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UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO CAMPUS GUANAJUATO DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN DESARROLLO DEL PENSAMIENTO ALGEBRAICO EN ALUMNOS DE BACHILLERATO A PARTIR DE LA DETECCIÓN DE LAS DIFICULTADES, OBSTÁCULOS Y ERRORES ADÁN PÉREZ TOVAR ASESOR: DR. ABEL RUBÉN HERNÁNDEZ ULLOA Sandía 86, Pénjamo Gto. Cel: 469 112 48 93 Email: adan.seg2@gmail.com Resumen El presente trabajo de investigación refiere a la detección de las dificultades, obstáculos y errores más frecuentes en la materia de álgebra en alumnos de bachillerato, específicamente de los alumnos de la Escuela de Nivel Medio Superior de Pénjamo ciclo 2013-2014. Para ello retomo autores como Bachelard (1938), Brousseau (1983), Herscovics (1989) y Tall (1989) que hacen una clasificación de los obstáculos. El propósito de tal detección es para poder diseñar actividades eficaces para el desarrollo del pensamiento algebraico. Se trata de una investigación Quasi-experimental con una muestra de 94 estudiantes que representan más del 50% de la población de ese nivel. Se está trabajando en 3 grupos de primer semestre (1 de control y 2 experimentales) en los cuales se aplicó un diagnóstico para medir las habilidades del pensamiento algebraico propuestas por The National Council of Teachers of Mathematics (NCTM) en el año 2000. Algunos aspectos relevantes del trabajo se centran en analizar la base aritmética de los alumnos y el uso que se le da a las letras, puntualizando el uso como variable, mismo que es considera por varios autores, entre ellos Küchemann (1981), como el más difícil de adquirir por los alumnos. DESARROLLO DEL PENSAMIENTO ALGEBRAICO EN ALUMNOS DE BACHILLERATO A PARTIR DE LA DETECCIÓN DE LAS DIFICULTADES, OBSTÁCULOS Y ERRORES Planteamiento del problema Durante el trayecto de mi formación académica y profesional me he percatado de que el dominio en álgebra es fundamental para desarrollar las materias subsecuentes de una forma correcta, como es Geometría y Trigonometría, Geometría Analítica, Cálculo Diferencial e Integral, etc. Y tal vez al leer estas líneas alguien puede preguntarse; ¿y eso qué tiene de importante para los estudiantes que no estudiarán una carrera afín a las matemáticas? La respuesta es sencilla, puesto que actualmente en los diversos subsistemas de bachillerato en nuestro país se maneja como “tronco común” al menos hasta Geometría Analítica, misma que requiere una exigencia en el álgebra. Mi propuesta está basada por lo tanto, en investigar y analizar las dificultades, obstáculos y errores que presentan los alumnos de la Escuela de Nivel Medio Superior de Pénjamo, para posteriormente diseñar actividades encaminadas a corregir o mejor dicho, erradicar esas fallas. Considero que el hecho de hacer conscientes a los alumnos de la naturaleza de sus errores e indagar en el origen de los mismos dará pauta a poder desarrollar estrategias efectivas para el desarrollo del pensamiento algebraico. Debemos por tanto, inducir a los alumnos en aspectos como generalización, característica del álgebra como aritmética generalizada. . Objetivo General En la investigación que estoy desarrollando considero por el momento un solo objetivo general, mismo que en determinado momento pudiera ser complementado por algunos específicos, pero tal acción quedará sujeta a las condiciones y necesidades del proyecto. Dicho objetivo es el siguiente: Determinar las dificultades, obstáculos y erros que presentan los alumnos de la Escuela de Nivel Medio Superior de Pénjamo (ENMSP) en la materia de Álgebra, para diseñar actividades favorables al desarrollo del pensamiento algebraico. Preguntas de investigación ¿Cuáles son las dificultades, obstáculos y errores más comunes en álgebra presentes en los alumnos de la Escuela de Nivel Medio Superior de Pénjamo? ¿Cómo se puede desarrollar, a partir de la detección de los errores, el pensamiento algebraico en alumnos de bachillerato? Supuestos En base a la experiencia como alumno y ahora como docente, he generado los siguientes supuesto referentes al desarrollo del pensamiento algebraico. Los alumnos cometen errores en álgebra debido a una