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DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 2005 No. 186 Conociendo las Quinas del Estado de Morelos ◆ Humberto Trujillo Valdivieso e Ignacio García Madrid ◆ E Foto: Ignacio García Madrid n Perú, en el año 1636 un indio informó y recomendó al corregidor de la provincia de Loxa –quien padecía de fie bre- el uso de la corteza de una planta silvestre llamada “quina”. El corregidor a su vez la recomendó a los virreyes condes de Cinchón, ya que la virreina llevaba padeciendo fiebre hacía varios meses. Al confirmar el buen efecto de esa cascarilla, comienza la divulgación de las propiedades de la quina entre la población no indígena de Sudamérica. Esta quina fue clasificada por el botánico Carl Von Linneo (1707-1778), como perteneciente a la familia Rubiaceae, gé- nero Cinchona y especie officinalis (“Cinchona” en honor a los condes de Cinchón, y “officinalis” que se refiere a cualquier planta que se use como medicina). Sin embargo, con el tiempo otras plantas recibirían el nombre de “quinas” sin pertenecer a dicha familia, género ni especie, de modo que en realidad las quinas son un conjunto de diversas especies, por lo que se puede hablar del “complejo quinas”. Ahora bien, respecto al origen del termino “quina” según Hipólito Ruiz (1792), la quina “original”, tomó a su vez prestado el nombre de otra planta llamada “quino-quino”. De acuerdo con González Bueno y colaboradores (1990), desde 1784 la investigación sobre esta especie se centró en los bosques de “quinos”, estudiando con más detenimiento, para obtener mayores beneficios de este recurso natural. En la segunda mitad del siglo XVIII, los españoles José Celestino Mutis y Francisco José Calda realizarían las primeras expediciones botánicas avocadas al estudio de la quina, sus variedades y sus propiedades terapéuticas. En l820 los franceses Pelle- Pasa a la página II en promedio de corteza, y el precio de la quina “roja” varió de 10 a 50 pesos, por 100 gramos promedio de cortezas. Conociendo las... Viene de la página I tier y Caventou, en un paso fundamental en la química farmacéutica moderna, lograron aislar de la quina el alcaloide que se denominó “quinina”, el cual resultó ser un medicamento efectivo contra las fiebres palúdicas. Según Marcos Cueto (1995), el interés por la quinina creció en un momento en que algunos países europeos requerían de ella para continuar en África su expansión imperial, obstaculizada por la malaria. Existe alguna confusión, debido a que las “quinas” tienen otros nombres comunes y sinonimias científicas; es decir, como sucede con tantas plantas, encontramos diferentes nombres tanto populares como científicos para una misma especie y a su vez diversas especies pueden tener un mismo nombre común, de ahí la importancia de la taxonomía vegetal, dedicada identificar a las plantas, clasificarlas y ordenarlas según su similitud y parentesco, siguiendo acuerdos internacionales; otra disciplina reciente es la Etnobotánica, que consiste en el estudio de la relación hombre-planta, en el análisis de los usos populares. Así el, inglés Markham fue comisionado por su gobierno para conseguir especímenes del árbol de la quina y conducirla a territorios coloniales británicos, para organizar su explotación en gran escala (Cueto, 1995). Después de la obtención de las semillas por los ingleses, la quina llega a México, específicamente al Cantón de Córdoba, Veracruz, con una remisión de 90,000 semillas de la quina “original” (Cinchona officinalis) traídas por el comerciante Maury, quien en octubre de 1866 realiza las primeras pruebas de cultivos y de la calidad de la quinina. Sin embargo, fue hasta 1894 cuando un empresario de apellido Ortega introdujo la quina “original”, con fines de comercialización e industrialización a Tapachula, Chiapas (Anaya, 1990). En Chiapas existieron cultivos de quina en las Fincas “Guatimoc” y “Las Nubes” cerca de la zona de Cacahuatlán. Desgraciadamente, las especies empleadas en condiciones de cultivo no habían sido las más apropiadas, por lo que los rendimientos de la corteza fueron muy bajos (Miranda, 1976). Según