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EL TURISTA DE LA MEMORIA En torno a la mirada lenta del Austerlitz de Sebald Fernando Baños Fidalgo Fernando Baños Fidalgo EL TURISTA DE LA MEMORIA En torno a la mirada lenta del Austerlitz de Sebald Universidad Complutense de Madrid Agradecimientos: Adriana Krasova, directora del Centro Checo de Madrid Památnik Terezín (Memorial de Terezín) Zidovské Muzeum v Praze (Museo Judío de Praga) Národní Filmovy Archiv (Archivo Fílmico Nacional, Praga) David Cendrós Pedrós Inge Auerbacher Sección Departamental de Historia del Arte III (contemporáneo) de la Facultad de Bellas Artes, Universidad Complutense de Madrid El turista de la memoria En torno a la mirada lenta del Austerlitz de Sebald © Fernando Baños Fidalgo, de sus textos e imágenes © Aurora Fernández Polanco, de sus textos Coordinadora: Aurora Fernández Polanco Editor literario: José María Parreño Velasco © imágenes p.21 y 22, Národní Filmovy Archiv © imágenes p.43 y 46, Památnik Terezín © imágenes p.49 y 50, Zidovské Muzeum v Praze © imagen p.52, Inge Auerbacher Diseño y maquetación: Fernando Baños Fidalgo Editor: Universidad Complutense de Madrid. Área de Humanidades Serie: Colección de la Sección Departamental de Historia del Arte III (contemporáneo) Facultad de Bellas Artes ISBN: 978-84-692-8416-2 D.L. M-15480-2010 Madrid, abril de 2010 Impresión: Service Point ÍNDICE Presentación. Aurora Fernández Polanco La mirada lenta en el Austerlitz de Sebald El turista de la memoria Notas Bibliografía Recursos internet y audiovisuales 7 17 35 63 73 75 En 1996 tiene lugar en el Centro Pompidou de París la exposición Face a l’histoire. 1933-1996, una muestra que pretende recoger la posición del “artista moderno frente al acontecimiento histórico”. En las dos últimas décadas, el cuarteto memoria-arte-archivodocumento ha sido una constante en los trabajos artísticos, en los escritos teóricos y en los seminarios académicos. A todo ello hay que añadir los proyectos expositivos que intentan mostrar cómo contribuyen las imágenes del arte al proceso de legibilidad del acontecimiento y cual es su capacidad de transmitir experiencia histórica. Dentro del programa de doctorado que presentaba la Sección departamental de Historia del Arte de la Facultad de Bellas Artes he venido impartiendo el curso Experiencia y memoria: sobre el estatuto de la imagen-testimonio en el siglo XX. Como resultado del mismo, los doctorandos han desarrollado varios trabajos de investigación en relación al binomio “experiencia-representación”. He de decir que casi todos ellos son artistas, de modo que nos hemos visto involucrados desde el arte en la construcción de la(s) historia(s). En este sentido, el trabajo de Fernando Baños, que presentó bajo mi dirección en su momento como Tesis de Master, resulta paradigmático ya que consigue aunar sus propias intuiciones 7 con las lecturas y los trabajos artísticos que nos han venido estimulando durante estos años. Su investigación y su propia obra se sitúa entre las preocupaciones de un determinado cine-ensayo que le lleva de Godard a Angelopoulos, de Marker a Farocki. No es casualidad que todos ellos hayan pensado las distintas estrategias de aproximación al acontecimiento siempre desde un pensamiento con imágenes; que hayan encontrado así un lugar para hablar de los problemas de la historia y la construcción de la memoria. Fernando Baños, como los artistas que se involucran de este modo en la cuestión política de las imágenes, sabe que, frente al discurso de los medios, es fundamental mover el documento de sitio, dinamizarlo, desplazarlo, re-montarlo, hacerlo atravesar por el lenguaje, por la palabra, la música. Todo ello supone un momento de alerta emotiva que se deje afectar por el documento-imagen y una preocupación por construir la posibilidad de una nueva narrativa para el espectador mediante la estrategia del montar/mostrar (Didi-Huberman). La figura del “artista como historiador” (parafraseando ahora al “artista como etnógrafo” de Foster) emerge inevitablemente en este estado de cosas. Aurora Fernández Polanco 8 EL TURISTA DE LA MEMORIA En torno a la mirada lenta del Austerlitz de Sebald a mi hijo Mario …cuántas cosas y cuánto cae continuamente en el olvido, al extinguirse cada vida, cómo el mundo, por decirlo así, se vacía a sí mismo, porque las historias unidas a innumerables lugares y objetos, que no tienen capacidad para recordar, no son oídas, descritas ni transmitidas por nadie… SEBALD, W.G. Austerlitz. Barcelona, Anagrama, 2002, p.28 LA MIRADA LENTA EN EL AUSTERLITZ DE SEBALD Nuestra dedicación a la historia (…) era una dedicación a imágenes prefabricadas, grabadas ya en el interior de nuestras mentes, a las que no hacemos más que mirar mientras la verdad se encuentra en otra parte, en algún lugar apartado todavía no descubierto por nadie. SEBALD, W.G. Austerlitz. Barcelona, Anagrama, 2002, p.75 I. IMAGEN-RECUERDO En la búsqueda de su pasado, el protagonista de la novela de Sebald, Austerlitz1, lee la obra de H.G. Adler sobre el establecimiento, desarrollo y organización interna del gueto Theresienstadt2. En el libro se describe la campaña de embellecimiento (Verschönerungsaktion) que, dirigida por las SS, se llevó a cabo en el gueto en el verano del año 19443 con motivo de una visita organizada de la Cruz Roja4. A finales del verano del mismo año, los nazis aprovecharon el buen estado del gueto para realizar una película 17 documental cuyo fin era presentar Terezín5 como un verdadero ejemplo de comunidad judía autoadministrada. Cuando Austerlitz lee acerca de la existencia de dicha película, -inmerso como está en la búsqueda de sus padres biológicos-, comienza a fantasear, antes de ver la cinta, con un supuesto encuentro visual con la imagen de su madre Agáta en la película de Terezín: Continuamente pensaba, si volviera a aparecer la película, quizá pudiera ver o adivinar cómo fue realmente, y de forma alternativa me imaginaba que reconocería sin lugar a dudas a Agáta, una mujer joven en comparación conmigo, quizá entre los clientes del falso café (...) como vendedora en una tienda de accesorios de moda (...) en la calle con vestido de verano y gabardina ligera (…) se dirigía lentamente hacia mí, acercándose paso a paso, hasta que finalmente, como creía sentir, salía de la película y entraba dentro de mi.6 Hay que tener en cuenta que Austerlitz no dispone de recuerdos de su madre, es decir, su memoria no le proporciona imágenes producto de una rememoración del pasado. O al menos, como veremos, si esos recuerdos existen no están “activos”, necesitan de un catalizador que inicie el proceso de rememoración. Pese a ello tiene que imaginar (”...me imaginaba que reconocería sin lugar a dudas a Agáta…”)7. Austerlitz sabe que fantasear8 con la imagen de su madre lleva implícito imaginar la realidad del gueto y que intentar soslayarlo, porque el horror allí vivido superaría todo lo imaginable, implicaría no sólo no poder fantasear con la imagen de su madre sino también, no hacer justicia a los hechos ocurridos. Austerlitz tiene presente la desdicha del gueto en todo momento, pero no por ello deja de imaginarse a una mujer más joven, con vestido de verano y gabardina ligera. 