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Apuntes sobre el Desarrollo Económico y Social de Nicaragua JAIME WHEELOCK LUIS CARRIÓN www.jaimewheelock.com Índice I. Principales rasgos de la formación socioeconómica de Nicaragua............................................................................ 5 II. El desarrollo social: aspectos principales ............................. 13 III. El modo de producción capitalista en nicaragua ................. 37 IV. El carácter de la intervención imperialista en Nicaragua........................................................................ 75 INTRODUCCIÓN Los compañeros Jaime Wheelock y Luis Carrión escribieron este libro unos tres o cuatro años antes del triunfo de la Revolución. En él intentan, mediante la aplicación de la teoría revolucionaria, mostrar cómo funciona el capitalismo nicaragüense, cuáles son sus contradicciones y sus rasgos principales. Los Comandantes de la Revolución indican desde el principio que las relaciones predominantes en Nicaragua son las capitalistas. Que el capitalismo nicaragüense tiene la característica de ser dependiente del imperialismo norteamericano. Señalan también que en la sociedad nicaragüense existen relaciones precapitalistas o atrasadas, las cuales están subordinadas al capitalismo. En el curso de los cuatro capítulos en que se divide el libro, Wheelock y Carrión hacen un recuento histórico: desde 1850 hasta 1972. Analizan la guerra contra la invasión de Walker, la lucha de liberación nacional que libró Sandino contra la intervención imperialista yanqui, la evolución económica del país y la lucha antisomocista y antiimperialista que va de 1958 a 1972, no olvidando, desde luego, señalar el nacimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como vanguardia del proletariado. En síntesis, se hace la historia del capitalismo y de la lucha de clases en Nicaragua. Los compañeros ahondan en el estudio de la estructura económica y social de Nicaragua. Si no el primero, quizás es uno de los primeros intentos que se han hecho en ese sentido. Hay en el libro enseñanzas y aportaciones valiosas. Pondré un ejemplo: las partes donde se examinan los desequilibrios sociales y regionales y el desarrollo capitalista en distintas zonas del país y en diversas ramas de la economía. En su conjunto el libro ahonda temas económicos que siempre se han prestado a la polémica. Desde luego, los compañeros no tratan de imponer tesis inconmovibles, ni la verdad revelada ante la que hay que Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua arrodillarse. Al contrario, han trabajado en una obra cuya temática merece ser tratada amplia y profundamente para entender mejor nuestro pasado, nuestro presente y de ese modo prever hasta donde es posible, el futuro. Considero que a lo largo del trabajo hay elementos que merecen ser ahondados y en particular algunos que de no ser suficientemente tratados podrían dejar a un lado aspectos que a nuestro modo de ver son de capital importancia para la inteligencia del proceso histórico de Nicaragua. Considero muy importante resaltar que si bien es cierto, que en Nicaragua se estructura un capitalismo de carácter dependiente —en lo esencial de los Estados Unidos— ello no quiere decir que el capitalismo es vía a desarrollar únicamente con la dinámica imperialista, desde el punto de vista de una dominación puramente externa. Precisamente lo que contribuye a hacer fluir la dominación imperialista, es la receptividad de clases internas, cuya dinámica local contribuye a legitimar y generalizar los lazos económicos y políticos de dominación. y aunque en el libro queda explicado el papel de la burguesía en el desarrollo del capitalismo dependiente, sirva aclarar de todas maneras, que no sólo los sectores reaccionarios del imperialismo tienen la responsabilidad de todo lo que ha ocurrido en Nicaragua, sino también las clases dominantes locales. En fin, me parece importante hacer énfasis en estos aspectos. El libro de los compañeros es estimulante para desarrollar la discusión en torno a problemas que son de considerable importancia para el hallazgo de nuestros derroteros. Comandante de la Revolución VICTOR TIRADO LOPEZ I. PRINCIPALES RASGOS DE LA FORMACIÓN SOCIOECONÓMICA DE NICARAGUA A) Base Económica: El Modo de Producción dominante en la sociedad nicaragüense es el modo de producción capitalista, el cual ha sido y es determinante en la conformación de los rasgos fundamentales de la sociedad en su conjunto. Decimos que existe el modo capitalista de producción cuando: a) Los productores van siendo progresivamente separados de sus medios de producción y las viejas formas individuales se ven desplazadas y sustituidas por las nuevas relaciones de producción; b) El desarrollo de las fuerzas productivas impone una forma nueva de organización de la producción en la que todos los elementos del ciclo productivo se orientan hacia la producción de mercancías, convirtiéndose ellos a su vez en mercancías; c) Los trabajadores desprovistos de medios de producción se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, en un mercado “libre”; d) La explotación de los trabajadores directos se realiza a través de la extracción de plusvalía; e) Las relaciones capitalistas de producción se extienden a todas las esferas de la economía (servicios, comercio, etc...). A pesar de ser predominantes las relaciones capitalistas de producción, no han ocupado por completo todo el ámbito nacional y todos los sectores productivos, por el contrario, coexisten con otras relaciones de producción atrasadas a las cuales subordinan. En la división social del trabajo establecida por el mercado capitalista mundial, pero sobre todo por el imperialismo norteamericano, a Nicaragua se le ha impuesto el papel de abastecedora de materias primas y, más recientemente, el de base de operaciones de compañías transnacionales orientadas hacia otros mercados. De este modo, la dinámica de la economía del país depende en modo creciente de factores que escapan totalmente a su control (precios en el mercado mundial, préstamos internacionales, cuotas de exportación, etc.), quedando así, cada vez más sujeta a la voluntad de los centros hegemónicos del capitalismo mundial. Pero además de esto, las compañías extranjeras, principalmente norteamericanas, van cada día Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua más interviniendo directamente en los distintos sectores de la economía nacional, apropiándose de industrias claves en el sector industrial, agropecuario, comercial, bancario. Han sido precisamente los intereses imperialistas los que han determinado los derroteros que en su desarrollo ha seguido la economía del país, por consiguiente, los que en último término explican la situación de atraso y dependencia en que se encuentra la nación. El desarrollo deformado y dependiente de la sociedad nicaragüense se expresa de manera concreta en el gigantismo de la producción agropecuaria de exportación, en el enorme atraso que caracteriza la producción de cultivos de consumo interno y en la insipiencia y desnacionalización de la producción industrial. La división social del trabajo en Nicaragua responde a los impulsos del mercado capitalista mundial y a los intereses del imperialismo, antes que al desarrollo equilibrado de las fuerzas productivas en el seno del país. Es por esta razón, que la agricultura produce en gran medida para el mercado mundial, al mismo tiempo que la industria recibe la mayor parte de sus insumos del extranjero. En vez de apoyarse mutuamente en su desarrollo, los distintos sectores están integrados con el imperialismo; dichos sectores productivos no solamente no se apoyan entre sí, sino que a veces entran en contradicción unos con otros. La agricultura de exportación, por ejemplo, ha desplazado los cultivos de consumo interno, hacia tierras marginales de escasa productividad. La dinámica de la economía del país depende fundamentalmente de la exportación de unos pocos productos agropecuarios. El 54.8 por ciento del valor de las exportaciones totales del país, estaba constituida en 1973 por las remesas de algodón, café y carne congelada. (1) La agricultura de exportación típicamente capitalista se caracteriza por un cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas: utilización de maquinarias, control de costos y calidades, uso racional de los recursos. Por razones históricas y geográficas los cultivos de exportación se desarrollaron principalmente en la zona del Pacífico, donde indujeron la expansión acelerada de la infra-estructura (caminos, puertos, energía Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua eléctrica, etc.) necesaria para apoyar la producción. Ha sido la clara predominancia de las formas capitalistas más avanzadas en la producción agropecuaria del Pacífico y su orientación hacia el mercado capitalista mundial, lo que ha determinado que esta zona se desarrollara desproporcionadamente en relación al resto del país, y que se configurara como el eje fundamental y más dinámico de la economía nacional, mientras el resto del país permanece sumido en un profundo atraso y abandono. En contraste con esta situación, la producción de cultivos para el consumo interno —desplazada progresivamente de las mejores tierras por los cultivos de exportación—, se mantiene en una situación de atraso y estancamiento crónico. La mayor parte de la producción agrícola para el consumo interno es generada en pequeñas unidades donde prevalecen relaciones de producción pre-capitalistas. Este tipo de producción se concentra en dos grandes áreas de características diferentes. La primera es la zona central y norte del país, que se caracteriza por: utilizar medios de producción muy rudimentarios, no disponer de una infraestructura para la producción y comercialización de sus productos, y por vincularse indirectamente con el mercado capitalista interior a través de intermediarios, principalmente comisariatos. La otra área importante la constituye la pequeña producción de granos, frutas y hortalizas, que se realiza alrededor de las ciudades del Pacífico y que se caracteriza por: un mayor grado de desarrollo de las fuerzas productivas que la anterior —probablemente utilicen fertilizantes e insecticidas o alquilen un tractor—, beneficiarse de la infraestructura desarrollada para la agricultura de exportación, vincularse directamente al mercado capitalista interior, adonde, en muchos casos, llegan personalmente sus productos. (v. p. 4). La persistencia de estos resabios pre capitalistas en la zona del Pacifico se explica por el importantísimo papel que juegan en el abastecimiento de las ciudades. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La industria nicaragüense se caracteriza principalmente por su alto grado de dependencia. El nivel, relativamente alto de desarrollo de las fuerzas productivas que encontramos en el sector industrial ha sido inducido desde el exterior y sostenido desde el exterior; exceptuando unos pocos casos, la mayoría de las industrias del país hacen uso de medios de producción y de materias primas importadas. El valor de los insumos importados por la industria excedía en 1974 al valor de las exportaciones industriales en 327.4 millones de dólares; (2) es decir, la industria “nacional” funciona principalmente para beneficio de los países imperialistas. El crecimiento del sector industrial en los últimos años ha dependido fundamentalmente del incremento en las ramas de la producción orientadas hacia el exterior, es decir, su crecimiento lo hace cada vez más dependiente. Podemos dividir la industria nicaragüense en varios grupos diferenciados, según su proceso de desenvolvimiento histórico: a) Industria artesanal: Todavía subsiste en Nicaragua una amplia capa de productores artesanales —instrumentos escasos y poco desarrollados, utilización limitada o nula de trabajo asalariado, control del productor sobre todo el ciclo productivo— que ocupa un importante sector de la población y que suple una importante porción de las necesidades de las masas trabajadoras. Hace uso de materias primas nacionales y genera menos de un lo por ciento del valor de la producción industrial total. (3) b) Industria de Evolución Artesanal: Son aquellas que han evolucionado desde un estado artesanal para convertirse en pequeñas industrias primero, y luego, en algunos casos, en grandes industrias. Este tipo de industria (alimentos, bebidas, laboratorios) es la que más ayuda a integrar la producción nacional en la medida que hace uso fundamentalmente de materias primas nacionales. c) Industria Capitalista Tradicional: Está constituida por aquellas industrias que surgieron a lo largo de este siglo organizadas desde sus orígenes como empresas capitalistas, generalmente en respuesta a Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua demandas del mercado interior y haciendo uso de materias primas nacionales (azúcar, cemento, licores, textiles, etc.). d) Industria del Período Sustitutivo: La constitución del Mercado Común Centroamericano (MCCA) creó las condiciones para que surgieran en Nicaragua una serie de industrias destinadas a sustituir importaciones o a desplazar la producción artesanal. Casi todas destinan una parte considerable de su producción al Mercado Centroamericano y casi todas hacen uso de materias primas importadas. Muchas de las industrias surgidas en este período son filiales de grandes compañías norteamericanas que aprovecharon el M.C.C.A. para penetrar en el área. Ejemplos de este tipo de industrias son las de plásticos, zapatos, químicas, metálicas, etc. e) Industrias de Enclave: Son aquellas en las que la mayor parte del ciclo económico —producción, distribución, consumo— queda sujeto a decisión externa. Son prolongación de economías extranjeras que funcionan en el territorio nacional aprovechándose de las materias primas o la mano de obra (minas, maderas. etc.). B) Las Clases y el Estado Como resultado de la sistemática intervención imperialista a todo lo largo de su historia, el Estado nicaragüense se ha venido conformando en su doble naturaleza de Estado burgués e intermediario de la dominación imperialista. Es decir, cumple la función de garantizar la explotación capitalista y la supeditación del país a los intereses imperialistas yanquis. El principal sostén de la dominación de clase e imperialista es la dictadura militar que encabeza Somoza. Todos los demás aparatos del Estado —sistema educativo, medios de difusión, partidos políticos, instituciones jurídicas, etc.—, no juegan más que un papel secundario, la fundamental ha sido y es la represión anti popular por la fuerza de las armas. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua En Nicaragua la burguesía no asume las funciones administrativas y políticas del Estado sino que las ha delegado en la dictadura somocista. La burguesía nicaragüense ha comprendido que las tremendas contradicciones que engendra el sistema capitalista dependiente solamente pueden ser contenidas, reprimidas, con la fuerza de una dictadura militar. La dictadura es también, dentro del Estado, el representante más directo de los intereses imperialistas con cuyo franco y decidido apoyo ha contado hasta el momento. La burguesía nicaragüense se caracteriza principalmente por su naturaleza dependiente y subordinada. La sombra de dos paternales árboles ha cobijado su crecimiento —el imperialismo y la dictadura somocista—. Actualmente ha logrado cierto grado de desarrollo que se expresa en la constitución de grupos financieros que concentran en sus manos importantes cuotas de poder económico. En estos grupos económicos la burguesía financiera ejerce el papel hegemónico y subordina por medio de ellos a las otras fracciones de la burguesía. Sin embargo, sus posibilidades de desarrollo están limitadas. La burguesía enfrenta la creciente competencia del imperialismo y la camarilla somocista. Sin embargo, las contradicciones que de ahí se derivan están subordinadas al papel determinante que juega el imperialismo en el sostenimiento político y económico del sistema que permite el enriquecimiento de la burguesía nacional, y a la indispensabilidad de la dictadura para poner freno al avance de las tuerzas populares. De ahí su incapacidad de consolidar una organización que luche decididamente por la hegemonía del poder político. La expansión acelerada de los cultivos de exportación y el rápido crecimiento de un sector industrial urbano, han determinado la creciente importancia cuantitativa del proletariado agrícola e industrial, y su también creciente concentración, especialmente en el caso del proletariado industrial. Si bien el proletariado es relativamente pequeño en relación a otras clases de la sociedad nicaragüense, ha demostrado ser la única clase capaz de ponerse al frente de la lucha del pueblo contra la dictadura. La dirección asumida durante la guerra sandinista Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua de liberación nacional en condiciones de mucho menor desarrollo, bastan para demostrar esta capacidad. Recientemente el ascenso de la lucha huelguística durante los años 1973 y 1974, bajo una despiadada represión por parte de la dictadura, demostró la madurez y combatividad del proletariado urbano. Si la clase obrera no tiene un mayor nivel de organización, ha sido precisamente a causa de la tremenda represión que en muchas ocasiones ha destruido sus organizaciones gremiales. En esto ha incidido también, por parte de la vanguardia política la insuficiente función orientadora de las luchas de la clase y su encauzamiento hacia formas adecuadas dentro de la represión existente y contra la misma. La organización de los revolucionarios nicaragüenses: F.S.L.N. (Frente Sandinista de Liberación Nacional) ha ido logrando con muchos obstáculos externos e internos definir el papel de vanguardia del proletariado en la lucha revolucionaria y, es por ello que, sus vínculos con la clase, son aún frágiles: factor éste que ha limitado su desempeño como vanguardia del proletariado y del pueblo en general. Los campesinos —pequeños productores agrícolas que bajo distintas relaciones (aparcería, mediería, colonato, renta, etc.) tienen acceso a cultivar un pedazo de tierra, casi siempre con sus propios instrumentos y contando solamente con la fuerza de trabajo familiar—, aunque constituyen los restos de un modo de producción atrasado, representan un porcentaje considerable de la población del país, y por lo tanto, un sector muy importante a tener en cuenta. Ante el avance de las relaciones capitalistas de producción, se van aceleradamente empobreciendo hasta perder todo medio de producción y pasan a engrosar las mas de los que no tienen más que su fuerza de trabajo que vender. Su ideología típicamente pequeño burguesa, consecuencia de su condición de productor individual; la enorme dispersión por todo el territorio nacional; y la tremenda represión de que son objeto, especialmente en las zonas guerrilleras, se cuentan entre los principales factores —objetivos y subjetivos—, que explican las tremendas dificultades para su organización como clase. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Por otra parte, es necesario señalar, que las continuas vejaciones que sufren por parte de la dictadura y los terratenientes, así como sus miserables condiciones de vida, lo convierten en un sector social de gran explosividad, poseedor además, de una larga tradición combativa que se expresa en el apoyo que tradicionalmente han brindado a los grupos guerrilleros revolucionarios que operan en las zonas Norte y Central del país. Los campesinos pobres y el semiproletariado agrícola son los aliados más seguros del proletariado en la lucha por el derrocamiento de la dictadura y la Liberación Nacional. II. EL DESARROLLO SOCIAL: ASPECTOS PRINCIPALES A) La Dominación Oligárquica (1850-1880) Para poder comprender la enorme importancia que las intervenciones norteamericanas han tenido en el desarrollo social de Nicaragua, debemos partir explicando los intereses que las potencias capitalistas tienen y han tenido en el país. La posición geográfica de Nicaragua propicia para la construcción de un canal interoceánico cuyo control garantizaría la hegemonía del comercio mundial, la puso muy pronto en la mira de las pretensiones imperialistas. Pero además su posición es propicia y facilita la defensa de los Estados Unidos ante posibles ataques de otras potencias imperialistas, así como también representa junto con el resto de Centro América un corredor de fácil defensa por el cual podrían pasar las materias primas vitales, en caso de guerra, desde Sur América. Los primeros intentos de convertir a Nicaragua en una colonia Norteamericana ocurrieron pocos años después de lograda la independencia de España, cuando el filibustero William Walker invadió el país y se hizo proclamar presidente de Nicaragua. Esto dio lugar a lo que podríamos llamar la primera Guerra de Liberación Nacional, que condujo a que los dos partidos políticos en pugna en ese momento se unieran y con el apoyo de los pueblos hermanos de Centro américa lograran derrotar y expulsar a los invasores. Esta guerra tuvo como resultados positivos, la constitución de la nacionalidad, ahogada anteriormente por el regionalismo localista y destrozada por las continuas luchas de las clases dominantes. Aunque fueron las masas populares quienes engrosaron las filas del ejército anti-imperialista, la dirección del mismo estuvo en manos de la oligarquía. Por eso, el triunfo sobre los invasores creó las condiciones políticas para que la oligarquía se asentara como clase dominante, por sobre la pequeña burguesía liberal que también tenía pretensiones hegemónicas. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La dominación de la oligarquía se basó sobre dos pilares fundamentales: La Hacienda ganadera señorial —símbolo de status e influencia social y política— y el comercio, sobre el cual ejercían un control monopólico. Esa fue la base económica sobre la que se montó el período de los Treinta Años de gobiernos oligarcas, nueva clase dominante incubada durante la Colonia pero estrenada hasta entonces. Si algo caracterizó a ese período fue la situación de estancamiento, en el que las estructuras hacendarias sostenidas por la oligarquía frenaron grandemente las posibilidades de desarrollo. La mayor parte de la población vivía en una economía de subsistencia y el mercado interior era muy reducido; la masa de la población poseía o usufructuaba sus propias parcelas o bien se encontraba ligada a los latifundios ganaderos a través de formas de explotación serviles o semiserviles. Las necesidades de la hacienda, en cuanto a bienes manufacturados eran suplidas allí mismo por la industria rural artesanal. B) El Capitalismo: El Café y la Reforma Burguesa (1880-1909) A comienzos de la década de 1880, la exportación comercial del café comenzó a generalizarse y con ella un nuevo modo de producción ganaba terreno: el modo de producción capitalista. La introducción del modo capitalista de producción en Nicaragua no es el resultado de la dinámica interna del desarrollo de las fuerzas productivas en el país, sino que, por el contrario, se engarza en un esquema de división internacional del trabajo, determinado por el mercado capitalista mundial, al cual es vinculada la economía del país como simple abastecedora de materias primas. La afirmación del modo de producción capitalista manifestada en la consolidación del cultivo del café en gran escala, selló la naturaleza dependiente de la economía nicaragüense y la determinó en su condición monocultivista y agroexportadora. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua A medida que la explotación comercial del café se extendió, necesitó transformar todo el cuadro socio-económico que existía antes de su introducción y crear nuevas condiciones para su desarrollo. Los cambios fundamentales ocurrieron en dos sentidos: a) La revalorización de las tierras, inducida por los altos precios del grano, dio lugar a un proceso de apropiación y expansión latifundista, a medida que la tierra dejó de ser simplemente un símbolo de poder y status para convertirse en una fuente de ganancias, para convertirse en capital; b) El mismo proceso de apropiación fue despojando a miles de campesinos de sus tierras y obligándolos a vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, es decir, creó el mercado de fuerza de trabajo que antes no existía. La tierra convertida en capital, y los trabajadores sin tierra, los proletarios agrícolas, constituían los polos de la nueva contradicción fundamental, indispensables para el desarrollo del modelo de capitalismo agrario monocultivista y dependiente que el mercado mundial había determinado para Nicaragua, pero a la vez, son los elementos que van a determinar la destrucción del sistema y su superación por nuevas formas que den cauce al desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. No fue sino por medio de la violencia que el nuevo modo de producción pudo abrirse paso en las condiciones de la vieja sociedad hasta convertirse en el modo de producción predominante; sólo así pudieron los Campesinos ser despojados de sus tierras, solamente así pudieron ser obligados a trabajar para los nuevos patronos. Las leyes (violencia a nivel de la superestructura) servían solamente para encubrir la violencia física, verdadero desbrozador del camino del capitalismo. Así fue como la violencia apadrinó el nacimiento de las clases que vendrían a ocupar el centro y eje fundamental de la lucha de clases: la burguesía agro-exportadora y el proletariado agrícola. Los campesinos no se iban a dejar convertir en proletarios tan fácilmente y fue así como en 1881 se alzaron en armas miles de campesinos en contra de las expropiaciones que estaban sufriendo; fue una verdadera guerra campesina que culminó en la masacre de cerca de 5.000 rebeldes (4). Con el aplastamiento de la rebelión campesina, el capitalismo agro-exportador y monocultivista se afianzó en Nicaragua, y con él las clases Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua típicas de ese modo de producción. Desde ese momento la oligarquía pasó a ser una clase anacrónica desde el punto de vista histórico, con la única perspectiva futura de su descomposición y desaparición como clase. Los cambios introducidos en la base económica reclamaban una correspondencia en el plano de la superestructura jurídica y política. El triunfo de la revolución encabezada por Zelaya en 1893, fue nada más que el ajuste histórico de cuentas; la burguesía agro-exportadora que ya era dominante en el plano económico, luego de eliminar a la vieja oligarquía tradicional, pasaba a convertirse en clase dominante en el plano político. Es por eso que el gobierno de Zelaya se caracteriza principalmente por reformar las estructuras jurídicas y políticas heredadas de la oligarquía, y adecuar el aparato estatal a las nuevas condiciones creadas por el desarrollo de la agricultura comercial de exportación en gran escala y a la vez garantizar los mecanismos políticos e institucionales que facilitaran el desarrollo acelerado de la misma. Fue durante el período de gobierno de Zelaya, que la burguesía por única vez en su historia representó de manera más o menos adecuada los intereses nacionales, reflejo de su condición, efímera, de clase progresiva y portadora junto con el proletariado agrícola de las nuevas relaciones de producción. Su política local e internacional, relativamente independiente y de corte nacionalista, y particularmente sus intentos de negociar un canal por Nicaragua con potencias europeas, fueron la base de las contradicciones del gobierno de Zelaya con el imperialismo norteamericano, y que lo llevarían a su derrocamiento en 1909. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua C) Dominación Imperialista: Frustración del Proyecto Burgués (1909-1925) El siglo XX encuentra a los Estados Unidos en plena etapa de expansión imperialista; el capital yanqui ya rebasaba las fronteras de su propio país y se lanzaba a dominar el mundo; Cuba, las Filipinas, Panamá, Nicaragua, fueron pequeños avances en sus planes de dominación mundial. A nivel político, esta era tuvo su expresión en la política del “gran garrote” de Teodoro Roosevelt. Para los intereses imperialistas deseosos de crear un gran imperio, la cuestión del canal recobraba de nuevo gran importancia, volvía de nuevo a un primer plano, y con ello los ojos del Departamento de Estado se volvieron hacia Nicaragua; trazaron sus planes de dominación total y convirtieron al país en un Estado semi colonial. No otra cosa que la desembozada exposición de sus planes colonizadores fueron los Pactos firmados en 1912 por los dirigentes de la oligarquía conservadora y Tomás Dawson, agente del gobierno de los Estados Unidos. En el terreno político el plan se puso en marcha con el derrocamiento del gobierno nacionalista burgués que obstaculizaba los proyectos yanquis de apoderarse por completo de la ruta Canalera, y la restauración en su lugar de la anacrónica oligarquía conservadora que, carente de toda base social y reaccionaria desde la perspectiva histórica, era fiel representante de los intereses imperialistas. El gobierno oligarca disimulaba el control que directamente ejercían los yanquis en Nicaragua y que de una manera más explícita se manifestaba en el nombramiento del Recaudador General de Aduanas por parte de ellos, y en la Comisión Mixta encargada de velar y controlar los gastos de la República, nombrada y controlada por el Departamento de Estado. En resumen, entre 1909 y 1925, ya sea a través de sus agentes de la oligarquía o bien de ciudadanos norteamericanos ocupando cargos en el gobierno, los Estados Unidos gobernaron directamente en Nicaragua. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Pero a la par que avanzaban los planes de controlar el aparato estatal, los imperialistas procedían a la expoliación y sometimiento económico de la nación. Los banqueros neoyorquinos pasaron a controlar el Banco “Nacional”, del cual eran dueños en su mayor parte; igual era la situación del Ferrocarril; las rentas de aduanas eran recaudadas y administradas por ellos; todo como garantía por préstamos hechos a los gobiernos oligarcas a lo largo de ese período. El control total que tenían del Estado y de los centros más importantes de la economía del país les permitió además, realizar enormes negocios fraudulentos en los que también salía beneficiada la oligarquía. Toda esta estrategia culminó, de acuerdo a los planes que de previo habían trazado los imperialistas, con la firma del Tratado Chamorro-Bryan que a cambio de tres millones de dólares entregaba los últimos restos de la soberanía nacional. Como consecuencia de esta situación la economía del país se estancó por completo y la crisis se enseñoreó en el país, agravándose la miseria de las masas populares. Lógicamente, toda la estrategia de dominación política y económica solamente pudo ser implementada a base de la intervención militar directa que se prolongó desde 1912 hasta 1925. Esta imposición no pudo, sin embargo, lograrse sin una encarnizada resistencia por parte del pueblo. Desde el levantamiento anti-oligárquico y anti-imperialista encabezado por Benjamín Zeledón y que fue sangrientamente aplastado por las tropas interventoras en 1912; se suceden por lo menos 10 levantamientos anti-oligárquicos de importancia, todos ellos también violentamente reprimidos por los intervencionistas (5). Dentro de las luchas populares agudizadas por el empeoramiento de las condiciones de vida, tuvieron creciente importancia las luchas del proletariado, que a lo largo de todo el período de la intervención fueron desarrollando una conciencia anti-imperialista y anti-oligárquica. El auge de las luchas proletarias, manifestado en las grandes huelgas de los trabajadores de la Cuyamel Fruit Co. y la Cuckra Development Co. que culminaron en la masacre de los huelguistas, a principios de los años 20, precedió al Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua estallido de la insurrección anti-oligárquica (6). La burguesía, que a comienzos del siglo había jugado un papel progresista, al contrario del proletariado se fue corrompiendo y descomponiendo como clase como resultado de la prolongada intervención. La intervención yanqui y el derrocamiento del gobierno de Zelaya frustraron sus posibilidades de convertirse en una clase que representara los intereses de la nación; desde ese momento ya sólo el proletariado podría defender consecuentemente la soberanía y la independencia nacional, como se demostró pocos años más tarde. Efectivamente, ya para 1925 participan juntamente con la oligarquía en los planes de dominación imperialista. En un afán de estabilizar la situación política de las clases dominantes locales, que permitiera prescindir de la presencia directa de las tropas de intervención —cuestión muy inconveniente desde el punto de vista de la política internacional—, el imperialismo impulsó la constitución de un gobierno integrado por burgueses y oligarcas, conjuntamente, que sirviera como agente intermediario más estable de su dominación. Pero el gobierno de la “transacción” fue de efímera existencia, pues las pretensiones hegemónicas de la oligarquía lo echaron por tierra al derrocado a través del golpe de estado conocido como El Lomazo. Este hecho aceleró los planes del imperialismo de estructurar un nuevo instrumento de dominación que respondiera directamente a sus intereses: la creación de una Guardia Nacional organizada y dirigida por oficiales norteamericanos. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua D) Guerra de Liberación Nacional: Integración del Movimiento Revolucionario (1926-1934) A pesar de la tremenda represión, las luchas populares en general y las proletarias en particular, habían venido creciendo en cantidad e intensidad durante todo del período de intervención, hasta desembocar en una insurrección anti-oligárquica en 1926. Los obreros de la United Fruit Co. se levantaron en armas y se tomaron Bluefields bajo la dirección de Eliseo Duarte y Luis Beltrán Sandoval, dando inicio así, a la guerra anti-oligárquica (que se le llamó guerra Constitucionalista) (7). La burguesía liberal preocupada por la actividad revolucionaria del proletariado, que desencadenaba la lucha armada al margen del control burgués, maniobró para colocar la dirección de la guerra bajo su dominio. La debilidad orgánica del proletariado, producto de la insipiencia y el bajo grado de desarrollo de las fuerzas productivas, aparejado con el poder económico de la burguesía, permitieron que ésta se adueñara de la dirección del Ejército Constitucionalista, colocando a la cabeza de éste a José María Moncada. El Pacto del Espino Negro que puso fin a la guerra Constitucionalista, vino a demostrar que la burguesía, profundamente descompuesta a esas alturas, no representaba ninguna alternativa para los intereses de la nación. La desmovilización del Ejército Constitucionalista, en el que militaban destacamentos populares bien diferenciados, era el primer paso para echar andar los nuevos planes de la dominación imperialista. La creación de la Guardia Nacional y la colocación al frente de ella y del gobierno, de elementos desclasados y corruptos como Moncada y Somoza, fueron los pasos subsiguientes de la nueva estrategia de dominación que los imperialistas estaban impulsando a nivel de toda América Latina y que engendró toda la casta de los Trujillo, Ubico, Hernández Martínez y demás dictadores de los años 30. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Pero en el seno del Ejército Constitucionalista se anidaban profundas contradicciones de clase que iban a impulsar la lucha revolucionaria a nuevas alturas. Los intereses de los sectores populares representados por elementos como Francisco Sequeira, Luis Beltrán, Eliseo Duarte y Augusto C. Sandino, estaban en contradicción con la dirección burguesa de la guerra. De entre todos los dirigentes populares que participaban en la lucha, dirigida por la burguesía hasta el Pacto de El Espino Negro, se destacaba Augusto César Sandino, portador de una clara conciencia proletaria, adquirida a lo largo de su vida como obrero en Honduras, México —donde probablemente conoció las ideas socialistas— y Nicaragua. Si alguna ilusión o esperanza tenía Sandino en los políticos burgueses, un año de guerra le bastó para convencerse de que eran una pandilla de vende patrias, y que las clases explotadas eran las únicas capaces de defender con firmeza y consecuencia la soberanía nacional. A lo largo de la guerra contra la oligarquía, Sandino logró foguear un contingente armado, claro defensor de los intereses proletarios y nacionales, y adiestrado en las artes de la guerra. Por todo esto fue posible que una vez completada la traición de la burguesía, Sandino y su destacamento proletario (los primeros 30 hombres fueron reclutados por Sandino en el Mineral de San Albino) continuaran la lucha, ahora, contra los invasores imperialistas y sus aliados locales: la burguesía y la oligarquía. La guerra había cambiado de naturaleza y pasaba a ser una Guerra de Liberación Nacional; por la composición de sus fuerzas era popular (obreros, campesinos pobres y pequeña burguesía rural y urbana), pero por su dirección, proletaria. Y si por el objetivo que perseguía —la expulsión de las fuerzas invasoras— era una guerra de liberación nacional; por su dirección y por su composición social era, en germen, también una guerra revolucionaria de clases. Luego de casi 6 años de guerra contra los imperialistas y el ejército local organizado y dirigido por ellos, el ejército popular logró expulsar del territorio nacional a las fuerzas invasoras yanquis. La firma del armisticio en 1933 cerró el período de la guerra de liberación Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua nacional y abrió un nuevo período: el de la guerra revolucionaria de resistencia para acabar con la dominación oligárquico burguesa. En esta nueva etapa, algunas de las fuerzas que habían acompañado a Sandino durante la guerra de liberación, principalmente la pequeña burguesía urbana y rural, lo abandonaron al ver que la lucha revolucionaria se radicalizaba y se tornaba más difícil. En vista de eso, Sandino se planteó la necesidad de pasar a una fase de acumulación de fuerzas políticas, principalmente de proletarios y campesinos pobres, para reiniciar la lucha armada cuando la correlación de fuerzas y las condiciones objetivas fueran más propicias. Precisamente en esa tarea se encontraba enfrascado cuando fue asesinado el 21 de febrero de 1934. Su asesinato es parte de toda una sangrienta campaña represiva planificada por el imperialismo y ejecutada por su nuevo agente, Anastasio Somoza García, al frente de la Guardia Nacional, para aplastar el movimiento revolucionario. Los logros obtenidos por las fuerzas populares a lo largo de toda la etapa de la guerra de liberación nacional, son de enorme trascendencia histórica. Por primera vez en la historia de Nicaragua, obreros, campesinos y demás sectores explotados, lograban integrar un sólido movimiento revolucionario, bajo una dirección política y militar unida y proletaria. Hasta ese momento, las luchas políticas en el país, habían sido canalizadas y capitalizadas por los instrumentos políticos de la burguesía y la oligarquía para su propio beneficio. En ese sentido, la guerra de liberación nacional marcó una ruptura total con el pasado, pues las clases explotadas no solamente lucharon al margen de la hegemonía burguesa, sino que, en contra de la burguesía y la oligarquía. El proletariado demostró ser la única fuerza capaz de dirigir consecuentemente la lucha revolucionaria y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Ahora que el proletariado había debutado tan exitosamente en la vida política nacional como fuerza independiente y con intereses propios, la historia de Nicaragua ya no sería la misma, se había operado un cambio fundamental en el cuadro de la lucha de clases y en el desarrollo social, desde entonces, profundamente afectado por ese fenómeno trascendental. La Guerra de Liberación Nacional representó para el proceso revolucionario nicaragüense lo que la Comuna de París significó para el movimiento revolucionario mundial. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua E) Estancamiento Económico y Dictadura Contra revolucionaria (1934-1945) Ya desde los primeros años de la década del 30, Nicaragua se encontraba sufriendo las consecuencias de la crisis del sistema capitalista mundial, sentida principalmente por las masas trabajadoras. Los precios internacionales del café cayeron vertiginosamente, incidiendo en que los terratenientes agudizaran considerablemente la explotación de las masas en un afán de mantener los mismos niveles de ganancia. La guerra de liberación y una serie de plagas llevaron a las compañías productoras de banano a concluir sus operaciones en el país cerrándose así, una fuente de trabajo para la población. Fue entonces que el oro, cuya producción estaba por completo en manos de compañías norteamericanas, pasó a ser el principal producto de exportación para el país, quedando así la economía nacional dependiendo de unas pocas compañías extranjeras. Esta situación de dependencia ya de por sí grave, se agudiza aún más durante la II Guerra Imperialista cuando los Estados Unidos pasaron a absorber el 90 por ciento del valor de las exportaciones totales del país, quedando éste convertido en un simple apéndice de la economía norteamericana. Nicaragua funcionó durante los años de la guerra como simple abastecedora de las materias primas que la industria bélica norteamericana necesitaba; el caucho, por ejemplo, que anteriormente casi no se producía, llegó a representar al final de los años de la guerra, el 14 por ciento de las exportaciones totales del país, y Nicaragua se convirtió en uno de los principales productores de caucho en el mundo, en respuesta a los requerimientos imperialistas (8). En lo político, este período se caracteriza por la brutal represión desatada por la dictadura militar contra distintos sectores de la población, especialmente contra los obreros, campesinos y ciertos sectores de la pequeña burguesía —principalmente cierta intelectualidad progresista—. La represión de la dictadura aunada a las terribles condiciones de vida imperantes en esos años, explican las masivas migraciones de ciudadanos nicaragüenses hacia otros países de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Centroamérica. En Costa Rica, los nicaragüenses tuvieron participación destacada en las grandes huelgas proletarias de 1934 y en las luchas políticas de 1948. El nuevo instrumento del imperialismo, la dictadura militar encabezada por Anastasio Somoza García, se inauguró pues, con una sangrienta represión antipopular. La represión de la dictadura que desarticuló el movimiento revolucionario, se abalanzó con particular saña contra todos los intentos de lucha organizada, los que por muchos años no pudieron prosperar. Pero la lucha de clases es un fenómeno objetivo consustancial a toda sociedad dividida en clases y aunque en forma espontánea, sus manifestaciones más caracterizadas se presentaron también a todo lo largo de este período. Basta señalar en este sentido las reprimidas huelgas proletarias de la mina La India y la masacre obrera de la Cuesta del Coyol. Por otra parte, estimulado por las victorias de las fuerzas anti fascistas en la II Guerra un movimiento democrático recorrió América Latina y constituyó el marco apropiado para que el odio popular contra la dictadura se manifestara en un auge agitacional en el año 1944. El principal agente activo de esa agitación fue el movimiento estudiantil, pero la participación popular —principalmente la pequeña burguesía urbana empobrecida—, en todas las manifestaciones de descontento fue masiva. A tal punto llegó la agitación popular que Somoza se vio obligado a prometer que no se reelegiría y a promulgar un Código del Trabajo con algunas ventajas relativas para los obreros que antes no existían. Debemos señalar que en toda esta movilización de las masas populares la oposición tradicional de la oligarquía perdió la iniciativa política y el movimiento se desarrolló fuera de su control. A la par que reprimía a sangre y fuego al pueblo, la dictadura somocista aprovechó el control absoluto que tenía sobre la Guardia Nacional y el aparato estatal, para acumular riquezas en base a negocios fraudulentos y expropiaciones directas (ejemplo de ello son las expropiaciones realizadas a los alemanes residentes en el país, aprovechando la II Guerra Imperialista). Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Junto a la familia Somoza se enriquecieron también algunos elementos del Partido Liberal, la alta oficialidad de la Guardia Nacional y algunos sectores de la oligarquía, que conformaron la camarilla somocista. Pero al mismo tiempo otros sectores de las clases dominantes se vieron afectados en sus posibilidades de desarrollo y acumulación de riquezas, por los negocios fraudulentos de la dictadura y la utilización del Estado para su propio beneficio, dando lugar al surgimiento de contradicciones entre la burguesía y la dictadura, que iban a ser solucionadas pocos años más tarde por medio del pacto entre las fracciones políticas tradicionales (el Pacto de los Generales). F) El Algodón: Consolidación del Capitalismo Dependiente (1945-1958) El capitalismo en Nicaragua ha adquirido una naturaleza fundamentalmente agraria y dependiente porque así ha convenido a los intereses del imperialismo. Durante los años de la guerra, la Comisión para el Desarrollo Interamericano elaboró un plan económico para Nicaragua, en que de manera bastante precisa le definía su papel de productora de materias primas —principalmente agrícolas—, y de compradora de los bienes manufacturados en los Estados Unidos (9). Este plan de “desarrollo” se materializó en forma muy significativa en los años de la postguerra, con la expansión unilateral y desequilibrada del cultivo algodonero. El excedente acumulado durante los años de la guerra, en que estuvieron controladas las importaciones, fue invertido fundamentalmente en infraestructuras en la zona del Pacífico, en el espíritu de crear las bases materiales mínimas para el desarrollo de la producción algodonera. En 5 años a partir de 1950, el algodón pasó a ocupar el primer lugar en las exportaciones del país. En la zona de Occidente, donde por razones climáticas y del terreno, se desarrolló principalmente, la producción algodonera eliminó la producción de los cereales y frutas que ahí existían, ocupando para 1955 el 80 por ciento del área cultivada del Pacífico (10). El impacto del cultivo algodonero ha sido Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua verdaderamente considerable sobre todo en la configuración de la agricultura como el sector más dinámico del modo de producción capitalista en Nicaragua y en la consolidación del carácter dependiente de la economía nacional. Alrededor de la producción algodonera se desarrolló toda una red de caminos, puertos, energía eléctrica, servicios bancarios y comerciales, que convirtieron a la zona del Pacífico, por mucho, en la más importante del país. El cultivo algodonero reúne todos los elementos de una empresa capitalista moderna, en la que incluso la tierra —alquilada en muchos casos—, pierde poco a poco el significado de prestigio social que atribuía al terrateniente tradicional, y adquiere valor solamente en cuanto medio de producción, es decir, adquiere nítidamente su naturaleza de mercancía. Por otra parte, la producción se desenvuelve en condiciones de un alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas: utilización intensiva de máquinas, uso de fertilizantes e insecticidas, control de costos y calidades, uso del crédito bancario, etc. Su carácter anual le imprime, además, una singular dinámica —los capitales se invierten y se recuperan considerablemente incrementados o se pierden por completo en el lapso de unos pocos meses—, lo que ha dado lugar al surgimiento de una burguesía moderna, compenetrada de las nuevas técnicas de producción y acostumbrada a las presiones de la competencia: una burguesía empresarial. Pero así como la burguesía moderna nicaragüense es producto del desarrollo de las fuerzas productivas y del avance del modo de producción capitalista en el campo, también es producto de este mismo proceso el crecimiento numérico del proletariado agrícola. A medida que avanzó la producción capitalista en las zonas rurales del Pacífico, los pequeños agricultores que producían bajo relaciones atrasadas, fueron expulsados de sus tierras y obligados a vender su fuerza de trabajo, engrosando así las mas del proletariado y semiproletariado agrícola. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua A estas alturas coexistían en Nicaragua una extensa capa de productores artesanales en los centros poblacionales urbanos, con unas pocas industrias organizadas de manera capitalista. Estas industrias se fueron levantando organizadamente a lo largo del siglo a medida que la producción artesanal no podía satisfacer adecuadamente la demanda de ciertos productos específicos como azúcar, textiles, licores, etc. Sin embargo, la industria artesanal era la que principalmente satisfacía las demandas de las masas trabajadoras. Debemos señalar que para que este desarrollo pudiera darse, fue necesario antes, crear ciertas condiciones políticas, principalmente superar las contradicciones interburguesas surgidas a raíz de la ambición desmedida de la dictadura, y eso precisamente fue el objetivo del pacto entre Somoza García y Emiliano Chamorro en 1950. En el plano económico la oligarquía logró la suspensión de los controles y garantías para una “libre” competencia; y en lo político, la participación activa en el gobierno somocista. La dictadura por su parte logró consolidarse políticamente en la medida que integró otras fuerzas sociales a su gobierno y amplió la base política de la dominación de clase, dando lugar en la administración del Estado, a los sectores oligárquicos, y de paso liquidó a la oposición burguesa como tal. Pero mientras la dictadura resolvía sus contradicciones con la burguesía a través de pactos, la represión contra los sectores populares continuaba brutal y violenta. El odio acumulado contra la dictadura por tantos años y las luchas populares reprimidas a sangre y fuego, culminaron con el ajusticiamiento del tirano por la mano del patriota Rigoberto López Pérez el 21 de Septiembre de 1956. Pero ya a esas alturas la dictadura trascendía a su fundador y, mucho más que una persona, era toda una familia, una camarilla, un sistema de dominación que tenía preparado los reemplazos. Otro miembro de la familia asumió la conducción de la dictadura en lo que constituyó una verdadera guerra contra el pueblo, en la que fueron encarceladas y torturadas centenares de personas y muchas más asesinadas en las cárceles o campos de concentración del país. Sin embargo, las luchas populares en vez de decaer, inician un auge que se prolongará hasta los primeros años de la década del 60. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La crisis cíclica del algodón a partir de 1956, que deprimió los precios internacionales de la fibra, redundó directamente en un aumento de los niveles de explotación de los trabajadores, en un incremento de la desocupación y en general, en un rebajamiento del nivel de vida de los trabajadores. Ante esta situación agravada por la represión de la dictadura militar, las masas populares —principalmente obreros, estudiantes y campesinos—, se movilizan y la actividad de agitación y organización entra en una etapa de auge. Las masas populares manifiestan en esta etapa, estar entrando en una nueva fase de la lucha, que perfila su clara reintegración en el movimiento revolucionario. G) Reintegración del Movimiento Revolucionario y Crisis del Capitalismo (1958 - 1972) El auge en la actividad de las masas se manifestó en huelgas obreras, manifestaciones estudiantiles, protestas masivas, tomas de tierras, creación de sindicatos y confederaciones obreras y campesinas, hasta formas de sabotaje y de lucha armada. Todas estas luchas culminaron en la integración de un movimiento masivo de corta existencia pero de gran importancia por cuanto distintos sectores de masas se organizaron independientemente de la burguesía y su dirección política, en la Juventud Patriótica Nicaragüense (J.P.N.); ya para ese período el centro de gravedad de la iniciativa política se le ha escapado de las manos a los partidos tradicionales y se ha desplazado hacia las masas populares. A partir de 1958 se abre una nueva época en la que se comienzan a perfilar de nuevo las condiciones para la reintegración del movimiento revolucionario nicaragüense que viniera a dirigir a las masas en su lucha contra la dictadura militar, proporcionando una dirección que la oposición tradicional, históricamente ya no era capaz de asumir. Con el ejemplo de la Revolución Cubana muy presente, la respuesta popular a la crisis del capitalismo agrario en Nicaragua y a la represión de la dictadura, fue la lucha armada. Mas de diez invasiones e intentos de desarrollar la lucha armada contra la dictadura se sucedieron Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua entre 1958 y 1963; Raudales, Haslam, Díaz y Sotelo, Alonso, El Chaparral, El Dorado, Bocay, son algunos de los nombres que jalonan los repetidos intentos del pueblo de Nicaragua por sacudirse el yugo de la dictadura. La principal debilidad de estos movimientos era la desorganización, producto de los largos años de represión contra todas las formas organizadas de lucha. En este sentido, Bocay se diferencia radicalmente de los otros intentos insurreccionales, en la medida que está precedido por los esfuerzos de unificar a todas las fuerzas en un solo frente de lucha, y es, por eso, el primer gran hito en el proceso de reintegración del movimiento revolucionario nicaragüense. Los fracasos militares de los distintos destacamentos populares, pero también la experiencia que se desprende de ellos, fueron creando y madurando las condiciones políticas para el surgimiento de la primera vanguardia político militar establemente organizada: el FSLN. Ante la crisis del capitalismo y el reto de la Revolución Cubana, los imperialistas también tienen una respuesta que ofrecer; y a principios de los años 60 trazan su gran estrategia contrarrevolucionaria: la Alianza para el Progreso. Se pretendía conjugar la demagogia reformista con la modernización de los aparatos de represión para sofocar el desarrollo de los procesos revolucionarios en América Latina. En el caso concreto de Nicaragua, la nueva estrategia imperialista se manifestó, en el plano político, con la apertura de un paréntesis seudo democrático. En un intento de amortiguar las agudas contradicciones sociales generadas por la crisis del imperialismo y la represión de la dictadura, en 1963, asume la Presidencia de la República, René Schick G. —claro está; siempre bajo la vigilancia de la familia Somoza, quienes mantuvieron el control del aparato del Estado: Luis Somoza pasó a ser Presidente del Congreso de la República y su hermano Anastasio “Tachito” mantuvo la dirección del ejército, la Guardia Nacional—. El ascenso a la Presidencia, de Schick, coincide con un período de cierta expansión económica y de reflujo en la actividad de las masas. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Pero este periodo de relativa “paz social” fue de muy breve duración y ya para 1966 el enorme auge de la actividad popular demostró que el intento seudo democrático había fracasado. A pesar de los intentos del movimiento revolucionario por canalizar esta efervescencia de las masas —huelgas, marchas campesinas, protestas estudiantiles— su debilidad orgánica, su falta de experiencia política y sus limitaciones ideológicas le impidieron lograr sus objetivos. Esto permitió que la oposición tradicional apoyada en su poder económico y en la demagogia reformista hábilmente utilizada por algunos de sus dirigentes, pudiera capitalizar la agitación popular y conducir a las masas al putsch del 22 de enero de 1967. Sin embargo, las manifestaciones más importantes de la Alianza para el Progreso ocurrieron en el plano económico. Nicaragua se incorporó al Mercado Común Centroamericano (M.C.C.A.), formado de acuerdo a los planes imperialistas, lo cual creó condiciones objetivas para la implementación de políticas de desarrollo industrial y sustitución de importaciones. El primer quinquenio de la década de los 60, es el período del desarrollo industrial, pero este desarrollo es más aparente que real en la medida que muchas de las industrias que surgen son nada más que filiales de las compañías imperialistas, (entre 1959 y 1969 la inversión extranjera en Nicaragua casi se cuadruplicó) (11), y que casi todas ellas utilizan materias primasen su mayoría importadas del extranjero (el valor de las importaciones industriales en 1973 fue de C$2.005.5 millones de córdobas, es decir, bastante más alto que el Presupuesto Nacional de ese mismo año)(12). En otras palabras, el Mercado Común Centroamericano fue más bien un nuevo mercado de importancia para los productos manufacturados norteamericanos, las compañías transnacionales lo invadieron masivamente y la dependencia del sector industrial, y por tanto de la economía en su conjunto, se profundizó. Pero si desde el punto de vista estrictamente económico, este proceso de “industrialización” tuvo consecuencias de muy relativa importancia, su impacto en el desarrollo social y la correlación de clases fue verdaderamente trascendental. En primer lugar observamos que la Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua burguesía empresarial moderna surgida a raíz de la extensión del cultivo algodonero, se consolida como clase, y, estructura sus grupos económicos alrededor de la oligarquía financiera —sector más activo y desarrollado de la burguesía—. Este desarrollo de la burguesía acrecienta sus contradicciones con el imperialismo y la dictadura somocista, su agente, con quienes tiene que competir de manera creciente. Pero a la vez estas contradicciones se encuentran subordinadas al hecho de que el imperialismo es el soporte financiero de estos grupos y el que sostiene la modalidad de capitalismo dependiente, del cual ellos se benefician; por otra parte la dictadura somocista, su otro competidor, es el pilar fundamental del Estado burgués que garantiza y ha garantizado, a toda costa, las condiciones para la reproducción del sistema de explotación. En esas contradicciones reside la explicación de la falta de decisión que la burguesía nicaragüense ha demostrado en relación a luchar por la hegemonía del poder político. Paralelo a la consolidación de la burguesía, el desarrollo industrial de los años 60 tiene como su producto más típico la expansión y desarrollo del proletariado industrial —fracción objetivamente más revolucionaria del proletariado—. El avance del modo de producción capitalista en el sector manufacturero, a expensas de la producción artesanal, se torna impetuoso durante esos años. Importantes capas de productores artesanales se ven desplazadas por la competencia de las compañías capitalistas, su miseria se incrementa al punto que se ven obligadas a renunciar a su condición de pequeño productor y a vender su fuerza de trabajo en el mercado “libre” de trabajo. De esta manera se engrosan las filas del proletariado industrial, aumenta su concentración, su nivel de conciencia y la intensidad y continuidad de sus luchas. Ya para finales de los años 60 y comienzos de la década del 70, las luchas proletarias pasan a un primer plano dentro del conjunto de las luchas populares, las huelgas obreras adquieren masividad y elevada combatividad a pesar de la represión que sufren. Su nivel de organización es todavía muy incipiente debido en primer lugar, a la brutal persecución de la dictadura contra todas las formas organizadas de lucha, especialmente de los obreros y campesinos; pero esa situación Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua es también debida a la incapacidad del movimiento revolucionario de ligarse correctamente al proletariado y ponerse al frente de sus luchas, lo que permitió que la dirección del movimiento obrero cayera en manos de elementos oportunistas, legalistas y reformistas que no han sabido organizarlo de manera adecuada, ni darle a sus luchas un contenido verdaderamente revolucionario. Pero así como fracasó la táctica política de la Alianza para el Progreso, luego de un breve período de auge y expansión acelerada, los proyectos económicos del imperialismo para Nicaragua y Centro América en general, también fracasaron. El mercado limitado por los bajísimos niveles de ingreso de la mayoría de la población, pronto se colmó, las oportunidades de inversión escasearon, las nuevas industrias surgían de manera cada vez más esporádica, hasta que a finales de la década, el Mercado Común Centroamericano hizo crisis, y con él, el sistema capitalista dependiente. El esquema de sustitución de importaciones había fracasado. En los últimos años el desarrollo del sector industrial en Nicaragua ha dependido fundamentalmente del crecimiento de industrias orientadas mayoritariamente hacia el exterior, como por ejemplo las químicas, que para 1973 ocupaban el cuarto lugar en el valor de las exportaciones totales (13). La tendencia ahora es hacia el crecimiento de industrias que cumplan en el país solamente una parte del ciclo productivo que se inicia en el exterior, y cuyos productos están destinados a ser consumidos también en el exterior. Algunos ejemplos de este tipo de industrias serían las de maquilado de ropa, algunas industrias químicas, refinerías como la de Monkey Point e incluso la construcción de grandes hoteles y comercios lujosos. Las contradicciones oligárquico-burguesas en cada uno de los países Centroamericanos, así como las contradicciones de los grupos económicos de poder entre cada uno de los países y el auge del movimiento popular en Centro América hicieron fracasar los planes económicos y políticos regionales imperialistas. La guerra HonduroSalvadoreña, la crisis del Mercado Común Centroamericano, el fracaso Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua de los diferentes programas de dominación ideológica acordes a la estrategia regional, han planteado al imperialismo la redefinición de una nueva estrategia, dentro de la cual, en el plano político-militar juega un gran papel la Confederación de Ejércitos de Centro América (CONDECA). El liderazgo de Somoza en este organismo se ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones y cuenta para ello con el apoyo del imperialismo. Al fracaso político y económico de los planes imperialistas, correspondió la agudización de las contradicciones sociales y el auge de las luchas populares, alcanzando la actividad de las masas considerables niveles a finales de 1966 y comienzos de 1967. Ante esta situación el imperialismo abandonó toda careta reformista y recurrió de nuevo a la represión sangrienta y descarnada como única forma de contener el estallido de las tremendas contradicciones sociales engendradas por el fracaso de su proyecto de capitalismo dependiente y que ponía en peligro toda la dominación imperialista (el ejemplo patente de esta política es la masacre popular del 22 de Enero de 1967 y la represión posterior). A este cambio en la estrategia imperialista corresponde al ascenso de Anastasio Somoza Debayle a la Presidencia en Mayo de 1967 y el énfasis que los Estados Unidos ponen en la modernización y especialización en contrainsurgencia de los ejércitos de América Latina, y en especial de Nicaragua. Hasta marzo de 1973, 4,119 militares nicaragüenses habían recibido entrenamiento en la Escuela de las Américas, en la Zona del Canal; ocupando el primer lugar entre los países que han enviado más hombres a entrenarse a dicha “escuela” (l4). La masacre del 22 de Enero y la tremenda saña con que fue reprimido el movimiento guerrillero de Pancasán, en 1967; marcaron el estilo que el imperialismo a través de Somoza iba a implantar hasta el día de hoy: asesinatos, tortura, cárcel, persecución a las organizaciones populares, censura, en síntesis la generalización de la represión indiscriminada contra todos los sectores del pueblo, y en especial contra obreros y campesinos. Vista retrospectivamente, la derrota parcial del movimiento revolucionario en Pancasán, constituyó un logro de importancia histórica en la medida que reafirmó la vigencia de la lucha armada en momentos que cundía el derrotismo, pero sobre todo porque Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua fue un puente indispensable para darle continuidad a la lucha contra la dictadura y consolidar la autoridad moral y el prestigio político del Frente Sandinista de Liberación Nacional —organización de los revolucionarios nicaragüenses que se perfilaba, con mayor nitidez desde Pancasán, como la única con posibilidades de convertirse en la vanguardia verdadera del pueblo nicaragüense—. En la medida que la crisis socio-económica se ha mantenido y se ha profundizado, la dictadura somocista a pesar de toda su brutalidad ha sido incapaz de detener el avance del movimiento revolucionario. Las luchas populares en los últimos años han logrado importantes avances: en 1970, 1971 y 1973 masivas movilizaciones lograron la libertad de varios reos políticos, en 1972 los habitantes de los barrios marginados se movilizaron contra el alza en el costo de la vida, 1970 fue el año de la más grande y prolongada huelga magisterial de Nicaragua, 1973 y 1974 vieron auges sin precedente en las huelgas de los obreros urbanos. En el campo ocurrieron varios movimientos campesinos en defensa de sus tierras, también sé generalizó el apoyo de los campesinos a los grupos guerrilleros revolucionarios que desde 1974 operan ininterrumpidamente en las montañas del Norte y Centro del país. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Informe Anual 1972-1973, Banco Central, Nicaragua, p. 188. 2. Ibid., pp. 289-291. 3. Directorio Industrial 1972, mimeografiado. 4. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock R. Editorial Siglo XXI, México, 1975, p. 77. 5. Ibid., p. 111. 6. Ibid., p. 112. 7. Ibid., p. 114. 8. “Prolegómeno para una Historia Económica de Nicaragua”, Pedro Belli. Publicado en Revista del Pensamiento Centroamericano, No 146. 9. Imperialismo y Dictadura, Op. cit., p. 125. 10. Ibid., p. 125. 11. El Pensamiento Político de Ricardo Morales Avilés, Folleto publicado por la Asociación de Estudiantes de Sicología de la Universidad Nacional de Nicaragua, 1974. 12. Informe Anual 1972-1973, Op. cit., p. 291. 13. Ibid., p. 188. 14. Imperialismo y Dictadura, Op. cit., p. 135. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua BIBLIOGRAFÍA 1. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock R. Siglo XXI Editores México, 1975. 2. “Prolegómeno para una Historia Económica de Nicaragua”, Pedro Belli. Publicado en Revista del Pensamiento Centroamericano, N9.146. 3. Informe Anual, 1972-1973, Banco Central, Nicaragua. 4. El Desarrollo Económico de Nicaragua, CEPAL, Naciones Unidas, Nueva York, 1966. 5. El Pensamiento Político de Ricardo Morales Avilés, Folleto Publicado por lo AES de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, 1974. 6. Mariano Fiallos G./Biografía, Sergio Ramírez, Colección Ensayo No 4, Editorial Universitaria de la UNAN, León, Nicaragua, 1971. 7. Nicaragua: Ensayo sobre el Imperialismo de los Estados Unidos, Carlos Quijano, Publicado en Revista del Pensamiento Centroamericano, No 149. 8. Centro América, Mario Monteforte T., UNAM. México, 1972. III. EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA EN NICARAGUA A) Generalidades La formación social nicaragüense se caracteriza por la predominancia del modo de producción capitalista con el que —según los diferentes sectores productivos—, coexisten en mayor o menor grado, relaciones de producción atrasadas que pertenecen a formas de organización social históricamente superadas y que el capitalismo con las limitaciones de su desarrollo desigual, parcializado —agricultura de exportación, enclaves, industrialización dependiente, no ha podido disolver. Por el contrario, aprovecha en muy diversos sentidos, toda la gama de relaciones precapitalistas con el fin de utilizarlas tanto como apoyo directo para la producción y la circulación de las mercancías, o en otro sentido, para llenar necesidades de la población —alimentos, servicios, etc.—, que no puede cubrir al dedicarse a actividades más rentables. En efecto, el capitalismo en la agricultura se surte de fuerza de trabajo masiva, aprovechando la constelación de campesinos pobres, colonos, aparceros, medieros, etc.; asimismo, la industria capitalista en Nicaragua, se vale de los antiguos canales de comercio muy rudimentarios —ratas, pulperías, buhoneros—, tanto en las ciudades como en el campo, para hacer circular las mercancías. Por otro lado, la industria capitalista, diseñada principalmente para el consumo de estratos superiores más o menos sofisticados, hace descansar sobre la artesanía y la pequeña producción doméstica, el grueso de los abastecimientos de primera necesidad —alimentos, ropa y confecciones, utensilios y aperos, etc.—. Históricamente, el capitalismo se introduce en Nicaragua y luego se desarrolla alrededor de la producción primaria —cultivos de exportación en lo fundamental y minas—, y aún hoy la agricultura de exportación sigue constituyendo el soporte principal del capitalismo. De allí que desde sus orígenes, la producción capitalista haya promovido y creado una economía alienada al gran mercado internacional capitalista, desvertebrando y desvinculando la producción agrícola de los otros sectores productivos del país —industria, comercio, finanzas— cuyo Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua desenvolvimiento siguió por mucho tiempo los ritmos vegetativos característicos del régimen mercantil simple en el que se encontraba Nicaragua, al introducirse y crecer como un gigante el capitalismo agrícola orientado a la exportación. Por otra parte, la debilidad del sistema proviene también de su dependencia de las oscilaciones cíclicas de la demanda y los precios del mercado mundial, y sobre todo de las condiciones que le impone la metrópoli imperialista. El hecho de que la economía nicaragüense se presentara como una parcela generadora de algunos productos primarios, mientras su industria, y el resto, de los sectores económicos estaban incapacitados de responder a las demandas de insumos, maquinaria, técnicas, bienes intermedios, alimentos, etc., con el volumen requerido por la agricultura de exportación, hicieron mucho más dependiente y más desintegrada a la economía, dado que prácticamente los abastecimientos hubieron de provenir del exterior, lo que se tradujo en la contracción de la industria y más aún, en su relegación y atraso. Todavía para la época en que irrumpe ,el cultivo algodonero —1950— apenas algunas industrias más o menos medianas venían funcionando vegetativamente, mientras el grueso de la producción industrial se limitaba a los pequeños talleres y la artesanía. La desintegración que produce el capitalismo del tipo que se ha desarrollado en Nicaragua, en relación a los sectores de la producción —principalmente entre agricultura e industria—, la encontramos también dentro de la misma producción agrícola. En efecto, la producción para el consumo de la población —granos, hortalizas, etc.— , ha ido siendo relegada a las peores condiciones, en inmensa parte, por el privilegio que se otorga a los cultivos de exportación —mejores tierras, financiamiento, insumos y tecnología, redes de comunicación, infraestructura social, etc.