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gente Jeremy Rifkin presidente de Foundation on Economic Trends “España puede liderar la tercera revolución industrial” la revista ‘Time’ lo definió como “el hombre más odiado por la Ciencia”. fue criticado por apoyar las 35 horas. y ahora vuelve a la polémica por defender una economía basada en el hidrógeno. Por pilar pérez ramírez Angela Merkel lo está haciendo muy bien. Hace poco ha anunciado un proyecto por valor de 800 millones de euros para alcanzar el segundo objetivo de la revolución. Tras convertirse en líder de las renovables, está trabajando en la tecnología del hidrógeno, para almacenar y distribuir esta energía. El tercer pilar de la revolución es analizar la viabilidad de la distribución del hidrógeno y su almacenamiento en lo que yo llamo las smart grids, es decir, redes inteligentes que podrían situarse en los propios edificios. España podría superar a Alemania, pero solo si se pone las pilas e invierte mucho más en tecnologías de la información. precio de la energía, que contribuye a la subida de los alimentos. El barril Brent ha superado de largo los 100 dólares y se calcula que entre el año 2010 y el 2030 no habrá petróleo suficiente. La clave para mejorar la economía española pasa por incrementar la eficacia energética. –A la futura escasez del petróleo se une el cambio climático, que afecta particularmente a España... ¿Cómo pueden las nuevas fuentes energéticas contrarrestar este problema? El asesor de zapatero S altó a la fama con ‘El fin del Trabajo’, en 1995, y desde entonces, ha logrado colarse en los equipos asesores de algunos de los principales dirigentes políticos del mundo: desde Romano Prodi, Angela Merkel, José ~ Barroso o José Luis Sócrates, Durao Rodríguez Zapatero. En la actualidad su equipo asesora al Parlamento Europeo en asuntos de cambio climático y es, en parte, autor de algunas de las medidas encaminadas a una tercera revolución industrial. Autoproclamado como economista estadounidense de centroizquierda, este profesor de Wharton preside en la actualidad su propio ‘think tank’, la Foundation on Economic Trends (www.foet.org), desde el que ha capitaneado un equipo asesor que casi ha dado la vuelta al mundo. –Usted asesora a José Luis Rodríguez Zapatero. Tras su victoria y en un entorno de desaceleración económica, ¿cuáles son sus principales desafíos? –El asunto clave para el PSOE y para España es la apuesta por una tercera revolución industrial. En cuanto a los problemas económicos, se trata de algo generalizado en todo el mundo. El sector de la construcción se ha parado, igual que en muchos otros países. Por eso, los desafíos para España son los mismos que para el resto del mundo industrializado: sobre todo, el alto –El cambio climático está teniendo un impacto muy fuerte en la economía española. Y será más acusado en el futuro, con el serio problema de la sequía. Por eso he aconsejado a Zapatero situarse al frente de la tercera revolución industrial. España se encuentra en un punto de partida inmejorable, con unos activos naturales que pueden catapultarla al liderazgo de esta revolución. Por ejemplo, está fomentando una tremenda explotación de las energías renovables. España es el segundo país más montañoso de Europa, tras Suiza, y tiene un gran potencial solar y eólico. Por eso tienen grandes campeones mundiales en renovables: Acciona, Gamesa, Iberdrola... Junto a Alemania, España es líder en el sector. –Usted habla de España como líder pero, ¿se puede realmente adelantar a Alemania? –Los dos países viven una carrera contrarreloj para convertirse en el número uno de las renovables, pero Alemania es una locomotora muy fuerte. España, por ejemplo, ha sobrepasado los objetivos del sector: en el año 2020, el 40% de su energía procederá de las renovables. Algunas regiones españolas, como Aragón o Navarra, ya se han librado de la dependencia del gas ruso. Si sigue este camino, en doce años España podría liderar la tercera revolución industrial, superando incluso a Alemania. Pero –España está a la cola en