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ANALITICA INTERNACIONAL Grupo Coppan SC Marzo 30, 2009 Cuba: cambios para seguir igual A un año de asumir la presidencia de Cuba, Raúl Castro anunció una serie de relevos en distintos puestos de su gabinete (2/3). Los cambios más destacados incluyen la designación de José Armando Ricardo Guerra, como Secretario del Consejo de Ministros, en lugar de Carlos Lage Dávila; la de Bruno Rodríguez Padilla, en el Ministerio de Relaciones Exteriores en sustitución de Felipe Pérez Roque y la de Jorge Marino Murillo como Vicepresidente del Consejo de Ministros y Ministro de Economía y Planificación, en lugar de José Luis Rodríguez García. En total se efectuaron 11 destituciones y/o relevos en el gabinete, además de anunciar la fusión de varios ministerios. La importancia de los cambios Formalmente, los cambios responden a una aseveración del Presidente Raúl Castro en la sesión constitutiva de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (24/2/08) sobre la necesidad de establecer “una estructura más compacta y funcional en el poder público, con menor número de organismos de la administración central del Estado y una mejor distribución de las funciones que cumplen”. Bajo esta perspectiva, un año después Raúl Castro cambió a casi un tercio de los integrantes del Consejo de Ministros y fusionó varios ministerios. Con esta decisión, el mandatario cubano le imprime su sello al nuevo gobierno. Desde un enfoque de “Real Politik”, esta decisión implica la reforma más profunda del gabinete en medio siglo de vida revolucionaria. Los relevos cobran importancia en un país cuya inamovilidad política fue una constante. Estos cambios son relevantes porque significan una reestructuración de fondo en las estructuras del poder estatal. Más allá del reemplazo de funcionarios poderosos y visibles que por varios años fueron inamovibles, los relevos reflejan un reacomodo al interior de ciertos grupos políticos en la isla encabezados por sectores militares o del Partido Comunista. Para algunos analistas, este es el inicio de la “desfidelización” del poder en Cuba, políticamente necesario para el actual Presidente. Con estos cambios, Raúl Castro se rodea de funcionarios de extracción militar de su absoluta confianza, que fueron formados por el propio Raúl como líder de las Fuerzas Armadas de Cuba por casi cinco décadas. Todos los relevos anunciados son miembros distinguidos del Partido Comunista con quien Raúl siempre tuvo una estrecha relación. Sin lugar a dudas, el cambio de mayor importancia fue el del ahora ex Canciller Felipe Pérez Roque, de 43 años, el dirigente revolucionario más 2 Analítica Internacional joven de la anterior camada de políticos y que fue formado desde muy joven por el propio Fidel Castro. Por 10 años, Pérez Roque había sido el secretario personal del Comandante Fidel. Para algunos analistas, Pérez Roque, por su línea política ortodoxa, representaba un obstáculo para el cambio económico. El otro cambio que llamó la atención fue el de Carlos Lage, que para muchos era uno de los posibles sucesores de los hermanos Castro en la presidencia. Estos dos actores eran los interlocutores de más conocidos fuera de la isla. En estas circunstancias, el relevo en Cuba tiene dos lecturas hacia el exterior. Por una parte, envía una señal a Estados Unidos sobre la posibilidad de reiniciar un proceso de diálogo en un momento en donde los dos países tienen un nuevo gobierno. Sin embargo, el sustituir a un grupo de funcionarios experimentados en temas políticos y económicos por otro grupo de funcionarios poco conocido, manda señales de incertidumbre sobre todo al exterior. Lo que es cierto es que tanto Pérez Roque como Carlos Lage eran figuras identificadas en los círculos extranjeros como posibles candidatos a sustituir en el poder a los hermanos Castro y de ahí las razones de sus respectivas remociones. De acuerdo con la columna del diario oficial en donde escribe el Comandante Fidel, el ex dirigente avaló los relevos y señaló que eran necesarios porque los funcionarios removidos tenían ambiciones que los condujeron a un papel indigno. Los límites de Raúl El espacio que tiene el Presidente Raúl Castro para maniobrar en la reestructuración del poder estatal se encuentra restringido por la necesidad de mantener la unidad de la elite política ante un eventual reproche o desencuentro con el nuevo gobierno de Estados Unidos. En el mes anterior, la Cámara de Representantes aprobó una iniciativa de ley que tenía como objetivo relajar las estrictas sanciones hacia Cuba. En la segunda semana de marzo, Harry Raid, líder de la mayoría en el Senado, señaló que la iniciativa aprobada en la Cámara de Representantes no iba a tener mayor dificultad para ser aprobada en el Senado. El propio Raúl Castro ha señalado que estaría listo para iniciar pláticas con el gobierno de Barack Obama, si éste cumple su promesa de campaña de favorecer el diálogo con Cuba en lugar de privilegiar la confrontación. No obstante, los estrategas de Raúl Castro temen que cualquier división de la élite política ante la apertura de Estados Unidos podría generar el mismo escenario que llevó al colapso a la ex Unión Soviética. En un escenario en donde la economía de la isla es precaria, aumenta las posibilidades de un caos en la gobernabilidad social. Ésta podría ser una de las razones del Presidente Raúl Castro para hacer cambios afines a su liderazgo y mantener así la unidad política de la isla.