aritmética. Determinando la naturaleza del error algebraico en los posible corregirlos y se obtendrá información sobre los subyacentes de los educandos facilitando de esta forma la tareas para el desarrollo del pensamiento algebraico deficiencia en alumnos, será conocimientos elaboración de Antecedentes El cálculo algebraico nace como generalización del modelo numérico. El álgebra comienza en realidad, cuando los matemáticos se empiezan a interesar por las «operaciones» que se pueden hacer con cualquier número. Todo cálculo algebraico se constituye a partir de cinco propiedades características del sistema numérico: la conmutativa y asociativa para la suma y producto, y la distributiva. . a + b= b + a (a + b)+c= a+(b + c) a*b=b*a (a*b)*c=a*(b*c) a*(b + c)=a*b + a*c Según Mercedes Palarea (1998), el álgebra como materia escolar se introduce a finales del siglo XIX en los niveles de secundaria en los países europeos y americanos. Los contenidos y su secuencia han permanecido casi inalterables hasta la fecha. Es importante resaltar el dato, ya me muestra un estancamiento en los programas de estudio y libros de texto de álgebra, entonces resulta conveniente hacer una revisión sobre los errores que pueden ser comunes en varias generaciones y de esta forma se podrá tener más material de análisis. La incógnita comenzó llamándose la “cosa” durante el nacimiento del Álgebra árabe (comienzos del siglo IX) en su forma “retórica”. Durante los siglos XV y XVI fue reduciéndose mediante abreviaturas, hasta llegar al uso de las letras. La significación de estas resulta relevante para el buen manejo del álgebra, este aspecto lo desarrollaré posteriormente. El razonamiento algebraico se inicia a partir de las actividades aritméticas de cuantificación de cantidades mediante los procesos de simbolización numérica. El siguiente esquema muestra las variables que caracterizan la actividad algebraica. Figura 1 - Variables que caracterizan la actividad algebraica Complementario a lo anterior, Radford presenta los objetos implicados en la práctica algebraica, al respecto resulta pertinente considerar la siguiente cita; “Lo que esto significa es que, en álgebra, se calcula con cantidades indeterminadas (esto es, se suma, resta, divide, etc., incógnitas y parámetros como si se conocieran, como si fueran números específicos)” (RADFORD, 2010). Figura 2 - Objetos implicados en la práctica algebraica El Consejo Nacional de Profesores de Matemáticas en Estados Unicos (The National Council of Teachers of Mathematics, abreviado NCTM) Afirma que Los estudiantes necesitan aprender (del algebra) sus conceptos, las estructuras y principios que rigen la manipulación de símbolos y cómo pueden usarse estos para registrar ideas y ampliar su comprensión de las situaciones. En base al NCTM, es que considero las 8 habilidades del pensamiento algebraico para favorecer su desarrollo, las cuales son: Reconocer y describir patrones numéricos Generalizar un patrón numérico Construir sucesiones de números a partir de una regla dada Expresar relaciones numéricas usando el lenguaje algebraico Explicar en lenguaje natural el significado de algunas fórmulas geométricas Traducir expresiones verbales adecuadas para operar con las variables Manejar técnicas adecuadas para operar con las variables Plantear y resolver problemas a través del álgebra e interpretar las soluciones Uso de las letras en Álgebra El uso de las letras de manera intencionada resulta importante para trabajar en lenguaje algebraico. Al respecto Küchemann (1981) identifica seis categorías: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Evaluada: si a+8=12, ¿cuál es el valor de a? Ignorada: si a+b=34, entonces a+b+2=? Objeto: al simplificar expresiones algebraicas (7m+4m) Incógnita: al añadir 7 a 3n Número generalizado: para qué valor de x se verifica que 3x+1<19? Variable: cuando son consideradas como una representación de un conjunto de valores no especificados, y se observa una relación sistemática entre dos conjuntos de valores En la primera categoría la letra tiene un aparente carácter de incógnita, pero es evaluable, es decir podemos calcular su valor atendiendo la relación numéricaliteral. Con referencia a la