I+D... –Sí, pero disponen de empresas globales que pueden ayudarles, como IBM, que pueden construir las redes inteligentes energéticas necesarias para esta revolución. Será la mejor manera para atajar el problema de desempleo que está empezando a sufrir España, especialmente en la construcción. –¿En qué consiste la tercera revolución industrial? Ulf Andersen / GETTY P arece que este prolífico economista estadounidense persiga las polémicas, pero es que muchas le dan de comer. Autor de 17 best sellers como El fin del trabajo, El siglo de la biotecnología, La era del acceso o La economía del hidrógeno, Rifkin ha sabido aprovechar el tirón de sus teorías hasta convertirse en un conferenciante y asesor de referencia –y bien cotizado, por cierto– tanto para empresas como para líderes internacionales. Aunque, a sus 63 años, se conforma con un futuro más modesto: vivir en una granja junto a su mujer para rescatar animales abandonados. “Aunque parezca lo contrario, no vamos a cultivar nuestra propia comida, iremos al supermercado”, confiesa entre risas. “La clave para mejorar la economía española pasa por incrementar la eficacia energética” “La ventaja de Zapatero es que representa a una generación más joven de españoles” –Hemos inventado los ordenadores, Internet, los satélites... Millones de personas están conectadas a la velocidad de la luz. Ahora sólo falta que todo esto confluya con las energías renovables, que parcialmente se almacenarán en los edificios en forma de hidrógeno. Ya hay ejemplos en España. El Parque Tecnológico Walqa de Huesca alberga desde el año pasado un parque experimental de generación de hidrógeno con energías renovables. Si hace 20 años hubiera dicho que todo el mundo podría comunicarse en siete segundos, me hubiesen tachado de loco. Ahora hay que imaginarse que cada casa, fábrica, tienda, planta tecnológica o edificio de la Unión Europea podría convertirse en una central capaz de ge- gente nerar su propia energía. El Parlamento Europeo está a favor de esta revolución, que podría alcanzarse entre 2020 y 2050. –¿Cuándo vendrá a asesorar de nuevo a Zapatero? ¿Cuáles cree que son sus principales fallos y ventajas? –Estoy en constante comunicación con su equipo, pero iré de nuevo en unos meses. Zapatero representa a una generación más joven de españoles, ha sabido captar la sensibilidad de este nicho y la ha aprovechado. Puede ser un puente entre la generación del baby boom y la del milenio, algo muy útil para un político. De lo que no puedo hablar es de sus fallos, porque no he seguido todas las políticas internas de esta legislatura. –Un asunto que preocupa mucho en España son los cambios sociales provocados por la masiva incorporación de la mujer al trabajo y la conciliación con la vida personal... –Nos estamos dirigiendo hacia un trabajo más mental que físico, y esto favorece a las mujeres. No digo que los hombres estén menos capacitados, pero es cierto que las mujeres tienen una faceta de relaciones sociales muy bien desarrollada. En los países desarrollados necesitamos más trabajadores “Sólo si mejora la productividad podremos trabajar 35 horas” “Clinton tiene experiencia y Obama frescura. Bush ha sido el peor presidente” del conocimiento para un modelo más cooperativo, no tan autónomo y competitivo. Y las mujeres son más colaboradoras, tienden a ser más empáticas. Es cierto que esta nueva distribución de tareas está acarreando grandes problemas, por eso al hombre le toca asumir nuevas responsabilidades. Es algo crucial, porque la vida futura de los niños está marcada por su cuidador, un papel que pueden ejercer tanto hombres como mujeres. Los países nórdicos han desarrollado muy bien el modelo. –El problema de la mala conciliación entre vida laboral y personal es acuciante en España. ¿Cómo puede cambiar esta tendencia? –El incremento de la productividad per- mite reducir la jornada laboral e incrementar el tiempo del ocio. A comienzos de la segunda revolución industrial se trabajaban setenta horas semanales. Luego se bajó a cincuenta y, posteriormente, a cuarenta. Si triunfa la tercera