada una de las respuestas que daba con la mayor y mejor disposición, precisión y respeto. Se dirigió a mí con esas respuestas de una mujer que entregó su vida a la tarea del cine etnográfico con su extraordinario y admirado colega y maestro Jean Rouch. Todo esto reflejó al responderme y luego al mucho más al terminar con información sobre los cursos de Antropología Visual, puntualizando que “los antropólogos siempre son vistos como un poco locos, y que tal afirmación de Rouch era muy poco conocida” Me sentí peor. Para finalizar, nos proporcionaron las dos webs, una la del Bilan , y la otra donde se había reunido una enorme cantidad de información sobre Jean Rouch para un homenaje realizado a Margaret Mead. Mientras que la Sra. Faucault comentaba y Nadja y Sandra Anitua, nos daban los datos de la web, la primera no dejó de ser lo suficientemente crítica sobre cómo en USA se apropian de todo tipo de información. Desde la sombra... Primero a oscuras vemos los filmes con sus diversos contenidos, los debatimos, elegimos entrar en la oscuridad para poder ver mejor, porque la técnica así lo exige, se hace la luz para vernos al debatir. Sin embargo, la luminosidad para tratar la fase grave por la que atraviesa nuestra disciplina, y de algún modo vislumbrar entre todos y todas hipotéticas salidas brilló por su ausencia. No había dificultades ni materiales ni sociales ni culturales ni temporales para tratar el tema. Hasta la misma afirmación del fallecido Jean Rouch “la Antropología será visual o no ser” provocaba, inducía y daba lugar a debatir la crisis por la que se atraviesa . No acabamos de ver lo que está frente a nuestras narices en los lugares donde se fraguan tantas y apreciadas concepciones antropológicas. Pareciera apagarse la luz en los ámbitos donde podría hablarse de lo que ocurre, como si nos percatáramos de que también sobre estos espacios repercutirán las nuevas normativas. ¿Qué está pasando? Sospecho que por un mecanismo de defensa o por vaya saber que complejidad. En consecuencia, me surgen las preguntas interiores :¿ La dificultad sólo es externa a nuestra disciplina?¿ La salida de la crisis en la que se pone a la Antropología sólo depende de quienes la han puesto en jaque? ¿ Las alternativas están en nuestras manos, en las de quienes nos reglamentan o en el debate conjunto? ¿Esos debates pertenecen sólo al ámbito académico?¿Únicamente convocando a reuniones específicas es abordable el tema? ¿Acaso estas circunstancias no están mostrándonos más historias? Entre la multiplicidad de respuestas creo que aún no está internamente tan extendida la conciencia de esta crisis científica a la que la Antropología está sometida y, por consiguiente sus repercusiones. Ya sea en los aspectos formativos y relacionales con otras disciplinas, como en aquellos en lo que conciernen al cuerpo teórico. Así como el reiterado uso, mejor dicho, mal uso por parte de otras ciencias y de los numerosos tecnócratas del concepto de etnografía, o de otros conceptos como observación participante, y datos etnográficos. En consecuencia, resultan fácilmente imaginables los prolongados diálogos de los antropólogos/as con los gestores designados por las instituciones para abordar los temas de sus agendas con las nuevas normativas. Pues junto a ellos están los consabidos y tediosos temas burocráticos que se cruzan permanentemente con los discursos difusos, grises y oscuros (algunos también oscurantistas) a los que para responderles tendrán los antropólogos que propiciar rupturas de representaciones sobre lo que es la Antropología (tema ya internamente controvertido) y poner otra vez los cimientos de los significados, como por ejemplo el de etnografía. Esos interlocutores también son objeto de una formación confusa, sospecho que en el espacio de los debates se deben estar llenando lagunas cognitivas enormes para garantizar la continuidad de un diálogo ( por lo cual hay que celebrarlo ya que eso abre una oportunidad a obtener otra actitud y una positivizar en algún aspecto la visión de la disciplina fuera de ella ). El estudiante de periodismo con el que caminé a oscuras es un grano de arena de una playa descuidada sobre las asociaciones con la Antropología. Resulta paradójico, y hasta una broma de mal gusto hacia la Antropología siendo que ella ha impulsado siempre la interdisciplinariedad, haya otras disciplinas tomen algunos de sus logros metodológicos como los anteriormente citados, y sin mencionar la procedencia epistemológica de lo que se apropian, constatándose en pocas palabras que se dice cualquier cosa sobre temas antropológicos también. A algunos y algunas nos suena absurdo que los y las antropólogos/as tengamos que erigir parte del debate en términos de propiedad de nuestra ciencia. Sin embargo, estamos en nuestro derecho para reclamar el respeto epistemológico. Hoy un docente de primaria además de dar clase, hace observación participante y recoge datos etnográficos, escribe un diario de campo..... Excelente para favorecer el aprendizaje de aulas cada vez más diversas, pero es esa su tarea? En su formación¿ qué lugar ha tenido la Antropología? ¿Qué antropólogos/as participan en tales trabajos? Son otras preguntas que me hago.