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¿TuspensamientosagradanaDios?
Estudio015
¿TuspensamientosagradanaDios?
VERSICULO PARA MEMORIZAR: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana
la vida”. Proverbios 4:23.
UN CORAZON PURO
Todo el mundo sabe que se siega lo que se siembra. Usted cosecha lo que siembra. Sin embargo, tendemos a olvidarlo
cuando cultivamos nuestro corazón. El corazón, como un terreno, es muy apropiado para que crezca algo en él. Además,
tiene que ser cultivado.
Considere por un momento que sus pensamientos son semillas. Algunos pensamientos llegarán a ser flores. Otros
producirán hierbas malas. Siembre las semillas de la esperanza y disfrute del optimismo. Siembre las semillas de la duda y
espere inseguridad. “Lo que se siembra, se cosecha”. (Gálatas 6:7).
Si el corazón es un terreno y nuestros pensamientos son semillas, ¿No deberíamos tener cuidado de lo que sembramos? ¿No
debería haber un centinela en la puerta de nuestra mente?
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23). 0 como dice otra
versión: “Ten cuidado con lo que piensas, porque tus pensamientos gobiernan tu vida”.
AL CUIDADO DE NUESTROS CORAZONES
Usted tiene que admitir que algunos de nuestros corazones están en ruinas. Cualquier maleante llama a nuestra puerta, y
nosotros se la abrimos de par en par. La ira llama, y le permitimos entrar. La venganza necesita un lugar donde alojarse, y
nosotros le mostramos un sillón. La autocompasión quiere dar una fiesta, y nosotros le mostramos la cocina. ¿No sabemos
cómo decir que no?
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pensamos. Pensamos mucho en cuanto al manejo del tiempo, la administración del peso, la administración personal, etc.
Pero , ¿qué tal en cuanto a la administración del pensamiento?
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Como soldado entrenado a la puerta de una ciudad, vigilaba su casa. Continuamente vigilaba la entrada de su corazón. A
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muerte en la cruz, el impetuoso apóstol objetó: ¡Imposible, Maestro! ¡Eso jamás puede suceder! (véase Mateo 16.22).
Evidentemente Pedro estaba a punto de poner en tela de duda la necesidad del Calvario. Pero nunca tuvo la oportunidad.
Jesús cerró la entrada. “Apártate de mí, Satanás, pues me pones en peligro de caer. Tú no ves las cosas como las ve
Dios, sino como las ven los hombres”. (Mateo 16:2-3).
Jesús guardaba su corazón. Si Él lo hizo, ¿no deberíamos hacer lo mismo? Por supuesto. Jesús quiere que su corazón sea
sano y fructífero. Quiere que usted tenga un corazón como el suyo. Ese el objetivo de Dios para usted. Quiere que usted
piense y actué como El. (véase Filipenses 2:5).
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¿TuspensamientosagradanaDios?
Estudio015
Pero, la pregunta es ¿cómo?
La respuesta es sorprendentemente sencilla. Podemos ser transformados si tomamos una decisión: somet eré́ mis
pensamientos a la autoridad de Jesús.
Para tener un corazón puro debemos someter todos nuestros pensamientos a la autoridad de Cristo. Si estamos dispuestos a
hacerlo, Él nos cambiará para que seamos como Él.
Su corazón es un terreno fértil listo para producir buen fruto. Su mente es la entrada a su corazón; el lugar estratégico en
donde usted determina cuáles semillas se siembra y cuáles se descartan. El Espíritu Santo está listo para ayudarle a manejar
y filtrar los pensamientos que tratan de entrar. Él, puede ayudarle a guardar su corazón.
Él se coloca con usted en el umbral de la puerta. Se acerca un pensamiento cuestionable. ¿Le abre la puerta de par en par y
le deja entrar? Por supuesto que no. Usted “lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”. (2a de Corintios
10:5). Usted no deja la puerta abierta. Usted se pone listo para capturar cualquier pensamiento que no debe entrar.
Digamos que se le acerca un pensamiento respecto a su valor personal. Con toda arrogancia, el pensamiento dice: Eres un
perdedor. Toda tu vida lo has sido. Has echado a perder tus relaciones, empleos y ambiciones. Bien harías en escribir
vagabundo en tu historial, porque eso es lo que eres.
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Pero como cristiano usted no es una persona ordinaria. Usted es guiado por el Espíritu. Así́ queenl uga
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ese pensamiento entre, usted lo toma cautivo. Lo encadena y lo hace marchar calle abajo en donde lo presenta ante el
tribunal de Cristo.
Jesús: Este pensamiento dice que soy un vagabundo y un perdedor, y que nunca llegaré a ser nada. ¿Qué piensas?.
¿Ve usted lo que está haciendo? Usted está sometiendo ese pensamiento a la autoridad de Jesús. Si Jesús concuerda con el
pensamiento, entonces déjelo entrar. Si no, sáquelo fuera de su vida.
¿Cómo saber si Jesús está de acuerdo o no?
Usted abre su Biblia. ¿Qué piensa Dios en cuánto a usted? Efesios 2:10 es un buen lugar para verificar: “Porque somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano que anduviésemos en
ellas”. 0, qué tal Romanos 8:1 “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.
Obviamente, ningún pensamiento que dice que usted es inferior, o insignificante pasa la prueba; y no se le da entrada.
Otro pensamiento le dice: Eres tan bueno. Eres tanm
ar avil loso. E
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estilo le colma de lisonjas. Normalmente usted acepta este pensamiento con agrado. Pero usted no hace las cosas de la
manera normal. Usted guarda su corazón. Usted anda en el Espíritu; y lleva cautivo todo pensamiento.Así ́ qued
nuevo acude a Jesús. Usted somete este pensamiento a la autoridad de Cristo. Al desenvainar la espada del Espíritu, la
Palabra de Dios, usted aprende que el orgullo no agrada a Dios.
Pablo decía: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. (Gálatas 6.14).
Por más que le gustaría dar cabida a este pensamiento en su mente, no puede. Sólo permite que entre lo que Cristo permite.
Esto mismo sucede con cualquier clase de pensamientos que trate de entrar en nuestra vida, se autocompasión, dudas,
incredulidad, resentimiento, tentaciones sexuales, venganza, etc. Nosotros debemos mantenernos firmes en guardar nuestra
mente y corazón, libres de todo pensamiento que no agrade a Dios.
El punto es este. Guarde la entrada de su corazón y someta sus pensamientos a la autoridad de Cristo. Mientras más
selectivo sea usted en cuanto a las semillas, más se deleitará con la cosecha.
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