Download 4.9. Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa
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VII Reunión de Economía Mundial Luis Fernando Lobejón Herrero Universidad de Valladolid flobejon@eco.uva.es Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa. Las lecciones de la experiencia italiana.* * Este trabajo forma parte del proyecto “Crecimiento de las economías de la UE. Explicación desde los componentes de la demanda agregada y diferencias de estilos de crecimiento entre los países”, que cuenta con financiación del Rectorado de la Universidad Complutense (PR 1/05-13359 Proyectos Complutense). Exportaciones, demanda y crecimiento económico en Europa. Las lecciones de la experiencia italiana.* Introducción. En el transcurso de los últimos años, la mayor parte de los países pertenecientes a la zona euro han registrado un crecimiento muy discreto.1 Esta situación contrasta con el gran dinamismo que estas mismas economías mostraron en períodos anteriores, sobre todo en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo pasado y prácticamente durante toda la década siguiente. A partir de entonces, el incremento de su PIB ha oscilado significativamente, pero puede afirmarse que, en la mayor parte de los casos, contemplándolo desde una perspectiva temporal amplia, se ha ido debilitando, inscribiéndose en una tendencia de progresiva desaceleración a medio plazo. Los datos correspondientes a los dos últimos ejercicios parecen confirmar esa tendencia, si bien existen diferencias relativamente importantes por países. Algunos como Francia o, sobre todo, España, destacan porque la tasa de variación de su producción supera a la que se registra, como media, en toda la zona euro, gracias al dinamismo mostrado por su demanda interna. Prevalece, sin embargo, el patrón que se observa en países como Italia o Alemania, que resaltan justamente por lo contrario, es decir, por un incremento muy escaso de dicha demanda, consistente con un crecimiento económico particularmente débil. La escasa vitalidad que, con la salvedad de las excepciones reseñadas, caracteriza a la referida demanda interna, hace que el incremento de las exportaciones se convierta en uno de los retos más importantes para los países de la UEM. Algunos de ellos, como Alemania han respondido positivamente a ese desafío, como lo pone de manifiesto el vigor mostrado recientemente por sus ventas en el exterior. Otros, sin embargo, como Italia, se enfrentan a una situación comprometida en este ámbito, ya que sus exportaciones ofrecen síntomas claros de debilidad, como consecuencia, entre otros factores, de su necesidad de competir con países de bajos salarios en ramas muy importantes para su patrón tradicional de ventajas comparativas. * Este trabajo forma parte del proyecto “Crecimiento de las economías de la UE. Explicación desde los componentes de la demanda agregada y diferencias de estilos de crecimiento entre los países”, que cuenta con financiación del Rectorado de la Universidad Complutense (PR 1/05-13359 Proyectos Complutense). 1 Según los datos más recientes publicados por la OCDE, desde el año 2000 el crecimiento anual del PIB en la zona euro no ha superado el nivel del 1,8%, situándose, en término medio, en torno al 1,25%. Según la misma fuente, las previsiones para 2005 apuntan a un crecimiento del orden del 1,2%. Reflexionando sobre lo sucedido en esta última economía, puede afirmarse que su situación sintetiza los efectos de las dificultades más importantes a las que se enfrenta la eurozona desde la perspectiva de la demanda, ya que, por una parte, el componente interno de ésta carece de vigor y, por otro lado, sus exportaciones, al contrario de lo que ocurrió durante las fases de mayor dinamismo de este país, muestran una capacidad de crecimiento muy discreta. El resultado de esta combinación es un incremento muy lento de la actividad económica, que puede entenderse como la culminación de un prolongado proceso de declive, uno de los más claros de los registrados en la eurozona (Ver gráfico 1). Una parte de la población italiana se muestra muy decepcionada ante este panorama y contempla, además, con gran preocupación el reducido margen de maniobra que supone su participación en la UEM para la adopción de medidas que propicien un incremento de la capacidad de crecimiento del país. Algunos sectores han adoptado incluso una posición radical, que no tiene precedentes en ningún otro país de la zona euro, reclamando el abandono de ésta y proponiendo el retorno a la lira. Aprovechando el carácter extremo y paradigmático del caso italiano, en este trabajo se utiliza la experiencia de este país para analizar la pérdida de dinamismo sufrida, en general, por los que integran la zona euro, desde la denominada “edad de oro del crecimiento” hasta nuestros días. Para llevar a cabo este propósito se adoptará una perspectiva basada en el comportamiento de la demanda, haciendo hincapié en el papel desempeñado concretamente por las exportaciones. En la primera sección del texto se presenta el marco teórico que sirve de base al análisis. Dicho marco entronca con importantes contribuciones keynesianas y postkeynesianas, en las que se resalta precisamente la contribución de las exportaciones al crecimiento económico, asumiendo en algunos casos, y con diferentes variantes, la existencia de una restricción externa. El segundo apartado comienza con una aplicación de parte de ese marco teórico al análisis de la evolución a medio plazo del crecimiento económico en algunos países desarrollados representativos, prestando una especial atención a los pertenecientes a la zona euro. La metodología empleada en este apartado se basa concretamente en la comparación de dicho crecimiento con el que hubiese sido compatible con un equilibrio entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios. A continuación, utilizando esa misma metodología, y a partir de la referencia que constituye el análisis de lo sucedido en los países de la UEM, se entra en detalle en el estudio del caso italiano. En el tercer apartado se profundiza en la reflexión sobre este caso, utilizando con ese propósito dos sencillos modelos econométricos. El primero de ellos establece simplemente una relación entre la variación del PIB y el comportamiento de las exportaciones. El segundo generaliza el punto de vista ofrecido por el anterior, sin salir de una perspectiva keynesiana, valorando la posible influencia sobre el crecimiento económico italiano de todos los componentes de la demanda que pueden considerarse autónomos. Los resultados que ofrece la estimación de ambos modelos resultan muy útiles para discutir, por un lado, cuáles han sido los determinantes del crecimiento económico italiano, desde los años sesenta, desde la perspectiva de la demanda y, por otro, cómo ha influido en dicho crecimiento la adopción de medidas relacionadas con la participación en procesos de integración monetaria, concretamente, en el Sistema Monetario Europeo y en la UEM. GRÁFICO 1 ITALIA. CRECIMIENTO ECONÓMICO 10 8 6 % 4 2 0 -2 2001 1999 1997 1995 1993 1991 1989 1987 1985 1983 1981 1979 1977 1975 1973 1971 1969 1967 1965 1963 1961 -4 FUENTE: Base de datos de la OCDE. 1. Crecimiento y exportaciones desde una perspectiva keynesiana. 1.1. Las exportaciones como motor del crecimiento en la tradición kaldoriana. Dentro de las aportaciones teóricas que permiten estudiar el crecimiento económico existe una corriente keynesiana que ofrece un atractivo especial para llevar a cabo un análisis como el que se propone en este trabajo, ya que se centra en el papel que desempeña en dicho crecimiento el comportamiento de las exportaciones. Este enfoque, que podría vincularse, en concreto, con la corriente postkeynesiana, tiene como antecedente una serie de estudios publicados en los años setenta, entre los que destaca, por su influencia y por su carácter pionero, un conocido trabajo publicado por Kaldor (Kaldor, 1970). Al basarse en la influencia de un solo factor (el dinamismo exportador), los estudios que conforman esta tradición ofrecen una visión ciertamente restrictiva de un fenómeno muy complejo, como es el crecimiento económico. Sin embargo, a favor de esta propuesta teórica, habría que resaltar que muchas experiencias, incluida la italiana, avalan la trascendencia de las ventas en el exterior como motor del desarrollo económico.2 Además, dado el importante avance de la interdependencia económica internacional, los países son, por lo general, cada vez más abiertos, por lo que las exportaciones tienen una trascendencia creciente en la explicación del dinamismo de cualquiera de ellos. Se puede plasmar la influencia de las exportaciones en el crecimiento a través de una expresión muy sencilla. Si se denomina “y” a la tasa de variación de la renta de una economía y “x” a la de sus exportaciones, respectivamente, puede establecerse una relación funcional entre ellas, recogida por α, de forma que: (1) y =α x Si existe interés en contrastar econométricamente la validez de esta expresión, basta con añadir un término que refleje la existencia de una perturbación aleatoria. Si, además, se incorpora un término que represente la ordenada en el origen, la fórmula que se emplearía en la estimación sería: (2) y = c +α x + µ A pesar de la gran sencillez de la fórmula y de que, como se ha advertido, se basa en una visión que simplifica mucho la concepción del crecimiento económico, puede resultar interesante para disponer de una primera percepción acerca de la influencia de las exportaciones en los patrones de crecimiento. Por esta razón, esta 2 El fuerte crecimiento registrado por Italia, especialmente en la etapa del denominado “milagro económico”, suele utilizarse