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1 LAS COMPETENCIAS DISCURSIVAS IMPLICADAS EN EL TEXTO PUBLICITARIO SOBRE BEBIDAS ALCOHÓLICAS* Víctor Villa Mejía** RESUMEN: Con el nombre de propaganda, comercial, cuña o texto publicitario se conoce un acto de habla cuyo propósito comunicativo es incentivar el uso o consumo de un determinado producto. El texto publicitario presupone una serie de competencias en el destinatario ideal, por lo cual el analista de dichos textos ha de discriminar rigurosamente los dominios o ámbitos de las diferentes competencias comprometidas. Por tratarse de un campo complejo, el tema de las competencias debe ser abordado de manera gradual, por cuanto se presenta el fenómeno de la recursividad, en términos de la satisfacción de una para poder pasar a la otra, así: las competencias semántica, textual y semiolingüística tributan a la competencia discursiva, y ésta a la competencia semiótica, en la cual se dan todas las condiciones necesarias para la semiosis, i.e. para la significación. Es en la competencia semántica en la que aparece la dicotomía denotación/connotación, crucial para el desciframiento exitoso del mensaje. A su vez, en la competencia textual aparecen los otros constituyentes sígnicos que conviven con los signos lingüísticos: iconemas, coloremas y melodemas, los cuales se imbrican para configurar un tipo de discurso específico -en este caso el publicitario-. La perspectiva de análisis semiolingüístico convoca ciertos enmarcajes, específicamente el comunicacional (intención del enunciador), el sicosocial (enciclopedia del enunciatario) y el discursivo (confluencia de las competencias semántica y textual tanto de enunciadores como de enunciatarios). La labor de los generadores o emisores del texto publicitario no es otra que divulgar ( técnicamente propagar) un producto para ser comercializado entre un sector determinado de consumidores. La labor de los interpretadores del texto publicitario es evaluar la propuesta -el mensaje del texto publicitario- y pasar a la acción, i.e. al consumo. Entre la generación y la interpretación del texto publicitario se da una multiplicidad de artilugios o estrategias publicitarias- que es necesario develar, y en ciertos casos denunciar. En efecto, en todos los actos comunicativos hay juegos de significación (de lenguaje) que no siempre apuntan al juego limpio. Éste es el nivel ético del texto publicitario: determinante de la existencia de consumidores racionales o engañados. PALABRAS Y EXPRESIONES CLAVES: Texto publicitario, semiolingüística, consumidores, ética, engazño, comunicación, propagaqnda, bebidas alcohólicas. El referente teórico * Este texto hace parte del informe de la investigación Significados e interpretaciones sobre publicidad para el consumo de alcohol – Medellín 2005, de la cual son coinvestigadores Guillermo Alonso Castaño y Gustavo Adolfo Calderón Vallejo. Dicha investigación fue financiada por el Centro de Investigaciones de la Fundación Universitaria Luis Amigó. ** Profesor titular de la Universidad de Antioquia y catedrático de la Funlam y de la USB. 2 La noción de producción y reproducción cultural e ideológica remite directamente a las nociones de capital simbólico, en Bourdieu; y a las agencias de control simbólico, en Bernstein. Los textos publicitarios sobre el alcohol difícilmente se entienden por fuera de las lógicas de las prácticas pedagógicas, instituidas por las agencias de control simbólico. En esas prácticas pedagógicas se pone en juego una particular acepción del poder (económico, cultural y simbólico) mediante una complicada trama de mecanismos discursivos: los dispositivos de control. En la literatura sobre el poder y el control simbólicos aparecen concatenadas varias teorías, de las cuales las más aplicables a la práctica pedagógica del anuncio publicitario son los aparatos ideológicos de estado (Louis Althusser), los campos ideológicos (Pierre Bourdieu) y las agencias de control simbólico (Basil Bernstein). Los aparatos