Francisco del Paso y Troncoso (1988), si se indicaba la virtud medicinal de alguna planta en los tiempos pasados, nacía al punto el deseo de comprobar aquella propiedad y de solicitar otras nuevas en la misma planta; Resulta paradójico, que el material vegetal que habiendo sido originaría del Perú, llego sin embargo de Europa, donde había sido propagado por años. Este es un ejemplo de lo que ha sido en América Latina con las especies con una utilidad económica, dejando al margen beneficios a las comunidades que han generado el conocimiento y la materia prima iniciales e indispensables, para el proceso de aprovechamiento industrial. La quinas en México En el caso de las quinas en México existe una tesis con el titulo de “Estudio Etnobotánico del Complejo Quina en México” realizada por Isabel Anaya Dávila Garibi, publicada en 1990, quien menciona que la distribución geográfica se da principalmente en las costas, en lo que se denomina selva baja caducifolia y subcaducifolia (una vegetación de árboles de 2-5 metros de altura, que en las estación seca del año dejan caer sus hojas). El complejo quina en México esta representado por un grupo de plantas medicinales silvestres (Ver cuadro 1), el cual según Anaya (1990), abarca tres familias y al menos diez especies. Estas plantas se agrupan por compartir ciertas características morfológicas, aromáticas y curativas. Las quinas mexicanas pueden tener otras aplicaciones medicinales diferentes a la Cinchona officinalis que un principio abordamos. En este sentido, la Colección de Flora Medicinal Silvestre Comercializada del Programa Actores Sociales de la Flora Medicinal en México (ASFM), en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuenta con tres especies de quinas: quina “amarilla” (Hintonia latiflora o Hintonia standleyana ), quina “roja” (Simira mexicana) y quina “blanca” (Exostema caribaeum). Con relación a estas quinas hemos comparado la información obtenida en el Estado de Morelos, mediante entrevistas con vendedores, campesinos y acopiadores de plantas medicinales; visitando los mercados de Axochiapan, Cuernavaca, Cuautla, Jojutla, Jonacatepec y Yautepec, y realizando también consultas bibliográficas y de herbarios como el Herbario Nacional, el Herbario de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, los Herbarios de Universidad de Chapingo (forestal, plantas útiles y preparatoria), el Herbario de la Facultad de Ciencias de la UNAM, el Herbario del Centro de Investigaciones Biologicas de la UAEM, el Herbario del Centro de Educacion Ambiental e Investigacion Sierra de Huatla, y el Herbario de Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.(Ver cuadros 2 y 3) En lo que respecta a la vegetación del Estado de Morelos, esta representada principalmente por selva baja caducifolia; entre las principales especies reportadas como quinas se encuentran: Hintonia latiflora, Hintonia standleyana, Exostema caribaeum. Cabe mencionar que la quina “roja” (Simira mexicana), no esta registrada en la vegetación del Estado de Morelos, sin embargo es vendida en los mercados visitados. De acuerdo a las personas entrevistadas, estas plantas se recolectan principalmente en el sur del Estado de Puebla, en el sur de Morelos y el norte de Guerrero. En los mercados visitados, el precio de la quina “amarilla” fue de 10 pesos por 75 gramos de Cinchona niveus, esto es incorrecto, en primer lugar la especie niveus pertenece al genero Croton, esto quiere decir que no existe tal especie y esta especie, en ocasiones citan Cinchonona officinalis, se habrán dado cuenta que esta mal escrito y también, está especie no se encuentra en estado silvestre en el país; y los cultivos no tuvieron buenos rendimientos. Por lo tanto queda en duda el origen de estas plantas, sobre todo de que especies se tratan. Ahora bien, hay que mencionar que las “quinas”, como sucede con la mayor parte de las plantas medicinales en México, no se cultivan, no tienen una regulación comercial adecuada, menos una política de conservación de las poblaciones silvestres. Según Hersch (2001) aunado está en el manejo que realizan los recolectores y acopiadores de la