como ejemplo de la capacidad de las exportaciones para generar un intenso incremento de la actividad económica. misma expresión, o bien otras similares, se han empleado en algunos estudios que tratan de analizar el origen del crecimiento desde la perspectiva de la demanda.3 Habitualmente se asume que la trayectoria de las exportaciones de un país depende, a su vez, del tipo de cambio de su moneda, de sus precios y de los precios del resto del mundo, y de la coyuntura externa. Estas consideraciones pueden concretarse en una función de exportaciones convencional. En esa función, el valor de las exportaciones, X, depende del tipo de cambio, de la renta del resto del mundo (Y*) y de los niveles de precios nacional (P) y extranjero (P*). Si, para simplificar, se expresan ambos niveles de precios en una misma moneda no se necesita incluir el tipo de cambio en la función, de modo que ésta puede ajustarse a la siguiente fórmula: γ ⎛ P ⎞ *ε X = a⎜ ⎟ Y ⎝ P *⎠ (3) Esta expresión se puede transformar tomando logaritmos y diferenciando, lo que permite trabajar con los ritmos de variación de las variables en lugar de hacerlo con sus valores absolutos: (4) x = γ ( p − p *) + ε y * Basta con combinar las ecuaciones (1) y (4) para llegar a una nueva fórmula, en la que el crecimiento económico pasa a depender de los factores que explican la evolución del ritmo exportador: (5) y = α [γ ( p − p *) + ε y *] La ecuación se puede simplificar fácilmente realizando el siguiente cambio de notación: αγ = β1 ; αε = β 2 . Si, una vez realizado el cambio, se decide contrastar el planteamiento que se ha descrito llevando a cabo una estimación econométrica, sólo sería necesario añadir, de nuevo, el término que recoja la correspondiente perturbación aleatoria, de forma que la expresión que se emplearía sería: (6) y = β 1 ( p − p *) + β 2 y * + µ Esta fórmula u otras similares se han empleado también con cierta frecuencia en trabajos que analizan el crecimiento económico adoptando un punto de vista propio del enfoque keynesiano, y, más concretamente, un planteamiento propio de la tradición iniciada por Kaldor (Atesoglou, 1996). 3 Puede citarse como ejemplo una de las expresiones que se utiliza para analizar el crecimiento económico en Alemania en el trabajo de H.S. Atesoglou (Atesoglou, 1996). 1.2. Crecimiento económico y restricción externa. Existen algunas variantes muy difundidas de la última expresión que se ha presentado en el apartado anterior. Probablemente la más conocida de todas ellas es la que se basa en la inclusión de una restricción externa al crecimiento, cuyo principal exponente es la denominada Ley de Thirlwall.4 En relación con dicha restricción, conviene comenzar reconociendo que prácticamente todos los países disponen, en principio, de la posibilidad de compensar un desfase entre sus operaciones comerciales, sus exportaciones e importaciones de bienes y servicios o sus transacciones corrientes, recurriendo al resto de componentes de su balanza de pagos. Evidentemente, esa posibilidad no es independiente del país en cuestión ni de las circunstancias por las que atraviese,5 pero la propia existencia de ese margen de maniobra hace que, en una primera reflexión, pueda ponerse en duda que el crecimiento económico puede verse limitado por su propensión a generar un desfase como los que se han descrito (comercial, de bienes y servicios o corriente). 6 A pesar de lo que se acaba de señalar, conviene reconocer al mismo tiempo que si la expansión de una economía se ve acompañada de un desequilibrio externo, esa situación puede ocasionar inestabilidad a corto plazo y, sobre todo, comprometer su viabilidad a largo plazo. La trascendencia de la restricción externa alcanza su verdadera dimensión desde esta última perspectiva; así, si la economía en cuestión mantiene un régimen de cambios estable, la acumulación de desequilibrios del mismo signo (déficit o superávit) se traducirá en una variación de reservas muy difícil de gestionar con el paso de los años. Si ha optado por un régimen de cambios flexible, esos desequilibrios acabarán generando fuertes oscilaciones del valor de la moneda nacional, lo que puede provocar problemas económicos importantes. Partiendo de la noción de restricción externa, entendida de esta forma, una economía debería intentar mantener a largo plazo el equilibrio de su sub-balanza comercial, de 4 Suele considerarse que la existencia de una restricción externa al crecimiento fue planteada por primera vez por Harrod (Harrod, 1933). Desde de entonces, el que más ha contribuido a difundir esa idea ha sido Thirlwall, a partir del famoso artículo publicado a finales de los años setenta (Thirlwall, 1979). 5 No a todos los países se les ofrecen las mismas oportunidades a la hora de hacer frente a sus desequilibrios externos. Poniendo un ejemplo muy claro, es obvio que Estados Unidos estaría, en este sentido, en una posición de privilegio en relación con una economía subdesarrollada que no gozara de un atractivo especial para capital procedente del exterior. Por otra parte, habría que contar, además, con la trayectoria previa del país en cuestión, ya que las posibilidades de financiar un desequilibrio externo disminuyen a medida que dicho desequilibrio se convierte en un problema estructural. En ese caso la restricción externa se hace cada vez más patente, como se indica en el párrafo siguiente. 6 Esas dudas cobran más sentido en las circunstancias actuales, ya que el intenso proceso de liberalización que ha tenido lugar en el transcurso de las dos últimas décadas ha facilitado a numerosas economías el acceso, a través del mercado, a los recursos que se precisan para financiar los eventuales desequilibrios externos a los que puede dar lugar el crecimiento. bienes y servicios o por cuenta corriente, todo ello dependiendo de las partidas de la balanza de pagos que consideremos. Si nos centramos concretamente en las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, tendría que garantizarse la igualdad entre el valor de unas y otras, de forma que: VX = VM (7) El valor se obtiene en ambos casos a partir del volumen de exportaciones e importaciones, multiplicado por los niveles de precios de los productos exportados (precios nacionales) y de los importados (precios del resto del mundo), respectivamente. Si, para simplificar, se expresan en una moneda común se llega a la siguiente fórmula:7 (8) PX = P * M Tomando logaritmos y diferenciando, de esta igualdad se puede pasar a la siguiente: (9) x + p = m+ p* En esta igualdad, las minúsculas expresan nuevamente tasas de variación. Llegados a este punto, se pueden incorporar al análisis, por una parte, la misma función de exportaciones a la que se ha hecho referencia previamente y, por otra, una función de demanda de importaciones que responda a la misma concepción.8 Si, también en este caso, se toman logaritmos y se diferencia, se obtendrían dos nuevas ecuaciones: (10) x = γ ( p − p *) + ε y * (11) m = η ( p * − p) + π y Las minúsculas representan una vez más las tasas de variación de las magnitudes correspondientes. La de la renta nacional, de acuerdo con lo que refleja la última de las expresiones, sería: (12) y= m −η ( p * − p) π Esa variación, que se puede asimilar con el ritmo de crecimiento del PIB, será compatible con la restricción externa si el ritmo de incremento de las importaciones respeta lo que se establecía en (9): 7 Si no estuvieran expresadas en la misma moneda habría que incluir en la fórmula el tipo de cambio, como se hace en otros trabajos. Se ha prescindido de esta variable con el único fin de simplificar el desarrollo formal de esta parte del estudio. 8 La función de oferta de exportaciones a la que se hace referencia es la que corresponde a la fórmula (3). La demanda de importaciones que se ajustaría a un planteamiento análogo sería de la forma: η ⎛ P *⎞ π M = b⎜ ⎟ Y ⎝ P ⎠ m = x + p − p* (13) Teniendo en cuenta esta apreciación, si se sustituye el valor que tiene la variación de las importaciones según esta última fórmula en la expresión (12) se obtiene el nivel de crecimiento consistente con la restricción externa, que denominaremos yr: (14) yr = x + p − p * −η ( p * − p ) π En esta última ecuación se puede sustituir, a su vez, x por su valor en (10). Si se realiza este cambio, se agrupan términos y se saca factor común, se obtiene otra fórmula del crecimiento compatible con la restricción externa: (15) yr = (1 + γ + η )( p − p *) + ε y * π Aunque conviene admitir que se trata de una hipótesis realmente restrictiva, para simplificar esta última expresión en la línea de lo que propone Thirlwall, ha de admitirse que en un horizonte de largo plazo, como el que se precisa para dar verdadero sentido a la restricción externa, tiende a cumplirse la paridad del poder de compra, por lo que el tipo de cambio acabaría absorbiendo las diferencias entre el ritmo de aumento de los precios nacionales y de los extranjeros. Si, como en este caso, esas variaciones se expresan en una misma moneda, se igualarían, es decir, se anularía la diferencia entre p y p*. Como consecuencia de ello, según esa hipótesis, a largo plazo, la ecuación (17) se transformaría en una fórmula mucho más simple: (16) yr = ε y* π Esta ecuación constituye el resultado final y el más conocido del planteamiento adoptado por Thirlwall, y se conoce como Ley de Thirlwall. De acuerdo con lo que se ha señalado previamente, se puede interpretar en el siguiente sentido: con el paso de los años, la tasa de crecimiento del PIB estará determinada esencialmente por el ritmo de variación de la renta del resto del mundo, ponderado por el cociente de las elasticidades de exportación e importación.9 9 Esta interpretación supone que a largo plazo, la