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ANALÍTICA INTERNACIONAL Grupo Coppan SC Diciembre 17, 2010 Riesgos y Desastres El Banco Mundial publicó en noviembre el reporte “Natural Hazards, Unnatural Disasters” en el que se realiza un análisis del potencial de riesgo de los desastres naturales en las políticas públicas. El reporte enfatiza el rol que juegan los humanos en el desarrollo de los desastres naturales, tanto por acciones realizadas como por omisión. La parte de omisión se refiere principalmente a las acciones preventivas que pudiéndose llevar a cabo no se realizaron, lo que hace que el daño final sea mayor al que hubiera podido ser. Un acto común de comisión es el establecimiento de asentamientos humanos en zonas proclives a inundación o a otros desastres en lugares de alto riesgo. Figura: Terremotos 1950-Febrero 2010, Tormentas tropicales 1975-2007, Sequias basadas en el Índice Estándar de Precipitación (Los valores del SPI indican una mayor probabilidad de déficits de precipitación). Uno de los hallazgos del reporte es que ciclones con alto potencial destructivo con una recurrencia promedio de 480 años; con los recientes cambios en los patrones climáticos se espera que ocurran con una frecuencia de entre 18 y 89 años. El daño esperado por ciclones producto de las variaciones antropogénicas del clima, se estima entre 28 y 68 mdd al año, ciertamente con una distribución desigual por países y regiones. Entre las catástrofes que se han identificado que están asociadas al cambio climático se menciona el aumento dramático del nivele del mar, la disrupción de las corrientes oceánicas, los cambios en los ecosistemas globales y un 2 Analítica Internacional incremento gradual en la velocidad del cambio climático. Este último factor se acentúa debido a los mecanismos auto reforzantes del proceso, como es la liberación de metano por la disminución del permafrost. Señala el reporte que los desastres naturales están vinculados con la capacidad institucional de los Estado para dirimir conflictos. Ante la presencia de un Estado débil, un desastre natural puede convertirse en el detonador de conflictos latentes. Se menciona como ejemplo la relación directa que existe entre la sequia y los conflictos en África: un decremento de 20% de precipitación fluvial aumenta la probabilidad de una guerra civil en 3.6%.Otro tema que se destaca es que la asistencia post-conflicto suele estar sesgada, pues ante la presencia de recursos escasos se suele favorecer a los electorados que son afines al gobierno. El efecto en bienestar post-conflicto es independiente de la productividad. Un desastre mediano puede impulsar temporalmente la productividad por las inversiones canalizadas a infraestructura, especialmente si se trata de un terremoto, pero el sufrimiento humano y los satisfactores que podrían producirse con ese nivel de esfuerzo, dinero y tiempo, no son incorporados ni se pueden medir como parte del Producto Interno Bruto. Estos efectos son inmediatos y suelen reflejarse en las cuentas de fin de año, sin embargo, después de analizar 125 desastres naturales, el crecimiento promedio disminuye un 2% respecto al proyectado sin estos eventos. En el reporte se menciona que resulta de poca utilidad catalogar todos los desastres naturales en una misma bolsa, pues sus efectos dependen no solo de su magnitud sino también del contexto político y social en el que se manifiestan, en la inversión en medidas de prevención, en la atención internacional que suele estar enfocada en los efectos inmediatos y en la capacidad de recaudación para prevenir los efectos de un desastre con acciones preventivas. Concluye el estudio que si bien los riesgos son naturales, los desastres son en buena medida producto de acciones humanas, sea por comisión o por omisión y se destaca que la administración del riesgo en esta materia es fundamental para cualquier Estado, lo que debe llevar a incrementar la sensibilidad de los donantes hacia buenas inversiones en prevención lo que libera recursos para atender desastres menos predecibles o aquellos que, por su baja probabilidad de ocurrencia, no se les cataloga las inversiones preventivas de riesgo. * Con la colaboración especial de Rodrigo Franco Fuentes