18 Tras la lectura del libro de Adler, Austerlitz consigue una copia de la película documental Theresienstadt: ein documentarfilm aus dem jusdischem srdlungsgebiet, (Terezín: un documental sobre un asentamiento judío)9, en el Imperial War Museum a través del Archivo Federal de Berlín. En la cinta ve las acciones que transcurren en aquel “gueto modélico”, convertido con maligna astucia en un escenario teatral. Pero los personajes que en ella aparecen se le presentan como rostros desconocidos. No registra nada de esas imágenes en su cabeza que, centellearon simplemente ante mis ojos en una especie de irritación continua.10 Y a pesar de sus esfuerzos, no podía ver a Agáta en ninguna parte, por mucho que mirase la cinta y me esforzara en descubrirla entre los rostros fugaces.11 A pesar de que podamos entender que este documental es un tipo de propaganda creada a partir de material “ficcionado”, con la intención de engañar a la opinión pública mundial sobre las intenciones de los nazis para con los judíosrecluidos, se sabe que algunas de las actividades que se ven en el documental, como un partido de fútbol disputado entre los internos, eran frecuentes en el gueto. A este respecto el narrador del documental The Holocaust: Guetto Theresienstadt12 afirma lo siguiente: Es fácil desenmascarar una película de propaganda cuando todo está escenografiado, cuando todo es una mentira. Pero es mucho más complejo cuando partes de dicha película presentan imágenes auténticas, cuando parte de lo que se muestra realmente existió y cuando incluso el comentario (la voz en off alemana de la película de propaganda) contiene elementos de verdad. Esto hace mucho más difícil revelar el engaño. Es la mezcla de verdad y mentira lo que hace que este tipo de propaganda sea tan peligrosamente efectiva.13 19 Fotograma del documental de propaganda nazi Fuente: DVD The Holocaust: Gueto Theresienstadt, 2006 Lo que se muestra en esta pantomima, “mezcla de verdad y mentira”, es toda una parafernalia escenográfica con un innumerable elenco de actores secundarios y extras cuyo protagonismo no pasa de ser el de la mera figuración. La (des)aparición fugaz de sus rostros en la cámara es, en definitiva, un simulacro perfectamente diseñado no para maquillar la realidad del gueto, sino para crear otra que no existe: la posibilidad inimaginable de un horror de tal magnitud. Un envoltorio cinematográfico con protagonistas de la desgracia forzados a ser intérpretes (anónimos) de la felicidad. Pero la intención propagandística del documental se volvió contra la razón nacional-socialista. Me explico. Precisamente, el carácter perverso de la película trata de evidenciar lo inimaginable: que el gueto de Terezín era un lugar del horror. Parafraseando a Didi-Huberman, si el horror del gueto desafía la imaginación, ¡cuán necesaria nos 20 Fotograma del documental de propaganda nazi Fuente y copyright: Národní Filmovy Archiv será, por lo tanto, cada imagen arrebatada a tal experiencia!14 La paradoja de este documental es que fueron los propios nazis los que nos han proporcionado esas imágenes arrebatadas. Y Sebald, sin ninguna intención documentalista (de imagen-verité), pone de manifiesto el horror de esas imágenes de Terezín al quitarles la piel de lo inimaginable. Imágenes que Sebald contempla, asume y por supuesto, nos cuenta. Él es capaz de mirarlas como se merecen, pese a quien pese y a pesar del bombardeo cotidiano de imaginería.15 Austerlitz es consciente de que lo que está viendo es una sucesión acelerada de unos hechos que de alguna forma tienen un efecto narcótico sobre la mirada y le impiden retener lo que allí pasa: rostros desconocidos (…) [que] centellearon simplemente ante mis 21 ojos en una especie de irritación continua.16 Ante esto, Austerlitz decide encargar una copia ralentizada de la cinta. En esta “nueva película” (de una hora de duración, cuatro veces más larga que el original), ve personas y cosas que hasta entonces se le habían ocultado. Hasta que al fin, ve el rostro de una mujer: Lleva, dijo Austerlitz, un collar al cuello de tres finas vueltas, que apenas se destaca de su vestido oscuro y cerrado, y una flor blanca, a un lado, en el pelo. Parece exactamente, pienso, tal como, según mis débiles recuerdos y los escasos puntos de referencia que hoy tengo, me imaginaba a la actriz Agáta, y miro una y otra vez ese rostro, para mí igualmente extraño y familiar…17 La mujer que aparece en este fotograma del documental de propaganda nazi es identificada por Austerlitz como su madre Fuente y copyright: Národní Filmovy Archiv 22 Esa mujer que Austerlitz sólo ha visto en las imágenes ralentizadas se asemeja a una representación imaginaria previa. ¿Cabría pensar que esos escasos cien fotogramas son el catalizador que activa el ansiado proceso de rememoración? Pero, ¿cómo podemos saber si lo que ha visto Austerlitz es producto de acto de memoria voluntaria (rememoración) o involuntaria? Sabemos de su empeño por recordar, por encontrar una imagen que le devuelva el ansiado recuerdo. Pero no sabemos si esos elementos que él ha substraído del fotograma y que le llevan a determinar que aquélla mujer es su madre actúan como elementos simbólicos producto de la rememoración o son reminiscencias atemporales producto de un acto involuntario de la memoria. En cualquier caso, es la mirada lenta de Austerlitz la que fija la imagen. A pesar de no recordar a Agáta sabe que es ella. Aquella imagen virtual de su madre, recreada por su imaginación con un vestido de verano y una gabardina ligera, se funde ahora con esta imagen-recuerdo gracias al trabajo de la memoria. II. IMAGEN-CRISTAL Pero, ¿existe tal imagen-recuerdo? Esto que he dado en denominar la mirada lenta de Austerlitz, y por prolongación de su autor W.G. Sebald, es una forma más o menos poética de referirme a un tipo de mirada que penetra en la imagen para desnudarla de su “visibilidad”, para inducir a lo que Bergson denomina un “reconocimiento atento”. Bergson distingue entre “el reconocimiento automático” donde la percepción se prolonga 23 en movimientos de uso, y “el reconocimiento atento” donde no hay prolongación de la percepción. Deleuze explica esto último de la siguiente forma: Mis movimientos, más sutiles y de diferente naturaleza, reforman el objeto, vuelven sobre el objeto para subrayar ciertos contornos y extraer “algunos rasgos característicos.18 Frente al “reconocimiento automático” de la cosa, de la que percibiríamos una imagen sensoriomotriz, “el reconocimiento atento” de la cosa nos da una imagen óptica que, …no es la cosa sino una “descripción” que tiende a reemplazar a la cosa, que “borra” el objeto concreto, que sólo elige de él ciertos rasgos, sin perjuicio de dar paso a otras descripciones que retendrán otras líneas o rasgos, siempre provisionales, siempre dudosos, desplazados o reemplazados.19 Tras la percepción de ese centenar de fotogramas (ralentizados), Austerlitz obtiene una imagen óptica que contiene los rastros imprescindibles para definir una imagen visual de su madre (Sebald podría haberse referido a los ojos de la mujer, o a su pelo, o a sus labios, pero Austerlitz sólo ve el vestido, el collar y la flor del pelo, tres elementos que son más evocadores que aquéllos rasgos físicos que, por continuidad, crearían una imagen sensoriomotriz, es decir, su propia madre). Pero ¿adónde lleva esta imagen óptica?. Deleuze vuelve a Bergson para decir: La imagen óptica (y sonora) en el reconocimiento atento no se prolonga en movimiento sino que entra en relación con una “imagen-recuerdo 24 que ella convoca. (…) lo que entraría en relación sería lo real con lo imaginario, lo físico con lo mental, lo objetivo con lo subjetivo, la descripción con la narración, “lo actual con lo virtual”20 Y añado, lo visible con lo visual21. Ahora bien, …la imagen sólo se hace “imagen-recuerdo” en la medida en que ha ido a buscar un “recuerdo puro” allí donde éste estaba, pura virtualidad contenida en las zonas ocultas del pasado tal que en sí mismo…22 Podríamos preguntarnos si Austerlitz obtiene una imagen-recuerdo “eficaz”, producto de un reconocimiento atento o si por el contrario, al no conseguir recordar, ése reconocimiento atento fracasa, entrando en relación con imágenes que pueden asociarse más con la ensoñación o la fantasía:23 Es indudable que el reconocimiento atento, cuando tiene éxito, se cumple por imágenes recuerdo (…) [sin embargo, según Bergson] el reconocimiento atento nos informa mucho más cuando fracasa que cuando tiene éxito. Cuando no conseguimos recordar, el prolongamiento sensoriomotor queda suspendido y la imagen actual, la percepción óptica presente no se encadena ni con una imagen motriz ni con una imagen-recuerdo que restablecería el contacto. Entra más bien en relación con elementos auténticamente virtuales, sensaciones de déjà vu o de pasado, (…) imágenes de sueño (…) fantasías o escenas teatrales. En síntesis, no son la imagen-recuerdo o el reconocimiento atento los que nos dan el justo correlato de la imagen óptica-sonora, sino más bien los trastornos de la memoria y los fracasos de reconocimiento.24 En cualquier caso, la imagen actual (imagen óptica) que Austerlitz crea producto de la percepción, se encadena ahora con una 25 imagen virtual (imagen-recuerdo o ensoñación-fantasía) formando un circuito. Pero estas dos imágenes no se presentan separadas, de hecho se presentan en lo que Deleuze denomina una imagencristal, de tal forma