ideológicos de Estado –AIE– son, para Althusser (1974), instituciones especializadas en afianzar la ideología dominante. La ideología es un sistema de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos) dotado de una existencia y de un rol histórico dentro de una sociedad determinada. Los AIE materializan el fenómeno de la ideología en sus diferentes manifestaciones, razón por la cual se precisa hablar de una diversidad de aparatos: el religioso, el familiar, el jurídico, el político, el sindical, el de información y el cultural. Los AIE son, entonces, un conjunto de instituciones que la división del trabajo produce en la formulación, difusión y conservación de la(s) ideología(s). Para Verón (1971), la ideología a) No es un tipo particular de mensaje, o una clase de discurso social, sino uno de los muchos niveles de organización de los mensajes, desde el punto de vista de sus propiedades semánticas. b) Dicho nivel de significación se descubre al descomponer los mensajes para estudiar los mecanismos de selección y combinación, que dan lugar a los dos tipos básicos de relación entre signos [paradigma y sintagma]. c) Lo que aquí llamamos ideología opera por connotación y no por denotación; la ‘lectura ideológica’ de la comunicación social consiste pues en descubrir la organización implícita o no manifiesta de los mensajes. Para Bourdieu (1998), dentro de cada AIE existen espacios especializados en los que se desarrolla un juego particular con reglas precisas y competencias propias: 3 este es el campo ideológico. Todo campo es un mercado simbólico en el que se negocia y se produce un capital específico, cuyo valor fluctúa de acuerdo con la evolución de las relaciones entre sus fuerzas. Este puede ser el caso del texto publicitario –contenido– dentro de los medios masivos de información – continente–, el cual sin ser noticioso cumple las mismas funciones del aparato de información. En las elaboraciones teóricas de Bernstein se sustituyen los AIE por las agencias de control simbólico. El control simbólico “traduce las relaciones de poder a discurso y el discurso a relaciones de poder y puede transformar también esas mismas relaciones” (Bernstein, 1994). El control simbólico delimita un conjunto de agencias, que se especializan en códigos discursivos (modos de relacionar, pensar y sentir). Las agencias instauran relaciones específicas con los sujetos usuarios; relación que configura la práctica pedagógica. Las agencias de control simbólico son las reguladoras: sistema legal, agencias religiosas, servicio de prisiones, policía; las reparadoras: servicios médico, siquiátrica y social; las reproductoras: familia educación, grupos de pares; las difusoras: medios de comunicación de masas y especializados; las configuradoras: artes, artesanías y ciencias; y las ejecutoras: administración pública (Bernstein, 1990). Según Bernstein (1998), las agencias de control simbólico configuran el dispositivo de producción y reproducción cultural e ideológica. Este dispositivo opera en tres niveles: el nivel I o de generación, el nivel II o de recontextualización y el nivel III o de transmisión. El nivel I, el campo de estado, genera campos de producción y de control simbólico a través de las seis agencias aludidas (reguladoras, reparadoras, reproductoras, difusoras, configuradotas y ejecutoras). El nivel II, el discurso pedagógico oficial, legitima las agencias. Y el nivel III, el discurso pedagógico de reproducción, introduce los principios de clasificación o demarcación (límites entre categorías que, apoyados en el poder, establece las distinciones entre contextos) y de enmarcación (estructura que, apoyada en el control, propende por un orden en las relaciones comunicativas). Las prácticas pedagógicas de los discursos publicitarios se escenifican en el nivel III. Los estudios empíricos apuntalados en la teoría de la transmisión cultural postulan, por lo menos, tres modalidades de práctica pedagógica, según las particularidades del transmisor-adquiriente: PPR (práctica pedagógica por 4 recepción), PPO (práctica pedagógica por orientación) y PPD (práctica pedagógica por descubrimiento). La unidad de análisis de la práctica pedagógica es el código pedagógico. Para Bernstein (1994) el código pedagógico se refiere a “una regulación cultural específica de la realización de competencias compartidas; el código tiene relación con gramáticas semióticas específicas, reguladas a través de distribuciones especializadas de poder y principios de control”. Cualquier código pedagógico es, entonces, una realización de las relaciones de poder y control de contextos específicos de transmisión/adquisición de mensajes, siempre en contextos instruccionales y regulativos. Las diferencias entre un código pedagógico y otro (lo que equivale a decir entre una práctica pedagógica y otra) radican en los valores, fuertes (+) o débiles (-), de las relaciones de poder –clasificación o demarcación– y de control – enmarcación–. Para Díaz (2004), la clasificación “regula qué discurso se va a transmitir y su relación con otros discursos”, y la enmarcación “analiza las diferentes formas de comunicación legítima realizadas en cualquier práctica pedagógica”. La transmisión/adquisición de discursos pedagógicos, en el caso de los mensajes publicitarios (genéricamente llamados anuncios, pero avisos cuando son escritos, comerciales cuando son televisivos, y cuñas cuando son radiales) está regulada por reglas discursivas –selección, secuencia, ritmo y criterios de evaluación– y por reglas jerárquicas, que varían de acuerdo con el control que el transmisor y el adquiriente tienen en las relaciones pedagógicas. Según Fowler y Kress (1983): Las reglas son instrucciones para comportarse de maneras tales que acarreen un orden buscado o deseado. De ahí que presuponen un conocedor del comportamiento adecuado, que necesita transmitir ese conocimiento a alguien que no lo tiene. El conocimiento es una de las fuentes de poder, y por consiguiente, si ambos participantes concuerdan en la relación de sus papeles, la aplicación del poder es unidireccional; no hay rastro de una negación en torno del control. La fuente de las reglas se encuentra en una relación jerarquizada con las personas a quienes las reglas se dirigen, en las que se presupone que tienen derecho a manipular su comportamiento. Los significados del código pedagógico publicitario se estructuran alrededor de dos niveles que, aunque interrelacionados, se consideran componentes separados: el nivel discursivo y el nivel de transmisión. El análisis del nivel discursivo se concentra tanto en los conocimientos como en las normas de 5 conducta presentes en el mensaje publicitario; el adquiriente, como espectador del universo discursivo de la publicidad, aprende a valorar los significados vehiculizados por el discurso publicitario instruccional (conocimientos) y por el discurso publicitario regulativo (normas de conducta). El análisis del nivel de transmisión se concentra en el proceso discursivo que el publicista desarrolla en las interacciones pedagógicas con el adquirientes; éste, como participante activo de su aprendizaje, aprende habilidades específicas y normas de conducta social. En ambos niveles, la realización de los significados se considera mediante la utilización de los valores –fuertes y débiles– de clasificación (C+ y C-) y de enmarcación (E+ y E-). Selección, secuencia, ritmo y criterios de evaluación son las categorías analíticas que dan cuenta del funcionamiento de los principios de clasificación o demarcación (inherentes al poder) y de los principios de enmarcación (connaturales al control). Tal estructura materializa prácticas pedagógicas del discurso publicitario, i.e. las relaciones entre los sujetos participantes en el proceso de transmisión/adquisición de mensajes publicitarios, como se verá mas adelante. El referente metodológico El modelo óptimo para analizar los principios de clasificación y enmarcación es el semiolingüístico, cuyo objeto es la significación