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El canto y la música en el momento de liturgia de la eucaristía. Después de este tiempo de descanso, retomamos nuevamente este “lugar” de reflexión y estudio, vamos entonces al tema de esta semana. Cuando comienza la liturgia de la eucaristía, durante la preparación de los dones y del altar, nos preguntamos: - ¿Es bueno que la comunidad cante en este momento? - ¿O que cante sólo el ministerio de la música, o un solista, o que se alterne el canto entre un solista o la asamblea? - ¿O es mejor la música instrumental? - ¿O nada de música? Lo primero que tenemos que afirmar, es que el momento de la preparación de los dones es una acción sencilla y a la vez secundaria y preliminar de un momento más importante, que es el del inicio de la Plegaria Eucarística. El rito completo consiste en: Preparar el altar. Traer los dones en procesión. Colocarlos sobre el altar (Después de haber dicho las oraciones “Bendito seas, Señor…”). Incensar los dones, el altar, el presidente y la asamblea (cuando se utiliza incienso). La purificación de las manos del presidente de la celebración. Y se concluye el rito con el: “Oren hermanos…” y la Oración sobre las ofrendas). Lo segundo que afirmamos es que si se utiliza la música o el canto durante esta parte de la celebración, tendría que empezar mientras se está preparando el altar; ¿A dónde corroboramos esto? Obviamente vamos a la OGMR Nº 139 y 140. Y debería continuar hasta que los dones sean colocados sobre el altar, es decir hasta la Oración sobre las ofrendas (cf. OGMR Nº 74). El principio básico que debe determinar, si se emplea música y qué tipo de música, es considerar la importancia relativa de este momento, en comparación con otras partes de la celebración que son más importantes como por ejemplo el Gloria, el Salmo responsorial y/o su respuesta, el Santo, la aclamación del Amén en la doxología al concluir la Plegaria Eucarística. Sería un criterio equivocado darle más importancia al canto en este momento y no cuidar por ejemplo de cantar el salmo responsorial, es decir, que a veces ponemos demasiado énfasis en lo secundario descuidando lo principal, lo hacemos también cuando damos más importancia a la preparación de un canto penitencial o de meditación. No olvidemos que la Misa tiende a ser una celebración verbalista y a veces nosotros lamentablemente ponemos nuestra cuota para que esto se acreciente. El momento de preparación de los dones viene después de tres lecturas bíblicas (y el salmo), la homilía, el credo, la oración universal o de los fieles, es por eso que emocionalmente, esta parte de la celebración podría ser un momento apropiado para que la comunidad se prepare para las acciones del gran momento de la Plegaria Eucarística y la comunión. Una alternativa sería la música instrumental o suave, un canto entonado por un solista o por el ministerio de la música, que debe jugar un papel de liderazgo, pero no exclusivo; Está también la opción de ir alternando el canto entre la asamblea y un solista, por ejemplo. Como vemos, tenemos muchas opciones para la música, durante este momento de la celebración. Conscientes, entonces del carácter secundario de la preparación de los dones, la elección apropiada de los cantos se tendría que hacer teniendo en cuenta, qué cantos deben ser más preparados y cantados, la capacidad de la asamblea, la calidad y el arte del ministerio de la música y por supuesto el tiempo del año litúrgico o la naturaleza de la fiesta particular del día. Entonces, vamos a lo práctico respondiendo a las preguntas que nos hicimos al inicio de esta reflexión. ¿Es bueno que la comunidad cante en este momento? Si. Un canto suave, sereno, que ayude a contemplar, y así la asamblea se prepare para el momento en el cual iniciamos la Plegaria Eucarística. ¿O que cante solo el ministerio de la música, o un solista, o el canto se alterne entre un solista y la asamblea o es mejor la música instrumental? Estas dos opciones también son muy válidas y muchas veces no las ponemos en práctica, por miedo o por que nos hemos acostumbrado a que sólo la comunidad cante. Obviamente con la misma intención que hemos mencionado arriba. Y con respecto a la pregunta ¿O nada de música? Es también una opción válida marcada por la OGMR Nº 142 cuando no hay canto o música instrumental, el Nº 139 nos dice: «Todos se sientan» terminada la Oración universal o de los fieles, para cantar y/o contemplar…es decir que el silencio también nos ayudará a descubrir que al iniciarse la liturgia eucarística estamos ante lo más santo, el altar ahora es el centro de la celebración. Para concluir: En las celebraciones no olvidemos, que no todos los ritos tienen la misma importancia y en lo referente a la Misa, la Liturgia de la Palabra y la Plegaria Eucarística tienen la primacía absoluta y en la práctica deben sobresalir sobre todas las demás partes. Entonces a poner cada cosa en su lugar! Hasta cada eucaristía.