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Comunicado de Prensa 27 de abril 2007 SERNAGEOMIN SERNAGEOMIN y la Crisis Sísmica en Aisén: Estado Actual de un Proceso Complejo Desde el comienzo de la actividad sísmica en la región de Aisén el pasado 23 de enero, Sernageomin ha dispuesto profesionales y equipos para efectuar un seguimiento de la crisis y asesorar a las autoridades formando parte del Comité Científico Técnico coordinado por ONEMI. Asimismo, desde el martes del Director Nacional junto a un grupo de científicos evaluaron los efectos del terremoto sucedido el 21 de abril. El origen de la sismicidad, se debe a un proceso combinado de movimiento de estructuras geológicas (fallas) e inyección de magma a poca profundidad (4-9 km). Esto hace que haya sismos tanto de origen magmático (por movimiento de fluidos) y otros de origen tectónico o por movimiento de fallas. Hoy regresó a Santiago, parte del equipo encabezado por el Director Nacional del SERNAGEOMIN, Patricio Cartagena Díaz, quienes tuvieron la tarea de analizar los efectos del sismo ocurrido en la zona de Aisén. Actualmente, los profesionales Manuel Arenas Abarca geólogo especializado en remociones en masa y Jorge Clavero, geólogo volcanólogo del SERNAGEOMIN permanecen en la zona para seguir evaluando los efectos. Además, a partir del 30 de abril, el geólogo Luis Lara se incorporará al trabajo de terreno para analizar, en detalle, las características de las fallas geológicas de la zona. Las acciones, llevadas a cabo por el Geólogo Volcanólogo, José Antonio Naranjo consistieron en evaluar en terreno las remociones en masa ocurridas como consecuencia del sismo del 21 de abril de 2007, lo que comprendió la localización detallada y cálculo de dimensiones; la evaluación de efectos del tsunami en las costas del fiordo Aisén; la evaluación de efectos del sismo en Aisén y Chacabuco y la revisión de condiciones de laderas y escarpes en Coihaique. Todos lo anterior, complementado con el objetivo principal de dar asesoría a las autoridades locales. En terreno, se recopiló material fotográfico y de video sobre las remociones en masa, marejadas y sus efectos directos en algunos lugares del fiordo Aisén. También se obtuvo material sobre los efectos del sismo en Aisén. Asimismo, se inició la elaboración del mapa actualizado de las remociones en masa ocurridas como consecuencia del sismo del 21 de abril y las zonas impactadas por olas de tsunami. Se ha obtenido importante material de apoyo cartográfico digital de base para el procesamiento de mapas. 1 Finalmente, se hicieron recomendaciones a las autoridades sobre zonas de posibles remociones en masa producto de sismos futuros y/o lluvias intensas, tal como se vienen haciendo desde el 23 de enero de 2007. CONTEXTO GEOLÓGICO ACTUAL EN EL FIORDO DE AISÉN Para comprender mejor la situación actual de la crisis sísmica de Aisén, es necesario conocer el contexto geológico en que se encuentra la zona donde está ocurriendo esta actividad y formular algunas hipótesis interpretativas. Ellas explican que el origen de la sismicidad se debe a un proceso combinado de movimiento de magma a poca profundidad (4-9 km), que está inyectado en una zona de falla. Esto hace que haya sismos tanto de origen magmático (por movimiento de fluidos) y otros de origen tectónico o por movimiento de fallas. 1. Volcanes y fallas geológicas en los Andes del Sur La actual situación de emergencia, ligada al sismo Mw: 6,2 del sábado 21 de abril en Aisén, es un escenario aún severo para emprender un acabado análisis de los hechos y, en consecuencia, parece conveniente explicitar las hipótesis científicas e intentar una explicación global que de cuenta de cada uno de los fenómenos geológicos observados. En primer lugar, emerge la aparente contradicción entre un origen magmático de los sismos y uno ligado a la actividad tectónica de una falla geológica de la corteza. Tal contradicción es solo aparente porque ambos procesos, tectónica y volcanismo se relacionan espacial y causalmente en los Andes del Sur. En efecto, la cordillera norpatagónica se caracteriza por dos elementos que coexisten a lo largo de ella: la cadena de grandes volcanes (arco volcánico), como el Macá o el Hudson y los conos monogénicos o pequeños volcanes como los ubicados a lo largo del valle de Quitralco, y Zona el Sistema de Falla Liquiñe-Ofqui (ZFLO), que se extiende desde los 38ºS a los 46ºS, entre la zona del volcán Copahue y el Golfo de Penas. Sobre la actividad