letra ignorada o no tenida en cuenta, casi resulta improcedente decir que sea una “interpretación” de la letra, pues en realidad es un rechazo, haciendo precisamente una “no interpretación” de ella. Aquí los alumnos ignoran las letras, o, a lo más, reconocen su existencia, pero no le asignan significado. Los alumnos escriben expresiones como “5k” sin tener en cuenta más que el número 5, y, acompañándolo de la k, simplemente porque “estaba escrito así”. No conceden ningún sentido a la letra. Le “permiten” estar ahí, simplemente. Esta no - interpretación de la letra, puede detectarse en ejercicios como: “Añade 3 a 5n”, cuando se produce una respuesta como “8n”. Sin embargo, resulta bastante interesante que puede pasar desapercibida en ejercicios como: “Multiplica 5 por 2n”, pues la respuesta “10n” es correcta, a pesar de la no interpretación de la “n”. Cuando el alumno manifiesta este olvido de las letras, inicia un proceso de incomprensión del Álgebra elemental; al no dar un sentido correcto a las expresiones que debe utilizar, no comprende los procesos que se siguen con esas expresiones, ni su finalidad. La interpretación de la letra como objeto es considerarla como un objeto concreto (frutas, lados de un polígono, etc.), eliminando así el significado abstracto de las letras por algo más concreto y real; corresponde a las ocasiones en que el alumno “lee” la letra pensando que simboliza un objeto determinado. Considera que la letra es, o bien la inicial de una palabra, o bien un objeto en sí misma. Puede ser en una expresión algebraica: “5 m + 6 p + 2 m”, en la que las letras se tomen como representantes de objetos cuyas iniciales son: (m), manzanas y (p), peras, por ejemplo. Con esta interpretación se trata de sumar: “5 manzanas + 6 peras + 2 manzanas”. Incluso pueden pensar “simplemente” en 7 “emes” más 6 “pes”, es decir, cada letra como el objeto - letra con el que se escribe. O bien, puede ser en una fórmula geométrica para un cálculo de áreas (a) o de perímetros (b). La incógnita es, en cierto modo, una variable. Para la enseñanza y aprendizaje del Álgebra es fundamental el concepto de variable (Schoenfeld, 1988) y, sin embargo, la mayoría de las veces las variables se utilizan como si pudieran entenderse sin ningún problema, simplemente, después de una cierta práctica; el uso de las variables se confunde con el uso de las x, las y…, o de otras letras, manejándolas habitualmente con naturalidad, sin llegar a valorar ni la complejidad que tiene el concepto, ni los múltiples significados y usos que pueden tener las letras para los alumnos. El adquirir el concepto de variable supone la conjunción de dos procesos: Generalización, que permite pasar de un conjunto de situaciones concretas a algún aspecto común a todas ellas, y, simbolización, que permite expresar de forma abreviada lo que tienen en común todas las situaciones. Para que se pongan en práctica de forma simultánea estos dos procesos hace falta utilizar, en cada caso, capacidades muy distintas y a la hora de planificar cualquier estrategia de enseñanza, se debe abordar cada uno de ellos de forma diferente. Cuando se habla del concepto de variable, se incluyen múltiples significados, y cada uno de ellos se corresponde con las distintas formas de enfrentarnos a la generalización. Podemos decir que es una variable con cierta “predeterminación”. Puede tomar uno o dos valores (o más, según el grado de la ecuación), pero no puede adquirir cualquier valor dentro de su dominio, como sucede con la variable. Salimos del valor único para cada caso y entramos en el conjunto de los “valores posibles”. Esto ya supone una bivalencia (o trivalencia, o polivalencia), que es un paso hacia la complejidad de la variable. Las letras son consideradas como una representación de un rango de valores no especificado y se ve como una relación sistemática entre dos conjuntos de valores. El concepto de variable implica claramente el conocimiento de la incógnita y de sus posibles valores. Pero esto está más allá de la comprensión de las letras como incógnitas específicas y como generalización de números. Señala Küchemann que este concepto es difícil de encontrar con toda exactitud debido a