Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Desde el principio la humanidad se ha alejado del camino de Dios prefiriendo el camino del pecado (Gn 3,6). Pablo, por su parte, nos hace ver cómo Dios ha dado la vuelta a aquella historia de pecado: un nuevo Adán, Cristo, ha inaugurado una nueva historia de vida y salvación para todos (Rm 5,19). Y Jesús fue tentado como lo han sido, son y serán los hombres de todos los tiempos. La tentación se vence solo cuando se acepta el camino y misión que Dios nos ha señalado (Mt 4,11). ¿Quién eres, Señor, para mí, desde la sinceridad de este encuentro en oración contigo? ¿Quién soy yo, mi Dios, desde el abismo de tu misericordia que da sentido a mi vida y a todo lo que soy y lo que tengo? ¿Qué lugar ocupas, Señor, en mi vida, en mi corazón, en mis proyectos y en mis decisiones? “Yo no quiero tentar a mi Dios”… No quiero tenerte como un compañero olvidado en los caminos de mi existencia, sin gozar con tu compresión y sin animarme con tu aliento. No deseo tu presencia olvidada en mi vida inquieta soñando milagros de suerte o de fortuna, Señor. No quiero tenerte como un recurso fácil, como un señor poderoso apegado a mis conveniencias, a quien apelo para ganar su corazón con mis prácticas piadosas, y así disimular mis perezas y cobardías. No quiero tenerte como un amor de ocasión, dispuesto siempre a ceder a cualquiera urgencia o compromiso… “Yo no quiero tentar a mi Dios”… “A ti, Señor, quiero yo solo adorar”. A un Dios que tengo como un compañero fiel que me comprende y acompaña siempre; como un amigo inseparable que me alienta en el esfuerzo inevitable de la vida; como un amante eterno en quien reposar mi corazón con paz y confianza. Ayúdame, Señor, a defender mi fe y mi esperanza, a no esconder mi rostro cuando alguien me pregunte: ¿Qué nos va a ti a mí en todo esto? “Quiero vivir de toda palabra que sale de tu boca, Señor”. Así quiero tenerte yo, mi Dios, siempre. Amén.