evolución del crecimiento económico está determinada por la trayectoria demanda, y más concretamente, por las exportaciones, que de acuerdo con Thirlwall, son el único componente genuinamente autónomo de ésta. No obstante, la oferta está de algún modo presente en la fórmula, ya que de sus características (grado de intensidad tecnológica, calidad, variedad.. etc) depende la elasticidad-renta de exportaciones y de las importaciones (McCombie y Thirlwall, 1994). En otro orden de cosas, conviene advertir que se llega a esta expresión a partir de un proceso que requiere asumir un marco de hipótesis verdaderamente restrictivo, y combinar una serie de fórmulas que reflejan realmente identidades contables, que se cumplen ex post. El interés que ofrece esta expresión, al menos en lo que concierne a este trabajo, reside fundamentalmente en lo atractiva que resulta por su sencillez y en lo fácil que es encontrar información para contrastarla. En ningún momento ha de entenderse como el resultado de un esfuerzo sistemático encaminado a identificar las relaciones causales que permiten explicar el crecimiento de cualquier economía, independientemente de sus circunstancias. La principal variación respecto de la expresión (7), en la que se recoge un modelo muy sencillo de crecimiento impulsado por las exportaciones, es la ausencia del ritmo de evolución de los precios, tanto nacionales como extranjeros. La forma en que se ha incorporado la restricción externa en este caso hace que éstos no aparezcan, ya que la Ley de Thirlwall es consistente con la hipótesis que considera que las transacciones externas en general, y las exportaciones en particular, apenas son sensibles a las variaciones en los precios.10 Se puede trabajar con expresiones basadas en la restricción externa, pero que, al contrario de lo que ocurre con la citada Ley Thirlwall, permiten valorar el comportamiento de los precios de importación y de exportación, rompiendo con la hipótesis que se acaba de mencionar. Puede llegarse a una expresión de ese tipo introduciendo en el análisis el concepto de relación de intercambio.11 En la ecuación (8) P y P* representan los índices de precios de los productos exportados e importados. De acuerdo con la noción más habitual de relación de intercambio, ésta expresa precisamente el cociente entre el primero de los índices y el segundo. De este modo, si se denomina T a la relación de intercambio, a partir de esa ecuación se llega a la siguiente fórmula: (17) TX = M Tomando logaritmos y diferenciando obtendríamos que: (18) t+x=m Por otra parte, si se entiende que la elasticidad-renta de las importaciones, π, representa la respuesta de éstas ante variaciones en la renta del país que las lleva a cabo, puede escribirse: (19) π= m y Combinando las dos últimas identidades se llega a una fórmula del ritmo de crecimiento de la renta que respeta la restricción externa. Así, si se sustituye el valor que tiene la variación de las importaciones de acuerdo con la expresión (18) en (19), se obtiene que: (20) 10 π= t+x y Se trata, por tanto, de otra hipótesis restrictiva que se encuentra tras el razonamiento que finalmente da lugar a la Ley de Thirlwall (Alonso y Garcimartín, 1999:10) 11 Esta alternativa es la que se emplea en uno de los trabajos de Carluccio Bianchi que se cita en la bibliografía (Bianchi, 2004). Puede despejarse la variación de la renta, que, al cumplirse lo establecido en (18), es compatible con la restricción externa, es decir, se puede notar como yr: (21) yr = t+x π Esta ecuación indica que, a largo plazo, el ritmo de crecimiento compatible con una balanza de bienes y servicios equilibrada depende directamente de la evolución de la relación de intercambio y del crecimiento de las exportaciones, e inversamente de la elasticidad-renta de las importaciones.12 1. 3. Un análisis del crecimiento a partir de los componentes autónomos de la demanda. Puede superarse la limitación que afecta a los estudios que tratan de ofrecer una explicación del crecimiento basada únicamente en el comportamiento de las exportaciones (y que eventualmente incorporan la noción de restricción externa), sin salir de las fronteras del enfoque keynesiano. Algunos análisis empíricos recientes vinculados con este enfoque ya han planteado diferentes alternativas para eludir esa limitación, incorporando, junto a las exportaciones, otras variables que pueden aclarar el comportamiento del crecimiento, concretamente otros componentes autónomos de la demanda.13 Llevando esta idea hasta sus últimas consecuencias, y asumiendo el interés que puede tener ofrecer un punto de vista lo más completo posible, en este trabajo se propone valorar la repercusión de todos los componentes autónomos de esa demanda 12 Se puede establecer con relativa facilidad una relación entre esta fórmula y la Ley de Thirlwall. Para ello habría que partir de (12) y sustituir el crecimiento de las importaciones por el valor que éste debe tener para que se igualen exportaciones e importaciones de bienes y servicios, de acuerdo con la expresión (18), en la que aparece la relación de intercambio. Una vez que se efectúa ese cambio, si se sustituye el crecimiento de las exportaciones por su valor, según la ecuación (4), y se agrupan los términos similares, se llega a la siguiente fórmula: yr = (γ + η )( p − p *) + ε y * + t π Si, como consecuencia del cumplimiento de la paridad del poder de compra, p y p* se igualan, la fórmula se reduce a: yr = ε y *+t π La única diferencia entre esta última ecuación y la Ley de Thirlwall estriba en la presencia de t, que representa la variación de la relación de intercambio. Podría entenderse que esa variación tiende a anularse como consecuencia del cumplimiento de la referida paridad, ya que se trata de la relación entre los cambios de los precios nacionales y extranjeros expresados en la misma moneda. En ese caso estaríamos, sin más, en presencia de la Ley de Thirlwall. 13 Se trata de un planteamiento que rompe con la Ley de Thirlwall, ya que ésta parte de la idea de que las exportaciones constituyen el único componente genuinamente autónomo de la demanda. Ver supra, nota 9. Se incorporan otros componentes de ésta, en la línea de lo que se sugiere en esta parte del texto, por ejemplo, en el ya referido trabajo de Atesoglou (Atesoglou, 1996) o, partiendo de un desarrollo teórico diferente, en una publicación reciente de N. H. Barbosa (Barbosa, 2001). sobre el crecimiento, a través de una expresión sencilla, que requiere asumir importantes restricciones, basada en el conocido equilibrio entre oferta y demanda agregada14: Y =C +G+ I + X −M (22) Si se adopta la hipótesis de que el gasto público, la inversión y las exportaciones no dependen del nivel de renta, mientras que el consumo y las importaciones son función de ésta, a través de una relación lineal, de forma que: (23) C = cY (24) M = mY se llega a la siguiente fórmula: Y = λ (G + I + X ) (25) En esta ecuación, λ expresa la variación de la renta ante cambios en los componentes autónomos, de acuerdo con las hipótesis que se han asumido, es decir, es el multiplicador del gasto autónomo en economía abierta: λ= (26) 1 (1 − c + m ) Suponiendo que ese multiplicador es constante y diferenciando en (25), dividiendo después toda la expresión por Y, para, finalmente, multiplicar y dividir cada uno de los sumandos de la derecha de la igualdad resultante por G, I y X, respectivamente, llegamos a la siguiente fórmula: (27) dY G dG I dI X dX =λ +λ +λ Y Y G Y I Y X Si cambiamos la notación de los coeficientes asociados a cada tasa de variación, de forma que: (28) βG = λ G I X ; βI = λ ; β X = λ Y Y Y obtenemos la siguiente expresión: (29) dY dG dI dX = βG + βI + βX Y G I X Se puede cambiar la notación, representando, de nuevo, con minúsculas las variaciones experimentadas por cada magnitud. Si, una vez que se efectúa esa modificación, se introduce una constante y un término µ que represente la perturbación 14 El desarrollo concreto de este razonamiento, basado en el conocido modelo de determinación del nivel de renta en economía abierta, procede de las discusiones que han tenido lugar en el seno del Grupo de Investigación sobre Crecimiento de la Economía Mundial (GICEM). En cualquier caso, el autor de este texto asume las consecuencias de todas las limitaciones y todos los problemas a los que dicho modelo puede dar lugar. aleatoria, se llega a una nueva fórmula que permite trasladar a un análisis econométrico todo el planteamiento que se ha desarrollado: (30) y = β0 + βG g + β I i + β X x + µ Teniendo en cuenta el modo en que se han calculado, los parámetros de este modelo (los β) pueden interpretarse como las participaciones de cada uno de los componentes autónomos de la demanda en el valor total alcanzado por la suma de éstos.15 Pueden interpretarse también como elasticidades, lo que equivale a considerar que el producto depende únicamente de los componentes autónomos de la demanda (gasto público, inversión y exportaciones)16, a través de una relación funcional como la siguiente17: (31) Y = G βG I β I X β X Al tomar logaritmos y diferenciar en esta fórmula, puede comprobarse que se pasa a otra expresión que coincide con (29), es decir: (32) dY G dG I dI X dX = βG + βI + βX Y Y G Y I Y X La correspondencia de este modelo teórico con los postulados keynesianos es evidente, dado que éste no hace sino reflejar en qué medida puede explicarse la variación de la producción a partir del comportamiento de la demanda agregada, y más concretamente, de los componentes autónomos de ésta. La conexión con esos postulados queda confirmada por el hecho de que, utilizando algunos de los más 15 Partiendo, por ejemplo, de βG, sabemos que βG = λ G ; Y por otra parte, conocemos la expresión del Y = λ (G + I + X ) . Despejando λ de esta fórmula obtenemos un valor que, al sustituirlo en la G , es decir, el coeficiente que acompaña al gasto ecuación anterior, nos permite demostrar que β G = G+I +X multiplicador: público expresa la proporción que éste representa en el valor total de los componentes autónomos de la demanda. Con idéntico razonamiento puede llegarse a la conclusión de que βI y βX expresan, respectivamente, el peso relativo de la inversión y de las exportaciones en ese valor. 