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www.gacetafinanciera.com El prematuro réquiem del dólar (1) Jorge Suárez Vélez. Octubre 22/2009 En las últimas semanas han surgido muchas opiniones respecto a la debilidad del dólar. Algunas la ven como el más evidente augurio del desmoronamiento del imperio estadounidense; otras claman por revertir las políticas adoptadas, debido a la necesidad de un dólar fuerte; y algunas más celebran la caída porque, por sí sola, corregirá los desbalances económicos en el mundo. No es que me guste llevar la contra, pero estoy en desacuerdo con las tres. He escrito extensamente sobre por qué no creo que estemos remotamente cerca de ver el fin del predominio estadounidense en el mundo, a pesar de que cuando veo la fuerza del cabildeo, la ineptitud de los congresistas, y la falta de agallas del ejecutivo, cuestiono mi certeza. A reserva de explayarme nuevamente sobre el tema en otra ocasión, resumiría mis razones para mantener la fe en tres argumentos. Primero, porque este es un país de inmigrantes, quienes tienen el denuedo para dejar la comodidad de lo conocido y buscar lo potencialmente mejor, siempre tendrá la capacidad de renovarse y de hacer lo necesario para salir adelante. Segundo, porque es un país que ha logrado construir una meritocracia en la que, todavía, logra salir adelante quien está dispuesto a esforzarse. El sistema, esencialmente capitalista, sienta las bases para competir, y estoy convencido de que la competencia nos hace mejores. Tercero, por el extraordinario sistema de universidades –que no requieren del estado– que funcionan como imán para atraer, y eventualmente retener, al mejor talento del mundo. Sí, al escribir esto puedo pensar en todos los ataques a estos argumentos; desde luego, no son irrebatibles. Sin embargo, creo que hoy hay tanto pesimismo sobre el futuro de Estados Unidos porque sus deficiencias han sido evidenciadas por esta crisis. Otras regiones tienen retos menos obvios, pero mucho más complejos y difíciles de vencer. La subjetividad del anti-americanismo No me malentienda. No estoy diciendo que Estados Unidos sea un país perfecto. Después de vivir aquí por 17 años, tengo más evidencia empírica de sus carencias que muchos que no han tenido esa experiencia. Pero de lo que estamos hablando es de hegemonía, y no veo otro país mejor armado para desafiarla (incluso, atreviéndome a utilizar el término también en forma literal, si recordamos que el gasto militar estadounidense es mayor al del resto del mundo sumado). El pesimismo obstinado es, por así decirlo, el crisol que sintetiza las antipatías –que no son pocas– hacia el imperio. Hace un par de días leía un escrito de Fidel Castro que un amigo hizo favor de enviarme. En éste, el caudillo cubano reflexiona sobre la caída del imperio, la “estafa” detrás de que Estados Unidos haya abandonado el patrón oro en Actualízate Adquiriendo la Financial Card. 1 www.gacetafinanciera.com 1971, el “asombroso despilfarro” detrás del endeudamiento de Estados Unidos y Japón, y observa que “el dólar ha dejado de ser la moneda de reserva” [1]. El Sr. Castro no tiene la más pálida idea de lo que está hablando, pero resume bien el sentimiento anti-americano que prevalece en el mundo y que nubla la objetividad del análisis. Al final del año pasado, 64.6% de las reservas internacionales en las arcas de los bancos centrales estaban en instrumentos denominados en dólares. Esa proporción se ha mantenido más o menos estable en las últimas décadas (desde 59% en 1995 hasta 70.9% en 1999). En el mismo momento, 26.5% estaban denominadas en euros, 4.1% en libras y 3.3% en yen. No sólo es el dólar la moneda de reserva, sino que ha variado poco su importancia, a pesar de que el euro gradualmente ha ganado terreno a costa del yen y de otras monedas, no del dólar. El endeudamiento de Estados Unidos obedece, al menos parcialmente, a un reto que asume el país que emite la moneda de reserva, el llamado Dilema de Triffin. Trataré de explicarlo y espero no aburrir demasiado. Todas las economías del mundo tienen una balanza de pagos “balanceada”. Eso quiere decir que si tienen un déficit en su balanza de cuenta corriente, tendrán que generar un superávit de similar magnitud en su balanza de capitales. En castellano, eso quiere decir que si tienen un enorme déficit comercial porque importan mucho más de lo que exportan, seguramente tendrán que atraer capital –inversión extranjera, deuda, o lo que sea– para pagar por esas importaciones que no se cubrieron con el producto de sus propias exportaciones. El costo de emitir la moneda de reserva Cuando el mundo requiere de un incremento en la liquidez global, el país que emite la moneda de reserva tiene que generar un déficit en su cuenta corriente suficientemente grande para compensar por el enorme flujo de capital hacia su economía. Eso es lo que pasó