que la mayoría de los ítems que pueden dar idea de variable, a menudo son resueltos en un nivel de interpretación más bajo, incluso dentro de la resolución de un mismo problema, el alumno cambia de interpretación, lo que genera gran dificultad al observador y también al mismo niño. La idea de “variable” para el alumno es un concepto de difícil asimilación, pues los símbolos que ha usado en Aritmética - signos de operaciones, paréntesis y números - son de significación unívoca y está acostumbrado a poder interpretar, de manera única, cada símbolo que encuentra. Cuando las letras vienen a sustituir a un número, son aceptadas como letras desconocidas que en algún momento, se podrán calcular, como letras “incógnitas”. Lo que resulta mucho más difícil, para el alumno, es imaginar que para una misma letra existen distintas posibilidades; aceptar la idea de la letra como “variable”. Otro contexto no funcional en el que las letras "n" o "x", respectivamente, tienen claramente las características de una variable es el de los siguientes ejercicios: “¿quién es más largo 2n ó 2 + n? Explicarlo” y “probar que si x > 5, entonces 4 x + 1 > 3 x + 4”. El interés de esta cuestión es comprender si los niños reconocen que el tamaño relativo de ambas depende del valor de “n” o “x”, es decir logran entenderlas como variables. El NCTM cita a Shoenfeld y Arcavi (1998) quienes afirman “la comprensión del concepto de variable debería ir más allá de reconocer que las letras pueden usarse para representar números desconocidos en las ecuaciones”. En Aritmética los signos de operación indican una acción que se va a realizar con números, y que da como resultado otro número, por tanto, dar un significado a estos signos es dar un procedimiento que permita llegar a la respuesta. En Álgebra tienen un carácter de “representación”, ya que indican operaciones que no siempre tienen por qué realizarse y pueden quedar indicadas como operaciones “en potencia”. Los símbolos en álgebra Con referencia a los símbolos de las operaciones, estos son un recurso que permite detonar y manipular abstracciones. Es necesario el reconocimiento de la naturaleza y significado de los símbolos para poder comprender cómo operar con ellos y cómo interpretar los resultados. Este conocimiento les permitirá la transferencia de conocimiento aritmético hasta el álgebra, aceptando las diferencias entre ambos. Collis (1974), señaló que los principiantes en Álgebra ven las expresiones algebraicas como proposiciones que son, de alguna manera, incompletas. Atribuye esta percepción a la incapacidad de los alumnos para admitir operaciones indicadas. Necesitan que dos números que están conectados mediante un signo de operación se reemplacen inmediatamente por el resultado de esa operación. Por ejemplo, 4+3=, generaría un 7 en automático puesto que por ser un problema aritmético el foco está en el resultado, mientras que en problemas como 3a+2b= no resalta el resultado, sino la relación que existe entre 3a y 2b. La dificultad del lenguaje algebraico frecuentemente se subestima y no es explicativo por si mismo: “su sintaxis consiste en un largo número de reglas basadas en principios que, parcialmente, contradicen el lenguaje cotidiano y el lenguaje de la aritmética y que, además, son mutuamente contradictorios” (Freudenthal, 1992). Por ejemplo 3 + 4 es un problema de aritmética, se debe interpretar como sumar 3 a 4. Sin embargo, a + b no es fácilmente interpretado como un problema. Muchas de las dificultades son debidas a la significación que poseen las letras. Por ejemplo “3l” es comprendida a menudo como “tres lápices” más que 3 veces el número de lápices. Un acercamiento a la comprensión de estas afirmaciones es animar constantemente a comprobar por sustitución en el trabajo que se realice así como a “pensar con letras”. Para que el método algebraico se pueda incorporar como algo natural, es necesario que, además de cambiar los símbolos, se produzca un cambio en su significado, es decir, que no se haga solamente una sustitución de los números por letras, sino que se realice el paso de números a variable. El discernimiento del significado de los valores simbólicos les puede llevar a dar “7x” como