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SILENCIOSA PÉRDIDA DE INOCENCIA
Y entonces pensó que ya estaba todo dicho, aunque verbalmente nunca supo
explicarlo. Así continuaron sus días. Al volver a aquel horrible lugar, como de
costumbre, cerraba sus ojos con fuerza antes de pisar la entrada; sus piernas
temblaban, su derrotado corazón parecía resucitar, y sus labios se movían temerosos.
En casa todo seguía del mismo modo, mismo miedo, mismo dolor físico y mental,
mismo silencio. Aquel fue su último día en la escuela, su corazón perdió las fuerzas
para resucitar de nuevo. Una vez más, lo dijo todo pero esta vez perdió la oportunidad
de ser oído. Pérdida de inocencia que le desnutrió, le ahogó; le quitó la vida.