que cada una de las caras del cristal puede adoptar el papel de imagen actual o imagen virtual indistintamente porque, …la indiscernibilidad de lo real y lo imaginario, o de lo presente y lo pasado, lo actual y lo virtual, no se produce de ninguna manera en la cabeza o en el espíritu sino que constituye el carácter objetivo de ciertas imágenes existentes, dobles por naturaleza.25 III. IMAGEN DIALÉCTICA Volvamos a los fotogramas (imagen-percepción) que catalizan el proceso de rememoración. Situemos la imagen en el centro del estudio al igual que Sebald la sitúa como eje narrativo de su obra. Parafraseando a Didi-Huberman, las imágenes de las que Sebald se sirve para construir su historia no se presentan como hechos de un pasado históricamente objetivo, en el sentido de que no parte del hecho en sí, sino del movimiento que recuerda esos hechos desde el presente (utilizando para ello a su personaje Austerlitz) y que, por lo tanto, corresponden a un pasado hecho de memoria.26 Podemos hablar entonces, de imagen dialéctica en el sentido benjaminiano. La imagen dialéctica es una bola de fuego que atraviesa todo el horizonte del pasado.27 26 Para Benjamin la imagen dialéctica es la imagen auténtica del pasado: aparece en un relampagueo para luego desaparecer para siempre. No es necesario decir que el pasado aclara el presente o que el presente aclara el pasado. Una imagen, al contrario, es aquello donde el Tiempo Pasado se encuentra con el Ahora en un relámpago formando una constelación. En otros términos, la imagen es la dialéctica en suspenso. Pues mientras que la relación del presente con el pasado es puramente temporal, continua, la relación del Tiempo Pasado con el Ahora presente es dialéctica: no es algo que se desarrolla, sino una imagen entrecortada (sprunghft).28 Este suspenso del que habla Benjamin es entendido en primer lugar como una cesura en el movimiento del pensamiento y en segundo lugar como la aparición de un contrarritmo, un ritmo de contratiempos heterogéneos sincopando el ritmo de la historia (…) El aspecto dialéctico de esta visión sostiene que el choque de tiempos en la imagen libera todas las modalidades del tiempo mismo…29 Cuando Austerlitz ve por primera vez la película no se produce esa cesura en el movimiento del pensamiento porque en realidad no ve nada, las imágenes únicamente centellean ante sus ojos, sin poder retenerlas. Para que se produzca esa cesura, tiene que aparecer la imagen dialéctica. Y eso ocurre en el visionado de la cinta ralentizada. 27 IV. IMAGEN RALENTIZADA La imposibilidad de poder ver mejor las imágenes que, en cierto modo, se desvanecían ya al aparecer, dijo Austerlitz, me condujo finalmente a la idea de encargar una copia a cámara lenta del fragmento de Theresienstadt, que se extendiera a una hora entera, y realmente, en ese documento, cuatro veces más largo, que desde entonces he visto una y otra vez, se veían cosas y personas que hasta entonces se me habían ocultado.30 Este párrafo de Austerlitz resume a la perfección el sentido de la imagen ralentizada y su importancia en el devenir de los acontecimientos que se relatan. Ralentizar para poder ver mejor. Ralentizar para atrapar lo que antes se desvanecía alaparecer. En ningún caso, ralentizar para “capturar un icono”. Ralentizar, en definitiva, para poder ver lo oculto.31 A partir de aquí Austerlitz describe con todo lujo de detalles lo que permanecía velado por el movimiento en la cinta original y que con la imagen ralentizada se le manifiesta como una epifanía.32 De alguna forma el ralentizado détrompe lóeil, utilizando una expresión de Dominique Païni, en el sentido de que perturba la similitud transparente entre las fases de un movimiento.33 Esta perturbación que provoca (y es) la imagen ralentizada, y que somete el movimiento a la dialéctica del tiempo, dejando a aquél en segundo plano, es la que produce el ansiado encuentro con la imagen de su madre. En La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, Walter Benjamin se refería al primer plano y a la cámara lenta como esos recursos técnicos que permitían al cine mostrarnos un mundo que hasta entonces desconocíamos.34 Respecto al primer plano, 28 Didi Huberman se refiere a los comentarios de Benjamin al respecto del libro de Karl Blossfeldt, Formas originarias del arte, donde se pueden ver ciento veinte fotografías en primer plano de distintas plantas. Las imágenes de Blossfeldt son además imágenes-malicia (en el sentido dialéctico banjaminiano): En primer término, el primer plano trabaja en el desmontaje visual de las cosas, en la deconstrucción visual de lo visible tal como lo percibimos habitualmente. (...) Pero esto no es todo. Si la imagen-malicia es una imagen dialéctica, entonces el desmontaje de lo visible no tiene sentido más que visualmente retrabajado, reconfigurado: hay sentido en el remontaje, es decir, en el montaje del material visual obtenido.35 Podemos utilizar el mismo razonamiento que Benjamin utiliza para las imágenes de Blossfeldt para el caso de la ralentización, dado que como ya hemos dicho, primer plano y cámara lenta actúan como recursos técnicos que muestran lo no-visible, y concluir que con la ralentización habría una deconstrucción visual de lo visible que operaría en beneficio de un montaje (remontaje) del material visual obtenido. Pero, ¿qué es lo que impide a Austerlitz retener las imágenes que ve en la cinta original y qué le lleva a encargar una copia ralentizada de la misma? Muriel Pic lo justifica de la siguiente forma: Entre el discurrir cinematográfico y la precipitación de la memoria por querer recordar, las imágenes pasan demasiado deprisa.36 Podríamos decir que cuando Austerlitz ordena ralentizar la cinta, lo que pretende es verla a la velocidad justa para poder atrapar 29 “una imagen”37. Y es en ese momento cuando surge el aspecto dialéctico de las imágenes. Unas imágenes que desmontan el mecanismo del tiempo. Desmontar en el doble sentido del que habla Didi-Huberman: Una imagen que me “desmonta” es una imagen que me detiene, me desorienta, una imagen que me arroja confusión, me priva momentáneamente de mis medios, me hace sentir que el suelo se sustrae debajo mío (…) pero también la desmonta como se desmonta un reloj, es decir, como se desarman minuciosamente las piezas de un mecanismo (…) Tal es el doble régimen que describe el verbo desmontar: de un lado caída turbulenta, y de otro, el discernimiento, la deconstrucción estructural.38 Y esto es lo que le ocurre a Austerlitz cuando ve la imagen de la que cree que es Agáta: caída turbulenta al poder observar todo lo que en el gueto ocurría, aunque pareciese que todo fluía como en un sueño y, adquisición de un objeto de conocimiento, al descubrir puntos de referencia en las imágenes de una mujer que la asemejan a una representación imaginaria previa. Aquí está la imagen dialéctica como imagen entrecortada donde se desmonta el mecanismo del tiempo. Desconozco si Sebald habría leído a Didi-Huberman en algún momento, pero el proceso de ralentización que lleva Austerlitz a identificar a su madre bien podría explicarse con el siguiente texto del filósofo-historiador francés: Como un film que no fuera proyectado con la velocidad adecuada y cuyas imágenes aparecieran entrecortadas, dejando entrever sus fotogramas, es decir, su esencial discontinuidad: en ese momento –en el momento en que se disgrega la ilusión de la continuidad, comprenderíamos por fin de cuántas “mónadas”, veinticuatro por segundo, está realmente hecho un film.39 30 ¿Acaso al ralentizar no se disgrega la ilusión de continuidad y Austerlitz, de esta manera, puede entrever en un nuevo “desorden” lo que estaba oculto? No es casualidad que Didi-Huberman hable de mónadas, término empleado por Leibniz para describir a aquellas substancias indivisibles que ni se forman a partir de otros elementos más básicos ni se pueden descomponer (metafísicamente hablando). Es curioso porque si para Leibniz Dios era una mónada para Benjamin Dios vivía en el detalle, haciendo suya la frase de Aby Warburg. Si fusionamos ambas frases, podemos concluir que los detalles son esos elementos indivisibles que proporcionan la información básica para realizar un remontaje, es decir, un nuevo montaje de lo previamente desmontado. V. SEBALD Y MARKER: PARALELISMOS EN EL TRATAMIENTO DE LA IMAGEN Si las