respuesta de “3x + 4”, que tiene que ver con su interpretación del símbolo de la operación. En Aritmética, el símbolo “+” es interpretado como una acción a realizar, es decir, “+” significa realizar la operación. Por ejemplo, en Aritmética el “+” de “6 + 5”, indica la operación suma entre 6 y 5, y no se suele escribir 6 + 5 más que como un paso previo para obtener el resultado Dificultades, obstáculos y errores en el aprendizaje del álgebra Dificultades: Estas dificultades de procedencia distinta se conectan y refuerzan en redes complejas que se concretan en la práctica en forma de obstáculos y se manifiestan en los alumnos, mediante errores. Las dificultades, sin embargo, pueden abordarse desde varias perspectivas según se haga hincapié en unos u otros elementos. Con relación a las dificultades asociadas a la complejidad de los objetos del Álgebra, observamos cómo éstos operan a dos niveles, el nivel semántico -los signos son dados con un significado claro y preciso-, y el nivel sintáctico -los signos pueden ser operados mediante reglas sin referencia directa a ningún significado-. Son éstos dos aspectos los que ponen de manifiesto la naturaleza abstracta y la complejidad de los conceptos matemáticos. Con relación a las dificultades asociadas a los procesos de pensamiento en Álgebra, también se observa que se ponen de manifiesto en la naturaleza lógica del Álgebra y en las rupturas que se dan necesariamente en relación a los modos de pensamiento algebraico. Los modos de pensamiento algebraico provocan rupturas que se convierten en dificultades en el proceso normal de construcción del conocimiento matemático. El saber matemático anterior produce modelos implícitos para resolver los problemas matemáticos. Muchas veces estos modelos son adecuados, pero otras, por el contrario, aparecen como dificultades para el saber matemático nuevo, el saber algebraico. Estas dificultades, en general, no se pueden evitar ya que forman parte del proceso normal de construcción del conocimiento matemático, pero los profesores tienen que conocerlas y reflexionar sobre ellas para facilitar su explicitación por parte de los alumnos. Si se quedan implícitas, es muy difícil incorporar otro saber nuevo. Veamos un ejemplo como al quedar implícito un modelo, éste constituye un conflicto para otros. Así por ejemplo a los modelos “a x + b”, “x2”, “ x ” ó “1/x”, se les suele aplicar las propiedades de linealidad: (a + b)2 = a2 + b2, a + b = a + b , 1/(x + y)= 1/x + 1/y, donde este primer error adquiere más fuerza a causa de la analogía con (a+b) (a-b) = a2 - b2. A otras expresiones también se les aplica las propiedades de linealidad 2n + m = 2n + 2m. Obstáculos Otro problema en la enseñanza-aprendizaje del Álgebra es el de los obstáculos que tienen que ver con la organización de los errores. Podemos señalar que un obstáculo es un conocimiento adquirido, no una falta de conocimiento, sino de algo que se conoce positivamente, o sea, está constituyendo un conocimiento. Tiene un dominio de eficacia. El alumno lo utiliza para producir respuestas adaptadas en un cierto contexto en el que el dominio de ese conocimiento es eficaz y adecuado. Cuando se usa este conocimiento fuera de ese contexto, genera respuestas inadecuadas, incluso, incorrectas; el dominio resulta falso. Es resistente, y resultará más resistente cuanto mejor adquirido esté, o cuanto más haya demostrado su eficacia y su potencia en el anterior dominio de validez. Es indispensable identificarlo e incorporar su rechazo en el nuevo saber. Para Bachelard (1938) el conocimiento científico se edifica salvando obstáculos, no sólo de tipo externo, como los debidos a la complejidad de los fenómenos o a la debilidad de las facultades perceptivas humanas, sino también a los que se producen en el propio acto de conocer y que se manifiestan como una especie de inercia que provoca el estancamiento o, incluso, la regresión del conocimiento. Éstos son los que él denomina obstáculos epistemológicos. Brousseau (1983) manifiesta que la noción de obstáculo tiene tendencia a extenderse fuera del campo estricto de la epistemología: a Didáctica, a Psicología, a Psicofisiología, etc. Herscovics (1989) reconoce la