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Heraldo de Aragón l Lunes 27 de diciembre de 2004 l 7 LA RECONSTRUCCIÓN, PASO A PASO Imagen frontal Los rasgos del cráneo del palacio de Argillo de Saviñán coinciden al sobreponerlo con los del busto relicario de San Valero que se conserva en La Seo. ■ Un caso de película con anónimos para pedir rescate ZARAGOZA. HERALDO desveló el 11 de abril de 2000 que el cráneo del Papa Luna había sido sustraído del palacio de Argillo en Saviñán, y la noticia dio la vuelta al mundo. Diarios como “The Times” o el “Washington Post” y radios como la BBC británica se hicieron eco de la desaparición de los restos como el final de una historia desgraciada, la del antipapa que protagonizó en el siglo XIV el Cisma de Occidente. Esa trascendencia pública provocó que la Guardia Civil enviara a Saviñán a un grupo de especialistas en delitos contra el Patrimonio, procedentes de Madrid, que colaboraron con la comandancia de Zaragoza para esclarecer el robo. En el curso de la investigación, que concluyó en septiembre, hubo de todo. Varios anónimos fueron enviados al alcalde de Illueca, Javier Vicente, en los que exigían el pago de un millón de pesetas como rescate para recuperar la reliquia de Benedicto XIII. Los agentes llegaron a colocar micrófonos ocultos bajo la ropa del alcalde, quien había sido citado en un parque de Zaragoza para entregar el dinero a cambio del cráneo y la urna sustraídos en Saviñán, aunque al final ese contacto no se llegó a producir. Al final, los agentes descubrieron que el robo fue obra de dos jóvenes de Saviñán, hermanos, que mantuvieron la reliquia en una caseta próxima al municipio. La investigación condujo a ellos al comprobar el matasellos de los anónimos y las fotos enviadas al alcalde de Illueca. R. J. C. ■ San Valero Imagen del busto con el medidor a escala (delante) para efectuar el estudio de la imagen que fue regalada por el Papa Luna en 1397 a La Seo. ■ Sobreposición lateral Las líneas maestras del perfil del cráneo del Papa Luna coinciden básicamente con el busto que él mismo regaló para el que se utilizó su imagen. Iconografía l El busto del patrón de Zaragoza que se conserva en la Seo, orfebrería gótica del taller de Avignon (Francia) fue un regalo del Papa Luna en 1397. El escudo de su casa en la base y el parecido físico lo atestiguan El relicario de San Valero, clave para reconstruir la imagen os forenses encargados del examen del cráneo del Papa Luna han recorrido muchos kilómetros en estos tres años por las parroquias de la comarca de Calatayud en busca de documentos que atestiguaran si había descendientes directos de Pedro Martínez de Luna y Gotor. Sus pesquisas incluyeron entrevistas con los párrocos de iglesias como la de Gotor para determinar si el árbol genealógico podía conducirles a un familiar de la línea materna de Benedicto XIII para realizar la prueba de ADN mitocondrial. En el informe que han remitido al Juzgado de La Almunia de Doña Godina, explican que “hasta la fecha no ha sido posible” localizarlo, si bien no descartan que pueda aparecer y, de esta forma, completar una “identificación genética”. Las muestras enviadas (un trozo con bello tomado de la base del cráneo) por los peritos al Instituto de Toxicología de Barcelona para examinar el ADN nuclear no dieron resultado. Los expertos del laboratorio de Biología recibieron el tejido en abril de 2003 y un año después concluyeron que era imposible extraerlo después de aplicar la técnica conocida como PCR. L Un trabajo con 30 imágenes Conocida esta imposibilidad, los forenses no se amilanaron y acometieron la compleja superposición del cráneo sobre las imágenes conocidas del Papa Luna en la abundante bibliografía que han manejado para su exhaustivo informe de 35 folios en el que se adjuntan más de 30 imágenes de las pruebas practicadas. Para esta compleja tarea tenían el handicap