imágenes y los documentos conservados por la memoria positiva son los materiales privilegiados de las novelas de Sebald, es para inscribirlas mejor en una perspectiva dialéctica, ofrecerlas a una experiencia de la mirada.40 Esa experiencia de la mirada que Sebald describe se corresponde con una nueva forma de afrontar el pasado (la exterminación de los judíos de la Europa del Este) y sus imágenes: una mirada que no las fija, al contrario de la propaganda nacional-socialista que ha producido “una masa inaudita de imágenes trucadas (presentándose) como la verdad histórica y racial.41 31 No sólo frente al documental de propaganda nazi, también frente a la historia tal y como ha sido escrita, Sebald afronta las imágenes no como superficies visibles que capturadas por la mirada cuentan el decurso de los acontecimientos, sino como algo inasible que atrapa la mirada. En definitiva, una nueva mirada sobre el pasado de las imágenes. Hay que tener en cuenta que la narración de Sebald se hace a partir de las imágenes y del montaje realizado a partir de estas. Imágenes que son descontextualizadas, desmontadas por lo tanto. Imágenes que no proporcionan una verdad absoluta y que, en definitiva, no están expuestas a la ideología: La imagen no es en ningún caso eso que entrega a la mirada una verdad absoluta –mirarla así es exponerla a la ideología-, sino que es esencialmente fragmentaria, breve instante de lo real…42 Pienso que esta nueva mirada que nos ayuda a descubrir los mecanismos de la memoria así como el uso de la ralentización como estrategia, son utilizadas en el film Level 5 (1995), del artista francés Chris Marker. Level 5 recrea el episodio de la batalla de Okinawa43, una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial, a través de la historia de una mujer cuyo compañero ha muerto y le ha dejado un juego en cd-rom sobre la mencionada batalla. La mujer reflexiona ante la cámara sobre los hechos sucedidos y, en un momento determinado, se refiere a unas imágenes filmadas por soldados norteamericanos en las que se ven a varias mujeres japonesas suicidándose por temor a caer en manos de las tropas estadounidenses. De repente, una de las mujeres mira a la cámara durante una fracción de segundo para después arrojarse al abismo. La voz de Catherine 32 Belkhodja, la actriz protagonista de Level 5, habla de estos suicidios de la siguiente forma: Como creían que en la guerra todo el mundo hacía eso y también porque querían mostrarse dignos de la raza superior y porque eran amables y serviciales y porque querían estar a la altura y porque querían desmentir a Napoleón, se mataron entre ellos a miles. Con una granada, si la tenían. Con palos si no tenían granadas. O bien lanzándose al vacío como ya hicieron las mujeres de Saipán. Ya había visto estas imágenes. A cámara lenta se ve mejor cómo esta mujer se vuelve y ve la cámara. ¿Habría saltado si no hubiera sabido que la estaban observando? Recordé a ese hombre de París de 1900 que intentaba un salto imposible con un extraño paracaídas desde la Torre Eiffel. Y se ve, yo al menos lo veo, que en el último momento entiende que su invento no aguantará, que se va a matar. Pero la cámara está allí. No quiere retractarse. Salta y se mata. La mujer de Saipán ve la cámara. Comprende que esos extranjeros mostrarán al mundo que no se atreve a saltar. Salta. Y el que la está filmando y que la mira como un cazador por un visor, la ha abatido como un cazador.44 Marker ralentiza el momento en el que la mujer mira a la cámara. Y en ese preciso instante congela la imagen. Esta imagen congelada es, en palabras de Carlos Losilla: …esa imagen detenida, arrancada a la espiral de la historia, (que) ya no sólo produce conocimiento, ni tan siquiera dolor: produce horror (…) ya no se trata de cómo arrancar imágenes a la espiral imparable de la historia, sino también de cómo esas imágenes pueden resultar falsas, ya porque lo sean por sí mismas, o ya porque se mitifiquen y se conviertan en otra cosa.45 La cámara estaba allí, dice la protagonista. La cámara estaba allí 33 para manifestar el horror. También la cámara estaba en Terezín, aunque de otra forma bien distinta. A pesar de la teatralidad forzada, el documental del gueto es una clara muestra del horror. Sebald arranca esas imágenes del discurso de la historia, al igual que lo hace Marker, y las sitúa ante la mirada lenta de Austerlitz bien para desmitificarlas bien para autentificarlas bien para hacerlas más cercanas. Fotograma de Level 5, de Chris Marker Y cómo no, esa imagen congelada de la mujer de Saipán en Level 5 puede ser la imagen congelada de Agáta, la madre de Austerlitz, en la novela de Sebald. Ambas son resultado de un proceso previo de ralentizado. Ambas son vistas con una nueva mirada. Una mirada lenta que “calienta” la imagen y la transforma en una bola de fuego que atraviesa todo el horizonte del pasado. Una mirada lenta que huye de las verdades absolutas para construir algo nuevo, aunque sea efímero en su naturaleza. 34 EL TURISTA DE LA MEMORIA El viaje, entonces, no es una aventura de búsqueda de lo nuevo o de lo que distrae: es un proceso de conocimiento, de indagación, que a la vez que nos aleja de donde partíamos nos acerca a la raíz ya extrañada de lo que somos, como le acontece a Austerlitz… THIEBAUT, C. “Una poética del horror: W. G. Sebald y la renaturalización del mal”. BOZAL, V (ed.). Ejercicios de violencia en el arte contemporáneo. Pamplona, Universidad Pública de Navarra, 2006, p. 149 I. PRIMERA PARADA: LA ESTACIÓN WILSON DE PRAGA Fue en la estación Wilson de Praga46 cuando verdaderamente caí en la cuenta que, de alguna forma, estaba siguiendo los pasos de Austerlitz. Me había llamado la atención un hecho ocurrido en su infancia que sería el desencadenante de todos los acontecimientos que posteriormente se relatan en la novela. En el año 1939, y a lo 35 argo de nueve meses -justo hasta el momento en que Gran Bretaña le declaró la guerra a la Alemania nazi-, Sir Nicholas Winton logró evacuar desde la estación Wilson de Praga a 669 niños en ocho trenes hacia Londres. Austerlitz que (en la ficción) fue uno de esos niños, describe los sentimientos de su madre Agáta después de conseguir que su hijo estuviera en la lista de uno de aquellos trenes a Londres.47 Austerlitz es conocedor de todo ello gracias al relato de Vera, una antigua vecina de su familia en Praga: Vera recordaba (…) que la alegre excitación que sintió Agáta por ese primer éxito de sus esfuerzos se oscureció por la preocupación y el pesar al imaginarse cómo me sentiría, un niño que no había cumplido aún los cinco años y había estado siempre protegido, en el largo viaje en tren y, luego, entre personas extrañas en un país extraño (…) De esa forma, no sabía qué hacer entre sus ilusiones y el miedo a hacer algo irresponsable e imperdonable, y quién sabe, me dijo Vera, si no se hubiera quedado contigo si hubieran faltado unos días más para tu salida de Praga. Sólo me quedó una imagen poco clara y en cierta medida borrosa del momento de la despedida en la estación Wilson (…) y la extraña sensación que tuvo de que el tren, después de haber avanzado interminablemente despacio, no se había ido realmente sino sólo, en una especie de maniobra engañosa, había rodado un trecho saliendo y allí, ni siquiera a media distancia, se había hundido Agáta, sin embargo, cambió desde ese día…48 Dos hechos propiciaron que en mi viaje a Chequia la estación Wilson fuera parada obligada. En primer lugar, el texto de Austerlitz donde intenta revivir (recordar) aquel viaje de infancia en la propia estación decenios después: 36 Aspecto actual de la cúpula de la estación Wilson de Praga 37 …estuve sentado media hora aún, hasta la salida de mi tren, intentando remontarme hacia atrás por los decenios, acordarme de cómo era cuando, en los brazos de Agáta (…) casi me descoyuntaba el cuello porque no quería apartar los ojos de la cúpula que, enormemente lejana, se curvaba sobre nosotros (…) Creía, quizá por una fracción de segundo, sentir el hombro de Agáta o ver el dibujo de la portada del cuadernillo de Chaplin que Vera me había comprado parar el viaje, pero en cuanto quería retener ese fragmento o, si se puede decir así, enfocarlo mejor, desaparecía en el vacío que daba vueltas sobre mí. Tanto más me asombró, sí, dijo Austerlitz, me asustó incluso