recientemente y, por eso, la economía estadounidense muestra tanto endeudamiento. Sólo una economía gigantesca, como la estadounidense (más de una quinta parte del PIB mundial [2]), tiene la capacidad de absorber choques de tal magnitud. Mucho se habla del señoraje que cobra quien emite la moneda. Sí, si usted tiene unos dolarcitos guardados en el cajón de la ropa interior, en estricto sentido le está prestando dinero a Estados Unidos en forma gratuita, pues nadie le paga a usted un interés por guardar parte de su ahorro en esos billetes. Sin embargo, en este momento en el que el Tesoro de Estados Unidos puede financiarse a tasas cercanas a cero, el señoraje hace poca diferencia. Si la inflación surge, entonces sí se vuelve una especie de impuesto que pagan quienes guardan el cash. Emitir la moneda de reserva no es trivial. El país que lo hace requiere de una política monetaria ágil que permita esterilizar (emitiendo bonos y otros instrumentos de Actualízate Adquiriendo la Financial Card. 2 www.gacetafinanciera.com deuda) eficientemente los flujos de capitales que entren a la economía, para evitar que provoquen inflación al incrementar la oferta monetaria. Requiere, entonces, de un sistema financiero sólido y sofisticado para realizar la tarea con eficiencia, y también de una situación fiscal sana para generar la confianza necesaria. La economía del país que emite la moneda de reserva tiene que tener el tamaño para resistir los embates desestabilizadores implícitos en las políticas de otras economías que deciden, sin previo aviso, acumularla, venderla o cambiarla por otra. Vivimos en un entorno en el que un país –China– decide mantener su moneda subvaluada para crecer a partir de exportar (enorme superávit de cuenta corriente), esta política le lleva a acumular una exorbitante cantidad de reservas (el equivalente a más de dos billones de dólares); mientras tanto, las tasas de interés internacionales se mantienen cercanas a cero (lo cual facilita enormemente el financiamiento de la actividad especulativa); en este contexto, ¿qué país desea –y está listo para– que su moneda desplace al dólar? ___________________________ [1] Castro, Fidel; Las campanas están redoblando por el dólar. CubaDebate, octubre 9, 2009 [2]La economía estadounidense es 23% de la economía mundial, medida a valor nominal, o 21% medida con PPP (paridad de poder adquisitivo). El prematuro réquiem del dólar (2) La especulación desestabilizadora Jorge Suárez. 26/10/2009 Conforme el sector financiero mundial ha ido creciendo y su peso relativo en la economía ha aumentado, la capacidad desestabilizadora de las crisis es mayor. Estoy convencido de que el peor error que han cometido los gobiernos en las últimas décadas ha sido no sólo dejar que se desarrollen estos gigantes financieros cuyo fracaso amenaza a la economía entera de un país, sino además dejar claro que el estado está detrás de ellos y evitará su quiebra. Esa garantía –cada vez más explícita– fomenta que las instituciones financieras se alejen de la búsqueda por limitar sus riesgos, y se lancen abiertamente a incrementarlos, sabiendo que siempre hay una red de protección estatal. Si gano, la ganancia es mía; si pierdo, pierde el contribuyente fiscal. A esto se refiere la Hipótesis de Inestabilidad Financiera del economista Hyman Minsky, quien dice que el potencial desestabilizador del sector financiero crecerá conforme aumente la propensión de éste a especular [1]. Por ello, es importante considerar que, si bien antes se hablaba de cuántos meses de importaciones mantenía un país en sus arcas como reservas, hoy es infinitamente más Actualízate Adquiriendo la Financial Card. 3 www.gacetafinanciera.com importante pensar en la capacidad de hacer frente con esas monedas fuertes a las transacciones de índole puramente financiero (e incluso especulativo). En 2008, la exportación mundial de mercancías sumó 15.8 billones (millones de millones) de dólares. Las transacciones cambiarias (de unas monedas por otras) en ese mismo año excedieron 800 billones de dólares [2]. Claramente, la variable principal para determinar el flujo global de monedas no es el comercio, sino la actividad financiera. Monedas alternativas al dólar El dólar es la moneda de reserva, principalmente, porque los mercados financieros estadounidenses son más sofisticados y más profundos que los de cualquier otro país. ¿Qué otro mercado financiero podría darle cabida a millones de millones de dólares de ahorro originado en China, Japón, Alemania, los países exportadores de petróleo, entre muchos otros? Repito, ser el país emisor de la moneda de reserva tiene ventajas, pero presenta desafíos que no son menores. Hoy por hoy, la única moneda que puede competir con el dólar es el euro. Antes de su surgimiento en 1999 era el marco alemán la segunda moneda de reserva en importancia (alrededor de 15% de