flora medicinal silvestre, ya que frecuentemente combinan gran parte de sus existencias para venderlas de acuerdo con los requerimientos del mercado y generalmente carecen de controles de calidad adecuados. “Tras del estudio aislado venia el comparativo, y si en dos plantas se encontraba la misma virtud, eran estudiadas en sus menores detalles de forma y composición; de aquí nació la descripción: o bien se las dibujaba si no era posible tener las originales, y de aquí tomó origen la iconografía. Estos dos medios de comparación llevaron al descubrimiento de muchos errores, por que las plantas que se habían creído distintas por la única razón de que eran conocidas con nombres diferentes en dos o más regiones productoras, se vio que constituían una misma especie, lo que hizo sentir la falta de una buena sinonimia.” Recapitulando Estas confusiones referidas por del Paso y Troncoso también implican cuestiones más profundas, por ejemplo: al momento de comprar quina “roja”, existe la incertidumbre de saber de que especie se trata, ya que el término es genérico y puede corresponder a diversas, como Simira mexicana, Cinchona succirubra o Alnus sp. Esto podría provocar efectos negativos en el consumidor o paciente, debido a las diferentes composiciones químicas que presenta cada especie, ya que se descontextualiza el uso de una planta por otra, es decir que una planta con nombre genérico o popular que sirven para ciertos padecimientos, la emplean para otros padecimientos. A primera voz resaltarían otros cuestionamientos: ¿Y a quienes no les pasa nada? y ¿los que se recuperan?... dentro de este mismo contexto surge otro inconveniente con respecto a las empacadoras naturistas que son compradores masivos de plantas medicinales sin una suficiente regulación comercial y sanitaria, quienes a su vez no realizan una identificación precisa de las plantas medicinales y confunden los nombres científicos, quedando en duda los controles de calidad que ellos aplican. El conocimiento que se ha generado en torno a las quinas a largo de la historia, por las comunidades indígenas y su divulgación por parte de los europeos en todo el mundo, no ha sido recíproco en las ganancias económicas obtenidas por dicho conocimiento y no sólo en el caso de las quinas, sino en muchas otras especies originarias de América. Por ejemplo tenemos el caso de empresas, que realizan mezclas de plantas medicinales quienes utilizan nombres “científicos” en sus empaques, tal vez con la idea de proyectar una imagen de mejor calidad para su producto. Sin embargo, difieren los nombres a menudo, debido a que son mal copiados, una mala identificación o bien no corresponden en lo absoluto al material contenido en los empaques; así, como ejemplo los productos de centros botánicos, quienes citan, la quina “roja” como Foto: Ignacio García Madrid DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 2005 II La quina (Cinchona officinalis), es una planta medicinal silvestre, que se usa para combatir la fiebre, con una distribución natural exclusiva de Sudamérica; quiere decir que en otros lugares fue introducido con fines comerciales. Su nombre se debe a otra planta diferente, a su vez esta dio su nombre a un grupo diversas de especies silvestres, en donde hablamos de un préstamo de nombre; cabe mencionar que las quinas mexicanas tienen diferentes usos, aplicaciones y se les conoce como: “El complejo Quina” Las quinas reciben varios nombres populares y sinonimias científicas; sus usos son muy dinámicos, en ocasiones descontextualizados; éstos responden y se adecuan a necesidades prioritarias de una sociedad carente en general del suficiente poder adquisitivo para acceder a servicios de salud institucionales o privados que sus padecimientos requieren. No es difícil percatarse, luego de las visitas a mercados, que es inexistente o insuficiente la regulación comercial y las medidas de conservación de las plantas silvestres. Por ello resulta fundamental, para quienes toman decisiones, hacer posible una prescripción adecuada, una confiabilidad en los productos, una regulación en la comercialización y una política de conservación que