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1 RICARDO PÉREZ Ricardo Pérez es, según dice Luis Bassat en su libro “La creatividad” (2014), “probablemente el mejor escritor de eslóganes de nuestro país, como El que sabe, Saba y Calvo, claro”. Un profesional al que colegas del Club de Creativos han calificado de mito lógico con motivo de la entrega del CdeC de Honor por su trayectoria. Es uno de los pocos que, frente a las tentaciones de las multinacionales, han mantenido su agencia y su estilo propio. Un estilo en el que la creatividad tiene la palabra y la marca es la estrella. 2 LA PUBLICIDAD TIENE LA PALABRA RICARDO PÉREZ 3 Edita MILLENNIARS www.millenniars.com aragontienetalento@aragontienetalento.com 618.012.232 - 664.320.864 Colección Por Ejemplo www.millenniars.com Primera edición febrero 2016 @ Ricardo Pérez, 2016 @ Millenniars, 2016 Dirección de Arte: Susana Otín, 2016 Portada: J. P. G., 2016 ISBN - 978-84-945175-1-8 Deposito Legal - HU-36-2016 Maquetación: V31 - info@v31.es - www.v31.es Impreso en España: Unity, sa Mayor, 7 - 22400 Monzón (Huesca) - Tel.- 974 416 811 Cualquier forma de reproducción es viable. Todo está dicho. Pero todo puede volverse a decir. Compartir es lícito. Copiar te impide innovar o aportar tu valor diferencial. Nos gusta inspirar. Atrévete a dar un paso más. Autorízate. 4 LA PUBLICIDAD TIENE LA PALABRA El libro que cambiará su imagen de la publicidad 5 6 Prólogo Ricardo Pérez es el dueño de la palabra en la publicidad española e hispano americana. Desde que empezó, hace ya bastantes años. Y lo es, en durísima competencia con otros excelentes publicitarios que llenaron nuestras tierras con magníficas campañas de indudable éxito en el panorama mundial de la publicidad. Ricardo Pérez gana la batalla de la palabra con textos antológicos, con eslóganes inolvidables, con frases como dardos que impactan en el corazón de la gente. Hace fácil lo difícil, como incluir la marca en el eslogan. “Calvo, claro”. “El que sabe, Saba”. “Voy a comer con Don Simón”. Nadie ha olvidado esos eslóganes ni sus marcas. Y cuántos eslóganes pasan a mejor vida sin saber a qué marca sirvieron, o no sirvieron. Ricardo escribe para la gente, no para los premios, aunque haya ganado muchos. Y eso es lo que hay que hacer. Para eso nos pagan, aunque últimamente parece que algunos valoren menos la publicidad y más la contabilidad de costos, aunque ésta sea incapaz de vender una sopa a un hambriento. 7 Ricardo vende lo que toca, como si su mano tuviera un poder mágico. Y es que lo tiene. Cuando su mano agarra la pluma, estás perdido, forastero. La maneja como Gary Cooper el colt y dispara conceptos que suenan y resuenan en todo el oeste y el este. Ricardo tiene tres grandes amores: su inseparable Fátima, la publicidad y la radio. Algunos de sus mejores eslóganes han sido para la cadena SER. Dice Ricardo que lo bueno, si breve, dos veces breve y lo borda con su buenísimo “Yes, SER”. (A veces es fantástico no dominar el inglés. A un americano no se le habría ocurrido nunca.) Si no se hubiera prohibido la publicidad de tabaco, Ricardo Pérez habría convertido la marca Davidoff en el Hamlet cigars hispano. La marca de tabaco más premiada de Inglaterra y del mundo habría tenido un serio competidor. “Davidoff, los que presumen de rubio, ahora lo tienen negro”. Como lo tendrán negro lo que no lean este libro, porque muchos lo leerán y serán mejores publicitarios, aprenderán de los que más saben, harán mejores campañas y ganarán más dinero. De modo que no os quedéis en el prólogo, que lo bueno viene ahora. Luis Bassat 8 La palabra es lo primero. Es lo que nos distingue de otras especies animales. En publicidad, también. Aunque la campaña se vaya a expresar en imágenes, antes hay unos tipos - de Letras - que escriben y describen lo que hay que ver y oír, que resumen en palabras un concepto, una idea con vocación de continuidad y permanencia. Las palabras se quedan con nosotros. En todos los sentidos. Los eslóganes, por hablar de lo más conocido y reconocido, se mantienen en nuestro recuerdo, en nuestro disco duro, más que las imágenes. Sin embargo, no acaba de relacionarse ese reconocimiento con el conocimiento de los profesionales que los crean: los copys o escribidores de anuncios. Es de lo que se trata en estas páginas. De conocer a algunos de esos creadores en cuyas fuentes hemos bebido los que nos dedicamos a esto, y de repasar y reposar luego titulares, textos y eslóganes de cosecha propia. 