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Contraplano Un nuevo académico de la lengua Por Orlando Cadavid Correa (ocadavidcorrea@gmail.com) Los amigos y colegas del escritor y periodista Jorge Emilio Sierra Montoya –uno de los mejores discípulos del maestro Ovidio Rincón Peláez— tenemos los bolsillos llenos de felicidad por su exaltación como Miembro Correspondiente a la benemérita Academia Colombiana de la Lengua. Nacido en Pereira y formado en sus inicios, en Manizales, en el diario LA PATRIA, “El Mono” Sierra hizo toda la carrera en el periodismo impreso, desde reportero raso de la agencia Colprensa hasta director durante catorce años de La República, el llamado diario de los hombres de trabajo, fundado por el ex presidente Mariano Ospina Perez el 3 de marzo de 1954. Antes fue jefe de redacción, editor general y subdirector del cotidiano conservador de Bogotá. Con el ingreso aprobado por unanimidad de este gran todero del “Cuarto Poder” a la Academia, de la mano del notable humanista e historiador Antonio Cacua Prada, se redondea la tripleta de figuras del periodismo nacional con asiento en la Academia. Los otros dos son Daniel Samper Pizano y Juan Gossaín Abdala. La posesión será programada en breve, anunció el presidente de la corporación, Jaime Posada, padre del finado columnista Roberto Posada, (D’artagnan). Poseedor de un largo kilometraje en la prensa y en la academia, es imposible acomodar en el reducido espacio de esta columna el palmarés de Jorge Emilio. Amante de los claustros, estudió filosofía en la Universidad de Caldas; dirigió el suplemento literario del diario caldense e hizo varias maestrías en la Universidad Javeriana. Y dirigió el suplemento literario del diario caldense. Tiene en su vitrina varios galardones. Ha publicado 23 libros sobre temas literarios (poesías y relatos); políticos, como “El Pensamiento Político de Gaitán”; económicos -“50 Protagonistas de la Economía Colombiana” y “¿Qué hacemos con Colombia?”, entre otros-; “Líderes Empresariales” y sobre Responsabilidad Social Empresarial-; filosóficos -“La metafísica cartesiana” y “Liderazgo con Valores”- , e históricos y biográficos, como su serie de libros en ASCUN sobre personalidades de la cultura nacional (Jaime Sanín Echeverri, Jaime Posada, José Consuegra Higgins y Omar Rayo). Al responder a nuestras congratulaciones por el merecido reconocimiento de que ha sido objeto, “El Mono” Sierra evocó gratificantes episodios del pasado: Apreciado Orlando: Honor y privilegio el mío, desde hace ya varias décadas, no solo a un amigo sino a un verdadero maestro del periodismo, quien me impartió las primeras lecciones como reportero o "cargaladrillo". Aún recuerdo tus correcciones a mano, siempre atinadas; cómo resumir los textos para que fueran más precisos y cortos, usando los términos más adecuados en una agencia de noticias, y obviamente tus consejos, impartidos a veces en el almuerzo, donde ni siquiera dejábamos de trabajar. ¡Qué maravillosos fueron aquellos años, cuando Colprensa recién comenzaba! Óscar Domínguez, con sus originales apuntes, verbales y escritos, que inundaban de carcajadas a la pequeña sala de la redacción; Roberto Pombo, a quien nunca imaginamos entonces como futuro director de "El Tiempo", dedicado a la economía junto a Hernando Salazar, "El Diabético"; Héctor Mario Rodríguez, hijo del inolvidable "Capi" que había salido de Manizales para "tomarse" la prensa capitalina (y algo más); nuestro querido Director, Jorge Yarce, con sus cordiales sermones mañaneros, y otros tantos colegas que competíamos de igual a igual, tieso y parejo, con "El Tiempo" y "El Espectador", según lo demostraban a diario nuestras "chivas" que luego resonaban en "Las cien noticias Caracol del día". La apostilla: Al advertir que Sierra Montoya ya va por los 23 libros publicados, nos late que en el futuro podría pasarle lo del inolvidable Otto Morales Benítez, quien (según Domínguez) cada vez que se agachaba, se le caía un libro!