—, de tal manera que los pequeños productores de subsistencia y la producción cerealista de minifundio, en difíciles condiciones pueden cumplir la tarea que el mismo capitalismo —considerada la producción en su conjunto—, les asigna, es decir, suministrar los alimentos básicos a la población. Las mejores tierras del Pacífico, lo mismo que las del Norte Central, son ocupadas casi en su totalidad por los cultivos rentables —café y algodón—; estos mismos cultivos monopolizan el uso de abonos e insecticidas, la maquinaria Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua agrícola, y se reparten, junto a la ganadería intensiva de carne, y la caña de azúcar más del 90 por ciento del financiamiento agrícola (1). En tal sentido, el capitalismo —más desarrollado en la agricultura— aparece como una virtual sección del capitalismo mundial, limitada a producir grandes volúmenes de mercancías primarias que se consumirán y antes que eso, se transformarán en el exterior, y por lo tanto un capitalismo sin necesidad de un “mercado interno” que en lo fundamental sigue vertebrado y configurado con fuertes matices de la organización de tipo mercantil, por lo menos pasta los años sesenta cuando la estrategia integracionista requirió para expandirse, de un mercado para la gran industria. El modo de producción capitalista, en sus ramas agrícola e industrial, conforma un polo claramente observable en la región del Pacífico. A condiciones históricas preexistentes, se sumó el hecho de que la producción capitalista, el comercio, y las comunicaciones, crecieran en las zonas del Pacifico originariamente, y que como consecuencia de ello amplias zonas de las regiones Norte, Central y Atlántico estuvieran relegadas, sin una apreciable infraestructura productiva. Esta diferencia tiene su expresión social en el hecho de que las relaciones de producción capitalistas aparezcan generalizadas en el Pacífico, intersticiadas pero dispersas en el Norte y Centro del país, y sólo como puntos focales de enclave en la extensa región de las llanuras y el litoral Atlántico. A diferencia del tipo de desarrollo capitalista característico de Europa, en el que su unidad generatriz —la industria— surge como respuesta a las múltiples demandas de una agricultura en expansión, que al superar la economía natural de subsistencia pasó a especializarse y fraccionarse en ramas de la producción agrícola necesitando surtirse de cada, vez mayores volúmenes de mercancías manufacturadas, en Nicaragua el capitalismo penetra primero por la agricultura, sin desarrollar —y más bien desalentando— la industria. En tal sentido, la proyección del modo capitalista en la industria es de reciente data, a excepción de ciertas unidades manufactureras tradicionales —azúcar, alcohol, cemento, fósforos, leche— que habían crecido estructurándose Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua monopólicamente, y se extiende más propiamente a partir de las condiciones creadas por el Mercado Común Centroamericano. y con todo, dada la falta de tradición manufacturera, la desintegración entre los sectores productivos, el escaso mercado para la industria, la ausencia de tecnología, etc., la industria capitalista en Nicaragua, es inducida, o más propiamente, promovida, instalada, manejada y controlada por el imperialismo norteamericano. Se trata por consiguiente, de un tipo de industria que, depende totalmente de las importaciones de maquinaria, implementos, insumos y hasta de materia, prima, lo cual agudiza la dependencia respecto al imperialismo norteamericano y pone en su origen un freno integral a un desarrollo industrial de carácter nacional. Si la agricultura capitalista nació históricamente como un apéndice del mercado capitalista mundial, y por lo mismo carente de los estímulos y demandas para una muy incipiente industria local incapacitada por lo demás de suministrarle los implementos, máquinas, insumos, etc., con la masividad y calidad requeridas —todo ello proveído desde el exterior—, la industria “nacional” siguió más o menos el mismo destino, cerrando la puerta para la integración y la complementariedad, entre la agricultura y la industria, y como consecuencia, integrándose por su lado y bajo modalidades aún más dependientes, al mercado capitalista controlado por el imperialismo yanqui. Tal ensanchamiento de la brecha que separa la producción primaria y la industria, convierte al país en un punto de rebote al que caen desde el exterior prácticamente todos los medios y los objetos para la producción. Lo que “incorpora” el país, se limita a la fuerza de trabajo barata; y todo el efectivo valor Creado por la producción, salta al mercado externo cada vez en mayores volúmenes. De esta industria enteramente extranacional sólo puede exceptuarse la rama de la producción alimenticia y algunos escasos rubros que utilizan en todo o parte, materia prima de origen local, dependiendo siempre en todos los demás medios de producción de los abastecimientos extranjeros. Entre 1972 y 1973, aún considerando la situación pos-terremoto, la tasa de crecimiento de las importaciones —por señalar un indicador—, industriales fue de 47.5 por ciento (2). Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua El carácter limitado del capitalismo en la industria, su orientación intensamente externa, pese a su relativamente acelerado crecimiento de los últimos años, se manifiesta en la importante cuota de producción manufacturera que es realizada por unidades artesanales o pequeñas industrias de organización artesanal. Estas áreas van extinguiéndose como tendencia general con el desarrollo del capitalismo en la industria, aunque en su proceso de desenvolvimiento, coexiste con ellas, y las aprovecha, mientras asumen la producción de bienes socialmente indispensables que no han sido absorbidos por la producción de gran magnitud. Los rasgos más sobresalientes de la base económica de la formación nicaragüense, son por consiguiente, su naturaleza agrícola, la profunda dependencia primero de la agricultura, y de la industria después —ambas respecto al imperialismo norteamericano—; como consecuencia de ello, la desintegración entre los sectores productivos, cada uno de los cuales, se encuentra atenazado por múltiples vínculos por el mercado capitalista mundial, sin trazas de complementarse dentro de la dinámica del modo capitalista de producción que caracteriza a Nicaragua, e incapaces de superar los fuertes resabios de modos precapitalistas de producción que tanto en la agricultura como en la industria, ocupan a un importante contingente de la población activa. Señalados así muy gruesamente los rasgos más característicos de la base económica, se hace necesario observar la especificidad del modo de producción capitalista en Nicaragua: Cómo y dónde se presenta, su peso e importancia, y al mismo tiempo, las formas subsistentes, residuales, que sobreviven a la expansión del capitalismo. Para ello intentaremos recorrer en breve análisis, las distintas fases o niveles de funcionamiento de la economía: a) El nivel de la producción primaria, que procesa en una primera etapa los bienes directamente obtenidos de la naturaleza: agropecuarios, silvícolas, o del mar; b) El nivel industrial, en que se transforman o procesan en una segunda etapa, las materias primas o los elaborados industriales de otras ramas inferiores, de la manufactura. En nuestro país, la rama de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua alimentos, es prácticamente la única que utiliza productos primarios de origen nacional, realizando alguna mínima integración entre los sectores secundario y primario. Las materias primas de origen industrial, en cambio, son importadas en su casi totalidad; c) El nivel de los servicios: la economía no puede funcionar sin la compleja maquinaria de los “servicios”, actividades en lo fundamental no productivas en sentido material, pero imprescindibles como ciclos complementarios de la producción, o como apoyos para ella —insumos como energía, agua, o mecanismos para encauzar la producción como el transporte, comercio, comunicaciones—. Asimismo, son indispensables para atender la satisfacción de necesidades sociales como salud, educación, e incluso la administración pública. El modo de producción capitalista, dominante en la formación social globalmente considerada, se presenta también con carácter principal y subordinante en los tres niveles apuntados. Sin embargo, en la producción primaria e industrial es más clara y rotunda su predominancia, a diferencia de los servicios, donde si las relaciones y el modo capitalista juegan un papel descollante, las formas atrasadas cubren un área más extensa y abarcan la mayor parte de la población ocupada en el sector: Esto por lo demás es una característica típica de los países atrasados y dependientes, en los cuales un capitalismo polar, cada vez más ahorrativo de mano de obra, mantiene una considerable masa de sub ocupados que o están relegados a una economía de subsistencia, o satisfacen sus necesidades realizando actividades que tienen muy poca o ninguna productividad. Así se explica la extraordinaria numerosidad de pequeños comerciantes, vendedores ambulantes, talleres artesanos de refacción, etc., y lo mismo, el servicio “doméstico”, modalidad particularmente denigrante que concentra en el país una fuerza de trabajo mayoritariamente femenina que según datos conservadores de la OIT, alcanzaba en 1969, la suma de 22,000 empleadas domésticas. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua B) El Modo de Producción Capitalista en la fase primaria Desde sus orígenes, el modo de producción capitalista en Nicaragua, se asienta en la agricultura. Aún hoy, las exportaciones de cuatro productos —algodón, café, carne y azúcar—, generan más de 60% x 131 del total de comercio exterior, destacándose la participación de dos productos, algodón y café que representan el 81 por ciento del valor generado por las exportaciones agrícolas. Alrededor de los cultivos de exportación, se han concentrado y se concentran hoy, los recursos, la tecnología, los contingentes masivos de fuerza trabajadora, en una combinación de factores productivos que dibujan a la empresa capitalista típica. Este sistema organizado de producción de mercancías mediante el cual los productores directos —fuerza de trabajo obrera—, han sido convertidos en mercancías, y la tierra misma pasa a ser igualmente un componente mercantil, una parte del capital, brotó y se extendió aceleradamente en Nicaragua en las últimas décadas del siglo pasado, al influjo de los cultivos de exportación que convertirían a nuestro país en una parte del mercado capitalista mundial, y entre los que ocupó un considerable lugar el cultivo cafetalero. La constitución y ampliación del capitalismo a través de la producción cafetalera masiva, significó una simple superposición extrema sobre la economía nacional que vino a desvertebrar y escindir el sistema económico, en dos áreas contradictorias, desde entonces cada vez más alejadas la una de la otra. Mientras así una importante área de la economía nicaragüense quedaba inserta dentro de los mecanismos de la división internacional capitalista de intercambio, el resto de las actividades económicas quedaban relegadas, desenvolviéndose desfavorablemente dentro de los marcos bastante primitivos del comercio simple y del contraído mercado interior, apenas conformado con los débiles, excedentes de una agricultura parcelada principalmente autoconsuntiva, y de la producción artesana de encargo. Independientemente de los negativos efectos que el capitalismo agroexportador ha transmitido a la economía nacional, ha sido un factor de transformación social en el conjunto de las relaciones de producción, Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua dando origen a un numeroso proletariado, así como a una extensa capa semiproletaria originados de la desarticulación que el capitalismo ha promovido sobre la economía campesina. La naturaleza estacional de los principales cultivos de exportación —algodón, café y caña de azúcar—, ha ido incorporando persistente mente a una considerable masa de la población agrícola al trabajo asalariado, en tal grado que, en temporada de cosecha el número de trabajadores alcanza la cifra de 250,000 —sólo el algodón absorbe, según datos de 1974-75, 180,000 asalariados agrícolas—; sin embargo, la orientación lucrativa de la producción capitalista en la agricultura, devuelve a toda la masa asalariada al sector de subsistencia en la agricultura, o a las tareas de servició, primicialmente en las ciudades donde los trabajadores disfrazan su desocupación una gran parte del año, precisamente la parte que corresponde al “tiempo muerto” de la producción agrícola estacional (4). La proletarización que impulsan los cultivos de exportación, es de este modo, parcial, aunque estable, y crea no obstante. un extenso núcleo social semiproletario. En cambio, algunas actividades agrícolas de tipo capitalista que como la producción de banano, tabaco, ganadería intensiva, granjas, etc., necesitan de una organización estable, han promovido efectivamente la proletarización, llegando a conformar un contingente obrero del orden de los 40,000 trabajadores que laboran todo el año (5). El peso del capitalismo en la agricultura, se advierte también en la extensión de la tierra cultivable que cubren las empresas agrícolas dedicadas a la agroexportación. La extensión territorial del capitalismo, es más claramente observable en la zona del Pacífico donde sólo el algodón ocupaba —bajo relaciones típicamente capitalistas—, alrededor de 250,000 manzanas, las cuales en los Departamentos más fértiles del país —Chinandega y León— representaban más del 50 por ciento de la superficie total en cultivos de esos mismos departamentos. Por otro lado, sólo en el Pacífico, el área cultivada con café, se aproximaba a las 50,000 manzanas efectivas —40 por ciento de la producción cafetalera total— (6). Si a ello se suman las áreas bajo cultivo, correspondientes a la caña de azúcar, la ganadería intensiva de carne, y un poco menos, del arroz, encontramos que el capitalismo en la agricultura conforma una Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua plataforma territorial que abarca no sólo las principales tierras del país, sino una sensible porción del área total bajo cultivo. Con todo, el capitalismo en la agricultura no se presenta uniforme; sus efectos en cuanto a la organización productiva, la organización social, sus diversas combinaciones con las abigarradas modalidades de trabajo pertenecientes a modos y relaciones de producción precapitalistas —cooperación familiar, comunidad de producción indígena, aparcería y colonato, y las numerosas formas de mediería, etc.—, son bastante desiguales. De allí que en distintas zonas encontremos relaciones capitalistas bastante desarrolladas —banano, ganadería intensiva, granjas—, y en otras aparecen entremezcladas con las modalidades serviles —peonía, mozo colono, etc.— características del siglo pasado y de cuya persistencia el capitalismo se aprovecha para aumentar e intensificar la explotación, como efectivamente ocurre en la mayoría de las haciendas cafetaleras, en la ganadería tradicional, y en no pocos latifundios algodoneros. En efecto, el sistema capitalista se ha extendido en la fase agropecuaria y primaria de la producción, penetrando con diferentes grados de intensidad, diversos niveles de desarrollo de las fuerzas productivas, y por lo mismo desiguales modalidades de organización empresarial que configuran un cuadro capitalista para toda la agricultura, matizado de disimilitudes. La amplitud de los distintos niveles de desarrollo que encontramos, cubre una gama que va desde la unidad agrícola altamente tecnificada que constituye una suerte de “fábrica” agrícola —tabaco, banano, granjas avícolas y porcinas—, hasta las viejas formas de la pequeña producción individual precapitalista, pasando por los niveles medios de desarrollo donde aparecen las unidades agrícolas transicionales —café, ganado de leche— que participan tanto de las formas modernas introducidas por el capitalismo, como de los patrones de organización de los viejos latifundios señoriales. Son muy excepcionales las zonas y esferas de la producción primaria donde el modo capitalista ha desplazado —extinguiendo por completo—, las relaciones atrasadas de producción. Estas, en mayor o menor medida —incluso de manera muy accesoria y a veces Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua insignificante desde el punto de vista del valor que generan—, con diferentes niveles de atraso, se presentan a lo largo y ancho de la fase primaria de la economía, aunque concentradas en la producción suplementaria de granos básicos, hortalizas, verduras y frutas, y en escala infinitesimal produciendo café, algodón, tabaco y caña de azúcar. En todo caso, el sistema capitalista aprovecha la existencia de toda la constelación de pequeños campesinos, colonos, aparceros, etc., pescadores artesanales, canteros y mineros individuales que componen el sector atrasado, expoliándolos a través de numerosos tentáculos; y finalmente liquidándolos como productores individuales, cuando requiere su fuerza de trabajo, o cuando ha asumido para la producción capitalista el control del mercado, y necesita eliminar toda competencia. El papel de apoyo y retaguardia que representa el sector atrasado en el modo capitalista de producción, se mueve en tres sentidos significativos: a) el más importante, es el papel abastecedor de los alimentos básicos para la población; así, mientras el capitalismo se concentra en los cultivos más rentables y usa las mejores tierras, la pequeña producción produce para el mercado interno alimentos baratos cultivados en condiciones muy difíciles; b) la existencia del sector atrasado, es al mismo tiempo reserva de fuerza de trabajo asalariada para las cosechas de los productos mercantiles de exportación; y también una base de subsistencia para asegurar que la masa de trabajadores estacionales, tenga condiciones mínimas de alimentación para el período “muerto” y que ésta corra a cargo del trabajador mismo; c) En un tercer sentido, el capitalismo se aprovecha de los pequeños productores y organiza todo un sistema de expoliación: comprándoles sus productos en condiciones abusivas, obligándolos a préstamos con intereses usurarios, vendiéndoles medios de subsistencia a precios exorbitantes, etc. En los últimos años, y sobre todo a partir del proceso de industrialización dependiente enmarcado dentro de la estrategia integracionista promovida por el imperialismo, el capitalismo en el sector primario se ha extendido en nuevas líneas. Sobrepasando el esquema productivo centrado alrededor de unos pocos rubros de exportación, aparecen nuevas áreas de explotación que se orientan en Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua dos sentidos principalmente: la producción de materias primas para abastecer ciertas agroindustrias —maní, okra, fibra de kenaf, cloruro de sodio en gran escala para fertilizantes y productos clorados, etc.—, y por otro lado, la producción de algunas mercancías primarias destinadas para el consumo de ciertas capas de la población, tales como las generadas en granjas avícolas, porcinas, etc., las cuales funcionan con una elevada tecnología, organización y división del trabajo. En cualquier caso tal “diversificación” de la producción primaria, es irrelevante frente al valor global de la producción del sector que sigue dependiendo en lo esencial de las agroexportaciones tradicionales, pero demuestra la tendencia del capitalismo a expandirse, crear nuevos contingentes de obreros, organizados en unidades que por su estructura se asimilan al capitalismo industrial. Sin embargo, aparte de estas ramificaciones de corto alcance, el capitalismo en el sector primario, no ha tocado las ramas de la producción para el consumo básico de la población. Sólo de manera accesoria, en los latifundios de exportación, se producen para el consumo de los trabajadores algunos alimentos básicos, pero lo fundamental del abastecimiento corre a cuenta de la pequeña producción inmersa dentro de relaciones atrasadas, precapitalistas. Si en algún caso —como el arroz de riego por ejemplo—, la producción de granos ha interesado a la agricultura capitalista, ello ha sido por las posibilidades de exportación, o por los ventajosos precios del producto en el mercado interno. Niveles de desarrollo del capitalismo en el sector primario Aunque podemos afirmar que en la agricultura y demás ramas de la producción primaria, el capitalismo y las relaciones de producción que lo caracterizan se han extendido, conformando cada vez más una organización social homogénea cuya escisión fundamental está representada por las contradicciones entre el proletariado y la burguesía, encontramos no obstante, diferencias en el nivel de desarrollo alcanzado en ciertas ramas de la producción primaria. En determinadas zonas, las relaciones capitalistas aparecen más claramente recortadas que en otras; Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua en algunas ramas de la producción, la organización empresarial típica del capitalismo —como en el banano para ejemplo—, contrasta con las modalidades primitivas del latifundismo cafetalero que no por ello deja de ser capitalista, e incluso bajo ciertas condiciones, las relaciones capitalistas de producción que caracterizan a un sector de la economía primaria se entremezclan con formas serviles, al contrario de otras relaciones —haciendas intensivas de ganado, tabaco, granjas, banano— cuya naturaleza capitalista se encuentra desprovista de los resabios de modo de producción anteriores. En suma, encontramos distintas categorías, cuyo aclaramiento es básico para comprender el fenómeno capitalista en Nicaragua tal como se desenvuelve en la realidad concreta. La naturaleza de la producción, las condiciones del trabajo, la composición del capital —fuerza, medios e instrumentos de trabajo—, las modalidades organizativas, son elementos de análisis que contribuyen a especificar el nivel de desarrollo de la producción capitalista y sus diferencias para cada caso. Se trata de distinguir la peculiaridad de las relaciones de producción capitalista extendidas a lo largo y ancho del país, tomando como criterio básico de diferenciación, el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Más arriba, habíamos señalado que el indicador más global para explicar el crecimiento y concentración de las fuerzas productivas, lo constituye en Nicaragua el destino de la producción, es decir, si se orienta o no hacia el mercado capitalista mundial. Intentamos prefigurar seguidamente, las principales categorías y niveles en que se presenta la fase primaria de producción en el modo capitalista: a) En el nivel más avanzado encontramos aquellas unidades que se han organizado como verdaderos complejos fabriles de la explotación agropecuaria y los recursos del mar. Sus rasgos más sobresalientes son la alta concentración de capital, la organización y división técnica del trabajo, el carácter permanente de la fuerza de trabajo, y las estables interrelaciones con el mercado que le exigen toda una red administrativa. A diferencia de las unidades de explotación capitalista en el campo —organizadas por empresarios individuales—, las unidades capitalistas de este primer nivel son en su mayoría sociedades Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua anónimas. En general este tipo de explotación está vinculado con las exportaciones, y en algunos casos producen para el mercado local y regional; en ambos, su sustancia común es el control que sobre ellas ejercen la inversión directa, el financiamiento, o el suministro tecnológico de las empresas multinacionales yanquis. Dentro de este nivel se enmarca la producción de tabaco, banano, carne de exportación, huevos y pollos de granja, pesca industrializada, entre las más importantes. Se trata de explotaciones intensivas con elevados rendimientos y altas utilidades, en las cuales se aplican las técnicas más adelantadas —conservación de suelos, renovación de equipos, fertilización y control de plagas, prospección de las mejores áreas para la producción, investigación de variedades más aptas, etc.—, todo ello volcado en función de garantizar los costos y calidades óptimas para la comercialización competitiva. Estas unidades son de organización reciente; aunque su importancia en el marco de la producción total es muy relativa, su peso radica en que generan las relaciones capitalistas más desarrolladas del sector primario, y porque albergan como consecuencia al sector proletario más concentrado y organizado, así como más estable del campo. b) En un segundo nivel ubicamos aquellas explotaciones cuyo grado de organización empresarial es un tanto más simplificado; la fuerza de trabajo —por la naturaleza estacional de los cultivos—, inestable, y donde por lo tanto, la concentración de los recursos de capital, maquinaria, tecnología, etc., son desiguales, temporales, y muchas veces combinadas con métodos y técnicas primitivas. Comprende los principales cultivos de exportación —a excepción del café—, algodón, azúcar, okra, arroz... En este nivel de la producción primaria, el carácter agrícola de las explotaciones pesa con más fuerza, y en el ciclo productivo la intervención de los factores naturales, es mucho más considerable. Aunque se trata de tipos de explotación menos desarrolladas, su ponderación dentro del sistema económico es de un impacto poderoso tanto por su alta composición dentro de las exportaciones y la producción agrícola, como por el volumen masivo de la fuerza de trabajo que se ocupa en la producción incluida en este nivel. Aquí no encontramos, desde luego una empresa que además de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua producir, realiza las tareas de intermediación, realización y muchas veces hasta propaganda y distribución del producto hasta los consumidores —caso de huevos, pollos, pesca, habanos—, sino a productores individuales cuya función primordial es organizar — frecuentemente de modo empírico— las condiciones y los factores indispensables para la producción, aunque con un mayor nivel empresarial que el característico de la hacienda tradicional. Así, la producción se realiza empleándose apreciables niveles de concentración de maquinarias, insumos, técnicas de cultivo y recursos financieros, lo mismo que proporciones masivas de fuerza de trabajo, aunque en este caso, con muy pocas exigencias de educación y calificación, y sólo durante una parte del año correspondiente al período de corte o cosecha. Las relaciones capitalistas de producción dentro de este nivel se aprecian bastante claramente, sin embargo la fuerza de trabajo ocupada en estas unidades entra en tales relaciones, sólo durante una parte del año —a excepción de una pequeña parte de trabajadores permanentes— ; y al concluir los cortes, la zafra o cosecha, el gran porcentaje de los trabajadores son devueltos al sector de subsistencia en el campo o a ciertas ocupaciones en la ciudad —artesanía, trabajo doméstico, comercio ambulante, etc.