introducción de la noción de obstáculo epistemológico por parte de Bachelard y su definición en el contexto del desarrollo del pensamiento científico (no menciona a Brousseau ni sus obstáculos didácticos), se sitúa en un punto de vista esencialmente constructivista e interpreta la noción de obstáculo cognitivo en términos de la teoría piagetiana, señalando que el estudiante se enfrenta a nuevas ideas que no tienen cabida en sus estructuras cognitivas ya existentes, lo que ocasiona que no pueda enfrentarse adecuadamente a la nueva información. Podemos pues tomar como válido que los obstáculos cognitivos son producto de la experiencia previa de los alumnos y del procesamiento interno de estas experiencias, y que nuestra organización curricular, diseñada para presentar los objetos matemáticos de las formas lógicamente más simples, puede realmente causar obstáculos cognitivos, pero que también surgen obstáculos cognitivos que no tienen que ver con esta organización curricular sino que tienen que ver con otros aspectos, como por ejemplo, la lógica interna de las Matemáticas y en algunos casos con los que hemos denominado en los apartados anteriores, lógica social. Siguiendo con este análisis sobre las obstrucciones en el aprendizaje del Álgebra, interesa destacar lo que indica Tall (1989) en su trabajo “Different Cognitive Obstacles in a Technological Paradigm”. El no hace distinciones entre los obstáculos; los llama simplemente obstáculos cognitivos, y distingue dos tipos: a) Obstáculos basados en la secuencia de un tema, en que afirma que la razón para creer en obstáculos surge fundamentalmente del hecho de que ciertos conceptos tienen un grado de complejidad, por lo que es preciso familiarizarse con ellos en un cierto orden. Por ejemplo, el caso del Álgebra, en el que las destrezas operatorias son enseñadas con anterioridad a ideas conceptuales aparentemente más profundas. b) Obstáculos basados sobre casos simples, posiblemente causados por limitar al estudiante a casos simples por un período sustancial de tiempo, antes de pasar a casos más complejos. Observamos que la idea de obstáculo parte de la misma fuente: el “obstáculo epistemológico” de Bachelard (1938). En el contexto del desarrollo del pensamiento matemático éste está lleno de obstáculos caracterizados como epistemológicos; éstos no están especificados en términos de experiencia de enseñanzas regladas y organizadas en el sistema educativo, no obstante aceptamos que tales organizaciones de las Matemáticas en el sistema escolar pueden originar obstáculos que podemos caracterizar como didácticos. Además la adquisición por parte del alumno de nuevos esquemas conceptuales está salpicado de obstáculos que podemos considerar cognitivos, son producto de la experiencia previa de los alumnos y del procesamiento interno de estas experiencias; además nuestra organización curricular, diseñada para presentar los objetos matemáticos de las formas lógicamente más simples, puede realmente causar obstáculos cognitivos, y aún más, surgen obstáculos cognitivos que no tienen que ver con esta organización curricular sino con otros aspectos. Errores El conocimiento significativo comporta intuición o comprensión y es en realidad un proceso de resolución de problemas. Es decir, el aprendizaje significativo se caracteriza porque los nuevos contenidos que son objeto de aprendizaje, así como el proceso mismo de aprendizaje, están relacionados con capacidades ya poseídas y con contenidos adquiridos anteriormente, y, por tanto, incorporados no de forma aislada, sino en conexión con las estructuras cognitivas precedentes. La posición cognitiva sugiere que la mente del alumno no es una página en blanco. El alumno tiene un conocimiento anterior que parece suficiente y establece en su mente, un cierto equilibrio. Dos parecen las razones básicas a tener en cuenta en la adquisición de un nuevo conocimiento. Primero, el nuevo conocimiento debe tener significado para el alumno y para ello debe contestar a preguntas que él se ha hecho a sí mismo, o por lo menos recuperar algunas representaciones que ya estaban en su mente, es decir, el alumno debe asumir la responsabilidad de la construcción del saber