el que, un poco más tarde, cuando, inmediatamente antes de la salida del tren a las siete y trece, miré por la ventanilla del pasillo del vagón, me diera cuenta, con una certeza que no dejaba lugar a la menor duda, de que había visto ya una vez en la misma penumbra el dibujo de la cubierta de cristal y acero de los andenes…49 Y en segundo lugar, las imágenes “reales” de las familias en la estación Wilson, en algún momento del año 1939, que pude ver en el documental Nicholas Winton, The power of good.50 Fotogramas del documental Nicolas Winton, the power of good 38 Allí, un 28 de marzo de 2009, la cúpula de la estación presentaba un aspecto no muy distinto al que ya conocía de imágenes anteriores a la Segunda Gran Guerra, por lo que no era difícil imaginarse la visión de Austerlitz reviviendo el pasado, o las miradas desviadas de aquellos padres dejando a sus hijos a una suerte incierta pero segura al fin y al cabo. Miradas que no se fijaban ni en el cristal translúcido, amarilleado por el humo de las máquinas de vapor, ni en la robusta estructura que lo sostenía. Allí, aquel sombrío día de primavera checa, el silencio sordo que reinaba en los andenes de la estación hizo que fuera sencillo cerrar los ojos e imaginar lo ocurrido en aquellas fechas señaladas del año 1939: la despedida, las lágrimas, la incertidumbre, el miedo y la angustia. Una imagen de dolor y esperanza tatuada para siempre en la historia de la estación de Praga, de Chequia y de toda Europa. II. SEGUNDA PARADA: EL TEREZÍN MEMORIAL Lo más llamativo y hasta hoy, para mí, incomprensible de ese lugar, dijo Austerlitz, fue desde el principio que estaba desierto. Sabía por Vera que, desde hacía muchos años, Terezín había vuelto a ser un municipio ordinario y, sin embargo, pasó casi un cuarto de hora antes de que, al otro lado de la plaza, viera a la primera persona, una figura inclinada hacia delante que avanzaba de forma interminablemente lenta, apoyada en un bastón, y sin embargo, cuando aparté sólo un momento los ojos de ella, desapareció de repente. Por lo demás no encontré en toda la mañana a nadie en las calles rectas y solitarias de Terezín…51 Tal cual lo describe Austerlitz, así fue mi llegada a Terezín aquel domingo de marzo. El Hotel Memorial abrió ese día sus puertas y 39 durante las tres noches que pasamos allí fuimos los únicos huéspedes que tuvo el hotel. Pero lo mismo ocurría en el Parkhotel Terezín, donde se hospedaban únicamente una historiadora y su acompañante, inmersos en la realización de un vídeo documental sobre los prisioneros daneses judíos del gueto.52 Pero sería injusto hacer creer que Terezín es siempre ese pueblo sombrío y sin vida del que habla Sebald. En los días siguientes, Terezín resucitó del fin de semana y sus calles se llenaron del habitual deambular de estudiantes, paseantes, amas de casa y trabajadores varios. Al mediodía, la gente se apretujaba para comer en las mesas del restaurante Atipik, de excelente y barata comida casera checa. Y al atardecer, después de la jornada de trabajo, algunos bares comenzaban a llenarse con el humo de los cigarrillos –me quedó una sensación “quevediana” de érase un hombre checo a un cigarrillo pegado- y las pintas de cerveza a diecisiete coronas (poco más de medio euro). No podría olvidar la algarabía de coches oficiales, agentes de seguridad y policía, que se formó en el pueblo por la visita al Memorial de Terezín de los presidentes israelí y checo. Aunque esto último sea más testimonial y anecdótico que cotidiano. En el año 1947, el recién instaurado gobierno Checoslovaco inauguró el National Suffering Memorial, que posteriormente pasaría a denominarse Terezín Memorial. Desde entonces, su objetivo es conmemorar a las víctimas de la persecución racial y política del nazismo durante la ocupación de las tierras checas en la Segunda Guerra Mundial, así como promover actividades educativas y de investigación, entre otras.53 El Memorial está compuesto por la Pequeña Fortaleza, el Museo del Gueto, el Cuartel de Magdeburgo, 40 el Columbario, el Tanatorio y el Crematorio. Todos ellos son lugares para el recuerdo que, indudablemente, tratan de hacer justicia a las víctimas. Quiero pensar que estos lugares, hoy “museizados”, son necesarios, pero probablemente ninguno de ellos esté a la altura (a pesar de los esfuerzos económicos, políticos y sociológicos) del horror que sacralizan. De alguna forma, como tantos otros que reviven hechos semejantes, se convierten en lugares de culto para el turismo y las excursiones escolares. Las masas se acercan a ellos más con una pretensión histórico-cultural que con una perspectiva que les implique en los hechos sucedidos. Así, el lugar se satisface de ello, pues de su función explícita obtiene la complicidad de las masas que se identifican con el horror. Esa experiencia fenomenológica que es el estar allí, favorece un estado alienante que es fundamental para la utilidad del lugar. Mi experiencia en esos lugares, no lo puedo negar, fue así: un turista alienado en el templo del horror. Durante las primeras horas en Terezín me sentía agobiado, abrumado por el lugar. Mi intención allí no se limitaba a una mera experiencia fenomenológica. “Sentir” el lugar no era suficiente. Tenía que someter aquel lugar a mi propia experiencia. Esta tarea no es fácil, sobre todo cuando no existe un vínculo generacional o afectivo con los hechos, como es mi caso. Mi vínculo con Terezín se había establecido, desde un principio, a través de una mezcla de ficción y documento. Y ninguno de los lugares del Memorial de Terezín me proporcionaba “esa experiencia”. Imágenes como las que Sebald me proporcionaba a través de Austerlitz, y que no me podía quitar de la cabeza: 41 …a mediados de diciembre de 1942, es decir, en la época en que Agáta llegó a Terezín, se había encerrado en el guetto, una superficie edificada de un kilómetro cuadrado como máximo, a unas sesenta mil personas, y poco después, cuando volví a estar fuera en la desierta plaza de la ciudad, me pareció como si no se los hubieran llevado de allí, sino que vivieran, lo mismo que entonces, apretados en las casas, en los sótanos y en los desvanes, como si subieran y bajaran incesantemente las escaleras, mirasen por las ventanas, y llenaran incluso, en asamblea silenciosa, todo el espacio del aire, rayado en gris por la fina hierba.54 Por eso, cuando la directora de archivos del Memorial de Terezín, la señora Eva Nemcová, me preguntó qué quería ver en el archivo fotográfico, no encontré respuesta. No quería ver nada. Sólamente quería encontrar algo. Y ese algo podía estar en una fotografía o simplemente como resultado de una mirada como la que Austerlitz había posado sobre la plaza de Terezín, instantes antes de su partida. Así, me dispuse a ver cientos de fichas fotográficas. En su mayoría, eran fotografías encontradas después de la liberación del gueto o cedidas por particulares. Muchas de ellas me eran familiares. Fui seleccionando algunas de ellas, sin un criterio riguroso, tratando de encontrar aquellas que simplemente contaban una historia más allá de lo meramente visible. El turista alienado horas antes se estaba convirtiendo en una turista de la memoria. 42 Arriba: vista aérea de Terezín (fuente: Google Earth) Centro: plano de Terezín utilizado por los nazis (fuente y copyright: Pamatnik Terezin) Abajo: Panorámica de la plaza del mercado de Terezín 43 Fichas fotográficas del Memorial de Terezín 44 Entonces, me encontré con un par de fotografías realizadas por un trabajador civil en los alrededores de Bohušovice nad Ohří, probablemente en el año 1942 y en las que se puede ver a la prisionera judía Doris Schimmerlingová55 cuidando ovejas por mandato nazi. Podríamos hablar de este par de fotografías desde un punto de vista histórico (cronológico), referirnos a ellas en el momento en que fueron hechas y su significación. Pero se me antoja necesario referirme a ellas por las (otras) imágenes que trascienden del preciso instante en que el disparador de la cámara fotográfica deja de estar apretado. Imágenes que no son (visibles) pero que están. Como se puede apreciar (ver pág. 46), este par de fotografías está realizado casi consecutivamente. Pero en ellas el tiempo (que para la cámara sólo es un paso de película) se ha vuelto asincrónico. De ellas emanan esas imágenes que desmontan la presencia inamovible del pasado histórico recogido en estos positivos. Lo que podemos entender como “verosímil” está presente entre ellas. Desmenuzar ese tiempo suspendido es entender las imágenes más allá del “documento-verdad” que refieren. Esta mujer judía, una adolescente en realidad, juega con la mirada como único elemento de resistencia personal. De una mirada vigilante, sometida al miedo, a una mirada cómplice, sometida a la mirada del observador que la capta. Cómplice, porque de esa mirada se deduce la otra, la que ha querido registrar el momento de esa mirada y que es consciente, gracias a esa complicidad, del horror que emana de ese preciso instante. En esa mirada dirigida de la mujer se dibuja una asincronía temporal que muestra el verdadero horror del momento. 