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ASESORÍA Y CONSULTORÍA ¿Qué pasa con nuestra información de costes? (III) E Daniel Martínez Pedrós Socio-director de Altair Consultores dmartinez@altair-consultores.com n las sesiones de trabajo anteriores, entre el equipo directivo de Moldecamp y la consultora de Altair (Laura) se había realizado una apuesta sobre el diseño del sistema de costes. Laura decidió explicar al equipo directivo los conceptos fundamentales para que participaran de una forma más activa en su diseño. Las premisas básicas eran las siguientes: 1. La misión de cualquier organización industrial es fabricar productos, prestar servicios y cumplir con los requerimientos de los clientes; 2. Todo lo que se hace en una organización debe dar soporte a la misión; 3. Todas las tareas pueden agruparse en categorías homogéneas, denominadas “actividades”; 4. Las actividades consumen recursos (por lo tanto, los recursos son imputados a las actividades); 5. Para asignar los costes de los recursos a las actividades usamos los inductores de actividad (“activity drivers”); 6. El coste de las actividades es imputado a los objetos de coste finales (productos, clientes, etc.), según el uso que realicen de las actividades; 7. Para imputar el coste de las actividades a los objetos, utilizamos los inductores de coste (“cost drivers”). IDENTIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES El primer paso será la identificación de las actividades que se realizan y su localización en las áreas de gestión del organigrama. Es fundamental comenzar por el análisis de la arquitectura organizativa de la empresa, ya que la mayoría refleja, en su organigrama, los procesos. El número de actividades dependerá de las características de la empresa y del nivel de profundidad que queramos incorporar en el sistema (Laura recomendó no detallar más allá de treinta actividades principales, ya que la complejidad y su mantenimiento posterior podrían hacer impracticable su puesta en marcha). Lo que sí que remarcó Laura fue que, en la identificación de las actividades, estas se clasificasen en función de con qué se relacionan (productos, clientes y estructura), del nivel de consumo de las mismas (actividades relacionadas con el volumen o con el lote), así como del valor añadido aportado. Las que tienen que ver con el volumen son las que se relacionan con el voEl autor analiza el diseño del sistema lumen (cantidad) de prode costes y la identificación de las ducción/venta de unidades de productos o serviactividades de la empresa para cios. Las de fabricación analizar los costes que generan pertenecerían a esta cla108 sificación. En las actividades relacionadas con las órdenes, su consumo varía según el número de órdenes de fabricación o lotes, independientemente de las unidades. Por ejemplo, las actividades de programación de la producción y preparación de las máquinas no dependen de las unidades, sino del número de órdenes. También podemos unir actividades relacionadas con el sostenimiento del producto, donde su consumo se realiza según su ciclo de vida, sin que exista una relación clara ni con el número de unidades ni de órdenes o lotes. Son actividades necesarias para el mantenimiento y mejora de los procesos. Como ejemplo están las actividades relacionadas con el diseño. Los costes consumidos se deben realizar en función del ciclo de vida del producto y no tanto en función del momento en que se realiza el gasto (porque si no, imputaríamos costes de desarrollo a los productos que están en su fase de introducción, con bajos niveles de actividad, lo que provocaría unos costes unitarios elevados). La solución pasaría por la activación de estos gastos y su imputación a los costes de períodos posteriores. En Moldecamp, identificaron que las áreas relacionadas eran las de investigación y desarrollo, compras, producción y logística de entrada (recepción). ACTIVIDADES RELACIONADAS CON CLIENTES En cualquier organización, también podemos encontrar otro tipo de actividades relacionadas directamente con los clientes (vinculadas a la gestión comercial o de ventas, la facturación, la atención al cliente y el servicio posventa). Los costes de estas actividades no forman parte del coste del producto, sino del coste de atender a los clientes. Estos podrán ser clasificados o localizados en los propios clientes, en los canales de distribución, las zonas comerciales, las marcas, las líneas de negocio, las familias de productos, la red comercial, etc. En Moldecamp, identificaron los departamentos comercial, logística de salida (expediciones) y posventa como los vinculados al coste de atender a los clientes. Este aspecto supuso un momento de tensión, ya que don Alberto insistió en que, en su sistema actual, esos costes se habían tratado de un modo global, sumándose al resto que no eran de producción e imputándose en el coste de los productos, en función de una tasa prefijada tras un análisis del volumen (unidades) de los productos fabricados/ comercializados. El cambio de chip era imporMarzo / 2007 ASESORÍA Y CONSULTORÍA tante porque estos costes ya no se imputarían a los productos, sino que se tendrían en cuenta en una fase posterior, cuando se analizase la rentabilidad de los clientes. Finalmente, quedaban las actividades relacionadas con el sostenimiento de la estructura de la empresa que no podían vincularse fácilmente ni con los productos ni con los clientes y que son actividades necesarias para el buen funcionamiento de la organización. En Moldecamp, se identificaron las áreas de dirección general, administración y recursos humanos. Laura explicó que el coste no debía imputarse ni a los productos ni a los clientes, pero que se debía asegurar que sus costes eran cubiertos por los márgenes obtenidos por los productos/servicios fabricados y comercializados. Para concluir, Laura remarcó la importancia de identificar las actividades que aportan valor añadido y las que no, ya que, si existen actividades sin valor añadido que consumen costes, nuestra obsesión debe ser eliminarlas para lograr un aumento de la competitividad. Uno de los directivos preguntó si, en esta clasificación, se estaba pensando solo en aquellas que suponen la corrección de un error. Laura explicó que, aunque estas actividades entrarían, debían abrir sus esquemas para aprove- “Hay que identificar las actividades char la potencia del nuecon valor añadido y las que no, vo sistema. Laura se centro en el y debemos eliminar estas últimas para ejemplo del proceso de un aumento de la competitividad” fabricación e identificaron los siguientes tiempos: transporte de materiales, preparación de las máquinas, proceso/producción, inspección, almacenamiento, espera, etc. La siguiente pregunta fue lanzada: de los tiempos anteriores, ¿cuáles son relevantes desde el punto de vista del cliente? Don Alberto contestó expeditivamente: solo el tiempo de producción o proceso aporta un valor percibido por el cliente; el resto, no. La conclusión fue inmediata: la identificación, evaluación de sus costes, eliminación o reducción de las actividades sin valor para el cliente deben constituir uno de los objetivos del sistema de costes que es necesario diseñar. Tras estas deliberaciones, el equipo decidió finalizar la sesión, ya que el análisis de la arquitectura organizativa, la identificación de las actividades y su clasificación suponían un progreso importante en el diseño del nuevo sistema de información de costes, basado en las actividades (Activity Based Costing).