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Intelectuales de todo el planeta llaman a los líderes mundiales y a toda la ciudadanía a
construir una democracia global
“Manifiesto por una democracia global”
1 de marzo - Museo San Telmo de San Sebastián - a las 12.00h.
Participantes:
Fernando Iglesias.
•
Periodista y político argentino. Coordinador
del Manifiesto por una
Democracia Global.
Daniel Innerarity.
Filósofo y director de Globernance.
•
Emilio Lamo de Espinosa
Director del Real Instituto Elcano de Madrid.
•
Nerea Magallón
Investigadora de Globernance y profesora de la Facultad de Derecho en la Universidad de Deusto.
•
Gurutz Jauregi
Catedrático de Derecho de EHU/UPV
El “Manifiesto por una democracia global”, que será presentado este viernes en
San Sebastián en un acto organizado por Globernance, es una iniciativa que
aglutina a un grupo de académicos/as e intelectuales de todo el mundo que se
posiciona a favor de un orden global más justo, pacífico, democrático y
humano. Es una declaración pluralista que reclama avanzar hacia nuevas
instituciones regionales, internacionales y mundiales, capaces de afrontar los
desafíos del siglo XXI. Sus firmantes hacen un llamamiento a todos los líderes
políticos y a toda la ciudadanía para construir una democracia global que
defienda los intereses comunes de toda la humanidad.
En palabras de Fernando Iglesias, vicepresidente de la Asociación civil
Democracia Global, “las organizaciones nacional-estatales deben formar parte
de una estructura más amplia y mejor coordinada, que debe articular
instituciones regionales democráticas en todos los continentes, la reforma de la
Corte Internacional de Justicia, una Corte Penal Internacional más justa y
equitativa, y una Asamblea Parlamentaria en las Naciones Unidas, embrión de
un futuro Parlamento Mundial”.
Para los defensores de este Manifiesto la incapacidad del sistema político
nacional/internacional es evidente a la hora de enfrentarse a los desafíos
actuales. “El resultado es el creciente número y relevancia global de los
movimientos sociales que expresan un descontento generalizado con las
formas existentes de representación democrática, restringidas hoy, a la escala
nacional”.
Las crisis globales requieren soluciones globales. Por ello, sus firmantes exigen
la urgente creación de nuevas agencias globales especializadas en el desarme,
el crecimiento equitativo y sostenible, la protección del medio ambiente y la
rápida implementación de formas de gobernanza democrática global.
El Manifiesto ha sido presentado ya en Londres y en Roma y en 2013 se
presentará también en Nueva York, Bruselas, Nueva Delhi, Tokio y Toronto.
Están entre los firmantes Abdullahi Ahmed An-Na’im, Daniele Archibugi,
Jacques Attali, Bertrand Badie, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, Mary Burton,
Noam Chomsky, Richard Falk, Susan George, David Held, Mary Kaldor, Daniel
Innerarity, Mathias Koenig-Archibugi o Lucio Levi, entre otros.
Más información en:
http://globaldemocracymanifesto.wordpress.com
*Para entrevistas:
komunikazioa@globernance.org
Tel. 680 11 75 66
MANIFIESTO POR UNA DEMOCRACIA GLOBAL
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La política atrasa. Vivimos una era de profundas transformaciones tecnológicas y económicas a las que no ha correspondido una similar
evolución de las instituciones públicas responsables de su regulación. La economía se ha globalizado, pero las instituciones políticas y la
democracia, no. Con sus muchas peculiaridades, diferencias y limitaciones, las protestas que hoy se extienden por el planeta evidencian un
creciente malestar con el sistema de toma de decisiones, las formas de representación existentes y su escasa capacidad para proteger los bienes
comunes del sistema político, y expresan una exigencia de más y mejor democracia.
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El bienestar y la seguridad del mundo están amenazados. El orden nacional/inter-nacional surgido del fin de la Segunda Guerra Mundial y de
la caída del Muro de Berlín no ha sido capaz de gestionar los grandes avances de los sistemas productivos en beneficio de toda la humanidad. Por
el contrario, asistimos a la emergencia de procesos regresivos y destructivos derivados de la crisis económico-financiera, del aumento de las
desigualdades sociales, del recalentamiento global y de la proliferación nuclear. Estos fenómenos han afectado ya negativamente la vida de miles
de millones de seres humanos y su continuidad y mutuo potenciamiento ponen en riesgo la paz del mundo y la supervivencia de la civilización
humana.