45 Como vemos, hay un material (relato) en la pausa de los dos disparos fotográficos que se aleja del material visible del propio positivo. Una imagen olvidada entre las dos fotografías.56 Un material visual57 que se reconfigura en la medida en que somos capaces de soslayar el material visible. Un relato visual que se sostiene en el detalle como “accidente soberano”, Pan, en el sentido que le da Didi-Huberman y que no deja de estar lejano del punctum batrthesiano.58 En este sentido no deja de ser significativo el hecho de: Lo que los Griegos percibían de la naturaleza era un inmenso escalofrío de significado, y a eso lo denominaban “Pan”. Esta imagen es a menudo tomada por Barthes para denominar un significado que todavía está difuso, ni reducible a un significado (“un sens”) ni a el significado (“le sens”), sino a algún significado (“du sens”).59 III. TERCERA PARADA: EL CAMINO HACIA EL GUETO DESDE BOHUŠOVICE NAD OHŘÍ El 24 de Noviembre de 1941 llegaron a Terezín un grupo de 342 jóvenes judíos, miembros de lo que se llamó la “cuadrilla de construcción”, cuyo trabajo era preparar los barracones del pueblo para la recepción de los siguientes transportes, que empezaron a llegar al recién constituido gueto el 30 de Noviembre de 1941.60 Hasta el 1 de Junio de 1943, todos los internos llegaban al gueto de la siguiente forma: primero en tren, hasta una población cercana llamada Bohušovice nad Ohří y desde allí a Terezín, andando los tres kilómetros que separan ambas poblaciones. Pero en el verano de 47 1942, para evitar la comunicación entre los judíos deportados al gueto y la población civil de los alrededores se empezó a construir un ramal ferroviario que uniría Terezín y Bohušovice nad Ohří. Entró en servicio el 1 de Junio de 1943, permitiendo a los transportes llegar y salir directamente de Terezín. Como resultado, el shock que producía la llegada y salida de los transportes, una imagen que fue profundamente grabada en la memoria de todos los internos, permanecería oculto al menos a los ojos de la gente de la vecindad.61 La mayoría de los rincones de Terezín tienen recordatorios de lo ocurrido en el pueblo durante la Segunda Guerra Mundial. Todos excepto uno: la carretera que une Terezín con Bohušovice nad Ohří. Esta carretera local se convirtió en una obsesión durante la estancia en Terezín, especialmente después de haber visto algunas fotografías en los archivos del Memorial. Fotografías que no conseguí tener en mi poder hasta semanas más tarde, dado que los derechos de las mismas son propiedad del Museo Judío de Praga.62 Pues bien, en estas imágenes se ve la marcha de los presos judíos hacia Terezín (llegada de los transportes) y desde Terezín (salida de los transportes a los campos de exterminio del Este). Creo que esas marchas, que se realizaron, como ya he apuntado, hasta el mes de Junio de 1943, tienen una connotación histórica demasiado importante para que permanezcan como una reminiscencia residual de un pasado, el del gueto, pleno de “grandes eventos” para la historia. Marchas que describen, por sí solas, el horror de lo vivido por aquellas personas. Un horror que yo era (y soy) capaz de imaginar, pero que me sentía (y me siento) incapaz de describir. Este fue el motivo fundamental que me llevó a recorrer el camino que une la estación de tren de Bohušovice con lo que fuera el Barracón de 48 Dresde en Terezín, uno de los barracones donde se “alojaban” las mujeres judías. Esta experiencia fenomenológica del estar en un lugar con tanto peso histórico era necesaria, principalmente por el efecto que podría producir sobre la imaginación, sobre todo, después de toda la información (mucha de ella sin procesar) que mi cerebro apilaba tras meses de trabajo y cómo no, por la ingente cantidad de imágenes a las que mis sentidos habían estado expuestos. Bohušovice nad Ohří: el camino de los internos hacia el gueto de Terezín Fuente y copyright: Zidovské Muzeum v Praze 49 La marcha se hizo el día 31 de Marzo de 2009, entre las 16.45 h y las 17.15 h. Se documentó en vídeo, en un plano secuencia sin cortes en el que se puede ver el estado actual de ese camino tan marcado por la historia. Pero este documento por sí solo no hacía justicia al pasado, es decir, no había lugar para la memoria en las imágenes que se mostraban. Mi intención era presentar la marcha como una formalización artística de un lugar concreto hecho de memoria, y hacerlo en “tiempo real”, manteniendo los casi treinta minutos de plano secuencia. De esta forma, enseguida me di cuenta de que la única forma a través de la cual podría dar sentido a esas imágenes del recorrido era a través del sonido. Por esta razón comencé a buscar supervivientes del gueto que hubieran llegado a Terezín entre finales de noviembre de 1941 y junio de 1943. Así fue como descubrí el libro: I am a star. Child of the Holocaust, de Inge Auerbacher (Kippenheim, 1934). Inge Auerbacher, que en la actualidad reside en New York, llegó a Terezín en agosto de 1942 con siete años y estuvo en el gueto hasta su liberación en mayo de 1945. A través de su web, (www.ingeauerbacher.com), contacté con ella, con pocas esperanzas de encontrar respuesta. Para mi sorpresa, la respuesta vino acompañada de una absoluta predisposición a la colaboración. La casualidad de este encuentro virtual fue que la señora Auerbacher había estado en los Barracones de Dresde, justo donde termina mi marcha. Pues bien, le propuse que viera el vídeo de mi marcha (desde Youtube) y que mientras lo hacía grabara su voz con todo lo que el visionado del video le hiciera recordar de su marcha sesenta y siete años antes. Su voz grabada se convertiría entonces 51 en el audio de mi video. Inge grabó su voz en una vieja casete que me envió el 20 de mayo y que recibí una semana más tarde. El resultado es la obra The Inmate´s March (La Marcha del Interno). Pensada como un auténtico monumento a la memoria del camino Bohušovice-Terezín, la obra se presenta como una instalación con proyección monocanal en una sala totalmente oscura. Orden de transporte de Inge Auerbacher a Terezín. Nª Interna: XIII-1-4 Fuente y copyright: Inge Auerbacher 52 53 THE INMATE´S MARCH videoinstalación monocanal Dvd Pal 16:9 29´ (loop) año 2009 Fernando Baños Fidalgo 54 IV. CUARTA PARADA: EL MONTAJE Como artista estoy sometido a la presión del acto creativo y a la consecuente materialización de mis experiencias en productos de orden simbólico. Este proyecto se ha concretado en tres obras: la anteriormente comentada The Inmate´s March, la videoinstalación Theresienstadt: Requiem für eine Studie für Streichorchester (Terezín: Requiem por un Estudio para Orquesta de Cuerdas) y el vídeo Mira el árbol. El título de la videoinstalación Theresienstadt: Requiem für eine Studie für Streichorchester es el resultado de conjugar el título del documental de propaganda nazi, Theresienstadt: ein documentarfilm asu dem jusdischem srdlungsgebiet, y el título de la pieza musical de Pavel Haas, interpretada en dicho documental: Studie für Streichorchester. Pavel Haas, compositor checo interno del gueto, compuso esta obra en Terezín, y tuvo la oportunidad de asistir a su estreno el mismo día que se grababan las imágenes para el documental. Pero en el mes siguiente a la finalización del rodaje, Pavel Haas y otros dieciocho mil judíos fueron enviados a los campos de exterminio del este de Europa. El objetivo era eliminar cualquier testigo de aquella farsa propagandística. En la obra se ven dos pantallas: en la de la izquierda, el trozo del documental que corresponde a la interpretación de la obra de Pavel Haas ha sido ralentizado cuatro veces, exactamente igual que lo hace Austerlitz, sin cortes, y manteniendo el sonido, que ha sido amplificado para añadir más presión emocional; y en la pantalla de la derecha se pueden ver imágenes de distinto orden tomadas durante mi estancia en la estación de tren de Praga, de Terezín y fotografías de archivo seleccionadas del Memorial de Terezin. 