9 10 Sí, la publicidad también se escribe. Como los guiones de cine y televisión, los artículos y noticias de prensa y los libros, ya sean ensayos o novelas. Es lo primero que hay que dejar por escrito, porque el desconocimiento es general y viene de antiguo. La ignorancia de que la publicidad se escribe y que hay unos profesionales que se dedican, nos dedicamos, a eso, no es cosa de ahora, que con las nuevas tecnologías se escribe poco y mal. La imaginería en torno a la publicidad pocas veces presenta a alguien enfrentado al papel en blanco, devanándose los sesos para encontrar las ideas y las palabras con que se va a expresar una determinada campaña publicitaria. 11 12 La publicidad se ha visto reflejada en la pantalla muchas veces, pero al modo que los ajenos la ven y como escenario y excusa de una peripecia humana que, lógicamente, no tenía mucho que ver con la realidad. Las comedias cinematográficas americanas la han utilizado de forma recurrente. Todos recordamos aquellas deliciosas e inocentes películas protagonizadas por Doris Day y Rock Hudson, que eran muy resultonas. Desde entonces han sido muchas las luminarias de Hollywood que han encarnado a ejecutivos o creativos de publicidad. El personaje de Cary Grant en Con la muerte en los talones era, según la traducción española, “agente de publicidad”. Nada más lejos de la realidad. Más creíble era Dustin Hoffman en Kramer contra Kramer, que era empleado de NCK, una agencia real en cuya filial española trabajé unos años y que pude visitar una vez en Nueva York. En efecto, las oficinas que salían en la película eran auténticas. Todos los galanes que se precien han habitado agencias de publicidad ficticias en comedias en las que lo de menos era la verosimilitud. Se trataba de utilizar una profesión se supone que bien pagada -entonces lo erapara representar situaciones de encuentros y desencuentros amorosos y similares. 13 Pero todo eso ha quedado desbordado por la omnipresencia de la serie Mad men, que ha dedicado siete temporadas a mostrarnos la publicidad desde el punto de vista de su brillante creador, Matthew Weiner. Sin entrar en la peripecia argumental, que está muy bien traída, lo que aquí constatamos es que no ayuda a entender el fenómeno creativo, el proceso por el que se plasma una o muchas ideas publicitarias. Obsérvese que en la mesa del protagonista nunca hay un papel, cosa insólita en el escritorio -que por algo se llamará así- de un director creativo con ideas propias y selección de ajenas. 14 Tanto en las comedias hollywoodienses a las que me refería como en esta espléndida serie aparecen situaciones de casting, presentaciones a cliente, disputas internas, conflictos y discusiones -que haberlas haylas-, pero no nos ayudan a entender que la publicidad tiene quien la escriba. Hace más de 40 años que estoy en esto y nunca he conseguido que nadie ajeno a la profesión entendiera a qué me dedicaba. Te creen gestor, productor y cosas peores, pero no te imaginan creando y menos escribiendo. Parece que los actores y modelos se inventan lo que dicen, que trabajar en publicidad es salir en los anuncios o, como mucho, seleccionar y aleccionar a los que dan la cara, que es solo una pequeña parte de nuestra tarea. Con este panorama es normal que falte historia, antecedentes, referentes, relato de lo que ha sido, es y será la publicidad, pero no es de recibo que muchos de los que están y la mayoría de los que quieren estar ignoren por completo de dónde venimos. A eso vamos. 