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Educación financiera cooperativa Finanzas solidarias, un proceso formativo Por: Alveiro Monsalve Z. Consultor Ascoop En los programas de educación cooperativa deberíamos incluir el tema de la educación financiera solidaria. La educación para la solidaridad debe ir más allá de los conceptos básicos sobre teoría y doctrina cooperativa y por tanto, debe incluir el uso de los servicios, entre ellos los de ahorro y crédito y su impacto en la economía familiar del asociado. En países más avanzados que el nuestro, hay entre los empresarios financieros un creciente interés por impulsar la formación financiera de los ciudadanos –desde pequeños en edad escolar–, como estrategia importante para profundizar el uso de los servicios ofrecidos por los bancos, entidades financieras y compañías de seguros. El sector cooperativo debería emular estas prácticas para profundizar también el desarrollo de su propia actividad financiera. Educación económica y financiera En general entre los asociados del sector cooperativo, es relativamente baja la utilización de los servicios ofrecidos por cooperativas y fondos de empleados. Los porcentajes de utilización del crédito fluctúan entre el 50 y el 60 por ciento. El escaso conocimiento del portafolio de servicios y beneficios es una situación generalizada entre los asociados. El común de ellos prefiere ante todo, ahorrar –aunque sea una muy baja suma– porque esta sana costumbre les permite atender eventuales contingencias del futuro. Y aunque la facilidad de acceso al crédito se prefiere más que el mismo costo del dinero – tasa de interés- para retornar a plazos, es necesario medir las consecuencias negativas del excesivo endeudamiento sobre la economía familiar. En Colombia apenas estamos comenzando a tener conciencia sobre la importancia de la educación económica y financiera como estrategia de primer orden en el sano manejo de las finanzas personales y del hogar. La Ley 1328 de 2009 estableció que las entidades del sector financiero –incluidas las organizaciones solidarias que ejercen actividad financiera–, deben desarrollar programas de educación económica y financiera sobre los productos y servicios que se ofrecen a las personas en los mercados donde actúan. De aquí surgió un interesante documento sobre la Estrategia Nacional de Educación Económica y Financiera, cuyo desarrollo vemos a diario por diferentes medios. “El desconocimiento y la desinformación generalizados de la población colombiana sobre temas básicos de economía y finanzas –dice el documento–, limitan la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones fundamentales y consistentes en este aspecto básico de la vida”. En el caso concreto de los asociados integra- La Educación Financiera Cooperativa como 34 fundamento de la solidaridad dos en cooperativas y fondos de empleados, es innegable el desconocimiento de los variados portafolios de servicios que les ofrecen sus propias organizaciones. Por esta razón es necesario impulsar de manera sostenida un proceso formativo sobre el conocimiento y el uso de las finanzas solidarias que haga parte de los programas sobre educación cooperativa. Contenidos formativos Las organizaciones solidarias serían un excelente medio para favorecer el ahorro de sus asociados, y dinamizar lo beneficios del buen uso del crédito, si de verdad se propiciara entre sus miembros y sus familias la educación financiera como estrategia fundamental de su propio desarrollo asociativo. ¿Qué podría incluir este proceso, en la práctica? • Conceptos básicos sobre las características del capital social – aportes sociales, ahorro voluntario y crédito – acumulado durante el tiempo a través del acuerdo cooperativo basado en la mutualidad asociativa. • Beneficios, ventajas y valores agregados de cada uno de los servicios que la organización ofrece a sus asociados y a su grupo familiar, resaltando las comparaciones con otras alternativas financieras del sector privado. • Temas específicos sobre las f inanzas de l hogar - e l buen manejo de la economía familiar- y alternativas de solución a través de la cooperativa o el fondo de empleados. Se incluye aquí el manejo de los ingresos, gastos, inversiones productivas, educación de los hijos, presupuestos de corto y largo plazo y previsiones para la edad mayor de los miembros de la familia. • Conocimiento más profundo sobre los servicios financieros que ofrece el sector solidario en Colombia, la amplia variedad de Seccción patrocinada por: 35 portafolios y las características de sus organizaciones en aspectos como su desarrollo tecnológico, redes logísticas, alianzas estratégicas, cifras comparables, articulación con el sistema financiero institucional, así como su identidad y diferencia en el mercado. Hay que crear conciencia de sector solidario, aunque cada entidad sea un mundo exclusivo de servicios específicos. • El asociado del común debe aprender a tomar sus propias decisiones económicas para gastar bien el dinero que posee y no gastar más de lo que puede; debe saber cuándo puede endeudarse, cuándo comprar un bien de largo plazo o cuánto ahorrar para invertir en su futuro bienestar y en el de su familia. El buen uso del dinero es parte también de la felicidad cooperativa. En países como Brasil, Estados Unidos, Inglaterra y hasta en España, la educación económica y financiera de la población, no sólo es una estrategia del sistema financiero para avanzar en su propio desarrollo macroeconómico, sino también una exigencia del Estado en los currículos educativos desde la primera infancia hasta los niveles más altos de la formación profesional. Este ha de ser el mismo camino para las finanzas solidarias en Colombia. 36 La estrategia nacional de educación financiera solidaria –al igual que la estrategia adoptada por los bancos del país–, podría definirse como “el proceso a través del cual los individuos –en este caso asociados del sector solidario–, desarrollan los valores, conocimiento, competencias y comportamientos necesarios para tomar decisiones financieras responsables”. Esto se logrará mediante la educación sobre conceptos financieros básicos y el entendimiento sobre el efecto que ocasionan las variaciones de la economía en la calidad de vida de las personas y de las familias. Formar la cultura de la solidaridad asociativa comprende crear la cultura de las finanzas solidarias –aportes, ahorro, crédito, servicios- y profundizar la educación económica y financiera de los asociados. Sin ahorro no es posible desarrollar un cooperativismo fuerte y sostenible. Mediante el uso adecuado de los servicios es como crecen las Cooperativas y Fondos de empleados. Ahorrando de manera colectiva y utilizando bien el crédito, es posible prestar más y mejores servicios, crear estructuras financieras más sólidas, ser más fuertes en la cadena productiva y ante todo, acrecentar el capital social necesario para construir calidad de vida y bienestar futuro entre los asociados de la organización solidaria. Pero de otro lado, las familias de los asociados ganarán en bienestar social y en calidad de vida. El estímulo permanente a la cultura del ahorro y al buen uso del crédito, mediante procesos educativos sostenidos, es una de las mejores prácticas que se pueden adoptar en cualquier empresa asociativa. La propiedad solidaria será eficaz cuando el ahorro solidario y el efecto dinamizador del crédito aseguren para los cooperados el bienestar de su propio futuro. No es suficiente la apertura de oficinas o secciones que ofrezcan variadas líneas de crédito y atractivos productos de ahorro para asegurarle al asociado una vida mejor. Esto es afianzar el consumismo, es decir, la relación monetaria en vez de la relación solidaria que haga más fuerte al cooperativismo. El bienestar económico, social, cultural y ambiental del asociado y su familia –lo financiero es transversal- debe ser el tema central en una nueva cultura solidaria. Educación económica y financiera para la solidaridad asociativa. He aquí un reto para afianzar los procesos de formación cooperativa en las organizaciones de economía solidaria de nuestro país.