—, en ambos bajo relaciones precapitalistas y en condiciones muy atrasadas de producción. Aunque no toda la producción que comprendemos en esta categoría —algodón, caña de azúcar, arroz, y tal vez las grandes explotaciones madereras, etc.—, se realiza bajo el régimen capitalista, el peso del sector bajo relaciones atrasadas es muy poco significativo. En el caso del algodón por ejemplo, los pequeños productores componen el 53.3 por ciento del total pero sólo cubren un 0.6 por ciento de la superficie cultivada total; lo mismo ocurre con la caña de azúcar donde el 94 por ciento de las 55,000 manzanas cultivadas en 1975 era cubierto por la gran explotación capitalista. La orientación comercial exportadora de la producción comprendida en este nivel puede apreciarse en las siguientes cifras que compara el porcentaje de la producción total que se destina el exterior: Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua algodón azúcar arroz okra maderas 92 por ciento 61 28 100 47 (en pies tablares) Tomando en cuenta la economía en su conjunto, la producción englobada en esta categoría, es uno de los pilares sobre los que descansa la base económica del país. Además de conformar un sector de producción bastante tecnificado, su extensión es la mayor dentro del total de tierras dedicadas a cultivos. Solamente algodón, caña de azúcar y arroz, ocupan una área que alcanza entre 350 y 370,000 manzanas, las cuales además corresponden a las mejores tierras del país. En relación con la fuerza de trabajo, los tres Cultivos apuntados ocupan una cifra que oscila entre 267 y 275,000 obreros agrícolas. Para ilustrar un poco mejor esta relación, apuntaremos que el algodón, tanto por la magnitud territorial que ocupa —225/250,000 manzanas—, por la fuerza de trabajo que absorbe —180/200,000 trabajadores—, como por su impacto en el comercio exterior del país —más del 65 por ciento de las exportaciones agrícolas totales, constituye una de las bases sustanciales de la extensión del capitalismo en el campo. Al mismo tiempo, alrededor del cultivo algodonero se concentra la mayor cantidad de recursos y esfuerzos del aparato de producción capitalista en su conjunto: desde los créditos para habilitaciones que absorbe en un 72 por ciento; los insumos —fertilizantes, herbicidas, insecticidas—, en un 75 por ciento incluyendo en esta cifra la caña, hasta la maquinaria — tractores, cosechadoras, etc.— ocupada en su gran mayoría en el cultivo de la fibra. A lo cual debe agregarse todo el engranaje burocrático — organismos, comisiones, distribuidoras— que asisten, orientan, controlan, clasifican y comercializan para el exterior la producción algodonera, en una diversidad y extensión tal como no existe para el resto de la economía, coordinando y estimulando lo que constituye por hoy, el nervio del capitalismo agrícola dependiente del país. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua c) En el capitalismo agrícola actual existe, como expresión cristalizada de lo que constituyó la transición capitalista, un nivel de desarrollo que podemos calificar como transicional; comprende la explotación cafetalera latifundista y la ganadería tradicional extensiva, a las cuales pudiéramos asimilar también el cultivo de oleaginosas como el ajonjolí y el maní, cuyo cultivo data de la década de los cuarenta sin que desde entonces hayan modificado los métodos tradicionales de producción que los caracterizaban o progresado en el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que presentaban para la época antes mencionada, Dentro de esta categoría encontramos desde luego, la presencia de relaciones capitalistas de producción, los contingentes obreros para la recolección estacional, y en general el conjunto de factores organizacionales que articulan la empresa agrícola de tipo capitalista; sin embargo junto a estos rasgos también encontramos elementos característicos de la hacienda señorial y de la explotación ociosa —relaciones signadas con matices patriarcales, limitado empleo de técnicas modernas, baja mecanización, lo extensivo predominando sobre las prácticas intensivas de producción—, especialmente el aprovechamiento de fuerza de trabajo sobre la base de prestaciones de tipo servil como la renta en trabajo, los pagos en especie, y la proliferación alrededor del latifundio de una diversa gamas de formas de producción tributarias y de relaciones atrasadas que surten la fuerza de trabajo más o menos permanente, así como granos y otros alimentos al latifundio. El latifundista, a diferencia del empresario algodonero, cañero o ganadero de carne, actúa con estilos más tradicionales, atrasados; se caracteriza por el ausentismo y la falta de los criterios administrativos típicos de la plantación capitalista moderna. Este nivel del modo de producción capitalista en la agricultura, presenta algunas diferencias —sobre todo la producción cafetalera—, que tienen relación con las características y el desarrollo desigual de las dos grandes zonas donde el café se produce —el pacífico central y las regiones del Norte y Centro del país—. En el Norte Central, donde se carece prácticamente de una infraestructura adecuada —falta de caminos, dependencia de animales de carga y tracción para el transporte, falta de energía, etc.—, el latifundio cafetalero y la ganadería extensiva presentan un atraso bastante grande, a diferencia de la zona del Pacífico, en donde las Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua facilidades de una infraestructura mucho más desarrollada, permite la introducción de sistemas de cultivo más modernos, empleo de fertilizantes —nulo en el Norte Central—, así como la mecanización. El impacto económico social de la producción comprendida en esta categoría, puede medirse por el hecho de que el café, hasta 1950 la base de las exportaciones nicaragüenses. seguía ocupando en 1975 un destacado lugar entre las exportaciones principales de Nicaragua, dando ocupación a unos 100,000 trabajadores, y cubría una plataforma territorial de 120,000 manzanas activas. Por lo que nace a la ganadería extensiva, —producción de leche principalmente—, ocupa una de las áreas agrícolas más grandes del país, sin embargo el aprovechamiento de la tierra es particularmente bajo —2.6 animales por manzana como promedio—, y la fuerza de trabajo se compone primordialmente de un tipo de asalariado agrícola —peón y mozo colono—, marginal y relativamente poco numeroso, si se compara con los volúmenes masivos que demanda el algodón, la caña de azúcar o el café. Con todo, la ganadería extensiva, regada en lo fundamental en los llanos interiores del país —zona Central y Norte— pertenece cada vez más al nudo de la explotación capitalista y se la vincula, bajo el control de grandes consorcios multinacionales —PROLACSA-NESTLE—, al mercado capitalista mundial —en 1975 las exportaciones de lácteos habían ascendido a 1,602.8 miles de kilogrs., entre leche íntegra y crema procesada—. Incapaz de cubrir plenamente todos los rubros de la producción primaria, orientado primordialmente hacia la obtención del lucro, el modo de producción capitalista, se ha especializado en la agroexportación, dejando a un lado las actividades productivas relacionadas fundamentalmente con el consumo interno. Es así que los alimentos básicos, y en general las producción de alimentos para la población descansa en una apreciable proporción sobre la pequeña unidad agropecuaria, atrasada, precapitalista. A pesar de su magnitud, la pequeña producción de un modo u otro, revierte hacia el capitalismo — principalmente a través de los canales de la circulación—, y contraída a tierras marginales, desfavorables condiciones de producción, excluida del crédito, técnicas, etc., se va consumiendo lentamente, Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua desprendiendo en su disolución, crecientes flujos de fuerza de trabajo que se va subordinando al régimen del salario. Trazando un esquema global, la pequeña producción agrícola funciona dentro del capitalismo contrayéndose a dos modalidades principales: i) Las unidades de subsistencia cuya producción —generalmente diversificada— es consumida por el productor y su familia, pero que generan un pequeño excedente no especializado —maíz, sorgo, frijoles, plátanos, pollos. etc.— que suelen comercializar para satisfacer mínimas necesidades; ii) las unidades siempre de carácter familiar, pero orientadas al intercambio, y por lo tanto relativamente especializadas en la producción de alguna mercancía agrícola cuya realización les satisface las necesidades más imperiosas. En ambas pesa un profundo atraso, aunque las segundas, disponen de más medios de producción sobre todo aquellas que se dedican a cultivar productos de exportación —algodón, café, etc.—. Las unidades de subsistencia predominan en la región interior del país, especialmente en el Norte; en cambio la pequeña producción mercantil se concentra en el Pacífico, conformando un verdadero cordón minifundiario alrededor de los centros de población más densos a los cuales surten como principales abastecedores de granos, legumbres, hortalizas y frutas. Estas pequeñas unidades agrícolas mercantiles constituyen una más o menos densa capa minifundiaria —tal vez la más importante del país— localizada entre los departamentos de Masaya, Granada, Carazo y un poco menos, Managua. En las unidades de subsistencia se produce —y se consume la mayor parte en el sitio de la producción—: el 46 por ciento del maíz, 57 por ciento de frijoles, 62 por ciento de sorgo, considerando el total de producción del país. Las unidades de pequeña producción mercantil generan a su vez: el 35 por ciento del maíz, 30 por ciento de frijol, 25 por ciento de sorgo, 8 por ciento de algodón, 27 por ciento de café, y el mayor volumen de verduras y frutas. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua En la región interior del país, el número de pequeñas unidades agrícolas precapitalistas es altamente elevado 86.4 por ciento del total de las unidades, pero la superficie que cubren alcanza apenas el 16 por ciento de la superficie; en la región del Pacífico constituyen el 84 por ciento del número total de unidades registradas y sólo el 15 por ciento de la superficie. En la región de la llanura Atlántica representan el 80 por ciento del total de las explotaciones registradas, y el 24 por ciento del área bajo cultivo. Con todo, la agricultura campesina, ha venido cediendo terreno a grandes pasos a la economía de tipo capitalista que, una vez asentada en el campo con los primeros cultivos de exportación —a partir de las últimas décadas del siglo pasado—, se ha ido extendiendo con bastante celeridad, hasta ocupar en el sentido territorial los mejores suelos, involucrar bajo sus relaciones —en forma permanente, estacional o mixta— a la gran mayoría de la población económicamente activa en el campo, y en general subordinar bajo múltiples lazos a las formas y relaciones de producción precapitalista que todavía subsisten. Principales zonas de localización del capitalismo en el sector primario Considerado de modo global, el modo, de producción capitalista en nuestro país, se ha estructurado con mayor acento en la región del Pacífico, levantando todo su complejo aparato de funcionamiento — caminos, energía, puertos, comunicaciones— y redes financieras, comercial, de servicios, etc. Si bien se ha extendido a las demás regiones del país, lo ha hecho de un modo un tanto intersticial, limitado a la producción de alguna mercancía sensitiva —maderas y minerales en el Atlántico; tabaco, maderas, en el Norte—, y apoyado sustancialmente en la infraestructura localizada en el Pacífico que logra extender su palanca operacional sin transmitir a las zonas atrasadas algunas ventajas suplementarias del progreso técnico. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La base del modo capitalista en el sector primario, la constituye pues, la región del Pacífico, donde por lo demás se concentra la mayor parte de la población. Las ramas más importantes de la economía nicaragüense, están localizadas en esta región: 98 93 100 47 85 100 por ciento de la producción algodonera por ciento de la producción de caña de azúcar por ciento de la producción de banano para exportación por ciento de la producción de arroz por ciento del destace de vacunos en mataderos por ciento de la producción avícola y porcina de granjas capitalistas La infraestructura básica sobre la que descansa el capitalismo agrícola, se agrupa densamente en la zona: 74 por ciento de la superficie regada; 98 por ciento del total de tractores y maquinarias para la cosecha; el 97 por ciento de la capacidad instalada en kilowatts del servicio interconectado de Electricidad; el 65 por ciento de las carreteras pavimentadas; tres de los cuatro puertos más importantes del país; un elevado porcentaje de los medios de transporte mecanizados, casi el total de automóviles, etc. (15). Puede explicarse tal concentración en la medida que la expansión territorial del capitalismo, sólo ha tocado la fase de la producción —café en el Norte y Centro, segmentos de ganadería capitalista en región interior, y puntos de explotación maderera y pesquera en el Atlántico, con algunas minas de tipo enclave—. En la mayoría de los casos, la producción y su organización corre a cuenta de compañías transnacionales que remesan directamente las mercancías por sus propios canales, y luego proceden a su transformación industrial fuera del país, de tal manera que la infraestructura complementaria, así como la apertura integral que en el aspecto técnico suele acompañar a la producción capitalista, se limita a simples instalaciones para la producción en su fase primaria —cultivo, extracción de recursos del mar, explotación minera, etc.—. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Los principales centros de la producción capitalista primaria se han organizado, en este sentido, bajo diferentes niveles de desarrollo de las fuerzas productivas, influyendo de modo determinante en la configuración económica y social del país, conformando zonas de mayor o menor atraso, de acuerdo a la concentración de los factores productivos, el papel que desempeñan dentro de la economía considerada en su conjunto, volumen y valor de la producción que generan, fuerza de trabajo ocupada, etc. Intentaremos presentar — tomando como base el nivel de desarrollo de la producción capitalista— , una tentativa diferenciación regional. a) Zona occidental; comprende los Departamentos de León y Chinandega donde se desenvuelve con mayor dinamismo la producción capitalista agrícola y donde es más extensa. Occidente genera el 90 por ciento de la producción algodonera, 67 por ciento de caña de azúcar — Chinandega principalmente—, la totalidad del banano destinado a la exportación, el ajonjolí, y más recientemente el maní para fines industriales (16). Habría que agregar a esto, algunos importantes porcentajes de la extracción de minerales metálicos y no metálicos — oro, cobre, cal y canteras—. Asimismo, las explotaciones ganaderas — históricamente la base de la economía de occidente, por lo menos hasta 1950—, se han ido remozando al influjo del capitalismo, y funciona aún, limitada pero intensamente una ganadería capitalista que se especializa en lácteos —León— y carne —Chinandega—. b) Zona oriental y sur, conformada por las porciones ístmicas de los Departamentos de Granada y Rivas en donde se constituye un centro de capitalismo pecuario y agrícola que sigue en cuanto a nivel de desarrollo a Occidente. Arroz de riego —altamente mecanizado—, caña de azúcar y primordialmente ganadería intensiva de carne, constituyen las explotaciones principales. El latifundismo tradicional como reflejo de la constelación hacendaria colonial y señorial que tenía como centro Granada, y más recientemente el avance del capitalismo a partir de 1960, han liquidado la pequeña producción campesina e indígena haciéndola desaparecer casi por completo: el 3.2 por ciento del total de explotaciones agrícolas, acaparan el 70 por ciento de la superficie Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua cultivable (17). El 10 por ciento de la caña, 14 por ciento de arroz, y buena parte de los abastecimientos de carne para la exportación y el consumo de los mataderos capitalistas se producen en esta zona. Las prácticas intensivas de producción —excepción de la caña sobre todo para época de zafra—, influyen en la relativamente baja proporción de fuerza de trabajo asalariada. c) Zona central oeste, integrada por los Departamentos de Managua y Carazo cuya producción y nivel de desarrollo la sitúan en una tercera categoría. Si descontamos el enorme peso e importancia de Managua, donde el capitalismo agrícola y pecuario ha cedido terreno a la industria y al comercio así como al aparato administrativo del capitalismo, los rasgos que se conforman en este departamento son bastante similares —por lo que hace a la actividad agrícola— al departamento de Carazo. El nudo fundamental de la producción lo constituye la explotación cafetalera cuyos antecedentes en ambos, se remontan al siglo pasado, habiendo sido justamente los departamentos donde se extendió primero la empresa cafetalera, y por lo tanto la original organización capitalista agrícola orientada al mercado capitalista mundial. En esta zona la producción de café —30 por ciento del total— es enteramente generada en grandes unidades latifundiarias que no obstante, se encuentran mejor organizadas y desarrolladas que las del Norte Central (18). Otro rasgo común de esta zona es la coexistencia con las unidades agrícolas capitalistas —caña, algodón, ganadería intensiva, arroz—, de un amplio conglomerado de pequeños productores mercantiles que, bajo relaciones atrasadas y en regímenes de cooperación familiar, abastecen la zona con verduras, granos y frutas. La gravitación del capitalismo es mayor en Managua donde se produce el 14% de la caña de azúcar, 6 por ciento del algodón, y buena parte de la producción ganadera de leche —haciendas intensivas—. Al mismo tiempo, las granjas avícolas y porcinas se localizan en lo principal en esta zona, donde además están ubicados los más grandes complejos de extracción de minerales no metálicos —cal, cemento, hormigón y arena—. El contingente de proletarios agrícolas que laboran en esta zona, aunque bastante más reducido si se compara con la zona occidental, es uno de los más avanzados tanto por su mejor Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua organización cuanto por el hecho de que buen número de obreros fabriles, de la construcción, artesanos y pequeña burguesía que caen en la desocupación, son absorbidos en la actividades primarias. d) Zona central-norte, después de la llanura y litoral Atlánticos, esta zona conformada por los Departamentos de Matagalpa, Jinotega y parte de Boaco, es la más extensa del país, y al mismo tiempo una de las que soportan en mayor escala y densidad modalidades de producción atrasadas. En primer lugar, es la región donde se concentra el nivel de la producción capitalista agrícola de tipo transicional —café y ganado de leche para procesamiento—, originadas en latifundios de gran magnitud territorial que combinan las prácticas extensivas con ciertas técnicas y métodos modernos; en segundo término, donde las relaciones de producción capitalistas aparecen entreveradas con una diversidad de matices precapitalistas y serviles, y donde una proporción bastante considerable de la población agrícola —aunque de todas maneras tributaria del capitalismo— se atrinchera en una economía campesina de pequeña parcela, desde donde parte una importante afluencia de fuerza de trabajo estacional para la cosecha cafetalera. Desde el punto de vista de la producción y su carácter, es la zona de agricultura tradicional más importante del país; el gran volumen de la producción cafetalera, la fuente por excelencia de leche cruda —para procesamiento—, y si se quiere, la producción de granos —maíz, sorgo— de mayor envergadura, parten de esta región cuyo primitivismo puede ser explicado por una serie de factores entre los que determinan, la difícil geografía de altas montañas, la prolongada estación lluviosa, la marginalidad respecto a las redes de comercio, su falta de infraestructura; y en general, por el hecho de que las actividades productivas muy lentamente han modificado los parámetros de la explotación señorial cerrada que predominaba en Nicaragua en el siglo pasado, así como porque el avance del capitalismo —primordialmente a través del café—, tuvo un carácter intersticial y siempre refrenado por las condiciones externas de demanda y precio que no le permitieron abrir plenamente las fronteras cerradas del latifundio tradicional, ni remover con profundidad las bases de la ampliada economía cerealista de tipo campesina que vino a originar con su lenta descomposición, la Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua diversa coloratura de relaciones atrasadas que reacondicionaron la organización social de la producción en estas regiones. e) Zonas con intersticios capitalistas; concentrado fundamentalmente en la región del Pacífico, habiendo penetrado parcialmente las regiones del Norte Central, el modo de producción capitalista se proyecta hacia todas las regiones del país de un modo intersticial y con niveles desiguales de desarrollo de las fuerzas productivas. En primer término, distinguimos los intersticios capitalistas muy definidos en la zona norte del país, concretamente en los departamentos de Estelí, Madriz y Nueva Segovia que concentran fa totalidad de la producción capitalista de tabaco, dan lugar a varios complejos madereros, y donde se produce un 12 por ciento del café; con menos peso, pero con algún grado de modernización se desenvuelve la crianza de ganado para carne (19). De manera más puntuada, debemos señalar la extensión del capitalismo en las regiones del Atlántico en donde sólo recientemente —excepción hecha de los tradicionales enclaves minero y maderero— se ha organizado la producción tecnificada de arroz, caña de azúcar, así como la extracción en gran escala de productos del mar. De igual modo, pero en menor grado, encontramos intersticios capitalistas —ganado de carne, y arroz— en las regiones ribereñas del Departamento de Río San Juan. C) El modo capitalista de producción en la fase industrial. El capitalismo penetró y se expandió en Nicaragua superponiéndose a una economía bastante primitiva y muy atrasada, de la cual no era resultado histórico y tampoco fruto del desarrollo interno de las fuerzas productivas y la división social del trabajo, sino un sistema impuesto por las necesidades del mercado mundial en expansión. La producción manufacturada estaba, al momento de la irrupción del capitalismo agrícola, en manos de los artesanos de las pequeñas ciudades y la producción rural doméstica —ruedas de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua carretas, carretas, aperos, cuerdas, etc.—. De allí se abastecían los sectores populares, mientras la oligarquía terrateniente y comercial, satisfacía sus necesidades en la mayor parte, a través de importaciones provenientes de Europa. El mercado interno de manufactura era muy incipiente y de origen artesano; al extenderse el capitalismo la industria artesanal no experimentó mayores cambios, dado que la producción agrícola capitalista se destinaba al exterior, y era ajena casi enteramente al mercado interior y por otro lado, los requerimientos industriales, maquinaria, etc. se importaban en su totalidad contribuyéndose con ello a ensanchar la brecha entre agricultores e industria, y a deprimir desde su origen a la débil manufactura nacional. Si los cultivos de exportación determinaron la instalación de algunas plantas de beneficiado o refinado, éstas no tuvieron mayor repercusión para el desarrollo de la industria y más bien se inscribían en la misma línea —extensiva, estacional, ineficiente— de los cultivos de exportación, trabajando una parte del año, empleando muy poca fuerza laboral, y preparando mínimamente el producto para exportarlo como materia prima. La expropiación masiva de tierras a los pequeños campesinos que fueron convertidos por lo mismo en la fuerza de trabajo para el capitalismo agrícola, creó efectivamente un conglomerado proletario necesitado de comprar con sus salarios los medios de subsistencia que antes producían en la agricultura, y por lo tanto un sector de mercado para el capitalismo; sin embargo los salarios —cuando los hubo—, eran tan reducidos y el consumo, las más veces extraído de la producción marginal de los latifundios —plátanos, frijoles—, tan precario, que el mercado interior creado por el capitalismo nunca fue amplio, o estable como para estimular la producción industrial y remozar por lo tanto los niveles primitivos de la manufactura artesanal. Puede señalarse como puntos aislados y excepcionales, las industrias de cierta envergadura, con densa concentración obrera, división del trabajo y organización típicamente capitalistas que existían en los inicios del capitalismo agrícola —y del capitalismo general—, en Nicaragua las minas, explotadas como enclaves por compañías yanquis, y el ingenio azucarero, son prácticamente las pocas que pueden mencionarse bajo esa categoría hasta las primeras décadas de este siglo. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Durante todo este período, incluyendo la década de los 50, después de la consolidación del capitalismo agroexportador, las condiciones de profundo atraso y estancamiento de la industria, no sufrieron más alteraciones que las correspondientes a un desenvolvimiento vegetativo. La estrechez del mercado, el entreguismo de los grupos dominantes, dóciles y obedientes a los dictados del imperialismo que, en 1944 llegó a decretar expresamente el rol que imponía a Nicaragua en la división internacional del trabajo: producir materias primas e importar manufacturas, mantuvieron a la producción industrial en niveles artesanales como modalidad organizativa predominante (20). Durante la primera mitad del siglo, elevándose por encima de la producción artesana, sólo podían encontrarse unas pocas industrias importantes, por lo mismo constituidas como monopolios, en rubros básicos: textiles, fósforos, cemento, cigarrillos, textiles, azúcar y alcohol. La mayoría de ellas gestadas por el dictador Somoza García, y el capital extranjero. Asimismo, la evolución natural de algunas unidades artesanas había constituido industrias pequeñas y medianas que ya engendraban en su desenvoltura, concentraciones todavía incipientes de fuerza de trabajo proletaria fabril, casi enteramente dedicada a la producción tradicional de alimentos, vestuario y muebles, siempre en escala reducida, y en todo caso constituyendo apenas un sector adelantado de la amplia y predominante industria artesanal. Todavía para 1963, funcionaban en el país más de 15,000 pequeños establecimientos artesanos que originaban más del 80 por ciento de la producción industrial bruta, y una proporción aún mayor en las famas tradicionales —tostaduría, panadería, calzado, muebles, etc. (21). Las crisis cíclicas del capitalismo mundial —en especial la gran depresión de los años treinta— en muchos países indujeron un proceso de sustitución de importaciones que se tradujo en la conformación de cierta industria nacional, pero en Nicaragua donde faltaba la infraestructura social, tradición manufacturera, redes de distribución y un mercado siquiera mínimo para la industria de escala, y donde la economía era esencialmente —como la población activa—, agrícola, tales crisis significaron la agudización de la dependencia respecto del Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua imperialismo norteamericano. La burguesía agrícola orientó en esas coyunturas su actividad hacia la expansión de la explotación latifundiaria, para compensar en cantidad lo que la baja de los precios en el mercado mundial le hacía perder, afirmando con ello la configuración agrícola-exportadora de la economía capitalista local. Por lo demás las desalentadoras condiciones internas para compensar con una industria nacional el deterioro de la capacidad de adquirir las mercancías necesarias que se compraban en el exterior, —deterioro originado precisamente por el bajo precio de las exportaciones—, cerraron las alternativas de canalización de la riqueza acumulada por la burguesía agroexportadora, hacia las inversiones manufactureras que no presentaban una segura ventaja lucrativa, ni daban las mismas facilidades de manejo empresarial propias de la simplificada explotación de tipo latifundiario más accesible para una clase dominante educada en los patrones de una estructura señorial. Es hasta la década del 60 que Nicaragua, incorporada a la estrategia global trazada por el imperialismo para conjurar efectos en América Latina de la Revolución Cubana —Alianza para el Progreso, Mercado Común para Centroamérica—, que comienza a desarrollarse un proceso de sustitución de importaciones sobre la base de la industrialización. Para los fines “integracionistas”, se asignaba a Nicaragua la especialización industrial en dos áreas específicas: sustancias químicas y productos metálicos. Lo que estaba, ciertamente bajo la demagogia imperialista, era el hecho de que la expansión de la manufactura correría por cuenta de las empresas multinacionales que fincarían a lo largo de la década de los 60, un complejo de filiales dedicadas al mero etiquetado, envasado y mezclado. En este sentido, al igual como se superpuso el capitalismo agro exportador a la estructura hacendaria tradicional en el siglo pasado, la industrialización de factura yanqui, vino a superponerse con todo el aparato financiero, tecnológico y magnitud de empresa, sobre la estructura industrial predominantemente artesana, estancada y sumida en el atraso. Industrialización significó de este modo, mayor subordinación y profundización de la dependencia económico respecto del imperialismo que si ejercía el control monopólico del comercio exterior de Nicaragua Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua —exportaciones e importaciones—, pasó a manipular directamente la producción de los rubros industriales bajo el amparo de las ventajas comerciales e impositivas que otorgó el mercado común. Abiertas las compuertas para la invasión de las empresas y los capitales yanquis y con el estímulo de condiciones espectacularmente favorables que garantizó el gobierno somocista, la cuota original de producción de Nicaragua se fue diversificando aceleradamente, hasta contemplar los grandes proyectos industriales —Refinería de Monkey Point, puerto petrolero, Papel-celulosa—, pasando por una amplia gama de industrias conectadas con los recursos naturales y la producción primaria: procesamiento de productos agrícolas, alimentos, textiles, confecciones, etc. La industria local, en la situación de atraso que señalábamos, vino a hacer crisis ante la competencia de las filiales yanquis incomparablemente más poderosas, desarrolladas y tecnificadas. Operando en condiciones más ventajosas, bajo prácticas monopólicas, las industrias norteamericanas pasaron a eliminar y engullir una buena porción de la manufactura local —casos ilustrativos, el de Galletería Cristal, Aceitera Corona, METASA, Cerámica Industrial (CERISA), absorbidas total o parcialmente por Nabisco, United Brand, U.S. Steel, American Standard, respectivamente—. La dominación norteamericana y su participación en el engranaje capitalista de la manufactura, y desde luego en el proceso de industrialización ha sido determinante. Si se expresa de manera más contundente con la presencia de las finales de compañías yanquis en todas las ramas de la producción industrial, se manifiesta igualmente en el control de las finanzas, la participación privilegiada y muchas veces mayoritaria en las principales empresas, y en última instancia, en el control monopólico de los abastecimientos de maquinaria, insumos, materias primas, artículos semielaborados para la industria “local”. En todo caso, es importante destacar que la industria capitalista de Nicaragua —al igual que ocurre con la agricultura— no ha sido diseñada para satisfacer necesidades internas. La mayoría de las unidades manufactureras de reciente instalación producen en función del mercado centroamericano; algunas de ellas inclusive exportan hacia Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua mercados fuera del área; y sobre la línea de esta tendencia, la manufactura que caracteriza a Nicaragua constituye un verdadero enclave para el cual los componentes nacionales se limitan a la simple plataforma territorial y al aprovechamiento de la mano de obra barata —ejemplo ilustrativo lo da la “Zona Franca Industrial” bajo cuyo amparo podrán las empresas multinacionales producir sin ninguna restricción, impuestos, etc., al mercado mundial—. Concentrado el capitalismo industrial en la producción exportable —agroindustrias, químicos, metálicos—, las ramas de la construcción, y buena parte de alimentos y productos de consumo básico quedan en manos de las industrias artesanales. Así ocurre especialmente en la rama de alimentos, confección de ropa, y cada vez en menor medida, muebles, calzado, etc. El modo de producción capitalista ha ido copando en los últimos años algunas de estas ramas, desplazando a la manufactura artesana, aunque impedido por su orientación dependiente y su artificialidad, para pasar más allá de una penetración limitada que no ha excluido la importante función que todavía desempeñan las formas y relaciones de producción atrasadas en la manufactura destinada al consumo popular. Esto pasa con más intensidad en las áreas rurales, donde la circulación de las mercancías, se ve obstruida por la inexistencia de un aparato distributivo que se limita a los agiotistas centros de compra-venta —ratas y comisariatos—, y al comercio de buhonería, y por lo que justamente la antigua industria doméstica rural permanece con apreciable vigencia, generando desde algunos alimentos —dulce de atado, hornados de maíz, quesos, tostaduría, etc.—, hasta utensilios domésticos e instrumentos de labranza y aperos —ollas, vasos, arados y carretas, monturas de cuero, cuerdas, etc.—. En todo caso, la singular proporción numérica de las unidades artesanales y la industria rural doméstica, se contrapone a la reducida proporción del valor industrial que genera: 94 por ciento de las industrias totales, son artesanas y producen tan sólo el 10 por ciento del valor agregado por la industria, mientras el 6 por ciento restante, es decir, la industria capitalista, genera el 90 por ciento del valor agregado por la industria a la producción nacional global (22). Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La localización de la industria capitalista se concentra abrumadoramente en la zona del Pacífico, donde aprovecha la infraestructura que había conformado el capitalismo agrícola —café, banano, algodón—. El 80 por ciento de las industrias de escala, se localizan en los Departamentos de Managua, Chinandega y León —y sólo recientemente, Granada—. Pero la concentración principal se ubica en Managua que retiene el 67 por ciento de las industrias, generando el 60 por ciento de la producción manufacturera total (23). De tal manera, esta conformación territorial vino a profundizar el desequilibrio y la desintegración existente entre el Pacífico y las demás regiones del país, reafirmando la gravitación capitalista de una, contra el atraso y estancamiento de las otras. Tratando de resumir lo más notable; la significación que ha tenido para Nicaragua la organización de un segmento manufacturero capitalista se expresa en dos fenómenos socioeconómicos muy notables, por un lado la estructuración de una sólida capa proletaria de tipo fabril, por otro, la profundización de la hegemonía imperialista sobre la economía del país. En primer orden, la industria en su avance ha creado un fuerte contingente de fuerza de trabajo asalariada —alrededor de 70,000 obreros incluyendo construcción y servicios a la producción—, que ha variado cualitativamente la correlación social que existía en Nicaragua, antes de 1950 Considerando el relativamente bajo número de población económicamente activa total —un poco más de medio millón—, la cifra que representa el proletariado industrial es altamente significativa, pero lo más importante de su aporte social consiste en que es el grupo social mejor organizado —la misma organización social de la producción le imprime esa cualidad—, más concentrado, con un desarrollado instinto de clase que lo impulsa resueltamente a combatir a la burguesía, y al régimen social opresivo. Muestra de ello son las grandes huelgas de la construcción, hospitalarios, trabajadores en la rama textil y del calzado, etc., cuyo auge y desarrollo ha alcanzado altos niveles más propiamente a partir de los años 70. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua En segundo término, el proceso de industrialización dependiente abierto en las dos últimas décadas, ha traído como resultado la ruptura de la industria nacional propiamente considerada, y la subordinación de todo el plano de la producción industrial respecto de las empresas transnacionales. La ampliación del capitalismo en la industria, ha venido así a intensificar la desintegración existente entre los sectores productivos, a medida que se consumen cada vez más materias primas importadas —el 100 por ciento en la industria química y los productos metálicos—, se orienta cada vez más claramente las mercancías hacia el mercado externo, y se ,desarrolla la propiedad foránea de las unidades manufactureras, propiedad que se extiende a los nudos estratégicos de la producción: financiamiento, maquinaria y tecnología, redes de distribución, propaganda, etc. En su conjunto, la crisis y la profunda dependencia de la industria se expresa a nivel del comercio exterior, al comprobarse que mientras el valor de la manufactura que se agrega a la producción nacional es de 2,090.6 millones de córdobas —datos de 1974—, las importaciones para la industria alcanzaron a sumar en el mismo año, una cifra 10 millones más alta (24). Los diferentes niveles de desarrollo del capitalismo en la industria. La tendencia general de la producción en Nicaragua, es la de organizarse bajo relaciones capitalistas. No obstante, como vimos atrás, la actividad manufacturera se encuentra desigualmente desarrollada. Por una parte encontramos industrias con un alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, y por otra, un ampliado segmento artesano; y aún, en el seno del sector industrial capitalista hay diferencias de tamaño y escala de la unidad, tecnología, ocupación, etc. Asimismo, desde el punto de vista territorial, hay ciertas zonas como la del Pacífico — destacando Managua— donde la concentración industriales mucho más acusada que en el Norte y Centro, y todavía más respecto al Atlántico donde en una muy extensa zona —la mayor del país—, apenas funcionan unas pocas unidades manufactureras. La conformación industrial de Nicaragua, tal como se presenta hoy, ha sido el producto de un largo proceso sólo explicable mediante la historia económica del país. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Partiendo de las condiciones que prevalecían en Nicaragua en el siglo pasado, cuando la economía se estaba desenvolviendo en los marcos de la producción mercantil simple, la manufactura se desarrollaba principalmente alrededor de los centros mineros y agroindustriales —añil, curtiembres, minas y aserraderos—, ubicados un tanto dispersamente, en la zona de Rivas, Chontales, León, Nueva Segovia y un poco menos en el Atlántico. Dentro de las pequeñas ciudades, con menos dinamismo, se localizaban las unidades artesanas tradicionales de herencia colonial dedicadas a la producción de alimentos, zapatos, herrerías, sombreros, etc., muy primitivas y tan estancadas como las mismas poblaciones, salvo en unos pocos casos como Rivas y León, donde la artesanía apoyaba al mismo tiempo las actividades agropecuarias de cierta magnitud —jabón; velas y otros derivados de la ganadería, tabaco, telas de algodón criollas, etc. Al penetrar y extenderse por la agroexportación —de café principalmente—, el capitalismo vino a concentrar el grueso de los esfuerzos locales, en la producción y exportación masiva del grano, rompiendo al mismo tiempo los todavía débiles pero progresivos lazos de complementación e intercambio entre agricultura e industria. El capitalismo deprimió la industria local, y colocó al país contrariamente como un nuevo polo de colocación de manufacturas y maquinarias provenientes del exterior, en tal forma que, por mucho tiempo, la industria nicaragüense propiamente dicha no llegó a superar los niveles artesanales, y sólo se desarrollaba en algunos puntos del país —con modalidades de enclave—, actividades extractivas, aserrado de maderas para exportación y beneficiado de café y caña de azúcar. En este sentido no es extraño que para 1950 encontráramos, a partir de las condiciones creadas al amparo de la producción capitalista algodonera de gran volumen, dos planos bastante definidos en el sector industrial: Las industrias de enclave ligadas fuertemente a la extracción y explotación de productos primarios —metales y madera—, ubicadas en las despobladas regiones de la extensa llanura Atlántica, junto a ciertas grandes industrias de tipo monopólico —ingenio azucarero, alcohol— ubicadas en algunos puntos de la región del Pacífico; y en el otro plano, la artesanía de ciudad, muy generalizada, complementándose para Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua satisfacer a la población urbana con la subsistente industria artesanal indígena que venía operando en la periferia de algunas ciudades importantes como León, Masaya y Matagalpa, desde la época del colonialismo español. En tal sentido, cuando se comienza a estructurar en Nicaragua un sector industrial de carácter capitalista y extenderse bajo las condiciones establecidas por el mercado común centroamericano, se produce efectivamente, una superposición de niveles industriales, donde al lado de las modernas unidades productivas diseñadas por los inversionistas y las compañías multinacionales yanquis, en función del mercado regional, seguían operando muy atrás —desde el punto de vista tecnológico y acaso histórico—, los estratos de la manufactura tradicional. Desde el punto de vista económico social, es importante señalar, aún cuando sea en forma descriptiva, los distintos niveles en el desarrollo de las fuerzas productivas que resultan en Nicaragua, al introducirse en la industria la modalidad capitalista dependiente. a) La industria moderna tipo “filial”. Se ubica en el nivel más desarrollado del capitalismo en la industria y por lo tanto, es la que de manera más organizada e intensiva explota la fuerza de trabajo y saquea la riqueza nacional. Está constituida por un grupo de unidades de reciente instalación que casi totalmente son operadas de modo directo por empresas norteamericanas. Se trata de industrias que producen con un alto grado de mecanización, elevada tecnología —muy por encima de las capacidades del país—, compleja división del trabajo; todo ello mediante la inversión de fuertes capitales que llegan a concentrarse con una densidad de un millón de córdobas y más por cada hombre ocupado, las mayores, y hasta 100,000 córdobas y más por cada trabajador, las menores (25). A este nivel, el aprovechamiento de la capacidad instalada llega a ser elevado; los medios de producción, casi todos los insumos y una gran parte de la materia prima empleada, son importados. Las ramas de la producción copadas por este tipo de industria son: sustancias químicas —11 filiales—, productos metálicos y refinado de petróleo. Entre las más importantes señalamos: Atlas Chemical Industries, Hércules Co., Pennwalt Chemical Corp., Stauffer Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Chemical Co., United Brands, Monsanto Chemical. En metales básicos: U.S. Steel Corp., Rheem Intel. En la rama de petróleo y sus derivados: EXXON. Aunque la tecnología y mecanización de estas industrias tiende a reemplazar y disminuir la fuerza de trabajo, concentran no obstante, una cantidad importante de obreros calificados. La refinería ESSO, por ejemplo, concentra 450 trabajadores; dos de las industrias químicas — Polycasa y Hercasa—reúnen 310 obreros; una de las unidades en la rama de minerales no metálicos, 250. La importancia económica —en términos de valor de la producción—, de las industrias comprendidas en este nivel, puede medirse al atender a la elevada participación que tienen en el aporte industrial al Producto Interno Bruto: 22 por ciento en 1973 (26). Sin embargo su mayor significación radica en el carácter neurálgico de la producción que tales industrias controlan. No sólo son una fuente determinante de insumo s para el capitalismo agrícola e industrialfertilizantes, insecticidas, combustibles, resinas, etc., sino también un área estratégica a través de la cual el capital extranjero mantiene un control apreciable sobre la base económica del país. b) Industria dependiente; constituida por el sector de manufacturas que sólo recientemente ha sido infiltrado por el capital foráneo. Aunque la mayor parte de ellas han crecido a través del proceso de integración económica regional, una porción se había establecido a partir de los años cincuenta, dedicándose al procesamiento de bienes primarios — agroindustrias, pesca, etc.—, tanto para exportación como para el consumo local, así como producción de bebidas, textiles, aceite, etc., casi exclusivamente para el consumo interno. Este tipo de industrias se caracteriza por la mayor relevancia que en la composición orgánica del capital, tiene la fuerza de trabajo por sobre el aparato físico de la unidad; aunque se trata de empresas de gran magnitud, la densidad de capital invertido no alcanza proporciones extraordinarias, oscilando entre 60 a 100,000 córdobas por hombre ocupado (27). En esta categoría cabe pues, un importante y mayoritario sector de la manufac- Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua tura, que agrega la mayor parte del valor de producción industrial, y concentra el más numeroso contingente de proletarios fabriles. Orientado principalmente al mercado interno, representa el marco y la base económica de la burguesía local, aunque no por ello se encuentra este sector a salvo de las múltiples infiltraciones del capital imperialista, dado que en los últimos años, la irrupción de las filiales yanquis, sobre todo en la rama de agroindustrias para alimentos, ha desplazado a muchos productores locales: United Brands, aceite vegetal; Booth Fisheries, pesca; General Mills, harina; Nestlé, productos lácteos; Quacker Oats, Avena; Cukra Development (United Brands), oleaginosas y okra; Nabisco, galletas; MJB Co. de San Francisco, café soluble, etc. (28). Su más aguda dependencia radica en la total subordinación tecnológica respecto a los suplidores transnacionales, no limitándose a la maquinaria y al proceso de producción, sino también a los repuestos y al mantenimiento, y en muchas de las unidades a, los insumas y materias primas importadas — caso de los textiles, calzado, bebidas gaseosas, etc.—. Dentro de este nivel, incluimos: Fábricas textiles, algunas de calzado —Rolter, Sandak, Chontal—, tabacaleras, las industrias procesadoras de madera como Celta de Nicaragua —española—, Plywood, y C.M.O.; dentro de la rama de alimentos: productos lácteos y derivados, azúcar, café soluble, procesamiento de carne, aves, pescado, etc. También dentro de esta categoría, incluimos a las grandes empresas constructoras. c) Industria media tradicional; en un estadio más atrasado del desarrollo industrial capitalista se encuentra un sector de la manufactura que fue superando lenta pero progresivamente, los moldes de la organización artesanal, asimilando dentro de ciertos límites, prácticas capitalistas. La mayor parte de estas industrias de tipo medio, se concentran en las ciudades más pobladas del país, principalmente Managua, dedicándose a ramas tradicionales: panadería y tostaduría, cuero, muebles, imprentas, laboratorios y elaboración de cosméticos, aserraderos, calzado y ropa. El número total de estas unidades se Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua aproxima a 500; la ocupación media oscila entre 10 y 20 trabajadores, y en ellas la fuerza de trabajo dada la baja mecanización, técnicas atrasadas, poca densidad de capital, constituye el eje fundamental de la producción. d) Pequeña producción de tipo artesanal; dentro del sector manufacturero, constituye el plano más extenso cubriendo el 90 por ciento del número total de unidades productivas, regadas a lo largo y ancho del país, y situándose como la típica industria de las pequeñas poblaciones. En su organización predomina la cooperación familiar cuando se trata de la industria de tipo doméstico —dulces y almíbares, cestería y cordelería, así como la amplia gama de alimentos populares— , y la cooperación social artesana, cuando se trata de la pequeña manufactura de taller —calzado, ropa, panadería, herrería, etc. Desde luego, tanto la organización como las relaciones de producción prevalecientes en la pequeña producción, sólo muy excepcionalmente se asimilan al modo de producción capitalista; por el contrario la gran mayoría, pertenece a formas y relaciones atrasadas que vienen subsistiendo como resabios de la artesanía comunal indígena y la antigua manufactura característica de la villa colonial, cuyo sustrato común es la ausencia de medios de producción mecanizados, el limitado proceso de transformación de la materia prima, la rudimentaria división técnica y social del trabajo, y el reducido número de operarios sobre cuya habilidad manual descansa la esencia de la producción industrial. Cerramos la exposición del estudio de los niveles propiamente productivos de la sociedad nicaragüense, sin detenernos por razones de espacio en el análisis del nivel de los servicios. Con todo, creemos haber expuesto los rasgos más generales de la base económica de Nicaragua y las características del modo de producción capitalista que en ella predominan. Si nuestro esfuerzo contribuye a la discusión o es base para trabajos mas profundos, el objetivo del presente estudio quedará satisfecho. