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Empleo y PIB: discutiendo decimales. Julio Sequeiros La economía española creció, en el tercer trimestre de este año, un 0,1 por ciento respecto al trimestre anterior. Más que fijarnos en el valor absoluto, lo importante es destacar lo que este dato puede tener de cambio de tendencia. La caída del PIB podría haberse frenado, después de haberse perdido algo más de un siete por ciento desde el inicio de la crisis. Y este es un dato positivo. Y en lo que respecta a la destrucción de empleo la tendencia se repite: la destrucción de empleo se puede estar frenando después de haber perdido más de 3,5 millones de empleos o, lo que viene a ser lo mismo, el 17,5 por ciento del empleo existente al iniciar esta crisis. La EPA del tercer trimestre así lo corrobora. Estos datos, aunque son positivos, no deben dar lugar a la creación de falsas esperanzas. La experiencia histórica nos está diciendo que, aunque el PIB empiece a crecer, la destrucción de empleo continúa su curso algunos trimestres más, hasta que retoma la tendencia alcista. Y esto es lo que nos espera: unos trimestres en los cuales el crecimiento será muy lento y, en una primera etapa, conviviendo con un empleo estancado o cada vez menor. Lamentablemente este escenario no es solo una opinión particular: coincide con las perspectivas del FMI hasta 2018. El crecimiento será muy lento por varias razones. La primera es que el proceso de ajuste en el sector público está a medio camino. El déficit del sector público puede situarse cerca del siete por ciento en este mismo ejercicio, incumpliendo los compromisos de España ante la Unión Monetaria. Es más, este déficit tendrá que reducirse hasta menos del tres por ciento en los próximos años, es decir, una reducción de algo más de 40.000 millones de Euros. En segundo lugar, las familias tendrán que continuar amortizando deuda. Aquí hay también un dato positivo: en estos años de crisis las familias han amortizado 100.000 millones de Euros a pesar de que el endeudamiento sigue siendo gigantesco: un ochenta por ciento del PIB. Otro tanto ocurre con las empresas. Han amortizado otros 100.000 millones de deuda pero, aun así, mantienen unos pasivos de 1,3 billones de Euros, es decir, un 130 por ciento del PIB español. Este endeudamiento tan enorme (más del 300 por ciento del PIB) es incompatible con un crecimiento creador de empleo neto. Y aquí hay una noticia buena y una noticia mala. Empecemos por la buena: las familias y las empresas españolas han amortizado 200.000 millones en un contexto claramente adverso y hostil. Pero han podido hacerlo y así lo han hecho. La mala es que el estado se ha endeudado, en este mismo periodo, en casi 300.000 millones, dejando el total igual o peor de lo que estaba al principio. El sector privado está haciendo sus deberes mientras el sector público se retrasa. Con la política nos hemos topado.