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100º Aniversario de las apariciones del Ángel de Fátima En 1916, como en preparación para las visitas de Nuestra Señora, los tres pastorcitos fueron favorecidos con tres visitas de un Ángel. La primera Aparición – primavera de 1916 Los pequeños fueron cuidar de sus ovejas al lado Este del Cabeço (una colina pequeña, que estaba más o menos a 5 minutos a pie de su aldea, Aljustrel, en las cercanías de Fátima), cuando un viento fuerte comenzó a agitar los árboles. Una figura apareció sobre el olivar y, dirigiéndose próximo a ellos, Lucía la describió: «Vemos…un joven de unos 14 o 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros, dijo: ¡«No temais! Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo». Y arrodillándose en tierra, dobló la frente hasta el suelo y nos hizo repetir por tres veces estas palabras: ¡«Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. ¡Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman»! Después levantándose, dijo: «Rezad así, Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas». En ese entonces desapareció. Ellos quedaron tan impresionados por la presencia y por el mensaje del Ángel que pasaban largo tiempo así prostrados repitiendo esta oración, todo el día. Continuaron a rezar de este modo durante muchos días, pero gradualmente su fervor disminuyó. 1 La segunda Aparición – verano de 1916 En el colmo del verano, el Ángel apareció una segunda vez, cuando los pequeños, que habían recogido sus ovejas al granero durante el color del mediodía y estaban jugando cerca del pozo. Y él les dijo: ¿«Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los Santísimos Corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios…Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas. «En todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio como acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y como súplicas por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra Patria la paz. Yo soy el Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad, con sumisión, el sufrimiento que el Señor os envíe». La tercera Aparición – otoño de 1916 La tercera y última aparición del Ángel tuvo lugar en el otoño, cuando los niños guardaban sus rebaños en el olivar pequeño. Se arrodillaron, con la frente tocando en tierra, y estaban rezando la oración del Ángel cuando una luz extraordinaria brilló sobre ellos. «Vimos al Ángel, que tenía en la mano izquierda un Cáliz, sobre el cual había suspendida una Hostia, de la que caían unas gotas de Sangre dentro del Cáliz. «El Ángel dejó suspendido en el aire el Cáliz, se arrodilló junto a nosotros, y nos hizo repetir tres veces: «Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, yo Os adoro profundamente, y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores». Lucía continua: «Después se levanta, toma en sus manos el Cáliz y la Hostia. Me da la Sagrada Hostia a mí y la Sangre del Cáliz la divide entre Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: «Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios. «Y, postrándose de nuevo en tierra, repitió con nosotros otras tres veces la misma oración y desapareció». 2 Las breves palabras del Ángel presentan como una síntesis del incomparable Mensaje de Fátima que constituye para nosotros una vislumbre del Evangelio perfectamente adaptado a nuestro tiempo. ¿Quién es este Ángel de la Paz que vino a Fátima como un precursor de Nuestra Señora? Los historiadores portugueses reconocen San Miguel Arcángel como su patrón y protector, que siempre fue venerado como el Ángel Custodio de su país y también como Michael, el Ángel de la Paz. 3