Download Lea el Artículo - Portal Educativo de las Américas
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
CIUDADANÍA ECONÓMICA: DESAFÍOS PEDAGÓGICOS Alicia Canapale Directora Ejecutiva, Instituto de Promoción Económico Social acanapale@ipru.edu.uy Antecedentes La decisión del Instituto de Promoción Económico y Social del Uruguay (IPRU) de profundizar el desarrollo de acciones pedagógicas con niños, niñas, adolescentes y jóvenes vinculadas con temáticas económicas, financiera y sociales, surge a partir de diferentes prácticas y procesos desarrollados al interior de la institución en diálogo con nuevos espacios que comienzan a generarse a nivel local, regional y mundial en relación a la temática. IPRU es una organización no gubernamental de más de 45 años de funcionamiento en el Uruguay, que desde su fundación definió que en su aporte a la sociedad buscaría articular acciones educativas en lo social y en lo económico como forma de incidir y modificar los procesos de pobreza y exclusión que padecen diferentes personas o grupos de personas en el país. Es así que definimos como parte de nuestra tarea, la promoción de procesos pedagógicos desde donde comprender la importancia y la interrelación que existe entre derechos y decisiones económicas‐financieras que tomamos en lo cotidiano cada uno de nosotros como así también los otros. Marco ético Visualizamos la relevancia ética de esta propuesta desde una particular forma de entender la economía y el desarrollo humano. Por un lado, superando el modelo dominante que presenta a la economía como desligada de la ética –exenta de supuestos o incluso como una dimensión contraria a lo ético‐, la entendemos como una actividad humana que debe guiarse por los valores morales que orientan otros ámbitos de la vida social: la libertad, la justicia y la solidaridad. Creemos en la posibilidad y necesidad de una economía ética (Conill, 1998). Por otro lado, concebimos la economía como una actividad creada por el ser humano y que depende de su inteligencia y voluntad para funcionar. Una dimensión de la realidad 1 Educational Portal of the Americas – Department of Human Development, Education and Culture © OEA‐OAS ISSN 0013‐1059 La Educ@ción Digital Magazine Special Edition – www.educoas.org 1 que es dinámica, en la que las personas y las instituciones podemos ser motores de cambio desde un modelo de criticidad y acción. Creemos que ante las fallas del modelo neoliberal, se deben ensayar –como ya está ocurriendo‐ modelos alternativos para el funcionamiento del mercado. Existen hoy alternativas incipientes que trazan un camino claro y viable para un cambio positivo de la vida de las personas, y en particular, de los sectores más vulnerables, y a las que es necesario dar visibilidad. Asimismo, concebimos el desarrollo social como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos en una sociedad (Sen, 2000). Aunque no es el único, la economía es un medio importante para el bienestar y autonomía de las personas, o sea, esa libertad real o capacidad de llevar adelante la propia vida. La pérdida del sentido ético se da cuando esta relación se invierte y las personas son consideradas como un medio de la economía. En vez de ser agentes, las personas se vuelven participantes pasivos de unas reglas que se imponen externamente. Por ello, un principio ético básico para pensar la economía y las finanzas es que sus herramientas y estructuras no deben instrumentalizar a los seres humanos –no volverlos un medio para otros fines, como puede ser el mantenimiento de tal o cual sistema. Entendemos que el dinero forma parte de la condición material de nuestra vida y que es un bien de intercambio inevitable para resolver la satisfacción de las necesidades en sociedades complejas, intercambio que es inherente a la vida social humana. Esto no significa “endiosar” el dinero, sino reconocer como propuso Aristóteles, que el dinero es un medio de la libertad ‐un medio omnivalente que permite alcanzar multiplicidad de fines‐ pero no un fin en sí mismo. Por ello creemos valiosa una propuesta de educación social, económica y financiera, entendiendo que el conocimiento de los factores económicos brinda oportunidades para el desarrollo que son un medio para alcanzar otros objetivos. Lo educativo Creemos en la necesidad de transformar un sistema económico que genera grandes inequidades, exclusión, fractura social y destrucción del medioambiente. No creerlo posible es condenarnos a que no exista una alternativa. La modificación de estas condiciones estructurales injustas es responsabilidad de la sociedad toda y se dará de forma progresiva y no inmediata. Apostamos a sumar a un cambio posible desde propuestas educativas transformadoras y no reproductoras, que construyan contrahegemonía a través de nuevos marcos de pensamiento y cambios en lo micro, que 2 Educational Portal of the Americas – Department of Human Development, Education and Culture © OEA‐OAS ISSN 0013‐1059 La Educ@ción Digital Magazine Special Edition – www.educoas.org 2 democraticen la información, privilegiando el pensamiento crítico, estando atentos y revalorizando otros valores. Una sociedad mejor requiere de nuevas estructuras económicas, pero también de una transformación de las disposiciones, valores y comportamiento individual y colectivo (de las familias, de las comunidades, de las organizaciones). En este sentido, la educación económica y financiera puede ser vista como una forma de educación para una nueva ciudadanía que contribuya a una forma de procesar las decisiones económicas y a una reflexión y cambio de nuestro rol en la economía. En particular, como educadores en contexto de vulnerabilidad social, consideramos que todas las personas ‐aún los más excluidos‐ tenemos opciones en cuanto a mejorar o empeorar de algún modo nuestra vida individual y colectiva. Ser y saberse un sujeto de derecho es fundamental así como