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“Recibid el Espíritu Santo” Juan 20,22 El pasado abril celebramos en nuestras comunidades la semana mayor o semana santa, sin duda unos días con gran significado para muchos como no recordar en nuestros corazones las celebraciones litúrgicas en las cuales participamos la cena del Señor, el viacrucis, la adoración de la cruz y la solemne vigilia pascual cargada de gran significado y alegría. Seguramente muchos no participamos en todas las celebraciones quizás por nuestras ocupaciones o varios temas que la vida cotidiana nos presenta. En nuestras comunidades, en la parroquia, nos encontramos con un signo que desde la celebración de la vigilia pascual no ha apagado su llama, me refiero al cirio pascual, este “arde sin apagarse” hasta la culminación de la pascua que está ya llegando a su ciclo final, pronto celebraremos esta fiesta, la gran fiesta de pentecostés que nos marca el final de la cincuentena pascual, pero la alegría pascual no termina aquí con la vigilia de pentecostés, todo lo contrario, esta nos tiene que llevar a despertar en nosotros la valentía, la rasmia, el entusiasmo por anunciar el evangelio. Este “recibid el Espíritu Santo” es más que un simple recibid por recibid, en el encontramos implícito algo muy importante, recibimos implícita la misión a la cual estamos llamados todos por nuestro bautismo, la misión de evangelizar. Con pentecostés tenemos y debemos abrir las puertas, este gesto de abrir las puertas es un gesto muy significativo pues en el encontramos, creo yo, dos aspectos importantes el primero es el de la apertura solo dejándonos llenar por Dios, por su Espíritu, podremos en verdad experimentar el fuego del amor de Dios, no se recibe nada que no se quiera recibir, este abrid las puertas es en primer lugar un llamado a la apertura, sin embargo esto no se queda allí, llegamos a un segundo aspecto, me refiero al campo de la libertad del salir, no se sale por una puerta cerrada, cuando vamos a salir de casa o entrar lo primero que hacemos es abrir las puerta, pues bien, al abrir las puerta y recibir el fuego del Espíritu estamos también llamados a salir sin miedo siendo valientes sabiendo que no hace falta hablar para evangelizar, deberíamos pedir en la mañana tan sencillamente como aquel niño en la noche, que tu presencia vaya en mi por donde pase. Seguramente muchos de nuestros creyentes se han quedado con lo fantástico y espectacular que nos narra el relato en los Hechos de los Apóstoles y aún siguen esperando hablar en lenguas o un viento recio, pues bien, este lenguaje es tu lenguaje el lenguaje que tu personalmente hablas con Dios y este viento impetuoso no es más que el viento del Espíritu que mueve todo en ti, que te inquieta y te llama a ir. Celebremos pues pentecostés con el corazón alegre del cristiano que ha vivido esta cincuentena pascual, quizá con miedo, como los apóstoles, pero sabiendo que ha llegado el momento de la valentía de abrir las puertas de nuestros corazón para recibir este don maravillosos que por puro amor se nos ha dado para que no estemos solos, es Él, el Espíritu Santo el que nos recordara todo y nos lo enseñará todo, que nuestro corazón inquieto sea colmado de bendiciones. El papa emérito Benedicto XVI nos dijo “Jesús no nos quita nada, Él nos lo da todo” y nos da ahora mismo el regalo del Paráclito. Recibid pues el Espíritu Santo. Paz a vosotros. John Anderson Murillo Escobar.