Las crisis globales requieren soluciones globales. En un universo social determinado por la globalización, las capacidades democráticas de
los estados nacionales y de las instituciones inter-nacionales se ven cada vez más restringidas frente al desarrollo de poderosos procesos,
organizaciones y sistemas mundiales cuya índole no es democrática. Durante los últimos años, los principales líderes nacionales e inter-nacionales
del mundo han corrido detrás de los acontecimientos globales. Su reiterado fracaso demuestra que no bastan las reuniones ocasionales, ni los
acuerdos inter-gubernamentales, ni la cooperación inter-nacional, ni el pretendido multilateralismo, ni las actuales formas de gobernanza global. La
globalización de las finanzas, las cadenas productivas y los sistemas de comunicación, y el poder planetario alcanzado por las tecnologías
destructivas exigen la globalización de las instituciones políticas de regulación y control. Las crisis globales requieren soluciones globales
coherentes y efectivas. Por eso exigimos la urgente creación de nuevas agencias globales especializadas en el desarme, el crecimiento estable,
equitativo y sostenible y la protección del medio ambiente, y la rápida implementación de formas de gobernanza democrática global en todos los
temas que las actuales cumbres inter-gubernamentales han demostrado ser incapaces de resolver.
Necesitamos avanzar hacia nuevas, y más extensas y profundas, formas de democracia. El actual modelo de globalización tecnológicoeconómica debe ser superado por otro que ponga los instrumentos tecno-económicos al servicio de un mundo más justo, pacífico y humano.
Necesitamos un nuevo paradigma de desarrollo, globalmente sostenible y que incluya en sus beneficios a los miembros más pobres y desvalidos de
la humanidad. Para evitar la profundización de las crisis globales y buscar soluciones a los desafíos planteados por la globalización debemos
avanzar hacia más extensas y profundas formas de democracia. Las organizaciones nacional-estatales deben formar parte de una estructura más
amplia y mejor coordinada, que debe incluir y articular instituciones regionales democráticas en todos los continentes, la reforma de la Corte
Internacional de Justicia, una Corte Penal Internacional más justa y equitativa, y una Asamblea Parlamentaria en las Naciones Unidas, embrión de
un futuro Parlamento Mundial. Pero este cambio institucional no podrá ser exitoso si es fruto de las acciones de una elite autoelegida. Por el
contrario, la democratización del orden mundial debe surgir de un proceso socio-político abierto a todos los seres humanos, cuyo objetivo es la
institucionalización participativa de una democracia global.
Globalizar la democracia es la única manera de democratizar la globalización. Más allá de nuestras divergencias acerca de los contenidos y
métodos idóneos para avanzar hacia un orden mundial más justo y estable, los abajo firmantes compartimos un firme compromiso el desarrollo de
una democracia global. En nombre de la Paz, la Justicia y los Derechos Humanos no queremos ser mundialmente gobernados por quienes sólo han
sido elegidos para hacerlo a nivel nacional, ni por organismos inter-nacionales que no nos representan adecuadamente. Por eso trabajamos en la
construcción de espacios políticos supranacionales y reclamamos instituciones políticas regionales, inter-nacionales y mundiales a la altura de los
desafíos del Siglo XXI, que expresen las diferentes visiones y defiendan los intereses comunes de los siete mil millones de mujeres y hombres que
componemos hoy la humanidad.
Convocamos a todos los seres humanos a participar de la constitución de una democracia global. Compartimos con los movimientos
sociales mundiales el reclamo de “unirnos por un cambio global” y por una “democracia real”. Ambos postulados expresan el creciente rechazo a
seguir siendo gobernados por poderes políticos y económicos sobre cuyas resoluciones no tenemos influencia. La autonomía y la
autodeterminación no sólo son válidas a nivel local y nacional. Por eso reivindicamos nuestro derecho a participar de las decisiones globales
fundamentales que afectan nuestras vidas. Queremos ser ciudadanos del mundo y no sus meros habitantes. Exigimos democracia no sólo a nivel
local y nacional sino una democracia global, nos comprometemos a trabajar por su desarrollo y llamamos a todos los líderes políticos, intelectuales
y civiles del mundo, a todas las organizaciones, partidos y movimientos democráticos, y a todas las personas de convicciones democráticas del
planeta, a participar activamente de su constitución.