participar e involucrarse para obtener aquello que se reclama. Estar mejor depende de tener más oportunidades, pero también de tener la capacidad de poner algo de sí. Concebimos el fenómeno de la pobreza desde una mirada amplia, que no la reduce a una simple falta de ingreso sino que la entiende como ausencia de capacidades mínimas que permiten a las personas llevar adelante su plan de vida (Sen, 2000). Esta visión pone el énfasis no en los bienes que se disponen –más allá de que sea vital contar con ellos‐, sino en lo que las personas pueden hacer y ser con los bienes que poseen, y la forma como convierten esos bienes en capacidades básicas como estar bien nutrido, tener una educación, etc. Por ello, concebimos la pobreza como un fenómeno complejo, que no puede pensarse desde una sola causa y una sola salida. Esta centralidad en las capacidades que realmente poseen los sujetos nos permite visualizar que la pobreza es una situación de falta de autonomía. Y que todo proyecto educativo que promueva capacidades estructurantes de la vida contribuye al pasaje de una autonomía potencial a una autonomía plena, en la medida en que trabaja en la generación de ciertas condiciones subjetivas. Ciudadanía Para los seres humanos, la vida se presenta como una tarea abierta, algo que no viene determinado de antemano. Es cierto que somos resultado de nuestras circunstancias, pero también la vida depende de nuestro hacer, de nuestras elecciones, de lo que hacemos con nuestras circunstancias. Desde la Modernidad, la dignidad del ser humano se 3 Educational Portal of the Americas – Department of Human Development, Education and Culture © OEA‐OAS ISSN 0013‐1059 La Educ@ción Digital Magazine Special Edition – www.educoas.org 3 asienta sobre esta capacidad de ser dueños de nosotros mismos, de no ser un objeto sometido a los avatares externos. Esa autonomía se traduce en como ser capaz de autodeterminarse, y de concebir y perseguir un plan de vida racionalmente elegido. Por eso, la temporalidad tiene tanto que ver con una vida plenamente humana, con la capacidad básica de proyectar la propia vida a futuro (Nussbaum, 2000). Claro que esta autonomía está en todo ser humano como potencial a realizar, pero son necesarias ciertas condiciones materiales y subjetivas para que se vuelva efectiva y plena. La autonomía colectiva –de la familia, de los grupos y comunidades‐ puede pensarse en esta misma clave. La educación económica y financiera puede contribuir a desarrollar habilidades importantes para este “desafío” de la vida como son la autonomía, la capacidad de proyectarse a futuro, la autorreflexión sobre las propias decisiones, y la capacidad de comprometerse con un rol y responsabilizarse por las tareas que éste implica. Un ámbito de la ciudadanía económica en la que es importante aplicar la autorreflexión es el consumo (Cortina 2002). Por ejemplo, rescatar la distinción entre necesidades y deseos. No para imponer un criterio absoluto y universal ya que el límite es muy difuso y no hay una canasta óptima de consumo que se aplique a todos los individuos. Más bien para que cada niño y adolescente, en diálogo con sus pares y referentes, pueda construir un criterio personal de forma reflexiva, informada y crítica. La autorreflexión implica problematizar y desnaturalizar nuestras motivaciones y convicciones. Por un lado, concientizarnos de lo que es el consumo, para qué lo realizamos y cuáles son las consecuencias del mismo, y en función de eso tomar decisiones óptimas para cada individuo y para la sociedad en su conjunto. Por otro lado, descubrir los intereses y las formas de dominio que subyacen al consumo y sus mensajes, y así ser más libres. Trabajar este discernimiento en forma personal y colectiva habilita a una crítica al consumismo, actitud que nos esclaviza al deseo, genera constante insatisfacción y es potencial enemigo del ahorro, la planificación y administración reflexiva del gasto y el dinero. Proyectarse y tener un plan de vida implica ser capaz de hacer postergaciones y discernir entre necesidades reales e impuestas (Cortina, 2002). Asimismo, es vital que los educadores tengamos respeto por la autonomía de las personas y comunidades, lo que se traduce en confianza en las capacidades de los beneficiarios y la promoción de su protagonismo, comuniquemos con transparencia las intenciones que nos guían en la propuesta, tengamos flexibilidad para adaptar contenidos del proyecto a las 4 Educational Portal of the Americas – Department of Human Development, Education and Culture © OEA‐OAS ISSN 0013‐1059 La Educ@ción Digital Magazine Special Edition – www.educoas.org 4 necesidades de los niños/jóvenes y que desde la coherencia, seamos testimonio de los valores éticos que promovemos. Este artículo es producto del trabajo colectivo realizado por el equipo técnico que ha implementado el Proyecto implementado por IPRU, con el cofinanciamiento del Banco Central del Uruguay y en coordinación con AFLATOUM. Coordinaron el proceso de reflexión y sistematización: Licenciada Ana Fascioli, Educador Liber Larrosa, Maestra Silvana Porto, Lic. Educación Marcelo Ventos, Directora Ejecutiva PFS Alicia Canapale. Bibliografía Conill , Jesús (1998) “Economía y Etica”, en Temas para el debate, 42, pp.49‐51. Cortina, Adela (2002) “Una ética del consumo” en Por una ética del consumo, Taurus, Madrid. Nussbaum, Martha (2000) Women and Human development. The capability approach, Cambridge University Press. Rebellato, José Luis (1997) “La ética y la práctica de los educadores sociales” en Horizontes éticos en la práctica social del educador, Centro de Formación y Estudios del INAME, Montevideo, pp. 1‐ 28. Sen, Amartya (2000) Desarrollo y libertad, Planeta, Buenos Aires. 5 Educational Portal of the Americas – Department of Human Development, Education and Culture © OEA‐OAS ISSN 0013‐1059 La Educ@ción Digital Magazine Special Edition – www.educoas.org 5