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BALANCE 2013 | PERSPECTIVAS 2014 Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) Por un entorno adecuado a los retos actuales En 2013, el consumo de productos petrolíferos en la UE continuó a la baja, acumulando ya una media anual en su caída del 1,5%. En España, esta situación es aún más intensa. Las claves de este descenso están en el exceso de capacidad, unos costes energéticos más altos y unos costes de operación superiores debido a una regulación mucho más estricta en Europa que en otras regiones. E l consumo de productos petrolíferos ha sido tradicionalmente uno de los indicadores más representativos del dinamismo económico, en la medida que refleja tanto el mayor consumo de los hogares como una actividad más intensa en las empresas. Durante el año 2013 sigue presentando en el conjunto de la UE el perfil descendente que se inició en el año 2007, y que en España está siendo muy intenso. Fuera de nuestras fronteras, el panorama es muy diferente: la demanda continúa creciendo consistentemente en Asia, Oriente Medio, Sudamérica, Rusia y otras regiones emergentes que están incrementando su participación en el consumo mundial de crudo. La oferta mundial ha aumentado en los últimos meses moderadamente por encima de la demanda, con la destacada contribución de EEUU, que pronto podrá cubrir sus necesidades de carburante con producción propia y mantiene sus refinerías funcionando con un elevado grado de utilización. La explotación de los recursos no convencionales de Norteamérica, tanto de gas como de petróleo, está suponiendo una gran transformación en el sector de los hidrocarburos. El coste de energético y de las materias primas para la industria americana va a suponer una gran ventaja competitiva frente a otras regiones que no dispongan o no quieran explotar dichos recursos, es una realidad innegable. Actualmente, los costes energéticos representan para una refinería media europea aproximadamente el 63 % de sus costes operativos, para una refinería americana del Golfo de Méjico solo representan el 28 %. La ventaja competitiva para el refino americano es muy grande y va a poner en dificultades al refino más ineficiente europeo. energética xxi · Nº 138 · DIC13 En la transición a una economía baja en carbono surgirán conflictos en materia de suministro energético, competitividad y seguridad del suministro La reducción registrada en el consumo del conjunto de la Unión Europea, del orden del 1,5% medio anual en los últimos años, puede explicar el exceso de capacidad, si a ello le añadimos unos costes energéticos más altos y unos costes de operación superiores debido a una regulación mucho más estricta que la de otras regiones, son las razones detrás del cierre de 15 refinerías en Europa en los últimos cinco años con una capacidad de destilación de crudo de 1,7 millones de barriles día. La capacidad existente se ha reducido más del 8%, incrementando nuestra dependencia externa, y se han perdido más de 10.000 empleos directos de alta cualificación, además de, probablemente, unos 40.000 empleos indirectos. La explicación se encuentra en el descenso de la participación de la industria europea en el mercado mundial: recuperarla es esencial para asegurar un suministro de productos petrolíferos sostenido y sostenible, coherente con las estrategias de progreso acordadas entre los socios comunitarios. Es necesario que los líderes europeos tengan en cuenta de manera prioritaria la competitividad presente y futura de la industria al diseñar, a comienzos de 2014, las bases del futuro marco político que habrá de guiar a la UE por la senda de la recuperación. Desde el sector petrolero, entendemos que ésta sólo podrá llegar con un apoyo total a la industria, basado en cuatro ejes: el equilibrio entre sostenibilidad, competitividad y aseguramiento del suministro; las evaluaciones preliminares sobre los efectos de las medidas previstas; el acceso a la energía y las materias primas a precios asequibles; y el planteamiento de propuestas realistas que favorezcan la creación de valor. Parece previsible que, en la transición a una economía baja en carbono, surjan conflictos en materia de suministro energético, competitividad y seguridad del suministro. La propia Comisión Europea estima que 24 millones de empleos podrían estar amenazados en el conjunto de la Unión si esta transición no se maneja de manera sensata, teniendo en cuenta la importancia en la actividad económica de las industrias intensivas en energía. Por ello, las medidas que se emprendan deben conjugar los costes y los beneficios de todos, permitiendo cierta flexibilidad operacional. Es preciso asimismo aprender de las experiencias pasadas y ser cautos a la hora de establecer objetivos. La promoción de la innovación es básica para construir los avances socioeconómicos sobre bases sólidas, pero todas las tecnologías deben llegar al mercado con las mismas oportunidades de competir, de modo que pervivan las más eficientes en términos técnicos y económicos. La industria europea en general, y la del refino en particular, necesitan un compromiso firme de las instituciones con unas reglas que permitan hacer frente a los retos de hoy sin generar presiones de difícil solución mañana 7 67