16 Conviene llamar la atención sobre el cambio que supone, respecto del planteamiento basado en la existencia de una restricción externa, el papel de las importaciones. En dicho planteamiento éstas influyen sobre el crecimiento económico, restringiendo su potencial, ya que se asume que es necesario mantener cierto equilibrio entre importaciones y exportaciones, al menos, a largo plazo. Por el contrario, en la propuesta teórica que se acaba de presentar, en la que se parte del equilibrio entre oferta y demanda agregada, se considera que las importaciones dependen de la renta y se supone que el multiplicador es constante. Como consecuencia de ello, las importaciones no influyen en el crecimiento económico; éste sólo depende, como se acaba de indicar en el texto, de los componentes de la demanda que se han supuesto autónomos: gasto público, inversión y exportaciones. 17 La presentación de un modelo en el que la tasa de crecimiento depende del comportamiento de los componentes autónomos de la demanda podría haber partido, sin más, de la relación funcional que se plantea en (31). El desarrollo anterior ayuda, no obstante, por un lado, a percibir las duras hipótesis que se encuentran detrás de una relación como ésa, y, por otro, a interpretar los coeficientes que acompañan a los componentes autónomos como participaciones en el valor total de éstos. conocidos, puede justificarse la influencia ejercida por cada uno de esos componentes autónomos, por separado. De este modo: - La consideración del gasto público como variable explicativa puede relacionarse con el reconocido protagonismo que Keynes y, a partir de él, diferentes corrientes keynesianas, conceden a la política fiscal como parte de la estrategia de manejo de la demanda efectiva, especialmente como alternativa a la hora de evitar los efectos de las situaciones caracterizadas por el desempleo de recursos.18 - La influencia de la inversión en la determinación de la demanda agregada y, en última instancia, en el nivel de actividad, podría vincularse con la lógica que surge del funcionamiento del mecanismo del multiplicador-acelerador, siguiendo la línea que, interpretando a Keynes, parte de trabajos como los de Samuelson y Hicks.19 - La inclusión de las exportaciones estaría justificada, en la línea de lo que ya se ha señalado, a partir de consideraciones como las realizadas por los autores que, desde una perspectiva postkeynesiana, plantean un modelo de crecimiento guiado por dichas exportaciones, en muchos casos reconociendo la necesidad de que éstas guarden equilibrio con las importaciones, al menos a largo plazo. 2. Restricción externa y crecimiento económico. La experiencia italiana en el contexto de la UEM. 2.1. La influencia de la restricción externa en los países de la eurozona. El análisis basado en la existencia de una restricción externa al crecimiento se enfrenta a la severa limitación que supone, por un lado, el estricto marco de hipótesis en que se basa y, por otro, el hecho de que se fundamenta en identidades contables cuyo cumplimiento está garantizado ex post.20 No obstante, partiendo siempre de la cautela que exigen esas importantes consideraciones, puede admitirse que ofrece un atractivo 18 Puede afirmarse que el reconocimiento de las ventajas del gasto público como medida para suavizar el efecto de los ciclos es en realidad anterior a la publicación de la obra de Keynes. Como antecedente, y como señala Mark Blaug, coincidiendo con la crisis de finales del siglo XIX, muchos autores demostraron un enorme interés por el estudio de la incidencia de dichos ciclos económicos. Ya en el inicio del siglo XX aparecen con relativa frecuencia referencias explícitas a las obras públicas como instrumento anticíclico, por ejemplo, en el Minority Report of the Poor Law Comisión, de 1909, o en contribuciones de Bowley, Webb o, sobre todo, Pigou (Blaug, 1988). 19 En un sentido más general, sin hacer referencia a argumentos concretos, puede decirse que en la obra de Keynes la inversión es una variable fundamental (o incluso la variable fundamental) en la determinación de los niveles de producción y de empleo (Palazuelos, 2000:169). 20 Ver supra, nota 9. Conviene reseñar, además, que, en consonancia con la sencillez con la que se ha planteado todo el desarrollo teórico en este trabajo y asumiendo, además, que se pretende únicamente disponer de un punto de partida para analizar las relaciones entre crecimiento y dinamismo exportador, para obtener la elasticidad de las exportaciones se ha dividido simplemente el incremento anual de éstas por la variación experimentada por el PIB. Un cálculo de esa elasticidad por métodos más consistentes probablemente arrojaría resultados distintos y mucho más estables que los recogidos en el cuadro 1. punto de partida para llevar a cabo una sencilla reflexión en torno a la relación entre el dinamismo económico de cualquier país y la trayectoria de sus exportaciones. CUADRO 1 CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA1 PAÍSES ALEMANIA AUSTRIA BÉLGICA DINAMARCA ESPAÑA FRANCIA FINLANDIA GRECIA HOLANDA IRLANDA ITALIA LUXEMBURGO PORTUGAL REINO UNIDO SUECIA EE.UU. JAPÓN PERÍODO 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 CRECIMIENTO REAL 2,8 2,3 3,0 3,6 2,3 2,6 3,4 2,1 2,2 2,0 1,6 2,3 3,6 2,9 2,7 3,3 2,4 1,9 3,5 3,1 2,0 4,7 0,7 2,4 3,0 2,3 2,9 4,8 3,7 7,2 3,6 2,3 1,6 2,7 5,0 5,5 4,8 3,3 2,8 2,0 2,7 2,4 1,9 2,2 2,0 3,2 3,3 3,3 4,5 4,0 1,5 CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA 1,2 5,2 -0,1 Nd Nd 2,4 Nd Nd 2,5 0,0 10,6 2,0 2,4 -0,8 2,7 18,2 1,9 2,3 3,3 4,3 -5,0 7,9 -3,3 4,6 3,4 -9,0 7,6 6,9 4,2 7,4 1,4 2,3 0,4 Nd 9,0 4,8 Nd Nd Nd 3,7 2,8 2,7 1,0 4,9 3,0 nd 6,4 2,4 5,1 13,6 -4,3 RELACIÓN DE INTERCAMBIO ELASTICIDAD DE LAS IMPORTACIONES VARIACIÓN DE LAS EXPORTACIONES. -1,0 1,7 -0,9 Nd Nd -2,1 Nd Nd -0,8 -2,4 0,9 -0,3 -2,8 2,1 0,0 -1,5 1,3 -0,2 -1,2 1,9 -0,7 -2,2 0,5 -0,7 -1,6 0,5 0,5 -0,6 1,2 -1,0 -2,7 2,0 0,0 Nd -0,7 -1,2 Nd Nd Nd 0,1 -0,1 0,4 -1,0 1,4 -0,8 Nd -1,3 -0,1 -5,3 4,0 2,8 1,1 -0,8 3,5 3,0 2,8 0,7 2,8 0,4 1,9 2,4 -5,7 2,5 27,1 5,2 4,0 5,4 1,8 3,1 0,8 1,0 1,4 3,1 3,0 2,5 5,8 2,6 2,1 2,1 -2,5 2,0 2,0 1,9 4,7 1,7 1,5 1,5 2,1 5,6 3,5 2,7 2,1 5,7 2,8 4,6 2,3 10,4 1,8 2,9 0,3 1,4 7,9 5,1 5,5 4,1 7,0 4,8 5,5 4,9 4,7 4,8 4,8 5,0 5,2 7,2 5,5 10,1 6,9 4,4 6,7 6,0 2,6 9,5 14,4 1,8 8,3 5,3 4,4 6,8 7,4 8,6 15,2 6,3 4,6 5,8 3,4 6,3 9,6 5,1 8,0 5,2 4,6 3,5 6,1 4,0 4,3 7,9 7,3 5,7 7,1 9,6 4,8 4,5 CUADRO 1 (Continuación) CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA1 PAÍSES PERÍODO CRECIMIENTO REAL UE-15 (MEDIA) 1971-1980 1981-1990 1991-2000 1971-1980 1981-1990 1991-2000 3,3 2,6 2,9 3,5 2,9 3,1 ZONA EURO (MEDIA) CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCIÓN EXTERNA 4,5 2,7 2,7 5,3 2,1 2,5 RELACIÓN DE INTERCAM-BIO ELASTICIDAD DE LAS IMPORTACIONES VARIACIÓN DE LAS EXPORTACIONES. -1,5 1,1 -0,6 -1,6 1,3 -0,6 4,3 1,6 2,8 4,9 1,8 2,6 6,2 4,9 7,4 5,9 5,4 7,6 1 . Medias anuales para cada período. FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE. NOTA: La fuente que se ha utilizado no facilita los datos correspondientes a la relación de intercambio de Dinamarca, Alemania, Suecia, Estados Unidos, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Austria, Bélgica y Grecia para algunos años concretos. Para Portugal, dicha fuente no proporciona información alguna sobre la relación de intercambio para el período analizado. Por otra parte, el crecimiento de las exportaciones de Finlandia en 1990 y el crecimiento del PIB de Dinamarca en 1993 y de Grecia en 1990 son cero o prácticamente cero. Ante la distorsión que generan esos valores, no se han tenido en cuenta en el cálculo del crecimiento potencial, en el primer caso, ni de de éste y de la elasticidad de importaciones en los otros dos. Los cálculos se han realizado siempre tomando medias para los años para los que no existe ningún problema en cuanto a disponibilidad de datos ni información gravemente distorsionada por los motivos que se han referido. La información que aparece en el cuadro 1 recoge, para un conjunto de economías desarrolladas que se han considerado representativas, la evolución de la referida restricción externa y de sus componentes, de acuerdo con la expresión que incluye la evolución de la relación de intercambio. Se ha intentado adoptar una perspectiva de largo plazo, reconociendo que ésta es, en principio, la más apropiada para valorar lo ocurrido con dicha restricción. Este propósito se ve limitado, no obstante, por la cobertura temporal de la información que se ha utilizado (procedente de la base de datos de la OCDE), que sólo permite efectuar los cálculos que requiere esa expresión a partir de 1971 y hasta el año 2000. Un examen somero de lo sucedido entre la década inicial y la década final de este período es suficiente para constatar que el crecimiento medio de la zona euro (tanto el real como el potencial) se redujo significativamente, ajustándose a la idea de la pérdida paulatina de dinamismo de los países que la integran, hasta llegar a nuestros días. No obstante, conviene reseñar que se aprecia también un significativo repunte entre los años ochenta y el decenio siguiente. Cuando se establece una comparación entre el crecimiento que reflejan las