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Comunicado de SAR el Príncipe Hassan bin Talal Presidente Emérito World Conference of Religions for Peace 2 Agosto 2007 Con una gran tristeza y dolor sigo el cautiverio de los rehenes coreanos bajo los talibanes en Afganistán. El asesinato brutal e inconsciente de varios de ellos ha causado conmoción en mi familia y en mi mismo. La reivindicación de rectitud de sus captores ha ofendido nuestra identidad islámica y me inspira a escribir en súplica y en protesta. Muchos de nosotros se preguntan qué súplica puede alcanzar los oídos de aquellos quienes causan tal sufrimiento a personas inocentes. ¿Cómo podemos demostrarles a estos hombres de guerra equivocados que nuestra fe los instruye a colocar ante todo las consideraciones humanitarias? Todo verdadero musulmán debe darse cuenta que es vital reconocer la humanidad del prójimo para así afirmar su propia humanidad. Me duele ver que una vez más la religión del Islam es explotada y/o usada en una discrepancia completa con su mensaje histórico. Quizás podemos comprender cómo sucede esto en ciertas circunstancias. Cuando las personas tienen miedo, cuando están arruinadas e impotentes, ellos arremeten a veces con violencia. Sin embargo, es al mismo tiempo una tragedia y una ironía que en su furia y en su temor, ellos destruyen la hermosa tradición que ellos alegan defender. En realidad, este es un tiempo de inmensa crisis en nuestro planeta. La violencia ha superado el diálogo, y la compasión ha sido derrotada por el odio y la venganza. Ahora, así como la ira amenaza escalar fuera de todo control en el mundo, debemos recordar que la paz no es solamente la ausencia de violencia; es el cultivo constante de confianza, respeto y empatía. Como musulmán que soy, hago un llamado a mis correligionarios para trabajar juntos para que nuestra fe pueda elevarse por encima de la política; para que así la iglesia, la mosquita, la sinagoga y el templo puedan recobrar su autoridad moral fuera de la esfera política. Nosotros debemos considerar el daño que esta siendo causado al Islam por aquellos que actúan por la ira y por la agresión. Religiones por la Paz, representando la diversidad de confesiones en el mundo, reafirma la santidad de la vida humana y hace un llamado por el respeto de la divinidad humana y estándares comunes para todos. Nuestra religión de paz nos ordena tomar una acción positiva entre la hostilidad montante y la desconfianza, y hacer una contribución substancial a la consolidación de la paz en un mundo polarizado. Nuestras comunidades necesitan un llamado urgente por una religiosidad responsable entre los musulmanes. Debemos apartarnos de las polarizaciones de la verdad que han manejado la agenda internacional. La violencia en Afganistán, Palestina e Irak, así como el sentimiento anti-árabe y antimusulmán nacido a raíz del 11-S; han causado gran dolor y sufrimiento a millones de musulmanes en todo el mundo. Las malintencionadas calumnias emitidas por una minoría de cristianos evangelistas y políticos de occidente, han fomentado la imagen de una “cruzada” religiosa contra el Islam. Por este motivo, muchos musulmanes de todo el mundo han reaccionado con indignación y rabia. Pero las acciones de una minoría desinformada en occidente y la dudosa política de algunos gobiernos, no deben conducir a ningún musulmán a olvidar el mensaje centrista y humanitario del Corán. La vida de Mahoma no está siendo puesta en práctica por los llamados fundamentalistas, sino que está siendo pervertida por una fuerza motriz en pro de su propia agenda politizada. Hace unos años, sentí una profunda tristeza como musulmán, al ver la destrucción innecesaria de lugares sagrados de culto de la religión budista en Afganistán. Estoy muy afligido porque la preciosa terra media, el terreno medio de diálogo que ha existido durante siglos entre las distintas confesiones, está siendo destruido por políticos y líderes que aseguran hablar a favor de nuestras creencias. Una vez más, desearía que delegaciones musulmanas viajen a Afganistán en representación de las Naciones Unidas y de las familias de los cautivos. Como musulmán y descendiente del Profeta Mahoma (PBUH), manifiesto afinidad cultural y religiosa con aquellos que actúen en mi nombre y les digo: “Lo que estáis haciendo es inaceptable para los musulmanes”. Como Presidente Emérito de Religiones por la Paz, hago un llamado al diálogo para resolver esta crisis moral y humanitaria. Religiones por la Paz, está en buena posición para mediar cualquier discusión que puedan surgir durante las siguientes horas o días.