15 16 Empieza por los principios Vamos a empezar por el principio, por los principios. Todos los tienen. En todas las actividades, y más aún en las creativas, hace falta tener una base, reconocer los orígenes, saber quiénes fueron los pioneros, no partir de cero. He escrito en alguna ocasión que los creativos publicitarios somos -o debemos ser- un compendio de saberes y habilidades. Somos casi escritores, aunque nuestros textos sean más bien cortos. Somos casi artistas, dibujantes, grafistas. El que lo sea, el que esto escribe solo escribe. Somos casi directores o al menos guionistas de cine y nuestras peliculitas las ve, con frecuencia, mucha más gente que las suyas, los largometrajes de campanillas. Lo nuestro, la publicidad, también tiene su historia y sus genios creadores que hemos de conocer si nos dedicamos a esto. 17 Como supongo que no hay músico, por muy heavy que sea, que no conozca a sus clásicos, los propiamente dichos y los clásicos populares como -sin orden ni concierto- Frank Sinatra, Elvis Presley, Duke Ellington, Louis Armstrong, Billie Holiday, Jimmy Hendrix o los más vivos: Beatles, que lo están al cincuenta por ciento, o Rollings, que todos están vivitos y coleando. ¡Menudo mix hemos hecho!, ¿te imaginas? MIX u Frank Sinatra u Elvis Presley, u Duke Ellington u Louis Armstrong u B.B. King u Billie Holiday u Jimmy Hendrix u Los Beatles u Rolling Stones 18 Pero es el cine el arte que nos es más querido a los publicitarios y nos queda más cerca. O eso quisiéramos. Sus hitos y sus mitos son nuestra mejor referencia. 19 20 Aprende de los maestr No nos pongamos estupendos. No es mi propósito ni soy yo quién para hablar de los pioneros del cine mudo, como Eisenstein, Murnau o Fritz Lang, cuya obra maestra, Metrópolis, tiene cien años, pero sigue siendo “demasiado” moderna y tremendamente inspiradora de decorados publicitarios. No hace falta ir tan lejos. Ni siquiera vamos a atrevernos con maestros más cercanos en el tiempo como, empezando por el norte, Bergman y siguiendo por el sur, Fellini, Visconti, Pasolini o nuestros Buñuel o Berlanga. Para la analogía con los que considero maestros de la escritura publicitaria, mejor me centro en la mitad del siglo pasado con hombres y nombres venerados por profesionales y aficionados. 21 No hace mucho oí o leí a José Sacristán que él ve en reclinatorio las películas de John Ford y Billy Wilder. Supongo que son para él dos santos laicos. 22 El que fuera fiscal general del Estado y cineadicto confeso Eduardo Torres-Dulce es seguidor y defensor acérrimo de John Ford, como ha expresado en libros y debates propios y ajenos. Ford fue el maestro de un género que a mí no me dice nada -¡sacrilegio!-, pero hay que reconocer que supo hacer el mejor cine del oeste -western para los amigos- y que la sabiduría y “diligencia”, por utilizar su título más emblemático, la demuestró andando, a la peculiar manera de “su” John Wayne, o cabalgando sobre caballos rápidos, que ya se sabe que son siempre los de los buenos. Quien dice Ford (John), dice Ford (Coppola), Premio Princesa de Asturias 2015. ¿Quién no venera su trilogía de El padrino? Muchos la hemos visto muchas veces y estamos pendientes de su próximo pase en Paramount Channel, que las repite constantemente y ha hecho de ellas su santo y seña. 23 Y hablando de genios, ahí está Orson Welles, celebrando su centenario tan orondo, como si siguiera entre nosotros, vivo y rodando y rondando por España. Buena oportunidad para revisar su filmografía esencial: su obra cumbre Ciudadano Kane, la impresionante Sed de mal, con ese Charlton Heston joven y mexicano, La dama de Shanghái y el drama de los espejos, y la mítica El tercer hombre, de la que no fue director, pero todos lo imaginamos oculto y proyectando su sombra, como en la peli, tras el discreto Carol Reed, que la filmaba y firmaba. ¡Cuántas veces la habremos visto… y oído, porque cómo no citar la cítara de Anton Karas y su melodía inolvidable! 24 Aunque las que uno ha visto veinte veces -y no es exageración coloquial- son las de Hitchcock. Cada vez que repiten en la tele de pago Vértigo, La ventana indiscreta, Psicosis, Crimen perfecto o La soga, me digo voy a verla empezar, solo los títulos de crédito, pero me engancho y la vuelvo a ver hasta el final por enésima vez. Y sigo alucinando con esos finales, como si fuera la primera vez. Lo mismo me pasa con las maravillosas películas de Billy Wilder, como Con faldas y a lo loco, Irma la dulce, Un, dos, tres, Primera plana o Testigo de cargo, porque son obras maestras, pero al alcance de todas las entendederas, que es lo mejor de su cine, que es para disfrutar sin complicaciones. Fernando Trueba, cuando ganó el Oscar por Belle epoque, dijo que el único God, el único dios en que él creía era Billy Wilder. Bueno, pues nosotros también tenemos los nuestros, a los que debemos veneración y respeto. 