estadísticas y el consistente con el equilibrio externo, se comprueba que, al iniciarse el período de estudio, en los países de la eurozona, en término medio, este último crecimiento era muy superior al primero, lo que puede considerarse un síntoma de que en esos países existía margen para que la actividad económica aumentara sin que se resintiera el equilibrio externo. Sin embargo, conforme pasaron los años, la tasa de crecimiento medio compatible con la restricción externa de los países de la UEM se fue aproximando al incremento medio del PIB realmente registrado, es decir, se hizo patente la presión de la referida restricción sobre el crecimiento económico realmente registrado. El momento culminante de este proceso se alcanzó en los años noventa, en los que, de acuerdo con la información recogida en el cuadro 1, la tasa de incremento medio del PIB de la eurozona cayó incluso por debajo del nivel consistente con el equilibrio entre exportaciones e importaciones de bienes y servicios. La descripción que se acaba de realizar ha de tomarse con gran cautela, ya que no es representativa de lo sucedido en todos y cada uno de los países que comparten el euro. De hecho, llama la atención la existencia de una importante disparidad entre el comportamiento del crecimiento económico de estos países, hasta el punto de que podría afirmarse que no se percibe una especial afinidad entre ellos. En el mismo sentido, tampoco se aprecian diferencias reseñables entre lo ocurrido en ese grupo y lo sucedido, a su vez, en los países de la muestra ajenos a la integración monetaria en Europa en la actualidad (los países europeos que no pertenecen a la zona euro, además de Japón y Estados Unidos). En suma, según el planteamiento empleado, cuando se contempla el proceso de integración monetaria en Europa desde una perspectiva global no se detectan manifestaciones claras de la influencia de éste en la trayectoria del crecimiento real ni del crecimiento consistente con el equilibrio externo. Pasando al análisis de la evolución de cada uno de los factores que determinan dicho crecimiento de acuerdo con la fórmula utilizada, y comenzando por la variación de la relación de intercambio, puede observarse que ésta fue bastante homogénea, por países, caracterizándose por un retroceso en la década de los setenta, una posterior recuperación en el decenio siguiente, seguida de variaciones poco relevantes, en general, en los años noventa. Teniendo en cuenta el sentido de los cambios y su cronología, esa evolución podría vincularse con el impacto de la evolución de los precios del petróleo. Confirmaría esa sospecha el hecho de que el Reino Unido (el único país de la muestra con un importante potencial de extracción de crudo) es el único que se aparta de forma evidente de esas pautas, como lo pone de manifiesto el hecho de que para los años setenta y ochenta la relación de intercambio varió en sentido contrario al que se ha señalado. Los otros componentes del crecimiento compatible con la restricción externa tuvieron un comportamiento mucho más heterogéneo.21 Comenzando por el dinamismo de las exportaciones, puede afirmarse que, al comparar los datos de la primera década con los de la última, se percibe una gran diversidad de circunstancias, pero, haciendo abstracción de éstas, se observa un predominio de los casos en los que ese dinamismo se redujo, por lo que, a escala de la zona euro en su conjunto, puede decirse que prevaleció, a medio plazo, una disminución del vigor exportador. Esta circunstancia ayuda a entender la mayor intensidad de la restricción externa en dicha zona. Un análisis más detallado de la información revela que en la mayor parte de los casos la pérdida de vitalidad de las ventas en el exterior obedece esencialmente a lo ocurrido entre las dos primeras décadas, ya que muchos países se incrementó significativamente el ritmo exportador entre los años ochenta y los años noventa. La elasticidad de las importaciones tampoco se ajustó a un patrón uniforme para toda la UEM, aunque predominaron los países en los que ésta creció, sobre todo, cuando se comparan las cifras correspondientes a los años noventa con las de la década anterior. Teniendo en cuenta esta circunstancia, puede afirmarse que, en medio de la disparidad, se impuso una aceleración de las importaciones, contribuyendo al incremento de la presión de la restricción externa que, como se ha señalado, provocó la reducción del dinamismo exportador. 2.2. La restricción externa en el crecimiento económico italiano. En el ámbito del contexto general que se acaba de describir, Italia destaca por ofrecer uno de los peores perfiles de toda la muestra. Sus tasas de crecimiento consistente con la restricción externa estuvieron siempre entre las más discretas, tratándose, además, de uno de los pocos casos en los que esas tasas se mantuvieron habitualmente muy cerca, o incluso, por debajo del crecimiento real. Destacan de un modo especial los malos resultados registrados en los años noventa; de hecho, a la vista de la información que ofrece el cuadro 1, éstos sólo fueron peores en Alemania, como 21 En medio de esa disparidad, no se aprecian diferencias claras entre los países que han participado en los procesos de integración monetaria en Europa respecto de los que no lo han hecho. Puede afirmarse, por tanto que, del mismo modo que, desde una perspectiva global, no se observan síntomas de la influencia de dichos procesos de integración sobre el crecimiento compatible con el equilibrio externo, tampoco es posible identificar pruebas que pongan de manifiesto las consecuencias de esos procesos sobre la elasticidad de las importaciones ni, en general, sobre ninguno de los componentes del valor del crecimiento consistente con dicho equilibrio. consecuencia de que este país registró simultáneamente un importante incremento de la elasticidad de sus importaciones, un retroceso de su dinamismo exportador y un significativo deterioro de su relación de intercambio. Descendiendo al análisis de los componentes de dicho crecimiento, Italia no llama la atención por la trayectoria de la relación de intercambio (análoga a la que se observa, en general, en el resto de países, con la excepción del Reino Unido). Sin embargo, sí sobresale por sus malos resultados, tanto en elasticidad de importaciones como en dinamismo exportador. En relación con este último componente, lo que más resalta es su declive en relación con otros países de la zona euro. De acuerdo con lo que recoge el cuadro 1, Italia era uno de los países que contaba inicialmente con una de las tasas de crecimiento de las ventas en el exterior más elevadas del área (sólo por detrás de Grecia, España y Francia). Sin embargo, a partir de entonces, ese crecimiento se mantuvo entre los niveles más discretos de los países de la muestra, siempre por debajo de la media de la UEM. Por lo que concierne a la elasticidad de las importaciones, puede afirmarse, a la vista de lo que refleja el cuadro 1, que se sumó al efecto ejercido por el declive del dinamismo exportador, intensificando la incidencia de la restricción externa sobre el crecimiento. Así, de acuerdo con la información que recoge ese cuadro, Italia fue uno de los países en los que dicha elasticidad creció más entre los años ochenta y noventa, lo que hizo que ésta se situara en un nivel muy alto en términos relativos, sólo superado por el alcanzado por el Reino Unido, dentro de la Unión Europea, y por Japón, fuera de ésta. Puede ofrecerse un análisis más detallado de la experiencia italiana si, en lugar de plantear una reflexión basada en lo sucedido en cada una de las tres décadas que comprende el período de referencia, se pasa revista a la información de cada año. El gráfico 2, elaborado desde esa perspectiva, pone de relieve la existencia de dos fases con características diferentes, y, en cierto sentido, complementarias, que quedan ocultas en el análisis por décadas. La primera de esas fases estaría comprendida entre el inicio de la muestra (1971) y el tramo central de la década de los ochenta, y se distinguiría por el hecho de que las tasas de crecimiento consistentes con el equilibrio externo fueron bastante irregulares, pero se inscribieron, a medio plazo, en una trayectoria creciente.22 22 La base de datos de la OCDE sólo ofrece información sobre la relación de intercambio a partir de 1971, por lo que únicamente puede realizarse el cálculo de la tasa de crecimiento compatible con la restricción externa en los términos señalados a partir de ese año y hasta el año 2000. Ésa es la razón que explica que, a diferencia de lo que se hace en otras partes del trabajo, en este caso el período de análisis sea más corto. A partir de ese momento, sucedió lo contrario, es decir, esas tasas siguieron una evolución más estable, en la que se observa una tendencia decreciente.23 A la vista de lo que revela el gráfico, el punto culminante de dicha tendencia sería el período posterior a 1994, en el que el crecimiento compatible con el equilibrio de la balanza de bienes y servicios se mantuvo siempre en niveles muy bajos (registrándose incluso un valor negativo en 1996), poniendo de manifiesto que la economía italiana tendría que haber permanecido prácticamente estancada para garantizar el equilibrio entre exportaciones e importaciones de bienes y servicios. El análisis año por año de los factores que, de acuerdo con la metodología utilizada, determinan la tasa de crecimiento consistente con el equilibrio externo aporta detalles elocuentes. Como puede percibirse a través del trazado del gráfico 3, la relación de intercambio fue el factor con una trayectoria más inestable, como corresponde a la gran influencia que tuvieron sobre ésta los shocks externos que afectaron a la economía italiana en determinados momentos.24 Existen indicios, por ejemplo, que ponen de manifiesto el efecto adverso que tuvieron sobre esa relación las dos crisis del petróleo; en el mismo sentido, pueden percibirse también las consecuencias positivas que tuvo la caída del precio del crudo a partir de los primeros años ochenta. En ausencia de acontecimientos similares, desde el tramo final de esa década la relación de intercambio varió mucho menos, por lo que, desde entonces, el crecimiento compatible con la restricción externa ha estado determinado esencialmente por los otros dos factores considerados: la elasticidad de las importaciones y la variación de las exportaciones. 