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Indicadores Económicos, Vol. I, No. 1, Cuadro No 7. Departamento de Estudios Económicos. Junio 1975. Banco Central de Nicaragua. 2. Informe Anual 1972/1973, p. 291, Banco Central de Nicaragua. 3. Ibid. pp. 188, 234. 4. CONAL (Comisión Nacional de Algodón). En base a las boletas de inscripción correspondientes a la cosecha 1975/1976. 5. Tomado de: CONAL, Op. cit. Censos Nacionales 1971, Vol. 111, Características Económicas. 6. Tomado de: CONAL, Op. cit. Informe de UNASEC “Tenencia de la Tierra en Nicaragua”. Anuario Estadístico 1973 (Convenio B. Central de Nicaragua, Ministerio de Economía, Industria y Comercio), p. 248. 7. CONAL, Op. cit. 8. Boletín Semestral Enero-Junio 1975. No. 49. Departamento de Estudios Económicos, Banco Central de Nicaragua, p. 21. 9. Informes Anuales del Banco Central de Nicaragua. Años 1970 y 1972/1973. 10. Boletín Semestral No. 49 (Op. cit.), pp. 22, 23. 11. Tomado de: Indicadores Económicos. Año 1975. Departamento de Estudios Económicos, Banco Central de Nicaragua. Cuadros 7 y 8. UNASEC, “Situación y Problemas del Sector Agropecuario de Nicaragua”, p. 25. 12. Boletín Semestral No. 49, Op. cit., p. 27. 13. En Base a: Boletines Estadísticos B. Central. Años 1972 a 1975. UNASEC, “Situación...”, Op. cit. Análisis y Proyecciones del Desarrollo Económico. (Nicaragua). Naciones Unidas. CEPAL, 1966. 14. Tomado de: Anuario Estadístico 1973. Op. cit. Boletín Semestral Enero-Junio 1973. No. 45. Banco Central de Nicaragua. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua 15. Tomado de: Nueva Geografía de Nicaragua. Jaime Incer Barquero. Editorial Recalde. Managua 1970. Informes Anuales. Banco Central de Nicaragua. Años 1970, 1972/1973, pág. 337 16. Anuario Estadístico 1973. Op. cit., págs. 240 y ss., págs. 250 y ss. 17. Ibid. UNASEC “Tenencia...” 18. Anuario Estadístico 1973, Op. cit., págs. 246 y ss. 19. Ibid. 20. “Nicaragua: Economic Washington D.C. 1944. Development and Investment”, IDC, 21. CEPAL, Op. cit., pág. 125. 22. Directorio Industrial de Nicaragua. 1972. Departamento de Estudios Económicos. Banco Central de Nicaragua. 23. Directorio Industrial 1974. Oficina Ejecutiva de Encuestas y Censos. Convenio B. Central. Ministerio de Economía, Industria y Comercio. Abril 1975. Principales Indicadores Económicos. 1972. Banco Central de Nicaragua. 24. Indicadores Económicos. Vol. I, No. 2. Julio 1975. Departamento de Estudios Económicos. B. Central de Nicaragua. Cuadro No. 8. 25. PREALC (Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe) Tomo I. Situación y perspectivas del Empleo en Nicaragua. O.I.T. 1973. Cuadro VIII—9 26. Informe Anual. 1972/1973. Banco Central de Nicaragua, pág. 307. 27. Ibid, pág. 25. 28. Nicaragua. Naclas Latín America Empire Report. Vol. X No. 2. Febrero 1976. IV. EL CARÁCTER DE LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA EN NICARAGUA Los propósitos de la política imperialista norteamericana en relación a los países latinoamericanos, en contados casos han producido daños tan excepcionalmente profundos como en Nicaragua. No vamos a subestimar en ningún caso las diversas lesiones ocasionales, las distorsiones más o menos agudas producidas en el curso económico o en la capacidad de decisión nacional de todos y cada uno de los países de América Latina como resultado de la acción imperialista. Al examinarse los últimos setenta y cinco años de historia de Nicaragua, y ser observada la postración del país en lo económico y en lo político tal como transcurre en el momento de hoy, encontramos que Nicaragua es junto a Puerto Rico, atado a la imposición colonial, y Panamá, lesionada profundamente en su soberanía e independencia económica al soportar un enclave militar estratégico, el control de su vía interoceánica y la captura de una considerable porción de patrimonio territorial, uno de los países más claramente afectados por las formas brutales de dominación de tipo colonial que el imperialismo norteamericano se empeña en mantener con agresiva terquedad todavía en este último cuarto del siglo veinte (1). Sin contar las numerosas y diversas intervenciones norteamericanas que se remontan hasta mediados del siglo pasado, Nicaragua ha enfrentado agresiones armadas directas; primero en 185557, cuando en la búsqueda de su conformación territorial, los Estados Unidos pretendieron extender sus fronteras hasta Centroamérica, y más tarde en la era del imperialismo, cuando para asegurar la invasión de los empréstitos y la óptima colocación del desbordante capital financiero, junto al control monopólico del comercio mundial y el tráfico interoceánico, amagaron los procesos nacional reformistas de Zelaya en 1909 y del constitucionalismo liberal de 1912 desembarcando la infantería de marina y procediendo a arrasar en nombre del capital financiero, las principales ciudades nicaragüenses. Hasta 1933, es decir, por más de dos décadas, las tropas norteamericanas colocaron a Nicaragua en una situación virtualmente colonial que el imperialismo aprovecharía para imponer al país un oneroso tratado canalero, Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua arrancarle posesiones territoriales en el Atlántico y el Pacífico, y someterlo a una planificada expoliación económica que colocó bajo el control privado de ciertos capitalistas yanquis, el Banco Nacional, los ferrocarriles y vapores, los ingresos fiscales y desde luego, los recursos naturales y los productos de exportación más importantes. Si Nicaragua no perdió entonces lo que desde el punto de vista jurídico-político pudiéramos denominar su configuración republicana, fue en parte decisiva por la tenaz resistencia patriótica que el pueblo, tanto en 1912 con Benjamín Zeledón, como en 1927-1933 con Sandino, opuso a la intervención armada imperialista (2). A partir de 1933, y particularmente con la instauración de la dictadura militar somocista que usurpa los poderes públicos desde 1935, el imperialismo norteamericano cuenta con el mecanismo políticoadministrativo y armado, que garantiza la continuidad de la dominación y la defensa de los intereses vitales yanquis, sin tener que recurrir a la agresión militar descubierta, a los aparatosos desembarcos cada vez más expuestos a la repulsa internacional y a la hostilidad de los pueblos agredidos. La dictadura militar somocista, que es la expresión local del imperialismo norteamericano, fue concebida, organizada, llevada al poder y reforzada recurrente mente por el imperialismo con el propósito de encontrar una modalidad políticamente “aceptable” y militarmente eficaz para asegurar el control de tipo colonialista que ejercen en Nicaragua. Aunque en apariencia las administraciones somocistas tratan de rodearse con los rasgos supraestructurales típicos de los estados liberal-burgueses —ejecutivo, legislaturas, cortes, algunos códigos, etc.—, el carácter esencial de la dictadura militar somocista, su inequívoco propósito, su razón de ser, consiste en servir como gobierno de intervención. Su base de poder descansa, antes que en cuerpo alguno, en la Guardia Nacional, aparato de fuerza justamente, organizado, entrenado, apertrechado y dirigido por el ejército y la marina de los Estados Unidos, bajo una concepción de fuerza expedicionaria y de ocupación. Orientada exclusivamente a reprimir internamente, y en lo fundamental persiguiendo la defensa de los intereses geopolíticos y económicos del imperialismo en Nicaragua, el ejército de la dictadura militar se proyecta al mismo tiempo, como una Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua pieza vital del imperialismo en Centroamérica, y más allá como un instrumento suplementario de agresión contra otros pueblos. Ejemplos manifiestos de esta modalidad imperialista de intervención que tiene un centro singularmente activo en Nicaragua, lo constituyen: la agresión contra el pueblo y gobierno de Guatemala en 1954, contra el pueblo Cubano en la invasión mercenaria de Playa Girón en 1961, contra el pueblo Dominicano en 1965, contra el movimiento cívico militar que depuso en 1972 al dictador Sánchez Hernández —que incluyó el empleo de la Fuerza Aérea de Nicaragua (FAN)—; más tarde, Somoza apoyado por el ejército de la dictadura. sería factor decisivo para burlar la voluntad del pueblo de Guatemala en las elecciones tras las que se impuso fraudulentamente a Eugenio Laugerud. Por otro lado, los brotes nacionalistas surgidos en los últimos años en Honduras alrededor de reformas al agro y otras medidas de matiz independiente, han concitado el repudio manifiesto de la dictadura y sus allegados, y un flujo intolerable de presiones, advertencias y amenazas contra el gobierno hondureño se endereza desde las cortes somocistas, aunque en el fondo los verdaderos intereses en juego corresponden a las empresas multinacionales afectadas por las reformas, y al Departamento de Estado. La excepcional continuidad de la dictadura militar somocista, sólo es explicable cuando se la ubica precisamente como una pieza vital de la estrategia contrarrevolucionaria del imperialismo que asegura la dominación yanqui en Nicaragua, y proyecta sus tentáculos hacia los países del área, convirtiéndolo en una fuerza de choque. El hecho de que por otra parte Somoza esté involucrado fuertemente en un complejo de negocios a nivel de toda la región, lo convierte en un poderoso interesado en mantener —junto a los círculos oligárquicos que se reparten las ventajas locales de la explotación financiera, industrial y agrícola—, el módulo de la explotación. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua A) Los intereses básicos del imperialismo en Nicaragua La situación virtualmente colonial en la que se encuentra Nicaragua, parece tener una explicación en dos niveles sustanciales de vitales intereses del imperialismo: a) La posición geográfica de Nicaragua, cuyo control ha permitido al imperialismo el aseguramiento de objetivos estratégicos: monopolio del comercio interoceánico, reforzamiento de la “seguridad nacional” contando con puntos sensitivos de prevención ante eventuales ataques provenientes de potencias “extracontinentales”; aseguramiento del flujo de materias primas producidas al sur del istmo que en caso de guerra podrían conducirse a través de una relativamente defendible ruta, mientras se mantiene el control de los recursos naturales y la producción básica de Nicaragua en función de alimentar la industria de guerra de los Estados Unidos, papel jugado concretamente por Nicaragua durante la Segunda Guerra Mundial —minerales, madera, caucho, alimentos—, y durante la agresión yanqui al pueblo coreano en 1950 —algodón— (3). b) El interés económico que Nicaragua representa para el imperialismo tanto como mercado de capitales y productos manufacturados, como fuente de lucro a través de la explotación de sus recursos, el control de su comercio exterior, las modalidades de sustracción intersticiada a lo largo del ciclo de la producción — préstamos, maquinarias, insumos, comercialización y realización, etc.— y aún más allá, el empleo del país mismo como plataforma económicoterritorial —superpuestos, referías gigantescas, descomunales planes turísticos, zonas “libres” industriales para proyectos de gran escala productiva—, que aprovecharía las “ventajas políticas”, mano de obra barata, ausencia total de restricciones, etc. Con ello las compañías multinacionales estarían acondicionadas para operar a bajos costos de producción, teniendo un próximo y abundante depósito natural de materia prima, elementos suficientes para lograr un óptimo nivel de competitividad a nivel del comercio mundial. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua A lo largo de la historia de las agresiones imperialistas, ambos intereses se han presentado entrecruzadamente, coincidiendo del mismo modo como coinciden para la existencia del imperialismo, los intereses propiamente “estatales” —defensa, seguridad, monopolio de rutas comerciales—, con los intereses económicos “privados” de las compañías y casas bancarias imperialistas; o dicho de otro modo, el interés público está en función y se explica, mientras cumple satisfactoriamente el interés de las empresas imperialistas que son en suma, el nervio del sistema imperial. Si no se tiene en cuenta esta relación dialéctica, podríamos comprender poco, la naturaleza y el carácter de las intervenciones norteamericanas en Nicaragua: Cuando en 1909, al intervenir para derrocar a Zelaya, alega el Departamento de Estado, estar protegiendo la seguridad y los principios sustentados en la Constitución de Estados Unidos, estaba ocultando el principal elemento que precipita realmente la intervención, a saber, la negativa rotunda del gobierno de Zelaya a aceptar los préstamos y tolerar las inversiones que los capitalistas norteamericanos necesitaban colocar como una forma de dar solución a la escasa redituabilidad del capital en un área que por ese tiempo se encontraba bastante saturada —Los Estados Unidos de la preguerra—. La exigencia capitalista para saltar a la etapa superior imperialista, suponía resolver todos los obstáculos para la invasión de las inversiones norteamericanas. Cuando en 1927, Henry L. Stimson declara que la intervención armada yanqui protege, antes que nada la seguridad de los Estados Unidos —predicamento ante el cual la opinión pública norteamericana es muy sensible—, de hecho lo que estaba asegurando en Nicaragua, eran los intereses de las compañías norteamericanas más afectadas por los sucesos armados de 1926: Cukra Development, Cuyamel y United Fruit, Bragmans Bluff Lumber, Los Angeles y Rosario Minning, Smelting and Refining, etc. Ello no quiere decir que, en determinados períodos y bajo ciertas condiciones, entre los intereses estratégicos y los puramente “privados”, el imperialismo haya lanzado la intervención y toda su maquinaria motivado primordialmente por uno de estos intereses antes que por el otro. En el fondo la violencia imperialista, como toda violencia basada en la apropiación individual de la riqueza socialmente producida, como Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua lo afirmaban Marx y Engels, siempre tiene una raíz en la obtención de la ganancia, en la mayor ventaja económica. FASES DE LA DOMINACIÓN IMPERIALISTA Dicho esto, podemos intentar prefigurar una síntesis, aunque descriptiva, de la política intervencionista del imperialismo en Nicaragua, ello nos ayudará a explicar el carácter que toma hoy la intervención yanqui, y entender la naturaleza y el papel que corresponde a la dictadura militar somocista, inscribiéndola como un fenómeno originado precisamente por las intervenciones norteamericanas: a) Fase inicial de la dominación imperialista (1909-1917). Comprende en primer término, la eliminación de los obstáculos para cumplir los planes de sometimiento económico, y dar cabida a los empréstitos e inversiones que presionaban desde los Estados Unidos, para colocarse masivamente fuera de su mercado territorial. La modalidad de intervención no puede ser más típicamente imperialista, desembarco de fuerzas armadas, derrocamiento de los gobiernos de Zelaya primero, y de José Madriz después; el país sufre la ocupación total, mientras los representantes del gran capital yanqui llevan a cabo en forma programada el control global de la economía del país. Los empréstitos de 1911, y luego los de 1912, aparejados por una reforma monetaria ejecutada por la intervención, ponen en las manos de los banqueros yanquis la propiedad del Banco Nacional, el ferrocarril y los vapores, las recaudaciones aduaneras; mientras tanto una “Alta Comisión” compuesta en su mayoría por norteamericanos controla las finanzas del país; el presupuesto de gastos del gobierno no puede exceder de las cantidades que le fija el Departamento de Estado. Consumada la dominación económica y financiera, Nicaragua se convierte además en una pieza estratégica como plataforma de invasión imperialista a nivel continental, al arrancársele mediante la firma del oneroso Tratado Chamorro Bryan, una parte considerable de su territorio para el establecimiento de bases militares, así como la opción Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua perpetua a favor de los Estados Unidos de la vía interoceánica por Nicaragua. Los intereses estratégicos —defensa, control monopólico del comercio y la navegación interoceánica.— y los propiamente económicos, ambos elementos inseparables de la política imperialista se ven asegurados en Nicaragua mediante el empleo de la intervención armada; (4). b) Fase de consolidación y administración (1917-1925). Se institucionaliza la intervención norteamericana, pasando el ejército yanqui a ocupar las funciones públicas más sensitivas del país. La riqueza generada por las exportaciones es captada por los banqueros norteamericanos a través de agencias de comercio ad-hoc, tales como la Compañía Mercantil de Ultramar, apéndice del Banco Nacional... norteamericano; las empresas del Estado son dirigidas por norteamericanos; las riquezas naturales y los productos básicos, minas, maderas, banano, etc., son explotados por enclaves imperialistas sin ninguna restricción. Aunque el ejecutivo está formalmente presidido por un político conservador “criollo”, su ámbito de influencia no va más allá de ejecutar los planes yanquis y acceder a las instrucciones de los representantes del Departamento de Estado y del Ministro Americano. Nicaragua no es otra cosa que una colonia yanqui. c) Fase de dominación intermediaria (etapa organizativa 19331950). A partir de 1933 las tropas yanquis se ven obligadas a abandonar el país luego de ser sucesivamente derrotadas a lo largo de los casi siete años que dura la lucha por la Liberación Nacional y que en lo fundamental impugna el orden de tipo colonial en que se encuentra Nicaragua bajo la dominación norteamericana; el proyecto de subyugación económica, el carácter de pieza estratégica incorporada al sistema de defensa de los Estados Unidos que hasta entonces jugaba Nicaragua, vienen a dar al traste ante la tenaz y patriótica resistencia nacional que encabeza Sandino. Al mismo tiempo una generalizada repulsa internacional denuncia la naturaleza agresora y criminal de la intervención militar de los Estados Unidos. Nuestro país, estimulado a través de la lucha armada contra los marinos yanquis, emprende la tarea de recobrar su determinación soberana y afirmar su indeclinable derecho a la recuperación de la nacionalidad postrada por la Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua intervención que venía prolongándose por dos décadas. El imperialismo se ve obligado a evacuar sus fuerzas de Nicaragua, no sin antes maniobrar en el sentido de dejar asegurados sus intereses vitales. El proyecto de reaseguramiento emprendido por el Departamento de Estado consistió en preparar cuidadosamente y con sentido de largo plazo, un instrumento de dominación que al mismo tiempo que garantizara eficazmente la continuidad de sus intereses vitales, estuviera a cubierto de la manifiesta hostilidad que en Nicaragua había madurado para con las más mínimas expresiones de presencia norteamericana. Este instrumento de típica factura imperialista fue la dictadura militar somocista que, desde un principio, fue dotada de una selecta fuerza militar calcada de los moldes organizativos de ocupación propios de las fuerzas norteamericanas, aunque integradas por elementos reclutados de los estratos del lumpen local. La dictadura militar somocista inaugura todo un período de postración nacional; mientras los lazos de dependencia se van profundizando y el país va perdiendo su fisonomía nacional, la represión contra las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, y cualquier manifestación de signo progresista, se torna particularmente aguda y a escala masiva. Durante este período el comercio exterior de Nicaragua será monopolizado por los Estados Unidos que captan más del 90 por ciento de las exportaciones y suministran una proporción igual de los abastecimientos externos. La economía de Nicaragua es incorporada a los planes de guerra de los Estados Unidos, suministrando materias primas y alimentos. Las agencias de “desarrollo” norteamericanas imponen a Nicaragua, por su parte, un plan regulador que la convierte en un satélite con proyecciones de subordinación a largo plazo al asignarle (5): i) el exclusivo papel de suministrar productos agropecuarios y materias primas; ii) como contrapartida, limitarse a la producción industrial de alimentos por mediación de las industrias tradicionales existentes, y adquirir los productos manufacturados y bienes de capital, etc., en los reservorios norteamericanos acrecentados por la producción industrial masiva que estimuló la Segunda Guerra. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Tal esquema de “desarrollo” encuentra una expresión significativa en el período de posguerra, cuando la política económica somocista lanza al país a la producción masiva del algodón que, en principio, se destina a apoyar en lo material los planes de agresión imperialista contra el pueblo de Corea. Al mismo tiempo, la expansión altamente desequilibrada del cultivo algodonero representó para Nicaragua un elemento decisivo para la afirmación subordinada de la economía al mercado norteamericano hacia el que se dirigieron las exportaciones totales de la fibra, y desde donde partió toda la infraestructura técnica, mecánica, los insumos, etc., necesarios para la producción algodonera. d) Consolidación de la Dictadura y las nuevas formas de Dominación imperialista (1960-1974). A partir de 1960, aún reciente el triunfo de la Revolución Cubana, Nicaragua es incorporada a la estrategia global contrarrevolucionaria destinada a evitar la propagación del fenómeno cubano. Para ello, el imperialismo implementa a nivel regional, el Mercado Común Centroamericano. Al mismo tiempo, a los planes puramente económicos, seguirían una serie de medidas complementarias de orden “social”: reformas agrarias, distribución del ingreso, reformas tributarias, y en otro sentido, el remozamiento de la brutalidad militar con el ascenso de gobiernos de fachada civilista. Como es sabido tanto en Nicaragua como en los demás países latinoamericanos, la Alianza, fue un rotundo fracaso; las reformas propuestas no podían remover las bases de sustentación principal de las clases dominantes, y aún menos en el caso de Nicaragua, donde el eje gubernamental se mueve alrededor de los intereses económicos de gran magnitud acumulados por la dinastía somocista y sus aliados, la gran oligarquía terrateniente, y la burguesía financiero-industrial ligada fuertemente a la posesión de considerables dominios territoriales. Por otra parte, por influjo del Mercado Común, se inició el proceso de industrialización sustitutiva que vino a abrir más que una vía de desarrollo nacional, la puerta ancha para el establecimiento masivo de firmas norteamericanas de operación multinacional las cuales aprovechándose de las ventajas y franquicias de la zona de libre comercio y el arancel mínimo común externo, pasaron a controlar los rubros de producción industrial más importantes, instalando plantas de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua simple etiquetado, mezclado y envasado, mientras adquirían al mismo tiempo como un contrasentido, buena parte de las industrias tradicionales que operaban con anterioridad; tal fue el caso de Aceitera Corona, adquirida por United Brand, Fábrica de Galletas Cristal, absorbida por Nabisco, METASA, adquirida por U.S. Steel, Industria Cerámica S.A., controlada hoy por American Standard, etc. (6). Diseñadas para operar en países que han alcanzado un alto grado de división del trabajo, las industrias que se instalaron dentro del MERCOMUN, siguieron dependiendo en lo fundamental de los abastecimientos de materias primas semielaboradas importadas; trayendo como consecuencia, una circular descapitalización y una dependencia todavía más aguda. El hecho de que las plantas que se fincaron en el territorio fueron desde un comienzo privilegiadas con exenciones de gravámenes, libre convertibilidad y ningún control sobre sus remesas al exterior, ocasionaron una mayor atadura respecto al financiamiento externo que incluso pasó a cubrir los crecientes déficits presupuestarios del gobierno. Para ilustrar lo afirmado arriba, mientras en el período 1951-58, la composición de materia prima e insumas importados en la producción industrial oscilaba entre el 17 y 28 por ciento respectivamente, a partir de 1960 sube al 30 por ciento, y una década más tarde. sube aceleradamente hasta ocupar el 47 por ciento en calzado y vestuario; maderas y corcho 36 por ciento, manufacturas cuyos componentes se encuentran abundantemente en el país. En otros productos como derivados petroquímicos, productos farmacéuticos, la proporción de materia prima importada sube hasta el 100 por ciento y 96 por ciento respectivamente. De otra parte, el déficit comercial de Nicaragua, sólo considerados los intercambios dentro del MERCOMUN, ha ido creciendo paulatinamente hasta colocarse en una cifra que asciende a 245 millones de córdobas, según datos del año 1974 (7). Si en 1960, la deuda externa de Nicaragua ascendía a unos 18 millones de dólares, la cifra correspondiente a 1970 se había elevado a 200 millones, y para 1975, Nicaragua tenía una deuda externa del orden de los 900 millones de dólares, teniendo por contratar un paquete de 750 millones adicionales (8). Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua Ni los planes imperialistas tendentes a conjurar la creciente agitación popular mediante la aplicación de programas reformistas, ni el proceso de industrialización a nivel regional, surtieron más efectos que agudizar y afirmar la dependencia estructural de las economías centroamericanas respecto a la metrópoli imperialista. Sin un mínimo nivel de cambios que tanto los grupos inversionistas extranjeros como locales, se negaban a implementar, se vislumbró el enfoque original “desarrollista” deja Alianza, como impracticable, y lo peor aún mucho más propicios para crear las condiciones económicas y sociales para impulsar la violencia revolucionaria que, en Nicaragua, había dado comienzo con particular empuje a partir de 1958; ya en 1967, el movimiento revolucionario, pasadas las primeras y duras experiencias, entraba en fase de consolidación, amenazando de muerte al aparato de dominación conformado por el imperialismo. Es de este modo que, estando en peligro la continuidad de los intereses vitales del imperialismo, y conscientes de que su pieza regional más fuerte, era paradójicamente, el eslabón más débil frente a la violencia revolucionaria, los Estados Unidos variaron su estrategia reformista quitándose la fachada demagógica para pasar a depender en lo fundamental del empleo de la más encarnizada violencia contrarrevolucionaria. En 1967, o más bien desde ese año, Anastasio Somoza Debayle, paradigma de la represión, educado políticamente en los cuarteles de la tiranía, era impuesto en la Presidencia de Nicaragua. Su tarjeta de presentación fue la masacre contra una manifestación popular el 22 de enero del mismo año que segó la vida de más de trescientos ciudadanos. Una serie de medidas adicionales completan la estrategia contrarrevolucionaria que el imperialismo aplica en Nicaragua (9): a. La implementación de vastos programas de contrainsurgencia, matizadas con proyectos de Acción Cívica: b. El reforzamiento de la capacidad material y técnica de la Guardia Nacional; AID, deja a un lado su respetabilidad desarrollista para suministrar todo un arsenal de contrainsurgencia y represión interna: helicópteros, equipos de comunicación militar, instrumentos de Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua tortura dotados del personal especializado para enseñar su empleo; al mismo tiempo se dedica a transformar la policía y los cuerpos de seguridad, en aparatos modernos para la lucha contra la “subversión”; c. La guardia Nacional de Nicaragua, pasa a formar parte del Consejo de Defensa Centroamericano, instrumento de coordinación militar regional, creado con el propósito de integrar la “ayuda militar” en un sólo programa tendente a uniformar a los ejércitos centroamericanos, dentro de una filosofía de contrainsurgencia y “acción cívica”, pero sobre todo, para asegurar una eficaz coordinación con los altos mandos militares del imperialismo. La nueva imposición de la dictadura somocista coincidió con la crisis del MERCOMUN; sin otra reforma que el recrudecimiento de la represión y al contrario un creciente desnivel en la distribución del ingreso, descapitalización nacional, introducción de tecnología ahorradora de fuerza de trabajo, aumento de la desocupación, y en un plano más general la anarquía consustancial al modo capitalista de producción, pusieron una barrera insalvable a la expansión del mercado interno regional que había llegado a su límite. El conflicto entre Honduras y El Salvador, acabó por disolver el MERCOMUN. El flujo de capitales e inversiones norteamericanas que masivamente habían invadido el país, en los años sesenta, se detuvo espectacularmente a partir del 70. Para muchos inversionistas estaba claro que las posibilidades del MERCOMUN estaban saturadas. Es precisamente a partir de estos años que se inicia en Nicaragua la penetración de capitales imperialistas no tradicionales: los buscadores de fortunas fáciles, asociados al juego, la hotelería y el turismo, el tráfico de estupefacientes, y en suma la constelación de negocios sucios vinculados orgánicamente a la mafia yanqui, a los cubanos gusanos, y por encima a la delincuencia gubernamental de los Estados Unidos cuya expresión clásica era justamente la administración de Richard Nixon. Sin una penitente preocupación por las “reformas sociales” y con una fuerte simpatía por las dictaduras militares asociadas, estos inversionistas saltaron hacia Centroamérica para levantar junto al juego Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua y sus ramas características, grandes proyectos e inversiones que convertirían en la práctica a los países centroamericanos, en una base territorial de operaciones para la exportación y el comercio de productos y servicios que giraban en un rango tan amplio como el petróleo refinado, el níquel, sangre, drogas, turismo, bolas de beisbol, hasta la explotación del lecho marino. En Nicaragua el representativo de esta corriente empresarial un tanto abigarrada resultó ser Howard Hughes. Rápidamente organizó con Somoza como socio, la Refería y el superpuesto petrolero de Monkey Point, la canalización de la ruta Río San Juan Xolotlán asociada al comercio de cabotaje y al turismo, la renovación de los equipos de LANICA, empresa aérea propiedad de Somoza, y otros proyectos similares. Al parecer esta “alternativa” ante el fracaso del MERCOMUN y el alejamiento relativo de los nuevos inversionistas, ya estaba siendo promovida por AID, aunque con la oposición no manifiesta de los círculos financieros tradicionales —la oligarquía financiera de la costa Este—, como Rockefeller, Morgan, Kennedy y otros quienes veían como una competencia demasiado peligrosa para sus propias inversiones en Centroamérica la asociación de capitalistas tipo Hughes con los militares del área, apoyados además por las agencias de desarrollo imperialista, las Embajadas, y por el propio Nixon, metido también en el negocio. Precisamente el Embajador Turner Shelton, había sido empleado de confianza de Hughes, y Nixon había accedido a colocarlo en Nicaragua para facilitar las cosas al propio Hughes. La nueva estrategia resultante debía promover el turismo, producciones agro comerciales, explotaciones “no tradicionales” y la explotación intensiva de recursos no renovables. Esta modalidad no necesitaba de reformas domésticas, sino la simple estabilidad de los gobiernos militares. Su rasgo dominante es la militarización de la política y la institucionalización de los métodos de contrainsurgencia. En este aspecto la estrategia yanqui no difería en nada de la aplicada en Vietnam (10). Ante esta nueva situación era un hecho que la fisonomía regional y nacional había pasado a ser un orden ilusorio. En Nicaragua las concesiones ultra soberanas otorgadas a Hughes, sólo comparables a las que en Guatemala daban la explotación del níquel a la EXMIBAL, y los Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua grandes proyectos extra nacionales, colocaban al país como un apéndice político-económico no tanto sólo de la economía norteamericana en su conjunto, como de las mismas compañías trasnacionales. Reforma y Contrarrevolución: nueva alternativa del Imperialismo y la Dictadura. Al finalizar el año 1974, un 80 por ciento del valor correspondiente a la producción industrial total, estaba en manos de empresas norteamericanas que dominaban las áreas estratégicas de la industria —petroquímica, química, productos farmacéuticos, clorsalina, madera y caucho, minas y metales—. Al mismo tiempo, cuatro bancos importantes de los Estados Unidos —Chase, First National of Boston, Wells Fargo y Morgan Guaranty Trust—, dominaban el área de las operaciones agrícolas, industriales y buena parte de las construcciones e inversiones inmobiliarias; colocados a la cabeza de los pulpos financieros de la burguesía —Banco Nicaragüense y Banco de América—, o asociados directamente con Somoza, se infiltraban por todos los intersticios de la economía nacional. Sin tener en cuenta el hecho de que la producción industrial básica y la agroindustria, están copadas por firmas norteamericanas, la economía nicaragüense se encuentra en un agudo grado de dependencia: a. En el nivel financiero: las principales fuentes de capital provienen de bancos “privados” norteamericanos. Los préstamos que conceden son en primer lugar a corto plazo “préstamos duros” y con altas tasas de interés, mucho más altas que las corrientes aplicadas por instituciones internacionales. El gran volumen de préstamos de este tipo han sido un poderoso factor de descapitalización y deterioro de la deuda pública externa de Nicaragua, hasta tal punto que incluso las agencias de ayuda internacional se reunieron en Julio de 1974 para considerar la situación de Nicaragua, expresando alarma por las dudosas posibilidades de pago que ofrecía. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua b. En el nivel de la producción: La economía nicaragüense depende principalmente de la producción de bienes de origen agropecuario. Sin embargo tal producción no se revierte a la economía nacional, al formar parte primeramente de la división internacional capitalista del trabajo. Apenas un 6 por ciento de la producción algodonera —la principal exportación— se manufacturaba en el país, un porcentaje todavía menor se procesaba en el país. Por otra parte. la producción depende del aparato tecnológico mecánico suministrado por firmas norteamericanas; los insumos —fertilizantes, herbicidas, pesticidas, etc—, son adquiridos en el exterior o simplemente mezclados en el país por sucursales de firmas transnacionales. Otro tanto ocurre con la producción industrial: Desde la maquinaria, repuestos, tecnología, hasta un buen porcentaje de la materia prima empleada, la industria depende del abastecimiento externo. Una gran parte de la industria nacional está atada a los royalties, mientras tanto el área estratégica de la producción industrial está prácticamente monopolizada por firmas norteamericanas. c. El comercio exterior en su parte sensitiva —exportaciones de algodón, café, carne y azúcar—, está controlado por compañías transnacionales, siendo el destino final de la producción del mercado capitalista mundial, en un gran porcentaje, los Estados Unidos. Las cuotas, el sistema de precios, el costo y las calidades están sometidos de manera total a la voluntad de los grandes compradores. Un porcentaje del valor generado por los trabajadores nicaragüenses se transmite al gran capital imperialista a través de los canales del intercambio. Por otra parte, el papel asignado a Nicaragua como productora de materias primas, además de desvertebrar la complementariedad de los sectores productivos que muy poco intercambian entre sí, la ha marginado de la producción de medios de producción que le son suministrados desde el exterior, cortando la posibilidad de generar una tradición tecnológica interna capaz de adaptar por lo menos las maquinarias y técnicas diseñadas para otras economías y realidades, a las condiciones del país. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua d. En el nivel de la distribución y los servicios, Nicaragua es altamente dependiente. No posee medios de transporte adecuados y depende de las flotas multinacionales o del tráfico aéreo en menor escala. Las casas comercializadoras imperialistas captan un gran porcentaje de la producción y manejan el flujo de importaciones. El sistema de comunicaciones, la publicidad, televisión, etc., están insertados al aparato internacional de los grandes consorcios norteamericanos. Hasta 1974, la tónica general de la economía nicaragüense, en nada había cambiado respecto de los planes de sometimiento y expoliación económica trazados por el imperialismo desde principios de siglo, y las modificaciones introducidas eran más que nada re adecuaciones cíclicas según las nuevas condiciones de la producción y los requerimientos del mercado capitalista mundial. Fracasadas las reformas y la demagogia democrática de los primeros años de la Alianza, Nicaragua seguía dominada por el imperialismo a través de la dictadura militar somocista reforzada por la cuantiosa asistencia de los programas de ayuda militar, la capacitación del ejército y los aparatos represivos. La filosofía de contrainsurgencia y el control de la situación interna para favorecer la estabilidad de los intereses e inversiones yanquis, había modelado todo un estilo basado en la cruda aplicación de la violencia contrarrevolucionaria, matizada suplementariamente con programas de acción cívica, control de la natalidad, asistencia médica, vacunaciones y otros amortiguadores, más o menos inútiles —pero eficaces como medio de captar el grado de descontento—, que no casualmente se practicaban a escala masiva en las zonas de operaciones del movimiento guerrillero. El 27 de Diciembre de 1974, el FSLN mediante una acción eminentemente política ocupa la casa de un connotado agente somocista deteniendo a un grupo relevante de funcionarios del régimen y miembros de la familia Somoza. El impacto de la acción a nivel nacional y el apoyo manifiesto de la población, pusieron al descubierto la descomunal debilidad política de Somoza el cual tuvo que acceder a todas las demandas exigidas por el FSLN. La acción precipitó la crisis de la dictadura somocista a nivel político, lo que coincidió con la agravación de las condiciones de vida de las Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua masas, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, la carestía de la vida y la desocupación. Un sentimiento de desconfianza recorrió los niveles de la administración somocista y las filas de rango de la Guardia Nacional. Al mismo tiempo en Washington, Nixon era arrojado de la Casa Blanca, y con él los funcionarios implicados en los negocios sucios, entre los cuales estaba comprendido el Embajador yanqui en Nicaragua, Tumer Shelton, socio-empleado de Hughes y socio también de Somoza al cual prestó un apoyo incondicional sólo comparable al que su homólogo Tomás Whelan brindó al padre del dictador actual. Los escándalos del terremoto dentro de las que Somoza jugó un papel protagonista disponiendo para sí y sus allegados la ayuda externa, levantaron una ola de críticas internacional, el Departamento de Estado se veía constreñido a adoptar medidas más sutiles y convincentes para seguir apoyando a Somoza. Entre estas medidas estaba la de cambiar al Embajador norteamericano tal que implicara más un cambio de estilo que de política. La misión del nuevo Embajador consistiría —según fuentes del Departamento de Estado—, en alterar la imagen de total identificación de los Estados Unidos con Somoza, y poder maniobrar con cierta facilidad en el caso que algo marchara mal respecto al dictador. Sin embargo, la misión diplomática en Nicaragua, confiada a una estratega del Departamento de Estado, vinculado fuertemente a Rockefeller, al Consejo Nacional de Seguridad y a la CIA, parecía más importante. En crisis el Mercado Común, impugnada la presencia norteamericana con el Canal de Panamá, e iniciándose algunas manifestaciones de nacionalismo en el mismo Panamá y más cerca en Honduras, los Estados Unidos tienen en la dictadura militar somocista un intermediario bastante fuerte, influyente en el área, y capaz de enfrentar —como lo ha hecho— situaciones desagradables para los Estados Unidos dentro de la región. Por otro lado la situación singularmente desfavorable para el imperialismo, contraída al avance del campo socialista, los movimientos nacionales del Tercer Mundo, y la correlación favorable a las fuerzas progresistas en los organismos internacionales como las Naciones Unidas, unido a ello el avance de la ola nacionalista en América Latina, no permite al imperialismo Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua deshacerse con facilidad de piezas tan especialmente vitales como la dictadura militar somocista cuyo escandaloso alineamiento con la política exterior imperialista había sido declarada por el mismo Somoza (11). Al avanzar el movimiento revolucionario y agudizarse la crisis de la dictadura militar, el Departamento de Estado ha diseñado una política de emergencia para el caso de Nicaragua, cuyos ejecutores no son otros que el Embajador yanqui recién nombrado James Theberge quien actúa como inspirador, y el propio Somoza cumpliendo su tradicional papel de instrumento del imperialismo. La estrategia de emergencia comienza a aclararse en su formulación general que consiste en una combinación planeada de reformas de cierto corte burgués y de escaladas represivas, en una suerte de síntesis de la vieja política “Aliancista” y la estrategia de militarización y contrainsurgencia de los años 67-70, con la diferencia que en esta alternativa, la acción directamente estatal sustituye a los alegres empresarios locales de los años sesenta, y la política económica se centra más que en el desarrollo industrial, en la promoción de proyectos agrícolas de gran envergadura dirigidos principalmente hacia el campesinado; los pequeños productores artesanales e industriales y el comercio minorista también se ven incluidos en los planes de promoción pero en menor escala. Los planes imperialistas contemplan la creación de una importante área de economía cooperativa de carácter agrícola que comenzaría a organizarse a partir de las zonas más expuestas al trabajo político del movimiento revolucionario, esto es el Norte y la zona Central del país. Con todo, está claro que el énfasis principal —entre reforma y contrarrevolución— lo lleva el empleo de la violencia, e incluso los programas “cooperativistas” están diseñados para asegurar eficazmente el control de la población en las unidades productivas que, de este modo pasarían a ser una variante de las aldeas estratégicas que los yanquis aplicaron en Vietnam; no de otro modo se explica la inclusión de “bancos de información” sectorial en las áreas comprendidas dentro del programa, cedulación, y desde luego elección de zonas “explosivas” como primera prioridad. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua La parte operativa del programa estratégico está confiada a una institución especialmente modelada por los asesores norteamericanos denominada rimbombantemente Instituto de Bienestar Campesino “INBIERNO”, el cual operaría como un Ente autónomo multisectorial que contaría con la asistencia directa de todos los Ministerios vinculados con la economía, el Banco Nacional, INFONAC, Banco Central, y otros. Tras INBIERNO, se encuentra UNASEC (Unidad de Análisis Sectorial) sucursal de planificación agrícola de AID que fue la que diseñó el proyecto (12). Al mismo tiempo una pléyade de organismos del Estado, entre los que descollan el Ministerio de Agricultura, Trabajo, Banco Nacional, etc., se empeñan por su lado a contribuir con la fachada demagógica, implementando programas de asistencia popular, préstamos, asistencia técnica, mejoramientos salariales y “vigilancia” en el cumplimiento de normas laborales, mientras los mecanismos partidistas de la dictadura militar se empeñan en movilizar propaganda orientada a difundir la nueva imagen “social” del gobierno de Somoza. Para poner en movimiento el programa de “pacificación” las agencias yanquis han entregado la suma inicial de 100 millones de córdobas, y un numeroso equipo asesor coordinado por el Director de AID en Nicaragua Robert Culbertson, quien posee una experiencia acumulada en este tipo de programas aplicados precisamente en países “explosivos”, Vietnam, Perú (1965), y Guatemala (13). La otra cara de la moneda, la escalada represiva, ha sido puesta en práctica con mayor anticipación que las reformas “Sociales”. Desde enero de 1975 que coincide con la toma del poder por Somoza para otros seis años de gobierno, el país se encuentra bajo el estado de sitio y la Ley Marcial, lo que significa la suspensión de todas las libertades y derechos individuales, incluida la libertad de reunión e información. El ejército de la dictadura ha lanzado sucesivas escaladas represivas contra la población de los departamentos occidentales, Chinandega y León, y del Norte, Nueva Segovia, Madriz y Estelí, manteniendo al mismo tiempo una persecución estable y el estado de terror en las zonas Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua aledañas al sector de operaciones guerrilleras —Matagalpa y Jinotega— , donde numerosas familias han desaparecido, muchas de ellas asesinadas, o reducidas a los campos de concentración y cárceles colectivas que funcionan en Río Blanco, Cuscawas, Bilampí y Matagalpa. (14). La presencia de tropas y asesores yanquis es notoria, y ha puesto de manifiesto que en última instancia el comando dirigente de la Guardia Nacional sigue siendo norteamericano, al igual que en los primeros años de creación de este cuerpo. Es importante dejar claro que la intervención norteamericana está tomando en Nicaragua una forma cada vez más directa y progresivamente militar. Las bases militares norteamericanas dislocadas en distintos puntos —Zona Norte, Sede Militar en el centro de Managua, y Puerto Cabezas—, son una muestra de esa presencia. A la dependencia de tipo económico que extrae de la órbita nacional la riqueza que se produce socialmente en Nicaragua, a la dominación intermediaria que en el plano político-militar ejerce el imperialismo a través de la dictadura somocista, se unen las modalidades aún no generalizadas pero intolerables, de la intervención armada yanqui. Es contra esa intervención y contra su expresión local que se enfila la lucha de los nicaragüenses. Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cronología incompleta de las intervenciones de los Estados Unidos en Nicaragua Mimeografiado, mayo 1976. 2. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock Román, Ed. Siglo XXI, México 1976, Cap. V 3. Conference of Comission of Interamerican Development, “Nicaragua: Economic Development and Investment”. I.D.C., Washington D.C., 1944 4. Ensayo sobre el Imperialismo en Nicaragua Carlos Quijano, Editorial Sandino, Montevideo, 1970, Cap. I y II 5. Conference of Comission... ob. cit., pág. 126 y ss 6. Nicaragua: NACLA, Latin American And Empire Report Vol X, No. 2 Febrero 1976 7. Imperialismo y Dictadura, op. cit., pág. 127 8. Nicaragua: NACLA, op. cit., pág 26 9. Imperialismo y Dictadura, op. cit., pág 129 y ss 10. La Nueva estrategia para la contrarrevolución en Guatemala Susan Jonas, NACLAS Latín American and Empire Report, Marzo de 1974 11. Diario Novedades, 2 de Noviembre de 1974 12. Situación y Problemas del Sector Agropecuario Unidad de Análisis Sectorial (UNASEC); Decreto de Creación de Instituto INBIERNO (folleto, mimeografiado, Junio 1976) 13. Nicaragua: NACLA´S... op. cit. pág. 27 14. Testimonio sobre Nicaragua ante el Subcomité de Organizaciones Internacionales, C.R.I., de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos de América, Audiencias del 8 y 9 de junio de 1976, en Washington D.C. Presentado por el padre Fernando Cardenal, sacerdote Católico. (folleto impreso 13 p.).