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SEPTENARIO Corazón de María DIA SEXTO Junio de 2014 MISIONEROS CLARETIANOS CORAZÓN UNIDO AL DE JESÚS Todas las cosas tienen su perspectiva. María también. Corazón de María no es tanto un órgano de la Señora, cuanto una perspectiva. Para ver bien las cosas necesitamos adoptar un punto de vista apropiado. No se ven bien las cosas ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Es preciso saber mirar. Cuánta gente viaja por el mundo sin ver nada. Jesús crece en María y es parte de ella y el corazón de Jesús está íntimamente unido al corazón de María. También María vive en Jesús que es su todo y el corazón de María está íntimamente unido al corazón de Jesús que le insufla la vida. Así que Jesús y María son uno, viviendo en la tierra. El corazón del uno no vive ni respira más que por el del otro. Estos dos corazones, tan cercanos y tan divinos, viviendo una única vida tan alta ¿qué no harán el uno para el otro, el uno en el otro? Únicamente el amor lo puede imaginar y sólo el amor divino y celestial. Únicamente el amor de Jesús lo puede comprender... ¡Oh corazón de Jesús viviendo en María y por María, oh corazón de María viviendo en Jesús y para Jesús, oh unión deliciosa de estos dos corazones! El corazón de la Virgen es el primer altar sobre el que Jesús ha ofrecido su corazón, su cuerpo, su espíritu en hostia agradable de alabanza perpetua, y donde Jesús ofrece el primer sacrificio y la primera y eterna oblación de sí mismo. Sólo se ven bien las cosas con el corazón, anotaba el Principito. Sólo se ven bien las cosas con el corazón limpio, añadimos nosotros. Los santos entendieron bien la realidad. Vieron a María como la mujer todo Corazón. No podía ser de otra manera, ya que Dios mirado profundamente por el evangelista san Juan no es otra cosa que Amor. Es decir, también Dios es todo Corazón. María. Pues, la mujer todo Corazón. Todas las otras advocaciones de la Virgen como Señora de los Desamparados, Consoladora de los afligidos, Refugio de los pecadores, Madre de todos los hombres... son riadas de ese inmenso océano que es su Corazón. Que posee dos modulaciones significativas: una modulación contemplativa, pues María es la mujer prendida siempre de la voluntad del Padre como su único amor; y una modulación combativa: María es la que aplasta la cabeza de la serpiente y abraza a todos los pecadores. En su corazón cabemos todos los humanos. Bien podemos parafrasear con el poeta: «Méteme, madre buena en tu pecho, misterioso hogar/ allí dormiré, pues vengo rendido/ del duro bregar». Que la Virgen Madre nos guarde en su Corazón. Allí mora esplendorosamente la luz. Hasta el día que en su luz podamos ver definitivamente la Luz.