Download un nuevo siglo para áfrica
Transcript
PREFACIO UN NUEVO SIGLO PARA ÁFRICA El desconocimiento de la realidad africana y de sus posibilidades de negocio explican la escasa presencia empresarial española en un continente que, según los expertos políticos y económicos más prestigiosos, ejercerá un papel destacado en la economía global del siglo XXI por Juan Rossell —— África sigue siendo para nosotros el gran continente olvidado, a pesar de su cercanía geográfica. La tardía internacionalización de la empresa española, iniciada hace más de veinte años en Latinoamérica y después en la Unión Europea, Estados Unidos y Australia, pero, sobre todo, nuestro gran desconocimiento de la realidad africana y de sus posibilidades de negocio explican la escasa presencia empresarial española en un continente que, según los think tanks políticos y económicos más prestigiosos, va a ejercer un papel destacado en la economía global del siglo XXI. África crece económicamente y su incorporación a los circuitos globalizados de las nuevas tecnología ya tiene impactos muy indicativos. Pero África actualmente representa tan solo un 7% de nuestras exportaciones y algo más de un 1% —4.078 millones de euros— de inversión exterior acumulada en el exterior, que es de 390.585 millones de euros. Por eso, nuestras empresas debieran situarse a tiempo en este mercado para aprovechar su enorme potencial de crecimiento, sobre todo si tenemos en cuenta que el 90% del crecimiento económico mundial, previsto para los próximos veinte años, se ubicará fuera de los países desarrollados. A mi modo de ver, una de las razones de nuestra escasa presencia en África es el desconocimiento de la diversidad africana. Destacan varios factores. De entrada, por lo que se refiere al clima de negocios, países como Sudáfrica, Botswana, Ruanda, Namibia o Ghana se distinguen por su seguridad jurídica y sus reformas económicas, lo que las sitúa por delante de muchas economías europeas o latinoamericanas. Al mismo tiempo, observamos que la economía africana registró en el periodo 2005-2013 un crecimiento anual medio en torno al 5% del PIB y demostró una gran solidez frente al choque de la crisis económica mundial de 2009. Así, en el periodo 2010-2013, los cincuenta y cuatro países de esta región registraron un crecimiento notable y superaron el 4,7% del PIB. Si nos centramos en el ámbito subregional, son notables los fuertes crecimientos de África occidental y oriental, que han registrado en el periodo 2010-2013 un crecimiento anual medio del PIB cercano al 6% y 7%, respectivamente. África austral registró un crecimiento 10 medio anual más bajo que las otras dos subregiones debido al crecimiento más moderado registrado por la economía sudafricana. Sin embargo, si excluyéramos a este país del cálculo, el resto de la subregión, en la que debemos destacar Angola y Mozambique, también registró en dicho periodo un crecimiento superior al 6% del PIB. Esta evolución positiva de la economía africana seguirá en 2014 y 2015, con un crecimiento del 4,8% y el 5,7% del PIB, respectivamente. El factor demográfico es sustancial. Según los pronósticos de Naciones Unidas, el 50% del crecimiento demográfico mundial hasta 2050 recaerá en el continente africano, que pasará de los actuales 1.100 millones de habitantes a 2.200 millones de habitantes en 2050. Nigeria, cuya población habrá rebasado en 2050 los 440 millones de habitantes, superará la población de Estados Unidos. Otros países, como la RD del Congo y Etiopía, alcanzarán en dicho año más de 155 millones y 187 millones de habitantes, respectivamente. En otro orden, son fundamentales los procesos de integración económica en África subsahariana, los acuerdos de asociación económica recientemente suscritos por la Unión Europea con África occidental y el pasado mes de julio con África austral, así como las negociaciones en curso con las regiones de África central y oriental. En su conjunto es una realidad que requiere de nuevas estrategias para reforzar la presencia empresarial de España en África porque la actividad de nuestras empresas, tanto inversora como comercial, sigue siendo muy limitada, tanto según la información estadística del Ministerio de Economía y Competitividad como de la Comisión Europea. Es decir, las empresas españolas exportaron en 2013 bienes por valor de 16.487,2 millones de euros, lo que supone un 10,66% sobre el valor total exportado por las empresas de la Unión Europea, que en dicho periodo ascendió a 154.612 millones de euros. Además de nuestra escasa presencia en África, las cifras también revelan el gran desequilibrio existente entre nuestras exportaciones a África del norte y el resto de África. Sobre el total de exportaciones registradas el año 2013 hacia nuestro continente vecino, solo el 28,4% —tan solo 4.690,9 millones de euros— tuvieron como destino final los países de África subsahariana, cifra que, a modo de ejemplo, se situó por debajo de nuestras exportaciones a Marruecos, que en el año 2013 se situaron en 5.508,7 millones de euros. Al comparar nuestras exportaciones a África subsahariana con el total de valor de las mercancías de la Unión Europea que en 2013 tuvieron como destino el subcontinente africano, solo representaron un 5,7% mientras que total europeo supuso 80.926 millones de euros, es decir, un 52,3% del valor total de las exportaciones de las empresas de la Unión Europea hacia África. Ciertamente, estas cifras reflejan una imagen estática mientras que la evolución económica de África es continua y progresiva. Por ejemplo, las exportaciones españolas hacia el continente africano han pasado de 10.437,1 millones de euros en 2010 a 16.487 millones de euros en 2013, lo que supone un incremento espectacular del 36,7%. A esta tendencia positiva no solo ha contribuido la buena evolución de las exportaciones hacia Marruecos y Argelia, que en el periodo 2010-2013 aumentaron un 36,7% y un 47,1%, respectivamente, sino de manera muy especial las exportaciones hacia Sudáfrica, que en dicho periodo ascendió un 38,8%, de 859,7 millones en 2010 a 1.406 millones de euros en 2013. Esta tendencia ascendente de nuestras exportaciones se ha replicado con respecto a todos los países de África. Esta evolución positiva de los últimos años debe consolidarse y reforzarse mediante una estrategia que implique a todos los actores públicos y privados, para reforzar la presencia empresarial en el continente africano. Por eo urge intensificar las actividades institucionales y promocionales en el continente y de manera muy especial en los países PIDM (Plan Integral de Desarrollo de Mercados), que en la actualidad son Marruecos, Argelia y Sudáfrica. Es necesario potenciar las oficinas económicas y comerciales en algunos países de África subsahariana, con una mejora de información sobre esos mercados en auge. En fin, se trata también de dar mayor dimensión al conocimiento sectorial de los mercados africanos. Asimismo, la cooperación técnica puede mejorar la gobernanza económica de los países, como complemento de las actuaciones del Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y los fondos europeos. Completará el nuevo horizonte ampliar —por ejemplo, África austral— o incorporar nuevos planes integrales de desarrollo de mercados —África oriental o Nigeria— , con el objeto de concentrar los esfuerzos en un número concreto de países que ofrecen un potencial significativo de crecimiento y oportunidades para las empresas españolas. En definitiva, la contribución de la iniciativa empresarial de España al nuevo siglo de África tan solo acaba de comenzar. Juan Rossell es presidente de la CEOE 11