configurada. Es semiolingüístico porque integra en el acto de comunicación dos acciones diferentes pero interrelacionadas: la acción lingüística o circuito del Decir y la acción pragmática o circuito del Hacer. El modelo semiolingüístico hace concurrir en el análisis varios enmarcajes, como son: a) el semántico, b) el semiótico y c) el ideológico. a) El marco semántico es el dispositivo retórico con que el producto es presentado. Su enunciación recurre inicialmente al diccionario del usuario potencial y luego a su enciclopedia. El publicista produce actos lingüísticos de persuasión, para lo cual selecciona términos comprensibles tanto en la explicitación de las características del producto como en la operación de persuasión o incitación a la compra. En la competencia lingüística del usuario ideal es casi imposible pensar que los siguientes frasemas encuentren barreras lingüísticas (semánticas): 6 (1) Vive CUERVO. (2) Disfruta CHIVAS REGAL: el whisky escosés con 12 y 18 años de añejamiento. (3) La perfección no se detiene. CLUB COLOMBIA: perfecta. (4) Cerveza ÁGUILA: sin igual y siempre igual. (5) Vive con DOMECQ tus emociones. (6) ÁGUILA LIGHT: pasión por la cerveza. (7) Todos tenemos un sabor. Todos tenemos NÉCTAR. (8) Ron SANTA FE: el ron como tiene que ser. Incluso los significados connotativos, exigentes de estructuras cognitivas superiores, encuentran en la competencia lingüística un cierto hábito de razonar deductivo, heredado de las incontables paremias (dichos, proverbios y sentencias) presentes en la enciclopedia del hablante común y corriente. Los siguientes cuasi-silogismos no son muy complejos para el promitente comprador: (9) La imagen cambia; la esencia permanece. PILSEN CERVUNIÓN. (10) La calidad de nuestro whisky [Old Parr] es inmejorable. Nuestro precio también. (11) Al igual que los buenos amigos, nuestro precio tampoco cambia [Buchaman’s]. Tampoco algunas figuras retóricas, en estricto sentido, son muy difíciles para un destinatario que de antemano se sabe perteneciente a estratos altos de la sociedad. Este es el caso de la siguiente alegoría (sustitución de un referente por otro): (12) Un buen amigo siempre te habla de frente: BUCHAMAN’S. El marco semántico, en esencia, activa la lengua, sin introducir todavía un lenguaje especial que resista llamarse sociolectal, regiolectal o tecnolectal. Es, por decirlo así, el primer marco de la comunicación publicitaria. b) El segundo marco es el semiótico. En la comunicación multimedial el sistema formal de la lengua –el frasema– siempre va acompañado de otros sistemas complementarios, garantes de la plenitud significativa de los textos. Estos signos adicionales son los iconemas, los coloremas y los melodemas. Los iconemas pueden ser artificiales o naturales Ejemplos de iconemas artificiales son el Aguardiente Antioqueño anfitrión de la Feria de las Flores: el cuello de la botella, con su corbatín, refuerza inicialmente la objetivación del producto y posteriormente su anclaje. ¿Por qué? Porque el iconema refuerza la alegoría: el anfitrión recibe, acompaña y despide. He ahí su imprescindibilidad. El otro ejemplo es el reloj de Pilsen Cervunión, en el que sendas manecillas son precisamente dos botellas de cerveza; es decir, cerveza a toda hora. Iconemas 7 naturales son las fotografías, como en la pareja de Cuervo y las modelos del almanaque de Pilsen. Los coloremas son tributarios de enciclopedias culturales (activadas a propósito de la Feria de las Flores) en las que construyen consensos sobre correspondencias del tipo blanco-pureza, verde-esperanza, rojo-pasión, amarilloamistad, azul-tranquilidad, morado-serenidad y rosado-ternura. Sería un contrasentido la ausencia rojo en un mensaje de Pilsen o de aguardiente Antioqueño por fuera del rojo pasión. Los melodemas, por su parte, hacen parte del inconsciente colectivo y están asociados con ritmos caracterizadores de una época, idiosincrásicos de regiones, identificadores de grupos génitos, indicadores de estados del alma como la alegría