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ATLÁNTICO 7 DOMINGO, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2013 VIGO CARA Y CRUZ DE LA ECONOMÍA DE VIGO OPINIÓN ALBERTO VAQUERO GARCÍA (*) CARA Y CRUZ DE LA ECONOMÍA VIGUESA L a ciudad de Vigo es uno de los motores económicos de Galicia. Lo que le sucede a la economía viguesa es un excelente termómetro para conocer la capacidad de recuperación de toda la comunidad autónoma. Sin duda, en estos momentos la coyuntura económica de la ciudad olívica se asemeja a las dos caras de una misma moneda. Por una parte se manifiesta un buen comportamiento en materia de exportaciones, aunque focalizada básicamente en los resultados del grupo PSA Peugeot Citroën, con una producción de 296.500 vehículos al año, que supone casi el 24% de la exportación de toda Galicia y que garantiza el 32% del valor total de la mercancía que se gestiona en el Puerto de Vigo. La instalación en la Zona Franca posibilita empleo a 6.700 trabajadores. Es de esperar que estos indicadores mejoren antes de finalizar el año, debido a los nuevos lanzamientos de vehículos de la factoría viguesa. Así, se espera cerrar 2013 con 7.700 trabajadores, cifra a la que hay que añadir el importante empleo indirecto generado, pues por cada puesto de trabajo en el sector del automóvil se generan cinco empleos en la industria auxiliar. Un excelente dato para la ciudad de Vigo tan castigada por la crisis económica. El segundo motivo para generar cierto grado de optimismo, es la reciente evolución del desempleo. En enero de 2013 el número de desempleados apuntados en el Servicio Gallego de Empleo en Vigo ascendía a 34.987 personas, una cifra que se reduce a los 32.669 en agosto de 2013. Sin caer en un exceso de confianza por la reducción del desempleo, esta evolución refleja un segundo buen dato para la economía viguesa. Aún así, hay que ser muy cauto con las expectativas, puesto que la tasa de empleo en Vigo no baja del 26,1%. Por lo tanto, optimismo moderado. La cruz queda claramente representada por el sector naval, que parece tocado y lo que es peor, casi hundido. El 70% de la construcción naval en España se sitúa en Galicia. De los 9 astilleros civiles gallegos, 6 se encuentran en la ciudad de Vigo. El volumen de empleo en esta actividad ha sufrido un vuelco terrible. En toda Galicia a finales de 2011, el sector generaba 7.000 empleos, en su mayor parte de naturaleza directa (4.000), el resto por la industria auxiliar. Solo dos años antes la cifra de ocupados superaba los 10.000 trabajadores. Vigo se ha llevado la peor parte de esta merma en el empleo. La situación del naval viene desde hace años mostrando su calvario. La reducción de la demanda de buques trajo inicialmente la no reno- vación de contratos temporales, pero a medida que la demanda siguió cayendo, la falta de carga de trabajo obligó a las empresas a presentar expedientes de regulación de empleo. La falta de financiación del sector es otra de las causas que justifica la mala situación del naval. De poco han servido los préstamos millonarios concedidos por las entidades financieras, gracias a la mediación del Instituto Gallego de Promoción Económica (Igape) de la Xunta de Galicia, ni las generosas aportaciones del Fondo Patrimonial de la Asociación de Pequeños y Medianos Astilleros para la reconversión. Los resultados son evidentes, el sector naval vigués ha perdido desde 2008, el 80% del empleo. La puntilla a esta situación es la necesidad impuesta por la Comisión Europea de que el naval español devuelva las ayudas por la aplicación indebida del "tax lease", cuestión denunciada en 2011 en el Tribunal de Competencia Europea, debido a la creación de un entramado fiscal para favorecer la construcción de buques en España. La gravedad del problema resulta evidente, al igual que los efectos sobre el empleo y el crecimiento económico en la ciudad de Vigo. (*) Profesor Titular de Economía Aplicada Universidad de Vigo