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La predilección por los más pobres ha siempre caracterizado la misión apostólica de las Hermanas de Santa Ana, y las ha llevado rápidamente a empeñarse también en modo alternativo a la escuela institucional, para alcanzar a quien no ha tenido el privilegio de gozar de este derecho, fundamental, de la persona humana. La educación no formal es ofrecida para fortalecer el sistema educativo institucionalizado y es un componente importante para alcanzar a la totalidad de los niños, como ya lo hemos dicho, en las poblaciones y países pobres. Sabiendo que los pobres no solo son aquellos privados de casa, trabajo, pan y vestidos, pero sobre todo los niños privados de formación cultural (área particularmente querida al Marqués, porque en ella se funda el progreso de un pueblo y la verdadera promoción humana y social de las nuevas generaciones), las hermanas de Santa Ana se empeñan en difundirla como riqueza para todos, y no solo para los ricos. Esto ayuda a reducir la distancia entre las diversas clases sociales. En la relación con los niños y los jóvenes, según el método querido por nuestros fundadores, seguimos la pedagogía del corazón. Se trata, como dicen nuestras Constituciones, de formar el corazón de los jóvenes, de ayudarlos a reconquistar la confianza en sus capacidades y desarrollarlas, para mejorar su posición social. Al mismo tiempo se trata de responsabilizarlos a fin que compartan todo lo que han recibido con quién todavía no lo tiene, en una actitud de solidaridad y se conviertan así ellos mismos en portadores de felicidad para otros. Como Hermanas de Santa Ana estamos agradecidas a Dios por habernos llamado a seguir a Cristo tras las huellas de los fundadores, Carlos Tancredi y Julia de Barolo; sentimos la responsabilidad de ser depositarias de su carisma y buscamos de ser fieles, continuando “aquí y ahora” dando respuestas concretas a las carencias de los más necesitados. Caminamos en simplicidad y alegría, siempre en la esperanza, aquella esperanza que ha animado a los marqueses de Barolo a llevar a cabo con sabiduría y mirada previsora las obras de caridad cristiana que perduran en el tiempo. S A L E S I A N I D A D / C S R F P 33