o recuperadores de la fruición de los rituales de paso, las fiestas de cosecha, patrias o de efeméride. Los melodemas pueden presentarse como cortinas o música de fondo, en cuyo caso la melodía enmarca y soporta el texto lingüístico, como en la publicidad del vino chileno Santa Carolina: 120 años de tradición y modernidad, que acompañada de música clásica para indicar que son vinos (Sherá, Coverné soviñó y Charloné) para gente de buen gusto, intelectuales, pertenecientes tanto a la tradición -gente adulta- como a la modernidad -gente joven-; o como en cerveza Heineken, cuya cortina inicia con una música de violín que va cambiando a través de la narración hasta llegar a música electrónica, para afianzar la idea de evolución, en “Heineken evoluciona”. Cuando un texto publicitario informa sobre las características del producto mediante el recurso de la canción, de inmediato delimita su población usuaria: por el género del cantante, el tipo de canción, y el ritmo seleccionado, como en los siguientes textos: (13) Vive emociones más intensas Emociones verdaderas Vive con DOMECQ tus emociones Una y otra vez Más, más, más emociones DOMECQ. (14) Cuando lo ves Cuando lo sientes Tratas de resistirte Pero no puedes Ron SANTA FE El ron como tiene que ser. 8 (15) Todos tenemos un sabor Todos tenemos NÉCTAR Alguien te va a probar Te va a encantar Esta noche te van a probar Todos tenemos un sabor Todos tenemos NÉCTAR (16) Si presientes que la rumba apenas va a empezar Anímate con NÉCTAR Que la vamos a gozar Que la cosa se pone buena Y nadie se va a sentar Porque todos se animan Si hay NÉCTAR pa’tomar Anímate con NÉCTAR Anímate. (17) Destapa la alegría Con un ÁGUILA bien fría Esto hay que celebrarlo Con un ÁGUILA bien fría Que por todo hay una fiesta Si aquí todo es alegría Cerveza tierra linda Que la música no para. (18) Sube el calor Sube esta locura Sube la temperatura Esta rumba no se va a acabar Esta rumba no se quiere ir AGUARDIENTE ANTIOQUEÑO Tiene fiebre de amor AGUARDIENTE ANTIOQUEÑO Sube el calor Sube la pasión Me llega al corazón ANTIOQUEÑO es mi aguardiente La rumba más ardiente Sube, sube, sube. En algunos casos, la alternancia de código lingüístico -el idioma- pretende producir otros efectos de sentido, como el angloñol (spanglish) de (19) y (20): (19) -Something -Something -Something special 9 -Something special -Something special SCOTCH WHISKY -Something special SCOTCH WHISKY -¿Por qué no lo dices como yo? - Porque somos diferentes -Eres inconfundible. (20) Hello my beautiful people Hello sunshine Raegae Hello raegae night Everybody wants a light La rumba ardiente Everybody drinking AGUARDIENTE ANTIOQUEÑO Busca ANTIOQUEÑO, yup, yup Rip it up for me Amor ardiente con aguardiente Hi/high Hello, hello I love you, I love you for antioqueño AGUARDIENTE ANTIOQUEÑO. c) El tercer marco es el ideológico. En el discurso publicitario, a diferencia de otras discursividades, no es explícita la identidad del destinador, por cuanto de lo que se dispone es del texto de un emisor-actor (anunciador, lector o actor). Aun así, el marco ideológico brinda las representaciones que unos sujetos sociales (oferentes) se hacen de los otros (consumidores): el discurso publicitario se convierte en una extrapolación de miradas, en la que uno vocea la forma como imagina al otro. Desde la ideología, los marcos lingüístico y semiótico se ponen al servicio de una persuasión non-santa, i.e. no racional, que invade todos los intersticios de la conciencia para hacer primar lo inmediato sobre lo mediato, el sentimiento sobre el pensamiento y la emoción sobre la razón. Por eso son muy escasos los textos publicitarios que aluden a la otredad, en este caso el comprador virtual, como se aprecia en la valla de Cuervo y en los avisos de Old Parr y Buchaman’s: (21) Vive CUERVO. Hecho en México desde 1795. Disfrute con responsabilidad. (22) OLD PARR: La calidad de nuestro whisky es inmejorable. Nuestro precio también. Precio sugerido al público $75.000. Diageo te invita a disfrutar con responsabilidad. (23) BUCHAMAN’S: Al igual que los buenos amigos, nuestro precio tampoco cambia. Precio sugerido al público $80.000 $146.000. Diageo te invita a disfrutar con responsabilidad. 