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Escasas Evidencias de las Bacterias Lácticas del Yogur en Heces Humanas tras Consumo Diario de Yogur en Voluntarios Sanos ∗ Rosa del Campo1* , Daniel Bravo1, Rafael Cantón1, Patricia Ruiz-Garbajosa1, Raimundo García-Albiach2, Alejandra Montesi-Libois2, Francisco-Javier Yuste1, Victor Abraira1 y Fernando Baquero1. 5 1 Departamentos de Microbiología, Medicina Preventiva, y Bioestadística, Hospital Universitario Ramón y Cajal; y 2 Departamento de Microbiología, Universidad San Pablo-CEU, Madrid, España. Parte de este trabajo se presentó en el 43 ICAAC meeting, Chicago (2003). En este estudio se ha analizado la presencia en heces de los organismos del yogur Lactobacillus delbrueckii y Streptococcus thermophilus tras consumo reiterado de yogur (15 días) en 114 voluntarios sanos. Las técnicas empleadas han sido cultivos microbiológico clásicos, PCR con cebadores específicos para estas bacterias e hibridación de ADN con sondas específicas. El diseño del estudio fue prospectivo y de doble ciego. Se obtuvieron resultados consistentemente negativos en los cultivos microbiológicos, así como en la detección específica del ADN de las bacterias lácticas del yogur mediante PCR. En los experimentos de hibridación, se detectó únicamente ADN compatible con las bacterias del yogur en 10 de 96 individuos que habían consumido yogur fresco (10,52 %) y en 2 individuos que habían consumido yogur pasteurizado (2,10 %) (p=0.01). 10 15 20 INTRODUCCIÓN Tradicionalmente se ha considerado al yogur como un alimento probiótico con importantes efectos saludables. Sin embargo, estos efectos no han sido científicamente demostrados ni estudiados en profundidad, particularmente en la población sana que es la principal consumidora de estos productos (1). Al mismo tiempo, parece obvio que estos presuntivos efectos dependan de la capacidad de los organismos para sobrevivir y multiplicarse en el tracto grastrointestinal, teniendo que alcanzar una gran concentración en el intestino (8). La combinación de las bacterias Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus, y Streptococcus thermophilus se ha utilizado clásicamente como organismos iniciadores de la fermentación de la leche para la producción de yogur. La posible presencia de estos organismos en el tracto gastrointestinal de hombres o animales no se ha explorado por el momento tanto como en otros probióticos. El objetivo de este trabajo fue valorar la presencia de los microorganismos del yogur en las heces de voluntarios sanos en condiciones basales así como tras consumo reiterado de yogur y comparando con el consumo de yogur pasteurizado. 25 30 35 40 45 ∗ MATERIAL Y MÉTODOS 50 Se incluyeron un total de 114 voluntarios sanos jóvenes con una edad media de 23,6 años (49 hombres y 65 mujeres). La condición de individuo sano se comprobó mediante el test de salud gastrointestinal GIQLY (4), análisis hematológicos 55 de amplio espectro, así como análisis inmunológicos (linfocitos, CD3, CD4, CD8 e inmunoglobulinas (IgA, IgG, e IgM). A los voluntarios no se les impuso ningún régimen de dieta especial, excepto la imposición de consumir 60 diariamente 375 gr. de yogur. En una primera ronda de quince días, 48 voluntarios consumieron diariamente yogur fresco que contenía 1.3x107 y 2x108 UFC/gr de L. delbrueckii y S. thermophilus, respectivamente (1011 bacterias totales). Este 65 mismo esquema pero con yogur pasteurizado fue seguido por otros 48 voluntarios. Tanto el yogur fresco como el pasteurizado procedieron del mismo fabricante, y fueron marcados con nombres codificados para garantizar el doble ciego del 70 estudio, por lo que ni los voluntarios ni los microbiólogos que procesaron las heces sabían el tipo de preparación que manejaban. *Dirección: Servicio de Microbiología, Hospital Universitario Ramón y Cajal. Ctra. Colmenar, Km 9,1. Madrid 28.034. España. Télefono: 34-91 3368542. Fax: 34-91 3368809 E-mail: rosacampo@yahoo.com Bacterias Lácticas del Yogur en las Heces Humanas 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130 Tras un período de lavado de 15 días en los que los voluntarios no ingirieron ningún tipo de yogur, ambas grupos experimentales de 