Download De pelotas, pelotudos y goles de media cancha.

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Diciembre de 2015
De pelotas, pelotudos y goles de media
cancha.
Mucho se ha comentado sobre la crisis del fútbol chileno. De todo lo que he leído, el más certero y
agudo comentarista ha sido Felipe Bianchi. Googlee columnas como “Culpables o inocentes” (junio
2015), “Cuentas pendientes” (noviembre 2015), “No alcanza” (noviembre 2015) y “Ni perdón ni
olvido” (diciembre 2015), entre otras. En esencia, todas apuntan al importante rol del FBI como el
único que ha hecho bien la pega hasta ahora, y de cómo resulta insultante, agresivo e inaceptable
que todos pongan carita de sorprendidos e indignados. Me gusta su estilo espadachín, sin
anestesia. Y aunque no lo conozco, lo bautizo como el mosquetero Aramis Bianchi.
Si Bianchi tratara temas de economía, no dejaría títere con cabeza. Porque seguramente nos diría
que en esta crisis del fútbol también es responsable la SVS como entidad que regula a sociedades
anónimas deportivas que transan en bolsa y también pide información de estados financieros y
presupuestos al resto de los clubes deportivos que no transan en bolsa. Con un mínimo análisis
financiero debió prever algunos detallitos que hasta un alumno de primer año de finanzas puede
captar. ¿Cómo es posible que la SVS no haya dicho nada de constantes presupuestos con déficit
operacional? ¿De pérdidas operacionales permanentes? ¿De dónde salió la plata que tapó este
hoyo? ¿Se limitó la SVS a sólo recibir unas planillas ordinarias que después archivó, y más encima,
subió a la página web, para reflejar transparencia y por si alguien interesado las pescaba? ¿Qué le
dirá al FBI cuando pregunte por su rol de supervisión a clubes que presentaron déficit sostenidos
en su operación y su relación con los ingresos de los clubes que sí transan en bolsa? ¿Preguntó la
forma de financiamiento y el plan de desarrollo y de la sustentabilidad de la industria? ¿Se habrá
dado cuenta la SVS del abuso de posición dominante de los tres grandes que transan en bolsa
versus todo el perraje de primera A y B, en relación a la repartija de ingresos? ¿Ha pedido que se
haga una simulación de cuál sería el precio de equilibrio de las acciones bajo condiciones de
competencia de ingresos, en coherencia con lo que ocurre en otros mercados (ligas) del mundo?
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Diciembre de 2015
Sigamos con los palos, ¿Creerá la SVS que no es de incumbencia leer en diarios que el canal del
futbol vale cientos de millones de dólares y se sostiene por un monopolio de los derechos de
transmisión? ¿Les ha pedido a los clubes que transan en bolsa que hagan simulaciones de sus
estados financieros si dichos derechos de transmisión se licitaran en forma abierta y competitiva,
donde el CDF fuera uno más de los participantes? ¿Se habrá dado cuenta la SVS que la ANFP tiene
un doble rol en el marco de la negociación del CDF, por un lado, como representante de todos los
clubes del fútbol, y por otro, como dueño del 80% del CDF, y que en ambos roles tiene que actuar
como comprador y vendedor a la vez, con un cierto conflicto de interés? ¿No le parece raro a la
SVS que el CDF se valorice en diez veces más que un canal de TV abierta, y que esto no tenga otra
razón económica más que la existencia de un monopolio? ¿Se habrá dado cuenta la SVS que el
activo valioso son los derechos de transmisión donde todos los equipos son importantes, y por lo
tanto, la repartija actual de estos ingresos, que favorece a los tres grandes que transan en bolsa,
es incoherente con mercados abiertos y competitivos e inconsistente con una liga más atractiva y
competitiva dentro de la cancha? ¿Ha oficiado la SVS a los tres grandes hasta cuando se
mantendrá este monopolio y que ocurrirá después con el precio de la acción o le basta con tener
copia de los contratos que se amarran por varios años? ¿Podrá decir la SVS a la ciudadanía, al igual
que el Sr. Jadue, “misión cumplida”?
Pero más allá de lo particular de la crisis del fútbol -que seguramente dará para una buena película
de mafia, intriga y espionaje-, esta debacle no es un hecho aislado de lo que ocurre en el país. Eso
es lo grave, es la forma de hacer las cosas en Chile. Vámonos acostumbrando, porque la escena de
Jadue en el aeropuerto se puede seguir repitiendo. Podríamos ver un desfile de próceres con
muchos galardones tener que dar cuentas afuera. Algunos deberán pensar dos veces si viajan al
norte, mire que hasta por una cuenta corriente en USA, algún servidor informático, algún
proveedor o cliente gringo, o cualquier cosita, por mínima que sea, podría dar luz verde a analizar
las operaciones en Chile.
La lección es clara: si en Chile todavía hay espacio para abusos (léase en lenguaje económico:
imperfecciones de mercado), será la normativa externa la que nos ponga los puntos sobres la íes.
Con el FBI o la SEC no se juega. Mientras nosotros no solo aparentemos ser un país OECD, sino que
realmente actuemos como tal, veremos varias Loretas Lynch hurgueteando en los más diversos
sectores de la economía: banca, retail, telecomunicaciones y servicios en general. Porque los
gringos son como perros de caza cuando se trata de analizar competencia en los mercados, abusos
de posición dominante, colusiones, precios predatorios y otros similares; y cuando dicen “misión
cumplida” es precisamente eso; ellos no se compran las excusas. Nosotros, en cambio, estamos
acostumbrados a ver pelotudos en todos lados y goles de media cancha a diario, y es tan normal,
que a unos les damos premios, a otros los admiramos y a algunos aplaudimos en sus inocuos
discursos en los foros. Afortunadamente a nuestra cueca en pelota le queda poco tiempo.
D´Artagnan