10 En la significación configurada confluyen también otros componentes, entreverados en los anteriores marcos: el comunicacional, el sicosocial y el discursivo. El componente comunicacional integra las formas de presencia de los interlocutores, las formas de transmisión, el contrato comunicativo y la especificidad del referente. El componente sicosocial alude a los interlocutores (anunciadores y anunciatarios), en términos de sus identidades social y sicológica, y a la particularidad del contrato relacional. Y el componente discursivo engloba los órdenes de organización particular del lenguaje, así: el orden de lo enunciativo, que organiza los lugares y los roles en la interlocución de los protagonistas; el orden de lo narrativo, que organiza y describe el mundo desde el punto de vista de las acciones y calificaciones humanas; el orden de lo argumentativo, que organiza y describe el mundo desde el punto de vista de las operaciones mentales y lógico-cognitivas; y el orden de lo retórico, que organiza y describe el lenguaje desde el punto de vista de las operaciones que ponen en relación la forma y el sentido (sustituciones, transferencias, metáforas). En el doble circuito lingüístico-pragmático la significación es el resultado de una serie de prácticas sociales, como las convencionales (la lengua), las circunstanciales (la especificidad de las relaciones entre los sujetos que se comunican), y las culturales –mentalidad de un grupo–. Estas prácticas sociales se adscriben progresivamente entre el circuito interno y el externo de la significación (Correa, 1996). El circuito interno resulta inherente al Decir, mientras que el circuito externo pertenece al Hacer. Charaudeau (1986) presenta la significación configurada, atrapada en este doble circuito, así: --------------------El Hacer-------------------(circuito externo) EL1 --------------El Decir-------------(circuito interno) 11 YOc -----------------> YOe TUd <------------------ TUi EL2 ------------------------------------Mirada evaluadora ------------Relación contractual-------------En el circuito externo se instalan los sujetos reales, interlocutores de la comunicación, llamados YOc –yo comunicador: anunciante– y TUi –sujeto interpretante: comprador virtual–, quienes despliegan la mutua mirada evaluadora, y EL1 –objeto o producto real– El circuito interno petenece a los protagonistas del acto de lenguaje: sujetos configurados o imaginados, llamados YOe –sujeto enunciador– y TUd –sujeto destinatario, además de EL2 – proposición sobre el objeto–. Los vectores entre los interlocutores y los protagonistas aluden a la conversión de los primeros en los segundos, en la dinámica misma de la comunicación convencional –la lengua–, circunstancial –la historicidad– y cultural –los imaginarios–. El EL –tópico o asunto– equivale al producto que se quiere vender (tipo licor o marca de cigarrillo) en EL1 y al eslogan diseñado como núcleo o síntesis de la proposición (“fumar es un placer”, para algún cigarrillo”; o “la apariencia cambia, la esencia permanece”, para alguna cerveza). La relación contractual, siguiendo a Charaudeau (1993), se genera en las prácticas sociales movilizadas con/en la significación configurada. Las convencionales –la lengua– prefiguran el contrato, mediante la adjudicación a los sujetos de los lugares y papeles que se supone deben ocupar en función del intercambio lingüístico; las circunstanciales –la necesidad específica– definen el contrato de intercambio a partir de las restricciones, obligaciones y finalidades de la interacción. Para Escamilla (1999) el contrato discursivo implica que “los individuos que pertenecen a un mismo tipo de prácticas sociales sean capaces de reconocer las representaciones discursivas de tales prácticas”. El referente empírico 12 Comunicar es poner en