23 Al dividir el período 1971-2000 en dos sub-muestras, estableciendo el punto de corte en 1986 (1971-1986 y 19872000) se aprecian indicios estadísticos claros de la reducción de la inestabilidad de la tasa de crecimiento compatible con las importaciones. Así, entre 1971 y 1986 la desviación típica de esa tasa fue de 6,9, reduciéndose dicha desviación a menos de la mitad (2,8) desde entonces al año 2000. 24 La desviación típica de la variación de la relación de intercambio fue de 5,5. En sentido contrario, el componente más estable fue la elasticidad de las importaciones, con una desviación típica de 3, situándose en un tramo intermedio la variación de las exportaciones, con un valor de 4,6. GRÁFICO 2 ITALIA. EVOLUCIÓN DEL PIB 20 15 10 5 0 -5 -10 -15 CRECIMIENTO RESTRINGIDO CRECIMIENTO REAL FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE. GRÁFICO 3 ITALIA. COMPONENTES DEL CRECIMIENTO COMPATIBLE CON LA RESTRICCION EXTERNA 20 15 10 5 0 -5 -10 -15 RELACIÓN DE INTERCAMBIO 1999 1997 1995 1993 1991 1989 1987 1985 1983 1981 1979 1977 1975 1973 1971 -20 ELAST. DE LAS IMPORTACIONES VARIAC. DE LAS EXPORTACIONES FUENTE: Elaboración propia a partir de la información suministrada por la base de datos de la OCDE. 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 1979 1978 1977 1976 1975 1974 1973 1972 1971 -20 Por lo que se refiere al último de los componentes señalados, puede observarse cómo hasta los últimos años setenta se mantuvo, en general, en cotas elevadas. Esta circunstancia es acorde con el protagonismo que habitualmente se les atribuye a las exportaciones en el vigoroso proceso de crecimiento experimentado por Italia desde la firma del Tratado de Roma hasta entonces.25 En el umbral de la nueva década el ritmo de variación de éstas sufrió un declive significativo, del que se recuperó paulatinamente y de forma un tanto irregular, alcanzando su mayor vigor en los años inmediatamente posteriores a la salida de la lira del mecanismo de cambios del SME. Se trata de un indicio de las posibles consecuencias de los avatares de la integración monetaria en Europa sobre la economía italiana, ya que ese notable incremento del potencial exportador puede relacionarse con los efectos positivos de la fuerte devaluación con la que se cerró ese episodio. Como pone de manifiesto el propio gráfico, una vez que se agotaron los efectos más inmediatos de la devaluación (en torno a 1995), el dinamismo exportador de Italia decayó significativamente, y a partir de entonces resulta difícil apreciar una tendencia clara. La elasticidad de las importaciones siguió, a medio plazo, una tendencia creciente, mucho más clara si se parte de 1980. Puede afirmarse, por tanto, que, confirmando lo que se apreciaba en el análisis por décadas, el dinamismo de la economía italiana habría presionado cada vez más sobre su demanda de importaciones, ésta, a su vez, sobre la restricción externa y, finalmente, ésta sobre el propio crecimiento. Los efectos de esta dinámica se fueron intensificando hasta alcanzar su momento más álgido en los primeros años noventa, es decir, en el período inmediatamente anterior a la crisis del SME, posiblemente como consecuencia de la fuerte apreciación real acumulada por la lira hasta que estalló dicha crisis, en 1992. Desde entonces, la elasticidad de las importaciones se redujo de forma apreciable, aunque manteniéndose en niveles relativamente altos desde 1996, con el consiguiente efecto negativo sobre el crecimiento consistente con el equilibrio externo. Para terminar, conviene llamar la atención sobre el hecho de que, tanto en la evolución del dinamismo exportador como en la trayectoria de la elasticidad de las importaciones, existen síntomas de la influencia ejercida por la participación de Italia en el proceso de integración monetaria en Europa, concretamente, de su experiencia dentro 25 En torno a 1958 se alcanzó una especie de punto de inflexión. Hasta entonces, el vigor de la demanda se había apoyado esencialmente en el gasto público. El dinamismo exportador no cobró protagonismo hasta 1959. Hasta entonces no parece apropiado hablar de un crecimiento generado por la demanda externa, si bien ésta había ejercido hasta entonces una destacada influencia en la oferta (Nardozzi, 2004: 22). del SME.26 A partir de ellos puede afirmarse que, a diferencia de lo que se indicó para los países de la UEM en su conjunto en el epígrafe anterior, la evolución del crecimiento compatible con la restricción externa en Italia pudo verse afectada por dicho proceso de integración. La utilización de otras aproximaciones teóricas presentadas en el primer apartado ofrece la posibilidad de contrastar esta conclusión y puede contribuir, asimismo, a conocer detalles importantes y profundizar sobre ella. 3. El protagonismo de las exportaciones y de otros componentes autónomos de la demanda agregada en el crecimiento italiano. 3.1. La capacidad explicativa de las exportaciones y la incidencia de la integración monetaria. A través de un sencillo análisis econométrico, basado en la segunda expresión presentada en la primera sección del apartado 1, es posible avanzar en el análisis de algunas cuestiones planteadas en el epígrafe anterior. Para mantener la coherencia con dicho apartado y disponer de más observaciones conviene permanecer en una perspectiva de largo plazo. De hecho, la ausencia de limitaciones como las que afectan al cálculo del crecimiento compatible con la restricción externa al crecimiento permite ampliar el período de análisis, comenzando en 1961, en lugar de hacerlo en 1971, y terminando en 2004, en lugar de hacerlo en el año 2000. Como se pone de manifiesto en el cuadro 2, al aplicar el método de mínimos cuadrados ordinarios sobre esa sencilla expresión (modelo 1), se aprecia que la variación de las ventas de bienes y servicios al resto del mundo, considerada de forma aislada, tuvo una relevancia considerable en el dinamismo económico italiano durante el período objeto de estudio. Así parece desprenderse, al menos, del valor que alcanza la “t” de Student asociada al coeficiente β1, que denota claramente que se trata de una variable significativa. A pesar de ello, y como cabría esperar, dada la complejidad de cualquier proceso de crecimiento, el vigor exportador no tiene por sí solo una gran capacidad para explicar la variación total del PIB.27 Concretamente, del valor que alcanza el R2 se desprende que esa capacidad representa menos del 30% de la variación total de la variable dependiente, lo que pone de manifiesto la conveniencia de identificar e introducir otras variables explicativas. 26 Este resultado es coherente con lo señalado en un trabajo publicado por Carluccio Bianchi en 1994, basado también en la existencia de una restricción externa al crecimiento. Según este trabajo, el crecimiento económico de este país se habría debilitado, entre otras razones, por la incidencia que tuvo su adhesión al Sistema Monetario Europeo (Bianchi, 1994). CUADRO 2 RESULTADOS DE LA ESTIMACIÓN y = C + β1 x + η y = C + β1 x + β2 d1981 + η y = C + β1 x + β3d1989 + η y = C + β1 x + β4g + β5 I + η y = C + β1 x + β4g + β5 i + β2 d1981 + η y = C +β1 x + β4 g + β5 I + β6 d1990 + η y = C + β1 x + β4 g + β5 I + β7 d1992 + η MODELO 1 MODELO 2 MODELO 3 MODELO 4 MODELO 5 MODELO 6 MODELO 7 MODELO 1 VARIABLE COEFICIENTE CONSTANTE C EXPORTAC. β1 DUMMY 1981 β2 DUMMY 1989 β3 GASTO PÚBLICO β4 INVERSIÓN β5 DUMMY 1990 β6 DUMMY 1992 β7 R2 R2 AJUSTADO S. C. DE LOS ERRORES F MODELO 2 MODELO 3 MODELO 4 MODELO 5 MODELO 6 VALOR VALOR VALOR VALOR VALOR VALOR VALOR ESTIMADO ESTIMADO ESTIMADO ESTIMADO ESTIMADO ESTIMADO ESTIMADO (t) (t) (t) (t) (t) (t) (t) 1,69 (3,69) 0,21 (4,01) 3,54 (5,82) 0,12 (2,42) -2,30 (-3,99) 2,68 (5,23) 0,17 (3,38) 0,38 (1,71) 0,16 (7,79) 1,61 (5,18) 0,12 (6,57) -1,15 (-4,82) 1,22 (4,19) 0,14 (7,54) 0,99 (3,45) 0,15 (7,65) 0,40 (7,39) 0,22 (14,47) 0,28 (5,62) 0,20 (16,68) 0,27 (4,71) 0,21 (16,25) -1,02 (-3,84) 0,30 (5,03) 0,21 (15,39) -1,91 (-3,27) 0,28 0,26 165,48 16,06 0,48 0,45 119,19 18,85 0,43 0,40 131,20 15,25 0,90 0,89 22,76 120,67 0,94 0,93 14,26 146,72 0,93 0,92 16,52 125,29 Con la gran cautela que exige la extremada sencillez de este primer modelo, llama la atención el hecho de que su capacidad explicativa –modesta, en cualquier casovaría significativamente de unos años a otros, de forma que en algunos períodos concretos se constatan desviaciones entre el crecimiento real y el crecimiento acorde con dicho modelo mucho mayores de las que se aprecian para el resto del período muestral. Este comportamiento afecta de un modo muy destacado a dos etapas: los últimos años setenta y el inicio de la década siguiente, por una parte, y el tramo final de 27 MODELO 7 Ver supra, apartado 1, sección 1. -0,85 (-3,00) 0,93 0,91 18,48 110,94 los años ochenta y los primeros años noventa, por otra. Este resultado no deja de ser significativo, ya que esas dos etapas coinciden con verdaderos puntos de inflexión en la evolución de la política económica italiana, muy relacionados con la voluntad