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EL MUNDO de CATALUNYA NÚM. 12 / MARTES 2 DE OCTUBRE DE 2012 INNOVADORES > MATERIA GRIS Javier López Tazón Huertos energéticos El director general de Nubelo, Francesc Font, posa en sus oficinas de Barcelona Activa. / SANTI COGOLLUDO >SINGULARES / Francesc Font Este catalán dirige desde hace un año Nubelo, una plataforma de teletrabajo que quiere revolucionar el mercado laboral de habla hispana permitiendo trabajar a través de internet con mayor flexibilidad y eficacia. Por Andrea Pelayo Ya es posible trabajar en la ‘nube’ i algo no funciona, cámbialo. Ésta parece ser la máxima de los creadores de Nubelo, especialmente aplicada al mundo laboral. Es decir, si el mercado no funciona, cámbialo. Y eso han empezado a hacer con un nuevo marketplace donde se intercambian servicios entre empresas y profesionales freelance que pueden ser realizados vía internet, sin ninguna necesidad de presencia física. Los siete socios de Nubelo, con Francesc Font a la cabeza como director general, admiten que la idea no es nueva ya que es común trabajar así en los países de habla inglesa con empresas que facturan centenares de millones de dólares en proyectos y cantidades de profesionales que pueden rondar el medio millón de personas. Pero nadie se había atrevido a trasladarla al mercado de habla hispana. «Aquí nos gusta mucho más tocar», bromea Font, quien tiene claro que el trabajo en la nube «puede ser igual de eficiente que si estuviesen sentados frente a frente». Nubelo sigue los pasos de plataformas como Elace, Odesk, PeoplePerHour o Freelancer con el objetivo de «aprender de aquellos que son rcia Garcia. Prohibida su reproducción. S más productivos», dice Font, que confirma su voluntad de aplicar este sistema de trabajo a distancia «en un nicho inmenso». En un nicho de 450 millones de personas. Así, las posibilidades de crecimiento son enormes y aparte de una oficina en Argentina y la que ayer mismo abrieron en Chile, Nubelo tiene previsto entrar en noviembre en Colombia y en diciembre en México. Las cifras los avalan para intentar cambiar el mercado latino. Con un sólo año de trayectoria, cuentan con más de 15.000 profesionales, 5.000 empresas y 1.200 proyectos que han movido casi un millón de euros. «Si alguien pensaba que esto serían empresas españolas buscando mano de obra barata en América Latina, estaba totalmente equivocado», reivindica el CEO de Nubelo. La clave está, según Font, en «eliminar a los intermediarios que cobran hasta un 60%». Nubelo ofrece, según Font, «flexibilidad y eficiencia», además de «precios competitivos» porque la web se lleva un 8% sólo si el proyecto es completado. Sin embargo, a pesar de los buenos datos, la tarea que tiene por delante la plataforma es complicada porque se trata, sobre todo, de hacer pedagogía para que no suene tan raro, por ejemplo, pedir a las empresas un depósito que se libera cuando el freelance entrega el proyecto y garantiza, así, el cobro del mismo. «Cubrimos a ambas partes porque si no se entrega, la empresa lo recupera», explica Font, que destaca también la importancia de la valoración que hacen las empresas de los profesionales para crearse una reputación online. «Estamos comprobando que los profesio- nales que ya han sido contratados más de una vez y han sido valorados lo tienen más fácil que aquellos que empiezan». Existe, además, otro tipo de seguridad que ofrece la web. La que dan las herramientas que pone Nubelo al servicio de compañías y trabajadores para que puedan comunicarse y, por qué no, en cierto modo controlarse. Es lo que se puede hacer, por ejemplo, con el time tracker que cada 10 minutos hace un pantallazo al ordenador del profesional y que seleccionan algunas empresas especialmente para proyectos que se pagan por horas. Traductores, redactores y sobre todo programadores están especialmente abiertos a estos trabajos, que por ahora son temporales. Sin embargo, Nubelo aspira a un «cambio de chip» total. En palabras de Font, «queremos que haya gente que haga de esto su forma de vida», sobre todo en un momento en que las empresas ya no garantizan seguridad. «Un freelance que tiene diversos clientes y se genera una reputación online es más difícil que se vea sorprendido de la noche a la mañana y se quede sin futuro», opina el CEO. A pesar del optimismo, Font hace un llamamiento a los políticos para cambiar una legislación «totalmente obsoleta». «No puede ser que muchas personas que pueden ofrecer estos servicios tengan que pagar más de cuota de autónomos que lo que cobran», sentencia. Ésa podría ser una de las claves para que Nubelo se consolidara en España. Es como para pensárselo muy seriamente, sobre todo después de saber que los consumidores vamos a tener que asumir una parte importante de la subida de la luz tras la última regulación. El grito es: «Convirtámonos en productores». Pero no en granjas conectadas a la red eléctrica. Siguiendo con la denominación agraria, en lugar de granjas de producción eléctrica, serían huertos para autoconsumo. Es lo que liberaliza la nueva ley de autoconsumo y lo que puede permitir que el crecimiento de este mercado sea explosivo. En uno de los pocos campos en los que en España hemos hecho bien los deberes –hablando de innovación– ha sido en las energías renovables. Y no estoy hablando de la política energética, sino de la investigación y la posterior fabricación, comercialización e instalación de equipos generadores. Somos una potencia tanto en el ramo eólico como en el solar. Es lo suyo: somos un país que no produce petróleo (los pozos de la Lora son una excepción que no se puede tener en cuenta. Por cierto, a saber cómo acaba su proceso de venta) y que está sobrado de sol y viento (ahora le toca el turno al mar). Estamos bien colocados en cuanto a producción masiva, pero no tanto cuando descendemos al consumo doméstico. Y ahí es donde compañías como la multinacional estadounidense Bioenergy espera crecimientos importantes que estima en más del 150% para el mercado español. Las cifras de potencia para autoconsumo instalada dan total credibilidad a esa estimación. Por ejemplo, frente a los 808 megavatios instalados en Francia durante 2010, pasaron a 2.150 en 2011. El caso italiano es más espectacular: mientras que en 2010 este tipo de equipos podían generar 3.469 megavatios, una año más tarde, esa cifra ascendía hasta los 12.773. Será difícil conseguir desconectar totalmente la vivienda de la red eléctrica, pero la inversión inicial en equipos para agua sanitaria, iluminación... se podría amortizar en unos años. El problema es que en nuestro En Italia, de 3.469 MW para autoconsumo eléctrico en 2010 se ha pasado a 12.773 en 2011 país la mayoría vivimos en bloques y no en viviendas unifamiliares. De cualquier forma, sigue siendo un mercado nada despreciable, así que puede ser el momento de que las grandes compañías miren también hacia el consumo doméstico. javier.lopez@elmundo.es Javier López Tazón es redactor jefe de Ariadna, el suplemento de tecnología de EL MUNDO.