¿ No son esas medidas que en nombre de favorecer la educación acaban aplastando a los docentes con más exigencias, y a los antropólogos les acaba usufructuando parte del cuerpo teórico de la disciplina sin mencionarlo? Si se analiza con mayor profundidad la situación educativa no hace más que poner en evidencia la necesidad mayúscula de que la Antropología sea consultada y estudiada prolijamente con mayor acento todavía y no se vea disuelta en una confusa fragmentación que promueve el solapamiento de tareas, la vulgarización de conceptos e incoherencias con las finalidades que se buscan según los contextos. Los resultados educativos bajos y lamentables para todo el Estado español, lo testimonia uno de sus cometidos educativos cruciales de su función formadora, como es el caso de la comprensión lectora – una de las más bajas de Europa ( ironías de la vida con el periodista peregrino de la oscuridad que había leído etnografía pero no la relacionaba con la Antropología). La globalización fuerza una formación académica elemental de la población mundial mucho más diversa y plural de acuerdo con sus postulados según sus portavoces, pero los docentes que modela siguen con una deficitaria capacitación para la trasmisión de saberes . Está pasando que se echa mano como se puede de la Antropología en la enseñanza porque la realidad con su diversidad desborda y sobrepasa tanto la limitada y anacrónica formación pedagógica que se ha recibido como la que reciben en relación a la transformación histórico social de los movimientos migratorios actuales. Y todo ello con cursillos y cursoides de toda índole, que en muchos casos no buscan más que gestionar el día y no esconden tampoco ninguna intención deshonesta Todo esto forma parte de otro gap más que deforma significados y usos de conceptos antropológicos, a los que se les pueden sumar los que se ven en los cursos de mediadores culturales, estudiosos de marketing, etc.,etc. ignorando completamente a la Antropología como su fuente. ¿Y todo esto de repente? ¿ Desde cuándo?¿ Podemos empezar a situarlo?¿Éramos conscientes los y las antropólogos de todo esto?¿Era posible saberlo? En cuanto a lo que abarca la transformación de tipo legal que atañe a la titulación de antropólogo y su futura validez, no acaba de ser muy claro para mí. Sólo sé que se tambalea su forma actual, y circulan muchas versiones, entre ellas las que ponen en tela de juicio su valor científico. Aunque esté viendo la crisis y conozca algunas propuestas admito sin ninguna vergüenza que me cuesta entender muchas de sus particularidades. ¿ Tal vez no sea la única? ¿Acciones? En el debate de la mostra me quedé sola escuchando la respuesta y el silencio de ninguna pregunta más al respecto. Me sostuvo el convencimiento de lo que veo que pasa en la disciplina y el saber que había alguien en la sala que entendía lo que decía. Luego, espontáneamente, ese alguien acercó al terminar la actividad para expresar la coincidencia e invitarme a escribir. Esto no es un artículo como afirmo al principio, es el relato de unas anécdotas azarosas e impresiones personales que emergieron en este marco de la crisis poco reconocida en general. Es una especie de punta de ovillo que sale de las perspectivas “internalistas y externalistas” – de una manera muy simplificada- (que por esas casualidades de la vida tuve que volver a estudiar). Sin embargo, no todos se quedan de brazos cruzados y se intentan dar pasos. Frente a todo ello un gran encuentro tuvo lugar en Madrid el 28 de octubre. A él asistieron más de cien antropólogos y antropólogas de todo el Estado para tratar esta situación, la gestión de aspectos legales, buscar alternativas cara a los cambios que se avecinan a raíz de las nuevas disposiciones europeas que proponen reducir la formación académica desmereciendo su valor científico. Una ciencia que paradójicamente visualiza aquello que está en la oscuridad, en los implícitos sociales y en el invisible. Ahora es ella misma también objeto de apagones constantes e ininterrumpidos por otras disciplinas e instituciones como por las nuevas disposiciones europeas y del estado español. Tanto desde un punto de vista positivo como activo, para evitar la práctica del deporte antes citado y responsabilizar sólo a los de afuera (autoridades, instituciones, políticos, etc.) se hace necesario mantener la luz encendida desde dentro de la disciplina para que la Antropología siga y para ello ir andando como lo hicieron los y las del 28.10.2004. De este modo por fin mostrándose no sólo en los congresos, y tampoco mirándose a sí misma en el lamento. Por su corta y peleada historia en el Estado español la Antropología puede que en esta fase, si juega bien sus cartas, puede empezar a revertir la oscuridad en la que se encuentra respecto del conjunto de la sociedad. Se deje ver, se note, se muestre mucho más que como hasta el momento viene haciéndolo. Pueda entrar y salir de la oscuridad por decisión propia, para ser estudiada, analizada