escena. Las estrategias comunicativas del publicista se parecen mucho a las de un director de teatro que utiliza el espacio escénico, la decoración, la luz, la sonorización, los actores y un texto para producir efectos de sentido en un público que él imagina. Como se sabe, el discurso publicitario se inscribe en un intercambio de bienes en el que intervienen el fabricante, con sus intereses económicos y políticos, y el consumidor, con sus necesidades e incompletudes, mediatizados por el publicista. Lo que une al comunicador y al interpretante en el discurso publicitario es un producto, en este caso un licor fermentado o destilado: cerveza, aguardiente, ron, brandy, vodka o whisky. A diferencia de la satisfacción de las necesidades primarias en que el usuario busca el producto, en el consumo de alcohol el producto, su publicidad busca al usuario, interceptándolo, asaltándolo, sorprendiéndolo, invadiéndolo. Las vallas, los comerciales de televisión, las cuñas radiales y las propagandas en la prensa emboscan al interpretante de manera inmisericorde. (Con razón la Comunidad Europea acaba de prohibir las vallas en carreteras que anuncien bebidas alcohólicas, precisamente por la contaminación visual). Con todo, en la mirada evaluadora el interpretante no está en cero. Éste tiene unas premisas mínimas que, de todas maneras, van a ser explotadas por el discurso publicitario; esas premisas o razones que explican la confianza del consumidor en la veracidad de los mensajes son, según Jaekel (2003): 1. El consumidor asume que aquellas afirmaciones que se realizan [en el texto publicitario] están respaldadas por el conocimiento pleno que el anunciante tiene de las características de su producto; de forma tal que si el producto no ofreciera la ventaja que se anuncia, el oferente no se expondría a que el consumidor descubriera el engaño y no volviera a comprar el producto. 2. Frente a los productos de consumo masivo el consumidor posee cierta experiencia, que lo lleva a confiar en los anunciantes que ya conoce. 3. El consumidor no cuestiona la seriedad de aquellos productos, marcas o anunciantes que gozan de reconocimiento o recordación (grandes marcas y compañías). 4. El consumidor asume que durante el desarrollo de los productos se han realizado investigaciones que respaldan las características que se anuncian. 5. En el caso de productos o anunciantes que están sometidos a vigilancia por parte de alguna autoridad estatal (que deben contar con registros sanitarios, promociones autorizadas, etc.), el consumidor asume que tal vigilancia constituye un respaldo de la realidad de la oferta. 13 Superada esta parte lógica (lógica en el sentido cuantitativo de lo creíble: CUERVO es hecho en México desde 1795; Ron Medellín tres años de añejamiento; Viña SANTA CAROLINA, 120 años de tradición y modernidad; PILSEN CERVUNIÓN los mismos 300 cm3) el usuario decide pasar de interpretante a destinatario. Ser destinatario es ser ya usuario o consumidor. Este es también el momento en que el YOc deja de serlo para convertirse en YOe. Cuando es enunciador deja de representar la marca, para convertirse en voz oficial, i.e. el a-nuncio de una sociedad consumista y, en este caso, de una sociedad que erigió en epicentro de la plaza no a la Casa Consistorial, ni la agencia de abarrotes, ni el almacén de telas sino al Estanco o estanquillo como se le conoce hoy. El destinatario, por su parte, ha sido transformado de lector u oyente, i.e. de interpretante en consumidor, como quien pasa de la sobriedad a la ebriedad, o a embriaguez. Después vendrá el antes a encontrarse con el después, y sobrevendrá el otro EL1, la realidad real, donde el sujeto social descubre que ha sido víctima del engaño: los buenos amigos sí cambian, ni hablan de frente, muy diferente a como lo decía Buchaman’s; las cervezas Pilsen y Águila no garantizaron la alegría prometida; no llegó el ánimo ni ese alguien que me iba probar, prometidos por Néctar; ni el Ron Santa Fe resultó sensual; ni con Domecq se vivieron