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MARTES 10 DE NOVIEMBRE
Rosario: Misterios dolorosos
I. Canto inicial
II. Oración inicial
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
III. Motivación
María, tú que mirabas lo pequeño y lo guardabas en tu corazón y que enseñaste a Jesús
a caminar y lo cuidaste, enséñanos a ver su rostro en los hermanos más pequeños.
Testimonio:
“De repente nos dice: “Solo le pido a mi Diosito amigos, porque como estoy no tengo
ninguno y mi Diosito me los trae aquí (…) Es por esto que no podemos dejar de ofrecer
nuestra nada para amarlos profundamente. En el don tan simple de la amistad, de la
presencia y la escucha, es el mismo Cristo quien nos pide auxilio ante tanta soledad y
pobreza, pero a la vez es Él quien nos revela el amor que nos tiene en cada encuentro.
¿Y cómo nos encontramos con ellos? Es simple, en las calles cuando regresamos de
la misa, en la cárcel cada viernes o sábado, en nuestro hogar compartiendo un tecito
o simplemente cuando vienen de paso, acompañándolos al médico o jugando con los
niños.
(Punto Corazón, Valparaíso)
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MES DE MARÍA 2015
calzado para sus pies. Traigan el ternero
gordo y mátenlo; comamos y hagamos
fiesta, porque este hijo mío estaba muerto
y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo
hemos encontrado».
Palabra de Dios.
R: Te alabamos, Señor.
V. Oración universal
Señor Jesús, te pedimos que nos
enseñes a ver a las personas que pasan
por nuestro lado y que no sabemos ver:
niños, ancianos y jóvenes solos, que solo
piden que las escuchemos para sentirse
acogidas. Oremos al Señor.
Te pedimos Señor por las personas
que están cansadas. En un mundo que
demanda largas horas de trabajo y
traslado el cansancio pesa en muchos
padres y madres trabajadores. Enséñanos
a ser para ellos espacio de descanso y
crecimiento. Oremos al Señor.
Unidos a toda la Iglesia que reconoce
a Dios como Padre, digamos: “Padre
nuestro...”
VI. Oración final
Bendición
El Señor nos bendiga y nos guarde de todo mal. Amén.
IV. Iluminar la vida
Palabra de la Iglesia:
“La dulzura de su mirada nos acompañe en
este Año Santo, para que todos podamos
redescubrir la alegría de la ternura de
Dios” (Misericordiae Vultus 24).
Se levantó, pues, y se fue donde su padre.
Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio
y sintió compasión; corrió a echarse a su
cuello y lo besó.
Entonces el hijo le habló: «Padre, he
pecado contra Dios y ante ti. Ya no
merezco ser llamado hijo tuyo». Pero el
padre dijo a sus servidores: «¡Rápido!
Traigan el mejor vestido y pónganselo.
Colóquenle un anillo en el dedo y traigan
La Palabra del Señor nos dice por medio
de Lucas 15, 19-24:
“Tengo que hacer algo: volveré donde
mi padre y le diré: «Padre, he pecado
contra Dios y contra ti. Ya no merezco ser
llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de
tus asalariados».
Canto final
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