de participar en dos importantes iniciativas de integración monetaria en Europa: el Sistema Monetario Europeo y la Unión Económica y Monetaria. Al realizar estimaciones recurrentes y al dividir la muestra en dos sub-muestras, en la línea de lo que propone el Test de Chow, se confirma lo que invitan a sospechar esas grandes desviaciones entre el crecimiento que recogen las estadísticas y el consistente con la restricción externa: la existencia de sendos cambios estructurales del modelo en los períodos señalados. La aplicación de dicho Test revela que los indicios más evidentes de los cambios corresponden concretamente a 1981, por lo que respecta a la primera de las dos etapas, y a 1989, por lo que concierne a la segunda. La existencia de un punto de inflexión en 1981 podría explicarse a partir de las importantes consecuencias que tuvo sobre la dinámica económica italiana la acción combinada de algunos factores de gran trascendencia: el estallido de la segunda crisis del petróleo, y, sobre todo, la incorporación al Sistema Monetario Europeo y, en relación con esa decisión, la adopción de una política monetaria muy restrictiva para mantener estable el tipo de cambio de la lira.28 La existencia de un segundo punto de inflexión en torno a 1989 resulta más difícil de justificar, toda vez que es anterior a los acontecimientos más importantes que se produjeron en el umbral de la década de los ochenta y los primeros años noventa, y que pudieron afectar significativamente a la dinámica del crecimiento: la salida de la lira del mecanismo de cambios del SME y la adopción de medidas muy severas para garantizar una rápida incorporación a la Unión Monetaria Europea. Puestos a buscar otra posible explicación, ese cambio estructural podría relacionarse con fenómenos que fueron anteriores a dichos acontecimientos, y que, de hecho, actuaron como detonantes de éstos: la acumulación de un importante desequilibrio cambiario y de un gran desfase entre los ingresos y los gastos del Estado, en forma de deuda pública. 28 La manifestación más clara de la variación sufrida por la política monetaria fue probablemente el intenso incremento de los tipos de interés, tanto a corto como a largo plazo, que alcanzó su punto culminante en 1982. La trayectoria alcista de dichos tipos contrasta con el hecho de que las circunstancias internas –en particular, la drástica moderación de los precios a partir de 1980- parecían desaconsejar la continuidad de una actitud tan rigurosa. Los problemas de la economía italiana no requerirían de tanto rigor. De hecho, esta economía se encontraba muy debilitada por el shock que supuso la segunda crisis del petróleo, y la aplicación de una política monetaria muy restrictiva no hizo sino acentuar esa debilidad, restando capacidad de crecimiento a la demanda interna, especialmente a alguno de sus componentes, como la inversión (Amyot, 2004:133). Con el fin de recoger en el modelo planteado inicialmente la influencia de los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a esos dos años (1981 y 1989) y de dotar, además, a dicho modelo de mayor capacidad explicativa, se han incorporado dos variables ficticias (dummies), que toman un valor 1 a partir de cada uno de los años que se han reseñado y 0 en el resto del período (modelos 2 y 3). Como puede percibirse a través de la información que aparece en el cuadro 2, las dos variables, por separado, son significativas y mejoran apreciablemente los resultados globales del modelo, lo que refrendaría, desde un punto de vista econométrico, la idea de que se produjo una transformación importante en las relaciones entre el crecimiento y la variación de las exportaciones en torno a los dos años que se han señalado.29 Un detalle interesante que se aprecia al introducir las dummies es el hecho de que los coeficientes asociados a cada una de ellas son negativos, lo que invita a pensar que las transformaciones que se produjeron en Italia en esos dos momentos concretos redujeron su potencial de crecimiento. En valor absoluto, el coeficiente más elevado es el que corresponde a la variable ficticia que trata de recoger lo sucedido en torno a 1981, por lo que puede afirmarse que, a la vista de los resultados obtenidos, tuvieron un efecto recesivo más acusado sobre la economía italiana las transformaciones que se produjeron en los últimos años setenta y en el inicio de la década de los ochenta que las relacionadas con los desajustes acumulados en los años que precedieron a la crisis del Sistema Monetario Europeo y que obligaron posteriormente a adoptar medidas de gran austeridad para garantizar la participación en la UEM. 3.2. Un análisis basado en la influencia de todos los componentes autónomos de la demanda. Si se aspira a mejorar el comportamiento estadístico del modelo planteado inicialmente resulta más efectivo y mucho más coherente que introducir variables ficticias superar la severa limitación que supone la consideración de una sola variable explicativa (el dinamismo exportador), incorporando otros regresores. Para mantener el contacto con el enfoque keynesiano, siguiendo la propuesta que se formuló en el primer apartado, se han incluido en una nueva expresión (modelo 4) otras variables explicativas 29 Se han realizado pruebas introduciendo variables ficticias de características diferentes, siendo las variables de tipo dicotómico que se presentan en los modelos 2 y 3 las que ofrecen los mejores resultados. Se ha estimado también un modelo que recoge simultáneamente las dos dummies. Los resultados de esa estimación no se han recogido en el cuadro 2 porque, al incluir las dos variables ficticias, por una parte, el estadístico F que refleja el grado de significación conjunta de los parámetros es menor del que se obtiene en los modelos 2 y 3, y, por otra, la t asociada a la dummy correspondiente a 1992 invita a sospechar que ésta no es significativa. vinculadas con la demanda, concretamente los otros dos componentes autónomos de ésta: el gasto público y la inversión.30 La introducción de los nuevos regresores contribuye a que los resultados de la estimación sean mucho mejores que los obtenidos gracias a la inclusión de las variables ficticias (modelo 4 del cuadro 2). Destaca de forma muy especial el gran aumento experimentado por el R2, que, como pone de manifiesto la información que se recoge en el citado cuadro, triplica, aproximadamente, el valor que se obtenía con el modelo 1, basado únicamente en la influencia del dinamismo exportador. Resalta también el hecho de que, a la luz de los resultados obtenidos, salvo el término constante, todas las variables dependientes son claramente significativas y sus coeficientes tienen el signo esperado.31 Si tenemos en cuenta el valor de las t de Student asociadas a los coeficientes vinculados a cada uno de esos regresores, el más significativo de todos ellos es la variación de las inversiones, lo que parece respaldar las tesis de quienes destacan la trascendencia de esta variable en la explicación del crecimiento, sobre todo cuando éste se analiza desde una óptica keynesiana. Aplicando el mismo criterio, la siguiente variable en orden de importancia sería el dinamismo exportador, ocupando el último lugar la variación del gasto público. La perspectiva cambia bastante si se tienen en cuenta los valores que toman los coeficientes y éstos se interpretan como elasticidades, siguiendo una de las propuestas desarrolladas en el primer apartado del texto.32 Atendiendo al nivel que alcanzan esos valores, puede afirmarse que el modelo resalta la eficacia de la política fiscal, ya que, de acuerdo con los resultados obtenidos, el crecimiento económico italiano habría sido más 30 La estructura de este modelo se basa en la expresión (30) del segundo apartado. Para evitar que la información aportada por el comportamiento de la inversión pública se incorpore dos veces en la explicación del crecimiento económico se ha optado por incluirla como parte del gasto público, pero no como parte de la inversión. Como consecuencia de ello, lo que en el modelo aparece como inversión corresponde en realidad únicamente a inversión privada. En otro orden de cosas, conviene advertir que la presencia en el modelo de los regresores que aparecen e él encuentra su justificación en el desarrollo teórico que se ha presentado en el primer apartado. Cuenta, por tanto, con la coherencia económica que puede deducirse de dicho desarrollo, pero su consistencia econométrica no está garantizada. Para que lo estuviera debería plantearse un análisis mucho más riguroso desde ese punto de vista, estudiando en profundidad cuestiones como la exogeneidad de las variables independientes, la posibilidad de que exista correlación entre ellas o la potencial presencia de autocorrelación. El hecho de que no se hayan tenido en cuenta estas cuestiones obliga a presentar los resultados obtenidos con cautela, especialmente por lo que respecta a su fiabilidad desde un punto de vista econométrico. 