55 La obra nos enfrenta con dos pasados: un pasado irreal convertido en real por una maquinaria ideológica de destrucción, y un pasado autobiográfico pero sometido al peso de todo un imaginario histórico. La ralentización de las imágenes pretende convertir el todo en irreal, con la pretensión de devolver a las miradas una perspectiva ahistórica basada en la propia memoria de las imágenes. Y por último, el vídeo Mira el árbol es el resultado de una simplificación experiencial: un juego establecido entre una de las muchas imágenes que estudié y mis propias imágenes, y cuyo resultado es un relato donde se ensalza el detalle, convirtiéndolo en un elemento verosímil para la construcción de otra historia de la historia. 56 THERESIENSTADT: REQUIEM FÜR EINE STUDIE FÜR STREICHORCHESTER Videoinstalación, 7´40”, año 2009 Fernando Baños Fidalgo 57 MIRA EL ÁRBOL 58 MIRA EL ÁRBOL Dvd Pal 16:9 6´50” año 2009 Fernando Baños Fidalgo 59 NOTAS 1 2 3 Novela del escritor alemán W.G. Sebald, publicada por primera vez en 2001. H.G. Adler (1910-1988) fue superviviente del gueto de Terezín y del campo de concentración de Auschwitz. Su estudio sobre el gueto de Terezín, Theresienstadt 1941-1945. Das Antlitz einer Zwangsgemeinschaft. fue completado en 1948, aunque no se publicó hasta el año 1955. En el año 1981 declaró: “Me dije a mi mismo: si sobrevivo a todo esto, lo cual dudo mucho, seré testigo de toda mi experiencia, pero no de forma personal, sino de forma objetiva y académica”. Fuente: http://www.kcl.ac.uk/iss/library/spec/collections/indiv/ Puede que el libro tenga aquí un error histórico, pues en realidad esta campaña se inició mucho antes, en la primavera de 1943. Una primera delegación, que incluía oficiales de la Cruz Roja Alemana, visitó el gueto en Junio de ese mismo año. Un año después, el 23 de Junio de 1944, lo hizo una delegación internacional de la Cruz Roja. Sebald se refiere a esta última visita. Para más información: BLODIG, V. Terezín in the “Final solution of Jewish Question” 1941-1945. Oswald, Praga 2003, p. 31-38. 63 4 5 6 7 8 9 64 Para más información sobre esta visita, ver el documental Un vivant qui Passe (1997), de Claude Lanzmann. Se trata de una entrevista que el director de Shoah (1985) hizo en el año 1979 a Maurice Rossel, oficial suizo de Cruz Roja Internacional durante la II Guerra Mundial y miembro de la delegación que acudió a Terezín, como parte del documental sobre la Shoah, pero que nunca se incluyó en el mismo. También ver el libro The Red Cross and the Holocaust, escrito por Jean-Claude Favez, John Fletcher y Beryl Fletcher. Cambridge University Press, 1999. Theresienstadt es el nombre con que los alemanes se refieren a Terezín, población checa situada ochenta kilómetros al noroeste de Praga, en la República Checa. Utilizaré el nombre checo en mi texto y sólo el nombre alemán en las referencias que haga al libro de Sebald. SEBALD, W.G. Austerlitz. Op. cit. p. 245. “Para recordar hay que imaginar”, que diría Didi-Huberman en, DIDI-HUBERMAN, G. Imágenes pese a todo. Memoria visual del holocausto. Barcelona, Paidós, 2004, p. 55. Empleo el término fantasear en su acepción de “dejar correr la imaginación”. RAE. Diccionario de la Lengua Española, 21ª edición, 1998. Este no es el título que aparece en la novela, del cual Sebald escribe: “…la casete de Berlín, que llevaba el título de El Führer regala una ciudad a los judíos…”. SEBALD, W.G. Austerlitz. Op. cit. p. 246-247. Pero en realidad, como se puede ver en documental The Holocaust: Guetto Theresienstadt (Dvd, 2006), es ya conocido que el verdadero título de la película documental es: “Theresienstadt: ein documentarfilm aus dem jusdischem srdlungsgebiet” (“Terezín: un documental sobre un asentamiento judío”). 10 11 12 13 14 15 16 17 Por cierto, la realización de esta película fue encargada a Kurt Guerron (Berlín 1897-Auschwitz 1944), actor y director judíoalemán, interno del propio gueto de Terezín. SEBALD, W.G. Austerlitz. Op. cit. p. 246. Ibid, p. 247. The Holocaust, es un una caja de seis Dvd, editados en el año 2005 que contiene los siguientes documentales: The Yellow Star, The Liberation of Auschwitz, The Liberation of Majdanek, Theresienstadt Camp, Deception and Reality, Concentration Camps Ravensbruck and Buchenwald y Concentration Camps Dachau and Sachsenhausen. El subrayado es mío. Traducción de: “It´s easy to unmask a propaganda movie when everything is staged, when everything is a lie. But it´s much more complex when parts of such a film present authentic images, when some of the things shown really did exist and when even the commentary contains elements of truth. That it becomes much more difficult to expose its deceitfulness. It´s the mixture ot truth and lie which makes this kinf of propaganda so dangerously effective.” The Holocaust: Guetto Theresienstadt, DVD, (01:00:27s – 01:01:28s). DIDI-HUBERMAN, G. Imágenes pese a todo. Memoria visual del holocausto. Barceona, Paidós, 2004, p. 49. Parafraseo aquí a Didi-Huberman: “Así pues, pese a todo, imágenes: pese al infierno de Auschwitz, pese a los riesgos corridos. A cambio, debemos contemplarlas, asumirlas, tratar de contarlas. Pese a todo, imágenes: pese a nuestra propia incapacidad para mirarlas tal y como se merecerían, pese a nuestro propio mundo atiborrado, casi asfixiado, de mercancía imaginaria.” Ibid, p. 17. El subrayado es mío. SEBALD, W.G. Austerlitz. Op. cit. p. 246. Ibid, p. 251-252. 65 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 66 DELEUZE, G. La imagen-tiempo: Estudios sobre cine 2. Paidós comunicación. Barcelona, 2004. p. 67. Ibid. p. 68 (El subrayado es mío). Ibid p. 69-70. Visual en el sentido referido por George Didi-Huberman en Devant l’image: question posée aux fins d’une histoire de l’art. Les Éditions de Minuit, D.L. Paris, 2001. Ibid p. 79. Aunque no es este el momento de profundizar sobre el concepto de imagen en Bergson, apunto el muy interesante debate que en su día J.P. Sartre propuso para rebatir la tesis de imagenrecuerdo de H. Bergson, y cómo frente al concepto de imagen como cosa de éste, aquél proponía la imagen como acto. SARTRE, J-P. La imaginación. Sarpe, Madrid, 1984. El subrayado es mío. DELEUZE, G. La imagen-tiempo: Estudios sobre cine 2, p. 80. Ibid p. 99. DIDI-HUBERMAN, G. Ante el tiempo. Adriana Hidalgo Ed. Buenos Aires, 2000. p. 137. Didi-Huberman cita a Walter Benjamin en “Paralipómenos a las tesis Sobre el concepto de historia” en Ante el tiempo. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2000, p. 150. (El subrayado es mío). Didi-Huberman cita a Walter Benjamin, “Paris, capitale du XIXe. Siècle” en DIDI-HUBERMAN, G. Ante el tiempo. Op. cit, p. 152. El término imagen entrecortada es también traducido por imagen intermitente en DIDI-HUBERMAN, G. “La imagen aparece: la historia se desmonta, el tiempo se monta de nuevo“ en SOUTIF, D. (et alt). Art i Temps. Barcelona, CCCB, 2000. p. 206. DIDI-HUBERMAN, G. Ante el tiempo. Op. cit. p. 153. 