permita el desarrollo de las poblaciones silvestres de las plantas medicinales. En el caso del complejo quina en México, es necesario usar una caracterización taxonómica basada en una identificación adecuada de las especies, ya que existen confusiones bibliográficas y en ocasiones taxonómicas, lo cual implica realizar estudios muchos mas exhaustivos para dilucidar dichas confusiones. III DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 2005 EL YAUHTLI ◆ Margarita Avilés y Macrina Fuentes ◆ E n la actualidad, existe por fortuna ya numerosas plan tas medicinales identificadas, es decir, cuentan con su nombre en latín o sea su nombre científico. Sin embargo, todavía hay regiones del territorio mexicano, que faltan por investigarse desde el punto de vista etnobotánico. Cada región, tiene su pincelada de diferencia, y el aporte de su acervo ampliará el conocimiento de la flora medicinal de México. Al respecto, Víctor Manuel Toledo reconocido investigador mexicano, en los textos que integran la obra titulada México: Diversidad de Culturas (1995), expresa brevemente lo siguiente: “…Ninguna cultura puede conocerse adecuadamente sin una mínima exploración de su contexto ambiental (biológico, ecológico, geográfico), pues es a partir de su matriz natural de donde cada cultura produce y reproduce sus condiciones materiales, intelectuales y espirituales…” Planta con pocos estudios científicos. Por lo que es imDos especies son citadas para el estado de Morelos: Rumex crispus L. y Rumex mexicanus Meisn. Especies con caracte- portante tomar consideraciones en su uso. rísticas botánicas y usos medicinales muy similares. Se le considera toxica para el ganado. Rumex mexicanus Meissner. Es una hierba que mide Esta especie forma parte de la colección nacional de entre 30-60 cm de altura erecta, con las hojas en forma lanceolada de cerca de 11 cm de largo, formando una plantas medicinales del Jardín etnobotánico. Foto: Archivo fotográfico Fuentes-Aviles El tema viene a colación, porque detrás de los nombres científicos hay una creatividad, esto es, los nombres comunes que se le han aplicado a las plantas, para reconocerlas en el entorno natural que ocupa un grupo cultural. E insistir que en una misma región, a una especie de planta determinada, puede recibir diferentes nombres comunes o bajo el mismo nombre común se encuentran diferentes especies de plantas que pertenecen a distintas familias botánicas. especie de macoyo. Flores de color pardo verdoso, en inflorescencias ramificadas, que sobre salen de Rumex mexicana Meisn entre las hojas a unos 0 cm de largo. Nativa de México, crece en terrenos húmedos, llega a considerarse FAMILIA: POLYGONACEAE una maleza en los cultivos. Desde el punto de vista histórico, hay reportes desde el Nuestra nota semanal, es sobre la Lengua de vaca, que siglo XVI, en virtud de que existen una gran similitud entre pone de manifiesto, la similitud que encontraron para quienes las especies reportadas, solo es posible considerar al género dieron nombre vernáculo a esta planta, en virtud, de la seme- Rumex. janza observada entre la hoja y la lengua de la vaca. Es una planta que se comercializa y se puede utilizar Bajo el nombre de Lengua de vaca, hay varias especies de sola o formando compuestos con otras plantas. plantas que pertenecen a otras familia botánicas como son: Es utilizada para la hinchazón y curar granos. Para bajar Buddleia sessiliflora Kunth (Loganiaceae), Echeveria gibbiflora DC. (Crassulaceae) y Pluchea symphytifolia (Millar) Gi- la inflamación de los riñones y no se puede orinar. Dolores llis (Compositae /Asteraceae). Además de las cuatro especies musculares. Se utiliza formando emplastos con las hojas del género Rumex que también se les reporta bajo este nombre. tiernas y para lavados en las partes afectadas. LENGUA DE VACA Planta completa de Rumex mexicana Figura de Mamaxtla tomada del Códice Badiano Consejo Editorial: Ricardo Melgar, Lizandra Patricia Salazar, Jesús Monjarás-Ruiz, Miguel Morayta y Barbara Konieczna Coordinación: Elizabeth Palacios Barrientos Formación: Hernán Osorio Matamoros 14, Acapantzingo, difusion.mor@inah.gob.mx