y no por imposición. La constancia de un grupo pequeño como Contraplano, y otros por el estilo que se reúnen en bares o donde sea son ejemplos concretos y puntuales de que la gente escucha y quiere conocer. Y los más grandes con más trayectoria como el Institut Catalá d´Antropologia que permanece, hace y promueve diversas actividades en torno a la ciencia, son un el germen de lo que promueva una visualización un poco más diáfana, extendida, no arrebatada y capturada, sino más cercana a la misma Antropología. Incluso suscitando que se acerque gente sin saber de qué se trata, produciendo choques que propician aprendizajes y construcciones sociales más cercanas, tendientes a la visualización de la ciencia, (como la del periodista de la oscuridad) Esos choques van también en dirección a nosotros como indicativos de cómo nos están viendo y de cómo nos vemos. Por ahora son iniciativas que funcionan como termómetros sociales del estado de la disciplina tanto desde afuera como desde adentro de ella, pero la ciencia no puede descansar sólo sobre sus hombros. Todas estas agrupaciones, asociaciones, etc. forman parte de la disciplina pero poseen muchas limitaciones como dificultades para ocuparse y nuclear tantas tareas y a la vez ocuparse de la misma crisis que se atraviesa. Su continuidad amplia la visualización de la disciplina en la sociedad con las tareas etnológicas que ellos despliegan. Milagros no hay. Las creencias tanto pesimistas como ilusionadas pueden acabar paralizando cualquier cambio que modifique el estado actual de la Antropología. Tampoco se precisa una central eléctrica para dar luz a la Antropología y ésta finalmente acabe siendo vista y reconocida (producen desarreglos climáticos). Ni nos benefician iluminados/as de corte narcisista y prometedores de grandes cambios epistemológicos ni son necesarios los destellos teóricos sobre la disciplina. Pero, sí en cambio intervenir en la ocasión revisando y debatiendo en cada oportunidad que se presente esta crisis, y de esa manera no dejar solos y solas a los que están trabajando en la sombra para resguardar a la disciplina del eclipse al que la quieren someter y recuperarla del mal uso y apropiaciones de su cuerpo teórico por otras ciencias. Aunar esfuerzos, tener presente el momento histórico de la Antropología en los espacios que ocupamos. En un abrir y cerrar de ojos se cambia una situación. Es lento y necesita de la reflexión y comunicación constante en todos los ámbitos posibles, por eso pregunté en la mostra. No podemos quedarnos en la creencia de que por participar está garantizado un cambio idóneo para la Antropología. Es un tema de esfuerzo y trabajo, de valorización, respeto y principios por la tarea que realizamos. Con este escrito quiero hacer llegar mis impresiones y mi diminuto apoyo a quienes están trabajando por una continuidad lo más digna posible de la Antropología en el tan controvertido espacio europeo y del estado español educativo actual. También de esta manera invitar a muchos otros y otras a hacerlo y a que opinen al respecto, planteen iniciativas, hagan circular y promover el debate. El 28.10.2004 en Madrid será tenido en cuenta en la curva de la historia de la Antropología de este país tanto para criticarlo como para elogiarlo porque esa fecha mostró una fuerza que no se creía tener hasta que se vieron las caras. Con el fin de que esa curva histórica no se diluya en una charla de café y en el inmovilismo o el ilusionismo, nadie puede ignorar que la oportunidad brinda las condiciones suficientes para que los mayores de la Antropología española simplemente nos cuenten sus inicios hasta el presente. Ellos y ellas pueden hacerlo con sólo mirarse al espejo, extendiendo un brazo más arriba de sus estanterías de libros para alcanzar esos apuntes y documentos ( que se sabe que están y no se tocan, como algo sagrado). Llegó el momento de desempolvar y transmitir esos conocimientos que cimientan la disciplina hasta hoy en este Estado, en conferencias, clases junto a los estudiantes buscando material documental, jornadas para sólo escucharles y debatir con ellas y ellos... haciendo historia ahora también y escribiéndola al mismo tiempo que se está realizando ese famoso libro. (es otro apoyo!) Como antropólogos/as incorporemos una concepción distinta de la oscuridad a la que estamos habituados para actuar en consecuencia. Aquella que sólo es un cambio de estado, una contingencia, la de la concepción del pueblo Baulé sobre la oscuridad (sobre la cual hace un tiempo aprendí cuando era estudiante) y así positivizarla con acciones dentro de ella . Está claro que eso facilitaría transitarla de otra manera y con otra salida. Dialogando con la gente, como definía en el film la antes citada antropóloga brasileña a la Antropología....de hecho como caminamos en la calle oscurecida con nuestro convertido buen amigo el periodista con quién el diálogo constante permitía ahuyentar y desvanecer a los fantasmas que nos resultaban amenazantes. Cecilia Montero Antropóloga doctoranda de Antropología Social y Cultural en la UB Barcelona, diciembre 4. 2004.