25 26 Y una despedida desde dentro de mi SER: Ahora tú, tienes la palabra. 221 222 Indice Prólogo........................................................................ 7 La publicidad se escribe............................................ 11 Empieza por los principios........................................ 17 Aprende de los maestros........................................... 21 Los dioses de la publicidad....................................... 27 Un “mad men” de verdad.......................................... 29 El hombre de la pipa................................................. 39 Todo un caballero...................................................... 43 La santísima trinidad creativa................................... 51 Escribe donde sea...................................................... 53 Galerías Saatchi........................................................ 57 Ridley Scott, uno de los nuestros.............................. 61 Las comparaciones no son ociosas........................... 65 Así escribo... Publicidad........................................... 73 Cuando lo de escribir lo llevas en tu SER................. 75 La radio no la ve nadie.............................................. 79 Una imagen cuesta más que mil palabras................. 81 Hoy por hoy sigue Hoy por hoy................................ 85 Hay deporte todos los días........................................ 91 Días de radio............................................................. 93 Cuando la cadena se rompe....................................... 99 Sigue la cadena....................................................... 101 223 Somos los más guapos............................................ 105 Escuchar es de sabios.............................................. 111 Yes, Ser................................................................... 115 Trabajar con prisa y con fe...................................... 119 La televisión, por encima de todo........................... 129 Telecinco, dirigida por Lazarov.............................. 133 El papel de la prensa............................................... 139 La arruga no es bella............................................... 145 Textos puros............................................................ 151 Escritores invitados................................................. 159 De faldas y faldones................................................ 161 Hablemos en Castellana.......................................... 165 El arte del eslogan................................................... 169 El caso de Calvo, claro............................................ 175 Lo que hay que saber sobre Saba............................ 181 Cómo dar una galleta con humor............................ 185 El arte del frío......................................................... 189 ¿Por qué concepto se inclina usted?........................ 195 Música, maestro...................................................... 199 Como broche de oro, mi León de Oro.................... 207 En conclusión.......................................................... 211 224 225 226 227 Este libro es para dos tipos de personas: las que se han creído eso de que “una imagen vale más que mil palabras” y las que prefieren quedarse con aquello de “en el principio fue el verbo”. Si eres de los primeros, piensa: ¿Qué es lo que más recuerdas de esos anuncios que todos tenemos en la memoria? Palabras, letras, eslóganes. Incluso la dichosa frase “una imagen vale…” está escrita con 7 magníficas palabras. Aunque un anuncio sea todo imagen, antes hay que escribirlo y describirlo. Hay unos tipos -de Letras- que se dedican a cavilar y, sobre todo, a escribir. Ricardo Pérez cree en la palabra y crea con palabras. En estas páginas empieza por mostrar las joyas de los maestros creativos de Madison Avenue y de Londres y termina por ofrecernos jugosos ejemplos de su cosecha, que nos enseñan a hacer spots, cuñas y páginas que lleguen, seduzcan y dejen marca. Un libro imprescindible para quien quiera acercarse al bello arte de vender por todos los medios. La publicidad tiene la palabra. PVP 19,50 € ISBN: 978-84-945175-1-8 Síguenos en www.millenniars.com 228