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DOMINGO XXVII DEL
TIEMPO ORDINARIO
ciclo C / 2 DE OCTUBRE DE 2016
P. Gonzalo Arnáiz, scj.
Primera lectura
Hab 1, 2-3;2,2-4
El justo por su fe vivirá
SEÑOR, AUMENTA
NUESTRA FE
El evangelio nos presenta una
serie de recomendaciones de
Jesús a sus discípulos. Da por
supuesto que se den infidelidades y escándalos. Tiene palabras fuertes contra el escandaloso. Nuestra Iglesia no está
inmune a los escándalos. De
hecho aparecen por cualquier
parte. Hay que desenmascarar
al escandaloso para ofrecerle
la posibilidad del cambio y
del perdón. Pero sobre todo
hay que estar atentos, ser vigilantes y no caer en el escándalo a ningún precio.
Lectura
de la profecía de Habacuc.
¿Hasta cuándo, Señor,
pediré auxilio sin que me oigas,
te gritaré: ¡Violencia!,
sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes
y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí
destrucción y violencia,
y surgen disputas
y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
Escribe la visión y grábala
en tablillas, que se lea de corrido;
pues la visión tiene un plazo,
pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella,
pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá.
Palabra de Dios.
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Sigue la invitación a perdonar
siempre. Perdonar al que te
ofende y pide perdón. Esa petición de perdón puede ser
hasta efímera, poco duradera,
pero el Señor nos pide que
nos fiemos una y otra vez del
hermano que pide perdón. Es
todo un ejercicio de humildad
y de misericordia.
Encontramos también una
oración de petición: ¡Auméntanos la fe! En los tiempos que
corren nuestra fe es flaca. Estamos en un mundo donde el
ateísmo y el agnosticismo
crece y campea. Parece haber
ganado la batalla al mundo
creyente. Y muchos estamos
asustados y tentados para pasarnos de bando. Seamos valientes y oremos. La oración
supone abrirse a Dios y volver
a fiarnos de Él. Hagamos esta
sencilla oración repetidamente
y notaremos que se caldea
nuestra fe.
Salmo responsorial
Sal 94,1-2. B-7c. 7d-9
Ojalá escuchéis hoy la voz
del Señor: «No endurezcáis
vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca
que nos salva;
entremos a su presencia
dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón
como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres
me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto
mis obras».
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Segunda lectura
2 Tim 1,6-8. 13-14
No te avergüences del testimonio
de nuestro Señor
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo
a Timoteo.
Querido hermano: Te recuerdo que
reavives el don de Dios que hay en ti
por la imposición de mis manos, pues
Dios no nos ha dado un espíritu de
cobardía, sino de fortaleza, de amor y
de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro
Señor ni de mí, su prisionero; antes
bien, toma parte en los padecimientos
por el Evangelio, según la fuerza de
Dios. Ten por modelo las palabras
sanas que has oído de mí en la fe y el
amor que tienen su fundamento en
Cristo Jesús.
Vela por el precioso depósito con la
ayuda del Espíritu Santo que habita en
nosotros.
Palabra de Dios.
Aleluya
1 Pe 1,25
Aleluya, aleluya, aleluya.
La palabra del Señor permanece para
siempre; esta es la palabra del Evangelio que os ha sido anunciada.
Evangelio Lc 17, 5-10
¡Si tuvierais fe!
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas.
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El
Señor dijo: «Si tuvierais fe como un
granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el
mar”, y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o
pastoreando,
le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No
le diréis más bien: “Prepárame de
cenar, cíñete y sírveme mientras como
y bebo, y después comerás y beberás
tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo
mandado? Lo mismo vosotros: cuando
hayáis hecho todo lo que se os ha
mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho
lo que teníamos que hacer”».
Palabra del Señor.
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Oremos por mi propia vocación
(Este mes rezaremos siempre la misma
oración. Es bueno que, cada domingo,
te detengas con especial interés en
cada una de las estrofas y hagas muy
tuyas las palabras que rezas)
A ti, Señor, presento mi ilusión
y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío,
confío porque sé que me amas.
Que en la prueba no ceda
al cansancio,
que tu gracia triunfe siempre en mí.
ATREVERSE A SER
PROTAGONISTAS
DE NUESTRA HISTORIA
En ocasiones vamos tan deprisa que nos perdemos la oportunidad de darnos cuenta de lo
que nos sucede a nuestro alrededor. Vivimos
tan inmersos en nuestro camino lleno de prisas, runrunes, actividades, acelerones, pasiones, que nos olvidamos experimentar la vida
al cien por cien.
El Papa Francisco en Río de Janeiro les recordó a los jóvenes estas palabras: “No balconeéis la vida”. Y ¿qué es “balconear la vida”
para Francisco? Para él balconeamos la vida
cuando dejamos que la vida nos viva; cuando
dejamos pasar las oportunidades sin más;
cuando nos dejamos vencer por la tentación
de lo fácil y huimos de lo difícil; cuando nuestro propio orgullo nos impide volcarnos en
los otros. Balconear la vida es vivir la vida
desde la barrera, sin implicarse ni mancharse… Francisco nos proponía que frente a
este ver la vida pasar, fuéramos “protagonistas
de la historia”, metiéndonos de lleno en nuestro mundo. La vida no nos puede vivir… nosotros tenemos que vivir, también como
cristianos, la vida y darle a la vida el sentido que ha de tener.
¿Te atreves?
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Yo espero siempre en ti.
Yo sé que tú nunca defraudas
al que ti confía.
Tengo los ojos puestos en ti
que me libras de mis ataduras
y tentaciones.
Vuélvete hacia mí y ten piedad.
Ensancha mi corazón encogido
y sácame de mis angustias.
Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados.
Señor, guarda mi vida
y líbrame de mí mismo.
Señor, que escuche tu Palabra
y salga de mí
para entregarme a ti
sirviendo a mis hermanos.
Delegación de Pastoral Vocacional
Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús
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