las reservas totales). Sin embargo, el reto que enfrenta el Banco Central Europeo es grande. Los analistas que ven en la robustez del euro una condición que forzará a que la economía alemana dependa menos de la exportación, y que creen que eso ayudará a cerrar los enormes desbalances globales, ignoran el demoledor efecto que esa condición tendrá sobre otras economías europeas, como la española. Sin la posibilidad de una devaluación que amortigüe la problemática situación de su economía, la única variable que absorberá la dura realidad de España será el empleo. El desempleo ya alcanza 15% en esa economía, y éste seguirá creciendo conforme el fortalecimiento del euro les siga restando competitividad. Aún así, seguramente seguirá creciendo la participación del euro en las reservas que mantienen los bancos centrales. Como dije antes, los irrefutables problemas de la economía estadounidense, combinados con una cierta dosis de xenofobia, han contribuido a hacer eco de la posibilidad de que surjan monedas “alternativas” al dólar. El incremento en la emisión de Derechos Especiales de Giro por parte del Fondo Monetario Internacional (que se multiplicó por nueve), así como los comentarios hechos por funcionarios chinos de considerar utilizar éstos como “moneda de reserva”, ha generado especulación. Esta “moneda” [3] está compuesta de una combinación de cuatro divisas: dólares (44%), euros (34%), yen (11%), y libras esterlinas (11%). Se especula –quizá en forma ligera– que el Banco Popular Chino y otros bancos centrales empezarán a distribuir sus reservas en forma más similar al peso que éstas tienen en la formación de los Derechos Especiales de Giro. Eso implicaría una salida del dólar, hoy 64.6% del total (a 44%), y un incremento en la participación de euros (de 26.5% a 34%), yen (de 3.3% a Actualízate Adquiriendo la Financial Card. 4 www.gacetafinanciera.com 11%) y libras (de 4.1% a 11%). Independientemente de que los bancos centrales lo hagan, sin duda hay innumerables especuladores en el mercado haciendo la apuesta, tratando de anticiparse. Quizá eso contribuye a la debilidad del dólar, y explica también la súbita alza del yen. El dilema chino Sin embargo, es imposible saber qué están haciendo los bancos centrales con sus reservas, pues cualquier indiscreción llevaría a que el mercado entero se anticipe a cada movimiento. Los chinos enfrentan un singular conflicto. Acumulan reservas por un valor total equivalente a 2.13 billones de dólares. De estas reservas, se estima que 65% están en instrumentos denominados en dólares; la mayoría del resto está en euros, pero también tienen libras, yen, un poco de dólares canadienses y australianos, y menos de 2% de las reservas totales invertidas en oro. Por lo anteriormente explicado, no es trivial pensar que puedan reducir el peso relativo del dólar en su canasta de monedas, sin ocasionar una masiva devaluación del billete verde. Ellos mismos serían los principales afectados de la pérdida de valor de su ahorro. ¿Qué otro mercado financiero y qué otra moneda podría dar cabida y liquidez a reservas de tal dimensión? Curiosamente, en la crisis de los años treinta otro país enfrentó un dilema similar. A finales de la década de los veinte, la economía francesa mostraba un colosal superávit de cuenta corriente, y acumulaba la mitad de las reservas del mundo, invirtiéndolas principalmente en libras. Decidieron ir cambiando la distribución de sus reservas hacia el dólar, debilitando ellos mismos a la libra a tal grado que, eventualmente, tuvieron que tomar medias para salir a apoyar a esta moneda en los mercados internacionales. La inestabilidad cambiaria ocasionada por el cambio de estrategia contribuyó a agravar la crisis económica global. El gobierno chino sabe que no puede vender sus inversiones en dólares y, de hecho, han seguido acumulándolas a un ritmo similar al que las han adquirido en los últimos años. ¿Por qué entonces hacer tanto ruido con respecto a un posible cambio? Quizá porque eso quita el reflector de la crítica al debilitamiento intencional del renminbi para mantener competitividad en las exportaciones; o tal vez porque al debilitar al dólar en el corto plazo, de hecho el renminbi se devalúa –convenientemente– también contra todas las otras monedas. Cualquiera que sea la respuesta, el banco central chino no tiene más alternativa que seguir por el mismo camino. _____________________________ [1]Minsky, Hyman; The Financial Instability Hypothesis. Bard College – The Jerome Levy Economics Institute Working Paper No. 72, Mayo, 1992. [2]Según el BIS (Bank of International Settlement), 88% de las transacciones cambiarias se realizaron contra el dólar en 2007. [3]De hecho, no es una moneda sino un vehículo que pueden utilizar los países miembros del FMI para cubrir ciertas obligaciones entre ellos. Actualízate Adquiriendo la Financial Card. 5