30 31 32 33 34 35 36 37 SEBALD, W.G. Austerlitz. p. 247. Es inevitable en este punto recordar el concepto de cámara lenta para Dziga Vertov asociado al hecho de hacer visible lo invisible: “Así, el cine-ojo, desde el primer momento de su concepción, no fue una cuestión de efectos de engaño, o un cine-ojo propiamente dicho. Filmar en cámara lenta era entendido como la oportunidad de hacer visible lo invisible, claro lo oscuro, manifiesto lo oculto…”. Traducción mía de: “Thus, kino-eye, from the very moment of its conception, was not a matter of trick effects, or kino-eye for its own sake. Slow-motion filming was understood as the opportunity to make the invisible visible, the unclear clear, the hidden manifest…” VERTOV, D. Kino-eye: the writings of Dziga Vertov. Londres, University of California Press Ltd, 1984, p. 131. Ver nota 17. Traducción mía de: “… trouble la vraisemblance transparente entre les phases d´un mouvement.” PAÏNI, D. «La main que ralenti». Cinémateque nº 18, año 2000, p. 14. Ver capítulo XIII de “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” (tercera edición) en BENJAMIN, W. Obras libro I/vol.2. Abada Editores, Madrid, 2008. P.75-78. DIDI-HUBERMAN, G. Ante el tiempo. p. 181. Traducción mía de: “Entre le défilement cinématographique et la précipitation de la mémoire à vouloir se souvenir, les images passent trop vite.” PIC, M. “Image-papillon et Ralenti: W.G. Sebald ou le regard capturé”, en Inframince n°2, revue de l’École Normale Supérieure de Photographie, Arlés, novembre 2006, p. 92. Avi Kempinski dice que el hecho de ver la cinta ralentizada una y otra vez evoca la noción de Barthes de la “derrota del tiempo” 67 38 39 40 41 42 43 68 (defeat of time). KEMPINSKI, A. “Quel Roman! Sebald, Barthes, and the pursuit of the Mother-Image”, en PATT, L. y DILLBOHNER, C. (ed). Searching for Sebald: Photography alter W.G. Sebald. New York, The Institute of Cultural Inquiry and ICI Press, 2007, p.465. DIDI-HUBERMAN, G. Ante el tiempo. Op cit. p. 155-156. Ibid. 156. Traducción mía de: “Si les images el les documents conservés par la mémoire positive sont les matériaux privilegiés des récits de Sebald, c´est pour mieux les inscrire dans une perspective dialectique, les offrir a une expérience du regard.” PIC, M. “Image-papillon et Valenti: W.G. Sebald ou le regard capturé”, en Inframince n°2, revue de l’École Normale Supérieure de Photographie, Arlés, novembre 2006, p. 93. Traducción mía de: “un regard qui ne les fixe pas, a contrario de la propaganda du nacional-socialisme que a produit “une masse inouïe d´images truquées [se présentant] comme la vérité historique et raciale.” Op cit. p 95. Muriel Pic cita a Mark. M. Anderson en “Loin mais loin d´où?”, Critique, nº 650, abril 2002, p. 258. Traducción mía de: “L´image n´est alors en aucun cas ce qui délivre au regard une vérité absolue –la regarder ainsi, c´est l´exposer à l´idéologie-, mais ce qui est essentiellement fragmentaire, bref instante du réél…” Ibid. p. 97. La Batalla de Okinawa, también conocida come Operación Iceberg en inglés, tuvo lugar en las Islas Ryukyu de Okinawa, Japón y fue el mayor asalto anfibio en la campaña del Pacifico de la Segunda Guerra Mundial. La batalla duró de marzo hasta junio 1945. Fue la única batalla librada en suelo japonés y la más sangrienta de la campaña del Pacífico. En ochenta y tres días pere- 44 45 46 47 48 49 50 cieron, en su mayoría por bombardeos de EE.UU, 12.520 soldados americanos y 190.000 japoneses, de los que 90.000 eran de la isla. Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Okinawa http://www.historiadelahumanidad.com/2008/03/kenzaburoo-y-la-batalla-de-okinawa.html MARKER, C. Level 5. 39 ´50” a 42´14” (aprox). El subrayado es mío. LOSILLA, C. “La espiral es un rostro de mujer” en ORTEGA, M.L. y WEINRICHTER, A. Mystère Marker. Pasajes en la obra de Chris Marker. Madrid, T&B editores, 2006,p 144. La estación principal de Praga (Praha hlavní nádraží) es la mayor y más importante de la capital checa. Se inauguró en el año 1871 como estación Franz Joseph I. Durante la primera república y entre 1945 y 1953 la estación pasó a denominarse Wilson (Wilsonovo nádraží) después de la visita del presidente estadounidense Woodrow Wilson. El edificio de la estación es de estilo Art Nouveau y el hall de la misma fue construido entre 1901 y 1909, siguiendo un diseño del arquitecto checo Josef Fanta. Fuente: http://www.wikipedia.org Para más información sobre Sir Nicholas Winton (n. 1909, todavía vivo) ver el documental Nicholas Winton. The power of good (2002, producido por Matej Minác y Patril Pass), ganador del Emmy al mejor documental en el año 2002. También en su web: www.nicholaswinton.com SEBALD, W.G. Austerlitz. Op cit., p. 175-176. (El subrayado es mío) Ibid. p. 220. Supongo que Sebald conocía la historia de Nicholas Winton, a pesar de que en la novela no se le nombra quizás porque no era relevante para la historia. Lo que es seguro es que no pudo ver 69 51 52 53 54 55 70 este documental, pues Sebald falleció en accidente de tráfico en año 2001, y el documental se estrenó un año después. SEBALD, W.G. Austerlitz. Anagrama. Barcelona, 2007, p. 189190. Quiero resaltar la forma de afrontar el estudio de las imágenes en ambos casos. La historiadora danesa, tratando de recuperar la memoria histórica a través de “imágenes-documento” e “imágenes-testimonio”, imágenes que, de alguna forma, hacen revivir el pasado y que implican una narración “objetiva”, “verdadera” e “inquebrantable”. En mi caso, como artista, con la única pretensión de enfrentarme a las imágenes sin saber qué iba a encontrarme, esas imágenes que cuentan a través de sus detalles otra historia que no está escrita, imágenes atemporales que se presentan cuando menos te lo esperas. Y todo ello evitando una búsqueda predeterminada que me atrapara en el pasado. Dos visiones radicalmente opuestas de afrontar la relación con la imagen: la imagen que está (objetiva, temporal, verdadera, corporal, que atiende a una generalidad histórica) frente a una imagen que se presenta (subjetiva, atemporal, verosímil, espiritual, que atiende al detalle). En este momento estamos trabajando con mi directora de tesis y dentro del proyecto I+D “Imágenes del arte y reescritura de las narrativas en la cultura visual global“, sobre esta forma dual (artista/historiador) de afrontar el estudio de las imágenes. Fuente: http://www.pamatnik-terezin.cz/showdoc.do?docid=164 SEBALD, W.G. Austerlitz. Op cit, p. 202. Esta interna del gueto de Terezín sobrevivió al holocausto. En la actualidad su nombre de casada es Doris Grozdanovičová. Fue enviada a Terezín en Enero de 1942, cuando apenas contaba 56 57 58 59 60 61 62 quince años. Para más información: http://www.ajz-dessau.de/zeitzeuge_1.html Me apropio aquí del título del capítulo de Timothy Corrigan “The forgotten image between two shots: photos, photograms, and the essayistic”, BECKMAN, K y MA, J. (ed). Still Moving. Between cinema and photography. Duke University Press, 2008, p. 41-61. Vuelvo a emplear el término visual según lo apuntado en: nota 21. FERNÁNDEZ POLANCO, A. “Ante el tiempo de Georges Didi-Huberman”, Goya, nº 321, Madrid, 2007, p. 384. Traducción mía de: “What the Greeks perceived in nature was a immense shiver of meaning, to which they gave the name Pan. This image is often taken up by Barthes in order to convey a significance which is still diffuse, reducible neither to one meaning (un sens) or even to meaning (le sens) but is simply some meaning (du sens).” LAVERS, A. Roland Barthes: Structuralism and After. Harvard University Press, 1982, p. 93. BLODIG, V. Terezín in the “Final solution of Jewish Question” 1941-1945. Oswald, Praga 2003, p. 31. Traducción mía de: “That went into service on June 1, 1943, enabling transport trains to come directly into the town and leave it. As a result, the shocking picture of incoming and outgoing transports, an image which was deeply engraved in the memory of all inmates, remained hidden at least to the eyes of the people living in the vicinity.” Ibid, p. 34. Zidovské Muzeum v Parze (Museo Judío de Praga). 71 BIBLIOGRAFÍA AUERBACHER, I. I am a star. Child of the Holocaust. New York, Prentice-Hall, 1986. BARTHES, R. La cámara lúcida: nota sobre la fotografía. Barcelona, Paidós Ibérica, 2004. 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Památnik Terezín, 2006 - VHS Theresienstadt: ein documentarfilm asu dem jusdischem srdlungsgebiet, Archivo Nacional Fílmico de Praga. - Un vivant qui passe, dirigido por Claude Lanzman, 2001 - Level 5, dirigido por Chris Marker, 1997. 75 Austerlitz, el protagonista de la novela homónima de W.G. Sebald, encarga una copia a cámara lenta del documental de propaganda nazi rodado en el gueto de Terezín en el año 1944. De esta forma puede describir con todo lujo de detalles lo que permanecía velado y ahora, con la imagen ralentizada, se le manifiesta como una epifanía. Ralentizar para poder ver mejor, para atrapar lo que antes se desvanecía al aparecer, para poder ver lo oculto. Tomando como referentes la novela de Sebald, el viaje personal como vivencia y la imagen ralentizada como estrategia, El turista de la memoria es el resultado de una investigación teóricoartística en torno a las relaciones que se establecen entre imagen, memoria y experiencia.