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TEXTO PARA DISCUSSIÓN Brasil, Argentina y el Proyecto Mercosur: ¿Relaciones comerciales para definir alianza? Lia Valls Pereira Investigadora y economista de Economía Aplicada del IBRE/FGV Septiembre de 2012 Brasil, Argentina y el Proyecto Mercosur: ¿Relaciones comerciales para definir alianza? Lia Valls Pereira Investigadora y economista de Economía Aplicada del IBRE/FGV El 26 de marzo de 2011 el Tratado de Asunción que creó el Mercosur cumplió 20 años. Además de los discursos oficiales que por obligación siempre apuntan las ventajas y los avances del proceso de integración, los objetivos del tratado todavía no se han cumplido. Más que eso, son pocos los que defienden y/o apuestan en la formación de un mercado común (libre circulación de mercaderías, servicios, capital y trabajo) formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Incluso la consolidación de la unión aduanera (una tarifa de importación común y libre comercio de mercaderías intrarregional), que debería estar en vigor desde el 2006, se mantiene en espera. Las relaciones entre Brasil y Argentina son cruciales para definir la trayectoria del proceso de integración. Pues, al fin y al cabo, esos dos países son responsables por el 97% del producto interno bruto (PIB) del bloque (el 2010) y solamente Brasil participa con el 83% en el PIB Mercosur. Un acuerdo, sin embargo, supone que los Estados miembros consideran que existan beneficios posibles por la integración que no se obtienen de forma aislada y, por ello, algún “compartimiento” de políticas es necesario. El Mercosur necesita ser un proyecto común de sus aliados en que todos perciban un saldo neto positivo en el balance entre beneficios y costos. En ese caso, solamente el comercio no es suficiente. Comercio El flujo de comercio (exportaciones más importaciones) de Brasil con Argentina pasó de US$ 14,7 mil millones el 1998 (el mayor valor de la década del 90), a US$ 32,9 mil millones el 2010 y US$ 32,8 mil millones (enero a octubre de 2011). Sin embargo, en 1998, la participación del flujo con Argentina en el comercio total de Brasil era el 13,6%, el 2010, fue el 8,6% y en el acumulado hasta octubre de 2011 fue el 8,2%. El flujo de comercio de Argentina con Brasil en el total del comercio exterior argentino era el 15% en 1991, alcanzó su mayor porcentaje en 1997, el 26,5%, y fue el 25,7% el 2010. Como en Brasil, el flujo de comercio creció en términos de valor, pero mientras la participación de Brasil en el comercio exterior argentino es casi igual à la de los años 90 — el inverso no es verdadero en la agenda argentina. Brasil sigue teniendo un peso importante en el comercio exterior argentino. Textos de la figura: Gráfico 1 – Participación (%) del país en la agenda de exportaciones de aliado. Gráfico 2 - Participación (%) del país en la agenda de exportaciones de aliado. Fuente: Secex/Midic y CEI/MRE de Argentina. Un espíritu mercantilista preside las negociaciones comerciales. Los acuerdos se presentan para los sectores de la sociedad como formas de expandir mercados y con pocos efectos de daño para los sectores internos. A lo largo del proceso de integración, la participación del comercio intrarregional puede crecer, pero, si persisten grandes disparidades, el acuerdo empieza a cuestionarse. Lo gráficos 1 y 2 muestran las participaciones de Brasil y de Argentina en las agendas de exportaciones e importaciones del aliado. Después del aumento de los porcentajes hasta 1997, la participación brasileña en las exportaciones argentinas disminuyó y todavía no llegó al valor de 1997, que era el 13%. Lo mismo ocurre para Argentina. Brasil ya fue responsable por el 31% de las exportaciones argentinas y el 2010, ese valor fue el 21%. Sin embargo, en los flujos importados, mientras la importancia de los productos argentinos disminuyó para Brasil, el porcentaje importado por Argentina de productos brasileños aumentó, llegando al 34% el 2003 y el 31% el 2010. Los argentinos demandan aumento de sus exportaciones al mercado brasileño. Los resultados de los saldos de las balanzas comerciales refuerzan la “percepción” de la disparidad en el comercio. El saldo de Brasil con Argentina sigue el desempeño general del comercio. Entre 1995 y 2000, el saldo fue de déficit con el mundo y con Argentina (Figura 3). A partir de 2003, cuando la economía argentina se recuperó, el saldo con el aliado siguió el desempeño favorable en la producción de superávits comerciales. En el acumulado de enero a octubre de 2011, el saldo con Argentina, por el valor de US$ 4,9 mil millones, ya superó el mayor saldo de la serie anual del comercio bilateral. En el caso de Argentina, los resultados no siempre