48 individuos consumieron el producto contrario al ingerido en la primera ronda (yogur fresco o pasteurizado). En el estudio se incluyó además un grupo control de 18 individuos que no consumió ningún tipo de yogur y a los que se les aplicó el mismo proceso que al resto de los 96 voluntarios. A cada individuo se le recogió tres muestras fecales: una primera muestra basal en el inicio del estudio , en la cual, los individuos habían estado una semana sin ingerir ningún yogur, y la segunda y la tercera muestra fecales fueron recogidas tras los quince días de ingesta de yogur. El método estadístico Fleiss se utilizó para validar los análisis estadísticos de los resultado (5). Para procesar las heces, se suspendieron 0,5 gr. de cada muestra fecal en 5 ml. de solución salina, y se centrifugaron a baja velocidad durante 5 min. Tras la centrifugación se recogió 1 ml de la fase superior y se traspasó a un eppendorf limpio. Se realizaron diluciones consecutivas en solución salina partiendo de 100 l de esta última muestra y se sembraron en placas de MRS y M17 apropiadas para el recuento bacteriano y la detección fenotípica de colonias con morfología compatible con L. delbrueckii ó S. thermophilus. Tras incubar las placas durante 48 horas, se subcultivaron cinco colonias de cada morfología diferente y testadas con cebadores específicos en experimentos de PCR para la posible identificación de las bacterias del yogur. Se extrajo ADN total a partir de las heces frescas, utilizando 200 l del sobrenadante de la centrifugación y el método de extracción QIAamp DNA stool mini kit (QiaGen, Germany), que es el método recomendado para este tipo de muestra (14). También se aplicaron los cebadores escpecíficos para las bacterias del yogur en experimentos de PCR con el molde de ADN total de heces. La extración de ADN se realizó en todas las muestras fecales, incluyendo las recogidas tras la ingestión de yogur pasteurizado y las del grupo control que nunca consumieron yogur. Para evaluar el límite de amplificación de ADN en las heces, se mezclaron heces con yogur de ambos tipos en distintas proporciones (1:10 hasta 1:1.000.000) y se procedió a repetir en ellas los experimentos de PCR con los cebadores específicos. Se obtuvieron cultivos control de las cepas L. delbrueckii y S. thermophilus sembrando el iniciador de yogur industrial (Christian Hansen., referencia YF203.) en placas de MRS agar (Difco, Detroit, MI) a 37ºC, y en M17 agar (Difco) a 42ºC y 10% CO2, tras 48 h. de incubación. Estas cepas fueron utilizadas como controles positivos en los experimentos de PCR e hibridación. La identificación de estas bacterias se confirmó mediante reacciones de PCR utilizando los 135 140 145 150 155 160 165 170 175 180 cebadores específicos descritos por Lick et al. (12). Los cebadores para L. delbrueckii están basados en la secuencia del gen add y se denominaron DEL-F (5’→3’): AATTCCGTCAACTCCTCATC, y DEL-R(5’→3’) TGATCCGCTGCTTCATTTCA. Las condiciones de PCR para estos cebadores fueron 10 ciclos de 20 seg. a 94ºC, 75 seg. a 65ºC, y 40 seg. a 72ºC, seguidos de 35 ciclos a 20 seg. a 94ºC, 50seg. a 55ºC, y 30 seg. a 72ºC. Finalmente se aplicó un ciclo de elongación de 3 min a 72ºC. El producto amplificado en el control positivo tiene un tamaño de 715 pb. Los cebadores específicos basados en el gen lacZ utilizados para S. thermophilus fueron: THER-F (5’→3’): CACTATGCTCAGAATACA, and THERR(5’→3’): CGAACAGCATTGATGTTA. Las condiciones utilizadas fueron 35 ciclos de 20 seg. a 94ºC, 60 seg. a 58ºC, y 30 seg. a 72ºC y finalmente una elongación de 3 min a 72ºC. En el control positivo se observó un producto de amplificación de 968 pb. Utilizando la normativa estandarizada (Int. Dairy Fed. Int. Stand. 