31 El problema que afecta a la constante puede relacionarse con el hecho de que, al existir cambios estructurales, como se indica más adelante, se están cometiendo errores importantes al estimar el modelo para toda la muestra. La existencia de varias estructuras hace que crezca la varianza de la perturbación, lo que supone un incremento del denominador de la fórmula de la t de Student correspondiente al coeficiente de cada variable. Al tomar la referida t un valor más bajo se corre el riesgo de que se tienda a percibir como no significativa alguna de esas variables, aunque realmente lo sea. Podría avalar esta interpretación el hecho de que al introducir las dummies que recogen la influencia de los cambios estructurales (modelos 5, 6 y 7) el valor de la t de Student correspondiente a esa constante aumenta de forma considerable. sensible a los cambios del gasto público que a las variaciones de los otros componentes autónomos de la demanda. En el extremo opuesto, el coeficiente más pequeño es, con diferencia, el que corresponde al crecimiento de las exportaciones. Al igual que ocurre con el modelo basado únicamente en la influencia del dinamismo exportador, en este caso también se observan diferencias muy importantes entre el crecimiento real y el crecimiento previsto por el modelo en los dos períodos que previamente se han referido (últimos años setenta e inicio de la década de los años ochenta, por un lado, y finales de esa década y primeros años noventa, por otro). Las estimaciones recurrentes y el Test de Chow revelan en este caso que, en el primer período, los indicios más claros de cambio estructural se detectan concretamente en 1981, es decir, en el mismo año que en el primer modelo. En el segundo período esos indicios son mayores en 1990 (un año más tarde de lo que se observaba en dicho modelo); se aprecia, además, un significativo repunte de esos indicios en 1992, esto es, coincidiendo con la crisis del Sistema Monetario Europeo y con el inicio del severo proceso de consolidación fiscal que concluiría con la entrada en la Unión Monetaria Europea.33 Estos resultados, y en particular, el último de ellos, ponen de manifiesto que, al incluir el comportamiento de todos los componentes autónomos de la demanda, el modelo se hace más sensible a los cambios más importantes que se produjeron en la política económica de Italia, ajustándose más a la cronología de las decisiones que este país adoptó en el marco de su participación en el proceso de integración monetaria en Europa. La inclusión, por separado, de tres variables ficticias dicotómicas que recogen la influencia de lo acontecido en los tres años señalados (1981, 1990 y 1992) vuelve a mejorar la capacidad explicativa del modelo, ratificando la importancia del cambio estructural acaecido en torno a esas fechas (modelos 5, 6 y 7).34 Otros resultados de la 32 Ver supra, nota 15. Con el fin de cumplir con los Criterios de Maastricht se mantuvo la política monetaria restrictiva que ya se venía aplicando desde 1979 para combatir la inflación. La continuidad de las medidas aplicadas en ese plano contrasta con el giro radical que se le imprimió a partir de 1993 a la política fiscal, cuya utilización, con su carácter expansivo había intentado hasta entonces compensar el efecto recesivo de la política monetaria. Gracias a la extraordinaria austeridad fiscal empleada desde 1993 se consiguió que en 1997 el saldo primario del Estado fuera positivo, y en sólo unos años pudo reducirse la relación entre deuda pública y PIB, acabando con la tendencia que había prevalecido durante toda la década de los ochenta y los primeros años noventa. Estos logros se consiguieron, no obstante, a costa de una importante incidencia negativa de la política fiscal sobre el crecimiento, como se ha mostrado en algunos estudios cuantitativos (Nardozzi, 2004: 75). La conclusión a la que llegan éstos es plenamente compatible con lo que se pone de manifiesto en esta parte del trabajo. 34 También en este caso el modelo presenta problemas si se introducen todas las variables ficticias simultáneamente. Plantea asimismo problemas cuando se incorporan a pares, con una única excepción: la que resulta de utilizar al mismo tiempo las dummies correspondientes a 1979 y a 1990 (los años en que se produjeron los dos cambios estructurales más importantes, de acuerdo con el Test de Chow). En ese caso, el R2 es, aproximadamente, de 0,95 y el R2 ajustado de 0,94. La F que mide la significación conjunta de los regresores es superior a 160 y la suma de los 33 estimación por mínimos cuadrados ordinarios de las expresiones que incorporan las variables ficticias ponen de manifiesto que, en general, el nuevo modelo responde a esa modificación de forma bastante similar al que se planteó inicialmente. Así, se observa también en este caso que los coeficientes asociados a cada una de esas variables son negativos, lo que puede interpretarse como un síntoma del debilitamiento experimentado por la capacidad de crecimiento de la economía italiana coincidiendo con cada cambio estructural. Se observa asimismo que el coeficiente más elevado, en valor absoluto, vuelve a ser el que recoge la transformación que se produjo en torno a 1981, confirmando la mayor relevancia de dicha transformación respecto de las que se produjeron posteriormente, en concreto en los últimos años ochenta y en el inicio de la década siguiente. Conclusión Italia constituye uno de los ejemplos más significativos y uno de los exponentes más claros de la pérdida de dinamismo que ha caracterizado a los países que forman parte de la UEM desde los años cincuenta y sesenta del siglo XX hasta nuestros días. Al contemplar, globalmente, lo sucedido en ese grupo de países, empleando un planteamiento teórico basado en la existencia de una restricción externa, se aprecia que la reducción del vigor de esas economías coincide con un aumento de la presión ejercida por dicha restricción sobre el crecimiento económico. Resulta muy difícil identificar un mismo patrón de comportamiento en todas las economías de la eurozona; no obstante, de acuerdo con la metodología empleada, la mayor intensidad de esa presión puede relacionarse, en general, con un dinamismo exportador que se ha reducido ha largo plazo, situándose en niveles relativamente bajos en los últimos años. Puede vincularse, además, con un incremento de la elasticidad de las importaciones y, en momentos concretos, con reducciones de la relación de intercambio. En el marco de esa caracterización general, Italia destaca por sus malos resultados en materia de crecimiento, especialmente desde mediados de los años ochenta y, aún más claramente, a partir del tramo central de los años noventa. El comportamiento de las exportaciones vuelve a aparecer también en este caso como uno de los factores que más influyó en la caída del crecimiento compatible con la restricción externa, y en la cuadrados de los residuos es de sólo 12,58. Las t de Student asociadas a cada regresor son siempre superiores a 2 (en valor absoluto) y todos los coeficientes correspondientes a cada uno de éstos tienen el signo previsto. El hecho de que no se hayan incluido estos resultados en el cuadro 2 se debe únicamente a un intento de simplificar la presentación de la información correspondiente a las regresiones realizadas. consiguiente aproximación de éste al crecimiento realmente registrado. Se aprecia, concretamente, en el caso italiano, que las ventas en el exterior, cuyo crecimiento fue muy elevado en los años sesenta, coincidiendo con el “milagro económico”, sufrieron un severo proceso de debilitamiento a medio plazo, mostrando en la actualidad una vitalidad muy escasa. La utilización de la metodología basada en la restricción externa revela también que, a diferencia de lo que puede afirmarse para el conjunto de países de la UEM, existen indicios que invitan a sospechar que el crecimiento económico italiano se vio afectado por acontecimientos relacionados con el avance de la integración monetaria en Europa. La utilización de un sencillo modelo econométrico para el período comprendido entre 1961 a 2004 permite confirmar la existencia de una influencia significativa del comportamiento de las exportaciones en la trayectoria de la actividad económica en Italia, si bien resulta muy difícil soslayar la influencia de otros factores explicativos. Si se añaden nuevos factores, seleccionándolos dentro del ámbito de la demanda, se llega a un planteamiento keynesiano más completo, que permite analizar, además de la influencia de las exportaciones, el efecto de la inversión y del gasto público sobre el crecimiento. Al adoptar este nuevo punto de vista aumenta de forma considerable la capacidad para explicar la variación total de la variable dependiente (el ritmo de variación del PIB). Por otra parte, la inclusión de los nuevos regresores permite percibir con más claridad los cambios estructurales que tuvieron lugar en dos períodos en los que se produjeron transformaciones de gran trascendencia en la política económica italiana, vinculadas con el propósito de participar en el proceso de integración monetaria en Europa: la frontera entre la década de los setenta y de los ochenta, por un lado, y el tramo final de ésta y los primeros años noventa, por otro. De acuerdo con los resultados obtenidos puede afirmarse que en ambas etapas, aunque con mayor intensidad en la primera de ellas, se redujo apreciablemente la capacidad de crecimiento de la economía italiana. Existen, por lo tanto, indicios que invitan a sospechar que esa capacidad se vio afectada negativamente por las medidas que se adoptaron para garantizar la participación de Italia en el desafío que ha supuesto el avance de la integración monetaria en Europa occidental. Bibliografía. ALONSO, J.A. y GARCIMARTÍN, C. (1999): “Restricción externa y convergencia: el caso español”, Información Comercial Española, núm. 780, septiembre, pág. 9-20. AMYOT, G. (2004): Business, the State and economic policy. The case of Italy, Routledge, Londres. ATESOGLOU, H. S. (1996): “A demand-oriented explanation of economic growth in Germany”, Journal of Post-Keynesian Economics, fall, vol. 19, núm. 1, pág. 101-111. BARBOSA, N.H. (2001): “Effective Demand and Growth: An Analysis of the Alternative Closures of Keynesian Models”, CEPA Working Paper, 2001.05. BIANCHI, C. (1994): “Balance of payments constraints in the Italian Economy”, en BÖHM, B. Y PUNZO, L. F. 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