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Teresa Titos Garzón Una mañana de Enero Una violeta nació y el Señor la coronó con un ramillete entero pues siempre fue lo primero que en su corazón brilló. Y por el mundo extendió una enseñanza fraterna Siempre a las niñas llevó y a los jóvenes su amor. Las palabras del Creador con un amor bien fecundo Una estrella por el mundo Iluminando senderos Esa estrella se llamó TERESA TITOS GARZÓN que llevó en su corazón una semilla sembrada. Y una luz brilla muy clara dentro de su corazón. Mujer de oración profunda Como violeta encarnada De su amor que se desgrana Perfumando los lugares Una violeta en Granada Camino de los altares. Cándida Dorado - Cuba Para comunicar testimonios y favores: Delegada general para la causa de la Madre Teresa C/ San Mariano, 16, 28022, Madrid. España delgeneralmteresa@dominicascsd.com número 4 Dios y Padre nuestro. Que nos has mostrado tu Amor y tu Misericordia en tu sierva Teresa Titos. Ella nos ha dado ejemplo de acogida a tu Palabra y de audacia evangélica en la construcción de tu Reino. Por los méritos de Jesús y María, glorifica ante tu Iglesia a tu hija Teresa, concediéndonos las gracias que te pedimos por su intercesión... y venerarla pronto entre tus Santos, para Gloria Tuya y estímulo nuestro. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. E l desapego a las cosas materiales la unía más a Dios; de ahí que la oración era una exigencia cada vez más sentida, que la impulsaba a aprovechar cualquier tiempo libre para ir a recrearse con el Amado de su corazón: Tenía una fe ciega en Dios y lo demostraba en sus actos, dichos y por todas partes por donde iba. La presencia de Dios que tenía siempre se palpaba en su manera de conducirse. Hacía grandes penitencias. La oración la hacía con tan gran recogimiento que cuando estaba en la capilla se la veía cómo se transformaba su cara. Se levantaba a hacer la oración a las cuatro de la mañana y permanecía en la capilla hasta después de la Santa Misa. Algunas noches se quedaba haciendo oración hasta la una de la mañana. Mientras estaba en la capilla, nunca se sentaba. Era la Madre Teresa religiosa de grandes penitencias; necesitaba aligerar su persona, dominar lo que le rodeaba y homenajear a su Señor. Su penitencia era más prudente que exagerada en la práctica. El Jueves Santo servía a la mesa y fregaba los platos. Con todos era generosa, menos consigo misma. En los últimos años de su vida le decían las religiosas que no debía mortificarse tanto, a lo que contestaba ella: “Hay que echar en la alcancía para que esté llena cuando se rompa el día de la cuenta”. La Madre Teresa estaba llena de caridad sobrenatural. Cuando se iba a confesar, le parecía poco el tiempo p p p para p rían. Se preparó antes de someterse a la operación con un día de retiro. Cuando se le hablaba de la muerte decía: “Hace mucho tiempo que yo debía estar en el infierno; espero, sin embargo que Dios se compadezca de mí y me salve. Cuando yo esté muriendo,, id al coro y pep L os propósitos que me propongo cumplir toda mi vida con la ayuda del Señor y con el permiso de mi confesor son los siguientes: 14º No me acostaré nunca 15º [duplicado] En la clase me antes de las diez y procura- portaré con mucha caridad y ré dormirme pensando en su con paciencia trabajando todo Majestad, y en seguida que lo que pueda por instruir a las oiga la campana, me levanta- niñas (en todo). ré sin pereza. 16º prepararse y nunca quedaba tranquila con sus confesiones, creyendo que las hacía mal. Lloraba mucho por sus pecados. Siempre se sometió a la voluntad de Dios con agrado y en contra de la suya, como lo demostró cuando se sometió a la operación que el médico le impuso y sus religiosas que- did a la Santísima Virgen que me salve”. Su vida se destaca porque no hay en ella nada extraordinario, sólo que todas las cosas en ella eran extraordinarias por el espíritu conque las hacía. -Pérez, Consuelo Eugenia csd, Teresa de Jesús Titos Garzón, Editorial OPE, 1976. Guadalajara, España, pp 27-31. 15º Si le falto a alguna de mis Seré muy puntual en asis- tir a los actos de Comunidad. compañeras, le pediré perdón; y si alguna me falta a mí, 17º Cuando esté algo mal de jamás le demostraré enojo; salud, no se lo diré a mis her- antes bien, le dispensaré al- manas (siendo cosa leve); ni gún favor (con delicadeza); cuando me corrija mi Supe- portándome más afable con riora, ni cuando esté mal de la que más me fastidie. espíritu, para que no se compadezcan de mí. Pérez, Consuelo Eugenia csd, Colección Documental de la Madre Teresa Titos, Editorial Congregación Santo Domingo, 2002, Salamanca, España, pp 29-31