1996. Milk and milk products. Preparation of samples and dilutions for microbiological examinations No. 122C), se comprobó que la carga bacteriana de los yogures frescos estuviera dentro de los límites marcados por la legislación durante el tiempo de almacenamiento de la mercancía y durante los quince días de consumo de los yogures por los voluntarios. Partiendo de los productos amplificados mediante PCR de los controles positivos, se obtuvieron sondas específicas purificadas para cada bacteria. Se aplicó la técnica de dot blot (13) en 5 l de ADN total obtenido mediante el kit de QIAamp de cada una de las muestras heces, que previamente se había transferido a una membrana de nylon (Hybond, Amersham), incluyendo controles positivos y negativos. Las sondas se marcaron mediante marcaje al azar (Rediprime, Amersham) con [32P]dCTP (Redivue, Amersham). Las pre- y las hibridaciones se realizaron en Rapid Buffer (Amersham) a 60ºC durante 30 min. y a 56ºC durante 18 h., respectivamente. Los filtros se lavaron dos veces a 56ºC en 2xSSC-0.1% SDS y después a temperatura ambiente con 1xSSC-0.1% SDS, y 0.7xSSC-0.1% SDS. La exposición se llevó acabo durante 72 h. a –80ºC con autoradiografías de la marca Kodak. 185 RESULTADOS En las placas de MRS y M17 se observó el crecimiento de diferentes colonias bacterianas con morfología compatible con las de las bacterias del 190 yogur. Se subcultivaron cinco colonias de cada morfología diferente y se les practicó una tinción de gram seguida de una PCR específica de 2 Del Campo et al. 195 200 205 210 215 220 225 230 235 240 245 250 identificación con los cebadores de las bacterias del yogur. En total se realizaron 427 experimentos de PCR que resultaron ser consistentemente negativos para los organismos testados, independientemente de si las muestras provenían de las toma inicial de base, del grupo que ingirió yogur fresco, yogur pasteurizado o del grupo control sin ingesta de yogur. Estos resultados, indican la ausencia de células viables de L. delbrueckii y S. thermophilus a concentraciones superiores a 103 UFC/gramo (nuestro límite de detección) en las muestras fecales. La detección de restos de ADN de las bacterias mediante PCR directa del ADN extraído de las heces fue también consistentemente negativa en todas las muestras. No se obtuvo ninguna amplificación positiva para L. delbrueckii ni para S. thermophilus en ninguna de las tres muestras recogidas a los 114 voluntarios. Sin embargo amplificaciones claramente positivas con un producto del tamaño esperado para L. delbrueckii o S. thermophilus se obtuvieron cuando se utilizó como molde el ADN extraído de un yogur fresco, o de uno pasteurizado o de las mezclas de yogur con organismos viables y heces (1.000.000:1), con un límite estimado de detección de 1-5 bacterias /ml. En definitiva, las bacterias del yogur no son detectables mediante cultivos convencionales ni mediante técnicas moleculares específicas como la PCR, dentro de nuestros límites experimentales. La detección de restos de ADN específicos de L. delbrueckii ó S. thermophilus mediante hibridación radioactiva con ADN extraído de las heces fue ser más sensible que el cultivo microbiológico clásico ó las técnicas de amplificación específica mediante PCR. Dichos experimentos de hibridación, confirmaron la negatividad de las muestras basales de todos los voluntarios y de las tres muestras del grupo control sin consumo de yogur. Se observaron de 8 muestras positivas cuando se utilizó la sonda específica de L. delbrueckii, correspondiendo 7 de las 8 muestras a ADN de heces tras consumo de yogur fresco (8,4 %), y 1 muestra tras la ingesta de yogur pasteurizado (1,05 %). En los experimentos de hibridación con la sonda específica de S. thermophilus, se observaron 4 muestras positivas que correspondían a 3 muestras tras la ronda de yogur fresco (3,15 %) y 1 muestra tras la ronda de yogur pasteurizado(1.05 %). En dos sujetos distintos se obtuvieron positivas ambas hibridaciones para las dos bacterias lácticas del yogur y en ambos casos correspondían a las muestras tras la ronda de yogur fresco. Por lo tanto, tras el consumo reiterado durante 15 días de yogur fresco, se detectó mediante hibridación ADN compatible con las bacterias iniciadoras del yogur en 10 sujetos de un total de 96 (10.52 %). En el caso del yogur pasteurizado, se detectaron restos de ADN compatible en 2 individuos de los 96 (2.10%) (p=0.01). 