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No dejemos atrás todas las veces que pensamos mal de los demás. Que damos por sentado todo lo negativo que otros nos dicen de alguien. O cuando le damos vueltas y vueltas a lo que alguien nos dijo o no nos dijo y cómo nos lo dijo y empezamos a imaginar razones o intenciones que tal vez esa persona nunca tuvo (elucubraciones) y terminamos detestando a la persona y deseándole el mal. El corazón es la sede de la personalidad moral, el centro de la persona. “de dentro del corazón salen las malas intenciones, asesinatos, adulterios, fornicaciones” (Mt 15,19) La lucha contra la concupiscencia de la carne pasa por la purificación del corazón En el numeral 2518 del CEC se nos dice que tenemos que cuidar tres áreas principales: La caridad (benedicencia: pensar y hablar bien de los demás) La castidad o rectitud sexual El amor a la verdad y la ortodoxia en la fe 1. Volver a las fuentes de mi vida cristiana El Bautismo confiere al que lo recibe la gracia de la purificación de los pecados. Nos da agua pura, no contaminada. Esa agua es la GRACIA DE DIOS. Esa agua pura, plena, incontaminada que recibimos en el Bautismo se renueva a través de los sacramentos. Y los sacramentos son fuente de gracia. Pero todos los días, nosotros los bautizados debemos seguir luchando contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados. Con la gracia de Dios lo conseguimos. ¿Castidad? ¿Qué es? 1. Mediante la virtud y el don de la castidad. La castidad podemos definirla como la actitud de pureza mental y corporal que me lleva a ser fiel de pensamiento, palabra y obra a Dios y a mi cónyuge (para los casados). Para los solteros: ser fiel a ti mismo y a Dios en la entrega a los demás. Para la vida consagrada: ser fiel a Dios, a sus ovejas y a mí mismo(a). 2. Mediante la pureza de intención. “Este pueblo me honra con sus labios pero su corazón está lejos de mí”. (Mt 15,8) Mientras vayamos a misa, nos medio confesemos, prediquemos y les digamos a los demás lo que deben oír nos sentimos bien. ¿Es eso todo que Cristo quiere de mí? ¿Que sólo cumpla exteriormente? ¿Cómo está mi pureza de intención? La pureza es más que sólo cumplir: es amar plena y totalmente, dejar que Dios me transforme por dentro. Mediante la pureza de la mirada exterior y interior. 3. Mediante la disciplina de los sentidos y la imaginación. Mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros. NO COQUETEAR CON LA TENTACIÓN, RECHAZARLA, ALEJARME DE ELLA. Mediante la oración 5. Mediante el recurso frecuente a los sacramentos, fuentes de gracia. 4. Es parte de la templanza. Preserva la intimidad de la persona. Ordena las miradas y los gestos. Invita a la paciencia y la moderación en la relación amorosa. Es modestia en el vestir. Mantiene silencio o reserva frente a la curiosidad malsana (discreción). Existe el pudor de los sentimientos y el pudor del cuerpo. La pureza exige una purificación del clima social (medios de comunicación, redes sociales, películas, música, conversaciones, etc). La pureza de corazón aparta de los espectáculos que promueven el exhibicionismo e inclinan a la imaginación desbordada. La permisividad de las costumbres es una libertad mal entendida. Tenemos el deber de educar a los niños y jóvenes para el amor y la generosidad cristiana y en ese marco incluir la formación sexual.