y considerar los problemas como suyos y no como problemas del profesor. Y segundo, el saber anterior produce modelos implícitos que a veces son favorables con el nuevo conocimiento matemático y que por tanto hay que explicitarlos, y otras veces, al contrario, son obstáculos. En ningún caso el conocimiento nuevo se añade al saber antiguo, muy al contrario se construye luchando contra él, porque debe provocar una estructuración nueva del conocimiento total. El trabajo que Marylin Matz (1980) ha emprendido, tratando de dar una explicación teórica a la presencia tan frecuente, uniforme y persistente de los errores de sintaxis algebraica en poblaciones escolares de entre 15 y 18 años de edad, ha puesto de manifiesto que los procesos que generan las respuestas algebraicas incorrectas no son resultado de acciones arbitrarias o del azar, sino que son producto de procesos intelectuales razonables, generados por desafortunadas adaptaciones del conocimiento adquirido previamente. Muchos de los errores comunes, afirma, surgen de uno de los siguientes procesos: el uso de una regla conocida en una situación para la cual resulta inapropiada, o, la adaptación incorrecta de una regla conocida, de tal manera que pueda utilizarse para resolver un problema nuevo y señala que “los errores son intentos razonables pero no exitosos de adaptar un conocimiento adquirido a una nueva situación”. Los errores aparecen en el trabajo de los alumnos sobre todo, cuando se enfrentan a conocimientos novedosos que les obliga a hacer una revisión o reestructuración de lo que ya saben. Esta conjunción de ideas junto a nuestra experiencia en estos niveles escolares nos llevó a una primera organización de los errores: Errores del Álgebra que están en la Aritmética y errores de Álgebra debidos a las características propias del lenguaje algebraico: 1) Errores del Álgebra que están en la Aritmética. 2) Errores de álgebra debidos a las características propias del lenguaje algebraico El significado de los signos usados es el mismo en ambas ramas de las Matemáticas. El Álgebra no está separada de la Aritmética y aquella se puede considerar con la perspectiva de Aritmética generalizada. De aquí que para entender la generalización de relaciones y procesos, se requiere que éstos sean antes asimilados dentro del contexto aritmético. Por eso a veces las dificultades que los estudiantes encuentran en Álgebra, no son tanto dificultades en el Álgebra como problemas que se quedan sin corregir en la Aritmética; por ejemplo, en el uso de paréntesis, potencias, etc. Al respecto, dice Brousseau (1983): “Podríamos considerar que hay un campo previo, natural, que es la Aritmética, el campo primero. El Álgebra sería un medio de hablar de la Aritmética, de hablar de cosas aritméticas que pedirían un contrato didáctico un poco especial con los alumnos” Metodología La metodología de la investigación es de tipo Quasi-experimental, se aplicará a 94 estudiantes cursantes del 1er semestre en la Escuela de Nivel medio Superior de Pénjamo, los cuales representan el 54.97% de la población inscrita en ese nivel. El proceso completo está dividido en 4 etapas; planificación, diagnóstico, ejecución y evaluación . Etapa Diagnóstica La prueba se aplicó a un total de 94 alumnos de 3 grupos de primer semestre de la Escuela de Nivel Medio Superior de Pénjamo. Grupo Hombres Mujeres Total 1A 15 15 30 1B 16 16 32 1E 16 16 32 Total 47 47 94 A modo de ejemplo presento el siguiente cuadro de los resultados obtenidos en el reactivo 4 que constaba de 2 incisos. En el cuadro señalo el número de alumnos que respondieron correctamente, incorrectamente y aquellos que dejaron en blanco el problema. La última columna representa los porcentajes de cada categoría: Correctas Incorrectas No contestó 4a 32 58 4 4b 8 67 19 % 21.27 66.48 12.23 Fuentes de consulta BACHELARD, G. (1938). La formation de l’esprit Scientifique. París: De Vrin. (Traducción al castellano, 1985. La formación del espíritu científico. Siglo Veintiuno. México). BROUSSEAU, G. (1981). Problèmes de didactique des décimaux. Recherches en Didactique des Mathématiques 2, pp. 37-128. BROUSSEAU, G. (1983). 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