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El acné y la salud de tu piel El acné es muy frecuente en adolescentes de ambos sexos, pero también puede aparecer a cualquier edad. ¿Qué es el acné? El acné es una de las enfermedades dermatológicas más frecuente en el ser humano. En Argentina un 75% de las mujeres de entre 18 y 25 años padecen alguna forma de esta afección. Se manifiesta como una inflamación de las unidades pilosebaceas de la piel: casi toda nuestra piel está cubierta de pequeñísimos folículos que contienen glándulas sebáceas productoras de sebo y un pelo que nace del conducto folicular. En la superficie de la piel, el orificio del conducto se denomina “poro”. El acné se produce cuando las glándulas sebáceas generan más secreción de lo que la piel puede eliminar, de manera tal, que se puede formar una masa y crear un tapón que obstruye los poros. Además, la cantidad de bacterias que se encuentran en el folículo empieza a aumentar con velocidad porque tienen más sebo con que alimentarse. Todos estos factores sumados dan origen a lo que se conoce como comedón – (o poro obstruido). Y cuando un comedón se desarrolla demasiado puede formarse desde un punto negro hasta una pústula o una lesión en relieve, es decir, acné inflamatorio. Es muy difícil medir el impacto global que el acné ejerce sobre un individuo. Sabemos que produce un efecto importante sobre el bienestar emocional de muchos pacientes. Esto se debe no solamente a la enfermedad que es dolorosa, sino también a la creciente exigencia social por una apariencia física más saludable. ¿Cuáles son sus causas? Las causas del acné son muchas y variadas. Entre las principales podemos nombrar: Aumento de la actividad de las glándulas sebáceas cuya consecuencia es la seborrea o piel grasa. Alteración en las células que forman la pared de los poros, lo cual conduce a la formación de un “tapón” del conducto folicular que obstruye la salida normal del sebo y favorece la proliferación de gérmenes. La acción de la bacteria P. Ácnes, que favorece a la formación de pústulas y granos. El aumento de la actividad de las hormonas sexuales, que alteran la producción de sebo, afectando especialmente las zonas del cuero cabelludo, cara, pecho y espalda. ¿Cómo tratarlo? La prevención es la mejor iniciativa. El uso de productos de limpieza o exfoliantes efectivos y suaves con la piel es un buen primer paso. Si el grado de severidad del acné es elevado, el tratamiento debe ser iniciado por un profesional lo más temprano posible para prevenir las marcas de cicatrices permanentes en la piel y los efectos psicológicos sobre el paciente. El tratamiento debe ser administrado individualmente a la medida de cada paciente y es absolutamente necesario comprender que en la actualidad se dispone de muchas alternativas para afrontar el acné con eficacia. El acné leve y el moderado: deben ser tratados con agentes tópicos, usando inicialmente peróxido de benzoílo, ácido salicílico o antibióticos tópicos. El acné severo o resistente: deben usarse antibióticos sistémicos, con o sin preparados tópicos. En estos casos los derivados de la vitamina A tal vez sean el único tratamiento eficaz. Para asegurar resultados duraderos el tratamiento debe ser reforzado con preparados de limpieza adecuados, humectantes y productos de maquillaje a base de agua. MAYO 2009 27 ESENCIA