una y otra vez las emociones más intensas y verdaderas; ni aparecieron las muchachas de los anuncios de Pilsen Cervunión ni el momento romántico ofrecido por ron Cuervo. Este es el engaño publicitario. Jaeckel (2003) reconoce dos formas de engaño publicitario: 1) Mensajes literalmente falsos, que informan sobre pruebas de laboratorio o porcentajes de preferencia en la población usuaria; y 2) Mensajes literalmente ciertos pero engañosos, constituidos por “aquellas afirmaciones objetivas que a pesar de ser literalmente ciertas, transmiten una representación engañosa del producto que se anuncia”. Conclusiones 1. Casi todos los estudiosos del discurso publicitario sobre el alcohol (Torres y Calderón, 1993; Vega, 1995; Ameijeiras y Villar, 1998) coinciden en señalar como engañoso el ofrecimiento de bienes espirituales (alegría, afecto, amistad, animosidad) y valores culturales (vida, libertad, autorrealización) mediante el consumo de productos etílicos o embriagantes garantes del éxito y del 14 reconocimiento social. Con todo, el círculo vicioso se cierra cuando una sociedad se manifiesta definitivamente preocupada más por el circo que por el pan, por lo visto en la reciente Feria de Las Flores: Pilsen Cervunión, el patrocinador; Aguardiente Antioqueño, el anfitrión. 2. La práctica pedagógica dominante en los anuncios publicitarios es PPR o práctica pedagógica por recepción. Desde los frasemas hasta los melodemas, pasando por los iconemas, el YOc somete al TUi a un vértigo informativo difícil de rechazar. El TUi es víctima de la selección de frases, íconos y melodías, por lo cual pasa fácilmente de TUi a TUd. El siguiente ideograma muestra las dos prácticas pedagógicas (por recepción y por orientación, con la imposibilidad de la práctica pedagógica por descubrimiento) presentes en discurso publicitario sobre bebidas alcohólicas: Relación entre sujetos Prácticas Relaciones pedagógicas de poder Relaciones de control Reglas discursivas Reglas Jerárquicas Selec. PPR E++ PPO C++ C+ Sec. E++ E+ E+ Ritmo Crit. Ev. E++ E++ E- E- E++ E- 3. El discurso publicitario es una pieza óptima para ilustrar el fenómeno semiótico de manipulación. Ésta, a diferencia de la operación (acción del homre sobre las cosas) es una acción del hombre sobre otros hombres para hacerles ejecutar un programa dado (Greimas y Courtés, 1990). La acción persuasiva del publicista es tan envolvente, que el consumidor virtual no puede resistir el 15 circuito del decir. En palabras de Greimas y Courtés: “Se trata de una comunicación (destinada a hacer-saber) en la que el destinador- manipulador impulsa al destinatario-manipulado hacia una posición de carencia de libertad, hasta verse éste obligado a aceptar el contrato propuesto”. En otras palabras, desde la proposición del YOc, el consumo –tanto el moderado como el excesivo– es casi que inevitable. 4. El cotejo entre las estrategias mediáticas mostrará que cada medio tiene su clientela y su efectividad ponderada. Las vallas en los campos deportivos, las marcas de licores en las camisetas de los hinchas de algún equipo de fútbol, los almanaques de Pilsen en bares y cantinas y la presencia de los productos de la FLA en toda fiesta grande o pequeña que se celebre en Antioquia, mostrarán otras facetas y otras competencias discursivas del texto publicitario. Referencias bibliográficas Althusser, Louis (1974). Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Bogotá, La Oveja Negra. Ameijeiras, Santa y Villar, Paz (1998). “Análisis de los mensajes publicitarios sobre las bebidas alcohólicas”. Revista Español de Drogodependencia. Madrid, Vol. 23 No. 1, p. 32-52. Bernstein, Basil (1990). Poder, educación y conciencia. Sociología de la transmisión cultural. Barcelona, El Roure. __________ (1994). La estructura del discurso pedagógico. Clases, códigos y control. Madrid, Morata. __________ (1998). Pedagogía, control simbólico e identidad. Madrid, Paideia-Morata. Bourdieu, Pierre (1998). 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