revolución la productividad mejorará y entonces se podrán trabajar 35 horas semanales o menos. –¿Sigue creyendo en la semana de 35 horas, que ni si siquiera funcionó en Francia? –No se pueden reducir las horas de trabajo si la economía va mal. Sólo puede ser una recompensa a cambio de una productividad más alta. En ese caso, el gobierno pagaría por las 40 horas y el empleado trabajaría 35. Y siempre, de forma voluntaria. El gobierno perderá ingresos pero, si la productividad mejora, los recaudará por otro lado. –Entonces, nunca llegará a España, teniendo en cuenta que tenemos una de las tasas más bajas de productividad de Europa... –En España ha habido un gran aumento de la productividad y, si llega la tercera revolución, crecerá aún más. Si España apuesta por esta revolución, la semana de 35 horas podrá funcionar en el año 2020. gente “Para tener impacto real en el cambio climático, el 20% de la energía debería ser nuclear” –Mientras tanto, ¿qué otros mecanismos existen para mejorar la conciliación? –Se puede tomar el ejemplo de Bélgica, donde hay una alta tasa de productividad. Ellos tienen trabajadores de todas las edades, y según su franja de edad, trabajan más o menos. Es decir, cuanto más joven eres, puedes trabajar más horas, acumulando días de vacaciones o cobrando más. Si tienes unos años más y tienes hijos o quieres tener una vida personal más completa, puedes trabajar menos e, incluso, tomarte un año sabático. Es un sistema flexible tanto para los trabajadores como para las empresas. obsoletas. Nadie se cree que vayamos a sustituirlas, pues sólo generan el 5% de la energía mundial y requieren gran cantidad de agua para enfriar los reactores, justo cuando hay un gran problema de sequía. ¿Sabía que el 40% de toda el agua de Francia se utiliza para enfriarlos? Para tener un verdadero impacto en el cambio climático, las centrales nucleares tendrían que producir el 20% de la energía mundial, y eso jamás ocurrirá, porque habría que construir una planta nuclear cada treinta días durante los próximos cincuenta años, hasta conseguir 2.500. Imposible. Además, aún no sabemos cómo deshacernos de los residuos nucleares y, para colmo, hay un déficit de uranio. Con los problemas actuales de terrorismo mundial, no podemos apoyarnos en una energía basada en el plutonio. –¿Por qué dice que Europa está mejor preparada que EEUU para esta revolución? –Porque es el espacio político más comprometido con el desarrollo sostenible del mundo. Lideró el Protocolo de Kioto, la legislación del sector químico... Si pregunta a cualquier experto, le dirá que Europa es la región más avanzada del mundo en estos temas. –¿Dónde nos llevará la globalización? ¿Hay algún límite? –Sí hay un límite, las fuentes de energía más utilizadas –petróleo, gas y uranio– están en peligro de extinción. No olvidemos que la globalización es un asunto de conectividad; necesita energía y electricidad. Ha fracasado en parte porque se basaba en un sistema que no distribuía energía a todo el mundo. Casi dos terceras partes de la humanidad, por ejemplo, jamás ha llamado por teléfono. –¿Cree que Al Gore ha hecho un gran negocio del cambio climático? –El cambio climático es el asunto más importante del futuro y del presente y Al Gore está haciendo un gran trabajo [Rifkin formó parte de su equipo asesor cuando Al Gore era vicepresidente]. –¿Quién lo hará mejor en Estados Unidos, Hillary Clinton o Barack Obama? –¿Tiene futuro la energía nuclear? cordonpress –No demasiado. En el mundo existen 439 centrales nucleares, y están quedándose –Antes de nada quiero aclarar que yo nunca asesoré a Bill Clinton. Sí he hablado con Hillary. Con Obama, no, pero creo que ambos pueden hacer un gran cambio. Clinton tiene la experiencia y, Obama, la frescura. Si ganan los demócratas, Estados Unidos seguirá a Europa en su revolución. –¿Cómo valora a Bush? –Yo apreciaba a su padre, pero él es un desastre absoluto. Es el peor presidente de n la historia de Estados Unidos. pilar.perez@diximedia.es Jeremy Rifkin conversa con la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm.