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Mai / Mayo 2016 span. Revestíos de sentimientos de profunda compasión (Col 3,12) ______________________________________ Sé misericordioso! Show mercy! „Freunde des Wortes“ Kontakt: Tel.: Meinolf Wacker Kirchplatz 7 59174 Kamen 0049-172-5638432 Mail: mail@onword.de homepage www.onword.de Queridos amigos de La Palabra, alguién de vosotros me envió hace unas semanas una experiencia de su niñez donde decía: “Yo estaba todavía en la escuela primaria. Un compañero me había hecho algo malo. Yo estaba herido y muy enfadado. A causa de esto les dije a mis otros comprañeros: 'No lo voy a dejar pasar, me lo va a pagar caro!' Mi corazón estaba lleno de malos pensamientos y yo pensaba: 'Cuando te vengues, vas a sentirte mejor.' Y así le hice al otro día algo malo a mi compañero. Pero yo no me sentía mejor! Al contrario! Me sentía peor y no estaba en paz conmigo mismo.“ ¡Qué diferente suena el consejo del Apostol Pablo!: “Revestíos de sentimientos de profunda compasión.” Antes de darlo, Pablo explica que Dios nos ama a todos y que nos ha elegido para ser santos. Esto significa, vivir cotidianamente según las reglas de Dios. Pero esto cuesta y no es nada fácil. Una de esas reglas es no devolver nunca mal por mal. Jesús nos alienta a mucho más, a tomar medida en el corazón de Dios que se compadece de la necesidad y la miseria de cada persona. Cuando alguien nos hace alguna injusticia, significa que él está encerrado en sí mismo y no puede ser libre. Estemos atentos para no caer nosotros mismos en esa trampa de la privación de la libertad. Para esto hace bien no reaccionar rápidamente. Primero hay que ir a Jesús y contarle todo. En su cercanía se va a tranquilizar nuestro corazón. Vamos a ganar una mirada diferente para esa situación y, si todo sale bien, podremos ser misericordiosos con el otro. Mientras estemos llenos de malos pensamientos, la fuerza del amor estará bloqueada en nosotros. Pero si, de lo contrario, le damos a Jesús todos esos pensamientos, él nos ayudará a tener un corazón misericordioso y a vencer lo malo con lo bueno. Un grupo de jóvenes me había defraudado un par de veces ya. Yo me sentía un poco herido y notaba como lentamente mi corazón caía en las redes del mal. Yo le pedía a Jesús que me ayudara. Una voz en mí me hizo entender: tu amor tiene que ser más grande que su culpa. Luché por poder encontrarme con ellos otra vez. Me hicieron esperar mucho tiempo, hasta que por fin llegó el momento del encuentro. Mi corazón se sentía libre y yo notaba en mí una gran misericordia con la que pude tratar a esos jóvenes. Lo que me quedó fue una gran alegría. Siempre vale la pena, volver a andar ese camino! Entonces: Sé misericordioso! – Show mercy! Para el OnWordTeam Meinolf Wacker