255 260 265 270 275 280 285 290 295 300 305 310 DISCUSIÓN Pese a que el convencimiento generalizado que existe sobre los efectos probióticos de las bacterias lácticas del yogur L. delbrueckii, y S. thermophilus, los datos sobre la verdadera funcionalidad de estos organismos en el intestino humano permanecen ocultos, e incluso podrían no existir (16). Las nuevas técnicas moleculares nos ofrecen una gran oportunidad de investigar esta interesante cuestión. En los experimentos bien controlados que se han realizado en este trabajo, nosotros hemos sido incapaces de detectar bacterias lácticas del yogur viables en las heces humanas tras consumo reiterado de yogur y sólo tras la ingestión de yogur fresco hemos detectado restos de ADN de L. delbrueckii y/o S. thermophilus en las heces del 10% de los voluntarios mediante experimentos de hibridación. Nosotros sólo testamos la viabilidad de las bacterias en las heces, con lo que la pérdida de viabilidad de estas bacterias en el tracto gastrointestinal superior no puede ser inferida a partir de nuestros resultados. Sin embargo, los resultados negativos en los cultivos y en la detección de ADN en heces mediante PCR, indican que no cabe esperar una multiplicación de estas bacterias en el intestino delgado. En los experimentos de hibridación, una proporción significativamente mayor de resultados positivos se obtuvo en los voluntarios que consumieron yogur fresco que entre lo voluntarios que consumieron yogur pasteurizado, pero aún con todo en el primer grupo, el 90 % de las muestras no se detectó ningún resto de ADN. No podemos descartar que el mayor número de positivos entre los voluntarios que consumieron yogur fresco sea debido a una mayor colonización de las bacterias, pero nosotros creemos que es debido a una mayor degradación del ADN en los productos pasteurizados por el propio proceso de pasteurización, que mata a las bacterias y se empieza a degradar el ADN antes del consumo del producto. Bacterias lácticas del yogur se han detectado viables en muestras duodenales humanas (15), aunque presentan la escasa viabilidad tras contacto con los jugos gástricos o las sales biliares (2), y son altamente sensibles al tipo y a la cantidad de comida que ingieren los sujetos (3, 10, 12). Consecuentemente, el presunto efecto probiótico del yogur depende de la frecuencia de ingestión (9, 11, 17) y todo esto es esperable para dos microorganismos como L. delbrueckii y S. thermophilus que no están sustancialmente representados en la microbiota intestinal humana. La definición recomendada de la FAO y de la OMS para los probióticos es “ Organismos vivos 3 Bacterias Lácticas del Yogur en las Heces Humanas 315 320 325 330 335 los cuales administrados en cantidad adecuada confieren un beneficio saludable al huésped” (6). Nuestros resultados muestran que este no debe de ser el caso de las bacterias lácticas utilizadas para la fabricación del yogur. Obviamente, nosotros no podemos descartar en nuestros experimentos que el efecto beneficioso del yogur demostrado empíricamente esté más relacionado con los prebióticos que con los probióticos. Por lo que respecta a la supuesto beneficio saludable (¡si la salud pudiera ser mejorada!), nuestros grupos experimentales han sido analizados mediante cuestionario sobre su confort gastrointestinal y de nuevo no se han detectado diferencias entre el consumo del yogur fresco y del pasteurizado (datos sin publicar). Esto contrasta con los resultados publicados por otros autores que encuentran que las bacterias vivas son esenciales para lograr el supuesto efecto beneficioso (7, 18). En definitiva, mediante métodos clásicos o herramientas moleculares, nosotros somos incapaces de confirmar el verdadero papel del yogur fresco como proveedor de bacterias “saludables” a la microbiota intestinal humana. AGRADECIMIENTOS Este trabajo ha sido subvencionado en parte por 340 una beca de investigación del “Grupo Leche Pascual” para el Hospital Universitario Ramón y Cajal. Abbott, A. 2004. Microbiology: gut reaction. Nature, 427:284-286. 2. Conway, P. L. 1995. Microbial ecology of the human large intestine. In: Human Colonic Bacteria: Role in Nutrition, Physiology, and Pathology, pp. 1-18 (GR Gibson and GT MacFarlane, editors). Boca Raton: CRC Press. 350 (www.fao.org/es/ESN/food/foodandfood_probio_e n.stm). 8. Guarner, F., and J. R. Malagelada. 2003. Gut flora in the health and disease. Lancet, 360:512519. 9. 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