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MEMORIA DE LOS CICLOS DE CONFERENCIAS DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 2013-2014 Nuestro colegio tiene unos orígenes que se debe conocer porque ahí está el sentido y el camino que debemos recorrer. Su origen está en el Patronato de la Juventud Obrera fundado por Gregorio Gea. Pero hablar del Patronato es hablar de la Iglesia. Y hablar de la Iglesia y de su lugar y función en el mundo contemporáneo implica adentrarse en su Doctrina Social. Por ello nuestro centro a través del Aula de Doctrina Social de la Iglesia ha iniciado un ciclo de conferencias para reflexionar sobre su pensamiento social. La primera conferencia, De la caridad a la justicia, la impartió el Catedrático de Historia D. Vicent Comes, que se encargó de explicar el proceso de formación del Patronato. De sus muchas ideas y sugerencias una destacó por encima de todas: la Iglesia ha estado siempre con los más débiles, con los abandonados de nuestra sociedad. Pues bien, en la Doctrina Social de la Iglesia está recogido este impulso y orientación que guía a la Iglesia a través de los siglos. La segunda, el jueves 21 de noviembre a las 17.30 de la tarde, se impartió la conferencia del ciclo el Dominico Martín Gelabert profesor de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia. Licenciado y Doctorado en la Universidad de Friburgo (Suiza) ha titulado su intervención desde una máxima actualidad: Crisis económica, indignación espiritual también. Fue una buena oportunidad para que como cristianos nos situemos ante la circunstancia tan difícil y compleja que vivimos. Pero siempre desde la alegría y la esperanza que nos aporta la Fe en Cristo. Con el sugestivo título, Crisis económica, indignación espiritual también, se detalló a través de las enseñanzas de Jesús cuál debe ser la actitud y la respuesta del cristiano ante el mundo actual y, en concreto, ante la lógica de la economía que nos ha tocado vivir. A partir de la metáfora de la mesa, Gelabert mostró cómo con Jesús no se practicaba ninguna exclusión. Es más. A su mesa todos estaban invitaos. En concreto, los excluidos y los marginados de la sociedad. Esta lógica entra en contraste con la economía de mercado donde su funcionamiento se expresa vía exclusión de la mayoría de la humanidad. Finamente, el ponente ha exhortado al público a que el cristiano tiene que dar esperanza. Y nosotros, ¿a quién invitamos a nuestra mesa? Pregunta para la oración y la práctica diaria. El jueves 16 de enero, a la misma hora de siempre, a las 17:30 D. Enrique Lluch del CEU impartió la tercera conferencia que conforman el Aula de Doctrina Social de la Iglesia, con el título: “Doctrina Social de Iglesia y teoría económica”. El ponente dividió su intervención en tres preguntas que fue desarrollando para llegar a su respuesta de una forma justificada. 1ª cuestión: ¿Nuestra Fe tiene un componente económico? Enrique Lluch afrontó esta pregunta desde un recorrido histórico, pasando por pasajes del Antiguo Testamento como el libro de la Sabiduría, los Evangelios, las cartas de Pablo, la tradición de los Santos Padres y los primeros textos de la Doctrina Social de la Iglesia de los siglos XIX y XX. En todos los escritos se señalaba el mayor pecado, el mayor mal, que la Iglesia ha señalado a través de los siglos a partir del legado y la influencia de la palabra de Jesús en los Evangelios: la codicia. Concepto económico, querer más que los demás, querer más que mi vecino es lo que destruye a la persona. Frente a esta concepción que alimenta la economía actual, resulta que en la oración básica del cristianismo, el Padrenuestro, se centra en una predisposición económica: “Danos el pan nuestro de cada día”, es decir, lo que necesitamos, las necesidades básicas de cada persona. La visión económica del cristianismo hace referencia a las necesidades reales de las personas. Otros criterios, pueden llevar a lo que ya conocemos: burbujas de todo tipo. 2ª cuestión: ¿Son esferas independientes la economía de la Fe-moralética? La economía actual afirma que su lógica está totalmente alejada del ámbito moral. Sin embargo, toda acción humana tiene un componente ético y moral básico. Cada acción tiene que ir precedida de la responsabilidad ya que cada acción tiene consecuencias. Por ello, ¿no deberá la economía que afecta a millones de personas estar precedida de la moral? ¿No deberá la economía estar inspirada por la ética y la responsabilidad? Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in veritates dice lo siguiente: “El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumana o antisocial por naturaleza. El don es la razón de la economía misma”. Así pues, la esferas de la economía y la moral y de la Fe son inseparables. 3ª cuestión: ¿La espiritualidad cristiana puede ejercer como luz y guía para construir una nueva concepción de la economía? La tradición de la Doctrina Social de la Iglesia adopta como propio un concepto de desarrollo donde el desarrollo económico tiene que estar al servicio de las personas y no a la inversa. En la actualidad la economía actual acepta como natural lo que el Papa Francisco llama cultura del descarte. La economía inspirada desde el Evangelio se basa en relaciones de fraternidad, relaciones entre hermanos no sólo entre sujetos consumidores, sino entre personas donde el amor es su fin último. ¿Puede, por tanto, la economía humanizar y mejorar nuestro mundo? Desde el Evangelio, sin duda alguna. Todo depende de la voluntad de cada cual y de los ámbitos en los que nos movemos. Es, pues, nuestra hora. Y la última y cuarta conferencia la impartió el jueves 8 de mayo el catedrático de Filosofía y Ética y Profesor de la Universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla. El título, “Doctrina Social de la Iglesia y donación ética”. Con una famosa e inquietante cita del Papa Francisco de su Exhortación La alegría del evangelio, que animaba a los cristianos a un deber diario, rezar por nuestros políticos, para que gobiernen desde la justicia y la caridad. Este mandato fue la clave de su ponencia porque pedía a los cristianos desarrollar y plasmar sobre la realidad social un compromiso social y político activo. Ante la crisis moral y de valores que vivimos, ¿por qué los cristianos tenemos que desentendernos de nuestras circunstancias? ¿A caso Jesús lo hizo? El profesor Domingo nos animó que como cristianos tenemos una aportación básica a la sociedad: inocular la lógica del don en todas nuestras relaciones comunes y diarias. Sólo así podremos revertir la situación de ansiedad y desorientación que vivimos.