de los volcanes existe un nutrido registro geológico e histórico. Sobre la actividad de esta zona de falla sólo hay evidencias geológicas de terreno que muestran su persistente actividad durante el Cuaternario (menos de 2 millones de años) y, recientemente, una creciente información sobre sismicidad asociada a ella. 2. Volcanes y fallas: relaciones mutuas Las fallas mayores, paralelas a un margen continental como el sudamericano, existen precisamente ahí donde el volcanismo crea condiciones aptas para su desarrollo y, a su vez, los magmas alcanzan la superficie más fácilmente ahí donde existe un sistema de fallas. Entonces, dado que son procesos concomitantes, el dominio de uno de ellos adquiere sentido sólo cuando se analiza un caso particular en una ventana de tiempo restringido. El caso es que una falla se activará más fácilmente cuando en su entorno se encuentran fluidos, magmáticos o hidrotermales, que por la vía de un aumento de la presión (de poros o espacios), reducen el esfuerzo necesario para vencer la resistencia de las rocas a romperse, generándose o reactivándose una falla geológica. Tal ruptura perturba el entorno y se propaga como ondas sísmicas. Pero la ruptura, una vez generada, puede producir, a su vez, una succión de los fluidos circundantes permitiéndoles el ascenso parcial. Estos fluidos, 2 nuevamente, facilitarán otra ruptura y ésta una nueva succión de fluidos. La repetición de este proceso explica tanto el ascenso de magma a través de la corteza como la génesis de algunos depósitos minerales a escalas de tiempo geológico. EL CASO DE AISÉN: OBSERVACIONES, CONTEXTO Y POSIBLE MODELO CONCEPTUAL El despliegue de una red de sismómetros en el fiordo Aisén, principalmente por el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, permitió registrar un nutrido enjambre de sismos. Estos se registraron inicialmente a profundidades menores que 10 km mostrando un aparente ascenso en el tiempo hasta alcanzar profundidades de unos 2,5 a 3,5 km. Asimismo, ocurrió también una ligera migración de los focos hacia el sur, definiendo una zona epicentral en el eje del fiordo, entre Punta Cola y Playa Blanca. La forma de la señal sísmica presentaba similitudes con la observada en volcanes activos y que, en parte, se atribuye al tránsito de fluidos. El escenario de una posible erupción volcánica fue uno de los posibles escenarios analizados, el cual fue reforzado por el reconocimiento de conos volcánicos en el área vecina, justamente sobre la traza de la ZFLO. Sin embargo, precisamente el contexto regional en que esta crisis ocurría, sugiere que tal enjambre sísmico sería una expresión local de un fenómeno mayor asociado a la ZFLO. La ruptura sísmica localizada en el fiordo probablemente facilitó el ingreso de magma o fluidos hidrotermales, los que a su vez generaron nuevos sismos menores y sostuvieron la persistencia del enjambre hasta alcanzar las condiciones para una ruptura (sismo) mayor. El movimiento de la estructura, indicado preliminarmente por el Servicio Geológico norteamericano, es compatible con la historia geológica de desplazamiento de la ZFLO. Si toda la energía acumulada antes de la ruptura fue liberada con el sismo, el proceso sísmico debería decaer hasta que en un futuro difícil de estimar, se reactive o traslade a otros segmentos de la estructura de falla mayor, generando nuevos sísmicos. Sin embargo, la presencia de magma en profundidad mantiene aún la posibilidad de que éste emerja a la superficie. En todo caso, es evidente que el restablecimiento del monitoreo instrumental es la única forma de dar cuenta de la evolución de los procesos que están actuando en la zona. 3 a. Inicio de la crisis sísmica de Aysén sobre la traza de la Zona de Falla Liquiñe-Ofqui. Nótese los volcanes monogénicos previos sobre el valle del río Pescado (fiordo Quitralco) que atestiguan episodios volcánicos pasados. b. Desarrollo de la crisis sísmica. El bloque oeste intenta desplazarse hacia el norte pero su movimiento es trabado. En respuesta se genera zona de ruptura en el borde trasero del segmento (tail crack) que succiona fluidos y acumula condiciones para reactivación. c. Sismo del 21 de abril. El bloque oeste se deslaza al norte y relaja la zona de deformación. La magnitud de los sismos ha decaído, aunque la actividad persiste. Si hay energía remanente el ciclo puede repetirse. Más informaciones: Depto de Comunicaciones SERNAGEOMIN Contacto: Pamela Castellanos Zerega, Periodista 09 1589534 4