coinciden. En los años 1997/99, el saldo con el mundo era de déficit y con Brasil, de superávit (gráfico 4). A partir de 2004, el saldo es de déficit con Brasil y de superávit con el mundo. Argentina se benefició del aumento de los precios de las commodities, pero no con Brasil, que también es un gran productor de soja y carne bovina. Los sectores industriales argentinos reclaman y el gobierno de Buenos Aires ha respondido al “aumento de la disparidad” en los flujos comerciales con Brasil con medidas proteccionistas, como la lista de productos sujetos a licencias no automáticas. En el año de celebración de los 20 años del Mercosur, el gobierno brasileño respondió con otro paquete de licencias no automáticas y el “clima de tensión comercial” aumentó. Textos de la figura: Gráfico 3 – Saldos de la Balanza Comercial de Brasil Fuente: Secex/MIDIC Esas tensiones no son novedad en la relación Brasil-Argentina. Al inicio de la construcción del Mercosur, el déficit comercial con Brasil condujo a medidas de protección, como salvaguardias y derechos antidumping incidentes sobre las importaciones brasileñas. La “tensión” se acomodó con compromisos de compra de petróleo y trigo. Recientemente, el tema de la disparidad comercial fue tratado con la prorrogación de plazos para entrada en vigor de la tarifa externa común plena. Además, se aceptaron excepciones al libre comercio intrarregional. En el ámbito comercial, por lo tanto, Brasil y Argentina no son ejemplos para la consolidación del proceso de integración, por lo menos en el momento actual. Textos de la figura: Gráfico 4 – Saldos de la Balanza Comercial de Argentina Fuente: CEI/Ministerio de las Relaciones Exteriores de Argentina Otros temas Las dificultades en el ámbito comercial conducen a un debate que gira alrededor de tres ejes. El primero abandona el proyecto de integración profunda y defiende la consolidación de un área de libre comercio. El Mercosur se interpretaba como un instrumento importante para los proyectos de apertura comercial en la década del 90 y, ahora, su función sería contribuir para impedir un posible retroceso en ese proceso. La idea de la tarifa externa común sencillamente no resultó. Si el gobierno argentino insiste en la defensa de su industria con medidas proteccionistas, el gobierno brasileño tiene otras prioridades y temas en su agenda de comercio. El segundo reconoce las dificultades de la agenda comercial y pasa a privilegiar otros temas como: infraestructura; libre movimiento de personas y asuntos de seguridad en las fronteras; cooperación técnica y transferencia de tecnología; acuerdos para marcos comunes de reglamentación de servicios; entre otros. Esos temas pueden ser objeto de acuerdos específicos y no dependen de un marco formal de “un proyecto de integración mercado común/unión aduanera”. Aquí es necesario separar temas que pueden solucionarse en el nivel exclusivo de la relación Brasil-Argentina de otros que los países consideran que el marco institucional de un acuerdo formal de integración, ya sea Mercosur, Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración) o Unasul (Unión Sudamericana de las Naciones) pueda ser el mejor camino, como temas del comercio de drogas y armas en las fronteras. El tercero sugiere formas de incentivar la integración económica. Aquí, se destaca el papel de las empresas y de la inversión directa en el incremento del comercio intraindustria. Además, en lugar de aceptar las excepciones inevitables al libre comercio intrarregional y/o a la tarifa externa común, es necesario recuperar la disciplina mínima institucionalizada por el Mercosur. Conclusión En el momento, Brasil se destaca en el escenario mundial en comparación con Argentina o sus demás aliados en la comunidad sudamericana. En foros internacionales, frecuentemente la identidad de Brasil es BRICs (Brasil, Rusia, China y Sudáfrica). Sin embargo, un país que tiene una frontera geográfica con 10 países sudamericanos debe tener como una de las prioridades de su agenda la estrategia con sus vecinos. Y más: la proyección internacional de Brasil se fortalece cuando el espacio sudamericano se percibe como una región política y económicamente estable. La defensa del sector industrial argentino y/o brasileño no debe confundirse con el regreso de las prácticas proteccionistas. Los marcos regulatorios que promuevan la integración de las inversiones de los servicios públicos/privados, creación de ambientes propicios al comercio intraindustria (creación de cadenas productivas regionales) son medidas recordadas a menudo, pero poco se hace para implementarlas. Viva o no el Mercosur, la relación Brasil y Argentina es uno de los temas prioritarios en la agenda diplomática y económica de Brasil.