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PLAN ÉXODO
¡Sal de donde estás!
PLAN ÉXODO
¡Sal de donde estás!
Tema # 9 – El Poder de la Generosidad
Éxodo 35:20-29
Pasaje clave: Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio
voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las
sagradas vestiduras.
Texto de apoyo: Filipenses 4:19
ESTE ES EL CONTEXTO DEL RELATO
Dios le ordenó a Moisés que construyera el tabernáculo. Dicho tabernáculo sería una especie de
templo móvil de 13 metros de largo, 10 metros de ancho y 4 metros de alto. Aquel santuario, serviría al
pueblo de Israel como lugar de reunión y adoración. En su interior se construiría un altar en el que se
presentarían ofrendas y sacrificios de animales llamados holocaustos. Lo anterior sin mencionar que
sobre aquel tabernáculo estaría la gloria de Dios.
Por supuesto Moisés convocó al pueblo para que presentaran al Señor una ofrenda generosa para la
construcción del tabernáculo. Me pregunto: ¿Siendo Dios el dueño del oro y de la plata, acaso debería
esperar algo del pueblo? Efectivamente sí. Para Él era transcendental contar con la buena voluntad y
generosidad del pueblo. La construcción del tabernáculo no solo tuvo un gran valor histórico por su
connotación espiritual, sino también porque es el resultado de la generosidad de un pueblo que unido
hizo lo que Dios había ordenado.
ASÍ SE RELACIONA EL RELATO CON NOSOTROS
Dar, es la mejor manera de prepararnos para recibir. Piensa en esto: para salir de la pobreza o la miseria
debemos trabajar, pero para prosperar debemos aprender primero el hábito de la generosidad. Quien
da generosamente, generosamente también cosecha; este es un principio inquebrantable, no varía, no
se puede anular.
La generosidad s una hábito importante en la vida de un cristiano. No debemos confundir la
generosidad con la típica actitud soberbia de demostrar que tenemos recursos de sobra y que
podemos influenciar con ellos la voluntad de una persona o incluso, alterar el orden de las cosas. La
generosidad antes que nada, descansa sobre la base de la humildad y la búsqueda del bien común.
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ESTE ES EL PUNTO
¿Eres generoso? ¿Hay en ti un deseo genuino de dar voluntariamente para la obra de Dios? La
naturaleza humana está continuamente inclinada al egoísmo, y como consecuencia, amontona
riquezas, la cuales tristemente le producen aflicción y no alcanzan a disfrutar. Sin duda, el egoísmo
siendo un enemigo mucho más poderoso que satanás, es capaz de alejarnos de la bendición
sobrenatural de Dios en nuestra área financiera. Una persona egoísta, continuamente piensa en sí
mismo, en sus propios planes, en sus propios sueños y en sus metas dejando en segundo lugar, el
cumplimiento de la voluntad de Dios. Dar para la obra de Dios o ayudar a un necesitado, se constituye
en un acto de fe en el que de maneras insospechadas el Señor multiplica cada semilla que damos a fin
de prosperarnos.
¿Qué debemos hacer, si es que anhelamos ser prosperados de Dios?
1. Visión de reino: el pueblo de Israel entendió que “lo que se estaba cocinando” era algo grandioso.
Ellos se asombraron y sus corazones se motivaron con la idea de construir un lugar en el que todos
pudieran acercarse a Dios. ¿Cuántos de nosotros tenemos la misma percepción del reino de Dios? o
incluso, ¿de la iglesia en la que nos congregamos? Ciertamente es necesario tener una visión correcta
de lo grandioso que es, ser parte del desarrollo de los propósitos de Dios en la tierra. Por tanto, tener
visión de reino significa pensar en los propósitos de Dios, antes que en los nuestros.
Quien posee una visión de reino, mantiene su atención en los asuntos celestiales y no exclusivamente
en los de la tierra; a su vez, entiende que Dios recompensa a quienes voluntariamente cooperan con
sus recursos para materializar sus planes en el mundo. El reino de Dios no es un fondo de inversiones,
sin embargo, todo aquel que siembra en él, no podrá evitar que el favor y la bendición de Dios
abunden a su favor.
2. Deseo de dar: mientras no exista en nuestro corazón un genuino deseo de dar, siempre nos
sentiremos imposibilitados para hacerlo. El deseo de dar es el que nos permite encontrar un camino,
por imposible que parezca, para ser generosos. Ciertamente la mejor ofrenda para Dios no fueron los
materiales requeridos para la construcción del tabernáculo, sino la generosidad de aquellos que por
voluntad propia trajeron ofrenda.
Verás la gloria de Dios cuando permitas que en tu corazón nazca el deseo de dar y compartir de lo que
tienes, no de lo que te sobra, sino de lo que con esfuerzo has conseguido. Dar es un principio
fundamental en el reino de Dios, de hecho, es la clave para prosperar. ¿Cuál es tu motivación para dar?
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Lamentablemente, muchas veces damos, tratando de evitar que la ruina venga a nuestras vidas, pero
lo que en realidad Dios quiere, es que demos, estimulados por la bondad y el amor.
3. Fe para cosechar: cuando alguien siembra una semilla, lo hace con un pensamiento en mente: “esta
semilla va a dar fruto y yo me beneficiaré de ella”. Ninguno dice: “voy a sembrar para no cosechar”. Eso
no tiene sentido. Aunque la Biblia nos anima a dar sin esperar nada a cambio, también es cierto que
Dios dijo: y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:10.
¿Qué es eso de probar a Dios? Aquello no es otra cosa más que comprobar que lo que Él dice es verdad
o no, es decir, que va a bendecir con abundancia a aquel que tome Su palabra en serio. Tu condición
económica va a cambiar, verás llegar a tu vida de manera sobrenatural, todo tipo de provisión divina,
pero recuerda, requieres una medida de fe en tu corazón para confiar y esperar en lo que Dios te ha
prometido. Dirige tu atención a los asuntos de Dios y comprobarás que Dios no tarda en bendecir a
aquellos que hace de Él su prioridad.
DESAFÍO
Adopta una visión de reino y aprende a preguntarte en cada cosa que emprendas si lo que harás de
alguna manera bendice el reino de Dios. Si luchas contigo mismo porque te cuesta dar, entonces pide
al Espíritu Santo que haga de ti una persona en cuyo corazón nazca un firme deseo de dar. No te
conformes, créele al Señor por tu prosperidad económica, la escases siempre grita, pero las promesas
de Dios susurran, esfuérzate por escucharlas y creerlas.
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