añadido de que el cráneo que se examinaba carecía de la mandíbula por lo que debían centrarse en la parte superior de la cara. Además, Benedicto XIII tenía una prominente nariz aguileña, que aparece en algunos retratos de la época, aunque este defecto físico era disimulado o muy matizado por los artistas que lo retrataban o esculpían. Entre esas imágenes históricas con las que podían trabajar la mejor para acometer la compa- ración inconográfica era el busto relicario de San Valero, obra que salió del taller de Avignon y fue regalada por el Papa Luna a la Seo en un viaje que hizo a Aragón en 1397, tres años después de ser nombrado cabeza visible de la iglesia y mucho antes de que fuera declarado hereje y antipapa. La ventaja de la escultura realizada por el orfebre era que no sólo daba una perspectiva frontal de la cara sino que ofrecía su imagen en diferentes ángulos por lo que facilitaba esta superposición de las imágenes. El examen que practicaron los forenses se hizo con fotografías frontales y laterales, ya que la parte trasera del Un regalo para la Seo Cuentan las crónicas que el Papa Luna, Benedicto XIII, regaló en 1397 a la Seo el busto relicario de San Valero durante un viaje que realizó a su tierra natal desde Avignon (Francia), sede del Papado. El busto, orfebrería gótica procedente del taller de Avignon, está fechado un año antes, en 1396, y en su base llevan el escudo del Papa Luna. Benedicto XIII fue Papa entre 1394 y 1417. Según atestiguan los historiadores, el escultor (cuyo nombre se desconoce) utilizó a Benedicto XIII como modelo, aunque modificó el resultado para disimular su nariz aguileña. El resto del rostro coincidiría con el Pedro de Luna. Los forenses barajaron siempre utilizar las imágenes a escala del busto para superponerlas con las del cráneo. El Papa Luna llegó a prohibir bajo pena de excomunión que se pudiera enajenar el busto regalado a la Seo y para quien contraviniera su acción reservó la posible absolución de la sede apostólica. cráneo del busto está cubierta con la mitra y no daba posibilidad de examinarlo. Las fotografías fueron sometidas a un escalaje con una medición rigurosa que permite dar fiabilidad a la singular reconstrucción. Esta técnica ha sido empleada en alguna ocasión anterior por los forenses zaragozanos cuando era imposible determinar la identidad del fallecido en casos como el conocido como “crimen de Luceni o de la Pepona” (nombre de la finca donde fue encontrado el cuerpo sin vida de José García García, de 47 años. En este homicidio, descubierto en 1995, cuatro años después de perpetrarse, el cadáver fue enterrado en una finca al lado del curso de agua que desfiguró por completo su fisonomía. El forense y neurocirujano José Aso, colaborador en el informe del cráneo del Papa Luna, llevó acabo entonces una reconstrucción modélica del fallecido, lo que permitió su identificación exacta al cotejarla con las fotografías del finado. A imagen y semejanza de ese caso, aunque con los problemas derivados de tratar con unos restos del siglo XIV de los que había pocos datos ante mortem (es decir, escasas imágenes verosímiles del Papa Luna), el forense Salvador Baena, ayudado por su compañero José Manuel Arredondo, describieron una serie de similitudes antropológicas que no dejan lugar a dudas de la autenticidad del cráneo. Este trabajo, que más parece salido de la serie televisiva norteamericana CSI, destaca las enormes similitudes entre el cráneo y el busto relicario en los perfiles examinados al nivel molar (el hueso interno de la cara situado bajo los mofletes), orbitario (encima de las cejas) o del maxilar superior. Una vez concluido el examen, los forenses mantienen el cráneo como pieza de convicción del juicio por el robo en el Instituto de Medicina Legal de Aragón, aunque cabría hacerle un molde y reconstruir su cara, como hizo la DGA con el Conde de Aranda. R. J. CAMPO